viernes, 22 de noviembre de 2019

[DE LIBROS Y LECTURAS] Al placer se llega por la curiosidad





La escritora Aloma Rodríguez reseña en la revista Letras Libres el libro El placer (Barcelona, Lumen, 2019), de María Hesse, un libro en el que se traza un recorrido, no siempre exacto, sobre algunos tabúes acerca del placer femenino.

"Dibujar el sexo -comienza diciendo Rodríguez-. Hay ramas, plantas que crecen hacia arriba y flores. Hay mujeres de ojos grandes y mirada impertérrita. Hay vulvas y tetas, como si fueran una representación del infinito catálogo de tipos de vulvas y tetas: no hay dos iguales. Hay dibujos de parejas teniendo sexo: penetración, oral, preliminares y el petting de la adolescencia (frotamiento o restriegue, dependiendo de la geografía, vamos). También hay retratos: Cleopatra, Marilyn Monroe, Lilith, Eva… Son las ilustraciones magnéticas de María Hesse en El placer: a veces recuerdan a Matisse, a veces a las pinturas medievales en las que aún jugaban a buscar la mejor manera de representar los planos. Los dibujos de María Hesse son estupendos, se podrían pasar horas admirando la sencillez con la que dibuja una teta, o tratando de descubrir la alquimia con la que consigue que sus mujeres de tinta miren así.

De Lilith a Anaïs Nin. El placer es un recorrido por el gozo de las mujeres en el sexo, por cómo se percibe y cómo se ha contado, es ahí donde se muestra más endeble. También pretende ser el relato del descubrimiento en primera persona del placer y un llamamiento a la investigación y al disfrute. Lilith es, según la mitología mesopotámica y el folclore hebreo, la primera mujer de Adán, a quien abandonó. Después se convirtió en un demonio que usaba el semen de las poluciones nocturnas para engendrar hijos. Aparecen Eva, María Magdalena y un montón de mujeres cuya figura se relaciona con el poder, como Madonna, poetas del placer, como Anne Sexton o Safo, y personajes de ficción como las mujeres de Juego de tronos. Cuando se dice que en la creación del mito Marilyn se obvia que era una gran lectora, es decir, que se le niega su capacidad intelectual. Para rematar su argumento, se podía haber recordado que no solo era una gran lectora, era una escritora secreta: poemas, diarios y fragmentos (por cierto recogidos en un volumen bajo el nombre de Fragmentos en Seix Barral). Cita a Eva Elser, la autora de los Monólogos de la vagina, que primero fue teatro antes de publicarse en 1996: “Lo que no decimos se convierte en un secreto, y los secretos provocan a menudo vergüenza, miedo y mitos”. De ahí la importancia de hablar de la vagina y del clítoris y del placer de las mujeres, de los dildos, de la eyaculación femenina y hasta de una receta de tortilla de patata.

El clítoris. Dice que el clítoris, descubierto en el siglo XV, y los estudios sobre él fueron silenciados hasta 1998. Como leí el libro en casa de mis padre y mi madre es médico, le pregunté si a ella en la carrera le hablaron del clítoris. La respuesta fue afirmativa, a pesar de haber estudiado después del siglo XV y antes de 1998. Da la sensación de que ha pesado más la voluntad de que los hechos avalen una idea que los hechos mismos. Por supuesto que el placer de las mujeres ha sido un tabú, por supuesto que la religión (las religiones) trataban de cercenar el placer y ocultar el sexo. Pero la liberación, no solo la sexual, también la del pensamiento y las costumbres ocurrió hace bastante. Otra cosa es que tal vez sea una cosa que cada uno deba experimentar por sí mismo: romper con los tabúes propios sobre el cuerpo, por ejemplo.

Una historia subterránea. Lo que se entrevé en El placer es mucho más interesante que aquello que se enfatiza, tal vez dejándose arrastrar por la del momento feminista. Enterrada, casi apenas sugerida, está la historia de la ruptura de los prejuicios hacia el sexo de la autora, fruto de una educación más bien conservadora. Deja algunas pistas: cuando su madre le pilla una receta para la píldora anticonceptiva en un bolsillo y, tras un mes de silencio, solo le pregunta: “¿Cómo sabes que es el amor de tu vida?”. A su novio de entonces, en cambio, “su madre le dejó en el cajón una caja de condones”. Y solo sabe de una amiga a la que su madre, al descubrir que mantenía relaciones sexuales con su novio, le recordó la importancia de que ella disfrutara también. El sexo es complicado: es vital pero íntimo. Los padres a veces no saben cómo enfrentarse al asunto, mantener una conversación, y en las charlas de instituto las risitas se llevan el protagonismo y funcionan como un velo del motor de la experimentación: la curiosidad. La literatura en torno al sexo suele ser una fuente más accesible: la literatura científica (recuerdo la enciclopedia sexual de mi madre, siempre al alcance de la mano) y también la literatura erótica (desde los cómics del Víbora, medio escondidos en una estantería en casa de mis abuelos, a los de Milo Manara o las novelas de la Sonrisa vertical –aquí un repaso magnífico de esa colección–). Habría sido muy interesante que María Hesse se hubiera adentrado más a fondo en el relato de cómo se independiza de esa mentalidad más obtusa para entender, por fin, que el placer no tiene nada de malo. Y que la masturbación no produce ceguera".






La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt






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[SONRÍA, POR FAVOR] Es viernes, 22 de noviembre





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...



















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jueves, 21 de noviembre de 2019

[A VUELAPLUMA] Orgullo radical



Alicia Rubio y Santiago Abascal


A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de las autoras cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. Ellas tienen, sin duda, mucho que decirnos. Les dejo con el A vuelapluma de hoy, un texto de la escritora Joana Bonet, criticando las declaraciones de la diputada regional de Vox, Alicia Rubio,  que considera que los valores de la igualdad son una patología.

"Una diputada regional de Vox -comienza diciendo Bonet- ha declarado que el feminismo es un cáncer. Destaca la insensibilidad de la metáfora, irrespetuosa hacia aquellos que lo padecen y luchan contra la enfermedad. Qué mal pensar –y peor decir– el de quienes utilizan el autismo, la metástasis o cualquier discapacidad para desacreditar personas o ­ideas. La señora Rubio, de Vox, se enfanga con la pseudociencia y considera que los valores de la igualdad son una grave patología que se extiende representando a las mujeres de forma “fraudulenta”. De nuevo la ignorancia ocupando titulares y sentimientos. En Madrid han caído las temperaturas, pero en su Asamblea se imparten clases de ­enaltecimiento del espíritu nacional. No digo católico, porque están bien lejos de la verdadera fe cristiana quienes enarbolan el odio y desempolvan una moral retrógrada, una involución de derechos y roles. La señora Rubio ha animado a sustituir la asignatura de feminismo –que proponen otros grupos políticos– por la de costura y ha elogiado el empoderamiento que se alcanza al coser bien un botón. Sin duda, el de costurera es un oficio muy digno, aunque es pavorosa la perversión intelectual de quienes denuncian la ideología de género y en cambio adoctrinan a las mujeres para que regresen a los remiendos y a la cocina, y no precisamente como chefs.

La extrema derecha utiliza el adjetivo radical para desacreditar a la ­izquierda, mientras asume sin problema máximas falangistas. Marx, acusado una y mil veces de radical, explicó mejor que nadie en qué consistía serlo, recurriendo a la etimología. En La introducción a la crítica de la ‘Filosofía del derecho’ de Hegel utiliza el término en dos sentidos interconectados. El primero, referido a la ­crítica teórica, y el segundo, aplicado al capitalismo, hablando de sus “cadenas radicales”. Escribe: “Ser radical significa atacar las cuestiones en la raíz. Y la raíz, para el hombre, es el hombre mismo”. Lo que implica no quedarse en la mera crítica, sino buscar la emancipación del ser, liberarlo de toda cadena: política, económica, social, religiosa, sexual, etcétera. Nada tiene nada de peyorativo, por tanto, sino más bien de utópico. El radicalismo, un movimiento humanista, racionalista y laico surgido a finales del XIX, apelaba a la soberanía individual que tanto temen los ultras –un término procedente de las gradas deportivas más agresivas–. No hay nada de violento o demoniaco en el verdadero significado de radical , aparte de su intransigencia en la defensa de la libertad humana".





