Sobre Podemos escribía también hace unos días en su blog el también catedrático de ciencias políticas en la UNED, Ramón Cotarelo, admirador respetuoso y crítico de Podemos, comparando su fórmulas organizativas, al más puro estilo marxista-leninista, sus famosos "círculos", con los soviets rusos de 1917, en los que, al igual que estos, se discute de "todo", pero "todo" se decide en y desde la dirección del movimiento. Por cierto, y concluyo, el mejor estudio de la diferencia entre un "movimiento" político y un "partido" político, lo pueden encontrar en el archifamoso libro de la teórica política estadounidense, de origen judeo-alemán, Hannah Arendt, titulado "Los orígenes del totalitarismo". ¡Y líbreme Dios de insinuar la más mínima tendencia totalitaria en Podemos! Eso se lo dejo a sus votantes... Sean felices por favor. Y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt
El blog de HArendt - Pensar para comprender, comprender para actuar - Primera etapa: 2006-2008 # Segunda etapa: 2008-2020 # Tercera etapa: 2022-2024
lunes, 14 de octubre de 2024
[ARCHIVO DEL BLOG] Corrupción, nacionalismo, populismo. (05/04/2016)
Sobre Podemos escribía también hace unos días en su blog el también catedrático de ciencias políticas en la UNED, Ramón Cotarelo, admirador respetuoso y crítico de Podemos, comparando su fórmulas organizativas, al más puro estilo marxista-leninista, sus famosos "círculos", con los soviets rusos de 1917, en los que, al igual que estos, se discute de "todo", pero "todo" se decide en y desde la dirección del movimiento. Por cierto, y concluyo, el mejor estudio de la diferencia entre un "movimiento" político y un "partido" político, lo pueden encontrar en el archifamoso libro de la teórica política estadounidense, de origen judeo-alemán, Hannah Arendt, titulado "Los orígenes del totalitarismo". ¡Y líbreme Dios de insinuar la más mínima tendencia totalitaria en Podemos! Eso se lo dejo a sus votantes... Sean felices por favor. Y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt
El poema de cada día. Hoy, Una pequeña parte de ti, de Patricia Benito (1978)
UNA PEQUEÑA PARTE DE TI
Patricia Benito (1978)
Poetisa española
domingo, 13 de octubre de 2024
De las entradas del blog de hoy domingo, 13 de octubre de 2024
De la realidad y la verdad
Esto no es una crisis de realidad. Lo decimos mucho, pero no creo que eso pueda ser cierto. Me parece que, al decirlo, estamos confundiendo la realidad con la verdad. O, peor todavía, uniéndolas como si fueran dos apéndices de la misma cosa cuando, de hecho, son cosas muy distintas. La realidad es literal y existe sin nosotros. La verdad es un producto de nuestra imaginación. Todo lo anterior lo dice en El País [Esto no es una crisis de realidad,07/10/2024] la escritora Marta Peirano.
La realidad no puede estar en crisis porque es inmutable, incontestable y, a menudo, incomprensible. Como decía Philip K. Dick, es aquello que sigue existiendo y no desaparece incluso cuando dejas de creer en ello. Existe independientemente de nuestra capacidad de comprenderla, describirla o asimilarla, lo que queda demostrado en la persistencia de nuestros errores de cálculo, entendimiento e interpretación a lo largo de la historia.
Giordano Bruno no muere porque el universo sea finito y su centro sea la Tierra. Ignaz Semmelweis no acaba en el manicomio porque los microbios no existen. Sus lamentables destinos no tiene nada que ver con la realidad. Tienen que ver con que su verdad en ese momento no es compatible con la verdad de la comunidad de la que dependen. La verdad no es un hecho sino un acuerdo colectivo. No existe fuera de nuestra cabeza, sino que solo tiene sentido en relación con los demás.
kLa verdad no es real. Es una construcción cognitiva, un subproducto de la interpretación que depende del lenguaje y de los sistemas simbólicos que usamos para ponernos de acuerdo. Por ejemplo, es verdad que dos más dos son cuatro, pero solo dentro de un sistema que hemos inventado para mantener un registro del grano, controlar a los esclavos e invocar objetos en la imaginación. Pero hay sistemas lógicos donde dos más dos no siempre es igual a cuatro, y la aritmética no siempre es la herramienta adecuada para describir la realidad. Hay culturas donde no existen los números. Los aborígenes australianos no saben contar. La verdad es más profunda y trascendente que los hechos, porque tiene que ver con los valores. Por eso decimos que la ficción es una mentira que cuenta la verdad. Por eso dice Keats que la verdad es belleza y la belleza, verdad.
