lunes, 24 de marzo de 2025

De las entradas del blog de hoy lunes, 24 de marzo de 2025

 







Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz lunes, 24 de marzo de 2024. Los grupos parlamentarios pueden plantarse, algo que distingue a las democracias de los regímenes que no lo son, comenta en la primera de las entradas del blog de hoy la politóloga Estefanía Molina; pero a menudo no quieren porque no conviene a sus intereses. La segunda de las entradas de hoy es un archivo del blog del 13 de febrero de 2017 en el que se hablaba del Manifiesto por una refundación europea que al día siguiente, mañana, 14 de febrero de 2017, trescientos intelectuales y académicos europeos, entre los que están los españoles Daniel Innerarity, Javier Solana y José Ignacio Torreblanca, harían público. El poema de la tercera del día se titula El primera amor, del poeta italiano Giacomo Leopardi, y comienza con estos versos: Vuelve a mi mente el día en que el combate/sentí de amor por vez primera, y dije:/«¡Ay de mí, si es amor, cómo acongoja! ». Y la cuarta y última, como siempre, son las viñetas de humor, pero ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν" (toca marchar); volveremos a vernos mañana si las Euménides y la diosa Fortuna lo permiten. Sean  felices, por favor. Tamaragua, amigos míos. HArendt












La falacia del parlamento secuestrado

 







Los grupos parlamentarios pueden plantarse, algo que distingue a las democracias de los regímenes que no lo son; pero a menudo no quieren porque no conviene a sus intereses, comenta en El País [Pedro Sánchez no tiene al Congreso amordazado, 21/03/2025] la politóloga Estefanía Molina. Pedro Sánchez ya ha definido qué es “gobernar sin el Parlamento”, comienza diciendo Molina: pretende subir el gasto en defensa sin contar con los grupos; resistir en La Moncloa aun sin presupuestos; o rebajar la complejidad parlamentaria tirando de decretos ley. Su estilo es presidencialista: las Cámaras son más el precio a pagar para gobernar que la legitimación de sus políticas. Ahora bien, España no camina hacia ninguna dictadura: sus socios podrían impedir el unilateralismo de La Moncloa cuando quisieran pero, a menudo, no quieren.

De un lado, porque los aliados del Ejecutivo viven cómodos usando el Congreso como plató para exhibir sus maximalismos, antes que ceder para llegar a acuerdos. Podemos no necesita que nada de lo que exigen se aplique: de ahí que hagan peticiones utópicas como bajar los alquileres un 40%, tirando de populismo para dejar en evidencia a Sumar. Luego están Junts y ERC. Ni la Generalitat podrá deportar migrantes o negarles la nacionalidad, ni se ha cedido íntegra la gestión de Rodalies, por más que la derecha les ayude a hinchar el relato de que se está desguazando el Estado en Cataluña. Los partidos independentistas prefieren tener algo que vender en el corto plazo, sin preocuparse por la frustración a futuro. Frente a la parálisis, el PNV se conforma con vetar algunas leyes que le disgustan, como el impuesto a las energéticas. Bildu no hará ruido mientras siga en su senda de normalización institucional.

Así que los socios de Sánchez tienen pocos incentivos para salir de su virtualidad política, a sabiendas de que el presidente no piensa convocar elecciones. Esto es, que la derecha no llegará al poder a quitarles su altavoz, o su derecho a pataleta, de la que sí gozan mientras el PSOE siga. Con todo, nada de lo anterior exime al Ejecutivo. La responsabilidad de un gobernante es luchar hasta al final la aprobación de sus leyes, fondo y forma, no hacer como si gozara de una mayoría absoluta que no tiene.

Sin embargo, el Parlamento no está “secuestrado” por el Gobierno, y tampoco es cierto que los grupos no puedan hacer nada al respecto. Durante la pandemia, el Partido Popular decía que vivíamos en una “dictadura constitucional”. Curiosa dictadura aquella en la que, a cada votación, se podían dejar caer las medidas de confinamiento, como estuvo a punto de ocurrir varias veces. El problema es que los socios de investidura encontraron entonces un filón para hacer del Congreso un bazar, donde preferían exigir cosas que nada tenían que ver a cambio de aprobar las medidas, en vez de controlar su aplicación. Es más, pese a que el contexto no jugaba a favor en plena tragedia de la covid-19, ningún aliado de La Moncloa cuestionó que la figura jurídica del estado de alarma fuese insuficiente para ordenar el confinamiento, como consideró luego el Tribunal Constitucional.

En consecuencia, los grupos pueden plantarse, algo que distingue a las democracias de los regímenes que no lo son. Ahora bien, estos deben estar dispuestos a asumir también las consecuencias de sus decisiones. Por ejemplo, al Ejecutivo siempre le había valido amenazar con la “pena de telediario” para que sus socios se plegaran a la aprobación de sus decretos ley, como ocurrió con el último decreto ómnibus sobre pensiones y transporte. Aunque una vez vencido ese temor, el resultado de que Junts no cediera fue, precisamente, obligar al Gobierno a negociar para reformular la medida.

Tampoco es distinto en el caso del gasto en defensa: con una acción coordinada de toda la oposición sería muy difícil para La Moncloa aprobar el aumento de crédito a través del Consejo de Ministros, esquivando a las Cámaras. Lo trágico es que la polarización se ha cargado hasta la fiscalización política. Un partido como ERC, por ejemplo, raramente se pondrá de acuerdo con Vox para forzar al Ejecutivo a comparecer, por el qué dirán. La política de bloques también impide que Sánchez salte el “muro” y pacte con el PP en una medida, como el aumento del gasto militar, en la que el bipartidismo está esencialmente de acuerdo.

A la postre, más que “gobernar sin el Parlamento” el estilo de Sánchez es “gobernar como sea”, la última mutación ante la fragmentación que sacude España desde 2015. La prueba está en que, cuando al Ejecutivo le interesa actuar ante cualquier emergencia, se moviliza: esta semana se ha dado luz verde a una nueva Ley de Extranjería pactada con Junts. Y la prueba del algodón sobre la duración de la legislatura es que a los aliados del PSOE parece darles igual el goteo de informaciones sobre las investigaciones del caso Koldo–Ábalos: raramente piden explicaciones, no sea que caigan en desgracia a la hora de sacar acuerdos con La Moncloa, cuando les interesa. Qué decir sobre una moción de censura: Carles Puigdemont no apoya a Alberto Núñez Feijóo, de momento, porque no le conviene.

En definitiva, los socios quejan de las formas del Gobierno, pero no se atreven a explorar qué pasaría en caso contrario. Es el Congreso que nos hemos dado entre todos: que nadie llame autoritarismo a lo que es el resultado de la responsabilidad —pereza, comodidad o poca valentía— de cada uno. Pedro Sánchez tiene un Parlamento más interesado que amordazado.












[ARCHIVO DEL BLOG] Manifiesto por una refundación de la Unión Europea. Publicado el 13/02/2017











Mañana, 14 de febrero, hace treinta y tres años que el Parlamento Europeo aprobó el llamado Proyecto de Tratado por el que se establece la Unión Europea, también conocido como Proyecto Spinelli. En él, se apostaba por avanzar hacia una unión política, pero los Estados miembros no lo aprobaron. Mañana, 14 de febrero de 2017, trescientos intelectuales y académicos europeos, entre los que están los españoles Daniel Innerarity, Javier Solana y José Ignacio Torreblanca, firman este manifiesto, que publica hoy el diario El País. En él apuestan los firmantes por un gobierno europeo que defienda valores compartidos y hacen un llamamiento al Parlamento Europeo, única institución de la Unión Europea elegida directamente por los ciudadanos, para que tome la iniciativa e impulse una Unión con una base democrática reforzada en la que sea un gobierno europeo el que impulse dichas políticas.
Si como ciudadano europeo compartes esta iniciativa, te animo a sumar tu nombre al de estos otros ilustres ciudadanos de la Unión, y copiar y difundir su manifiesto en todos los ámbitos en que te resulte posible, alzando tu voz y haciéndote oír. Por la Europa de todos. Por la Europa, patria común de todos los europeos.


MANIFIESTO POR UNA REFUNDACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA

Nosotros, los ciudadanos europeos, estamos preocupados y asustados. La crisis económica y financiera nos ha empobrecido. El desempleo juvenil genera el riesgo de una generación perdida. La desigualdad crece, la cohesión social está en peligro. La Unión Europea está rodeada de guerra e inestabilidad desde Ucrania a Turquía, Oriente Medio y el Norte de África. El flujo de refugiados y migrantes se ha convertido en un reto estructural que debemos afrontar juntos, con humanidad y visión de futuro. Somos testigos de las tendencias autoritarias que crecen en varios Estados miembros, y también del ascenso de fuerzas nacionalistas y xenófobas. Se están atacando la democracia y los valores fundamentales de la civilización europea moderna. Se cuestiona incluso la propia Unión Europea, que ha garantizado la paz, la democracia y el bienestar durante décadas.
Nosotros, los ciudadanos europeos, no queremos que nuestros políticos nacionales se preocupen solo de sus próximas elecciones locales o estatales. Es común escucharles pedir soluciones europeas a problemas europeos, pero luego intentan que se vuelvan imposibles de ejecutar o ineficaces. Ignoran propuestas sensatas de la Comisión, o no aplican las ya acordadas entre todos. Reclaman, un día, que Europa actúe, y al siguiente, se quejan de que lo haya hecho. Pedimos, por ello, que nuestros políticos nacionales y los medios de comunicación dejen de entender el proceso de integración como un juego de suma cero, tratando de enfrentar a los países entre sí. En un mundo interdependiente, ninguna nación puede satisfacer por sí sola las necesidades básicas de sus ciudadanos ni garantizar la justicia social. La integración y la gobernanza supranacional son un juego de suma positiva. Nuestro modelo social europeo, basado en la democracia liberal y en la economía social de mercado, solo puede sobrevivir en un sistema de gobernanza multinivel, construido sobre la base del principio de subsidiariedad.
Nosotros, los ciudadanos europeos, somos conscientes de que la globalización está transformando el mundo. Necesitamos un gobierno europeo que defienda nuestros valores compartidos, y que contribuya a una solución conjunta para los problemas que están amenazando a la humanidad. El mundo necesita una Europa que se proyecte al exterior, cosmopolita, que ayude a construir un sistema de gobernanza democrática global más efectivo, capaz de hacer frente al cambio climático y a la pobreza, que luche por la paz, que se involucre en la transición hacia una economía social y medioambientalmente sostenible.
Nosotros, los ciudadanos europeos, reconocemos a la UE como una Res Publica incompleta. Cuenta con un presupuesto ridículo (0,9 % del PIB). No tiene autonomía financiera de sus Estados miembros, ni las competencias necesarias para responder con éxito a los desafíos de la crisis actual. Es cierto que sus órganos legislativos, judiciales y su banco central corresponden a un diseño cuasi federal. Sin embargo, la democracia es la posibilidad de que los ciudadanos elijan su gobierno y este sea responsable de sus políticas. Para que la Unión pueda ser eficaz y democrática en la toma de decisiones, sus decisiones (incluidas las relativas al presupuesto, la política exterior y de defensa, y la reforma de los Tratados) deberían ser adoptadas, principalmente, por una mayoría cualificada que represente la voluntad mayoritaria de los ciudadanos y de los Estados europeos. La Comisión debe convertirse en un gobierno de pleno derecho, que promueva una agenda política legitimada a través de elecciones. Los partidos políticos europeos deberían presentar candidatos a su presidencia en las elecciones europeas. Una alternativa podría ser la elección directa de un presidente de la Unión Europea, fusionando en este cargo las actuales presidencias de la Comisión y del Consejo Europeo.
El 14 de febrero de 1984, el Parlamento Europeo aprobó el llamado Proyecto de Tratado por el que se establece la Unión Europea, también conocido como Proyecto Spinelli. En él, se apostaba por avanzar hacia una unión política, pero los Estados miembros no lo aprobaron. El 14 de febrero de 2017, hacemos un llamamiento al Parlamento Europeo, única institución de la Unión Europea elegida directamente por los ciudadanos, para que tome la iniciativa e impulse una Unión con una base democrática reforzada. Hablar de unión bancaria, fiscal, económica, energética, defensiva, de seguridad o política solo tiene sentido en una Unión Europea auténticamente democrática, en la que sea un gobierno europeo el que impulse dichas políticas.
El 25 de marzo de 2017, los Jefes de Estado y de Gobierno celebrarán el aniversario de los Tratados de Roma, de 1957, en los que se creó la Comunidad Económica Europea y el Euratom. Les pedimos que retomen la visión que tuvieron en su día los fundadores. Deben abrir el camino para una refundación de la UE, y hacerlo sobre la base de una propuesta del Parlamento Europeo. Deben aprovechar los instrumentos del Tratado de Lisboa para fortalecer las instituciones y políticas de la UE, especialmente las relativas a la acción exterior, a la seguridad, a la política económica y a la social. Pedimos también a los jóvenes europeos, a la sociedad civil, a los trabajadores, a los empresarios, a los académicos, a los gobiernos locales y, en general, a todos los ciudadanos europeos, que participen en la Marcha por Europa que tendrá lugar el 25 de marzo en Roma. Juntos podremos transmitir a los líderes políticos la fuerza y el coraje necesarios para conducir a la UE a este nuevo comienzo. La unidad europea es la clave para solucionar nuestros problemas comunes, para proteger nuestros valores, para garantizar, en definitiva, nuestro bienestar, nuestra seguridad y nuestra democracia.
Firman: Gian Paolo Accardo – Alberto Alemanno – Edmond Alphandery – Giuliano Amato – Filippo Andreatta – Daniele Archibugi – Giampiero Armenise Auletta – Matej Avbelj – Roberto Balzani – Enrique Barón Crespo – Gauthier Bas – José María Beneyto – Vitor Bento – Yves Bertoncini – Stanislaw Biernat – Francesco Billari – Angelo Bolaffi – Emma Bonino – Gianni Bonvicini – Donnelly Brendan – Mercedes Bresso – Flavio Brugnoli – Massimo Cacciari – Susanna Cafaro – Raimondo Cagiano De Azevedo – Carlos Campos - Beniamino Caravita – Franco Cardini – Maria Chiara Carrozza – Roberto Castaldi – Giuliano Cazzola – Innocenzo Cipolletta – Stefan C. Collignon – Carlo Curti Gialdino – Pier Virgilio Dastoli – Mario Di Napoli – Anna Dl Diamantopoulou – Luigi Ferrajoli – Maurizio Ferrera – Thomas Fischer – John Erik Fossum – Marco Frey – Emilio Gabaglio – Antonio Gaudioso – Anthony Giddens – Aidan Gilligan – Enrico Giovannini – Ettore Greco – Marcel Grignard – Robert Grzeszczak – Ulrike Guérot – Paolo Guerrieri – Montserrat Guibernau – Vincenzo Guizzi – Julius Horvat – Fernando A. Iglesias – Daniel Innerarity – Paul Jaeger – Pikalo Jernej – Ireneusz C. Kaminski – Ireneusz P. Karolewski – Mathias Koenig-archibugi – Tomasz Kogu – Vladan Lalovic – Fulco Lanchester – Christophe Leclercq – Jo Leinen – Enrico Letta – Lucio Levi – Miguel Poiares Maduro – Paolo Magri – Alberto Majocchi – Mikel Mancisidor – Andrea Manzella – Michaela Marek – Riccardo Marussi – Marco Mascia – Fabio Masini – Yves Meny – Cesare Merlini – Marcello Messori – Kevin Morgan – Gilberto Muraro – Holger Nehring – Ferdinando Nelli Feroci – Kalypso Nicolaïdis – Claus Offe – Antonio Padoa Schioppa – Francesco Papadia – Antonino Papisca – Gianfranco Pasquino – Otto Pfersmann – Mikolaj Pietrzak – Jernej Pikalo – Fausto Pocar – Fabrice Pozzoli-montenay – Adriano Prosperi – Pietro Reichlin – Pietro Rossi – Gianenrico Rusconi – Saskia Sassen – Vivien Schmidt – Ingrid Shikova – Olexander Shnyrkov – Dusan Sidjanski – Denis Simonneau – Enzo Siviero – Magnús Árni Skjöld Magnússon – Francisco Javier Solana De Madariaga – Valeria Termini – Valeria Termini – Giuseppe Tesauro – Nathalie Tocci – Jose Ignacio Torreblanca Payá – Loukas Tsoukalis – Nadia Urbinati – Kirmen Uribe – Antonio Villafranca – Jorge E. Viñuales – Izabela Wróbel – Vladimiro Zagrebelsky. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 
















Del poema de cada día. Hoy, El primer amor. Canto X, de Giacomo Leopardi

 






EL PRIMER AMOR

Canto X



Vuelve a mi mente el día en que el combate

sentí de amor por vez primera, y dije:

«¡Ay de mí, si es amor, cómo acongoja! »


Con los ojos clavados en la tierra,

yo contemplaba a aquella que, inocente,

mi corazón hizo vibrar primero.


¡Ay, amor, y cuán mal me gobernaste!

¿Por qué tan dulce amor debió consigo

llevar tanto dolor, tanto deseo,


y ni sereno, ni íntegro y sencillo,

mas lleno de lamentos y de afanes,

bajó a mi corazón tanto deleite?


Y dime, tierno corazón, ¿qué espanto,

qué angustia era la tuya al pensamiento

junto al cual era hastío todo goce?;


el pensamiento aquel, que, lisonjero,

se te ofreció en la noche, cuando todo

quieto en el hemisferio aparecía.


Tú, infeliz venturoso e intranquilo,

me fatigabas el costado sobre

el lecho, fuertemente palpitando.


Y cuando triste, exhausto y afanoso,

yo los ojos cerraba, delirante

como por fiebre, el sueño no acudía.


¡Oh, qué viva surgía en las tinieblas

la imagen dulce, y los cerrados ojos

la contemplaban bajo de los párpados!


¡Qué latidos suavísimos sentía

recorrerme los huesos, qué confusos,

mudables pensamientos en el alma


alzábanse, lo mismo que en las copas

de antigua selva el céfiro soplando

arranca un largo y trémulo murmullo!


Mientras callaba, sin luchar, ¿qué hiciste,

¡oh corazón!, cuando partía aquella

por quien pensando y palpitando vivo?


Me sentía quemado lentamente

por la llama de amor, cuando la brisa

que la avivaba se extinguió de pronto.


El nuevo día me encontró sin sueño,

y al corcel que debía dejarme solo

piafar oía ante el paterno albergue.


Y yo, tímido, quieto e inexperto,

en el balcón oscuro, inútilmente

aguzaba la vista y el oído


esperando escuchar la voz que de unos

labios debía salir por vez postrera;

aquella voz que el cielo, ¡ay!, me vedaba.


¡Cuántas veces el vacilante oído

plebeya voz hirió, y heló mis venas

e hizo latir el corazón con fuerza!


Y cuando al corazón bajó el acento

de aquella voz amada, y se escucharon

de carros y caballos los rumores,


me quedé ciego, me encogí en el lecho

palpitando, y, cerrados ya los ojos,

oprimí el corazón entre mi mano.


Luego, arrastrando las rodillas trémulas

por la callada estancia, tontamente,

decía: «¿Qué dolor puede ya herirme?»


Amarguísimo entonces, el recuerdo

se me emplazó en el pecho, y se oprimía

a toda voz, ante cualquier semblante.


Largo dolor mi mente iba minando,

cual lluvia que al caer del vasto Olimpo

melancólicamente, el campo baña.


No sabía de ti, garzón de nueve

y nueve soles, a llorar nacido,

cuando en mí hiciste la primera prueba.


Y el placer desdeñando, no me era

grato el reír de un astro, ni el silencio

de la aurora, ni el verdecer del prado.


También faltaba el ansia de la gloria

del pecho, al que inflamar tanto solía,

pues la borró el amor por la belleza.


Desatendí el estudio acostumbrado

y lo creía vano, porque vano

cualquier otro deseo imaginaba.


¿Cómo pude cambiar de tal manera

y que un amor borrara otros amores?

En verdad, ¡ay de mí!, cuán vanos somos.


Mi corazón tan sólo me placía,

y de un perenne razonar esclavo

espiaba el dolor que lo embargaba.


La vista fija en tierra o abstraída,

insoportable me era ver un rostro

fugitivo, ya fuese hermoso o feo,


pues temía turbar la inmaculada,

cándida imagen en mi mente fija,

cual la onda del lago turba el aire.


Y aquel no haber gozado plenamente

—que de arrepentimiento llena mi alma

y el placer que pasó cambia en veneno—


en los huídos días, a mi mente

estimula; que de verguenza el duro

freno mi corazón ya no sujeta.


Juro a los cielos ya las nobles almas

que nunca un bajo anhelo entró en mi pecho,

que ardí en un fuego inmaculado y puro.


Vive aquel fuego aún, vive el afecto,

alienta en mi pensar la bella imagen

de quien, si no celestes, otros goces


jamás tuve, y sólo ella satisface.



GIACOMO LEOPARDI (1798-1837)

poeta italiano






















De las viñetas de humor del blog de hoy lunes, 24 de marzo de 2025