martes, 21 de junio de 2016

[Galdós en su salsa] Hoy, con "Juan Martín el Empecinado"




Estatua de Galdós en Las Palmas de G.C. (Pablo Serrano, 1969)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que acaban de cumplirse 173 años, voy a ir subiendo al blog a lo largo de los próximos meses su copiosa obra narrativa, que comencé hace unos días con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, militar que había participado y combatido en ella.

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español. Considerado como uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser propuesto por diversos especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope ningún escritor fue tan popular, ninguno tan universal desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912.

Juan Martín el Empecinado es la novena novela de la primera serie de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós. En esta entrega se narran las aventuras que vive el protagonista, Gabriel de Araceli, en las filas de la guerrilla comandada por Juan Martín el Empecinado, describiéndose la forma de vida y actuación de los guerrilleros y los tipos humanos que la conformaban.

Juan Martín Díez, llamado «el Empecinado» (1775-1825) fue un militar español, héroe de la Guerra de la Independencia en la que participó como jefe de una de las legendarias guerrillas que derrotaron repetidas veces al ejército napoleónico. Cuando el rey Fernando VII regresó a España tras la guerra, declaró nula la Constitución de 1812 y toda su obra legislativa, restauró el absolutismo y tomó medidas contra los liberales, a los que consideraba enemigos mortales. El Empecinado fue desterrado a Valladolid. En 1820, durante el Trienio Liberal al que dio origen el pronunciamiento militar de Rafael de Riego, el Empecinado fue nombrado gobernador militar de Zamora y más tarde Capitán General del Ejército. El 1823, derrocado el gobierno liberal, marcha al destierro en Portugal. Un año después, acogiéndose a la amnistía otorgada por el rey vuelve a España, pero es detenido, procesado y condenado a muerte. El 20 de agosto de 1825 fue ahorcado en la plaza mayor de la ciudad de Roa, provincia de Burgos.

Pueden leerla o descargar la novela desde el enlace de más arriba, en la versión existente en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes de la Universidad de Alicante. Disfrútenla.



Retrato de Juan Martín el Empecinado (Francisco de Goya, 1809)


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




HArendt




Entrada núm. 2788
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

3 comentarios:

Mark de Zabaleta dijo...

Realmente bueno...

Qué ignorita más bonita dijo...

Qué grande Galdós. Dicen que cometìa errores lingüísticos al escribir, pero, ¿ quién podría reprochárselo ante el tremendo legado que nos dejó? Un saludo, Carlos. .

HArendt dijo...

¿Para corregir los errores lingüísticos no están los editores? Como bien dices su obra es inmensa, y eso es lo que cuenta. Un beso, Ángeles.