El blog de HArendt - Pensar para comprender, comprender para actuar - Primera etapa: 2006-2008 # Segunda etapa: 2008-2020 # Tercera etapa: 2022-2024
jueves, 15 de agosto de 2024
miércoles, 14 de agosto de 2024
De las entradas del blog de hoy miércoles, 14 de agosto
Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz miércoles. Cansada de golpearse contra la misma pared de huesos descarnados, dice en la primera de las entradas de hoy la escritora Marta Perezagua, ha tomado una resolución: se va de Nueva York y vuelva a su tierra andaluza para que su hija corra libre por las calles. La segunda es un archivo del blog de septiembre de 2015 en la que tres pensadores, Joseba Arregi, José María Ruiz Soroa y Gabriel Tortella, conversaban sobre la necesidad de reformar la Constitución de 1978, pero una década después esa reforma ni está ni se la espera. La tercera viene hoy con un bello poema del poeta alemán Friedrich Hölderlin titulado A las parcas. Y para terminar, como siempre también, la cuarta, con las viñetas de humor de la prensa del día. Espero que todas ellas les resulten interesantes. Y ahora, como decía Sócrates, nos vamos. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico; al menos inténtenlo. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com
La vida es así
He vivido más de la mitad de mi vida en Nueva York, me emociona hasta la médula cuando veo sus luces desde el avión, y esa oscuridad guarecida en la misma luz. El grito animal, la querencia apasionada de futuro a golpes de empeño, caídas hacia arriba: la esperanza. Tengo la sensación de que cuando el avión desciende, es la propia ciudad la que tira de la máquina.
Llegué con veinte años, trabajé como mula, pasé por una depresión y por la de otros amigos en condiciones similares. Descubrí que el sexo es diferente según la diversidad de culturas. Asimilé el feminismo activo, sin caretas. Terminé mi doctorado. Todos los libros que he escrito los he escrito en Nueva York. Formé mi familia elegida. Me enfermé gravemente varias veces. Descubrí la compasión en una megápolis. También aprendí de violencia. Una noche, un taxista no quiso que una amiga salvadoreña se montara en su coche. La humilló. Me acerqué a la ventanilla, le cogí la cabeza y como endemoniada tiré hacia fuera como si quisiera desraizar una calabaza. No me enorgullece. Sólo lo cuento porque en esta ciudad se te acumula dentro la metralla cotidiana y un día explota. Pero también sucedían actos de profunda solidaridad. Una mañana un indigente se montó en el autobús. Pagó su billete, pero su olor era tan fétido que el conductor le pidió que se bajara. Presencié atónita cómo todos los pasajeros, uno por uno, también se apearon, en silencio.
Esto sucedió hace años. La ciudad era cruel y bondadosa al mismo tiempo. Ese contraste la hacía única porque debías enfrentarte al acto más humano: cuestionarte cada día. Ya no es así. Las ideas son como los rascacielos, fachadas de un arquitecto que parece haber abandonado a sus hijos de cristal y hierro. El racismo está en un punto álgido. Condenan a pena de muerte a personas con enfermedades mentales tan graves que ni siquiera entienden que van a ser ejecutados. El encarcelamiento sin juicio de menores o inocentes. Personas que mueren porque no pueden pagar la insulina. En las escuelas los niños tienen que pasar por simulacros de tiroteos, pero no les advierten de que son simulacros, con lo cual el trauma de ver a su profesor con un tiro falso en la cabeza equivale al trauma de una situación real. Todo esto ya pasaba, pero empeora a un ritmo frenético. Se ha incrementado el número de indigentes muriendo en las calles. Hace tiempo que no veo un gesto de solidaridad. Incluso los intelectuales de izquierdas son, en su mayoría —con notables excepciones— masas de desidia, murientes acaudalados.
Cansada de golpearme contra la misma pared de huesos descarnados, he tomado una resolución: vuelvo a mi tierra andaluza. Dejo un trabajo que solía adorar cuando me sentía útil, doy un salto al vacío, sin apenas ahorros, trabajo, ni apoyo familiar. Nací en Sevilla, pero he elegido Istán, en la provincia de Málaga, en el centro de una reserva de la biosfera, paraíso de la escalada, fresco. Por todo el pueblo hay fuentes de agua, el oro de Andalucía y la mayor parte del planeta. A 25 kilómetros el mar marca el horizonte de África. Las calles están limpias y los enrejados de los balcones se entretejen con todo tipo de plantas. En otoño las setas crecen como flores de primavera. Me siento española y norteamericana, pero mi hija jugará en una plaza llena de niños y niñas, donde mi vecina Nati se la lleva a comer con su nieta cuando me ve muy apurada. Irá a un colegio de pueblo.
Algunos se indignan. Cómo voy a cambiar el nivel cultural newyorkino —maravilloso, cierto—, por el de un pueblo. Muy simple: si tengo que elegir entre que mi hija conozca uno de los mayores planetariums del mundo, asista a los mejores conciertos, siga con sus clases de trapecio, o que corra libre por las calles sin riesgo de secuestros, tiroteos, y vaya a una escuela sin adoctrinamiento y censura de libros escolares, no tengo duda. Sin olvidar que en este pueblo no se conoce el método educador de pequeños monstruos llamado “gentle parenting”. Para quien no lo sepa, consiste en que a los niños no se les puede decir la palabra “no”, y hay que pedirles su opinión antes de que sepan hablar. Hace unos meses, mi hija de dos años le dio un abrazo a una amiga. En ese momento, la madre se levantó del sofá como si fuera a apagar fuego, corrió hacia su hija, la agarró de los hombros y le preguntó: “¿Cómo te ha hecho sentir el abrazo?”. En Istán he reaprendido a decir “no” sin sentirme juzgada. Es liberador. Despedirme de mi trabajo, de la que también es mi tierra, de mis grandes amigos. El miedo y la tristeza de esto sólo lo puede entender quien lo ha vivido. Pero también me lanzo a la excitación del cambio, a la cercanía de mi cuna. La vida es sencilla. Huele a jazmín por las noches. El rumor del agua que corre arrulla como el ulular de las lechuzas. He elegido un lugar donde las estrellas son visibles y siguen perteneciendo al cielo, y lo más importante: las personas de Istán han sabido mantener los pies en la tierra. Gracias a Manhattan por lo que fue, y a Istán por lo que será. Marina Perezagua es escritora.
[ARCHIVO DEL BLOG] Sobre la reforma de la Constitución. Tres opiniones distintas. [Publicada el 16/09/2015]
El poema de cada día. Hoy, A las parcas, de Friedrich Hölderlin (1770-1843)
A LAS PARCAS
Concededme, oh Poderosas, sólo un verano,
un otoño en que pueda madurar mi canto
para que con tan dulce juego ya saciado
mi corazón acceda a morir de buen grado.
El alma, que nada divino obtuvo en vida,
tampoco ya en el Orco encontrará reposo,
mas si una sola vez lo sagrado yo aún logro
lo que más quiero en este mundo, la poesía,
entonces, sombras, yo os daré la bienvenida,
y contento estaré, aun si dejo abandonada
bajando al silencio mi lira. Un solo día
habré vivido como un dios, y eso ya basta.
Friedrich Hölderlin (1770-1843)
Poeta alemán
martes, 13 de agosto de 2024
De las entradas del blog de hoy martes, 13 de agosto de 2024
Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz martes. El conocimiento, la filosofía, no pueden ser objetivos, neutros ni universales, dice en la primera de las entradas del blog de hoy la filósofa Aurora Freijo, porque inevitablemente poseen una geografía de carne. La segunda es un archivo del blog, de septiembre de 2006, del teólogo Juan G. Bedoya sobre las represiones de que eran efecto en aquel momento por parte de la jerarquía de la Iglesia. La tercera es el poema Aquel verano de mi juventud del poeta y académico de la RAE, Francisco Brines. Y para terminar, como siempre también, la cuarta de hoy con las viñetas de humor de la prensa del día. Espero que todas ellas les resulten interesantes. Y ahora, como decía Sócrates, nos vamos. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico; al menos inténtenlo. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com
De la filosofía del hombre blanco
Pienso donde existo
AURORA FREIJO
11 AGO 2024 - El País - harendt.blogspot.com
En enero pasado, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, anunció un loable proceso de revisión de las colecciones de los 16 museos estatales, con el fin de eliminar marcas del pasado colonial, además de las inercias de género o etnocéntricas, todo ello enmarcado en un compromiso internacional que España ha firmado. En este terreno tan delicado, un programa revisionista no parece fácil de trazar. Habrá que decidir qué mostrar, qué retirar, cómo comisariar, cómo hablar de la relación de las antiguas metrópolis con las colonias y cómo dar voz a una memoria sin archivo. En este sentido, hemos asistido ya a una primera, y quizá algo tibia, incursión, en este caso en el Museo Thyssen y su exposición a propósito de la memoria colonial en sus colecciones.
Entre tanto, hemos leído manifestaciones encaminadas a relativizar y aminorar el pasado colonial, que desatienden las humillaciones, los métodos coercitivos, las masacres, torturas y los crímenes infligidos a los colonizados. He recordado entonces las palabras de algunos pensadores, a quienes conviene traer a colación. Así, en 1961, Frantz Fanon escribía en su obra Los condenados de la tierra: “El bienestar y el progreso de Europa han sido construidos con el sudor y los cadáveres de los negros, los indios y los amarillos. Hemos decidido no olvidarlo”. Pocos años antes, su maestro, Aimé Césaire, en su Discurso sobre el colonialismo, afirmaba: “Si citásemos a Europa ante el tribunal de la razón y la conciencia, no podría justificarse. Europa”, continúa, “permite matar en Indochina, torturar en Madagascar, encarcelar en África y causar estragos en Antillas”. Por eso Europa es, dice, indefendible, moral y espiritualmente. Incluso arriesga más Césaire, y sostiene que, en el fondo, lo que el burgués del siglo XX no le perdona a Hitler no es exactamente el crimen en sí que su maquinaria realizó, sino el crimen contra el hombre blanco; no es la humillación en sí misma, sino el haber aplicado en Europa procedimientos colonialistas, que hasta entonces solo concernían a los árabes de Argelia o a los negros de África. La tesis es fuerte, porque está afirmando la existencia de Auschwitz antes de Auschwitz, lo que desplaza una de las heridas europeas más profundas y paradigmáticas, del lugar escogido del acontecimiento único a una mera versión más de la brutalidad humana, y, en consecuencia, que el nazismo no es una anomalía de la política occidental, sino una continuación de la expansión colonial moderna, europea, que utiliza sobre ella misma los métodos usados siempre contra el mundo no europeo, inveterados en ese lado oscuro de la modernidad que es la colonialidad.
Eduardo Galeano nos recuerda que, cuando Namibia conquistó la independencia en 1990, se siguió llamando Göring la principal avenida de su capital, pero no por Hermann, el célebre jefe nazi, sino en homenaje a su padre Heinrich, que fue uno de los autores del primer genocidio del siglo XX. Fue entonces, continúa, cuando por primera vez se pronunció la palabra Konzentrationslager, que ya entonces era el lugar donde se combinaba el encierro, el trabajo forzado y la experimentación científica, esta última en manos entonces de los maestros de Mengele.
Fanon y Césaire son pensadores. Y no son europeos y no son blancos, sino negros y de la Martinica. A partir de ellos, el pensamiento decolonial toma la palabra y con ello aparece la exigencia no solo de denunciar los procedimientos colonialistas, sino la de hablar desde un cuerpo y un lugar distintos al hegemónico. La palabra de la filosofía fue desde los orígenes blanca, masculina y europea, y pensó siempre sobre y a partir de sí misma. Cuando Descartes pronuncia su celebérrima sentencia “pienso, luego existo”, está hablando desde y para una razón abstracta y universal, que no contempla las diferencias. Por eso, debiera sustituirse por la fórmula “pienso donde existo”, un donde que señale que no es lo mismo pensar en un cuerpo mujer, o un cuerpo negro, o un cuerpo trans, o pensar desde América Latina, desde África, desde Europa o desde las fronteras. La filosofía, el pensamiento, debe ser por eso una geocorpofilosofía, un pensamiento descentralizado, un paradigma otro. Por mucho que se quiera establecer, no hay un grado cero de la epistemología: el conocimiento no puede ser objetivo, neutro ni universal, porque inevitablemente el pensamiento posee una geografía de carne. La ontología debe quebrarse en ontologías otras, periféricas, mestizas, raciales, lo que significa que en el pensamiento debe operarse un desplazamiento y una desterritorialización.
No es Europa lo que está en juego, sino el eurocentrismo. Tenemos la oportunidad de, en palabras de Enrique Dussel, trazar una geopolítica del conocimiento. La revisión que se ha iniciado ahora está en ese camino, pero debe ser cuidadosa para no repetir la soberanía centroeuropea. Debe ir más allá del mero buenismo europeo, posibilitar pensar desde fuera de palacio y ser una verdadera praxis. La tarea no es sencilla, y no solo por la gestión y la logística al respecto, sino porque ahonda además en un problema filosófico importante: el de la consideración del otro, el del tratamiento de la otredad, y, pegado a ello, el de cómo mostrarla, cómo dar la voz a ese otro sin hablar por él. Aurora Freijo es escritora y filósofa.
[ARCHIVO DEL BLOG] Desde mi ateísmo sui generis. [Publicada el 08/09/2006]
El poema de cada día. Hoy, Aquel verano de mi juventud, de Francisco Brines (1932-2021)
AQUEL VERANO DE MI JUVENTUD
¿Y qué es lo que quedó de aquel viejo verano
en las costas de Grecia?
¿Qué resta en mí del único verano de mi vida?
Si pudiera elegir de todo lo vivido
algún lugar, y el tiempo que lo ata,
su milagrosa compañía me arrastra allí,
en donde ser feliz era la natural razón de estar con vida.
Perdura la experiencia, como un cuarto cerrado de la infancia;
no queda ya el recuerdo de días sucesivos
en esta sucesión mediocre de los años.
Hoy vivo esta carencia,
y apuro del engaño algún rescate
que me permita aún mirar el mundo
con amor necesario;
y así saberme digno del sueño de la vida.
De cuanto fue ventura, de aquel sitio de dicha,
saqueo avaramente
siempre una misma imagen:
sus cabellos movidos por el aire,
y la mirada fija dentro del mar.
Tan sólo ese momento indiferente.
Sellada en él, la vida.
Francisco Brines (1932-2021).
Poeta español
lunes, 12 de agosto de 2024
De las entradas del blog de hoy lunes, 12 de agosto
Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz lunes. La negativa a reconocer a los magistrados su papel nodal en nuestro sistema jurídico-político, dice en la primera de las entradas del blog de hoy el jurista José Antonio Solozábal, se debe esencialmente a la deficiente comprensión de nuestra Constitución, pero sin lugar a dudas, la influencia de los jueces no hará más que crecer, como ya fue anticipado por Tocqueville. En la segunda de ellas, del 25 de diciembre de 2019, el escritor Miguel-Anxo Murado recordaba con cariño aquellos tiempos en que su padre le llevaba a buscar el musgo para el belén. La tercera va hoy del poeta italiano Cesare Pavese y reproduce su poema Sueño. Y para terminar, como siempre también, las viñetas de humor la prensa del día. Espero que todas ellas les resulten interesantes. Y ahora, como decía Sócrates, nos vamos. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico; al menos inténtenlo. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com