Atenea, diosa de la sabiduría
"La vida me preguntó en cierta ocasión: "¿Qué es la sabiduría?". Yo me apresuré a responderle: "¡Ah, la sabiduría! Se tiene sed de ella sin poder nunca saciarse; se la codicia con ansia sin poder hartarse de ella. Se la mira bajo velos; se prende a través de redes. ¿Es hermosa? ¡Qué sé yo! Pero hasta los peces más viejos muerden su anzuelo. Es voluble y porfiada. Con frecuencia la he visto morderse los labios y enredarse el pelo con el peine. Tal vez es mala y pérfida y mujer en todo; pero cuando más seduce es cuando habla mal de sí misma." Cuando hablé así a la vida, insinuó una sonrisa perversa y cerró los ojos. "¿De quién hablas? -me dijo-. ¿No será de mí? Y aun cuando tuvieras razón, ¡venir a decirle a uno tales cosas en su propia cara! Pero ¡háblanos ahora de tu propia sabiduría!" ¡Ay! Entonces volviste a abrir los ojos, ¡oh vida bienamada! Y me pareción que volvía a caer en el insondable abismo... Así cantó Zaratustra." (Friedrich Nietzsche: "Así habló Zaratustra"; Círculo de Lectores, Barcelona, 1970).
De "Así habló Zaratustra" dice uno de sus comentaristas, el profesor Carlos Ayala, que es "una obra absolutamente inclasificable, y no solo dentro de la obra de Nietzsche sino que puede considerarse literalmente impar en la historia de la filosofía [...] Es el espíritu del decir sí a todo, aun a lo más doloroso. El espíritu que dice sí a la vida y a la tierra frente a los fantasmas ideales."
El famoso crítico literario Harold Bloom, en su obra "¿Dónde se encuentra la sabiduría?" (Santillana, Madrid, 2005) de la que escribía también hace unos días, dice que su libro sobre el origen y el lugar de la "sabiduría", que para él se encuentra en la literatura sapiencial de todas las culturas del mundo -la asiática, la africana, la del Oriente Próximo y la del hemisferio europeo occidental- surgió de una necesidad personal que reflejara la búsqueda de una sagacidad que pudiera consolarle y mitigar los traumas causados por el envejecimiento, por el hecho de recuperarse de una grave enfermedad y por el dolor de la pérdida de amigos queridos. A lo que leo y enseño, dice, solo le aplico tres criterios: esplendor estético, fuerza intelectual y sabiduría. Las presiones sociales y las modas periodísticas, añade, pueden llegar a oscurecer estos criterios, pero las obras con fecha de caducidad no perduran. La mortalidad acecha, y todos aprendemos que el tiempo siempre triunfa. Disponemos de un intervalo y luego nuestro lugar ya no nos conoce."
Pero quizá la más bella definición de sabiduría es la que está en el libro sapiencial del mismo nombre, uno de los deuterocanónicos de la Biblia: El Libro de la Sabiduría, capítulo 6, versículo 24: "La sabiduría es lo que más se mueve entre todas las cosas que se mueven", que es, justamente, el lema de mi universidad.
Espero que disfruten de los enlaces reseñados. Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates, "Ιωμεν". Tamaragua, amigos. HArendt
De "Así habló Zaratustra" dice uno de sus comentaristas, el profesor Carlos Ayala, que es "una obra absolutamente inclasificable, y no solo dentro de la obra de Nietzsche sino que puede considerarse literalmente impar en la historia de la filosofía [...] Es el espíritu del decir sí a todo, aun a lo más doloroso. El espíritu que dice sí a la vida y a la tierra frente a los fantasmas ideales."
El famoso crítico literario Harold Bloom, en su obra "¿Dónde se encuentra la sabiduría?" (Santillana, Madrid, 2005) de la que escribía también hace unos días, dice que su libro sobre el origen y el lugar de la "sabiduría", que para él se encuentra en la literatura sapiencial de todas las culturas del mundo -la asiática, la africana, la del Oriente Próximo y la del hemisferio europeo occidental- surgió de una necesidad personal que reflejara la búsqueda de una sagacidad que pudiera consolarle y mitigar los traumas causados por el envejecimiento, por el hecho de recuperarse de una grave enfermedad y por el dolor de la pérdida de amigos queridos. A lo que leo y enseño, dice, solo le aplico tres criterios: esplendor estético, fuerza intelectual y sabiduría. Las presiones sociales y las modas periodísticas, añade, pueden llegar a oscurecer estos criterios, pero las obras con fecha de caducidad no perduran. La mortalidad acecha, y todos aprendemos que el tiempo siempre triunfa. Disponemos de un intervalo y luego nuestro lugar ya no nos conoce."
Pero quizá la más bella definición de sabiduría es la que está en el libro sapiencial del mismo nombre, uno de los deuterocanónicos de la Biblia: El Libro de la Sabiduría, capítulo 6, versículo 24: "La sabiduría es lo que más se mueve entre todas las cosas que se mueven", que es, justamente, el lema de mi universidad.
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Emblema de la UNED
Entrada núm. 1928
http://harendt.blogspot.com
Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri)