martes, 13 de junio de 2023

De la extrema derecha europea

 






Hola, buenas tardes de nuevo a todos y feliz martes. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy, de la historiadora Paola Lo Cascio, va de la extrema derecha europea. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. 












Contra el miedo
PAOLA LO CASCIO
08 JUN 2023 - El País
harendt.blogspot.com

La reciente convocatoria de las elecciones generales para final del mes que viene se ha colocado como una disyuntiva casi de época, tanto a nivel español como internacional. Son de estos días los editoriales de periódicos internacionales importantes que subrayan cómo lo que se juega en España este verano en definitiva es la configuración del futuro político continental, de cara también a las elecciones europeas de la primavera que viene. ¿Es pensable que siga e incluso se consolide la experiencia de los gobiernos de coalición progresistas y europeístas, abiertos, redistributivos y atentos al fortalecimiento de los derechos del conjunto de la ciudadanía? ¿O bien se asistirá a la llegada —en España también, después de Italia—, de la extrema derecha al Gobierno, de la mano de una supuesta derecha democrática que parece haber asumido el grueso de su agenda política? De las respuestas a estas preguntas dependerá, por ejemplo, una cosa tan importante como es la política de alianzas en el próximo Parlamento Europeo, con todo lo que ello implica en un contexto sumamente difícil, marcado por la guerra en Ucrania y por la crisis energética.
Y, evidentemente, son elecciones decisivas para España. Hay que decirlo claramente: lo que se dirime aquí es si del evidente cambio de ciclo político que tenemos delante se sale con más o menos democracia, con más o menos derechos.
La fase que empezó con la impugnación de 2011 y se plasmó después a partir de 2014 con un cambio radical en la agenda y en el mismo sistema político, se ha cerrado. Dio frutos valiosos: mientras en otras latitudes las réplicas del terremoto de la crisis de 2008 y de la aplicación de las políticas de austeridad generaba cada vez más Salvini y Orbán, en España se han planteado avances decisivos en derechos de las mujeres, de la gente trabajadora, en la definición de políticas contra la emergencia climática. Se construyó una experiencia de gobierno que —pese a todas las dificultades— supo entender y encauzar razonablemente una crisis territorial que, mientras estuvo activa, solo benefició a los nacionalismos, tanto al español como al catalán. Que supo acercar, al menos un poco, la realidad a aquella previsión constitucional que dice que, efectivamente, la vivienda es, por encima de todo, un derecho. Un Gobierno que ha sabido jugar un papel destacado en la política internacional, y, especialmente, en la europea.
Sin embargo, y reconociendo que el balance es a todas luces positivo, no es ni de lejos suficiente para enfrentarse a la encrucijada que ahora tenemos delante. Seguramente por muchas razones. Una de ellas —que ha sido muy comentada— es que en la política de hoy el dato, por sí solo, no consigue matar el relato. Menos un relato tremendista e involutivo que, negando legitimidad a esa experiencia de gobierno, automáticamente erosiona los fundamentos de la democracia. Quizás se trate, más bien, de saber construir el relato a partir del dato, que sí existe. Se diría más: una cantidad apabullante de datos, en diferentes ámbitos.
Otra razón, quizás de más peso, es que el contexto interno y externo ya no tiene nada que ver con el que alumbró esa primera experiencia de Gobierno de coalición. Ni estamos en época de política de austeridad, ni hay impugnación en la calle. Hay una guerra, una inflación galopante y una extrema derecha que ha colonizado el debate público. Lo que hay es, en definitiva, miedo. Al futuro, a no llegar a final de mes, al otro, a la idea de que si repartimos más y para todas las personas (imagínese para aquellas que son percibidas como diferentes de nosotras) habrá menos para mí. Son los signos del tiempo y con ellos las derechas y las extremas derechas juegan a movilizar a la opinión pública. Con estrategias sutiles o con estrategias más burdas. Si no, que le pregunten a la ciudadanía de Barcelona, donde una manifestación —¿pagada con el dinero de quién?— de una empresa opaca y violenta amenazó con alterar el orden público generando miedo en torno a la ocupación de pisos, y se dedicó a insultar a la alcaldesa, sin que ningún otro candidato saliera a defenderla. Es difícil medir las consecuencias exactas de esa manifestación, pero es significativa la movilización electoral espectacular de los sectores conservadores de la ciudad.
En definitiva, no es una extrema derecha abstracta sino el miedo que la alimenta el gran enemigo de la democracia en estos momentos en España. Porque el miedo es la materia prima a partir de la cual se construye el odio. Puede sonar un tanto naíf, pero quizás la estrategia más efectiva —la más directa, sobre todo, la más sólida— es enfrentarse al miedo y proyectar un escenario de más derechos y más democracia.
A poder ser, sin perderse en conflictos incomprensibles para la mayoría, y con una sonrisa en el rostro. Porque es la esperanza lo único que puede ganar al odio. Paola Lo Cascio es historiadora y politóloga.



































[ARCHIVO DEL BLOG] El lugar de VOX en la ultraderecha europea. [Publicada el 03/07/2020]








