Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz sábado. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy va de la necesidad del respeto en política, porque como dice en ella el poeta Luis García Montero, los insultos y la demagogia no deben revolver el estómago de nuestra democracia. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Nada más por mi parte salvo desearles que sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.
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viernes, 18 de noviembre de 2022
Del respeto en política
El respeto
LUIS GARCÍA MONTERO
14 NOV 2022 - 05:00 CET
La corrupción nos ha hecho demasiado daño. Más allá del desvío del dinero público, es una de las causantes principales del desvío de las formas democráticas en el diálogo y la comunicación. Los problemas reales se convierten en espectáculo ruidoso cuando se utilizan las ofensas y los insultos para ocultar suciedades éticas. Carles Puigdemont, heredero de unos políticos que habían sometido al robo sistemático las cuentas y los servicios públicos de Cataluña, desvió la atención conducien
do las tensiones territoriales a un fanatismo hoy encarnado en Laura Borràs. Que esta mala profesora, metida a política mala, haya pedido colaboración al asesino de Yolanda González, una de las víctimas más conocidas de la extrema derecha durante la Transición, pone las cosas en su sitio. El autoritarismo identitario lo revuelve todo, también el estómago de la democracia.
Los hijos políticos de las corrupciones de Jordi Pujol conocían las posibilidades de su tapadera nacionalista. El Madrid de José María Aznar y Esperanza Aguirre necesitaba también unas mantas espesas, y el odio a Cataluña ocultaba los malos olores de la trama Gürtel. Dificultar las relaciones entre Madrid y Cataluña, llenarlas de copas rotas, con el cava por el suelo, fue el modo más eficaz de ocultar que un partido político puede infectarse por culpa de una dinámica de robos organizados. Levantar los bajos instintos de las identidades provoca resultados eficaces a la hora de desviar la atención. Es lo que ahora ocurre, por ejemplo, cuando se desconocen las diferencias de significado entre sedición y rebelión, tratando de impedir cualquier movimiento que facilite la convivencia de Cataluña con el resto de España.
Los insultos y la demagogia no deben revolver el estómago de nuestra democracia. Recordemos una frase de don Fernando de los Ríos: “En España la única revolución pendiente es el respeto”. Que así sea. La calma es hoy una disciplina cívica.
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