sábado, 27 de julio de 2024

De las ciudades del futuro

 




Ha llegado el momento de replantearse las ciudades
ANNE HIDALGO et alii
25 JUL 2024 - El País - harendt.blogspot.com

Nosotros, alcaldes miembros de diversas redes de ciudades de talla internacional, reunidos con motivo de la inauguración de los Juegos de París de 2024, estamos convencidos de que las ciudades, en la primera línea contra el cambio climático, deben ser reconocidas como actores clave en la lucha mundial contra el calentamiento global.
De hecho, nosotros estamos sobre el terreno, en la vanguardia de la transformación de nuestros territorios para proteger a las familias y a los trabajadores de los efectos del cambio climático, y para hacer que la transición sea accesible para todos, especialmente para los más vulnerables.
En un momento en que proliferan las mentiras, las campañas engañosas y las teorías falaces encaminadas a negar la realidad del cambio climático, nuestras ciudades están comprometidas y decididas a defender la verdad. Esta verdad, por otra parte, es inequívoca: los combustibles fósiles agravan la crisis climática. Librarse de ellos es un imperativo existencial para la humanidad.
La confianza en la ciencia, el fomento del multilateralismo, la búsqueda de los objetivos de equidad y justicia, la aceleración del abandono de los combustibles fósiles, la protección de las poblaciones vulnerables: estos son los grandes principios que deben guiar la acción de las ciudades para luchar contra el calentamiento global y adaptarse a la nueva situación climática.
En París, los preparativos de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2024 han demostrado que es posible que una gran metrópoli planifique un acontecimiento de esta envergadura en consonancia con sus ambiciones sociales y medioambientales.
Los Juegos de París dejarán un importante legado para toda la región parisina. Por primera vez, la candidatura de una ciudad anfitriona y después la estructura organizativa se han centrado en la inclusión social y la sobriedad. Los Juegos de París reducirán su huella de carbono a la mitad con respecto a las ediciones anteriores, y compensarán las emisiones que no se eviten. Se ha movilizado a centenares de empresas de economía social y se han proporcionado miles de horas de inserción laboral.
Los Juegos constituyen una oportunidad fantástica para que París defienda su visión de una transición justa, haciendo de la inclusión, la sostenibilidad y la equidad sus valores fundamentales. Deben brindarnos la ocasión para que se reconozca a las ciudades como socios esenciales a la hora de poner en práctica la acción climática mundial, y a los alcaldes como los verdaderos artífices de la cohesión social y comunitaria.
Más que nunca, pedimos a los gobiernos y a las organizaciones supranacionales que se comprometan a otorgar a las ciudades un papel más importante en la elaboración de las políticas públicas, sobre todo cuando estas tienen por objeto aumentar la financiación de la transición, fomentar la justicia climática y suprimir las subvenciones a los combustibles fósiles. Este es el objetivo de la Declaración de París, firmada por las redes de ciudades del C40, GCoM, Eurocities, AIMF e ICLEI en el Ayuntamiento de París.
En esta Declaración de París, nos comprometemos a luchar contra todas las fuerzas malévolas que tratan de impedir o retrasar nuestras respuestas al desafío climático. Con esta Declaración, también instamos a una profunda transformación del papel de las ciudades en la gobernanza mundial, en un momento en que determinadas normativas impiden que más de la mitad de ellas accedan a financiación para lograr la neutralidad de carbono y la justicia climática.
Es hora de replantearse el papel de las ciudades. Los Juegos de París son un testimonio de su capacidad para impulsar a escala local cambios ecológicos y sociales de gran calado. En el futuro, deberán ser consideradas en su totalidad centinelas del cambio climático y ejes de la acción climática mundial.
Anne Hidalgo es alcaldesa de París. Firman también este texto Yousef Alshawarbeh, alcalde de Amán (Jordania); Yawo Winny Dogbatse, alcalde de Kloto 1/Kpalime (Togo); Anna Reynolds, alcaldesa de Hobart (Australia); Takeharu Tamanaka, alcalde de Yokohama (Japón); Jevgeni Ossinovski, alcalde de Tallín (Estonia); Tomislav Tomašević, alcalde de Zagreb (Croacia); Georges Youssef, alcalde de Menjez (Líbano); Benoît Payan, alcalde de Marsella (Francia); Ammar Moussa Kadhum, alcalde de Bagdad (Irak); Willy Demeyer, alcalde de Lieja (Bélgica); Aristides Panagiotopoulos, alcalde Olimpia (Grecia); Philippe Close, alcalde de Bruselas (Bélgica); Emil Boc, alcalde de Cluj-Napoca (Rumanía); Mohamed Sefiani, alcalde de Chefchaouen (Marruecos); Grégoire Junod, alcalde de Lausanna (Suiza); Eckart Würzner, alcalde de Heidelberg (Alemania); Valdas Benkunskas, alcalde de Vilnius (Lituania); Jaume Collboni, alcalde de Barcelona (España); Matteo Lepore, alcalde de Bolonia (Italia); Roberto Gualtieri, alcalde de Roma (Italia); Erion Veliaj, alcalde de Tirana (Albani); Benjamina Karić, alcaldesa de Sarajevo (Bosnia Herzegovina); Haris Doukas, alcalde de Atenas (Grecia); Ekrem İmamoğlu, alcalde de Estambul (Turquía); Rafał Trzaskowski, alcalde de Varsovia (Polonia); Sophie Hæstorp Andersen, alcaldesa de Copenhague (Dinamarca) y el Consejo de Municipios y Regiones de Europa.








