sábado, 21 de octubre de 2017

[Cuentos para la edad adulta] Hoy, con "Diez años después" (Anónimo indio)






El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Desde hace unos meses vengo trayendo al blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros.

Continúo hoy la serie de "Cuentos para la edad adulta" con el titulado Diez años después, que forma parte de la cultura tradicional india. Durante las próximas semanas voy a ir subiendo al blog narraciones anónimas del folclore y la cultura universal.  Les dejo con:


DIEZ AÑOS DESPUÉS
(Anónimo indio)



El monarca de un reino de la India tuvo noticias de que había en la localidad un faquir capaz de realizar extraordinarias proezas. El rey lo hizo llamar y, cuando lo tuvo ante él, le preguntó:

-¿Qué proezas puedes efectuar?

-Muchas, majestad -repuso el faquir-. Por ejemplo, puedo permanecer bajo tierra durante meses o incluso años.

-¿Podrías ser enterrado por diez años y seguir con vida después? -preguntó el monarca.

-Sin duda, majestad -aseveró el faquir.

-Si es así, cuando seas desenterrado, recibirás el diamante más puro del reino.

Se procedió a enterrar al faquir.

Se preparó una fosa a varios metros de profundidad y se dispuso de una urna de plomo. El faquir, antes de ser sepultado, se extendió hablando sobre sus cualidades espirituales y morales que hacían posible su autodominio y poder. Todos quedaron convencidos de su santidad. Fue introducido a continuación en la urna y enterrado. Durante diez años hubo guardianes vigilando la fosa. Nadie albergaba la menor esperanza de que el faquir sobreviviese a la prueba. Transcurrió el tiempo convenido. Toda la corte acudió a la tumba del faquir, con la certeza de que, a pesar de su santidad y poder, habría muerto y el cadáver sería solamente un conjunto de huesos putrefactos. Sacaron la urna al exterior, la abrieron y hallaron al faquir en estado de catalepsia. Poco a poco el hombre se fue reanimando, efectuó varias respiraciones profundas, abrió los ojos, dio un salto y sus primeras palabras fueron:

-¡Por Dios!, ¿dónde está el diamante?

FIN






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt






Entrada núm. 3937
elblogdeharendt@gmail.com
La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)