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[ARCHIVO DEL BLOG] Sobre el estado de la nacion(alidad) canaria. (Publicada el 25 de marzo de 2009)



Salón de Plenos del Parlamento de Canarias, Santa Cruz de Tenerife


Mi amigo y corresponsal en la ciudad de Mendoza (Argentina), el periodista Alberto Atienza, me llama la atención sobre la excesiva querencia que le presto en mi blog a los asuntos políticos. Su cariñosa protesta me ha hecho recordar el epitafio, apócrifo, sobre la tumba del genial Gruocho Marx: "Perdonen que no me levante". Pues eso les digo yo, perdonen que insista, pero es que el esperpento de la política canaria da mucho juego. Estos días se ha celebrado en el parlamento de Canarias el anual, por llamarlo de alguna manera, "Debate sobre el estado de la Nacionalidad". Y según se haya seguido en tal o cual medio de difusión, la cosa adquiere tintes kafkianos. Yo confieso que no lo he seguido en ninguno concreto, simplemente, por higiene mental, pero sií he leído y oído cada día las crónicas que sobre el mismo han dicho y escrito los que saben de ésto por compromiso profesional, por lameculos y tiralevitas, o porque tienen que comer todos los días como el resto de los mortales y no les queda más remedio que apechugar con el muermo. De la televisión pública canaria, TVC "La Nuestra", ("De ellos" adjetivo yo sin ánimo de polémica) mejor ni hablamos y la descartamos de antemano, aunque cuando "me ha pillado despistado", se me han atragantado sus resúmenes. Y respecto a la prensa escrita de Las Palmas, pues hay de todo, pero mayoritamente, varapalo generalizado al gobierno regional (ATI-CC/PP), que a través de su presidente, don Paulino Rivero, ha hecho un discurso triunfalista, como no podía ser menos, de todos sus logros, ha (in)definido e (in)cuantificado todo lo que va a hacer, y ha echado la culpa de todos los males de Canarias al líder de la oposición, el señor López Aguilar; a la delegada del gobierno central (y amiga personal de un servidor de ustedes), la señora Carolina Darias; al presidente del gobierno español, el señor Rodríguez Zapatero; a los carteros, a los repartidores de productos hortícolas, a los empresarios, los sindicalistas, los polícias, los fiscales, los jueces y los trabajadores en paro. Y ya ésta, aquí paz y después gloria. La realidad es que la economía canaria está entrando en "estado de coma", ante la indiferencia e incompetencia de un gobierno autónomo con signos de encefalograma plano, mientras la población sortea como puede, y con buen espíritu, la catástrofe. Y no dió para más el "Debate sobre el estado de la Nación(alidad)". Hasta el próximo. Prometo no reincidir en bastante tiempo. Les dejo con tres divertidas crónicas de lo que dio de sí el susodicho. Sean felices, si pueden y les dejan. Tamaragua, amigos. HArendt



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Caricatura de Groucho Marx


"LOS PARLAMENTARIOS DE DURACELL", por Alejandro Zabaleta
(La Provincia, 25/03/04)

Los diputados canarios duran y duran en un debate interminable, que consumió siete horas para certificar el desencuentro de siempre Para criticar a los socialistas canarios, Australia Navarro optó por citar a Pablo Neruda, mientras Barragán hacía lo propio con Manuel Chaves. .

Si alguna conclusión se puede extraer de la sesión parlamentaria de ayer, es que el estado de la nacionalidad canaria debe ser interminable, porque sus señorías, sin que nadie se lo pidiera, se marcaron un pleno de siete horas a palo seco. Los canarios desayunaron, se tomaron el café de media mañana, almorzaron y se echaron la siesta mientras Paulino Rivero y compañía no paraban de tirarse los trastos dialécticos a la cabeza. Los de las pilas Duracell bien harían en jubilar a sus simpáticos conejitos y echar mano de estos parlamentarios nuestros, que duran y duran y vuelven a durar, aunque sea para nada.

Porque eso es lo más triste: el pleno podía haber continuado ininterrumpidamente hasta 2010 y aun así Gobierno y oposición no habrían acercado posiciones, enrocados como están en sus visiones parciales de la realidad. "Esto no es un trámite, espero que nadie se canse y que debatamos todo lo necesario", avisaba Rivero en una de sus primeras intervenciones, advirtiendo de lo que se nos venía encima. En fin, si alguien tenía dudas sobre la necesidad de un cambio en el funcionamiento de este tipo de debates, ayer se habrá quedado convencido, después de semejante ladrillo.

