jueves, 27 de junio de 2024

Las viñetas de humor de cada día

 
























miércoles, 26 de junio de 2024

De la lección de Ripoll

 






Hola, buenos días y feliz miércoles. Es falso que los inmigrantes vengan a Europa a delinquir, lo dice en la primera de las entradas del blog de hoy el escritor Javier Cercas: la inmensa mayoría viene a ganarse la vida. La segunda reproduce un bello artículo de julio de 2018, escrito por nuestro premio Nobel Mario Vargas Llosa sobre los cielos de mi tierra, las islas Canarias. En tercer lugar subo al blog un poema del poeta modernista grancanario Tomás Morales, y para terminar, como todos los días, las viñetas de humor de la prensa española. Espero que todo ello sea de su interés. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com






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La lección de Ripoll
JAVIER CERCAS
22 JUN 2024 - El País Semanal - harendt.blogspot.com

Qué manía: los escritores no somos profetas. No lo fueron Homero, ni Shakespeare, ni Cervantes, ni Kafka, el último al que se han atribuido dotes adivinatorias (o el penúltimo: el último es Michel Houellebecq, pese a la evidencia de que sus novelas jamás han predicho nada); ni siquiera lo fue Virgilio, a quien muchos, en la Edad Media, consideraban un mago capaz de prever el porvenir en sus versos. No: bastante tenemos los escritores con tratar de entender el presente y el pasado como para, encima, tener que adivinar el futuro. Y, si no fueron profetas esos escritores capitales, mucho menos va a serlo un mindundi como un servidor.
Digo esto porque algunos lectores han observado que una novela mía publicada en 2021 y ambientada en 2025 gira en torno a una alcaldesa con cuyo éxito político aflora en Cataluña un discurso islamófobo hasta entonces ausente del debate público; en esa misma novela, un personaje afirma que lo que ha cambiado de veras Cataluña no fue el procés (“El procés lo único que hizo fue cambiar algo, muy poquito y muy anecdótico, para que nada esencial cambiase […] Para eso lo lanzaron los que aquí han tenido desde siempre la sartén por el mango, usando a la gente como carne de cañón”): lo que ha cambiado Cataluña, según él, fueron los atentados islamistas de 2017, perpetrados por un grupo de chavales de Ripoll… Pues bien, en 2024 ya tenemos en Cataluña una alcaldesa que no sólo ha conseguido gobernar en Ripoll —of all places—, sino que, al frente de un partido islamófobo (Aliança Catalana), ha obtenido en las últimas elecciones autonómicas casi 120.000 votos y dos escaños en el Parlament; y lo más importante: como la alcaldesa ficticia de mi novela, la alcaldesa real ha inoculado en el debate público una ideología embustera y repugnante que ya ha empezado a contagiar a otros grupos políticos. ¿Profecía? Bobadas: bastaba con seguir la línea de puntos. La islamofobia es uno de los ingredientes esenciales de la extrema derecha europea, y no había que ser un arúspice para prever que, tarde o temprano, acabaríamos importándolo (aunque Vox se alimenta de la xenofobia, igual que cualquier partido nacionalista, no ha convertido en bandera la islamofobia como lo ha hecho Aliança Catalana). Pero hay más. Los atentados de 2017 dejaron una herida sangrante en Ri­poll, una apacible localidad gerundense de apenas 10.000 habitantes, con uno de los índices más bajos de emigración de Cataluña, donde nadie entendía cómo era posible que siete muchachos en apariencia integrados —signifique lo que signifique esa palabra— hubieran perpetrado aquella masacre. Al principio, la reacción de las autoridades fue la correcta: tratar de averiguar qué había ocurrido y por qué había ocurrido; el problema fue que, como no les gustaron las conclusiones de los expertos (según las cuales en Ripoll y sus alrededores existía un caldo de cultivo que permitió o fomentó la aparición de los terroristas), optaron por ignorar la realidad. El resultado es Aliança Catalana. En otras palabras: si una herida no se limpia y se cura, acaba infectándose. Lo ocurrido en Ripoll debería servirnos de lección: los problemas no se combaten ocultándolos o ignorándolos; se combaten afrontándolos. Los discursos de Aliança Catalana y similares no se neutralizan demonizando a sus votantes y tratando de esconder a sus dirigentes, o de aislarlos; se neutralizan demostrando que esos políticos engañan y desenmascarando sus mentiras con datos y razones, en buena lid y en campo abierto. Es falso que los inmigrantes vengan a Europa a delinquir: la inmensa mayoría viene a ganarse la vida; es falso que los inmigrantes vengan a quitarnos nuestros trabajos: la inmensa mayoría viene a hacer los trabajos que nosotros no queremos hacer; es falso que nos estén invadiendo y empobreciendo: la verdad es que nos enriquecen, y que, en una Europa cada vez más envejecida, nosotros los necesitamos a ellos al menos tanto como ellos nos necesitan a nosotros. Y así sucesivamente. ¿Aprenderemos la lección de Ripoll? A juzgar por lo ocurrido en otros lugares de Europa, no creo que haya muchas razones para el optimismo. Javier Cercas es escritor y académico de la Real Academia Española.









[ARCHIVO DEL BLOG] Los cielos de Canarias. [Publicada el 14/07/2018]











La literatura y las estrellas es un hermoso artículo de nuestro premio Nobel, Mario Vargas Llosa, sobre los cielos de Canarias, en el que comenta la estrecha relación poética que existe entre la literatura y los astrónomos que escrutan el universo desde ese observatorio inmejorable que son las islas Canarias, seres extraños, que duermen de día y trabajan de noche y que, como los vampiros, operan en las sombras y la luz que los guía no es de este mundo.
El punto más alto en La Palma (Islas Canarias), comienza diciendo, está a unos 2.400 metros sobre el nivel del mar, en el Roque de los Muchachos, unos roquedales que a la distancia y con algo de imaginación parecen figuras humanas. Aquí se respira un aire tan puro como el de Arequipa, la tierra en que nací, y es muy hermoso contemplar, allá abajo, a nuestros pies, una alfombra de nubes que se extiende como un mar en todas direcciones hasta el remoto horizonte. Pero lo más pintoresco del lugar acaso sean unos cuervos sociables que posan con coquetería para las fotografías de los turistas a cambio de un puñado de comida.
Al parecer este pedazo de tierra tiene la atmósfera más diáfana de Europa y acaso del mundo y eso explica la existencia del Observatorio, compuesto de enormes telescopios nocturnos y solares construidos en esta cumbre por diversos países, y que, desde mediados de los años ochenta del siglo pasado, atraen aquí astrónomos de todo el planeta. Son seres extraños, que duermen de día y trabajan de noche, y que, como los vampiros, operan en las sombras y la luz que los guía no es de este mundo sino la de allá arriba, muy arriba, quiero decir la que emiten o emitieron hace millones de años los astros que navegan (o navegaron antes de desaparecer) por el infinito universo.
Si la belleza de esta isla, una de las más pequeñas de las Canarias, con sus bosques, playas, cerros y parques naturales es grande durante el día, el verdadero milagro se produce al caer la oscuridad, cuando el cielo se va poblando de una miríada infinita de estrellas, constelaciones, planetas, luces que chisporrotean y se apagan y se prenden y, como en el Aleph borgiano, uno toma la tremenda conciencia de que allí, encima de su cabeza, tiene al infinito universo. La cosa es todavía más espectacular cuando, con ayuda de las lentes de los telescopios, se empieza a navegar por los espacios siderales y a acercarse a aquellos bólidos y, por ejemplo, se tiene la sensación de ser un astronauta que se pasea por el cielo rugoso de la Luna, entre cráteres gigantescos, obra de los aerolitos que la han ido bombardeando a lo largo de los millones de años de existencia que tiene aquella aglomeración de planetas.
Creo que en los dos días apenas que pasé allí he aprendido más cosas que en todos los otros viajes que he hecho en mi vida. Por ejemplo, que nada se parece tanto a la literatura como la astronomía porque en ambas la imaginación es tan importante como el conocimiento y que, sin aquella, éste no progresaría en absoluto. Los astrónomos que hay en el Observatorio y, en especial, su director, el profesor Rafael Rebolo López, armados de paciencia y sabiduría, dan elocuentes respuestas a todas mis preguntas, que siempre me suscitan nuevas preguntas y, de este modo, la conversación salta la débil frontera que en esta disciplina separa (y a menudo confunde) la física de la metafísica.
¿No es abrumador y paralizante trabajar en un dominio que abarca el desmesurado infinito, el tiempo sin tiempo que es la eternidad? Sí, tal vez. Pero, para evitar aquella parálisis, ha surgido la teoría del Big Bang, que pone un punto de partida —una explosión de la materia ocurrida hace más de trece mil millones de años y que prosigue su eterna expansión por el espacio sin término— a esa eternidad y, aunque ambos conceptos sean incompatibles, permite a los científicos trabajar con menos incertidumbre. ¿Y si la teoría del Big Bang es popperianamente “falseada” en un momento dado? Surgirá otra que rectificará lo alcanzado hasta el momento y permitirá progresar por una vía distinta. ¿No es esa la historia de todas las ciencias, sin excepción?