Y por eso no es la realidad lo que está en crisis, sino el acuerdo. El contrato social. El diccionario que establece los significados de las cosas, el manual que determina qué es cada cosa y qué lugar ocupa en la jerarquía cotidiana de la comunidad. Y la culpa de esa crisis no es de la propaganda ni la desinformación. Es la disonancia cognitiva de seguir hablando de valores democráticos frente a la realidad del capitalismo, el expolio y la desigualdad.
No tenemos los mismos derechos y oportunidades. Estudiar no garantiza un trabajo, y trabajar no garantiza un salario. El salario no garantiza una vivienda. Pagar impuestos no garantiza el acceso a los servicios básicos. Cumplir con las responsabilidades no garantiza tener derechos, y tenerlos significa cosas distintas cada día. No somos todos iguales ante la ley.
Nadie espera que el poder se haga responsable de nada. Las instituciones no operan de forma abierta y accesible. Los líderes y funcionarios públicos no rinden cuentas a la comunidad. Esta disonancia cognitiva es el tumor que socava nuestras bases, afectando nuestra integridad y nuestro futuro. El miedo podría hacernos fuertes, pero no tenemos miedo, sino una angustia de futuro que fomenta la competencia y la división ciudadana. Estamos enfermos de nihilismo, injusticia y confusión. Marta Peirano es escritora.
Radiografía de la Universidad española. [Archivo del blog, 16/10/2008]
Del poema de cada día. Hoy, Libertad, de Ángela Figuera Aymerich (1902-1984)
LIBERTAD
Ángela Figuera (1902-1984)
Poetisa española
sábado, 12 de octubre de 2024
De las entradas del blog de hoy sábado, 12 de octubre de 2024 y Fiesta nacional de España
Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz sábado, 12 de octubre de 2024, Fiesta nacional de España. Una de las cosas que tiene el ser periodista, haber vivido bastantes años y trabajado en muchos países es que uno conoce, en mayor o menor medida, a gente famosa, comienza diciéndose en la primera de las entradas del blog de hoy. La segunda, un archivo del blog de tal día como hoy de 2016, es un pequeño homenaje del autor del blog a su patria, a través de la voz y la escritura de varios grandes poetas. El poema de hoy, en la tercera, es un conocido y famoso soneto de Miguel de Cervantes, que comienza con este verso: "Aquí el valor de la española tierra". Y la cuarta, como siempre, son las viñetas de humor del día. Espero que todas ellas les resulten de interés. Y ahora, como decía Sócrates, nos vamos. Nos vemos de nuevo mañana si la diosa Fortuna lo permite. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Tamaragua, amigos míos. HArendt
De ángeles y demonios
Una de las cosas que tiene el ser periodista, haber vivido bastantes años y trabajado en muchos países es que uno conoce, en mayor o menor medida, a gente famosa, comenta en La Vanguardia [Ángeles y demonios, 06/10/2024] el escritor John Carlin . A mí, como personas, no me suelen impresionar. Nunca les pido una foto.
Esta semana conocí a una persona de renombre que no solo me impresionó, me conmovió. Al punto de que rompí mi regla y le pedí una foto. La última vez que me encontré en la presencia de alguien que me inspiró un respeto similar fue en el 2011. Y se llamaba Nelson Mandela.
La persona que tanto me impactó esta semana no es tan famosa como Clint Eastwood, o Bill Clinton, o Morgan Freeman, o Matt Damon, o Leo Messi, o Diego Maradona, o Zidane, o Rafa Nadal, o Pep Guardiola, o Bill Gates, o Boris Johnson o (¡cielos!) David Beckham. Ella no es una celebrity . No es rica. No tiene ningún don especial para los negocios, o la política, o el deporte, o el cine. Tampoco es tan famosa.
Conocida ante todo por ser la viuda de un mártir, se llama Yulia Naválnaya y es, básicamente, una fuerza moral. Es un símbolo de valentía, un emblema de nobleza, un ejemplo para el mundo entero de lucha y de sacrificio frente a la maldad.
La conocí en Barcelona después de una ceremonia celebrada el lunes en la que La Vanguardia premió a siete ilustres personajes. El galardón internacional lo recibió Naválnaya de manos del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. A continuación, ella dio un discurso en el que recordó a su marido, Alexéi Navalni, líder opositor ruso que murió en febrero en una cárcel siberiana, después de haber sobrevivido a un intento de asesinato cuatro años antes con el agente nervioso Novichok.
Nadie duda de que el agente nervioso humano detrás de aquel crimen fue el paranoico presidente ruso Vladímir Putin. Lo más probable, y lo que cree su viuda, es que Putin fue el responsable de su muerte también.
“Continuaré el trabajo de mi marido porque sé que muchos de los que lo seguían a él me siguen ahora a mí, gente que cree en un futuro democrático para Rusia”, dijo Naválnaya, para quien la palabra democracia tiene un peso inmenso, mucho mayor que en nuestros países de la órbita occidental, donde la damos por hecha, casi como si fuera un concepto banal. “Mi marido –siguió– no solo fue mi marido, fue un íntimo amigo y fue para mí un líder de las fuerzas democráticas de Rusia. Continuaré luchando a favor de su legado contra Putin… muchos continuaremos en la lucha contra la dictadura”.
Yulia Naválnaya ha puesto su vida en juego quizá por generaciones que aún ni han nacido. Rubia, alta y vestida de blanco de arriba abajo, Naválnaya es hoy la imagen de la resistencia rusa. ¿Los “muchos” a los que se refiere serán suficientes para derrocar al régimen más peligroso del mundo, el mafia-Estado con armas nucleares que Putin lidera? Seguramente no. Pero ahí siguen, ella y gente como Vladímir Kará-Murzá, un opositor ruso que se salvó de la muerte tras ser liberado de una cárcel rusa en agosto, parte de un intercambio en el que Putin logró la liberación de uno de sus asesinos políticos predilectos, que había estado preso en Alemania.
Kará-Murzá, cuyo único crimen fue denunciar la dictadura rusa, fue preguntado en una entrevista el mes pasado si estaba dispuesto a morir por la causa. “Sí –respondió–, porque hay causas que son más grandes que nosotros mismos”. Más grandes, agregaría yo, incluso que Rusia, el escenario más visible de la contienda global que se está librando hoy entre la libertad y la tiranía.
Por si alguien no ha acabado de entender lo que hay en juego, se lo pongo fácil. Se trata de una guerra de ideas. Por un lado tenemos la democracia, que significa la libertad de expresión, que cada uno pueda decir lo que le dé la gana sobre, por ejemplo, su gobierno; el Estado de derecho, la protección de los derechos del individuo contra cualquier poder; el voto libre y justo como método para determinar quién gobierna. Por otro lado están las autocracias donde las elecciones son, en el mejor de los casos, farsas; donde la ley es lo que dice el líder; y donde los opositores están todos o muertos, o detenidos, o mudos o, como Naválnaya, en el exilio.
Putin es la encarnación de la tiranía, sistema replicado, casualmente, por los países que ayudan en lo militar o en lo político a Rusia en su guerra en Ucrania, es decir China, Irán, Corea del Norte, Bielorrusia, Venezuela y Nicaragua. Naválnaya es la encarnación de la democracia, sistema que por ahora defienden más países, entre ellos España, Argentina, Japón, Corea del Sur, los recién ingresados en la OTAN Finlandia y Suecia y, de momento, Estados Unidos.
Por ponerlo en un contexto histórico, Putin y compañía son los sucesores de Calígula y, dando un salto a los últimos cien años, Franco, Mussolini, Hitler, Stalin y los zares rusos; Naválnaya y sus hermanos y hermanas de sangre siguen en la tradición de Espartaco y los que se opusieron al fascismo, a los nazis, al comunismo soviético y, por no olvidar a Mandela, al apartheid.
La valentía de los segundos ha sido de una nobleza tan extraordinaria que a veces ha rozado la locura. Han puesto sus vidas en juego no por causas personales sino por todos, en el caso de la viuda de Navalni, quizá por generaciones que aún ni han nacido, por la dignidad humana siempre. Como la cabeza más visible de su causa, como alguien muy consciente de que corre el riesgo de sufrir el mismo martirio que su marido, ella es una figura a la vez heroica y romántica, el ángel hecho carne que combate en desventaja contra el mal que personifica el satánico (no, la palabra no es demasiado fuerte) Putin.
No todos los días te encuentras con alguien así. No tengo palabras, por más que lo intente, para definir la grandeza de esta mujer. Lo que sí puedo decir de corazón es que hablar con ella, aunque solo fuera por unos breves instantes, fue una suerte, un honor y un ejercicio de humildad. A su lado me siento un enano moral. Algo por el estilo, si me lo perdonan, sintieron los otros mil participantes en la ceremonia de los premios de La Vanguardia . Cuando Naválnaya apareció en el escenario todos nos pusimos espontáneamente de pie y le dimos un cerrado aplauso.
“Hay causas que son más grandes que nosotros mismos”, dice el también opositor ruso Kará-Murzá
Me sentí honrado de formar parte de esa asamblea y orgulloso de escribir en un diario que sabe valorar lo que esta mujer representa. John Carlin es escritor.