viernes, 29 de mayo de 2015

Un poco de humor en este viernes, 29 de mayo.




Imágenes de Las Palmas de Gran Canaria


Buenos días. Un poco de buen humor cada día no parece mala idea para afrontar la jornada con una cierta posición estratégica de ventaja. Hoy, viernes, 29 de mayo, con las viñetas de Morgan en Canarias7; Montecruz y Padylla en La Provincia; Forges, Peridis, Ros y El Roto en El País; y Gallego y Rey, Idígoras y Pachi, Ricardo y Ulises en El Mundo. Ahorro cualquier comentario sobre las mismas. Encierran en su sencillez expositiva agridulces mensajes y verdades como puños que nos ayudan a reflexionar. Benditos sean quienes nos hacen sonreír a pesar de todo. Disfruten de la jornada electoral. 

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





















































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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)

jueves, 28 de mayo de 2015

Un poco de humor en este jueves, 28 de mayo




Imágenes de Las Palmas de Gran Canaria


Buenos días. Un poco de buen humor cada día no parece mala idea para afrontar la jornada con una cierta posición estratégica de ventaja. Hoy jueves, 28 de mayo, con las viñetas de Morgan en Canarias7; Montecruz y Padylla en La Provincia; Forges, Peridis, Ros y El Roto en El País; y Gallego y Rey, Idígoras y Pachi y Ulises en El Mundo. Ahorro cualquier comentario sobre las mismas. Encierran en su sencillez expositiva agridulces mensajes y verdades como puños que nos ayudan a reflexionar. Benditos sean quienes nos hacen sonreír a pesar de todo. Disfruten de la jornada electoral. 

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt



















































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miércoles, 27 de mayo de 2015

Un relato cada día. Hoy, "El color que cayó del cielo", de H.P. Lovecraft








El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos.

Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros... Espero que los disfruten.

Hoy continúo la serie con "El color que cayó del cielo", de Howard Phillips Lovecraft (1890-1937). Escritor estadounidense, autor de novelas y relatos de terror y ciencia ficción. Se le considera un gran innovador del cuento de terror, al que aportó una mitología propia (los mitos de Cthulhu), desarrollada en colaboración con otros autores y aún vigente. Su obra constituye un clásico del horror cósmico, una corriente que se aparta de la temática tradicional del terror sobrenatural (satanismo, fantasmas), incorporando elementos de ciencia ficción (razas alienígenas, viajes en el tiempo, existencia de otras dimensiones). Lovecraft cultivó asimismo la poesía, el ensayo y la literatura epistolar. Sus obras han ejercido una influencia incalculable sobre sucesivas generaciones de escritores de ficción terrorífica.

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt



H.P. Lovecraft




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Un poco de humor en este miércoles, 27 de mayo




Imágenes de Las Palmas de Gran Canaria


Buenos días. Un poco de buen humor cada día no parece mala idea para afrontar la jornada con una cierta posición estratégica de ventaja. Hoy miércoles, 27 de mayo, con las viñetas de Morgan en Canarias7; Montecruz y Padylla en La Provincia; Forges, Peridis, Ros y El Roto en El País; y Gallego y Rey, Idígoras y Pachi y Ricardo en El Mundo. Ahorro cualquier comentario sobre las mismas. Encierran en su sencillez expositiva agridulces mensajes y verdades como puños que nos ayudan a reflexionar. Benditos sean quienes nos hacen sonreír a pesar de todo. Disfruten de la jornada electoral. 

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Educación sentimental (a la francesa)



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Françoise Hardy, hoy. (Sigue bellísima...)



A estas alturas de la vida sería bastante tonto negar todo lo que mi educación sentimental le debe a Francia. En lo literario: Colette y Françoise Sagan leídas en su idioma a los diecisiete años resultan imposibles de olvidar. Y por supuesto, en lo musical: no hay ninguna lengua como el francés para la canción de amor...

No tengo la menor idea de quién es ese Carlos Galilea que firmaba hace unos años el reportaje titulado "Los elegidos. La memoria sentimental del siglo XX" en la revista Babelia, uno de los suplementos semanales de El País. Da lo mismo quién fuera: me emocionó con el recorrido sentimental que hizo por la canción francesa de la última mitad del pasado siglo: Brel, Gainsbourg, Brassens, Gréco, Ferré, Hardy (mi musa), Piaf, Nougaro..., siempre comprometida (con la vida, el amor, el arte...), y siempre hermosísima. 

