domingo, 7 de agosto de 2016

[Poesía y pintura] Hoy, con Nicolás Fernández de Moratín y Michelangelo Caravaggio



Apolo y las Musas, de Bertel Thorvaldsen


Durante las próxima semanas voy a intentar unir en una misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor en lengua española y de mis pinturas clásicas favoritas. Espero que sean de su agrado. Hoy dedico la entrada al poeta Nicolás Fernández de Moratín y su soneto Amor, tú que me diste los osados, y al pintor Michelangelo Caravaggio y su cuadro El Amor victorioso. Disfruten de ambos.




Nicolás Fernández de Moratín




Nicolás Fernández de Moratín (1737-1780) fue un poeta, prosista y dramaturgo español, padre del también dramaturgo Leandro Fernández de Moratín. Fue miembro de la tertulia de "La Fonda de San Sebastián", a la que también asistían José Cadalso, Tomás de Iriarte e Ignacio López de Ayala, y miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Madrid y de la Academia Romana de los Árcades. Desde 1773 desempeñó la cátedra de Poética del Colegio Imperial de Madrid (donde también estudió, allá por el año 1955, el autor del blog). Concebía el teatro, dentro de los ideales del neoclasicismo, como escuela de formación ética, y participó en las controversias que en la época tuvieron lugar sobre el teatro clásico español. Firmó parte de su obra con el seudónimo de Flumisbo.



AMOR, TÚ QUE ME DISTE LOS OSADOS

Amor, tú que me diste los osados
intentos y la mano dirigiste
y en el cándido seno la pusiste
de Dorisa, en parajes no tocados;

si miras tantos rayos, fulminados
de sus divinos ojos contra un triste,
dame el alivio, pues el daño hiciste
o acaben ya mi vida y mis cuidados.

Apiádese mi bien; dile que muero
del intenso dolor que me atormenta;
que si es tímido amor, no es verdadero;

que no es la audacia en el cariño afrenta
ni merece castigo tan severo
un infeliz, que ser dichoso intenta.


***



Michelangelo Caravaggio (Autorretrato)


Michelangelo Merisi Caravaggio (1571-1610) fue un pintor italiano activo en Roma, Nápoles, Malta y Sicilia entre los años de 1593 y 1610. Está considerado como el primer gran exponente de la pintura del Barroco. Pasó de una ciudad a otra sirviendo a varios señores importantes. Produjo mayoritariamente pinturas religiosas. Sin embargo, a menudo escandalizaba y sus lienzos eran rechazados por sus clientes. Dos de los reproches habituales eran el realismo de sus figuras religiosas rozando el naturalismo temprano, así como la elección de sus modelos entre la gente de más baja condición. Preocupado por el realismo en la ejecución de sus figuras, rechazaba corregir las imperfecciones de sus modelos para representarlos más bellos o de un modo más acorde a las visiones que la Iglesia tiene de sus santos. Creó una nueva forma de naturalismo, en la que combinó figuras cerradas con la observación física, dramática y teatral de los objetos, a lo que sumó el aprovechamiento del claroscuro. 



El amor victorioso (Gemäldegalerie, Berlín)


"El amor victorioso" fue pintada por Caravaggio en 1602 para Vincenzo Giustiniani, miembro del círculo social del cardenal Del Monte. En un diario que data del siglo XVII, el modelo es llamado «Cecco», en italiano, diminutivo de Francesco. Posiblemente se trató de Francesco Boneri, artista italiano activo entre 1610 y 1625, y conocido popularmente como Cecco del Caravaggio. Gianni Papi establece ciertas conexiones entre Bonieri y Caravaggio, de tipo siervo - amo, que comienzan a partir de 1600. La obra muestra a un Cupido desnudo, cargando un arco y unas flechas, mientras pisotea los símbolos de las artes, las ciencias y el gobierno. El modelo está desvestido, y es difícil aceptar que se trate de uno de sus siervos. El punto culminante que relaciona esta pintura con las religiosas es la intensa ambigüedad con la que el pintor maneja los modelos de diferentes posturas, ya sea sacra o profana.

Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




HArendt




Entrada núm. 2820
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)