[ARCHIVO DEL BLOG] ¿Humanos o cíborgs? [Publicada el 01/08/2017]









El control comenzará por un pequeño objeto del tamaño de un grano de arroz, poniendo chips a trabajadores voluntarios, pero el final será otra cosa, comenta en El País Jorge Marirrodriga, licenciado en periodismo por la Universidad de Navarra, que ha trabajado en lugares tan diversos como Roma, Bruselas, Buenos Aires, Kosovo, Irak, Afganistán, Gaza, Cisjordania, Israel o Siria, entre otros, y que desde 2009 es uno de los responsables de la Edición Global de ese diario, refiriéndose a la posibilidad, ya más que real,  de que un futuro casi presente haya seres formados por materia viva y dispositivos electrónicos.
Una empresa estadounidense, comienza diciendo, ha anunciado que va a implantar un chip a 50 de sus empleados. Se trata, asegura la compañía, de facilitar la vida a los trabajadores, quienes solo deberán acercar la mano para abrir puertas de seguridad, encender sus ordenadores o comprar café en la máquina, por ejemplo. Y esto es solo el principio, claro. Todo son ventajas, aunque ahora veremos para quién. Además, todos los implantados reciben voluntariamente el chip —que es parecido al que le ponemos al perro y tiene el tamaño de un grano de arroz— y es un sistema que ya se ha llevado a cabo antes en una empresa de Suecia y en otra de Bélgica.
Explica el antropólogo israelí Yuval Noah Arari que la introducción de la tecnología robótica en el cuerpo de las personas tendrá como primer efecto la creación de dos clases de personas y a la larga dará lugar a otro tipo de especie que, en el mejor de los casos, nos mirará por encima de hombro a los Homo sapiens. Y recemos para que no tengan otras ideas respecto a nosotros. Siguiendo los ejemplos de Arari, pensemos en las piernas y brazos robóticos que se fabrican para personas que carecen de piernas y brazos. Se trata, sin duda, de un ánimo loable. Cuando estas extremidades estén muy perfeccionadas —y no queda mucho—, nos preguntaremos por qué no pueden beneficiarse de ellas, no solo quienes no tienen un brazo o una pierna, sino, por ejemplo, aquellos con dolencias o dificultades en sus manos y pies. Y luego ¿por qué no quienes desempeñan trabajos que exigen fuerza para descargar o para caminar? Y luego ¿por qué no los ancianos que tendrían así una fuerza y resistencia superiores a las de otra persona sin implantes? Y finalmente ¿por qué no cualquiera? En este punto se produce la gran cuestión: ¿qué sucederá cuando los humanos se dividan entre aquellos que tienen una fuerza y resistencia descomunales en brazos y piernas, independientemente de su edad, y los que no? ¿Cómo pensarán los primeros respecto a los segundos y viceversa?
Del mismo modo, concluye diciendo, cabe legítimamente preguntarse qué sucederá cuando en vez de una tarjeta de acceso y un apretón de manos, el trabajador sea recibido en el departamento de personal de una compañía con una inyección que le introduzca un chip. Con ella podrá no solo pagar el café, sino cobrar la nómina, identificarse en reuniones propias y ante otras empresas, dejar registro de todos sus actos... ¿Por cuánto tiempo será voluntario? ¿Cómo se valorará a quienes no acepten la inyección cuando la mayoría de empleados de las empresas, voluntariamente, tengan chips en sus cuerpos? Sí, ahora los raros son los del chip, pero recordemos a los raros del móvil en la playa hace apenas 20 años ¿No es acaso ahora el raro aquel que no tiene teléfono móvil? El salto final vendrá cuando la Administración del Estado decida aplicar el mismo sistema para identificaciones, impuestos, registros o trámites. Todo estará en el chip: tarjetas, carnés, formularios, registros médicos, expedientes académicos, multas... Hora de implantarse unas piernas robóticas y salir corriendo. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt












El poema de cada día. Hoy, La mañana, de Svetlana Makarovic (1939)

 







LA MAÑANA

Caminas cuidadosamente entre los trozos del sueño.

Las estrellas, grandes, pálidas y dulces,

Están desvaneciéndose en el húmedo amanecer.

Tímidamente sorbes plata

De la copa de la madrugada.

Las caras grises de la noche gris

ciegas fijan su mirada en lo gris.

Muriéndose,

Apoyadas en tus hombros.

Anda con cuidado.

A algo amargo huelen

las hierbas de la mañana.


Svetlana Makarovic (1939)

Poetisa eslovena














Las viñetas de hoy

 























viernes, 26 de julio de 2024

De las entradas del blog de hoy viernes, 26 de julio. Presentación

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz viernes.  A estas alturas, el diagnóstico goza de consenso generalizado: vivimos en sociedades polarizadas, con la ciudadanía atrincherada en compartimentos ideológicos estancos, dice en la primera de las entradas de hoy del blog el historiador Jesús Casquete, y eso es el embrión del sectarismo. La segunda de las entradas de hoy es un archivo del blog de julio de 2014, escrita por el historiador estadounidense Kenneth Baxter, que discrepaba de algunos de los planteamientos que en aquellos momentos se realizaban en torno a los estudios sobre la conquista islámica de Al-Andalus. La tercera entrada de hoy nos trae el famosísimo soneto de Lope de Vega titulado Un soneto me mandó hacer Violante. Y para terminar, como todos los días, las viñetas de humor de la prensa diaria española. Espero que todas ellas sean de su agrado. Y ahora, como decía Sócrates, nos vamos. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico; al menos inténtenlo. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com









De las sociedades polarizadas

 






Polarización en la academia
JESÚS CASQUETE
19 JUL 2024 - Revistas de Libros - harendt.blogspot.com

