domingo, 27 de noviembre de 2022

De Antonio Nebrija

 







Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz lunes. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy va sobre Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática de la lengua castellana, del que el abogado Antonio Muñoz Vico, especialista en derecho audiovisual, dice en ella que fue un intelectual que luchó por vivir de su obra sin rémoras ni ataduras y ejerciendo todos los derechos y prerrogativas a su alcance para conseguirlo. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Nada más por mi parte salvo desearles que sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.










Antonio de Nebrija: el privilegio de un solo hombre
ANTONIO MUÑOZ VICO
22 NOV 2022 - El País


En el otoño del año 1500, uno de los humanistas más respetados de su tiempo viajó a Granada. Su paso por la ciudad conquistada fue efímero y se dice que no le impresionó demasiado: apenas tuvo tiempo de despachar algunos asuntos urgentes antes de retornar al Norte, sin duda abrumado por las costumbres foráneas del antiguo reino nazarí. Aunque el viaje de Antonio de Nebrija a Granada es conjetural (algún biógrafo sugiere que pudo coincidir con la presencia de la Corte en la Alhambra), una década después de su muerte sus hijos fundarían allí una imprenta con la que contribuyeron a difundir su legado y, también, su rostro más conocido: el sello estampado en cada ejemplar representaba a un Nebrija de cabello recio apresado en un birrete, nariz recta y ojos grandes, la cabeza erguida de quien se sabe asistido de la razón. La imprenta que Sancho y Sebastián de Nebrija regentaron en el Albaicín (y más tarde en el pago de Ainadamar) se sustentaba en los privilegios de impresión concedidos por Carlos I; privilegios que, de facto, venían a prorrogar los que el propio Nebrija había disfrutado en vida y que los convertía en los únicos que podían editar sus libros. El de Nebrija es uno de los primeros casos en que la obra de un solo autor permitió a varias generaciones vivir del fruto del trabajo intelectual.
Antonio de Nebrija fue ante todo un filólogo, pero su ambición renacentista y su compromiso infatigable con la lengua lo llevó a influir en otras disciplinas. Los juristas le debemos una intuición precoz de derechos que eran entonces prerrogativas y que él reivindicó para sí mucho antes de que fueran reconocidos en las leyes. La imprenta había llegado a España con cierto retraso, pero la censura previa no tardó en implantarse. La Iglesia y la Corona se servían de las licencias de impresión como herramientas de control ideológico: solo quienes comulgaran con los postulados imperantes podrían beneficiarse del privilegio de publicar. Nebrija acompasó la escritura a los avatares de la imprenta y a su propia capacidad de persuasión. Supo ganarse el favor de la reina Isabel para las Introducciones latinas (un manual práctico de aprendizaje del latín) y se acogió al mecenazgo de Juan de Zúñiga para elaborar la Gramática castellana, de cuya publicación se cumplen 530 años. Nebrija hizo uso de los privilegios como si fueran verdaderos derechos de autor: logró que le fueran reconocidos a título personal y tuvo luego la astucia de negociar con su impresor (el francés Arnao Guillén de Brocar) un contrato editorial que le reportaría ingresos regulares. Llevó a su editor ante los tribunales invocando la tasa de los libros, antecedente del precio fijo actual, para impedir que malvendiera sus obras. En su audacia, se atrevió a publicar un diccionario jurídico (el Iuris civilis lexicon) con el que esclarecer la lengua oscura de las leyes y combatir la palabrería hueca de los leguleyos, “aquel género despreciable de hombres que, bajo la apariencia de que poseen profundos conocimientos, acostumbran a interpretar las leyes para los demás”. Pero quizás su gesta más osada, la que pudo costarle su posición social y hasta la vida, fue enfrentarse a la Inquisición en su pretensión de corregir la Vulgata, la traducción de la Biblia al latín cuya inspiración se atribuía al mismísimo Espíritu Santo. La revisión crítica que Nebrija proponía pasaba por examinar las fuentes originales en hebreo y en griego y admitir que la Vulgata no estaba exenta de mácula. Apología, la obra que recoge su defensa ante el inquisidor, es un alegato a favor del rigor lingüístico y de la libertad de pensamiento.
Antonio de Nebrija quiso demostrar que había un sitio en la Corte para los humanistas y que un gramático podía medirse con un jurista y hasta con un jerarca de la Iglesia y salir airoso. En tiempos de conquistadores, Nebrija halló para sí lo que tantos otros ansiarían a lo largo de los años: tuvo el honor de ser el primer autor en España que disfrutara de privilegios de impresión (el segundo en el mundo tras el historiador veneciano Marco Antonio Cocio Sabelico). En el quinto centenario de su muerte, se le ha presentado como un pionero en la defensa de los derechos de autor, pero no fue él quien concibió esos derechos ni pugnó por su reconocimiento legal. Habrá que esperar a que, en los siglos venideros, filósofos y escritores como John Locke, Daniel Defoe, Denis Diderot o Víctor Hugo, entre muchos otros, teorizaran y defendieran públicamente la aprobación de leyes de propiedad literaria para el conjunto de los escritores de su tiempo. Lo que Nebrija nos dejó fue su ejemplo: el de un intelectual que luchó por vivir de su obra sin rémoras ni ataduras, expresándose conforme a su propia conciencia y ejerciendo todos los derechos y prerrogativas a su alcance para conseguirlo. Su empeño sirvió para que, en los albores de la imprenta, otros vieran en él la posibilidad de ensanchar esos derechos y dignificar la figura del hombre de letras. La imprenta que sus hijos fundaron junto a una acequia en Granada simboliza la magnitud de su atrevimiento y el principio de su victoria moral.




















