Ya sé que en cuestión de relaciones internacionales no hay amigos ni aliados sino intereses. Aun así, aun reconociendo -sin compartirlo del todo- que los Estados, en política exterior, se deben a "intereses" mayores que los de sus ciudadanos, me repugna profundamente la obsequiosidad con la que los gobiernos occidentales y democráticos explicitan ante la opinión pública sus "relaciones" con el gobierno de la República Popular China. Un régimen al que como mínimo hay que calificar de autocracia colegiada y plutocracia partidista, aunque un servidor piense que lo que es, realmente, es una feroz dictadura corrupta hasta la médula. Pero en fin, por fortuna para mí, no formo parte del servicio diplomático y no tengo que guardar las formas de cortesía debidas.
Hace unos días, en concreto el 4 de junio pasado, se cumplieron veinticinco años de lo que se ha dado en llamar "los sucesos de Tiananmen", que hacen referencia a la feroz represión que el ejército de la República Popular China llevo a cabo ese día contra los ciudadanos de ese país que se manifestaban en la renombrada plaza pekinesa en solicitud de reformas y libertades políticas para su pueblo. Les sugiero ver este vídeo emitido el 10 de junio de 1989, solo seis días después de la matanza, en el programa "Informe semanal" de RTVE.
Hoy, veinticinco años después, Amnistía Internacional continúa reclamando de las autoridades chinas una aclaración de los sucesos acaecidos en una nueva campaña a la que pueden sumarse desde el enlace de más arriba.
El sociólogo español Julio Aramberri, que lleva muchos años enseñando en universidades de Extremo Oriente y es un profundo conocedor de los entresijos de la política china, trataba el asunto hace unos días en su blog en un artículo titulado "¿Todo quedó en el olvido?". En los primeros párrafos del mismo denunciaba el férreo e impenetrable muro de silencio que el régimen chino ha impuesto a su pueblo sobre el aniversario, lo que no ha impedido que miles de hongkoneses lo recordaran masivamente en una vigilia cargada de emoción y simbolismo. Sean felices, por favor, y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt.
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