"Vox ha logrado hacerse un hueco destacado en la actualidad gracias a su estrategia de ataque frontal a las políticas del Gobierno para intentar frenar la pandemia del coronavirus, lanzando graves acusaciones de negligencia criminal y promoviendo protestas masivas como las del pasado 23 de mayo en distintas ciudades españolas. La imagen de aquel día, con los líderes de la formación sobre un autobús de dos pisos en el centro de Madrid, liderando un gran atasco que acabó contraviniendo las medidas sanitarias, ofrece una idea muy clara de ese discurso que se queja de unas medidas demasiado estrictas que, aseguran, atentan contra la libertad de los ciudadanos. Una estrategia muy parecida a la que ha estado desplegando, con apoyo a movilizaciones similares, Alternativa para Alemania (AfD), la principal fuerza de ultraderecha en ese país.
Sin embargo, entre los partidos que conforman la ola de ultraderecha que recorre Europa desde hace en torno a una década, se pueden encontrar actitudes muy distintas frente a la crisis sanitaria, con duras críticas a las manifestaciones multitudinarias contra el racismo de las últimas semanas que no respetaban la distancia de seguridad ―del líder de PVV de los Países Bajos, Geert Wilders― e incluso de cierto apoyo al Gobierno para enfrentar la situación de emergencia ―del partido Verdaderos Finlandeses (PS)―. Mientras los expertos discuten si la pandemia va a debilitar a estas formaciones o se acabarán aprovechando del durísimo escenario económico y social que se avecina, lo que vuelve a quedar claro es que el movimiento ultraconservador y de derecha radical en Europa tiene muchas caras, que a pesar de nutrirse de impulsos comunes como el rechazo frontal a la inmigración y a lo políticamente correcto, está construido a partir de movimientos muy flexibles que se van adaptando, como dice la investigadora del Centro de Información y Documentación Internacionales en Barcelona Carme Colomina, “entre comillas, a los enemigos locales”.
De ese modo, este reportaje, publicado en el diario El País el pasado 13 de junio por los periodistas J.A. Aunión e Ignacio Povedano (que pueden ustedes leer en su presentación original, con cuadrantes y diagramas de sumo interés, desde este enlacepretende ubicar a Vox, tercera fuerza en España en las últimas elecciones, entre los principales partidos que ocupan en Europa un espacio político similar o asimilable al suyo, es decir, a la derecha de las formaciones conservadoras tradicionales. El punto de partida es un sondeo a 50 académicos y especialistas de todo el mundo (sobre todo de Europa) que han puntuado las formaciones del 0, que sería la extrema izquierda, al 10, la más extrema derecha. A petición de este periódico, se han pronunciado sobre su ideología general y sus posturas en torno a la economía, los valores sociales y democráticos, la seguridad, las políticas de inmigración y la integración de los extranjeros. Los extremos del gráfico representan el 10, con lo cual, cuanto más próxima a ese punto, más cercana a la extrema derecha es la posición del partido en cada ámbito.
Los resultados del sondeo a los expertos, hecho antes del estallido de la crisis del coronavirus, colocan a Vox entre los partidos más a la derecha, tanto en su ideología general (con una media de 8,67) como en valores sociales y democráticos (8,52), economía (7,04) y seguridad y delincuencia (8,71). Sin embargo, lo dejan en la mitad baja del listado en cuanto a la inmigración (8,94) y la integración (8,93), aunque en estos dos ámbitos todas las notas están muy cercanas al 10. Pero no se trata aquí de hacer ningún tipo de ranking, sino de intentar reflejar de una forma sencilla un escenario muy complejo de cercanías y particularidades.
Estos partidos, “en general, tienden a tener las mismas políticas y estrategias ideológicas sobre inmigración, al tratar de proteger a los blancos, el grupo étnico principal, y reducir el número de inmigrantes”, pero defienden “políticas muy diferentes en materia socioeconómica”, señala James F. Downes, profesor de la Universidad China de Hong Kong e investigador del Centro para el Análisis de la Derecha Radical.
Esto queda perfectamente reflejado en las respuestas de los especialistas, con una variación del 9% en las puntuaciones medias de todos los partidos en torno a la inmigración y del 66% en economía. En el capítulo de valores sociales y democráticos, la distancia también es grande, del 48%; de hecho, cuando se analizan los discursos de unos y otros, se hallan defensas de los valores más tradicionales y reaccionarios —Ley y Justicia (PiS) en Polonia, Partido Popular Conservador (EKRE), en Estonia—, junto a posiciones mucho más moderadas, como las del Foro para la Democracia (FvD) holandés, el Partido del Progreso (FrP) noruego o el los Demócratas Suecos (SD). Y, sobre todo, del Partido por la Libertad (PVV), también holandés, “que se ha pronunciado a favor de los derechos individuales, por ejemplo, de la comunidad LGTBI”, explica Bertjan Verbeek, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Radboud en Nijmegen, Países Bajos. Eso sí, en mucha ocasiones, la tolerancia tiene un claro límite: “El SD [sueco] y los Verdaderos Finlandeses son progresistas para los blancos, pero no para los inmigrantes o los musulmanes”, apunta Jeffrey Murer, profesor de la Universidad de St. Andrews, en Escocia.
¿Dónde se encontraría Vox dentro de ese heterogéneo paisaje de versiones nórdicas, clásicas en transformación —como el francés Reagrupamiento Nacional (RN)— y de variantes marcadas por su pasado al otro lado del Muro de Berlín? Los expertos describen un partido especialmente reaccionario en lo social, nacido de la radicalización del conservadurismo clásico, más que de la tradición de la extrema derecha, pero que todavía está en pleno proceso de autodefinición. Vox está “en construcción”, asegura el profesor de Blanquerna (Universitat Ramon Llull) Xavier Casals, “está haciendo una síntesis ideológica original”, tomando elementos muy variados, advierte. De momento, sin especial dureza en su discurso antinmigración, dos características marcarían principalmente una identidad bien diferenciada de la formación española: su rechazo a las políticas de género y, sobre todo, al movimiento independentista catalán.
En ese contexto, el sondeo a los expertos sirve de punto de partida para perfilar el mundo en el que Vox está buscando su espacio. Pero, para terminar de interpretar sus resultados, conviene explicar primero cómo se ha elaborado.
¿De dónde salen esos datos? EL PAÍS ha construido las preguntas del sondeo replicando algunos de los criterios que usa la Chapel Hill Expert Survey (CHES), un trabajo dirigido desde 1999 por científicos de la Universidad de Carolina del Norte en el que numerosos politólogos son interrogados sobre los posicionamientos ideológicos, las políticas y la retórica institucional de los principales partidos europeos de todas las tendencias. Una vez elegidos los ámbitos sobre los que preguntar para definir a los partidos de ultraderecha, este diario se puso en contacto con especialistas que han estudiado y publicado trabajos académicos sobre movimientos populistas de derecha en Europa y les pidió que puntuasen a las formaciones seleccionadas aplicando los siguientes criterios: Ideología general. 0 es extrema izquierda y 10, extrema derecha.
Economía. Considerando que, cuanto más a la izquierda, los partidos promueven mayor intervención del Estado en la economía, con empresas públicas y fuerte regulación y, cuanto más a la derecha, defienden menos intervención de los poderes públicos, con privatizaciones, impuestos bajos, poca regulación de los mercados, poco gasto público y unos servicios públicos limitados. De nuevo, 0 es extrema izquierda y 10, extrema derecha.
Valores sociales y democráticos. 0 equivale a totalmente progresista (por ejemplo, a favor del aborto libre, la eutanasia activa, el matrimonio entre personas del mismo sexo, democracia participativa) y 10 sería totalmente tradicional o autoritario, es decir, contrario a las anteriores ideas y defensor de una moral férrea y de los ideales de tradición, orden y estabilidad.
Seguridad y delincuencia. Considerando 0 como completamente progresista, es decir, totalmente a favor de las medidas sociales y educativas de prevención de la criminalidad, la rehabilitación y la reinserción de los delincuentes y del principio de proporcionalidad como límite para la idea del castigo. Y 10 equivale a completamente a favor de la política de “mano dura”, del castigo como principal objetivo, por encima de la rehabilitación de los delincuentes, lo cual incluye la cadena perpetua e incluso la pena de muerte.
Inmigración. 0 equivale a estar totalmente en contra de las restricciones a la inmigración y 10, totalmente a favor.
Integración. 0 significa totalmente a favor del multiculturalismo y 10 a favor de la asimilación (que el inmigrante asuma completamente la cultura del país de acogida, renunciando si es necesario a la de sus orígenes).
Finalmente, han respondido a las preguntas 50 profesores e investigadores de 46 instituciones de una veintena de países del mundo (la nómina completa se puede consultar al final de este reportaje). No todos los expertos se han pronunciado sobre todas las formaciones, sino únicamente sobre aquellas que han estudiado y conocen bien, de tal manera que cada partido ha sido puntuado por un mínimo de 17 y un máximo de 33 expertos. Con la media de todas sus puntuaciones, se han confeccionado también los gráficos que a continuación tratan de describir a los partidos europeos de ultraderecha, ya no comparándolos entre sí, sino con las etiquetas políticas clásicas:
El diagrama de base, que ubica de forma orientativa todos los movimientos políticos clásicos en el plano económico/social, se ha tomado de un trabajo de 2011 del investigador Anders Backlund, de la Universidad de Sodertorn, en Estocolmo (Suecia). Y, para colocar dentro del mismo a los partidos derechistas europeos, se han utilizado las medias obtenidas en la consulta a los expertos: por un lado, la del apartado de economía (cuanto más a la derecha, más derechista) y, por el otro, la media del resto de criterios (cuanto más alta, más conservador/autoritario).
El resultado vuelve a dar una idea de la heterogeneidad de esos nuevos partidos de ultraderecha y/o populistas de derechas y la dificultad para identificarlos sin más con las etiquetas políticas clásicas.
El punto de encuentro: la derecha (populista) radical. El rechazo de las etiquetas políticas clásicas —“No somos ni de izquierdas ni de derechas”, suele defender el francés RN— es, precisamente, otra seña de identidad muy extendida en la ultraderecha europea, junto a la guerra contra lo políticamente correcto. Pero dar con etiquetas nuevas con las que señalarles a todos parece harto difícil y ni los analistas ni los académicos se terminan de poner de acuerdo entre tantos matices nacionales.
El profesor ayudante de la Universidad de Kent (Reino Unido) Carles Ferreira hace la siguiente síntesis de las principales tendencias académicas actuales: la etiqueta principal sería “ultraderecha”, esto es, “todo partido o movimiento político que está a la derecha de conservadores, democristianos y partidos de centroderecha convencionales en general”. Dentro de ese grupo, habría dos subtipos. El primero es la derecha radical: “autoritaria e iliberal, pero no abiertamente antidemocrática, porque acepta el juego electoral y parlamentario, e intenta cortar los vínculos con personas y organizaciones abiertamente (post)fascistas”. El otro es la extrema derecha, que no solo es iliberal, “sino que también es antidemocrática y, a menudo, muestra desacomplejadamente actitudes apologéticas en relación a las dictaduras fascistas del siglo pasado y a postulados abiertamente racistas, biologistas o antisemitas”.
Para este reportaje, se les pidió a los académicos participantes que, junto a las puntuaciones en cada apartado, eligieran una etiqueta ideológica para los partidos que estaban describiendo. El resultado es de lo más variopinto, con caracterizaciones que van de la “derecha nacionalista” o la “derecha conservadora”, hasta el “conservadurismo nacionalista extremo”, el “euroescepticismo conservador”, el “posfascismo”, el “nacional-chovinismo” y el “populismo libertario”. Sin embargo, los términos más repetidos, de lejos, son los de “derecha populista” y, sobre todo, “derecha populista radical”.
Ese es el rótulo común que defiende el investigador de la Fundación German Marshall de Estados Unidos Daniel Hegedüs. Y lo explica: “Los antiguos partidos marginales de extrema derecha, como el Frente Nacional [hoy Reagrupamiento Nacional-RN], Jobbik o EKRE se han ido incorporando a esa etiqueta, mientras que los antiguos partidos conservadores de derecha, como Fidesz [de Hungría] o PiS, se han ido radicalizando hasta niveles de la derecha populista radical”. Esto significa que unos dejaron atrás sus formas más violentas y antidemocráticas, mientras que otros endurecieron sus discursos para encontrarse en un mismo punto. Un espacio que, a pesar de sus diferencias, tiene muchos aspectos en común, empezando por su mejorado impacto electoral.
Los 17 partidos que se analizan en este reportaje obtuvieron en las últimas elecciones nacionales de su país más del 10% de los votos. El siguiente gráfico informa del apoyo que obtuvo cada uno de ellos y les coloca la etiqueta más repetida por los académicos participantes en la encuesta para referirse a ellos:
Algunos expertos consideran que determinados partidos de los mencionados están en el límite del ultraderechismo o, incluso, que en ningún caso deberían incluirse en este análisis. El profesor Downes, por ejemplo, cree que están en ese límite el Foro para la Democracia holandés (para él, “nacionalista conservador”) y el Partido Popular Suizo: “No es todavía plenamente un partido de derecha populista radical”, dice. El profesor Anders Widfeldt, de la Universidad de Aberdeen, en Escocia (Reino Unido), añade sobre el noruego FrP: “A menudo se considera un caso límite. Mi opinión es que sí está en la misma categoría que el resto de partidos de esta encuesta, pero, especialmente en Noruega, algunos académicos no están de acuerdo. La formación se moderó mientras formó parte del Gobierno de coalición, pero lo abandonó el pasado enero y, sin duda, se radicalizará nuevamente como partido de oposición”.
En todo caso, la mayor parte de los especialistas colocan sin dudar a todos ellos a la derecha de “conservadores, democristianos y partidos de centroderecha en general”, lo que les convertiría, según las convenciones académicas que repasaba más arriba el profesor e investigador Ferreira, en ultraderecha. Y eso incluye otras siglas muchas veces discutidas al colocarlas en este ámbito, como las del polaco PiS y el húngaro Fidesz. En este último caso, su pertenencia al Partido Popular Europeo (donde están entre otros el PP español o la CDU de Angela Merkel) lleva suspendida dos años por su deriva autoritaria.
La batalla del discurso. De nuevo, los debates sobre los límites de la ultraderecha reflejan ese escenario de enorme complejidad, con discursos que se van modulando en función de necesidades y estrategias cambiantes, de fragmentaciones internas y de luchas de poder. Un análisis de esos discursos, hecho después de repasar sus programas electorales y sus declaraciones públicas (que no siempre coinciden en su nivel de rotundidad), dotan de contenido concreto a esos espacios que acercan o alejan sus posiciones. Para los siguientes gráficos, se han elegido frases, promesas o posiciones programáticas significativas y se han colocado de forma aproximada dentro de un segmento ideológico para tratar de ilustrar la cohesión o la distancia de los partidos en distintos ámbitos.
La Inmigración como problema: De menos grave a más grave.
Demócratas Suecos - SDVerdaderos Finlandeses - PeruS - PSPartido del Progreso - Fremskrittspartiet -FrPInterés Flamenco - Vlaams Belang - VBLa Liga - LegaReagrupamiento Nacional - Rassemblement National - RNFidesz - Unión Cívica HúngaraMovimiento por una Hungría Mejor - JobbikAlternativa para Alemania - Alternative für Deutschland - AfDEl Partido de la Libertad de Austria - Freiheitliche Partei Österreichs - FPÖEl Partido por la Libertad - Partij voor de Vrijheid - PVVForo para la Democracia - Forum voor Democratie - FvDPartido Popular Suizo - Schweizerische Volkspartei - SVPLey y Justicia - Prawo i Sprawiedliwość - PiSPartido Popular Conservador de Estonia - Eesti Konservatiivne Rahvaerakond - EKREVox
Freno a la inmigración: De menos radical a más radical.
Demócratas Suecos - SDVerdaderos Finlandeses - PeruS - PSPartido del Progreso - Fremskrittspartiet -FrPInterés Flamenco - Vlaams Belang - VBLa Liga - LegaReagrupamiento Nacional - Rassemblement National - RNFidesz - Unión Cívica HúngaraMovimiento por una Hungría Mejor - JobbikAlternativa para Alemania - Alternative für Deutschland - AfDEl Partido de la Libertad de Austria - Freiheitliche Partei Österreichs - FPÖEl Partido por la Libertad - Partij voor de Vrijheid - PVVForo para la Democracia - Forum voor Democratie - FvDPartido Popular Suizo - Schweizerische Volkspartei - SVPLey y Justicia - Prawo i Sprawiedliwość - PiSPartido Popular Conservador de Estonia - Eesti Konservatiivne Rahvaerakond - EKREAlianza Nacional - Nacionālā apvienība - NAVox
Integración e identidad nacional: De multiculturalidad a asimilación.
Demócratas Suecos - SDVerdaderos Finlandeses - PeruS - PSPartido del Progreso - Fremskrittspartiet -FrPInterés Flamenco - Vlaams Belang - VBLa Liga - LegaReagrupamiento Nacional - Rassemblement National - RNFidesz - Unión Cívica HúngaraMovimiento por una Hungría Mejor - JobbikAlternativa para Alemania - Alternative für Deutschland - AfDEl Partido de la Libertad de Austria - Freiheitliche Partei Österreichs - FPÖEl Partido por la Libertad - Partij voor de Vrijheid - PVVForo para la Democracia - Forum voor Democratie - FvDPartido Popular Suizo - Schweizerische Volkspartei - SVPLey y Justicia - Prawo i Sprawiedliwość - PiSPartido Popular Conservador de Estonia - Eesti Konservatiivne Rahvaerakond - EKREAlianza Nacional - Nacionālā apvienība - NAVox
Los discursos sobre la inmigración, tan importantes para los partidos europeos de ultraderecha, pueden subdividirse a su vez en tres ámbitos, en función de los males sociales que aseguran que causa el fenómeno (básicamente, por un presunto aumento de la delincuencia y del gasto exacerbado de recursos públicos que causan), de las políticas para detener las llegadas y del modo de afrontar la integración de los que ya están en el país o de los que lleguen de forma legal.
En los últimos años, el movimiento antinmigración ha estado marcado por el especial rechazo a los musulmanes y a la llegada de refugiados. La profesora de la Universidad de Stirling (Escocia, Reino Unido) Mona Moufahim destaca el fuerte componente islamófobo de los partidos holandeses PVV y FvD, así como del belga Interés Flamenco (VB) y del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ). Al unánime rechazo a la inmigración por haber alcanzado “niveles insostenibles”, algunas de estas formaciones suman el argumento de que, además, sería mucho más eficaz y solidario concentrar cualquier tipo de apoyo en el desarrollo de los países de origen. La idea del vuelco demográfico, el miedo a que realmente en unas décadas la sociedad de sus países puede pasar a ser de mayoría musulmana por la inmigración, también une con fuerza a la gran mayoría de estos partidos.
En cuanto a la integración, el profesor Jeffrey Murer destaca que hay partidos que no creen en el multiculturalismo, pero tampoco en la asimilación. Por lo tanto, rechazan directamente la presencia de inmigrantes. Incluye en ese grupo a los tres partidos nórdicos (SD, PS y FrP) y a los húngaros Fidesz y Jobbik y al polaco PiS. Sobre el finlandés PS y también sobre la Liga de Italia, insiste en el peso de su visión de los inmigrantes en su ideología general: “Teniendo en cuenta únicamente su postura sobre raza e inmigración, su nivel de ultraderechismo sería más alto”, escribe. La posición de Vox en este ámbito, pese a su vehemencia, “no es tan dura como la de FN, Lega, PVV o AfD”, aporta José Rama, profesor del King’s College de Londres.
