lunes, 26 de febrero de 2024

[ARCHIVO DEL BLOG] Los fastos de Cádiz. Carta abierta a la Ministra de Cultura. [Publicada el 20/04/2009]











Estimada Ministra:
Felicidades, en primer lugar, por su nombramiento. Los ministros y ministras de Cultura tienen buena prensa en este país. Estoy seguro que, a pesar de los chistes y bromas sobre la "SINDEs-carga" su paso por la Casa de las Siete Chimenas será positivo para el mundo de la cultura española.
Leo esta mañana en El País la crónica de Isabel Gallo ("Otra lección de historia") sobre la próxima emisión por TVE de una serie coproducida por TVE, TV-3, TV Aragón, Canal de Historia, Sagrera Audiovisual y Casa Árabe, y dedicada a conmemorar el 400 aniversario de la expulsión de los moriscos españoles de los territorios de la Corona.
No es que tenga una gran fe en las series históricas con el sello "made in Spain", aunque es cierto que hay notables excepciones. El artículo de Isabel Gallo cita algunas de ellas. La última, "Águila roja", a mi me parece un auténtico bodrio, pero en fin, para gustos se hicieron colores.
Estoy seguro de que usted ha disfrutado la reciente serie de la HBO norteamericana, dirigida por Tom Hooper, y producida por Tom Hanks y Gary Goetzman, dedicada a la vida del que fuera segundo presidente de los Estados Unidos de América, el abogado bostoniano John Adams. Una miniserie de siete capítulos, basada en el libro del historiador norteamericano David McCullough, realmente notable, que ha alcanzado una merecida fama y reconocimiento.
La disfruté muchísimo. Con especial delectación, los capítulos en que vemos como se va fraguando en el Congreso Continental celebrado en la ciudad de Filadelfia el impulso hacia la Declaración final de Independencia, proclamada el 4 de julio de 1776.
¡Qué envidia!, pensé para mis adentros... ¿Seríamos los españoles capaces de hacer una serie de televisión similar, narrando con seriedad y rigor históricos, las peripecias que llevaron a nuestro país a las "Cortes Generales y Extraordinarias de la nación española" que elaboraron entre 1810 y 1812, en plena guerra contra el ejército napoleónico, la primera Constitución de nuestra historia? El año que viene estamos ya inmersos en el Bicentenario, y en 2012, de cumpleaños...
El asunto no ha tenido un excesivo tratamiento literario. El más conocido, el de mi paisano, el grancanario don Benito Pérez Galdós, en uno de sus "Episodios Nacionales", el titulado "Cádiz", que no es precisamente uno de los más conseguidos. A comentar dicho "Episodio" dedicaron sendos artículos afamados historiadores como José M. Cuenca Toribio y Soledad Miranda García en "Las Cortes de Galdós", uno de los artículos del número monográfico de "Cuadernos Hispanoamericanos", de octubre de 1988, dedicado a la presencia de "América en las Cortes de Cádiz", o el profesor de la Universidad de Cádiz, Miguel Soler Gallego, en su "Reflexiones acerca del "Cádiz" de Benito Pérez Galdós como novela histórica. Un reflejo de la vida y la época de las Cortes".
Tiempo tenemos, señora ministra, pero ¿tendremos voluntad? Confío en que sí. Tamaragua, amiga.
Afectuosamente, su amigo,
HArendt










domingo, 25 de febrero de 2024

De la cobardía moral

 






De Kant a Putin, y viceversa
FERNANDO VALLESPÍN
25 FEB 2024 - El País - harendt.blogspot.com

El año en el que celebramos el tercer centenario de Kant, el filósofo de la paz perpetua y del más elaborado discurso moral, es también aquel en el que el totalitarismo comienza a enseñar sus colmillos. No es ya solo que Putin persevere en el espanto de una guerra de agresión, es que ha comenzado a transformar su régimen en algo indistinguible de un totalitarismo de manual. Empezando por su rasgo más característico, el uso de la violencia hacia toda disidencia interna. No se trata ya solo de la eliminación de Navalni, el disidente noble, o de Prigozhin, el villano díscolo, o del triste piloto desertor asesinado en España; están también todos los disidentes agredidos o liquidados por medios químicos o biológicos fuera del país, o la represión interior de quienes osen poner en cuestión al dictador. Si, como decía Arendt, el totalitarismo es la “dominación total por medio del terror”, el régimen de Putin y su corte de oligarcas encajan en este modelo como un guante. También, desde luego, por su aceptación del imperialismo y la guerra.
Lo más sorprendente es la desvergüenza con la que lo escenifica y proclama. ¡Que todo el mundo se entere! El terror y la violencia como principal instrumento de amedrentamiento. Seguro que ha filtrado también su intención de colocar un artefacto nuclear en el espacio, justo cuando ahora además procede, por boca de su machaca Medvédev, a amenazar a Occidente con un ataque nuclear si sigue porfiando en no reconocer lo que considera sus fronteras legítimas. Ucrania, desde luego, ¿pero por qué no los Bálticos también? Como buen depredador, ha olido la debilidad y cobardía de sus adversarios: unos Estados Unidos que pronto pueden caer bajo las garras de otro loco imprevisible, y una Europa fatigada y fragmentada también por guerras culturales y los conflictos derivados del combate al cambio climático, que pueden propiciar un nuevo empujón hacia la extrema derecha. Y tocada también por el propio desenvolvimiento del conflicto en Palestina y una total y escandalosa ausencia de liderazgo. Mientras tanto, Ucrania se queda sin munición.
Por parafrasear al filósofo de Königsberg, Europa ha vuelto a reincidir en su minoría de edad autoculpable, incapaz de hacer honor a los principios que proclama y a la responsabilidad que le exige este momento histórico. Pávida y ensimismada, cae de nuevo en la tentación de reemprender el camino de Múnich. Pronto Ucrania puede jugar el papel de los Sudetes, pensando así que quizá podrá evitar una nueva guerra. El matonismo de Putin es perfectamente racional. Basta un somero análisis de donde nos hallamos, probablemente en el momento más bajo de nuestras ansias de libertad, con el civismo republicano hecho unos zorros. Es además muy congruente con lo que significa Rusia, el gigante con pies de barro que ha demostrado ser hasta ahora en Ucrania. Pero capaz de amedrentar con la amenaza nuclear. Putin no va a desperdiciar el único activo que le queda.
Es posible que no estemos en condiciones de llevar a la práctica el rigorismo que nos exige el imperativo categórico kantiano. Atendamos entonces al menos exigente de su reinterpretación por Adorno: “Obra y piensa de tal modo que Auschwitz no se repita, que no ocurra nada parecido”. No plegarse al totalitarismo debe ser la motivación moral mínima a partir de la cual guiar nuestra acción colectiva. O, por decirlo con Camus, “impedir que el mundo se deshaga”. No sé yo si hasta eso es ya demasiado pedir a esta nueva raza de políticos sonámbulos que caminan directos al precipicio. Fernando Vallespín es politólogo.













De la privacidad de nuestros pensamientos

 






¿Seguro que tus pensamientos son privados?
JAVIER SAMPEDRO
24 FEB 2024 - El País - harendt.blogspot.com

La ciencia de leer la mente va a llegar al Parlamento español. No, no es que el doctor Moreau vaya a implantar chips en los diputados para saber lo que van a votar, a qué partido se van a fugar ni cuál de ellos se va a equivocar con el dedito mientras está pensando en otra cosa. Verás, eso no estaría ni tan mal, y quizá acabe llegando en algún futuro distópico, pero todavía no estamos ahí. Lo que nuestros representantes públicos van a experimentar, en caso de que asistan a la sesión, es una explicación solvente de los riesgos reales que la tecnología del cerebro plantea ahora mismo para nuestras sociedades. El ponente, Rafael Yuste, es un neurocientífico de primera línea que ya ha convencido a los legisladores de Chile, Brasil y Estados Unidos. Señorías, habrá que escuchar con atención sus argumentos.
Pensar algo no es delito ni en la dictadura más sanguinaria que podamos imaginar. Decir algo tampoco suele serlo en una democracia, salvo en casos extremos de odio o difamación, cuando te puede costar un multazo o una temporada a la sombra. Pero el mero pensamiento es inimputable, en el sentido jurídico de que no hay nada que imputarle. “You are innocent when you dream”, cantaba Tom Waits, eres inocente cuando sueñas. ¿Pero lo eres de verdad?
En las parejas tradicionales, el mero hecho de desear a otra persona suele generar mal rollo. Si una aspirante a un empleo piensa quedarse embarazada, lo mejor es que su empleador no lo sepa, porque lo más probable es que no la contrate así tenga un premio Nobel. El empleador, por cierto, tampoco querría que su intención de discriminar a la candidata se pudiera leer en su cerebro.
La razón de que todos estemos tan seguros de que nuestros pensamientos son privados es en realidad un error filosófico que llevamos puesto de serie: el dualismo, el mito de que la mente es una cosa distinta del cerebro. El culpable más famoso es Descartes, aunque lo único que hizo el pobre fue codificar un automatismo atávico que todos padecemos. Por desgracia para el chauvinismo sagrado de nuestra especie, la mente es el cerebro. Cuando piensas, sientes, recuerdas, planeas o lamentas algo, es porque el prodigio neuronal que llevas puesto en el cráneo se activa y reconfigura. No hay alma, no hay magma informe, no hay nada más. Sé que esta es una idea perturbadora, pero no está escrito en las estrellas que la realidad deba adaptarse a nuestros prejuicios.
La consecuencia inmediata de lo anterior es que tu alma se puede leer desde fuera de tu cráneo. Si estás pensando engañarme, yo lo puedo saber sin más que registrar la actividad de tu corteza cerebral. Lo mismo vale si estás planeando difamarme, robar mis ideas, aprovecharte de mis sentimientos o darme un garrotazo en la cabeza. La privacidad de tus pensamientos no es un fenómeno fundamental, sino una mera consecuencia de nuestra limitación tecnológica. Nada más que un problema técnico. Y ese problema técnico se está disipando a gran velocidad.
Hasta ahora, la privacidad del pensamiento ha estado garantizada por la imposibilidad de leerlo. Ahora tendremos que protegerla con leyes. Ese es el punto que Yuste hará en la Carrera de San Jerónimo.
Otra cuestión es si realmente queremos que nuestros pensamientos sean privados. Yo, por poner un ejemplo tonto, estaría encantado de que un neurólogo me explicara lo que estoy pensando, por muy inconfesable que sea. Tal vez la privacidad mental solo les preocupe a los delincuentes y a los adúlteros. Al fin y al cabo, los novelistas se ganan la vida desnudando su mente. Javier Sampedro es genetista.













De la voluntad de Dios

 






Las manos de Hadi Matar
LÍDIA JORGE
25 FEB 2024 - El País - harendt.blogspot.com

La fuerza que conduce el agua a través de las rocas, dirige mi roja sangre. (Dylan Thomas)
Uno. La Avenida 24 de Julho es una de las principales arterias de Lisboa y conecta la parte oriental de la ciudad con la que se proyecta en dirección al mar. A cualquier hora del día, la circulación del tráfico es razonablemente fluida, pero cierta mañana de la primavera de 2022 uno de los carriles se vio completamente bloqueado. Algo raro pasaba. En medio de uno de los pasos de peatones, junto al semáforo, había un conejo grisáceo inmóvil. Cuando los coches hacían ademán de avanzar, el conejo, desorientado, daba pequeños saltos, pero no se movía de su sitio. Entonces, un joven bajó de su vehículo, agarró al conejo por la nuca, le acarició las orejas y se dejó fotografiar con él en su regazo.
Uno de los videos que se difundieron entonces mostraba al joven en medio del tráfico con el intruso en sus manos. El chico era moreno, con el pelo muy oscuro y cortado al raso, orejas prominentes, el típico portugués, atlético y desenvuelto. Pero ninguno de estos detalles tendría la menor importancia, y la normalísima escena del rescate de un animal perdido entre los coches se habría desvanecido de la memoria, si poco después, el 12 de agosto, Salman Rushdie no hubiera sido víctima de un atentado que conmovió al mundo.
Dos. No cabe resumir determinadas realidades, pero en todo caso, podemos condensar el atentado de la siguiente manera: cuando Salman Rushdie se disponía a pronunciar una conferencia en Chautauqua, en el estado de Nueva York, ante a un auditorio abarrotado, un joven subió al escenario con un cuchillo y asestó más de 10 golpes en distintas zonas vitales del cuerpo del autor de Los Versos Satánicos, sin que fuera posible detenerlo en los primeros instantes. Durante esos días, las imágenes de la agresión fueron reproducidas miles de veces, causando una gran conmiseración. Una fetua lanzada por Irán 33 años antes, según la cual el escritor debía ser ejecutado por blasfemias contra Alá, había estado a punto de consumarse. El drama personal de un escritor convertido en el centro de una paradójica alegoría en la que un hombre con un cuchillo persigue a un hombre con una pluma, impresionó a los occidentales en aquellos días, como si Salman fuera un pariente cercano. Ante situaciones como estas, no queda lugar para los detalles, pero a mí se me quedó grabado uno: el rostro de quien perpetró el atentado, Hadi Matar, de 24 años cuando se divulgó la imagen, se parecía de manera increíble al rostro del chico que había salvado al conejo en la Avenida 24 de Julio, tres meses antes. Se parecían como si fueran hermanos. Por la imagen, uno podría ser el otro y viceversa.
Tres. Desde entonces ha pasado más de un año y medio. No sabemos qué ha sido del joven estadounidense de ascendencia libanesa, encerrado en una prisión. De Salman Rushdie sabemos que quedó físicamente disminuido y que tiene una perturbadora historia que contar, pero lo cierto es que el detalle de la coincidencia no se me quita de la cabeza. Aun admitiendo que la mano que prepara un cuchillo para matar pueda ser la misma que la que salva a un animal doméstico de ser atropellado, y que en una misma persona convivan gestos de significados opuestos, como se constata en las historias de tiranos y asesinos, no dejan de surgir las preguntas: ¿cómo transcurrió la infancia del joven Hadi Matar, a qué escuelas asistió, qué libros leyó? ¿Qué amigos tuvo? ¿Qué profesores le instruyeron, qué catecismos memorizó? ¿Qué clase de activismo político profesó? ¿De qué ideal de justicia histórica se alimentó para optar por hacerse famoso no por salvar a personas, animales, bosques o ríos, sino por intentar ejecutar al autor de un libro del que confesó haber leído solo dos páginas? Las preguntas no tienen fin, pero las respuestas tienden a simplificarse.
Cuatro. Tras el atentado se supo que poco antes había viajado al Líbano, donde se radicalizó en la fe islámica y en la cultura de la sharía, y que eso explicaría su gesto, en el que al parecer actuó como un lobo solitario. También se revisó su pasado y se habló de desintegración y resentimiento social, facilitadores por lo común de la radicalización. Otras respuestas, sin embargo, implicaban horizontes teóricos más vastos. Se sacó de los estantes el libro de Samuel P. Huntington, El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, publicado en 1996, para explicar que la división entre Oriente y Occidente era lo que quedaba después de la caída del muro de Berlín. Las grandes placas tectónicas culturales se afrontaban cara a cara. De este modo, lo ocurrido en el escenario de Chautauqua no pasaba de ser la imagen escénica de este conflicto entre representantes simbólicos de dos culturas diferentes.
En un sentido casi opuesto, se esgrimió la teoría del fin de la Historia y del último hombre, desarrollada en la misma década por Francis Fukuyama, para demostrar que la optimista acuñación del factor de “reconocimiento” como motor de la Historia, del que la cultura estadounidense era el espejo radiante, había quedado totalmente sobrepasada. Sobre todo, quedó demostrado que la realidad destruía todas las teorías, y que la única evidencia comprobada, a la vista de todos, era que las democracias son demasiado porosas y frágiles, y los sistemas autocráticos demasiado inexpugnables, y que estos envían a sus enloquecidos mensajeros contra las democracias frágiles y porosas para destruirlas. Se dijo que era necesario echar el cierre a las democracias, y se afirmó, por el contrario, que su grandeza consistía en esa apertura y porosidad, y que su traslación informativa servía para contaminar a las autocracias con el poder ejemplar de la libertad. El caso es que si reunimos todos los retazos de verdad que se incluyen en las tesis maximalistas, lo que parece seguro es que entre el fanatismo islámico y el cristiano hay unos cuatro siglos de separación. En poco difieren la misión trascendental de Hadi Matar mientras esgrimía su cuchillo la tarde del 12 de agosto de 2022, y la misión de un inquisidor del Santo Oficio, a mediados del siglo XVII, sentado en su sillón, mientras observaba por la ventana a personas atadas a una cruz quemarse vivas. En un caso u otro, de repente, en medio de la Historia, hay fanáticos de Dios que se convierten en enemigos de la especie humana.
Cinco. En un discurso que pronunció hace tiempo en la Universidad de Emory, afirmaba Salman Rushdie más o menos lo siguiente: “La doctrina religiosa dice: sométete. Acepta lo que dicen los grandes libros. Ya tienen todas las respuestas, con el apoyo de la autoridad de Dios. Tu fe en esas respuestas te liberará. Sin ella, no eres libre. Estás perdido. Pero el pensador no religioso dice: no me someto. No lo acepto. Las preguntas han de formularse. El cuestionamiento es, en sí mismo, una respuesta. La capacidad de poseer un argumento es la libertad. Renunciar a esa libertad es encadenarme a mí mismo”.
Se trata, por lo tanto, de dos libertades diferentes y los occidentales no aceptan que la primera lo sea. La segunda libertad, la que profesamos los de este lado, implica mucho más que ser libre, suele implicar la capacidad de comprender el lado en el que se sitúa nuestro oponente. Y, en consecuencia, implica el perdón. Dicen que el próximo libro de Salman Rushdie, Cuchillo, se publicará el próximo abril. Dado que el autor se ha convertido en una metáfora, lo quiera o no, quedo a la espera de leer lo que tiene que decir sobre sí mismo, pero, ante todo, sobre las manos de quien le causó tan profundas heridas. Lídia Jorge es escritora. 












De las metáforas electorales

 






Troj España: el peligro de las metáforas electorales
LOLA PONS RODRÍGUEZ
25 FEB 2024 - El País - harendt.blogspot.com

Qué pena tener Constitución desde el año 1978 y, desde entonces, Estado de las autonomías, para que lleguen unas elecciones y los comentaristas políticos sigan definiendo este país en términos feudales. Si un partido mantiene en un conjunto de provincias su cuota de votos, es que conserva su feudo. Si la pierde, es que el adversario le arrebata el feudo. Todo eso se acompaña de adjetivos absolutamente redundantes si conocemos las circunstancias de desarrollo del feudalismo europeo: feudo histórico, tradicional feudo... Sé que son metáforas y que hay que rellenar minutos y líneas, pero revelan cómo entendemos el liderazgo de los partidos, sin que ni en la prensa ni en la clase política haya despertado particular rechazo esta imaginería.
Los feudos nos remiten a una edad oscura de clientelismo e inmovilismo social, a un líder que cede un territorio para que se explote a cambio de vasallaje, ¿esto es lo que reflejamos como electores? Por otro lado, si es una imagen o una mera manera de hablar, ¿por qué se caracterizan como feudos sobre todo algunas autonomías? Indago en las hemerotecas y veo que el recurso al feudo es común al hablar de comicios generales, autonómicos y municipales, refiriéndose a territorios específicos pero normalmente periféricos: hace unos días, Galicia era electoralmente definida como feudo popular, hace unos años Andalucía era entendida como un feudo perdido para los socialistas.
Con todo, para Andalucía la imagen que se repite en los análisis electorales y predicciones de voto no es tanto la del feudo sino la del cortijo. Convertir Andalucía en una suma de fincas rústicas gestionadas por un mandamás (un señorito) es muy del gusto del opinador político. Desconocen, claro, que Andalucía es tierra de latifundios por circunstancias históricas que remontan a las repoblaciones medievales; desconocen que los cortijos, volcados sobre todo en cultivos cerealistas y más propios del occidente que del oriente andaluz son también una expresión cultural y arquitectónica en sí misma, como lo son otras viviendas que encabezan explotaciones agrícolas en otros puntos de España (la masía, el caserío) y que no han merecido esas metaforizaciones negativas del cortijo meridional. Y, cómo no, ubican al señorito (el patrón acomodado y ocioso) como un fenotipo exclusivamente andaluz, porque al parecer en el resto de España y del mundo no ha habido jamás propietarios de ese tipo. No es nuevo: lo andaluz es lo más expuesto y lo más identitario, pero también lo más denigrado.
Junto con estas metáforas territoriales sostenidas sobre la idea de una autoridad que manda en su terreno, hay otra imagen más horizontal e igualmente antipática: la del granero de votos. De hecho, el sinónimo que cualquier diccionario da para feudo en el valor de “ámbito en el que alguien ejerce un dominio absoluto” es granero. Para los romanos, Sicilia era el granero de cereal; actualmente, el ataque ruso nos ha mostrado que Ucrania es granero de Europa. Pero aplicado a las urnas, el símil del granero crea la imagen de una masa de votos, o sea, de electores, iguales e igualados, colectables a paladas, sin demasiada conciencia crítica: una fuente de escaños ante la cual el político no ha de esforzarse demasiado. Basta que acuda a esa asociación de incondicionales que somos los electores, saque su pala y proceda a llenar la bolsa de papeletas de voto. La expresión empezó a circular a finales de los años ochenta y en el año 2001 se incorporó como nueva acepción de granero al diccionario de la Real Academia Española.
Por la imagen de feudo, quienes votamos nos hacemos vasallos del líder; el símil del cortijo convierte a cualquier miembro de una lista electoral en un señorito; con el recurso al granero, la nación se convierte en almacén: España es un silo de grano, lo que antes se llamaba una troj (encantadora palabra). Curiosamente, graneros, feudos y cortijos remiten al campo, a lo agrario, a lo rural; el voto urbano merece siempre mejores imágenes.
Las lenguas están llenas de metáforas y, como tales, estas deben entenderse en la clave figurada y no real con que se expresan, pero las metáforas calan en la ciudadanía y cuando se popularizan consiguen que asimilemos de manera irreflexiva un mensaje de fondo. Por eso, yo propongo que, pasadas estas elecciones gallegas y con las europeas a la vista, saquemos las metáforas electorales al patio y las revisemos a la luz del día. Porque la cuestión con estas imágenes es que un asesor avezado podría perfectamente integrarlas en su familia léxica original y dar una vuelta más a las metaforizaciones. Por ejemplo, al hablar de cortijos, podría pensar en los establos donde se guarda la cabaña animal; con los feudos podrían asociarse los villanos y las cruzadas; los graneros hay que protegerlos de las ratas. Y como agreguemos cabaña animal, villanos, cruzados y ratas al conjunto de metáforas que hablan de resultados electorales, nos lo vamos a pasar muy bien. Lola Pons es filóloga.















