domingo, 18 de junio de 2017

[Humor en cápsulas] Para hoy domingo, 18 de junio de 2017





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy con Morgan en Canarias7; Idígoras y Pachi en El Mundo; El Roto, Forges, Peridis, y Ros en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 




Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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[Tribuna de prensa] Lo mejor de la semana. Junio, 2017 (III)





Les dejo con los Tribuna de prensa que durante esta semana pasada he ido subiendo a Desde el trópico de Cáncer. Espero que les resulten interesantes, y que como decía Hannah Arendt les inviten a pensar para comprender y comprender para actuar. La vida, a fin de cuentas, no va de otra cosa que de eso. Se los recomiendo encarecidamente. Son estos: 

Europa y el euro, por Luis Garicano.
Andanadas contra el Diccionario, por Javier Marías.
De Donald a Theresa, por Francisco G. Basterra.
Prometeo, por Manuel Vicent.
La izquierda a veces tiene razón, por Soledad Gallego-Díaz.
La picaresca inmortal, por Josep M. Colomer.
Erasmus cumple treinta años, por Xavier Vidal-Folch.
Los estragos del populismo, por Nicolás Baverez.
Contra los apocalipsis cotidianos, por Sergio del Molino.
La ley de Mortadelo, por Víctor Lapuente Giné.
Rubor, por David Trueba.
Superstición, por Félix de Azúa.
Profetas de la democracia, por José Ignacio Torreblanca.
Cuando aprendimos a votar, Especial de El País.
Entre la euforia y el vértigo, por Javier Ayuso.
El triunfo de un modelo, por Juan Luis Cebrián.
Orgullo, por Jorge M. Reverte.
Lenguas o naciones, por Joaquim Coll.
El Derby de la gran zozobra, por Fernando Savater.
Seis presidentes, seis estilos, por Carlos Yarnoz.
La distorsión, por Manuel Vilas.
Tentaciones, por Máriam Martínez-Bascuñán.
Fotografía, por Julio Llamazares.
El canciller que quería una Europa unida, por Felipe González Márquez.


Y desde los enlaces de más abajo pueden acceder a algunos de los diarios y revistas más relevantes de España y del mundo, actualizados continuamente. Espero que los disfruten:

The Washington Post (EUA)
El País (España)
Le Monde (Francia)
The New York Times (EUA)
The Times (Gran Bretaña)
Le Nouvel Observateur (Francia)
Chicago Tribune (EUA)
El Mundo (España)
La Vanguardia (España)
Los Angeles Times (EUA)
Canarias7 (España)
El Universal (México)
Clarín (Argentina)
L'Osservatore Romano (Vaticano)
La Voz de Galicia (España)
NRC (Países Bajos)
La Stampa (Italia)
Frankfurter Allgemeine Zeitung (Alemania)
Le Figaro (Francia)
Tages Anzeiger (Suiza)
Komsomolskaya Pravda (Rusia)
Excelsior (México)
Die Welt (Alemania)
El Nuevo Herald (EUA)
Revista de Libros (España)
Letras Libres (España)
Claves de Razón Práctica (España)
Jot Down (España)
Real Instituto Elcano (España)
Der Spiegel (Alemania)
The New Yorker (EUA)
Política Exterior (España)
Le Monde Diplomatique (Francia)
Le Nouvel Afrique (Bélgica)
Time (EUA)
Cambio16 (España)
Jeune Afrique (Francia)

Para terminar, les dejo con los reportajes de El País con las mejores imágenes del 2016, las treinta fotos más representativas de los 40 años de vida del periódico, las fotos ganadoras del World Press Photo 2017. Y como siempre, las mejores fotos de la semana que termina. 




Reivindicando a Ataturk. Ankara, Turquía. Junio, 2017


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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sábado, 17 de junio de 2017

[Humor en cápsulas] Para hoy sábado, 17 de junio de 2017





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy con Morgan en Canarias7; Idígoras y Pachi en El Mundo; El Roto, Forges, Peridis, y Ros en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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[Píldoras literarias] Hoy, con "Obsesiones", de Alba Omil





Continúo hoy la serie Píldoras literarias con el relato titulado Obsesiones, de la escritora argentina Alba Omil. Nacida en Recreo, Catamarca. Maestra Normal Nacional, se graduó en Lengua y Literatura Española y Americana, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán. Fue diputada provincial por el partido Unión Cívica Radical Intransigente. Sigue escribiendo cuentos y ensayos.

La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. 

Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. 

Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? 

Les dejo con el relato Obsesiones, de Alba Omil, publicado en Con ritmo de jazz (1998). Tiene diecinueve palabras, y dice así: 


OBSESIONES
por 
Alba Omil

Soñé que me besaban: 
era sólo el latido de tu nombre 
que esa noche se durmió entre mis labios.






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viernes, 16 de junio de 2017

[Humor en cápsulas] Para hoy viernes, 16 de junio de 2017





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy con Morgan en Canarias7; Gallego y Rey y Ricardo en El Mundo; El Roto, Forges, Peridis, Ros y Sciammarella en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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[A vuelapluma] Hispanistas





La escueta definición que de "hispanista": Especialista en la lengua y la cultura hispánicas, da el Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española, no hace justicia al amor a España, su civilización, su cultura y su historia que le han demostrado esos hombres, los hispanistas, la mayoría nacidos fuera de sus fronteras. Nadie ha intentado nunca evaluar la contribución de todos esos extranjeros -algunos famosos, otros desconocidos- a la civilización española, dice el historiador británico Henry Kamen en un reciente artículo. 

Nacido en Birmania (1936), Henry Kamen, uno de los más prestigiosos hispanistas contemporáneos, estudió en la Universidad de Oxford y obtuvo su doctorado en el St. Antony's College, Oxford. Posteriormente enseñó en las Universidades de Edimburgo y de Warwick, y en varias universidades de España y de los Estados Unidos. En 1970 fue elegido miembro de la Royal Historical Society (Londres). En 1984 fue nombrado a la cátedra Herbert F. Johnson, del Institute for Research in the Humanities, Universidad de Wisconsin-Madison. Fue profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Barcelona desde 1993 hasta su jubilación en 2002. Desde entonces ha continuado dando conferencias, y escribiendo, y vive actualmente entre los Estados Unidos y en España. Es un colaborador activo en las páginas del diario español El Mundo.

La ausencia de Hugh Thomas y la inevitable desaparición de los extranjeros que se dedicaron en la época posfranquista a revisar la historia de España, comenta en su artículo, evocan en mí recuerdos de esa época lejana. ¿Hace realmente más de medio siglo que Thomas publicó su estudio de la Guerra Civil? ¿Y han pasado sólo dos años del fallecimiento del decano de los hispanistas británicos, Raymond Carr? Desde distintos rincones del mundo, y siempre con diferentes motivos, a partir de principios del siglo XIX estudiosos fascinados por la experiencia excepcional de la Península, dirigieron sus pasos hacia aquí para intentar comprender el impacto de España sobre el mundo. Y generalmente fue el fenómeno de la guerra lo que los atrajo, desde la guerra contra Napoleón hasta la Guerra Civil del siglo XX. 

Era un fenómeno sin parangón en Europa, señala. Artistas, escritores y músicos hallaron su inspiración en la Península, desde Washington Irving entre las ruinas de Granada árabe, hasta Rimsky-Korsakov en las tiendas de música de Barcelona y desde Hemingway en los bares de Pamplona hasta Orwell en las calles ensangrentadas de Barcelona.

Mi interés por la Península, sigue diciendo, se avivó con mis charlas en París con Fernand Braudel, cuya gran obra sobre Felipe II y el Mediterráneo se publicó en 1949. Me animó a extender mis investigaciones a España, aunque en ese momento -como Hugh Thomas cuando comenzó a trabajar en la Guerra Civil- yo no hablaba ni una sola palabra de castellano. Nadie ha intentado nunca evaluar la contribución de todos estos extranjeros -algunos famosos, otros desconocidos- a la civilización española. A partir de los años 70, hubo una tendencia ideológica de algunos a menospreciar trabajos hechos por los hispanistas extranjeros. En los últimos años de Franco, el régimen montó una campaña para denunciar el libro de Hugh Thomas como una trama de mentiras. Otros escritores extranjeros, entre ellos Carr, también fueron atacados. Carr me explicó cómo gracias a su contacto personal con el ministro de Información y Turismo de Franco, Fraga, su libro sobre España logró escapar de la censura. Campañas similares se montaron unos años más tarde contra mi estudio de la Inquisición. 

Gracias a su palpable imparcialidad, los estudios de eruditos extranjeros rápidamente obtuvieron una recepción favorable en la península. No era necesariamente una tendencia defendible, pues los hispanistas no tenían el monopolio de la verdad ni de la novedad. Los investigadores de mi generación comenzaron a llegar a España en los años 70, pero de ninguna manera trajeron consigo nuevas actitudes. Muchos de ellos no estaban adecuadamente informados sobre el pasado de España, y con frecuencia aceptaban todas las imágenes de una España romántica y exótica que los europeos y los estadounidenses habían cultivado diligentemente durante generaciones. 

