viernes, 23 de septiembre de 2016

[Cuentos para la edad adulta] Hoy, con "La santa", de Gabriel García Márquez






El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros.

Continúo hoy la serie de Cuentos para la edad adulta con el titulado La Santa, de Gabriel García Márquez (1927-2014), escritor, novelista, cuentista, guionista, editor y periodista colombiano. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura. Está íntimamente relacionado con el realismo mágico y su obra más conocida, Cien años de soledad, es considerada una de las más representativas de este movimiento literario. Fue famoso tanto por su genialidad como escritor como por su postura política y su amistad personal con el líder cubano Fidel Castro. 

La santa es un pequeño relato escrito en 1981, dentro de los que conforman el libro Doce cuentos peregrinos (1992) en el que se narra la historia de un hombre llamado Margarito Duarte, un hombre simple y buena persona que consigue un puesto de escribano en el ayuntamiento de su ciudad. Se casa, pero su mujer muere en el parto de su única hija. La niña resulta ser de gran belleza pero muere a su vez con siete años a causa de unas fiebres. Once años después de la muerte de su hija, deben ser exhumados todos los cuerpos del cementerio local debido a la construcción de una presa. La exhumación del cuerpo incorrupto de su hija cambiará para siempre la vida de Margarito Duarte, quien marchará a Roma con el objetivo de que la Santa Sede reconozca la santidad de la niña... Disfrútenlo. 






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt


HArendt




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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

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