¿Han llegado los astrónomos a encontrar vida, o síntomas de vida, en algún otro astro del universo? No, en ninguno. Pero esto no permite afirmar de manera definitiva que sólo la Tierra tiene semejante privilegio, entre otras razones porque los científicos sí han encontrado en astros diseminados en distintos puntos del espacio casi todos aquellos constituyentes necesarios para la vida. De modo que semejante descubrimiento —tener parientes en algún rincón perdido del universo— podría ocurrir en algún momento del futuro. ¡Y a ver si esos humanoides venusinos o marcianos se parecen a los de la ciencia ficción o son más originales que los inventados por la fantasía literaria!
¿Qué posibilidades hay de que el pequeño planeta Tierra desaparezca por el impacto de un gigantesco aerolito que sería miles de veces más grande que el que cayó por Siberia hace más o menos un siglo devastando un enorme territorio? Muchas, si se tiene en cuenta que muy a menudo se registran en el espacio sideral accidentes, es decir, hecatombes gigantescas que resultan de desvíos de sus órbitas, o de falta de órbitas, en las trayectorias de ciertas formaciones díscolas; y pocas si se considera que no ha ocurrido todavía en la larguísima historia registrada del astro terráqueo. Pero, desde luego que, como hipótesis, podría ocurrir mañana y devolver todo lo que existe en nuestro entorno a la nada de la que salió hace algunos milloncitos de años. Vistas desde la perspectiva de las estrellas, qué estúpidas y mínimas parecen las guerras y todas las violencias de que está impregnada la historia de la humanidad.
Pregunto al grupo que me rodea qué porcentaje de astrónomos es creyente y, luego de cambiar pareceres, me dicen que probablemente un veinte por ciento; los demás son agnósticos o ateos. Uno de estos amigos se apresura a marcar la diferencia: “Yo soy creyente”. Y añade: “Y me siento perfectamente cómodo compatibilizando mi religión con todo lo que descubre o descarta la ciencia”.
Es cierto lo que dice, sin duda, y debe serlo también para esa quinta parte de astrónomos cuya fe resiste a ese cotejo cotidiano a que están sometidas sus creencias religiosas con las revelaciones —no sé si llamarlas estupendas o terribles— que les hacen las estrellas. Pero yo entiendo mejor a las otras cuatro quintas partes de científicos a los que su diario trabajo sumerge en dudas y vacilaciones respecto a las ideas propagadas por las religiones sobre el ser supremo que habría creado todas aquellas constelaciones y todo lo que existe. Porque qué pequeñitos resultan los dioses que los seres humanos adoran o han adorado enfrentados a este abrumador espectáculo milyunanochesco de billones de billones de estrellas sembradas a lo largo de un espacio sin fronteras, gravitando y sosteniéndose mutuamente, arrojando luz o recibiéndola, y qué pobres las explicaciones de las religiones inventadas para estas inexplicables preguntas: ¿cómo fue posible todo esto? ¿Pudo ser puro azar, conjunciones y constituciones misteriosas como casualidades, las que, de pronto, en ese universo helado hicieron brotar la vida, aquí, en ese planetita sin luz propia que es el nuestro? ¿Es más o menos convincente que fuera no el azar sino un ser superior, dotado de infinita sabiduría, el que, tal vez aburrido de su eterna soledad, creara esta maravilla tenebrosa que es la historia humana? Las mejores respuestas —las más bellas e imaginativas— a estas preguntas, posiblemente no estén en las estrellas ni en la religión, sino en la literatura. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt

















El poema de cada día. Hoy, Vacaciones sentimentales I, de Tomás Morales (1884-1921)

 








VACACIONES SENTIMENTALES, I

Cortijo de Pedrales, en lo alto de la sierra,
con sus paredes blancas y sus rojos tejados,
con el sol del otoño y el buen olor a tierra
húmeda, en el silencio de los campos regados.
Bajo la dirección tenaz de los mayores
se fomentó la hacienda y se plantó la viña;
y más tarde sus hijos, que fueron labradores,
regaron con su egregio sudor esta campiña.
Todo está como ellos lo dejaron: la entrada
con su parral umbroso y el portalón de encina;
aún la vieja escopeta de chispa, abandonada,
herrumbroso trofeo, decora la cocina.
Allí los imagino, con ademán sereno,
bajo las negras vigas del recio artesonado,
al presidir la mesa, partiendo el pan moreno
sus diestras, que supieron conducir el arado;
o en la quietud benigna del campo bien oliente,
mientras el agua clara corre por los bancales,
de codos sobre el mango de la azada luciente
e inclinadas a tierra las testas ancestrales
¡Oh, el perfume de aquellas existencias hurañas,
que ignoraron, en medio de estos profusos montes,
si tras estas montañas habría otras montañas
y nuevos horizontes tras estos horizontes!
La casa blanca al borde de las espigas rubias,
la conciencia serena y el hambre satisfecha,
los ojos en las nubes que han de traer las lluvias
y el alma en la esperanza de la buena cosecha…
Y así fueron felices… De toda su memoria
solo quedó esta página inocente y tranquila:
¡vivieron largamente, sin ambición ni gloria,
su vida fue una égloga dulce como una esquila!

Tomás Morales, 1884-1921







Las viñetas de humor de cada día

 























martes, 25 de junio de 2024

De los finales con horror

 








Hola, buenos días a todos y feliz martes. El centro de la sociedad europea fue superado en las elecciones de hace unos días por sus extremos, comenta en la primera de las entradas del blog de hoy el escritor Patricio Pron, evidenciando con ello todo lo que podemos perder si no hacemos algo. En la segunda, por su parte, publicada tal día como hoy de hace dieciséis años, los diputados Ignaci Guardans (del parlamento europeo) y Carles Campuzano (del español) escribían sobre inmigrantes, expulsiones y derechos; hoy, seguimos igual o peor. El poema de hoy, titulado Vesperal, es del poeta grancanario Alonso Quesada, que murió hace ya un siglo. Y para terminar, como todos los días, las viñetas de humor. Espero que todo ello sea de su interés. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com











Más vale un final con horror
PATRICIO PRON
16 JUN 2024 - El País - harendt.blogspot.com

Escribo estas líneas en Alemania, donde la extrema derecha es ya la segunda fuerza política por detrás de los conservadores. Que las encuestan anticipasen este hecho desde hacía semanas no lo vuelve menos preocupante: se sabía que el Gobierno —un tripartito de liberales, verdes y socialdemócratas paralizado por sus propias contradicciones— iba a ser castigado por los votantes, pero también se contaba con que la revelación de que un puñado de políticos de Alternativa para Alemania (AfD) se reunió recientemente con neonazis para discutir un plan para expulsar del país a todos los extranjeros, incluso a los que ya tienen la nacionalidad alemana, le pasaría factura a la extrema derecha. No fue así.
Ni su uso de vocabulario y simbología nazis ni las pruebas de que, al igual que otras marcas radicales en Europa, AfD recibe dinero de Rusia sirvieron para que los votantes cambiasen su voto. Que un puñado de partidarios del Tercer Reich esté siendo juzgado en estos momentos por planear un golpe de Estado hace unos meses tampoco sirvió para que algunos comprendieran la dimensión del peligro en el que se encuentra la democracia europea. Nos gusta pensar que cuando la catástrofe se cierna sobre nosotros seremos capaces de reconocerla, pero el hecho es que sus signos casi siempre se nos escapan. Sus consecuencias se nos hacen visibles tarde o temprano, por supuesto. Para entonces, sin embargo, ya no recordamos cuál fue su origen.
Uno de los aspectos más perturbadores del resultado electoral del domingo es que todo parece seguir igual. Hoy, los periódicos alemanes están llenos de juegos de palabras y la mayor parte de las personas ya no lee periódicos. Pero llovizna ligeramente sobre Colonia, los pájaros expresan su descontento y su furor y se refugian bajo los árboles, que continúan estirando sus dedos hacia el cielo. En Ehrenfeld —el barrio turco de la ciudad, habitado también desde hace algún tiempo por artistas, parejas jóvenes, diseñadores gráficos, estudiantes y activistas—, mis vecinos van de un lado a otro con sus pequeñas preocupaciones. Nadie habla de política. O está satisfecho con los resultados o se encoge de hombros.
No podemos saber en qué momento preciso la promesa contenida en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano dio paso al mundo poshumanista, posdemocrático, posderechos que habitamos ni de qué modo nos vimos enredados en una economía posindustrial en cuyo marco el dinero —desestimada ya la posibilidad del crecimiento económico— se contempla en un espejo deformante de criptomonedas y engaños masivos sin ya ningún propósito de producir riqueza ni de distribuirla. Parece claro, sin embargo, que lo primero que sucedió fue que el capitalismo se entregó a sus fuerzas más autodestructivas, luego el Estado se retiró de la gestión de los asuntos comunes y el vacío resultante condujo al nihilismo: por último, los nihilistas desarrollaron las tecnologías necesarias para convertir su doctrina en una forma de subjetivación, en tutoriales, memes, trending topics, promesas de una revelación que nunca llega.
Maurice Blanchot escribió: “Sabemos lo que hay que hacer para que sobrevenga la aniquilación final, pero no sabemos a qué recursos apelar para impedirle sobrevenir”. En la medida en que “pone en cuestión la especie humana en su totalidad”, la catástrofe hace que esa totalidad surja “visiblemente y por vez primera en nuestro horizonte”. El centro de la sociedad europea fue superado por sus extremos el pasado domingo, haciendo evidente la amenaza que se cierne sobre él y todo lo que podemos perder si no hacemos algo al respecto. Pero hay algo esperanzador en estas elecciones europeas y es el hecho de que probaron que nuestra capacidad de una negación absoluta de una vida tolerable todavía no es ilimitada, afortunadamente. También, que el proyecto de una democracia radical no puede ser separado del de una Ilustración radical, que haga posible, de algún modo, que las personas comiencen a utilizar su voto para profundizar en la democracia, no para destruirla desde dentro. Nuestro propósito no debería ser el de alegrarnos de que arde la casa del vecino mientras la nuestra todavía no ha cogido fuego, sino el de defender los derechos adquiridos tras la catástrofe europea y obtener otros nuevos, como los derechos de la naturaleza y los que necesitamos para protegernos de lo que las empresas tecnológicas van camino de hacer con nosotros. A los alemanes les gusta decir que “más vale un final con horror que un horror sin final”, pero, en mi opinión, lo mejor es huir de la catástrofe tanto como sea posible. Un mirlo acaba de posarse en mi ventana, mientras escribo esto: parece perplejo, como el resto de nosotros. Nuestra tarea tras las elecciones del domingo es decidir, ante el abismo que se extiende entre el consenso de posguerra y la sociedad que viene, qué vamos a llevarnos al otro lado, para quién y de qué modo. Patricio Pron es escritor. 













[ARCHIVO DEL BLOG] Inmigrantes, expulsiones, derechos [Publicada el 25/06/2008]









Sigo sin tenerlo claro... El pasado día 20 escribí en el blog, en "Equilibrios dialécticos y decepciones", que aunque se dice que la política es el arte de lo posible, y que por tanto era posible que la decisión adoptada el día anterior por la mayoría de nuestros diputados socialistas en el Parlamento europeo fuera la correcta, esa decisión no dejaba de producirme un enorme desasosiego e incomodidad. Que tanta renuncia a la utopía y tanto canto al realismo podrían acabar por desencantar a un gran número de votantes. A mi entre ellos... Así sigo. Lo que no entiendo es porqué explicaciones tan sensatas sobre el asunto como las que hoy dan en El País, en "Algunos derechos para quienes no los tenían", el parlamentario europeo, Ignasi Guardans, y el diputado del Congreso, Carles Campuzano, ambos de CiU, no se dan antes, y no después, cuando la tormenta ya ha estallado. Muy español, eso de acordarse de Santa Bárbara sólo cuando truena... Nos ahorraríamos todos bastantes desasosiegos si de vez en cuando los políticos dieran explicaciones en su momento y no a toro pasado... 
Desde hace unas semanas, comienzan diciendo, creadores de opinión con reputación intachable, políticos respetables y otros de verbo menos controlado, defensores de los derechos humanos de impecable trayectoria y presidentes de regímenes con democracia muy discutible, todos se han revuelto con pasión descontrolada para descargar su ira y su conciencia contra la llamada Directiva de Retorno. Este fenómeno ha sido particularmente intenso en España.
Sin duda, todos han hablado y escrito tras leer detalladamente el texto que hemos votado una amplia mayoría en el Parlamento Europeo, y conociendo cómo se ha forjado una norma que refleja en cada párrafo, en cada coma, tres años de negociaciones entre los Gobiernos democráticos que representan a 500 millones de ciudadanos y los representantes del Parlamento Europeo.
Y, a juzgar por cuanto se ha dicho y escrito, un grupo de intelectuales se conserva hoy, al estilo del pueblo de Astérix, como el último reducto de democracia en Europa, mientras los demás -incluso con el apoyo de los ahora degenerados socialistas españoles-, hartos ya de lo que hemos creído y defendido durante años, aplastamos al emigrante ilegal y lo reducimos a su más ínfima condición.
O a lo mejor no es así. A lo mejor se pueden recolocar las cosas en su justa y razonable medida con unas breves reflexiones de quienes no sentimos vergüenza alguna por haber dado un paso adelante en la protección de los derechos de miles de inmigrantes en situación irregular.
Ante todo, algunas premisas. Se supone que la mayoría aceptamos que deben existir unas reglas (las que sean: ése no es ahora el debate) para determinar quiénes y en qué condiciones pueden residir legalmente en nuestro país. Y aceptaremos entonces que habrá que prever cómo reacciona el Estado frente a quienes las incumplan. Y hay que suponer que aceptamos que eso puede incluir el retorno forzoso a su país de origen.
Aceptadas esas premisas sencillas, se trata de fijar para el caso de detención y retorno forzoso (que España aplica hace ya largos años, aunque algunos parezcan descubrirlo ahora) unas reglas de mínimos que garanticen en toda Europa algunos derechos básicos a quien no los tenía, sin impedir en ningún caso que Parlamentos y Gobiernos establezcan en cada Estado garantías y derechos superiores.
Y en este tira y afloja negociador para fijar esa base mínima, el Parlamento ha arrancado de muchos de esos Gobiernos democráticos una protección de la que "sus" ilegales carecían, y ahora tendrán: excluir del retorno forzoso al solicitante de refugio o asilo; precisar por ley en qué casos concretos es posible restringir la libertad de quienes están pendientes de ese retorno forzoso; fijar garantías para el retorno de menores no acompañados y garantizar sus condiciones de internamiento separado de los demás (con educación incluida); forzar un procedimiento escrito y reglado lejos de toda arbitrariedad; garantizar derechos procesales básicos (como la lengua, o la asistencia jurídica gratuita); definir las obligaciones de atención sanitaria, o velar por la revisión judicial de todas esas decisiones.
Y, cuando en muchos países no hay límite alguno, fijar un máximo de seis meses de detención en casos concretos, prorrogable por 12 más en condiciones muy determinadas (algo muy lejos de esos supuestos 18 meses de retención que tantos dan por asumido).
Nada de todo ello es "un paso atrás" para ni un solo inmigrante irregular en toda Europa. Al revés: hoy es la ley europea, también el Tribunal de Justicia, quien les dará la protección que en muchos Estados no tenían. Es esa ley europea el límite que esos Estados no podrán ya franquear. Mientras en otros, como el nuestro, y porque así lo quiere nuestro Parlamento, esos inmigrantes podrán tener algunos derechos más.
Claro que a algunos nos gustaría que en este tema hubiera en los Parlamentos nacionales de toda Europa, y en las sociedades que los eligen, una sensibilidad política como la que aquí es mayoría. Pero no es así. Y por eso Europa legisla con directivas de mínimos, sin impedir a cada Estado ir más allá si así lo desea.
Debatir cómo se cambian mayorías en Europa es una cosa. Plantear una especie de rabia colectiva porque otros no reconocen aún lo que aquí tenemos y pretender bloquear toda votación en Europa mientras no hagan lo que hemos hecho aquí es simplemente irresponsable.
Porque la realidad política, democrática y jurídica es que la alternativa a este texto no era en ningún caso un texto mejor. Era simplemente bloquear la aprobación de esta norma durante años y dejarla en el limbo frente a 27 sistemas de retorno distintos. Y así quizá algunos nos habríamos ahorrado críticas e insultos en España. Pero sin haber mejorado la protección de ni un solo inmigrante ilegal en toda Europa. Volvemos mañana. Tamaragua, amigos míos. HArendt












El poema de cada día. Hoy, Oración vesperal (a Luis Doreste), de Alonso Quesada (1886-1925)

 








ORACIÓN VESPERAL (A Luis Doreste)

La tarde muere, y tiene
todo el dulce color de mi recuerdo…
Porque cuente la historia de mi vida
que muera así la tarde se ha dispuesto.
El lejano sonido de una esquila
pone en la brisa un pastoril comento
que al perderse al través del cielo malva
hace brotar la rosa de un lucero.
El niño corazón tiembla y solloza:
tiene miedo de amar; pero es un miedo
que le gusta tener cuando la vida
es infantil, como esta tarde el cielo.
El pobre corazón tiembla, y parece
que busca otro rincón dentro del pecho,
otro rincón más hondo en que ocultarse
por temor de saber un cuento nuevo…
La tarde entera tiene
el color de la infancia de mi ensueño:
hay una golondrina misteriosa
que ha detenido en el azul su vuelo…
¡Yo pongo mi ilusión sobre sus alas,
y la quietud del lírico momento
se diluye en el oro más lejano
que no acabó de hilar el sol que ha muerto!…
Mi vida toda tiene
la suavidad divina de un secreto:
¡Parece que me dicen al oído,
con todo el corazón, que estoy viviendo!

Alonso Quesada, 1886-1925













Las viñetas de humor de cada día

 























lunes, 24 de junio de 2024

El cumpleaños de mi ciudad: Las Palmas de Gran Canaria. Especial 1 de hoy lunes, 24 de junio

 







Hoy, 24 de junio, El Real de Las Palmas, la actual ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, cumple 546 años. Cierto, todos cumplimos años, también las ciudades, y quizá no sea para tanto, pero no es muy habitual que una ciudad sepa la fecha exacta de su fundación, de su nacimiento y mucho menos de las circunstancias y hechos que dieron lugar a ello; no, al menos, en esta vieja tierra que es España. Pero no es el caso de Las Palmas. Se sabe la fecha exacta de su fundación, los motivos que la provocaron las vicisitudes que tuvo que afrontar en sus primeros momentos de existencia. Ensayo general de lo que catorce años más tarde sería la gesta del descubrimiento y colonización del continente americano.
Las Palmas de Gran Canaria, capital de la isla de Gran Canaria, de la provincia de Las Palmas y co-capital de la Comunidad Autónoma de Canarias, cuenta hoy con una población superior a los 379000 habitantes, que en su zona metropolitana supera los 550000, y se autodefine como Ciudad de Mar y Cultura. No es ni muy grande ni muy pequeña, es acogedora, y tiene, según dicen los entendidos, el mejor clima del mundo, pero sobre todas las cosas es mi hogar, el lugar en el que yo quiero vivir y morir.
Este es el relato que de su fundación hizo el historiador y prócer canario, paradigma de la Ilustración en las islas, Josep de Viera y Clavijo (1731-1813) en su libro Noticias de la historia de Canaria (Tomo I. Cupsa Editorial, Madrid, 1978) en edición de Alejandro Cioranescu. Dice así:
Libradas las referidas órdenes, se hicieron a la vela desde el Puerto de Santa María, a 28 de mayo de 1478, tres navíos bien pertrechados de municiones de guerra y boca, y surgieron en el de las Isletas de Canaria, a 24 de junio por la mañana. Aunque esta navegación fue de un mes, asegura Abreu Galindo que se hizo con próspero viento. Y habiendo desembarcado la tropa en aquel arenal, sin que hubiese quien la inquietase, fue la primera obra en la que se ocupó la de cortar algunos ramos de palma, con los cuales se formó una gran tienda, a cuya sombra erigieron un altar. Como era día de San Juan Bautista, celebró la misa el deán Bermúdez; y todos los soldados la oyeron devotamente, pidiendo a Dios con las armas en la mano les favoreciese en el exterminio de aquella pobre nación que iban a invadir. Después hizo marchar su gente el general Rejón hacia el territorio de Gando, con la mira de reedificar la torre que habían construido los Herrera y fortificarse en sus contornos; más habiendo llegado al barranco o rio de Guiniguada, donde está la ciudad de Las Palmas, se presentó repentinamente al ejército una mujer anciana, vestida al uso del país, la que en buen castellano dijo a los nuestros que adónde iban; que el territorio de Gando quedaba todavía lejos y el camino era fragoso; que hallándose con avisos del desembarco, el guanarteme de Telde andaba acaudillando sus súbditos, y que aquel sitio de Guiniguada era un lugar más fuerte, inmediato al mar, bien provisto de agua y de leña, cubierto de palmas, álamos, dragos e higuerales y el más propio para trazar un campo, desde donde se podría recorrer toda la isla.
Como estas advertencias eran tales, que el general español no debía haber esperado a que una mujer canaria se las hiciese, al instante la tomaron por guía y fijaron el campo en el paraje que ella les señalaba. Pero apenas habían hecho alto las tropas y empezaban a levantar sus tiendas, se desapareció la canaria incognita con admiración universal, Juan Rejón, que sin ser escrupuloso era devoto de Santa Ana, se persuadió o quiso persuadir a los otros que la madre de María Santísima, bajo la figura de aquella buena mujer, había descendido del cielo a dirigirle en el primer paso de su campaña; por tanto, dio orden para que se edificase allí una iglesia con la advocación de Santa Ana, cuyo patronato se ha conservado siempre.
La noticia de esta piadosa creencia (que también pudo ser estratagema política de Rejón para animar sus tropas) es de fray Juan Abreu Galindo; pero los demás escritores o la omiten o la reducen a circunstancias más regulares. Estos sólo dicen que habiendo sorprendido las espías españolas a cierto isleño anciano que pescaba en la ribera del mar, les dio aquel saludable consejo, sin añadir que el anciano se desapareciese ni que le tuviesen por ningún santo los cristianos que le cogieron.
Como quiera que fuese, no hay duda que se formó el campo español en las márgenes del Guiniguada; a una legua corta del puerto; que lo fortificaron con una gran muralla de piedra y troncos de palma; que se construyó un torreón y un largo almacén para las provisiones; que se intituló, desde luego, el "Real de Las Palmas", a causa de la gran copia que había de ellas, todas frondosas y eminentes, y que se edificó la pequeña iglesia de Santa Ana, ermita ahora de San Antonio Abad..
Eso ocurría, tal día como hoy de hace 546 años. Nacía El Real de Las Palmas, la actual ciudad de Las Palmas de Gran Canaria: Sede primada de la Iglesia de África, primera ciudad fundada por españoles fuera de Europa. Y su plaza mayor, Santa Ana, la primera en construirse en España siguiendo las Ordenanzas Reales emanadas de los Reyes Católicos a finales del siglo XV. ¡Feliz cumpleaños, mi querida ciudad! HArendt