La primera parte del pleno, en la que el presidente responde preguntas de los grupos políticos que sostienen el Gobierno, ocupó algo más de la mitad del tiempo y fue, como era previsible, un recital de autobombo a la mayor gloria del Ejecutivo. Tuvo tiempo la portavoz del PP, Australia Navarro, de echar mano de la literatura, rescatando a un poeta afín a una ideología que le es ajena, Pablo Neruda. Así, recordó a los socialistas que "podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera", una cita que quiso reforzar con una falda propia de Floreal (el mes francés, no el ex político canario).

El portavoz de CC, José Miguel Barragán, estuvo aforístico como de costumbre, retratando el desencuentro con los socialistas con el "ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio". Para convencer a la oposición de su errado estado, citó como auctoritas a uno de los suyos, nada menos que Manuel Chaves, eterno presidente de la Junta de Andalucía y socialista de pro. Remató recurriendo a la cultura de masas, para lamentar los gastos que el Gobierno central hace en el programa ¡Mira quién baila! Dispendio que, según Barragán, desautoriza a la oposición para criticar lo que cuesta la emisora televisiva autonómica.

Por fin llegó el careo entre Manuel Marcos Pérez y Paulino Rivero, que tenía el interés de ver cómo se desenvuelve el socialista en debates de enjundia. El que no tenía dudas era el presidente del Gobierno, que basó toda su estrategia en reducir la estatura política de su adversario, acudiendo a veces a un tono retador, a veces a un tono didáctico, como si se dirigiera a un niño al que hubiera que explicar las cosas. En su empeño por jibarizar al adversario, hasta lo motejó de "buena persona", algo que en política no equivale a nada precisamente bueno. Por su parte, Pérez comenzó con una fuerza que se fue diluyendo según avanzaba su intervención, aunque aprovechó para colar alguna velada referencia al caso salmón, como cuando insistía en la afición viajera de Soria.

Mientras se sucedía la liturgia parlamentaria, una diputada se sumaba desde su escaño al desencanto con el funcionamiento de esta Cámara y sus mecánicas. "Me pregunto cuál es el papel real de los parlamentarios, sobre todo de los que apoyan a un Gobierno", tecleaba la nacionalista Dulce Xerach en su blog, con el cloquío de Rivero como banda sonora, después de haber visto cómo su propio grupo no admitía sus cuatro propuestas de resolución, por cierto las únicas presentadas por un diputado a título personal.




Paulino Rivero, presidente del Gobierno de Canarias


"FIDELÍN CHIQUITO", por Francisco Pomares
(Blog "El anillo de Moebius", 25/03/04)

Martes 24 de marzo, 16:47 de la tarde, inicio de la sexta hora (o de la siete, perdí la cuenta) de intervenciones paulinas en el debate del Estado embarazoso. Con diez o doce irredentos más, me esfuerzo por seguir -de pié tras los ventanales del pasillo-, el devenir inacabable de ocurrencias, citas de ‘Oscar Guay’ y desafíos galácticos. De pronto, sufro una revelación. A través del cristal veo al arcángel Gabriel (un Castro Cordobez con alas) que me revela el gran secreto de la legislatura: Paulino Rivero no existe, en realidad es sólo un ente ectoplasmático, una ilusión producto de la hibridación de Fidel Castro y Chiquito de la Calzada, recitando un papel escrito por el guionista de Pasión en Hiperdino.

Fidel: no quiero bromear con cosas serias, pero juro que una vez me contaron en Cuba que lo peor del castrismo fue tener que aguantar sus discursos. Con Pedrosota Ramírez al lado, escuché un discurso de Fidel en la inauguración de un hotel en Varedero, hace veinte años. Sólo tardó media hora. Paulino le supera con creces en todas y cada una de sus entradas estelares: se ha cargado el Parlamento, no hay debate que sobreviva en la diarrea de tanta palabra leída. Al socialista Manuel Marcos, Rivero le invita a hablar más de veinte veces. Pero sólo le deja hacerlo (con el reglamento a mano) en dos ocasiones.

Chiquito, pero matón: un auténtico fistro de la pradera este Rivero. Se pasó las seis horas de puntillas sacando pecho tras la tribuna, retador y faltón, con la chulería preceptiva, y repitiendo las palabras favoritas de su repertorio torero. Amagó varias veces con enseñar papeles y sacar la cuenta de las imputaciones y corrupciones socialistas (como hacía Justo Fernández en sus buenos tiempos del Canal 7 de Paco Padrón), y presentó recortes de ‘El Mundo’ como si fueran informes del Fondo Monetario. Se trabó tanto como suele, pero con dominio de la coreografía: hablo, me callo, respiro, miro con desprecio a los sociatas, vuelvo a hablar, grito, abro los brazos, me callo, señalo con el dedo hacía atrás, me callo otra vez, respiro, grito y vuelta a empezar. A la sexta hora ya le costaba dar pie con bola y no paraba de trabucar; pobres transcriptores. Agotó a las esforzadas chicas del lenguaje de signos.

Pasión en Hiperdino: un guión de telenovela, trufado de palabras como indignidad, traición y servilismo, seguidas –varias veces- de promesas ¡¡por mi honor!! (por el suyo). Y un momento perfecto, momento de protagonista criollo seduciendo a la rubia teñida hija del dueño de la hacienda. Una mirada intensísima a la cámara de Willy, dentro, máxima audiencia: “tengo fama de ser honrado, honesto, serio, trabajador, constante y perseverante”, un autorretrato con mucha modestia. Y luego, apretarse el cinto y reconocer virilmente que los serios también lloran: “Tengo miedo al ridículo”, susurró. Confesiones de galán en la edad madura, dos confesiones por lo que paga usted por una: ¡¡¡Ños, qué precios!!!



Juan Fernando López Aguilar, Secretario General del PSC


"LA NACIONALIDAD, MADRE", por José Antonio Alemán
(Canarias Ahora, 25/03/09)

Hace unos meses, creo que en ocasión de otro debate, confesé aquí mismo que escribía sin saber cómo se había desarrollado ni esperar al acuerdo (o desacuerdo) último. Acerté en lo tocante a cómo fue la cosa y al resultado final, pero no, comprenderán, porque tenga uno especiales dotes adivinatorias sino porque estos políticos son gente previsible. Tanto, recuerden, que meses antes de las últimas elecciones autonómicas ya hablábamos en los periódicos de que CC y PP gobernarían con Paulino de presidente y el PSOE en la oposición. No había siquiera la posibilidad de decir que queda mucha Liga por delante, la respuesta tópica de los futbolistas en trance de descenso.

Reconozco que hice mal entonces, como me reprochara algún lector; sin valorar que al menos no oculté que no me interesaba el asunto, aun a sabiendas de que, de haberme callado, no se hubiera notado mi “ausencia”. Por eso ayer seguí el debate sobre el estado de la nacionalidad. No saqué en claro nada que no supiera. Aunque, eso sí, pude comprobar que, en efecto, la profesión periodística es la segunda más peligrosa; sobre todo si fumas. Porque puedes dormirte con el cigarrillo encendido y despertar en medio de densa humareda y hasta llamas. No ocurrió lo segundo, pero sí que me durmió Paulino. Debería hacerme con una copia para las noches en que pierda el sueño.

Y ayer por la mañana cometí otra temeridad: escuché a Australia Navarro en ayunas. Como por razones de edad uno está ya descatalogado, me pregunté qué se me perdía delante de la pantalla, si no estaba obligado y decidí dejarlo para ocuparme de asuntos propios. Que arreen quienes vienen atrás; les toca ahora mamarse la tranca de informar.

Al mediodía regresé a casa y encontré de nuevo a Paulino ocupando abusivamente mi pantalla. Seguía de pesado en el tono grave de quien quiere transmitir que es un tipo serio y cabal. Pero noté cierta tensión, como si estuviera a pique de liberar el rompetechos que llevan dentro por lo general quienes no llegan a 1,70. Si de su intervención inaugural no anoté nada porque venció el sueño, les dije, en la de Australia Navarro me pregunté a qué venían las críticas a Zapatero. No porque me parezca mal que rajen lo que sea menester sino porque el objeto del debate sobre el estado de la nacionalidad es el balance de lo realizado por el Gobierno de Canarias, no por el central. Aunque también es verdad que cuando creía yo que Australia iba a perderse definitivamente por las antípodas, regresó para hacer el elogio de Paulino y de su Gobierno antes de la crisis, durante la crisis y después de la crisis; si llegamos vivos. Nada digo en contra porque estaba obligada; además, quién sabe, lo mismo la escucha Obama y telefonea a Paulino para saber cómo lo hace y quedo yo fatal.