De la inmortalidad

 






Cómo ser inmortal
MANUEL VICENT
25 FEB 2024 - El País - harendt.blogspot.com

La inmortalidad está ya al alcance de cualquiera. No se trata de los avances de la ciencia médica que van a permitir renovar los órganos y tejidos del cuerpo como en un taller de automóviles. Dentro de poco uno podrá guardar en el frigorífico varios corazones, hígados, estómagos y páncreas de repuesto envueltos en papel albal para cuando se necesite sustituirlos por los viejos ya gastados. En realidad, uno podrá tener una réplica entera de su cuerpo de 35 años, incluido el cerebro con todos los secretos de la memoria guardado en un almacén gracias a la inteligencia artificial. Morir o seguir en este mundo será un juego a capricho del usuario. Si te aburres, te largas, eso es todo. Solo que los dictadores podrán perpetuarse indefinidamente en el poder y los idiotas seguirán haciendo el ganso, los ladrones robando, los asesinos matando, los creyentes rezando, los poetas soñando, los actores bailando, los niños llorando, los políticos mintiendo. Esta inmortalidad clínica será sumamente grosera y, dado que el mundo seguirá sin tener sentido, los sabios se irán por voluntad propia al más allá a bordo de la barca de Caronte, en una travesía nocturna en la que no hay ningún faro. Poco importa, porque los filósofos de la escuela estoica o cínica ya nos dejaron la fórmula para ser inmortales de andar por casa sin necesidad de pasar por el quirófano. Su experimento era muy sencillo. No pensaban nunca en el futuro. Sabían que el tiempo solo era un horizonte que podían adaptar a sus sueños. Dividían el tiempo en días, horas, minutos y segundos. A la hora de vivir con plenitud solo le daban importancia en esos últimos segundos que fluyen alrededor de los sentidos y a través de ellos descendían a esa profundidad donde ya no existe ni un antes ni un después, sino el nudo de todos los placeres que a su vez les permitía ser puros, felices e incontaminados. Por lo demás, creían, como Marco Aurelio, que la vida solo era una opinión. Mientras estés vivo serás inmortal. Manuel Vicent es escritor.












De las lecciones a aprender de Galicia

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz domingo. La percepción de una España radicalmente confrontada, dice en La Vanguardia el abogado Miquel Roca Junyent, no parece que se haya reflejado en los resultados de las elecciones gallegas. Más participación, un punto más de pluralismo, poco eco del dramatismo que algunos han querido introducir. Les recomiendo encarecidamente la lectura de su artículo y espero que junto con las viñetas que lo acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com











¿Todo es igual? ¡No!
MIQUEL ROCA JUNYENT
20/02/2024 - La Vanguardia - harendt.blogspot.com

El resultado de las elecciones gallegas no es irrelevante. Obviamente, no lo es para Galicia, que ha tomado, libre y democráticamente, la decisión que le ha parecido más conveniente sobre cómo y por quién quiere ser gobernada los próximos cuatro años. Pero también los resultados se proyectan al conjunto de toda España, ya que las elecciones han venido precedidas por una campaña en la que muchas cuestiones de ámbito extraautonómico han tenido una presencia destacada.
No obstante, de entrada, cabe destacar el éxito del PP. Ha vuelto a ganar de forma contundente, con una mayoría absoluta avalada por una acción de gobierno que los ciudadanos gallegos comparten y aprueban. Esto, por sí solo, es muy significativo; ganar desde el gobierno no siempre es fácil y cuando lo es significa que las cosas se han hecho bien. La victoria del PP tiene acento gallego; no parece coherente hacer una lectura española. Se han repetido los resultados de hace cuatro años, en un momento en que la coyuntura española era diferente. Ahora, se ha ganado porque se ha gobernado bien; lo que pasa en Madrid no ha tenido nada –o muy poco– que ver.
En Galicia se ha puesto de manifiesto la existencia de dos grandes bloques: el del PP y el de los demás. Como desde hace muchos años. Con una sola e importante diferencia: el BNG se ha consolidado como fuerza decisiva del galleguismo. Mientras el PSOE hablaba de lo que pasa en España, el BNG ha dedicado su tiempo de campaña a hablar de Galicia. Con una visión progresista, pero de Galicia. Y muchos electores, cansados de verse considerados como el simple escenario de una confrontación ajena, han preferido Galicia. En cierta forma, estas elecciones las ha ganado Galicia.
Y el PSOE deberá reflexionar, y mucho. En primer lugar, deberá tomar nota de que sus socios de gobierno, Sumar y Podemos, tensionan la coalición en provecho de no se sabe qué. Critican lo que hacen ellos mismos, debilitan al PSOE y no sacan ningún provecho. Con un mensaje poco fundamentado no calan en la realidad social ni de Galicia ni de muchos otros lugares de España. Tienen todo el derecho a hacerlo; esta es una expresión de libertad. Pero un gobierno no es un laboratorio para experimentos. En un primer momento, la aventura puede interesar; cuando la insistencia no se traduce en realidades, la moda pasa. Ahora, su fracaso también lo ha pagado el PSOE. Una cosa es compartir una investidura; otra, compartir una acción de gobierno.
El BNG ha ocupado buena parte del espacio del PSOE. Con inteligencia se ha beneficiado de su colaboración, sin comprometerse ni con un estilo ni con una acción de gobierno. El objetivo era Galicia y lo ha servido con coherencia y tenacidad. De hecho, durante la campaña electoral, el PSOE se empeñó en presentar al BNG como el socio de referencia. Y la gente lo aceptó y prefirió votar al maestro en lugar del discípulo.
Es cierto que todo queda muy igual. Dos bloques estabilizados, con una diferente composición en el llamado bloque progresista. Pero no hay que equivocarse. No todo es igual; hay diferencias que se proyectan al conjunto de España. La percepción de una España muy radicalmente confrontada no parece que se haya reflejado en este resultado. Más participación, un punto más de pluralismo, poco eco del dramatismo que algunos han querido introducir. Un gobierno en Madrid que evidencia su fragilidad, presionado por condicionamientos que chirrían. Aquí, también, todo igual, pero más evidente. ¿Qué hay que hacer? Como mínimo aceptar las lecciones que la realidad impone. ¡Que no todo es igual! Miquel Roca Junyent es abogado.







































[ARCHIVO DEL BLOG] Y a pesar de todo, España va... [Publicada el 28/02/2018]











Empieza a extenderse el concepto de italianización de la política española: la estabilidad ha dejado de ser un elemento esencial y el país funciona y sigue adelante a pesar del caos improductivo en el que están inmersos los partidos. Y España va..., a pesar del caos político, escribe en El Mundo la periodista y profesora de la Universidad Camilo José Cela, Lucía Méndez.
No hay Presupuestos. No hay reformas. Los partidos nacionales están entregados en cuerpo, alma y tuits a la táctica diaria según soplen las encuestas. El Parlamento se encuentra desbordado por una hiperactividad improductiva. Una comunidad autónoma lleva meses sin Gobierno con su clase política instalada en el caos. Pero España va... como la nave cinematográfica de Federico Fellini. El país va, la actividad económica no se detiene, las exportaciones marcan récords a pesar del caos político, de la incapacidad del Gobierno para impulsar las reformas legales necesarias -pensiones, Educación, financiación autonómica- y de la ineficacia e impericia de los partidos de la oposición para articular mayorías alternativas al PP. Es muy habitual en estos días escuchar conversaciones en el ámbito político e institucional, en las que se llega a la conclusión de que, contrariamente a lo que siempre habíamos supuesto, el funcionamiento del país no depende ya de la estabilidad política, que no la hay. El concepto de italianización de la política española está muy presente en esas conversaciones. «Los ciudadanos tienen derecho a preguntarse para qué sirven los políticos si no es para resolver los problemas del país. Y para qué sirve el Estado autonómico si hay una comunidad sin Gobierno desde hace meses sin que pase nada raro. El caso de Cataluña es insólito. Una comunidad gestionada por los funcionarios en la que todo marcha sin sobresaltos. Y su economía tampoco va tan mal. Nadie echa de menos al Gobierno catalán. Salvo Puigdemont», advierte un parlamentario del PP.
Un día cualquiera en la vida de España se puede resumir en el desfile de presuntos sediciosos y corruptos ante los tribunales, en comparecencias-espectáculo en las comisiones de investigación parlamentarias -como la de Álvaro Pérez y el «mondongo»-, en noticias incomprensibles como la censura de una obra en la feria de arte más importante, en las quinielas sobre el sustituto del ministro de Economía o en si es necesario poner letra al himno de España. Última controversia surgida de la actuación de una cantante famosa en un teatro de Madrid, que el PP y Ciudadanos elevaron a categoría política en su pulso por presentarse ante los ciudadanos como los más patriotas de entre los patriotas. Los españoles asisten como público-espectador atónito a las evoluciones de los actores políticos en el escenario institucional. Y, como en el caso de Marta Sánchez, en ocasiones graban las escenas en el móvil para difundirlas.La escena de mayor carga política de los últimos días tuvo lugar en el Congreso de los Diputados. Pero en el exterior. Miles de pensionistas se manifestaron, de forma repentina e inesperada, para tocar la campana y despertar al Gobierno. Cabe imaginar ese día la perplejidad de Mariano Rajoy en La Moncloa, viendo a miles de pensionistas -que votan en masa al PP- en las calles de toda España. «¿Esto qué significa? ¿También los pensionistas? Si no les he tocado un duro de la pensión desde que estoy aquí. Son los únicos que no han sufrido recortes. Hemos recortado en Sanidad, en Educación, en el subsidio de paro, pero las pensiones han sido sagradas. Lo sabe todo el mundo». En efecto, los datos confirman que los jubilados españoles han sido protegidos por el Gobierno de la crisis, a diferencia de los jóvenes, expulsados a la precariedad y con sueldos de miseria. Acostumbrado a analizar la realidad del país en las estadísticas, transparencias y cuadros macroeconómicos, el Gobierno quizá no cayó en la cuenta de que la carta que envía a los jubilados españoles informándoles de que su pensión sube un par o tres de eurillos puede ser considerada un insulto. O que al propio Gobierno y al resto de los partidos españoles no se les cae de la boca la palabra «pensiones» a la hora de hablar de los retos del futuro. Hay un debate público incesante sobre la llamada sostenibilidad del sistema de pensiones, pero los jubilados y el resto de los españoles que aún no lo son pero lo serán aprecian que nadie hace nada en concreto.
También se le pasó al presidente del Gobierno el impacto negativo que sus llamamientos al ahorro en planes de pensiones privados podría tener sobre los ciudadanos. Algunos dirigentes del PP aprecian ahora que esa iniciativa de Rajoy, en la que anunció que los planes de pensiones se podrían rescatar ¡dentro de 10 años!, y sus apelaciones al ahorro fueron un error que pudo producir incertidumbre en una cuestión de alta sensibilidad social. Algo parecido ha sucedido con las medidas para garantizar o ampliar la enseñanza de la lengua castellana en Cataluña. El Gobierno lanza debates al aire y acaba metido en un guirigay de declaraciones de ministros y altos cargos, propuestas e iniciativas, sin resultado concreto alguno. Esta aturdida e impetuosa actividad política declarativa del Gobierno tiene su origen en la inquietud y preocupación existente en La Moncloa, no ya sólo por el empuje de Ciudadanos -que por supuesto-, sino por la extensión de conceptos como bloqueo político o legislatura perdida. Gobierno y PP advierten que la idea de que no hacen nada está calando entre los españoles. Y para remediarlo y frenar a Ciudadanos, se les ha ocurrido poner en marcha iniciativas poco o nada elaboradas y convenciones diversas, y sacar a los ministros de los despachos para llevarles a los platós de televisión y a los estudios de radio.
El PP, además, aprieta a fondo el acelerador del activismo puro y duro contra Ciudadanos, que le pisa los talones en los sondeos, metiéndole en el saco de la financiación irregular. Los dirigentes y cargos populares con más pensamiento político y menos pasión anti Rivera advierten de que esa estrategia -o por lo menos su intensidad- puede no ser la más adecuada ni dar los resultados que se esperan. Embarrar el terreno sirve para salir del paso. Pero algunas voces internas advierten sobre la imposibilidad de llevar al ánimo de los españoles la idea de que Ciudadanos tiene el mismo problema que el PP, un partido con decenas de ex dirigentes muy relevantes encausados en escándalos de corrupción y con informes contundentes de la Fiscalía que consideran acreditada su caja B. Idéntica preocupación a la que existe en el Gobierno por la parálisis de la legislatura que aqueja también al Congreso. La presidenta, Ana Pastor, convocó a los portavoces de los grupos a una comida para racionalizar una actividad parlamentaria que, paradójicamente, está colapsando los servicios de la Cámara a la vez que sus resultados son improductivos. La proliferación de comisiones y subcomisiones de estudio e investigación ha desbordado a los letrados, que no dan abasto. Además de las que ya funcionan, hay cuatro comisiones de investigación ya aprobadas y 14 en tramitación. Un dato que pone en evidencia que el Congreso trabaja a destajo, a pesar de que no le luzca en cuanto a producir cambios efectivos. En la anterior legislatura efectiva, la X, se tramitaron 237 proposiciones de ley en cuatro años. En el poco más de un año transcurrido desde que empezó la actual legislatura, ya se han tramitado más de 200.En el Congreso todos hablan con todos, pero todos están contra todos dependiendo de las iniciativas que se voten. Esta semana ha habido propuestas en las que han votado juntos PP y PSOE; o PSOE, Podemos y Ciudadanos; o PP y Ciudadanos. Fue llamativa la soledad del PP en la proposición de Unidos Podemos para acabar con la brecha salarial entre hombres y mujeres. El resto de la Cámara votó a favor.La incapacidad para lograr mayorías estables y coherentes que permitan legislar de forma efectiva es la constante de la legislatura. El PP protesta por la negativa del PSOE a pactar nada con el Gobierno. El PSOE sólo huye de aparecer al lado del PP en ninguna circunstancia y rivaliza con Podemos en la presentación de iniciativas sociales. A Ciudadanos, los vientos le impulsan a una estrategia de asfixiar políticamente al PP para quedarse con sus votos. «Los grupos están en una especie de locura que no son capaces de gestionar», señala un funcionario. Enfrascados en debates reglamentistas acerca de la inanidad de las proposiciones no de ley -algún partido pidió a la presidenta del Congreso que se supriman-, y sobre la pertinencia de ampliar eternamente el plazo de enmiendas de proyectos que duermen el sueño de los justos. «Parece que los partidos hayan olvidado cómo funciona un Parlamento. Las propuestas que presentan no se aprueban por ciencia infusa. Hay que hablar y pactar con el resto de los grupos para conseguir una mayoría de votos que permita su aprobación. Lo que están haciendo es proponer iniciativas al peso sin hacer el esfuerzo de buscar los apoyos necesarios para que salgan adelante», señalan fuentes de la Cámara. El modo electoral, que ha sido activado ya por las formaciones políticas, no permite vislumbrar el fin de este laberinto. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt















sábado, 24 de febrero de 2024

De los traficantes de felicidad

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz sábado. El pensamiento actual, escribe en El País el genetista Javier Sampedro, no ha resuelto la tensión entre el hedonismo y la devoción, pero sí ha añadido una nueva dimensión al debate: la búsqueda de una vida psicológicamente rica. Les recomiendo encarecidamente la lectura de su artículo y espero que junto con las viñetas que lo acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. HArendt. harendt.blogspot.com









Traficantes de felicidad
JAVIER SAMPEDRO
17 FEB 2024 - El País - harendt.blogspot.com

Como todo el mundo quiere ser feliz y nadie lo consigue, la felicidad se ha convertido en una droga legal que venden los oportunistas y compran los adictos al género. Este tráfico de esperanzas infundadas ya se había consolidado antes de las redes sociales, aunque con ellas está a punto de alcanzar el paroxismo. Si cometes la osadía de poner “libros sobre la felicidad” en cualquier buscador te verás sepultado bajo estratos de títulos seductores sobre la “auténtica” felicidad, el flow, los hábitos de un cerebro feliz, la ciencia de la felicidad y la vida que florece, junto a una ensalada de inventarios de los 12 mejores libros sobre la felicidad, los 10 mejores libros para ser feliz y los mejores libros sobre la felicidad para niños. De las webs ya ni hablemos.
Conscientes de que la búsqueda de la felicidad es un asunto central para la naturaleza humana, los filósofos llevan milenios analizando el asunto con su lupa analítica de alta precisión. Han identificado dos categorías muy diferentes en este apartado de apariencia tan simple. La primera es el hedonismo, la recomendación clásica de priorizar el placer, la estabilidad y el disfrute sobre otras consideraciones. Y la segunda, llamada a veces eudaimonía, aconseja buscar un significado a la vida, tener un propósito, una devoción, un espíritu virtuoso. Ya sé que comprarías los dos paquetes enteros, pero el problema es que hay que elegir entre uno y otro. Ambas filosofías de vida persiguen la felicidad por caminos contradictorios. No se puede ser Bertrand Russell y Frank Sinatra al mismo tiempo, y solo se vive una vez.
El pensamiento actual no ha resuelto la tensión entre el hedonismo y la devoción, pero sí ha añadido una nueva dimensión al debate: la búsqueda de una vida psicológicamente rica. El énfasis se pone ahora en los compromisos mentales complejos, la amplitud de las emociones profundas y las experiencias novedosas, como resume el psicólogo Scott Barry Kaufman. Ni entregarse al placer ni cocerse en la devoción, sino buscar una vida intensa, interesante e inteligente (las tres intes, si me permites el chascarrillo). El demonio ya no es la inestabilidad ni la falta de propósito en la vida, sino el puro y simple aburrimiento. Se trata de buscar la riqueza psicológica. Es un cambio de óptica interesante.
Según los experimentos con voluntarios, la riqueza psicológica muestra una fuerte correlación con la curiosidad, el espíritu abierto al mundo y la capacidad de experimentare emociones intensas, sean positivas o negativas. La aversión al riesgo está muy bien si paseas por un acantilado, pero no como guía vital ni tabla de los mandamientos.
Cuando los investigadores preguntan a sus voluntarios si prefieren el hedonismo, la entrega a un propósito o la riqueza psicológica, la mayoría (del 50% al 70% según los países) opta por el hedonismo, y bastante gente (del 14% al 39%) elige la devoción. Solo una minoría prefiere la riqueza psicológica, y curiosamente son muchos menos en Singapur (7%) que en Alemania (17%). De entrada, esto da la razón a la filosofía clásica, pues la gran mayoría de la gente encaja muy bien en las dos categorías tradicionales. Pero la diferencia entre Singapur y Alemania también indica que la cultura recibida tiene un peso sustancial en las decisiones vitales. Tal vez la riqueza psicológica se pueda estimular en las poblaciones humanas, y tal vez eso incremente el bienestar de las personas. Tal vez lo incremente más que los traficantes de felicidad que hemos padecido hasta ahora.
El filósofo austriaco-israelí Martin Buber (1878-1965) escribió: “No acepto ninguna fórmula absoluta para vivir. Ningún código preconcebido puede prever cualquier cosa que pueda ocurrir en la vida (…). Apostemos nuestra existencia entera por nuestra voluntad de explorar y experimentar”. El consejo es gratis. Javier Sampedro es genetista.