Reseña del libro La extrema izquierda en Europa Occidental. Iliberalismo y amenazas para la democracia, de Edurne Uriarte y Ángel Rivero (coordinadores). Madrid, Tecnos, 2024
A estas alturas, el diagnóstico goza de consenso generalizado: vivimos en sociedades polarizadas, con la ciudadanía atrincherada en compartimentos ideológicos estancos. Los canales de comunicación y diálogo con quienes piensan o sienten de forma diferente se presentan cada vez más cegados y, lo que es más grave, enconados. Cuando los individuos están inmersos en redes de espíritus afines, el efecto es la amplificación de sus puntos de vista preexistentes y la disminución de la diversidad interna grupal. Es el embrión del sectarismo1. El fenómeno se despliega en los ámbitos familiar, laboral, religioso, asociativo, y también en el político. Una consecuencia de la polarización ideológica es la dificultad para forjar los compromisos imprescindibles y, desde ahí, implementar un bien común compartido. En este marco encuentran acomodo los diagnósticos de la crisis, regresión o degeneración de la democracia2.
El ideal normativo de intercambio argumentativo libre, abierto y honesto no parece ser un dique lo suficientemente sólido para convertir a la academia en una isla inmune al clima de polarización ideológica que, por fuerza, empobrece la calidad cívica y política de la democracia liberal. El libro La extrema izquierda en Europa Occidental. Iliberalismo y amenazas para la democracia, coordinado por los politólogos Edurne Uriarte y Ángel Rivero, constituye (con las importantes salvedades que señalaremos en un momento) un ejemplo de abandono de la lógica académica para abrazar la defensa de una agenda política concreta, forjada a golpe de artículos de fe. Se estrecha así el margen para despliegues argumentativos y demostrativos que abran paso a la persuasión y se lo cierren en la misma medida al fideísmo. La portada del libro da pistas inequívocas de los derroteros de su contenido; mejor, de su intencionalidad. Sobre fondo rojo aparece un collage con seis rostros ordenados en dos líneas paralelas. En la superior figuran Mao Tse-Tung, Lenin y Fidel Castro; en la inferior Jeremy Corbyn, Jean-Luc Mélenchon y Yolanda Díaz.
Los responsables del libro abrazan una definición de la extrema izquierda digamos que posicional, incluyendo en la etiqueta a aquellas formaciones situadas a la izquierda de los partidos socialistas y socialdemócratas, en particular los partidos que son o han sido de obediencia comunista. El marco analítico del libro se resume en las siguientes ideas-fuerza:
1. El comunismo es una ideología totalitaria que no ha merecido la misma atención que otras expresiones del totalitarismo del siglo XX, como son el fascismo o el nacionalsocialismo.
2. Con su reloj de la historia detenido, la extrema izquierda europea actual es heredera del comunismo perpetrador de crímenes contra la humanidad.
3. A diferencia de la extrema derecha contemporánea, en Europa Occidental escasean los estudios académicos sobre la extrema izquierda.
4. La asimetría del interés tiene una explicación inmediata: círculos intelectuales, medios de comunicación y academia están dominados por quienes simpatizan con la extrema izquierda («el sesgo izquierdista»).
5. Las amenazas que acechan hoy a la democracia liberal no provienen tanto de la extrema derecha cuanto de la extrema izquierda.
La calidad de las contribuciones del libro guarda estrecha relación con la medida en que sus autores se sacuden las servidumbres impuestas por las premisas contenidas en este marco. A este respecto, podemos distinguir dos grandes bloques: 1) Estudios de caso al servicio del marco ideológico de partida; 2) Estudios de caso que se desvían con mayor o menor sutileza de él.
Además de la introducción y las conclusiones del volumen, en el primer grupo destacan las aportaciones dedicadas a Francia, España y Portugal, obra de los coordinadores. Cuando hablábamos más arriba de un ejemplo de academia que sucumbe a la dinámica de la polarización, nos referíamos a estas contribuciones. El resto de países cubiertos en el libro (Alemania, Gran Bretaña, Italia y Suecia) matizan e incluso impugnan el corsé impuesto por los coordinadores. Son las contribuciones mejor argumentadas y documentadas; rehúyen dogmas e invitan a la reflexión; exhiben una mayor profundidad analítica; no son una sucesión de verdades apodícticas, sino que aportan y contrastan argumentos. El libro lo completan dos capítulos comparativos y de tenor empírico, un capítulo sobre la extrema izquierda en América Latina, y una breve (e interesante) reflexión de Javier Zarzalejos sobre la extrema izquierda en el Parlamento Europeo.
Los capítulos dedicados a Francia y a España, ambos firmados por Uriarte, presentan dos puntos en común: son los que menor aparato bibliográfico ofrecen (y mayor apoyatura documental de prensa) y los que más se alejan de todo esfuerzo de persuadir al lector de la plausibilidad de sus conclusiones. La pobreza argumentativa resulta por momentos bochornosa. Para muestra, varios botones ilustrativos de una cadena de aseveraciones formuladas como premisas, no como corolarios derivados de base probatoria alguna. Los intelectuales franceses, sostiene la catedrática de la Universidad Rey Juan Carlos, rechazan mayoritariamente el fascismo y el nazismo; en cambio, «el comunismo es defendido y respetado». En flagrante contradicción con el axioma sentado por la propia autora en su capítulo introductorio según el cual el estudio de la extrema izquierda ha sido descuidado por la academia, ahora afirma que «cualquier librería francesa ofrece numerosas obras sobre el comunismo y el marxismo, la gran mayoría con una visión positiva». Cuando aborda el comunismo, la academia francesa no produce sino «hagiografías». La extrema izquierda en Francia, por lo demás igual que en otras democracias, se caracteriza «por su apoyo a los métodos violentos para lograr fines políticos», tal y como se refleja «en el apoyo abierto, la simpatía o la justificación de los terrorismos de extrema izquierda». Al filoterrorismo la autora añade una muesca estigmatizadora adicional: el análisis del perfil sociológico revela que sus votantes se declaran «mayoritariamente musulmanes», deslizando de forma indisimulada un supuesto filoislamismo de la extrema izquierda. En realidad, el análisis maltrata los datos: lo que se desprende de esos mismos estudios postelectorales que maneja Uriarte es que dos terceras partes de los musulmanes franceses que votaron en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2022 lo hicieron a la coalición liderada por Jean-Luc Mélenchon, lo cual es muy distinto a sostener que dos terceras partes del electorado de extrema izquierda son musulmanes3. Por lo demás, en comicios presidenciales precedentes, la población musulmana en Francia se decantó por el Partido Socialista, incorporado ahora a la coalición NUPES (Nueva Unión Popular Ecológica y Social), liderada por Mélenchon. El análisis de la autora sobre España no afina el trazo. Además de las organizaciones políticas herederas del comunismo (incluidas Podemos, Sumar e Izquierda Unida), en la categoría de extrema izquierda incluye a Euskal Herria Bildu y a Esquerra Republicana. Todas estas formaciones insisten en «la lucha de clases, la explotación del proletariado, el antiimperialismo, el anticapitalismo, el rechazo de la burguesía o clases dominantes, el anticlericalismo, y el rechazo hacia la autoridad del Estado, siempre que ese Estado no sea comunista». No hay amago probatorio por ninguna parte; su argumentario descansa en el porque lo digo yo. El aserto de Uriarte admite un contraste rápido: un barrido por los programas electorales de EH Bildu revelan lo gratuito de la enumeración de supuestas «insistencias». Si acudimos al programa electoral de Sumar, el balance es idéntico4. Otro resultado arrojaría un análisis del Euskal Herriko Kontseilu Sozialista, EHKS (Consejo Socialista de Euskal Herria), una escisión comunista ortodoxa del nacionalismo radical vasco que no concurre a elecciones. Por añadidura, la extrema izquierda española estaría fagocitada por las extremas izquierdas catalana y vasca hasta el punto de apoyar «sus contenidos más etnicistas» e incluso «xenófobos». Con tales mimbres no extrañará entonces que Enrique Santiago, secretario general del PCE, mantenga, según Uriarte «simpatías hacia esos grupos terroristas de extrema izquierda» (se refiere a las FARC, Hamas y ETA). ¿Y la relación de la extrema izquierda con el pasado? A diferencia de Vox, que «ha condenado explícitamente los fascismos»5, la extrema izquierda legitima la violencia terrorista y el legado estalinista. La historia y las hemerotecas refutan el aserto, empezando por la supuesta afinidad con el terrorismo en España: la primera manifestación contra ETA en democracia, detonada por el asesinato del periodista José María Portell, discurrió el 28 de junio de 1978 por las calles de Portugalete. La organizó el Partido Comunista bajo el lema «Estamos hartos de violencia y asesinatos. Askatasuna eta bakea (libertad y paz)»6.
Mucho más respetuosos del principio de sine ira et studio son los capítulos dedicados a Alemania (obra de Adriaan P. V. Kühn), Gran Bretaña (David Sarias Rodríguez y Manuel Álvarez Tardío), Italia (Jorge del Palacio Martín) y Suecia (Francisco Beltrán Adell). Constituyen ejercicios intelectuales honestos que tratan de arrojar luz de forma contrastada, documentada y ponderada a sus análisis. Así, Die Linke «no es un peligro para el sistema democrático en Alemania», como muestra que la Oficina para la Protección de la Constitución (la BfV, la instancia que, en virtud de la democracia militante que rige en aquel país, vigila a los enemigos potenciales del orden constitucional) no lo incluya en el catálogo de organizaciones extremistas. La praxis de la Unión Cristiano-Demócrata de Angela Merkel corrobora el criterio. Kühn omite el dato, pero la formación conservadora se abstuvo en la votación en el parlamento regional de Turingia que posibilitó que Bodo Ramelow, el candidato de Die Linke, resultase elegido presidente del Land con los votos del Partido Socialdemócrata y de Los Verdes, además de los de su formación. El corsé impuesto por los coordinadores conduce al autor, de forma contradictoria y contra el propio criterio de la BfV, a concluir que Die Linke es un partido de extrema izquierda, eso sí, añade el autor de forma críptica, «siempre que el término no se entienda de manera normativa»7. Muy distinto, dicho sea de paso, es el caso del partido nacionalpopulista Alternativa para Alemania (AfD). En mayo de 2024, un alto tribunal alemán acaba de ratificar que la BfV siga vigilando a la formación de extrema derecha por, entre otras razones, «promover un estatus jurídico devaluado para los ciudadanos alemanes de origen inmigrante», algo que resulta incompatible con los valores constitutivos del orden liberal en el que se sustenta la Constitución Alemana, en particular por la violación de la dignidad de ciertos grupos sociales8. Tampoco la extrema izquierda británica, residual en términos políticos pero que ha gozado de cierta influencia en el laborismo bajo el liderazgo de Jeremy Corbyn, parece plantear un desafío sustancial a la democracia liberal, a juzgar por el análisis de Sarias y Álvarez Tardío. Al contrario, la izquierda de raigambre post-sesentayochista ha tenido éxito solo en la medida en que han conseguido alinear sus propuestas de ensanchamiento de derechos de grupos marginalizados (mujeres, minorías étnicas, colectivo LGTBI) con el «canon ideológico liberal» que atraviesa la cultura política británica. Su radicalismo, en este sentido, no sería sino una extensión consecuente del liberalismo. ¿Y qué decir de Italia, cuyo capítulo aborda la evolución ideológica del Partito della Rifondazione Comunista, sin representación parlamentaria desde 2006? Ningún indicio apunta a que, en el país de Silvio Berlusconi y Giorgia Meloni, los rescoldos del comunismo más ortodoxo planteen un riesgo real para el orden liberal-democrático. El capítulo sobre Suecia, por finalizar este recorrido, incurre en contradicciones terminológicas de alcance. El Partido de la Izquierda (PI) y Los Verdes, los partidos analizados, se sitúan a la izquierda del Partido Socialdemócrata. Sin embargo, y apoyándose en el politólogo Luke March, Beltrán los etiqueta como «izquierda radical», no como «extrema izquierda». Se trata de algo más que ejercicios de estilo. Un partido, el PI, es «socialista democrático»; otro, Los Verdes, son de «nueva izquierda» o postmaterialista. Ambos promueven la redistribución de la riqueza en el marco del Estado de Bienestar, sociedades más igualitarias, una profundización de la democracia y políticas medioambientales consecuentes. Se trata de formaciones radicales, pero no extremas al punto de poner en riesgo la democracia liberal en Suecia.
En conclusión: una parte sustancial del libro, precisamente la que firman sus coordinadores, entiende las formaciones a la izquierda de la socialdemocracia clásica como el peligro para la democracia liberal. Su lógica es más política que académica, al servicio de una agenda: si la socialdemocracia, en particular la española, no ha activado los cordones sanitarios frente a la auténtica amenaza para la democracia que representa la extrema izquierda, ¿por qué iba a establecerlos la derecha tradicional frente a la extrema derecha, que concita alrededor del 20-25 por ciento de los sufragios en Europa? El resto de estudios de caso, lo mejor del volumen, se desvían de la ruta diabolizante de un comunismo que ya no existe, al menos según la caricatura que de él efectúan los coordinadores del volumen. Jesús Casquete es catedrático de Historia del Pensamiento Político en la Universidad del País Vasco.













[ARCHIVO DEL BLOG] La Historia como ciencia de la verdad. La controversia sobre los orígenes de Al-Andalus. [Publicada el 26/07/2014]









 A la memoria de mi profesor en la UNED,
Don Antonio Antelo Iglesias, que me enseñó 
a amar la Historia Medieval de España 

Ni el pasado ha muerto ni está el mañana ni el ayer escrito, dice uno de los versos más famosos de Antonio Machado. Parece que estuviera hablando de la Historia. Una ciencia que en su busca de la verdad, nunca acaba de estar escrita del todo. Nuestro gran filósofo José Ortega y Gasset dijo sobre ella: "Los historiadores son los notarios del pasado. [...] Cuando se escribe historia o se hace literatura, o se hace precisión, o se calla uno". Y en su famoso prólogo a las Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal de Hegel, dice: "Tener ideas es cosa de filósofos. El historiador debe huir de ellas. La idea histórica es la certificación de un hecho o la comprensión de su influjo sobre otros hechos. Nada más, nada menos".
El pasado mes de junio Revista de Libros publicó un artículo del profesor del Pomona College de Claremont (California), Kenneth Baxter Wolf, titulado La conquista islámica. "Negacionar" el negacionismo, en el que se realizaba una reseña crítica del libro La conquista islámica de la península Ibérica y la tergiversación del pasado: Del catastrófismo al negacionismo (Marcial Pons, Madrid, 2013), del profesor de Historia Medieval en la Universidad de Huelva, Alejandro García Sanjuán. 
El propio profesor García Sanjuán expone en su libro que la tarea del historiador profesional tiene tres dimensiones que no pueden separarse una de la otra: 1) la elaboración del conocimiento histórico; 2) su transmisión a la sociedad; y 3) su preservación a todo intento de tergiversación y manipulación cualquiera que sea su procedencia.
La idea fuerza del libro del profesor Sanjuán -dice el reseñador- es una llamada a las armas contra la tergiversación del pasado en forma de dos mitos relacionados con la conquista de la península Ibérica el año 711. El primero de esos mitos la idea de que la presencia musulmana fue algo ajeno, una catástrofe que puso a la "España cristiana" bajo dominación musulmana. El segundo mito, por el contrario, sostiene que esa conquista nunca llegó a producirse y que en los cambios que se produjeron en la Península a partir de ese año los árabes y los musulmanes solo jugaron un papel secundario.
Para el profesor Baster Wolf si el libro del profesor Sanjuán hubiera hecho suyas las tres tareas definitorias de la profesión histórica expuestas más arriba, debería haberse preguntado, sin repartir etiquetas previas de "catastrofistas" o "negacionistas", que pasó realmente el año 711, conduciendo al lector a la inevitable conclusión de que esa fecha fue testigo de algún tipo de cambio de régimen en el que se vieron involucrados auténticos musulmanes, que ese cambio no fue muy contestado por los habitantes nativos de la Península, y que a largo plazo ese cambio supuso el primer paso hacia una transformación lingüística y religiosa de la mayor parte de sus pobladores.
Un mes más tarde, en el número de julio de Revista de Libros, el profesor García Sanjuán respondía a la reseña de su libro por el profesor Baxter Wolf con un extenso artículo títulado La tergiversación del pasado y la función social del conocimiento histórico. Una réplica a Kenneth B. Wolf
La discusión, para disfrute de historiadores, está servida. Pueden leer ambos artículos en los enlaces de más arriba. Como en la antigua y no finiquitada controversia sobre la identidad de España que a mediados del pasado siglo mantuvieron los historiadores Claudio Sánchez Albornoz: "España es un producto de la cristiandad medieval", y Américo Castro: "España es el producto de un mestizaje de siglos de judíos, moros y cristianos", en la que yo tomo partido inequívoco por el segundo de los citados, creo sinceramente que la razón está de parte de los que piensan que lo que ocurrió el año 711 d.C. en la Península, fue más una invasión que una conquista pero también "algo más". Y en ese algo más es donde está la clave sobre los orígenes de Al-Andalus. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt













El poema de cada día. Hoy, Un soneto me manda hacer Violante, de Lope de Vega Carpio

 







UN SONETO ME MANDA HACER VIOLANTE


Un soneto me manda hacer Violante

que en mi vida me he visto en tanto aprieto;

catorce versos dicen que es soneto;

burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante,

y estoy a la mitad de otro cuarteto;

mas si me veo en el primer terceto,

no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,

y parece que entré con pie derecho,

pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho

que voy los trece versos acabando;

contad si son catorce, y está hecho.