[ARCHIVO DEL BLOG] Wikipedia. [Publicada el 28/11/2009]

 








Hace unas semanas acompañé a mi hija Ruth y su marido, Ramón, al inicio de sus cursos respectivos en Lengua y Literatura española y Derecho en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, en Las Palmas. Fue un emotivo reencuentro con mi Universidad, por la que hacía varios años que no pasaba y que me dio ocasión para saludar a "viejos" profesores amigos. En la presentación del Curso 2009-2010 a los nuevos alumnos, uno de esos "viejos" amigos, profesor titular en la Universidad de Las Palmas de Derecho Romano y coordinador de los estudios de Derecho y profesor-tutor en el centro asociado de la UNED, les dijo a modo de introducción: "Las fuentes del Derecho son (según el artículo 1.1 del Código Civil) la ley, la costumbre y los principios generales del Derecho, y ahora, además, la Wikipedia". Lo dijo en broma, supongo, pero estaba corroborando de manera implícita una opinión generalizada: la de que hoy por hoy, la Wikipedia, la enciclopedia universal en línea, es un instrumento de información utilísimo e imprescindible. ¿Qué tiene imperfecciones y presenta errores? Por supuesto que sí, pero si no la sacralizamos y aprendemos a movernos a través de los datos que nos facilita de manera casi instantánea, separando lo que contiene de "información", "opinión" y "fuentes", su utilidad es manifiesta. Un consejo, lean el artículo de que se trate hasta el final, accedan a los vínculos electrónicos que estimen de interés de entre los que aparezcan en pantalla, y muy especialmente, visiten las fuentes de referencia que se citan al final de cada uno de sus artículos. Y ya me contarán después. Prueben con cualquier tema que se les ocurra y búsquenlo en Google, por ejemplo, y abran el enlace que venga referenciado a Wikipedia: Obama, Al-Qaeda, Homer Simpson, F.C. Barcelona, Cambio climático, Natación sincronizada, Dios, o Derecho Romano, porque no...
Revista de Libros, en su número de noviembre, le ha dedicado uno de sus artículos de cabecera, titulado "Planeta Wikipedia", que pueden leer en el enlace anterior, escrito por el profesor de Ciencia Política de la Universidad de Málaga, Manuel Arias Maldonado. Es una historia exhaustiva e interesantísima de los orígenes, fundación, desarrollo, expansión, ¿y crisis de crecimiento? de Wikipedia. Y de sus posibilidades y problemas. Espero que lo disfruten. HArendt


El profesor Manuel Arias Maldonado



La reproducción de artículos firmados en este blog por otras personas no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt






HArendt





Entrada núm. 6016
elblogdeharendt@gmail.com
La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

sábado, 26 de noviembre de 2022

De los peligros de la ingenuidad

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz domingo. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy va de los peligros de la ingenuidad, porque como dice en  ella la periodista Rebeca Carranco, un repaso al hashtag #sportwashing permite no olvidar que las peripecias de unos cuantos periodistas en excursión al emirato son solo la anécdota de un Mundial en un país que no respeta los derechos humanos. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Nada más por mi parte salvo desearles que sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.