En el siglo XIX, continúa diciendo, los estudiosos y artistas extranjeros que visitaron la Península habían ayudado a crear la cultura del orientalismo. De la misma manera, un siglo más tarde, como historiadores, tendíamos a situar nuestro enfoque en las perspectivas culturales que trajimos con nosotros. Como Hemingway, vimos la península a través de otros ojos. Eso pudo haber sido una ventaja, pero no significó que viéramos toda la realidad. Por ejemplo, aceptamos muy fácilmente de la historiografía de los años 70 que el objetivo de los investigadores era estudiar una entidad llamada España. Había, por supuesto, elementos regionales que constituían el idioma y la economía del país, pero cuando asistíamos a reuniones académicas el tema central del debate era invariablemente sobre la entidad España. Esa era una perspectiva optimista, pero al menos los hispanistas intentaron crear algún sentido a partir de una realidad muy compleja. 

La situación actual es lamentablemente diferente, comenta. No sólo los investigadores y los profesores de nuestros días rara vez se aventuran a estudiar temas que afectan a otros países, culturas y continentes, sino que ni siquiera estudian regiones de España que no sean las suyas. Una buena perspectiva del problema la presentó Antonio Muñoz Molina, en El País hace varios años. "La dictadura", escribió, "ocultó y falsificó la historia de España: la democracia, en vez de recobrarla, ha confirmado su prohibición". La historia, a todos los niveles, estaba (y está) sujeta a la manipulación política. «El fraude mental», dijo Muñoz Molina, "se repite con toda exactitud entre nosotros, y muchas veces con un etiquetado ideológico". En particular, la falsificación del pasado, especialmente en manos de los que apoyan el separatismo regional, se ha vuelto más activa que nunca.

Indudablemente muchos hispanistas extranjeros tuvieron un gran impacto en el estudio del pasado, añade más adelante. Pero ese impacto pudo haber sido de corta duración. ¿Lograron cambiar la forma en que los españoles se acercan a ese pasado? Muy posiblemente no. A pesar de toda la investigación que los eruditos extranjeros, como Hugh Thomas y sus sucesores, han dedicado a aspectos de la Guerra Civil, el tema no ha sido purificado de polémicas, y la polarización de actitudes es claramente visible en los libros sobre el tema que se escriben hoy en España. 

Muy a menudo, sigue diciendo, la negativa a aceptar la historia investigada está inspirada en la ideología nacionalista. El ejemplo más llamativo es el apoyo prestado por el Gobierno de Cataluña a una interpretación de la historia y la cultura de la región que está completamente en desacuerdo con la investigación no sólo de los hispanistas extranjeros, sino incluso de los estudiosos regionales. En tal situación, uno puede desesperarse. Parece probable que la especie hispanista esté condenada a la extinción, al menos en el campo de la historia. Eso sería un desastre cultural, porque fue gracias a sus intereses y diligencia que escritos personales como el Homenaje de Orwell y El laberinto español de Brenan llevaron la política española a la primera línea de interés mundial. El Felipe II de Braudel, que nunca fue apreciado adecuadamente en España, colocó al país en el centro de la investigación para miles de estudiantes extranjeros. 

Una futura España sin hispanistas, sería como una cantante de ópera sin voz. Los hispanistas tenían un mensaje y sabían cómo comunicarlo. A veces ese mensaje se basaba en la experiencia directa. Cierro, concluye Kamen su artículo, citando una experiencia personal. En el invierno de 1981 fui invitado a dar una conferencia en Madrid, y debidamente llegué en avión el 23 de febrero. Cuando entré en el taxi en el aeropuerto, el conductor parecía estar muy interesado en escuchar las noticias de la radio. Durante el viaje, le pregunté qué era tan absorbente. "¿No lo sabe?" dijo con asombro. "¡La Guerra Civil ha estallado de nuevo!". Y de hecho, mientras nos dirigíamos a la universidad podía oír el sonido de los disparos del Congreso en la radio. A la mañana siguiente, después del desayuno en mi hotel, caminé hacia el centro de la ciudad, que estaba casi desierto. No era sorprendente. Pude ver más adelante hacia el Prado que las Fuerzas de Seguridad habían cerrado todo el acceso, y evitaban que la gente entrara en el área. Un grupo de jóvenes pasó por mi lado desafiante, levantando los brazos con el saludo fascista y gritando consignas contra el Gobierno. Los historiadores tienen el privilegio de estudiar los acontecimientos históricos desde la seguridad de sus despachos; yo tuve el privilegio diferente y raro de estar presente mientras se desarrollaban los acontecimientos del 23 de febrero. Es en momentos como este que uno aprecia la emoción de poder, como Hugh Thomas pudo, contribuir a la comprensión del pasado de un país.



Dibujo de Ajubel para El Mundo


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jueves, 15 de junio de 2017

[Humor en cápsulas] Para hoy jueves, 15 de junio de 2017





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy con Morgan en Canarias7; Gallego y Rey y Ricardo en El Mundo; El Roto, Forges, Peridis, Ros y Sciammarella en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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