Lope de Vega Carpio (1562-1635)

Poeta español









Las viñetas de hoy

 


















jueves, 25 de julio de 2024

De las entradas del blog de hoy jueves, 25 de julio. Presentación

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz jueves. Antes la autoridad se emparentaba con la experiencia, dice en la primera de las entradas del blog de hoy el cineasta David Trueba, pero ahora vivimos tiempos de renovación tecnológica y parece que hay que sustituir a las personas al primer signo de obsolescencia. En la segunda, un archivo del blog de julio de 2018, el escritor y exministro socialista César Antonio Molina nos hablaba de la poesía como reconciliación y de la esperanza que siempre nos ofrece. En la tercera va el poema Nerviosismo en las ciudades, del poeta eslovaco Ivan Strpka (1944), que nos habla de la soledad. En la cuarta, como siempre, para terminar, van las viñetas del blog. Espero que todas ellas sean de su agrado. Y ahora, como decía Sócrates, nos vamos. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico; al menos inténtenlo. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com










Del odio a los viejos

 









Gerontofobia y parodia
DAVID TRUEBA
23 JUL 2024 - El País - harendt.blogspot.com

Odiar a los viejos es odiarse a uno mismo. Pero vivimos bajo un estado de ánimo en el que es habitual que nos autolesionemos como expresión más extrema de insatisfacción. Sucede con esos jóvenes que se niegan a sí mismos el verse hoy como lo que serán mañana. Actúan como si pagar impuestos para mantener pensiones y salud fuera un sacrificio innecesario. Se empadronan en Andorra como si allí repartieran el elixir de la eterna juventud que en Zamora no encuentran. Incluso en las democracias, la libertad de elección se utiliza para elegir personas autoritarias y reducir los derechos. Ya se entiende que las revistas de moda y belleza no estén sustentadas en portadas y reportajes sobre ancianos vestidos a la última. Quizá se entiende menos que la actualidad cultural y artística comparta esta fobia por lo que supuestamente no retrata bien. En un tiempo no muy lejano la autoridad y la sabiduría se emparentaban con la experiencia y el conocimiento. Como vivimos tiempos de renovación tecnológica, pareciera que las personas también tuvieran que sustituirse al primer signo de obsolescencia.
Les supongo enterados del escándalo dentro de las filas de ERC. Durante la precampaña electoral por la alcaldía de Barcelona, su candidato oficial, Ernest Maragall, fue ridiculizado con una pegada de carteles en la que se le veía junto a su hermano, el antiguo alcalde Pasqual, y bajo el lema: Fuera el Alzheimer de Barcelona. Se ha sabido que los carteles formaban parte de una acción impulsada desde dentro de las propias filas del partido. En este caso no se afeaba ninguna enfermedad del candidato, pues era su hermano el que la padecía, sino tan solo se le descalificaba por su edad. En Estados Unidos, tras el atentado fallido contra Trump que le ha disparado, literalmente, en las encuestas, se puso tan en duda al presidente demócrata Joe Biden que finalmente ha cedido a las presiones y no se presentará a la reelección. Empezó diciendo que no se retiraría de la carrera presidencial salvo que se lo pidiera Dios todopoderoso. Pues bien, ya sabemos que la presión de los compañeros de partido, las donaciones de campaña y el fragor mediático son el equivalente a Dios todopoderoso.
Si su vicepresidenta Kamala Harris, como sería lógico, accede al puesto de candidata, la propia narrativa mediática tendrá que ser capaz de darle opciones de triunfo. Para ello necesitará un grado mayor de popularidad del que solo puede dotarle la parodia. Maya Rudolph es la cómica de Saturday Night Live que la imita a menudo, tratándola como una especie de tieta divertida y vitalista. Necesitará más gasolina en la parodia. Vamos a ver funcionar toda la maquinaria necesaria para convertir en tres meses a quien se consideraba invisible e inservible en alguien capaz y dotado. Del mismo modo en que hemos visto en una semana destruir a un hombre. El presidente Biden tenía los defectos de la vejez. Tropezaba en escaleras, se quedaba suspendido como una red de wifi, confundía nombres y fechas, pero hasta ahora no parecía confundir el bien del mal. Para sobrevivir en la competición hubiera necesitado alguno de los defectos de la juventud. La egolatría, el adanismo, la saña, la competitividad, cierta indolencia. Realmente en las competiciones de hoy, los ancianos parten con todas las desventajas. Si la vida ya es cruel de por sí, nosotros la hacemos un poco más despiadada. Diviértanse mientras puedan. David Trueba es cineasta.