Qatar y la ingenuidad
REBECA CARRANCO
21 NOV 2022 - El País


¿Qué es el fútbol? La pregunta no tiene una respuesta correcta. Para una periodista de sucesos, como es el caso, es en buena medida hooliganismo, pasión desmedida, violencia e incluso delincuencia, sin que nada de eso sea fútbol. Para un aficionado tradicional, pueden ser todos esos años con los pies fríos en el campo, el bocadillo envuelto en papel de plata, y la contención suficiente para no gritar cuando gana tu equipo y tampoco llorar cuando pierde. Todo, con la radio pegado a la oreja porque es sabido que el fútbol se escucha mejor que se ve.
Para otros, los reventas, el fútbol pueden ser esas jornadas que se pasaban ofreciendo cerca del estadio las entradas que no se habían podido colocar. Ahora los grupos de WhatsApp o los turoperadores sin permisos son más efectivos. Para las peñas, las tardes con la gran familia del pueblo, creada por amor a un club. Para el turista de turno, la visita al estadio del equipo más jaleado del mundo, ¡Barça!, sin que tengan muy claro el significado de aquello de blaugrana són els colors... Para los niños, esa primera vez en el campo, cuando se descubre que el Camp Nou es mucho más pequeño de lo que se imaginaba, y Messi, verdaderamente una pulga en el césped.
Pero por encima de todo, el fútbol es un negocio. Qatar y su Mundial de fútbol están ahí para recordárnoslo, una vez más. En Twitter, la última polémica ha llegado de la mano del periodista danés Rasmus Tantholdt, del canal TV2. Cuando estaba en plena conexión en directo, cerca del estadio donde se disputa el Mundial, un grupo de guardias de seguridad le abordó, intentó impedir que siguiese grabando y uno de ellos amenazó con “romperle la cámara”. El vídeo tuiteado por el periodista acumula más 15 millones de reproducciones.
Los miles de comentarios podrían dividirse en dos: los que con sorna responden que qué esperaban de un país como Qatar, y los que confirman a los primeros, recordándole al periodista que está en Qatar y debe cumplir sus normas. Otro vídeo, esta vez de un cámara, John Balcazar, acumula más de cuatro millones de reproducciones en Tik Tok. Habla sobre la validez de su pase de prensa: “Cuando recogemos la acreditación nos dicen que este permiso y este icono nos da la posibilidad de grabar en cualquier parte de Doha. Y adonde llegamos nos dicen: ‘Sí, listo, buenísimo, pero ese permiso acá no aplica. En todo Doha podemos grabar con esto y en ningún lado podemos grabar”.
El sportwashing es utilizar el deporte para blanquear cualquier cosa, incluso un mundial de fútbol en Qatar. Un repaso al hashtag permite no olvidar que las peripecias de unos cuantos periodistas en excursión al emirato son solo la anécdota en un país donde no se respetan los derechos humanos. Que se lo digan a mujeres, homosexuales o a los inmigrantes que construyeron las infraestructuras del Mundial. Un desencanto más para los amantes del fútbol. El redactor jefe de deportes de EL PAÍS en Barcelona, Ramon Besa, lo resume como nadie: “Siempre he vinculado el fútbol a la ingenuidad. A los niños, a las niñas. Pienso en Brasil, en Inglaterra, en Francia, los niños que salen de los barrios periféricos y son futbolistas. Pienso incluso en España. Pero en Qatar no he visto nunca un futbolista, he visto futbolistas que van allí. Es un país harto. La sociedad de la opulencia, de comprarlo todo. ¿Que en el futbol siempre ha habido corrupción? Eso ya lo sabemos. Pero llega un momento, que como queremos ser ingenuos y niños, queremos que nos engañen. Pero esta vez es imposible”.





















viernes, 25 de noviembre de 2022

Del victimismo político como arma




 


Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz sábado. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy va de victimismo político como arma, que como dice en ella el historiador Nicolás Sesma, puede terminar convirtiendo a los responsables de los desastres en mártires y allanar el camino de sus herederos al poder. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Nada más por mi parte salvo desearles que sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.






Los haraquiris parlamentarios

NICOLÁS SESMA

20 NOV 2022 - El País


El 18 de noviembre de 1976, los procuradores franquistas aprobaron por amplia mayoría la Ley para la Reforma Política, que fue ratificada un mes más tarde por la población española en referéndum. Considerada el pistoletazo de salida para la transición a la democracia, la ley anunciaba la celebración de elecciones legislativas libres, por sufragio universal directo y secreto. Por muchas garantías de continuidad e impunidad que se les ofrecieran, no dejaba de llamar la atención que hubieran sido los mismos representantes de la dictadura los que ahora aceptaran su desmontaje institucional. Por ello, aquella votación ha pasado a la historia como el “haraquiri de las Cortes franquistas”.

Por una vez, España sí fue diferente. Lo fue además, y esperemos que sirva de precedente, para bien. Generalmente, los haraquiris no han sido protagonizados por dictaduras, sino por sistemas democrático-liberales. Como de costumbre, Italia tuvo el dudoso honor de ser la pionera. Fue también un 18 de noviembre, en este caso de 1923. