En la mitología griega, Talía (Θάλεια) era una de las dos musas del teatro, la que inspiraba la comedia y la poesía bucólica o pastoril. Divinidad de carácter rural, se la representaba generalmente como una joven risueña, de aspecto vivaracho y mirada burlona, llevando en sus manos una máscara cómica como su principal atributo y, a veces, un cayado de pastor, una corona de hiedra en la cabeza como símbolo de la inmortalidad y calzada de borceguíes o sandalias. Era hija de Zeus y Mnemósine, y madre, con Apolo, de los Coribantes.
Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar a los clásicos, de manera especial a los grecolatinos, y de traerlos a colación a menudo. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.Continúo con esta entrada la nueva sección de Un clásico de vez en cuando dedicada a las obras de autores grecolatinos, subiendo al blog la comedia Pséudolo, de Plauto, que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior. Disfrútenla.
El Pséudolo (El impostor) de Plauto, trata el tema de la separación y unión de dos enamorados, con el engaño del personaje que impedía que se reunieran. La acción se desarrolla en una calle de Atenas, delante de las casas de Simón, padre del joven Calidoro, y del lenón Balión, el alcahuete que trabaja con cortesanas. El Pseudolus, probablemente la mejor y más característica de las comedias de Plauto, (siglos II-III a. C.) tiene una trama tópica, cuyo motivo central es el engaño llevado a cabo por un esclavo contra un lenón (alcahuete) para arrebatarle una cortesana amada por su amo y que había sido vendida a un soldado.
El joven Calidoro ama apasionadamente a Fenicia, una cortesana que pertenece al lenón Balión, pero no sólo carece de dinero necesario para rescatarla, sino que, para mayor desesperación, por una carta de la propia Fenicia, averigua que su amada había sido vendida por veinte minas a un soldado. Éste ya ha pagado quince a cuenta y Balión solo espera que un mensajero suyo, debidamente acreditado por una contraseña, le abone las cinco restantes, para entregarle a la muchacha. El plazo fijado para la entrega expira, precisamente, aquel mismo día. En su impotencia, Calidoro acude a su esclavo Pséudolo, que promete solemnemente a su amo quitarle la cortesana al lenón o conseguir las veinte minas necesarias para el pago del rescate.
Tito Maccio Plauto (254-184 a. C.) fue un comediógrafo latino. Se trasladó a Roma de joven y allí fue soldado y comerciante. El amplio conocimiento del lenguaje marinero que atestiguan sus obras confirma este último dato, y posiblemente también realizó viajes por el Mediterráneo. Comenzó a escribir comedias adaptadas del griego. Se le atribuyeron hasta 130 obras, pero ya Varrón en el siglo I en su monografía De comoediis Plautinis, redujo su número a las 21 que se tienen por auténticas. Plauto se inspiró en los autores de la Comedia nueva griega. No se limitó a traducir, sino que adaptó los originales al gusto romano, e introdujo canciones y danza. A decir de los antiguos, tanta fue su estimación durante todo el Imperio, que algunos autores llegaron a afirmar que si las Musas hablaran latín lo harían con el estilo de Plauto. La complicación de las tramas obligó a Plauto no pocas veces a poner un pequeño prólogo declamado por un actor, cuya función era explicar los argumentos demasiado complejos para que el público no se desorientara.
Representación actual del "Pséudolo" de Plauto
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
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