Ante tantos hechos y tantas gentes que profanan diariamente la vida, nada como la música para reconciliarnos con nosotros mismos, con la existencia, con los demás y con cuanto nos une como humanos... Y gracias especialísimas a Francoise Hardy: ella, su voz y su "Tous les garçons et les filles" encandilaron y encendieron mi juventud... Nunca la olvidaré... 

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





Tous les garçons et les filles... (F. Hardy)




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Entrada publicada originariamente el día 27 de mayo de 2015

martes, 26 de mayo de 2015

Un relato cada día. Hoy, "El abrigo" de Nikolái Gógol







El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos.

Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros... Espero que los disfruten.

Hoy continúo la serie con "El abrigo", de Nikolái Gógol (1809-1852). Escritor ruso. Su obra más conocida es probablemente Almas muertas, considerada por muchos como la primera novela rusa moderna. Las profundas creencias religiosas de su madre influyeron en la visión del mundo de Gógol, muy condicionada también por su entorno familiar de baja nobleza en un medio rural. La vida y la obra literarias de Gógol tuvo un impacto enorme y permanente en la literatura rusa y muestran el debate entre las tendencias prooccidental y eslavófila en la cultura rusa. Los reformistas liberales rusos interpretaron en un principio las historias de Gógol como sátiras de los aspectos negativos de la sociedad rusa. Sin embargo, al final de su vida, estos mismos reformistas lo veían como una figura reaccionaria y patética, perdida en el fanatismo religioso.

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Nikolái Gógol




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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)

Un poco de humor este martes, 26 de mayo. Segundo Día Nacional de Resaca Electoral




Imágenes de Las Palmas de Gran Canaria


Buenos días. Un poco de buen humor cada día no parece mala idea para afrontar la jornada con una cierta posición estratégica de ventaja. Hoy martes, 26 de mayo, Segundo Día Nacional de Resaca Electoral, con las viñetas de Morgan en Canarias7; Montecruz y Padylla en La Provincia; Forges, Peridis, Ros y El Roto en El País; y Gallego y Rey, Idígoras y Pachi y Ricardo en El Mundo. Ahorro cualquier comentario sobre las mismas. Encierran en su sencillez expositiva agridulces mensajes y verdades como puños que nos ayudan a reflexionar. Benditos sean quienes nos hacen sonreír a pesar de todo. Disfruten de la jornada electoral. Por hoy, Desde el trópico de Cáncer echa el cierre. Hasta mañana.

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt























































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Islam, islamismo y Estado Islámico



Musulmanes en oración



Me resulta incomprensible la indiferencia con la que en Occidente, a pesar del escándalo que producen las imágenes una y otra vez compartidas por los medios de comunicación, se percibe la terrible y bárbara violencia que ejerce el denominado Estado Islámico sobre personas concretas y poblaciones enteras de Oriente Medio y África del Norte. ¿Por qué es un problema "solo" entre musulmanes?  Creo que el asunto merecería ser llevado con urgencia ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y hasta promover una intervención militar de Naciones Unidas que pusiera fin a esta masacre de inocentes. Por menos razones se ha reunido el Consejo otras veces.

Hace unas semanas dediqué en el blog una entrada al tema, génerico, de la violencia, y de que maneras diferentes la percibimos unos y otros según el lado del que nos encontremos. Me costó un buen disgusto en las redes sociales algunas de las fotografías que puse para ilustrar la entrada, tanto, que preferí cambiarlas para no herir las sensibilidades de algunas almas cándidas que prefieren seguir mirando para otro lado con tal de mantener sus conciencias tranquilas.

Me animo hoy a traer el asunto de nuevo a colación aprovechando dos magníficos artículos publicados en Revista de Libros. El primero, titulado "El misterio de Isis", de autor anónimo, que reseña los libros "ISIS. Inside the Army of Terror", de Michael Weiss y Hassan Hassan, y "ISIS. The State of Terror", de Jessica Stern y J.M. Berger, y el segundo, bajo el título de "Islam y política. Verdades y prejuicios", que publica Maribel Fierro, historiadora y profesora de investigación en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas español (CSIC). 

¿Es el Estado Islámico realmente islámico? ¿Es islámica su terrible violencia?, se pregunta la profesora Fierro. En un artículo aparecido en marzo de este año en The Atlantic, firmado por Graeme Wood, -continúa diciendo- se entrevistaba a Bernard Haykel, profesor de la Universidad de Princeton, quien afirmaba que no veía modo de negar el carácter islámico del Estado Islámico ni el hecho de que quienes se adherían a ese proyecto fueran musulmanes. Y esto en un momento en que muchos creyentes en el islam señalaban cómo el Estado Islámico se desviaba de forma sustancial de las normas de su religión. Algunos de entre ellos –y también algunos no creyentes, como el presidente Obama– han llegado a afirmar categóricamente que el Estado Islámico no tiene nada que ver con el islam. Las listas académicas que sirven de lugar de encuentro para conversar y debatir a los investigadores, profesores y otros especialistas dedicados a estudiar el mundo islámico se hicieron eco enseguida de la publicación. Muchos se expresaron críticamente sobre Graeme Wood, rechazando su afirmación de que el Estado Islámico fuese islámico, «muy islámico». Frente a esas críticas, el autor recordó que en su artículo se afirmaba también tajantemente: «Los musulmanes pueden rechazar el Estado Islámico; la mayoría lo hace». Si la mayoría de musulmanes rechazan el Estado Islámico, como es, en efecto, el caso, ¿realmente puede ser éste ser considerado islámico? ¿Quién decide lo que es islámico y lo que no lo es?

Graeme Wood, añade, no elude evocar el contexto específico en el que surge el Estado Islámico: la desintegración de Iraq y la consiguiente penetración de fuerzas yihadistas, la sensación de indefensión de la población sunní frente a las milicias shiíes y al corrupto gobierno de Nuri al-Maliki mientras duró, la intervención de países como Arabia Saudí, exportadores de una visión radicalmente fundamentalista y conservadora del islam y de mucho, muchísimo dinero para apoyar sus intereses económicos y estratégicos a través del adoctrinamiento de esa versión idiosincrática del islam, la wahhabí, que les caracteriza. Estos y otros elementos son cruciales, ya que sin ellos cualquier análisis pecaría de superestructural y esencialista. Pero mientras hay quienes consideran que lo verdaderamente importante es evitar crisis como las que han alimentado peligrosas derivas en el mundo islámico, derivas que tendrían más que ver con el contexto que no con el «texto» (es decir, con los textos fundacionales del islam), hay otros para quienes no puede prescindirse del hecho de que los ideólogos del Estado Islámico conocen muy bien la tradición islámica y a ella se remiten, desarrollando una argumentación en la que no faltan versículos coránicos y dichos del Profeta, como puede comprobarse en los siete números que ha publicado hasta la fecha su revista Dabiq. De ese conocimiento y utilización de la tradición islámica por los ideólogos del Estado Islámico parte Bernard Haykel para afirmar que quienes niegan su carácter islámico lo hacen porque quieren transmitir una visión amable («cotton-candy view») que oculta lo que la religión musulmana requiere desde el punto de vista jurídico y lo que ha requerido a lo largo de la historia, siendo su objetivo, en último término, salvar al «islam», como si éste fuese una realidad concreta y fija. Lo que hay, dice Haykel, son musulmanes que interpretan sus textos –esos textos que todos comparten– de distintas maneras y, por ello, el Estado Islámico participa de la misma legitimidad islámica que se arrogan aquellos que se la deniegan. Cuando los integrantes del Estado Islámico esclavizan, crucifican o cortan cabezas, ¿pueden apoyarse en unos textos religiosos y legales que no se están inventando? No es que la existencia del Estado Islámico implique que los musulmanes, por el hecho de serlo, vayan a cometer necesariamente las mismas atrocidades en las que se han embarcado los dirigentes del Estado Islámico, dirigentes entre los que se cuentan antiguos baazistas, el partido de Saddam Hussein, de tradición secular y nacionalista. El islam no es una religión pacifista en sus textos fundacionales, pero esto no quiere decir que sus seguidores tengan que ser necesariamente violentos: ahí están las condenas y repulsas de las prácticas del Estado Islámico por parte de la mayoría de quienes se declaran creyentes en Dios y en el profeta Muhammad.

Pero, ¿es efectivo -continúa- denunciar al Estado Islámico como no islámico cuando sus ideólogos son capaces de articular una argumentada defensa de lo que hacen a partir –también ellos– de la propia tradición islámica? En el universo mental en que se mueven, los fundadores y seguidores del Estado Islámico no están solos, pues vienen a coincidir en muchas creencias con los musulmanes salafistas. Los salafistas son aquellos musulmanes que no tienen inconveniente alguno en adoptar las novedades técnicas de la modernidad, pero que buscan enraizar sus valores en lo que el Profeta y sus inmediatos seguidores hicieron y dijeron en el Hiyaz del siglo VII de nuestra era. Esos hechos se adoptan como precedentes que deben guiar la vida individual y social en el presente. Los salafistas cubren un vasto espectro, que va desde quienes buscan un perfeccionamiento individual y son quietistas en lo político, hasta los activistas que quieren cambiar la sociedad. Estos últimos, a su vez, se distribuyen a lo largo de un arco también muy amplio: desde los wahhabíes a Boko Haram, desde los Hermanos Musulmanes a al-Qaida (volveremos sobre esta diversidad). Dentro del campo salafista, los ideólogos del Estado Islámico exacerban la tendencia takfirista, es decir, la inclinación a negar la condición de musulmanes a quienes no están de acuerdo con ellos, declarándolos apóstatas y, en cuanto tales, exterminables. 

Es aquí -continúa diciendo la profesora Fierro en el artículo que comentamos- donde radica una de las grandes diferencias entre los ideólogos del Estado Islámico y las autoridades sunníes (los sunníes constituyen la mayoría musulmana y su principal rasgo definitorio es que no son shiíes, es decir, consideran que el carisma profético de Muhammad no legitima a sus descendientes para dirigir a la comunidad de creyentes). Los sunníes han sido históricamente, y siguen siéndolo, muy reacios a privar de la condición de musulmanes a quienes afirman serlo, precisamente porque son muy conscientes de que, una vez desaparecido el Profeta, y con el Corán y el ejemplo de Muhammad como base y punto de referencia, no hay más remedio que recurrir a la labor interpretativa de los especialistas religiosos para entender bien el significado de esos textos y para poder precisar cuál debe ser su aplicación. Y esa labor interpretativa supone inevitablemente la aparición de visiones discrepantes y plurales, razón por la cual los sunníes llegaron a la conclusión de que el camino hacia la salvación, siendo uno solo, estaba formado por varios carriles, todos ellos válidos siempre y cuando se mantuviese el mismo punto de partida, se tuviese la misma meta final y no se sobrepasasen los límites de la calzada.

Entre los críticos del artículo de The Atlantic, dice más tarde Maribel Fierro, se cuentan quienes han basado su argumentación en recordar en qué consisten esos límites, fijados por la tradición legal islámica clásica a partir de un principio rector: el islam es una religión de Escritura, pero no sólo, ya que también lo es de comunidad. Cuando los ideólogos del Estado Islámico se remiten directamente a los textos fundacionales sin tener en cuenta –desdeñándola incluso– la experiencia acumulada de la comunidad a lo largo de la historia, están dejando de proponer un carril válido por donde avanzar en la misma dirección que la mayoría de los musulmanes. En consecuencia –nos dicen quienes critican simultáneamente el artículo de The Atlantic y al Estado Islámico–, constituye un contrasentido definir a éste como «muy islámico». El islam sunní es pluralista, sin duda alguna, lo que no excluye que tenga un «centro de gravedad»  que lo distingue de las demás religiones monoteístas y que le permite establecer internamente lo que es normativo y lo que no lo es, al menos hasta cierto punto. Los ideólogos del Estado Islámico serían musulmanes; pocos de sus críticos les han negado esta condición, puesto que hacerlo supondría incurrir en el mismo error que les achacan: considerar apóstatas a quienes no aceptan sus creencias. Pero son musulmanes fundamentalmente equivocados.

Les invito a continuar la lectura de este interesantísimo artículo académico en el enlace de más arriba. Estoy seguro de que les servirá de ayuda en la comprensión, que no aceptación, de este terrible fenómeno que es el autodenominado Estado Islámico y todas las complejidades que lo acompañan. 

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




Militantes del "Estado Islámico"




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