jueves, 23 de enero de 2020

[ARCHIVO DEL BLOG] Jurisdicción universal: ¿Requiescat in pace? (Publicada el 26 de junio de 2009)




La Corte Penal Internacional en sesión



El pasado día 21 leía en El País Semanal un interesante reportaje de Gabriela Cañas, titulado "Los justicieros del mundo" sobre algunos de los dieciocho jueces que conforman la Corte Penal Internacional con sede en La Haya (Países Bajos). Me gustó. Y me llamó poderosamente la atención la seriedad y confianza con que afrontan su misión, la de poner en la medida de lo posible coto a la impunidad conque muchos gobiernos se pasan por la entrepierna el derecho, no sólo el internacional, en materia de derechos humanos. Entre ellos, por supuesto, están todos los poderosos: Estados Unidos, Rusia, China, India.., y algunos no tan poderosos, pero si lo bastante como para sojuzgar impunemente a sus ciudadanos y cometer toda clase de tropelías con ellos y sobre ellos. Antes de leerlo no es que tuviera mucha confianza en la Justicia, a decir verdad, muy poca. En la española, nula, cero absoluto. En la del Tribunal de Justicia Europeo, un poco más. En la de la Corte Penal Internacional, hay que reconocer que se la está ganando a pulso...

Pero hoy ese poso de confianza se me ha ido al traste ante la noticia de que el Congreso de los Diputados aprobó ayer, con el acuerdo del PP y el PSOE (y de otros grupos minoritarios) la limitación de la jurisdicción universal de la justicia española a los casos estrictos en que se hayan visto envueltos ciudadanos o intereses españoles.

Es una mala noticia para la Justicia, y sobre todo para los ciudadanos. Se ha quedado corto el portavoz parlamentario de Izquierda Unida, el señor Llamazares en sus críticas a la decisión mayoritaria del Congreso. Y desde luego no ha estado muy afortunado cuando para referirse a ello ha dicho que brindarán con champán por tal decisión "los halcones del Pentágono", como si solo fuera a los "los halcones del Pentágono" a los que va a encantar la decisión de nuestro Parlamento. También le habría encantado a Pinochet y Milosevic, y seguro que les ha encantado a los causantes del genocidio de Darfur, al todavía presidente de Zimbabue, a los dirigentes de la República Popular China, a los hermanos Castro, a Ariel Sharon, al ínclito Chaves, y porqué no, a Tony BlairJosé María AznarGeorge Bush (hijo), al reelegido presidente iraní y a una buena parte de la clase política internacional.

Por parte del PP, un partido meapilas y reaccionario, me parece normal la decisión; por parte del PSOE, al que comienzan a sobrarle muchas letras de sus siglas, no le encuentro ninguna justificación. Allá ellos. Supongo que es una forma como otra cualquiera, aunque chapucera, de quitarse de encima los problemas diplomáticos que unos cuantos jueces españoles tocapelotas le estaban creando a nuestro ministerio de Exteriores. Es una auténtica lástima. "Un día de luto", titula su comunicado Amnisntía Internacional. Yo también pienso que lo es: ¿Requiescat in pace por la jurisdicción universal de la Justicia?, en España parece ser que sí. HArendt




Sede de la Corte Penal Internacional. La Haya, Países Bajos



La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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[SONRÍA, POR FAVOR] Es jueves, 23 de enero





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...




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miércoles, 22 de enero de 2020