Vino a decir la diputada popular, en definitiva, que gracias a Paulino, con Soria en los teclados, hay menos crisis que ayer pero más que mañana. Y que todo es culpa de Zapatero malo; la consigna de Rajoy a sus apóstoles y apóstolas que han de aprovechar cualquier oportunidad para darle leña; a él y en el caso canario también al gandul de López Aguilar, la hacendosa Australia dixit.

Vuelvo al presidente porque el hombre, ya embalado, desafió (en mi pantalla, oye) al psocialista Marcos Pérez a dar la cara. Se aprovechó, en el plan marrullero rústico habitual, del formato de este tipo de debates que le da a él todo el tiempo que quiera para alegar mientras el contrincante sólo dispone de unos minutos de réplica. Fue tal la cantidad de desafíos, de cuestiones, de preguntas para responder “aquí y ahora” que debió sentirse el diputado psocialista en la piel de quien ha de resumir en 59 segundos la historia de la Humanidad. Eso anoté y eso fue, justamente, lo que alegó Manuel Marcos Pérez en su réplica.

Ahí los dejé. Con sus reprobaciones y propuestas de resolución del debate en su diálogo de sordos. Éstos deprimen hasta al Alcoyano, club de afamada moral deportiva.


Presidencia del Gobierno de Canarias, Las Palmas de Gran Canaria



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[SONRÍA, POR FAVOR] Es jueves, 21 de noviembre





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...



















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miércoles, 20 de noviembre de 2019

[A VUELAPLUMA] Contra el papel



Fotografía de GVACULTURA



A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. Ellos tienen, sin duda, mucho que decirnos. Les dejo con el A vuelapluma de hoy, un texto del escritor Leonardo Padura, denunciando un fenomeno global de impredecibles proporciones que se está produciendo hoy mismo: se lee distinto y… se lee menos.

"Hace unos tres años -comienza diciendo Padura- el director de un importante diario latinoamericano con más de siete décadas de brega me confiaba compungido que a la edición de papel de su periódico le quedaban unos pocos años de vida. La revolución tecnológica digital se tragaría al tabloide que, ya para ese entonces, había reducido de manera muy notable el número de sus páginas y la cantidad de ejemplares puestos en circulación. 

Esta predicción de un conocedor privilegiado del tema, que cito con cierta frecuencia como ejemplo de las nuevas características de los modos de informarnos que se van imponiendo, se me hizo dramáticamente evidente cuando en un reciente viaje interoceánico indagué si me podían dar un periódico. La sobrecargo del vuelo me contestó entonces que hacía ya meses que no entregaban prensa en sus recorridos. “Si quiere, puede bajar una aplicación para leer noticias”, me dijo, y añadió: “Es que nosotros estamos contra el papel”. ¿Contra el papel?

Para los que crecimos en tiempos no tan remotos en que los libros, los periódicos y revistas, en fin, el conocimiento y la información tenían como soporte principal el papel y dependían de la existencia y disponibilidad de este, el enunciado de una política que con seguridad se presenta como ecológica, conservacionista y moderna, no deja por ello de resultar conmocionante, punto menos que agresivo.

La revolución de la trasmisión del conocimiento y la información que ha supuesto el desarrollo de las tecnologías digitales constituye, sin duda alguna, una de las grandes ganancias del mundo contemporáneo. La conjunción de esa posibilidad con el hecho no menos cierto de que el papel es una materia orgánica que se extrae de la celulosa aportada por los árboles, y que con menos consumo de celulosa pues se preservan muchos bosques que (como el Amazonas) tanto necesita nuestro contaminado planeta, conforman la lógica implacable de que para aprender e informarnos ya resulta posible, y se diría que hasta preferible, prescindir del papel. Entonces podemos incluso pronunciarnos personal o social o corporativamente contra su uso.

La industria de la propaganda y la publicidad, por ejemplo, han aprendido la parte más sustancial de esa lección y en cada sitio o página digital que consultamos, nos salta a la vista, casi entre un párrafo y otro, un anuncio de productos que necesitamos o no, de opciones diversas que nos interesan o no (algunas, de modo alarmante, a veces están relacionadas con algo que hemos comentado verbalmente sin consultar ningún sitio digital: el ojo y la oreja ubicua de El Gran Hermano). Vivimos bombardeados de propaganda que, sin embargo, en muchos países, como ocurre en Estados Unidos, sigue teniendo además su soporte en esos papeles que llenan los buzones de los ciudadanos sin que los ciudadanos lo hayan pedido. ¿Está la industria del consumo contra el papel?

En el mismo espacio físico y temporal en el cual se decreta una posible guerra al papel se está produciendo un fenómeno global de impredecibles proporciones: hoy se lee distinto y… se lee menos. Aunque casi cualquier persona ya pueda tener un teléfono inteligente, acceso a Internet y las más diversas aplicaciones, los índices de comprensión de los mensajes escritos son decepcionantes y las horas dedicadas a la lectura con fines informativos, educaciones o por puro placer estético han decrecido de manera notable en este mundo cada vez más digitalizado, informatizado e incluso alfabetizado, un mundo en el que proporcionalmente quizás se compren más teléfonos móviles que libros impresos en papel.

Sin olvidar un muy válido argumento ecologista y conservacionista de la guerra contra el papel, una política con la que en esencia estoy de acuerdo, me pregunto si decretar una guerra contra el papel, si estar contra su uso en forma de libros (que cada vez se venden menos), de periódicos (que circulan menos), de revistas (de las que sobreviven cada vez menos) es la solución más adecuada a una urgente coyuntura ambiental que puede actuar en detrimento de una necesidad intelectual global que aún no debería prescindir de modos efectivos y tradicionales de trasmisión y preservación del pensamiento. Cuando tanto necesitamos aprender y pensar por nosotros mismos y no solo por lo que nos indique El Gran Hermano que es capaz, incluso, de adivinar nuestras preferencias y pensamientos y bombardear nuestros muy modernos ordenadores y teléfonos dicen que inteligentes".






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[NUESTRA EUROPA] ¿Dónde estaba cuando cayó el muro de Berlín?



Dibujo de Sr. García para El País


Solamente si los europeos estamos unidos -escribe Heiko Maas, ministro de Asuntos Exteriores de la República Federal Alemana- podremos afrontar los cuatro retos actuales a escala mundial, a saber, la globalización, el cambio climático, la digitalización y la migración

Cada uno de nosotros en la Europa que presenció el 9 de noviembre de 1989 puede responder a esta pregunta -comienza diciendo Maas-. Y es que cuando hace 30 años los alemanes del Oeste y del Este se abrazaban entre lágrimas de felicidad no solamente se materializó el fin de la división alemana. Junto con el Muro también caía el Telón de Acero, que durante 40 años había desgarrado a nuestro continente.

Así pues, el 9 de noviembre los alemanes no solo celebramos la caída del Muro. Celebramos la valentía con la cual los habitantes de toda Europa Central y del Este consiguieron la libertad y la democracia. Celebramos una Europa que, con algunas excepciones, tiene la fortuna de estar unida.

Los alemanes sabemos a quiénes les debemos esta fortuna: a los cientos de miles de alemanes del Este que salieron a la calle en favor de la libertad. También se la debemos a los trabajadores del Astillero de Gdansk, a los protagonistas de la Revolución Cantada de los países bálticos, a los húngaros, quienes fueron los primeros en romper el Telón de Acero, a los precursores de la Carta 77 de Praga, a los manifestantes de las velas de Bratislava, a los revolucionarios de Timisoara; a todas las mujeres y los hombres cuyo anhelo de libertad derribó muros y alambres de púas. Asimismo, se la debemos a nuestros amigos y aliados del Oeste —entre ellos también al entonces presidente del Gobierno de España, Felipe González, quien la noche misma de la caída del Muro le aseguró su solidaridad y apoyo al canciller federal Kohl—, pero también a las políticas de la glásnost y la perestroika de Gorbachov que allanaron el camino para la reunificación.

La unidad alemana fue también un regalo de Europa para Alemania; y eso, al finalizar un siglo durante el cual Alemania causó un sufrimiento inconcebible a todo el continente.

De este hecho resulta para nosotros un compromiso particular: culminar el proyecto de la unificación de Europa; construir una Europa que haga justicia a los valores y los sueños de aquellos que salieron a la calle en 1989 en favor de la libertad y la democracia. Este será nuestro objetivo, también el próximo año cuando, 30 años después de la reunificación, asumamos la presidencia de la Unión Europea.

El rescate del euro, la interminable discusión sobre la acogida y repartición de las personas refugiadas: todo esto ha abierto nuevas grietas en Europa. Con el Brexit presenciamos por primera vez que un país abandone la Unión Europea. Además, en muchos países de Europa ganan terreno aquellos que quieren hacernos creer que menos Europa es mejor para nosotros.

Sin embargo, una cosa está clara: solamente estaremos a la altura de los desafíos de este mundo si como europeos estamos unidos. Ninguno de nosotros podrá afrontar por sí solo los cuatro retos actuales a escala mundial, a saber, la globalización, el cambio climático, la digitalización y la migración. De los llamamientos solitarios desde Madrid, Berlín o París se hace caso omiso en Moscú, en Pekín y, lamentablemente cada vez con mayor frecuencia, también en Washington. Tan solo la voz de Europa tiene un peso decisivo y por ello las actuaciones nacionales en solitario por fin han de ser tabú en Europa. En este sentido, contamos en particular con España y su población europeísta; juntos queremos superar estos retos.

— Juntos debemos formular e implementar una nueva política europea respecto a países como Rusia y China. Para ello es necesario contar con una diplomacia europea más efectiva, pero sobre todo es preciso que todos nosotros mostremos mayor flexibilidad. Tener 27 enfoques nacionales distintos nos conducirá al fracaso.

— Juntos debemos hacer más para calmar los conflictos en nuestra vecindad: en el Donbás, en Siria y en Libia. Para ello tenemos que fortalecer los instrumentos con que cuenta Europa destinados a la solución pacífica de conflictos. Además, necesitamos una auténtica unión europea de defensa, que sea complementaria a la OTAN, pero que en caso necesario pueda actuar de manera independiente.

— Juntos debemos luchar por el mantenimiento del orden internacional y convertirnos en el centro de una alianza en pro del multilateralismo, ya que la paz, también en Europa, depende de que se mantenga este orden.

— Juntos debemos adoptar un papel de liderazgo en el ámbito de la protección del clima. Para que nuestro continente sea neutral en cuanto a las emisiones para mediados de este siglo se precisan decisiones políticas valientes y esfuerzos reales en el ámbito social. Si no lo conseguimos malograremos el futuro de nuestros hijos.

— Juntos debemos fortalecer la economía europea para no ser aplastados por el conflicto comercial y la competencia tecnológica entre China y Estados Unidos. Por consiguiente, el próximo presupuesto de la UE debe ser un presupuesto con vistas al futuro que invierta de forma sistemática en investigación, tecnología de punta y digitalización. Es la única vía para asegurar el bienestar de Europa.

— Juntos debemos velar por mantener también la cohesión interna de nuestra Unión. Europa es fuerte si ofrece seguridad social a sus ciudadanas y ciudadanos, si no solo convergen nuestros estándares económicos sino también nuestros estándares sociales. Y Europa es fuerte si respetamos y defendemos valores como el Estado de derecho.

El otoño de 1989 fue muestra de lo que podemos lograr las europeas y los europeos cuando pensamos y actuamos más allá de nuestras fronteras nacionales; fue muestra de la fuerza con que contamos cuando luchamos por la libertad y la democracia, por el derecho y la justicia: es la fuerza de superar muros y fronteras; la fuerza para defender nuestros valores e intereses en un mundo cada vez más autoritario.

Este mundo necesita la valentía de Europa en favor de la libertad, la valentía de 1989. ¡Atrevámonos por fin a ser europeos, a actuar con talante europeo, sin peros que valgan!




La Victoria de Samotracia, Museo del Louvre, París


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