Familia y valores: De más progresistas a más conservadores.
Demócratas Suecos - SDVerdaderos Finlandeses - PeruS - PSPartido del Progreso - Fremskrittspartiet -FrPInterés Flamenco - Vlaams Belang - VBLa Liga - LegaReagrupamiento Nacional - Rassemblement National - RNFidesz - Unión Cívica HúngaraMovimiento por una Hungría Mejor - JobbikAlternativa para Alemania - Alternative für Deutschland - AfDEl Partido de la Libertad de Austria - Freiheitliche Partei Österreichs - FPÖEl Partido por la Libertad - Partij voor de Vrijheid - PVVForo para la Democracia - Forum voor Democratie - FvDPartido Popular Suizo - Schweizerische Volkspartei - SVPLey y Justicia - Prawo i Sprawiedliwość - PiSPartido Popular Conservador de Estonia - Eesti Konservatiivne Rahvaerakond - EKREAlianza Nacional - Nacionālā apvienība - NAVox
Los valores tradicionales, empezando por la familia formada por un hombre y una mujer, son centrales para muchas de estas formaciones. Eso lleva aparejado el rechazo general a iniciativas progresistas como el matrimonio entre personas del mismo sexo, el aborto y la eutanasia. El epítome de todas esas ideas probablemente sea el PiS polaco, impulsado por su fuerte influencia católica; su programa electoral incluye citas de los papas Juan Pablo II y Francisco. Otros partidos, sin embargo, tienen más amortiguado ese perfil tradicionalista, como los holandeses FvD y el PVV, el FrP noruego o el SD sueco.
De Vox cabría destacar en este apartado “su carácter reaccionario, extremadamente conservador”, su “defensa de cuestiones como la familia, la hostilidad al feminismo, los discursos neocolonialistas, una mirada nostálgica al pasado…”, según el profesor de la Universidad de Fordham, en Nueva York, Vicente Rubio-Pueyo.
Crimen y castigo: De más preventivo a más punitivo.
Demócratas Suecos - SDVerdaderos Finlandeses - PeruS - PSPartido del Progreso - Fremskrittspartiet -FrPInterés Flamenco - Vlaams Belang - VBLa Liga - LegaReagrupamiento Nacional - Rassemblement National - RNFidesz - Unión Cívica HúngaraMovimiento por una Hungría Mejor - JobbikAlternativa para Alemania - Alternative für Deutschland - AfDEl Partido de la Libertad de Austria - Freiheitliche Partei Österreichs - FPÖEl Partido por la Libertad - Partij voor de Vrijheid - PVVForo para la Democracia - Forum voor Democratie - FvDPartido del Pueblo Suizo - Schweizerische Volkspartei - SVPPartido Popular Conservador de Estonia - Eesti Konservatiivne Rahvaerakond - EKREVox
Otra característica que comparte en gran medida la ultraderecha europea es el “punitivismo”, esto es, un relato en el que la inseguridad pública se ha convertido en un gravísimo problema causado, entre otras cosas, por la permisividad con los delincuentes. De ese modo, se propone como solución el endurecimiento de los castigos. En este apartado, la cohesión del discurso entre los distintos partidos vuelve a ser muy alta, con mensajes claros contra leyes blandas (FrP, SVP) y propuestas como la protección de las acciones de legítima defensa (Vox, Liga), la cadena perpetua para los delitos más graves (Vox, RM), la relajación de las garantías judiciales en los registros, detenciones o encarcelamientos en los casos de terrorismo (Liga), el endurecimiento de los castigos a los menores (VB, RM) y de las condiciones para acceder a la libertad condicional (Fidesz).
Economía: De más intervencionista a más neoliberal.
Demócratas Suecos - SDVerdaderos Finlandeses - PeruS - PSPartido del Progreso - Fremskrittspartiet -FrPInterés Flamenco - Vlaams Belang - VBLa Liga - LegaReagrupamiento Nacional - Rassemblement National - RNFidesz - Unión Cívica HúngaraMovimiento por una Hungría Mejor - JobbikAlternativa para Alemania - Alternative für Deutschland - AfDEl Partido de la Libertad de Austria - Freiheitliche Partei Österreichs - FPÖEl Partido por la Libertad - Partij voor de Vrijheid - PVVForo para la Democracia - Forum voor Democratie - FvDPartido Popular Suizo - Schweizerische Volkspartei - SVPLey y Justicia - Prawo i Sprawiedliwość - PiSPartido Popular Conservador de Estonia - Eesti Konservatiivne Rahvaerakond - EKREAlianza Nacional - Nacionālā apvienība - NAVox
La economía es sin duda uno de los puntos que más les alejan, con formaciones que defienden postulados cercanos a la socialdemocracia (SD) e, incluso, al socialismo (PiS), y otras que se mueven cómodamente en el neoliberalismo más descarnado (FvD). Sin embargo, las matizaciones de los expertos son especialmente importantes en este punto, pues muchos de los partidos ofrecen acercamientos mixtos al discurso económico: “La mayoría de ellos pueden ser neoliberales en algunos aspectos, pero intervencionistas en otros, como el VB belga. Y algunos están incluso divididos en ese sentido: por ejemplo, el SVP suizo es más liberal en unos cantones y más intervencionista en otros”, señala el especialista del Centro de Investigación e Información Sociopolítica, en Bruselas, Benjamin Biard. Vox, sin ir más lejos, “tiene un programa electoral muy liberal en lo económico”, según el investigador de la Complutense David Lerín Ibarra, pero recientemente se desmarcó en el Congreso con una propuesta que le acerca a los postulados del PiS: defendieron una paga universal de 100 euros mensuales por hijo, al margen del nivel de renta de cada familia. (Hay que tener estas aclaraciones muy presentes al leer los resultados de la encuesta en este ámbito).
Integración europea: De más integración a ruptura.
Demócratas Suecos - SDPartido de los Finlandeses - PeruS - PSPartido del Progreso - Fremskrittspartiet -FrPInterés Flamenco - Vlaams Belang - VBLa Liga - LegaReagrupamiento Nacional - Rassemblement National - RNFidesz - Unión Cívica HúngaraMovimiento por una Hungría Mejor - JobbikAlternativa para Alemania - Alternative für Deutschland - AfDEl Partido de la Libertad de Austria - Freiheitliche Partei Österreichs - FPÖEl Partido por la Libertad - Partij voor de Vrijheid - PVVForo para la Democracia - Forum voor Democratie - FvDPartido del Pueblo Suizo - Schweizerische Volkspartei - SVPLey y Justicia - Prawo i Sprawiedliwość - PiSPartido Popular Conservador de Estonia - Eesti Konservatiivne Rahvaerakond - EKREAlianza Nacional - Nacionālā apvienība - NAVox
El euroescepticismo es otra de las características comunes ampliamente estudiadas como nexo de la derecha radical europea. Sin embargo, en este caso también hay grados, que se podrían relacionar con la situación económica de cada país. Así, en un lado se situarían los más humildes, que se quejan de que el excesivo intervencionismo de la UE está minando la soberanía, la propia esencia de las naciones y proponen algunas reformas (“Apoyamos una Europa de Estados nacionales”, dice EKRE), pero no ponen en cuestión la Unión en sí ni Schengen, es decir, el área común de libre circulación sin fronteras entre los países miembros. “Mantener el espacio Schengen también es fundamental para la competitividad de la UE”, declaró recientemente el ministro de Exteriores húngaro, Peter Szijjártó (del Fidesz).
En el extremo opuesto, está quien quiere salirse de la UE y de Schengen, como el holandés PVV, o al menos planteárselo vía referéndum (FvD, del mismo país). Hay también posicionamientos intermedios que proponen salidas del euro (PS de Finlandia, VB de Bélgica) o nuevos tratados y suspensión de Schengen (Vox), y posiciones ambiguas como la del RN, que después de defender la salida de Francia del club europeo, ahora propone reformar la UE por dentro. Los dos partidos aquí estudiados cuyos países no pertenecen a la UE, el SVP (Suiza) y FrP (Noruega), no quieren ni oír hablar de la posibilidad de entrar; los noruegos, de hecho, abogan por replantearse su pertenencia a Schengen.
Cajón de sastre: De más progresista a más reaccionario.
Demócratas Suecos - SDVerdaderos Finlandeses - PeruS - PSPartido del Progreso - Fremskrittspartiet -FrPInterés Flamenco - Vlaams Belang - VBLa Liga - LegaReagrupamiento Nacional - Rassemblement National - RNFidesz - Unión Cívica HúngaraMovimiento por una Hungría Mejor - JobbikAlternativa para Alemania - Alternative für Deutschland - AfDEl Partido de la Libertad de Austria - Freiheitliche Partei Österreichs - FPÖEl Partido por la Libertad - Partij voor de Vrijheid - PVVForo para la Democracia - Forum voor Democratie - FvDPartido Popular Suizo - Schweizerische Volkspartei - SVPLey y Justicia - Prawo i Sprawiedliwość - PiSPartido Popular Conservador de Estonia - Eesti Konservatiivne Rahvaerakond - EKREAlianza Nacional - Nacionālā apvienība - NAVox
Cada uno de estos partidos, al final, es también producto de sus propias tradiciones nacionales, de su historia y sus contextos socioeconómicos y culturales. Y, por lo tanto, destacan en sus discursos distintos puntos que les alejan de unos y les acercan a otros, adaptándose a esos “enemigos locales” de los que hablaba la investigadora Carme Colomina en el arranque de este reportaje. Por ejemplo, muchos han hecho ya bandera del cuidado del medio ambiente, la sostenibilidad y la lucha contra la crisis climática: en el gráfico anterior aparecen declaraciones en este sentido de la Liga, RN y Jobbik, pero otros nombres de esta lista, como FPÖ, PiS, AfD y PS, también lo han reflejado de alguna manera es sus programas. Otros incluyen en un espacio similar medidas en favor del bienestar animal: FvD, FPÖ y AfD.
Asimismo, buena parte de estas formaciones defiende medidas de democracia directa, con preferencia por los referendos generalizados al modo de Suiza. (Estos postulados han suavizado la puntuación que muchos de los expertos han dado a algunos partidos en la categoría de valores sociales y democráticos de la encuesta). También están muy extendidos los guiños a las personas mayores y sus cuidados, y al campo, el mundo agrícola y ganadero.
En la categoría de particularidades, se podría destacar la singular fobia de los ultras nórdicos hacia la mendicidad, la defensa explícita del FrP del derecho del pueblo judío a un país propio y la propuesta del FvD de despenalizar las drogas blandas, además de recordar la fuerte identificación del PiS polaco con la Iglesia católica. Y, por supuesto, hay que señalar el independentismo como elemento definitorio clave del VB belga. Para Vox, se ha elegido destacar su particular cruzada contra la ley de violencia machista.
En los países del antiguo bloque soviético, el componente anticomunista es muy importante. En el caso de Letonia, la política de colonización de la URSS durante décadas hizo que la influencia económica y cultural rusa se haya extendido hasta hoy con enorme potencia; contra ella define buena parte de sus posturas políticas de la Alianza Nacional (NA).
El poder del líder. Para entender ese escenario móvil y cambiante que ha ido modulando en los últimos años (y sigue haciéndolo) la ideología y los discursos, es imprescindible muchas veces tener en cuenta las luchas de poder internas y los liderazgos que acaban venciendo en cada momento. Por ejemplo, “el PS finlandés se radicalizó cuando Jussi Halla-aho se convirtió en su líder en 2017”, señala el profesor Widfeldt. Y Murer aporta otro caso todavía más significativo: “Fidesz no tiene en realidad más ideología que la promoción de Viktor Orbán”, asegura.
El siguiente es un repaso a los actuales dirigentes de las 17 formaciones analizadas en este reportaje:
Jimmie Åkesson (1979): Demócratas Suecos. Politólogo de formación, hijo de un pequeño empresario y una cuidadora de ancianos, se hizo con solo 26 años con el liderazgo de los Demócratas Suecos. Desde entonces ha convertido este partido en el tercero del país. Lo ha hecho con la antinmigración como bandera, pero consolidando el alejamiento, iniciado por su antecesor, de sus viejas reminiscencias supremacistas y filonazis.
Jussi Halla-aho (1971): Partido de los Finlandeses. Doctor en lengua eslava, hombre seco y reservado, y padre de tres hijos. Tiene un significativo historial de altercados contra las comunidades musulmanas y los inmigrantes; fue condenado por ello en 2012. Curtido en la política local, nacional y europea, lidera desde 2017 el partido ultra, que hoy es el segundo de Finlandia.
Siv Jensen (1969): Partido del Progreso Noruego. Economista, se unió al FrP con solo 18 años. Con 30, ya con experiencia en política local y fogueada en numerosos debates televisivos, entró en la dirección del partido. Se convirtió en su líder siete años después, en 2006. Ha sido ministra de Finanzas de Noruega del Gobierno de coalición liderado por la conservadora Erna Solberg desde 2013 hasta el pasado mes de enero, cuando el FrP abandonó el Ejecutivo en protesta por la repatriación de la mujer de un yihadista.
Tom Van Grieken (1986): Interés Flamenco. Nacido en Amberes, pasó la mayor parte de su niñez y adolescencia en la pequeña ciudad de Mortsel, donde fue concejal de 2006 a 2018. Desde 2014 es además miembro del Parlamento flamenco y dirige el Vlaams Belang. Desde ese puesto, se ha esforzado en moderar el discurso de la formación (al menos en las formas) para romper el 'cordón sanitario' que colocaban sobre él los demás partidos. Vlaams Belang ha apoyado activamente al huido expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont.