[A VUELAPLUMA] Los terrestres extraterrestres



Niños en un campo de refugiados


El signo más inhumano en este tiempo es la desprotección de los “niños perdidos”, de los menores aliens, afirma en el A vuelapluma de hoy el escritor Manuel Riva. "Dicen que hay un problema muy grande con la infancia -comienza señalando Rivas- y es el de la hiperprotección. No estoy de acuerdo. Puede que en España haya una docena o dos de infantes sobreprotegidos, pero, en general, en este mundo, la infancia está más bien desprotegida. Quizás el equívoco radica en la idea que tenemos de protección. Proteger sería mantener a raya el peligro. La supuesta hiperprotección, en realidad, consiste, básicamente, por lo que se ve, en mantener a raya a los otros. A otros niños y niñas. Sobre todo, a los aliens. Así son denominados, aliens, en el lenguaje popular y en el de la ley, los niños migrantes en Estados Unidos. Para nosotros, todavía la primera acepción es la de extraterrestre. Pero los extraterrestres son cada vez más terrestres y viceversa. Pasada la Navidad, hay noticias que ya se podrían publicar en primera página. Por ejemplo: Cristo resulta ser un alien. O un “niño perdido”.

En Los niños perdidos, Valeria Luiselli cuenta su experiencia como traductora voluntaria ante una corte que decide sobre la suerte de los menores migrantes no acompañados. Hay una palabra precisa para definir a estas personas, “indocumentadas”, pero la que está en el ambiente y también en la información es “ilegales”. Una de las imágenes que impactó a la escritora muestra a una pareja de ancianos sentados en sillas de playa con dos pancartas que asocian “ilegal” con “criminal”. La pareja viajó muchos kilómetros para protestar contra la ubicación de un centro de menores indocumentados en Oracle, Arizona. Valeria Luiselli, que después escribió la gran novela Desierto sonoro, se pregunta qué puede haber pasado en la mente de esas personas mayores y hacer semejante esfuerzo para repudiar a una gente de la que nada saben. En Estados Unidos hay más de 100.000 menores migrantes en centros de detención. Según el reciente estudio de Naciones Unidas Niños privados de libertad, hay en el planeta siete millones de menores de 18 años en cárceles y bajo custodia policial.

Está también muy de actualidad el concepto “suicidio demográfico”. En España y en gran parte de Europa. La inquietud por la baja natalidad. En muchos lugares es noticia excepcional el nacimiento de un niño o una niña. Y hay procesiones para ir a ver a la nueva criatura. No me gusta nada esa expresión, la de “suicidio demográfico”, y menos si se aplica a la España vaciada. Da a entender que el hundimiento es voluntad de quienes sufren el naufragio, y no de un proceso de abandono que desahucia el lugar y lo convierte en deslugar. Hay mucho cinismo en la retórica natalista institucional.

La gente de Verín, en Galicia, se ha movilizado como nunca antes en protesta por el cierre del único paritorio de la gran comarca fronteriza y la supresión de la atención pediátrica. El cinismo es ya total en aquellos que reprochan al feminismo ser causa de la baja natalidad, a la vez que hostigan y tratan de expulsar a la nueva población migrante.

Cuando no nacen, malo. Cuando nacen, no se sabe muy bien qué hacer con esas criaturas extrañas que todavía vienen al mundo. Salvo lo de siempre, y a veces a peor. Desde luego, la explotación del trabajo infantil y la trata y esclavitud sexual. Un mapa, visible e invisible, donde se dan “inimaginables horrores”, como dice otro informe de Naciones Unidas. Pero también es descorazonador ver cómo en nuestro entorno se utiliza el periodo de la infancia no para descubrir la igualdad sino para establecer distancias y marcar a la infancia con las obsesiones clasistas de los adultos. En lugar de potenciar la enseñanza pública, se retrocede hacia la distopía. Incluso hay comunidades que subvencionan la segregación por sexo. Quien más pierde es la infancia. Si la enseñanza consiste en “aprender a pensar”, a esos niños y niñas se les sustrae el principal conocimiento: el compartir y no solo competir. Pierde la infancia su presente, y la sociedad, el mejor recurso. El sentido colaborativo. Al final, todos aliens.

Joséphine Baker, que detenía la órbita de la Tierra al danzar, adoptó a los 41 años a 12 niños de diferentes “colores” a los que llamaba “mi tribu del arco iris”. Había comenzado a ganarse la vida bailando en la calle, a los 10 años. El baile descalzo de una “niña perdida”. Este podría ser el principio de otra historia".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 






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[MIS MUSAS] Hoy, con el poeta Pedro Garfias, el compositor Giacomo Puccini y el pintor Antonio Correggio



La danza de las Musas en el Helicón, de Bertel Thorvaldsen (1819)



Decía Walt Whitman que la poesía es el instrumento por medio del cual la voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz; Gabriel Celaya, que era un arma cargada de futuro; Harold Bloom,  que si la poesía no podía sanar la violencia organizada de la sociedad, al menos podía realizar la tarea de sanar al yo; y George Steiner añadía que el canto y la música son simultáneamente, la más carnal y la más espiritual de las realidades porque aúnan alma y diafragma y pueden, desde sus primeras notas, sumir al oyente en la desolación o transportarlo hasta el éxtasis, ya que la voz que canta es capaz de destruir o de curar la psique con su cadencia. Por su parte, Johann Wolfgang von Goethe afirmaba que cada día un hombre debe oír un poco de música, leer una buena poesía, contemplar un cuadro hermoso y si es posible, decir algunas palabras sensatas, a fin de que los cuidados mundanos no puedan borrar el sentido de la belleza que Dios ha implantado en el alma humana. 

Subo hoy al blog al poeta Pedro Garfias y su poema Primavera en Eaton Hastings, al compositor Giacomo Puccini y su aria Vogliatemi bene, de la ópera Madama Butterfly (que pueden ver en este vídeo, interpretada por la soprano Angela Gheorghiu y el tenor Jonas Kaufmann el año 2007, en Roma), y al pintor Correggio y su cuadro Venus y Amor descubiertos por un sátiro.




El poeta Pedro Garfias


Pedro Garfias (1901-1967) fue un poeta vanguardista de la Generación del 27. A los 17 años se traslada a Madrid para estudiar Derecho, estudios que no concluye. Impulsor del ultraísmo, se opone al modernismo que domina la lírica española de ese tiempo. Funda las revistas de poesía Horizonte y Tableros, y ejerce como periodista. En 1921 frecuenta la Residencia de Estudiantes de Madrid. Sus primeros libros de poemas reciben elogiosas críticas de revistas como Gaceta Literaria, Revista de Occidente y Mediodía. En 1927 participa en el famoso homenaje que los poetas español rinden a Góngora en Sevilla. Al advenimiento de la República se afilia al partido comunista colaborando en sus revistas Línea y Octubre. En la guerra civil participa activamente como comisario político en varias unidades de combate del PCE. Al finalizar la guerra civil viaja a Francia y Gran Bretaña, y en 1940 a México, donde reside hasta su muerte. Les dejo con su poema 



"PRIMAVERA EN EATON HASTING"

Hoy que llevo mis campos en mis ojos
y me basta mirar para verlos crecer
siento vuestra llamada, prados de verde edad,
oigo vuestras palabras, árboles de cien años,
y os busco inútilmente a través de la tarde.
Ni el vuelo de los trinos ni el canto de las ramas
han de romper el duro silencio de mi boca.
Si me quedase inmóvil, como esta buena encina,
vendrían vuestros pájaros a anidar en mi frente,
vendrían vuestras aguas a morder mis raíces
y aun seguiría viendo con su blancura intacta,
quien sabe si dormida, la España que he perdido.




El compositor Giacomo Puccini



Giacomo Puccini (1858-1924) fue un compositor italiano visionario. Para él, el uso de pasajes modales o recursos politonales y la tonalidad o la atonalidad eran cuestiones de efecto que estaban definidas por las necesidades dramáticas de la obra. Fue uno de los pocos compositores de ópera capaces de usar brillantemente las técnicas operísticas alemana e italiana. Se le considera el sucesor de Giuseppe Verdi. Algunas de sus melodías, como "O mio babbino caro" de Gianni Schicchi, "Che gelida manina" de La bohème y "Nessun dorma" de Turandot, forman parte hoy día de la cultura popular.

Madama Butterfly es una ópera en tres acto con música de Giacomo Puccini y libreto en italiano de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica. Puccini basó su ópera en parte en el cuento "Madame Butterfly" (1898) de John Luther Long, que fue dramatizado por David Belasco. Puccini también se basó en la novela Madame Chrysanthème (1887) de Pierre Loti. Según un estudioso, la ópera se basó en acontecimientos que realmente ocurrieron en Nagasaki a principios de los años 1890.




Antonio Correggio (1489-1534), fue un pintor italiano del Renacimiento, dentro de la escuela de Parma que se desarrolló en la corte de los Farnesio durante el apogeo del Manierismo en Italia. Los datos conocidos de su vida son escasos. Empezó a pintar en Mantua, donde trabajaba Andrea Mantegna, que fue su principal influencia de juventud. Fue influido también por Lorenzo Costa el Viejo y Leonardo da Vinci. Estuvo en Roma entre 1517 y 1520, época en la que adquirió un clasicismo naturalista al contacto con Rafael y Miguel Ángel. Su gran admiración por el primero ha hecho que se le atribuya la frase (seguramente apócrifa) de Anch'io sono pittore! (¡También yo soy pintor!)



Venus y Amor descubiertos por un sátiro, 1525 
Museo del Louvre, París



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[SONRÍA, POR FAVOR] Es miércoles, 22 de enero





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...



















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martes, 21 de enero de 2020

[A VUELAPLUMA] Sobre el arte de no escuchar



El diputado Santiago Abascal, en el Congreso


Tendría que enseñarse en las escuelas el arte de aprender a no escuchar. Y es que frente a la nube de banalidad de muchos discursos políticos, señala el escritor Andrés Barba en el A vuelapluma de hoy, tal vez no prestar atención sea una solución.

"El escritor y editor inglés J. R. Ackerley -comienza diciendo Barba- consignó en una entrada de su diario una de esas pequeñas epifanías domésticas que a veces nos hacen comprender súbitamente el carácter de un familiar. Él, que siempre se había quejado de la incapacidad crónica para escuchar de una hermana con la que convivía, se dio cuenta durante una cena de que el ensimismamiento de su hermana estaba acompañado —como en el caso de esos animales minúsculos que se ven obligados a sobrevivir en un entorno hostil— de un don de proporciones equiparables: el de ser capaz de repetir las últimas palabras que se habían dicho y a las que, por supuesto, no había prestado ninguna atención. De ese modo, cada vez que él la acusaba de no escuchar, ella era capaz de repetir —como si recogiera del aire una especie de reverberación— la información necesaria para hacerle creer que sí lo había hecho, cosa que era evidentemente falsa. Esa pequeña epifanía, curiosamente, le hizo ser indulgente con ese defecto que hasta entonces le había sacado de sus casillas.

Si es cierto que es molesto que no nos escuchen, no lo es menos que la gente lo hace por distintos motivos. Resulta extraño, por ejemplo, que la incapacidad para escuchar sea el defecto compartido de dos perfiles de personas tan distintas como los ensimismados y los egomaniacos. Cada uno por sus motivos, los dos acaban en el mismo lugar. Unamuno, que odiaba particularmente a la segunda categoría, se quejaba en su Diario íntimo de esas personas que conversan sin escuchar a su interlocutor “impacientes por decir siempre lo suyo” y concluía que ese fenómeno es “síntoma de una enfermedad dolorosísima” a la que no pone nombre, pero que no nos cuesta reconocer como propia. Podríamos preguntarnos qué habría pensado Unamuno, por poner un caso, del debate televisivo previo a las últimas elecciones en el que no solo era evidente que los candidatos no se escuchaban entre sí, sino que ni siquiera parecían entender las preguntas que les hacían los moderadores, porque contestaban —bordeando el autismo— lo que ya habían preparado sus asesores de prensa. Tal vez añadiría que se trata de un círculo vicioso: quien habla sin saberse escuchado cada vez se preocupa menos por no decir estupideces ya que, al fin y al cabo, todo da lo mismo. Lo que nos llevaría a sumar una tercera observación: la de que en ese estado de cosas resulta inevitable que cada vez tenga menos consecuencias haber dicho una estupidez. Pero dejémoslo ahí.

Ante el vicio de pedir, la virtud de no dar, solía decir mi abuela con sadismo castizo cada vez que le pedía dinero para un helado. Frente a la nube de banalidad de muchos de los discursos políticos, tal vez el arte de no escuchar sea, al fin y al cabo, una solución posible. Y es que el tan cacareado “arte de escuchar” también puede llegar a rozar lo siniestro. La última publicación que he encontrado al respecto, el libro de la norteamericana Kate Murphy, tiene un título que es, en sí, una reprimenda: You’re not Listening: What You’re Missing and why it Matters (No escuchas: lo que te pierdes y por qué es importante). ¿Cómo confiar en un libro que te echa la bronca antes de abrir la primera página? Murphy comienza su aleccionamiento con un párrafo más que revelador: ¿cuándo fue la última vez que escuchaste a alguien?

Me refiero a escuchar de verdad, sin pensar en lo que quieres añadir a continuación, sin mirar el celular cada tres segundos o saltar para decir lo que opinas. Y todo bien con la atención, pero esa escena que describe como el epítome de la felicidad podría interpretarse también de una forma aterradora: la de imaginarnos, como en una pesadilla afiebrada, que esa persona a la que hay que atender es, imaginemos, Santiago Abascal hablando sobre violencia de género y que, frente a cada una de esas palabras, debemos abrir las compuertas de nuestra mente de manera completamente rendida, sin pensar en lo que queremos añadir a continuación, sin saltar para decir lo que opinamos.

En su pequeña epifanía doméstica, J. R. Ackerley acaba concluyendo que, si bien cometen la impertinencia de no atender, algunas de las personas que no escuchan al menos tienen la dignidad de no exigir una atención tan inmisericorde, lo que no deja de ser signo de grandeza en este mundo de bebés chillones.

No escuchar es, al fin y al cabo, un sistema de defensa tan elemental como cualquier otro. Y no menos eficaz. Si no nos empeñáramos en combatir algunas de las estupideces que nos empeñamos en oír, tal vez dejaríamos de oírlas antes de lo que imaginamos. Hasta del bicho más pequeño del bosque, sigue diciendo Ackerley, puede aprenderse algo. Podemos perdonarle que llame bicho a su hermana. La lección, al menos, está clara: no siempre es razonable indignarse, el invierno es largo; la energía, limitada".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 






La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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[ARCHIVO DEL BLOG] Morir y vivir con dignidad. (Publicada el 23 de junio de 2009)







No creo que haya muertes dignas o indignas. La vida es la que tiene que vivirse con dignidad. Y cuando esa dignidad desaparece, desaparece todo sentido de vida. Un amigo y compañero de afanes universitarios, filósofo, historiador y abogado, Julio Santamaría, me escribe hace unos días enviándome un texto emocionado y emocionante sobre la experiencia que ha supuesto para él la muerte de un familiar muy cercano. Supongo que muchos de ustedes, todos más o menos tarde, han pasado por ese trance, y la experiencia personal de cada uno es intransferible. Mi amigo ha titulado su texto ¿El suicidio como proyecto vital?, y es una crítica de la legislación española y canaria sobre la muerte digna, llámese ésta testamento vital, tratamientos paliativos o eutanasia. Me ha parecido muy interesante y digno de reprodicirlo en el blog. HArendt 






¿EL SUICIDIO COMO PROYECTO VITAL?", por J.S.

1.- No hay contradicción en el título de estas reflexiones. Está así redactado premeditadamente. Las circunstancias y experiencias sociales y personales delimitan y definen la trayectoria del ser humano. En otros términos: de la misma forma, modo y decisión con que proyectamos nuestra vida de joven hacia el futuro, igual ha de ser la proyección a la muerte. Una y otra elección son los actos más trágicos, de mayor responsabilidad, y de creación del ser personal, o profesional y/o de su despedida de este mundo. No me refiero a la eutanasia en su plenitud de significación, sino al hecho mismo de morir. Hume, filósofo Inglés del Empirismo en su Ensayo, el Suicidio, dejó ya escrito que el ser humano, cuando en su deterioro se convierte y llega a ser carga para sí y para la sociedad, su destino es claro: la muerte voluntaria: “Que el suicidio puede a menudo ser consistente con el interés, y el deber para con nosotros mismos es algo que nadie puede cuestionar, una vez que se admite que la edad, la enfermedad, o la desgracia pueden convertir la vida en carga, y hacer de ella algo peor que la aniquilación”“Ningún un hombre ha renunciado a la vida, si ésta merecía conservarse”.”Tal es nuestro horror a la muerte, que motivos triviales nunca tendrán fuerza suficiente para hacer de ella algo deseable,”-, incluso dejando a parte la religión y el código penal de las sociedades. “Si se admite  que el suicidio es un crimen, sólo la cobardía nos puede empujarnos a cometerlo. Pero si no es un crimen,-y los códigos penales no pueden definirlo,-“sólo la prudencia y el valor podían llevarnos a deshacernos de la existencia, cuando ésta ha llegado a ser una carga.”, “Es este el único modo en que podemos ser útiles a la sociedad y preservaría para cada uno su oportunidad de ser feliz en la vida, y lo libraría eficazmente de todo peligro y sufrimiento.”

Hipócrita, patana y engañosamente a ese camino no van dirigidas la Ley nacional del testamento vital, ni la norma regional. Ni el parlamento español, ni el canario han entrado a legislar vitalmente sobre la eutanasia. Han servido legislación descafeinada del mismo color. Muerte o su aproximación. Pero sucede que, en ese camino del ser humano hacia su destino final, se le puede endulzar y racionalizar el sufrimiento. Y a esa permisión vergonzante se le llama testamento vital. Manifestación documental del que ha de morir, realizada en plena advertencia y conciencia ante presencia notarial, sobre su voluntad de tratamiento al perder la capacidad de obrar. Nada más. Y sin embargo las situaciones vitales que todos los seres humanos hemos de vivir, y de quienes han desaparecido de este  paraíso “infernal” exigen más. Exigen algo más que orientaciones psicológicas a enfermo y familia, y profesionales médicos, que convierten esos días, meses, o años de deterioro general, y situación amenazante, difícil y cambiante: la concienciación de la persona, y de la sociedad, que la muerte debe y puede elegirse como solución, y meta final.Y ello como se elige una profesión en el recorrido de la vida. La equivocación en la elección profesional crea o puede crear, desorientación, angustia e improductividad personal, familiar y social del apocado, permanentemente equivocado y carente de voluntad.

2.- A nuestro criterio sólo con una preparación para la muerte antes de la enfermedad, la inseguridad física y personal del enfermo, y su temor, se transforma o debe transformarse en tranquilo vivir para morir. La capacidad de verbalización del hombre le ha servido para desempeñar muchas facetas en su  camino evolutivo; en su evolución cognitiva, para la resolución de sus problemas, planificación de sus objetivos, y el control de sus eventos fundamentales de su vivir. La misma capacidad con la que ha creado y elaborado el conjunto de sus creencias. En la realidad y en el contexto de la certeza de la muerte próxima, ser verbal significa tener la habilidad de traer al presente cosas totalmente desconocidas, y que aún no han sucedido: el deterioro trágico del su salud, lo que puede ocurrir después de su desaparición; las imágenes de futuros cargados de gran dolor, y las comparaciones seguras de lo que podía, y pudo hacer antes de su situación límite de salud, y sentir lo que no puede hacer en el instante mismo de de su grave enfermedad.

Los pensadores existencialistas fueron los primeros predicadores de la construcción del hombre. El hombre ante la tragedia de la elección de su ser. La posibilidad de error ante la elección de su trayectoria vital provoca y obliga a sentir en el hombre el sentimiento aquel o estado anímico de asco, tragedia, nausea, y temor por las consecuencias de la equivocación. Los existencialistas sembraron gratis la verdad y la necesidad del obrar libre y conscientemente en la construcción del ser del hombre. Toda elección equivocada en su profesión, esclaviza al ser, o ciudadano concreto a un continúo vaivén de acciones y proyecciones cuyo final es el fracaso y la despersonalización. El hombre sin meta electiva y programada orilla la nausea perenne de su existencia. La ineficacia en la acción, y la despersonalización constante traducida en presente y permanente desesperación. Hoy, y ayer es la tragedia de la falta de formación. La equivocación constante y no percibida coloca al hombre en situaciones límites, en las que la cobardía y el miedo a la vida le impiden consumar lo que desea y rechaza culturalmente su sociedad, el suicidio. Se hermanan, pues, el fracaso ante la vida, como es la vida personal desarticulada, con el desastre final de la vida como degeneración de su salud, y la carga innata para si mismo, y la sociedad. Filippo Strozzi, rico comerciante de Florencia, (1488-1538) que fue capturado tras el fracaso de la rebelión que había planeado contra Cósimo de Médicis, fue encontrado muerto en su celda. Junto a él, una nota en la que se decía:”hasta ahora no he sabido cómo vivir; sabré ahora cómo morir”.

Sería fácil probar que el suicidio es tan legítimo dentro de la doctrina cristiana como lo fue para los paganos. Esa grande e infatigable norma de fe y de costumbres que debe dar dirección a toda razonamiento humano, nos ha dejado en completa libertad en lo que se refiere a este punto. La resignación a la Providencia se nos recomienda, ciertamente, en la Escritura, pero eso implica solamente sumisión a males que pueden remediarse con el ejercicio de la prudencia o de la fortaleza, pero no a los males que son inevitables como la muerte por degeneración y destrozo lentamente del cuerpo con inseparabilidad del dolor más atroz. No matarás es, evidente, un mandamiento que prohíbe matar a los demás, sobre cuya vida no tenemos autoridad., Que este precepto, como la mayoría de los preceptos de la Escritura, debe ser modificado mediante la razón y el sentido común, queda de manifiesto en la práctica del derecho penal, en la que los Magistrados, aún hoy, castigan a criminales con la penal capital, a pesar de lo que dice la letra de la Ley, y la norma penal. Pero si ese mandamiento se refiriera también al suicidio, ahora no tendría autoridad, porque toda ley de Moisés ha sido abolida, excepto en aquellos puntos, que se basan en la ley natural. Pero el suicidio no está prohibido por esa ley, la natural. Y el caso es que cristianos, y paganos han participado del mismo fundamento. Catón y Bruto, Arrea y Porcia actuaron heroicamente. Quienes ahora imitan su ejemplo deberían recibir las mismas alabanzas de la posteridad. Algo así como la admiración que despierta Sócrates que consumó el suicidio con la cicuta.

3.- Insinuado ya el pensamiento de Plinio debería terminar traduciendo textualmente sus palabras de su Historia Natural, II ,5: Dios aún cuando quisiera no puede darse muerte, y ejercitar es privilegio que concedió al hombre en medio de tantos sufrimientos. He ahí por qué bautice al testamento vital como falacia ante la necesidad del enfermo terminal. En el caso del individuo enfermo, sin capacidad de aseverar, conocer o casi respirar por los retortijones del dolor,

¿ El profesional de la medicina, y familiares pueden, y se deben acoger, y respetar literalmente al testamento descafeinado vital de nuestras leyes, o aplicar de forma progresiva la sedación, como práctica racional paliativa del bienestar del enfermo y su paz final, tal y como personalmente haya dejado escrito aunque suene a suicidio ?.La razón y el sentido común me obligan, y me obligaron a desear ese tratamiento hace unos días para un familiar. Suicidio testamentario o desgarramiento final. Pero…en esa Comunidad donde se produjo la muerte la terapia paliativa se confunde con el homicidio. Por desgracia, también, se dan homicidios culturales. -¿No lo siente así el lector?"




La muerte de Sócrates. Jacques-Louis David, 1787





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