Matteo Salvini (1973): La Liga. Descrito como un hombre afable y educado en las distancias cortas, Salvini está divorciado y es padre de dos hijos. Se forjó como activista de la Liga Norte en las calles de Milán en los años noventa y como explosivo comunicador en Radio Padania, la emisora del partido que dirigió y presentó de 2009 a 2013. No terminó sus estudios de Ciencias Políticas ni de Historia. Ha sido vicepresidente y ministro del Interior del Gobierno de Italia.
Marine Lepen (1968): Reagrupamiento Nacional. Licenciada en Derecho, es hija del fundador del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen. Tiene tres hijos del primero de sus dos 
Y entre todos, Vox. En medio de ese complejo panorama europeo de la ultraderecha, Vox es un caso especial. No viene de la tradición de la extrema derecha, sino que nació como una escisión desde la derecha conservadora del PP, destaca el profesor de Blanquerna (Universitat Ramon Llull) Xavier Casals. Vicente Rubio-Pueyo profundiza en esa idea: “Vox no es, digamos, una erupción outsider desde los márgenes, o desde el exterior, de un sistema político. Es una derivación, una decantación, del aznarismo”. En ese sentido, aunque no sea exactamente así, podría colocarse el partido de Abascal en el grupo que, según el especialista Daniel Hegedüs, ha hecho un exitoso viaje desde la derecha conservadora a la radical, como Fidesz y PiS.
Pero Casals insiste en marcar claramente las distancias entre todos los demás y Vox, un partido en pleno proceso de definición que está obteniendo resultados originales tomando elementos de lo más variado. Estos irían desde el trumpismo (con la propuesta de “levantar un muro infranqueable en Ceuta y Melilla”) a la ultraderecha europea (con el discurso antinmigración y anti islam) y características propias como el antiindependentismo catalán.
El profesor de la Universidad de Barcelona Víctor Climent define a Vox “como un partido de derecha radical populista y nacionalista con un marcado discurso antimigratorio”. Sin embargo, los investigadores Ana Belén Fernández García (Universidad de Lisboa) y David Lerín Ibarra (Complutense) coinciden en quitarle de encima la etiqueta de populista. Fernández García, porque no lo considera un elemento central de su discurso. “El nacionalismo español, la xenofobia y el ultraconservadurismo serían los elementos que mejor lo definen, de ahí que lo etiquete como derecha radical”, explica. Y, levantando el foco hacia el resto del continente, añade: “Los niveles de conservadurismo y autoritarismo de Vox estarían por encima de la media de los partidos de derecha radical de Europa Occidental”.
Lo que destaca de la formación española, “en comparación con otros partidos europeos similares, es sobre todo su carácter reaccionario, extremadamente conservador”, aporta en el mismo sentido Rubio-Pueyo. El profesor argumenta que su nacimiento desde dentro del establishment y su relación con las élites le impide “asumir rasgos sociales o populistas en lo económico al estilo de Rassemblement National [Reagrupación Nacional]”, de modo que lo compensa “poniendo su acento populista en cuestiones como el punitivismo”, así como “la familia, la hostilidad al feminismo, los discursos neocolonialistas, una mirada nostálgica al pasado, etcétera”.
Desde fuera (en concreto desde Escocia), el profesor Jeffrey Murer opina que “Vox puede ser uno de los partidos más peligrosos de la democracia europea en este momento”. Y explica por qué lo cree: “Reproduce muchas de los sentimientos e ideas divisorias de la Guerra Civil”.
Casals defiende más bien que lo que está haciendo el partido de Abascal es una revisión, por primera vez desde la derecha, de la Transición. En todo caso, insiste en la idea de que está todavía en construcción, con la libertad para ir modelando el discurso que le da “su escasa base teórica” y “una organización muy jerárquica y vertical”. “¿Hacia dónde va? Eso es impredecible”.
Los participantes en la encuesta. Explicación final, metodología y fuentes: Este reportaje ha contado con la participación de más de medio centenar de profesores universitarios e investigadores (no todos han contestado a la encuesta) y se ha inspirado y ha tomado como referencia un trabajo de la solidez de la Chapel Hill Expert Survey (CHES) de la Universidad de Carolina del Norte. Pero este no ha pretendido ser en ningún momento un trabajo académico, sino un artículo periodístico que trata de hacer accesible al público general una compleja realidad plagada de matices y opiniones discordantes. Para ello, se ha intentado hacer una comparación razonable de los principales partidos europeos de ultraderecha a través de un artefacto que, por supuesto, no es perfecto (ni lo pretende), con unos criterios que, por descontado, pueden ser discutibles y discutidos, pero que se ha construido y se ofrece de forma totalmente transparente. De hecho, ante la evidente dificultad de plasmar en números realidades tan complejas, algunos de los especialistas invitados a participar en la encuesta han declinado hacerlo.
Siguiendo las sugerencias hechas por distintos expertos en el transcurso del proceso de obtención de datos. se han ido también tratando de afinar algunas cuestiones en el camino. Por ejemplo, se incluyó un nuevo parámetro que puede resultar fundamental para entender estos partidos (su posición frente a la seguridad y la criminalidad) y se eliminó del resultado final otro que, según varios especialistas, resultaba muy confuso, ya que se puede interpretar de manera muy distinta dependiendo del contexto nacional: la posición de las formaciones ante las minorías étnicas y culturales.
Los parámetros elegidos han sido tomados de CHES, menos en el caso del añadido de seguridad y criminalidad, con la intención de recabar la información mínima suficiente que permitiera mostrar los principales puntos de coincidencia y de discordancia en sus postulados ideológicos y, a la vez, ubicarlos entre los movimientos políticos tradicionales.
Los resultados electorales de los partidos se han obtenido de la publicación Parties and Elections in Europe, del Observatorio de Partidos y Gobiernos de la Universidad de Nottingham y de las informaciones publicadas por este diario. Para el análisis de los discursos se han utilizado principalmente los programas electorales más recientes que cada una de las formaciones tiene colgados en sus páginas web. En algunos casos, esta información se ha completado con la consulta de manifiestos y notas de prensa contenidos en esas mismas páginas y en intervenciones recogidas en los diarios de sesiones de los Parlamentos. Únicamente en el caso de la cita del partido polaco PiS sobre las presuntas enfermedades que llevan a Europa los refugiados, pronunciada en 2015 por el líder del partido Jarosław Kaczyński, se ha recurrido a distintos medios informativos, incluido este diario". Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt













lunes, 12 de junio de 2023

De la evolución de las lenguas

 








Hola, buenas tardes de nuevo a todos y feliz lunes. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy, del escritor Álex Grijelmo, va de la evolución de las lenguas. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. 










La evolución, limitada, de las lenguas
ÁLEX GRIJELMO
04 JUN 2023 - El País
harendt.blogspot.com

Las lenguas evolucionan, de eso no cabe duda. Pero lo hacen despacio y bajo ciertas constantes, entre ellas la influencia de las analogías: se acepta con mayor facilidad lo que ya tiene precedentes arraigados. Esas transformaciones se habían venido produciendo desde abajo, en el mayor proceso democrático posible. Los pueblos eran los dueños de sus idiomas y de sus calmados cambios. Y después la literatura consagraba esas reglas mediante innovaciones y hallazgos que las respetaban. Sin embargo, en los últimos decenios se están produciendo intensas intervenciones desde arriba, de las minorías dirigentes. Nunca antes en la evolución del idioma se había puesto tanto en riesgo la iniciativa del pueblo.
Ahora bien, las lenguas evolucionan fácil pero lentamente en su léxico; y bastante menos (o casi nada) en su gramática (la morfología, la sintaxis).
El académico Emilio Lorenzo diferenciaba en El español y otras lenguas (1980) entre el semblante del idioma (el aspecto, la superficie sujeta a cambios: el vocabulario) y el talante (la estructura –la gramática— que permanece). Eso se aprecia bien en español al observar que desde hace siglos no se inventan una desinencia verbal, una conjunción, un pronombre o una cuarta conjugación.
Las herencias genéticas de los idiomas, una vez que éstos se han consolidado como tales, se mantienen con fuerza siglo tras siglo. Y así viene a demostrarlo un descomunal estudio que ha analizado 2.400 lenguas de las 7.000 que existen en el mundo y que se publicó en Science el pasado 19 de abril. En el trabajo han colaborado universidades del Reino Unido, Países Bajos, Alemania, Suecia, Nueva Zelanda, Australia y Finlandia, que compartieron un voluminoso banco de datos llamado Grambank. El objetivo consistía en documentar patrones de variación gramatical entre esos idiomas. Y las principales conclusiones halladas en las 215 familias de lenguas que estudiaron señalan que sus evoluciones respetan unos límites, y que guardan una mayor similitud con sus idiomas antepasados que con aquellos que tienen cerca. Es decir, que la genealogía se impone a la geografía. Manda el ADN idiomático.
Entre los 195 patrones estudiados se encuentran la configuración del género gramatical, la diversidad de tiempos verbales o el orden más habitual de los elementos de la oración (por ejemplo, en español predomina la sucesión sujeto-verbo-complementos), y también las construcciones que utilizan esos sistemas de lengua para combinar segmentos en unidades de rango inferior o superior, o el uso de los pronombres. (En español los pronombres de primera persona muestran menor presencia que en el francés o el inglés, y en eso no ha habido cambios ante tan importantes y cercanos idiomas, que sin embargo sí influyeron en nuestro léxico. Así pues, también ahí se aprecia un semblante modificable pero un talante firme).
Por todo ello, la repetida afirmación “las lenguas evolucionan”, que se profiere para defender desde arriba incluso las más ocurrentes intenciones, es cierta, pero sólo en parte: evoluciona el léxico, muy despacio, y apenas se mueve lo que concierne al sistema. Está por ver qué influencia tendrá el intervencionismo político y administrativo actual, pero normalmente para que se produzca un cambio profundo en los pilares estructurales y morfológicos de una gran lengua hará falta la unión tácita, estable y no programada de millones y millones de hablantes. Álex Grijelmo es Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades.



























[ARCHIVO DEL BLOG] El sinsentido de la existencia. [Publicada el 12/06/2014]









A mis amigas Ana y Jesús

Vivir es tener una historia que contar a quienes vienen después... Me repito, lo sé. Es la misma frase con la comenzaba mi entrada de hace unos días sobre la abdicación del rey Juan Carlos. Solo que esta vez creo que viene más oportuna. Se cuenta que un afamado escritor contemporáneo suyo le preguntó al filósofo británico David Hume (1711-1776) si no tenía miedo a la muerte o preocupación por el más allá. La respuesta de Hume fue que si nunca le había preocupado saber donde había estado antes de nacer, difícilmente iba a preocuparle lo que le ocurriera después de morir.
Me parece una respuesta inteligente y madura. Hace unos días comentaba con dos buenas amigas la impresión que me había causado el libro "El corazón de las tinieblas", del escritor polaco-británico Josep Conrad (1857-1924), que acababa de terminar de leer, y en la que cobraba sentido esa pregunta sobre el sinsentido de la existencia: "Luchar a brazo partido con la muerte es lo menos estimulante que puede imaginarse. Tiene lugar en un gris implacable, sin nada bajo los pies, sin espectadores, sin clamor, sin gloria, sin un gran deseo de victoria, sin un gran temor a la derrota, en una atmósfera enfermiza de tibio escepticismo, sin demasiada fe en los propios derechos, y aun menos en los del adversario. Si tal es la forma de la última sabiduría, la vida es un enigma mayor de lo que alguno de nosotros piensa. Me hallaba a un paso de aquel trance y sin embargo descubrí, con humillación, que no tenía nada que decir".
Tremendo y desolador alegato sobre la existencia, sobre el sentido de la vida... Yo, la verdad, no sé si lo tiene. Soy de los que piensa que no. Que estamos aquí por puro azar. Que somos polvo de estrellas, como dice uno de los personajes de "El mundo de Sofía", del escritor noruego Jostein Gaarder (1952). Que al final vamos a desaparecer sin dejar rastro. Que todo lo que ha existido se extinguirá sin dejar recuerdo ninguno de su existencia ni de nuestro paso por el mundo. Y no me refiero al paso personal de cada uno de nosotros, que no tiene mayor importancia, sino al de la humanidad completa. De la que nada quedará, ni siquiera memoria...
Hay pocas cosas que puedan consolarnos de ese sinsentido de la existencia, Entre ellas, el amor, la amistad y los libros. El amor de las personas más cercanas: esposos, hijos, nietos, padres, hermanos. La amistad, el más noble de los sentimientos humanos, el que nos hace solidarios con los otros: un poco de generosidad y el hombre es un paraíso para el hombre, dejo dicho Jean-Paul Sartre (1905-1980). Y los libros y la historia, claro, porque nos permiten conocer lo que otros han hecho antes que nosotros; y dejar constancia de lo que nosotros hemos hecho antes de que lleguen los siguientes.
Estoy leyendo ahora mismo una bellísima autobiografía del escritor israelí Amos Oz (1939) titulada "Una historia de amor y oscuridad" (Siruela, Madrid, 2004). Un relato sobre la historia de su familia, que se inicia a mediados del siglo XIX en Europa oriental y continúa hasta el Israel del siglo XXI: "Cuando era pequeño, cuenta Oz en las primeras páginas, quería crecer y ser libro. No escritor, sino libro: a las personas se las puede matar como a hormigas. Tampoco es difícil matar a los escritores. Pero un libro, aunque se lo elimine sistemáticamente, tiene la posibilidad de que un ejemplar se salve y siga viviendo eterna y silenciosamente en una estantería olvidada de cualquier biblioteca perdida de Reikjavik, Valladolid o Vancouver".
Por eso he repetido al inicio lo de que vivir, a fin de cuentas, no es más que tener una historia que contar a los que vienen después... Sean felices, por favor, y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt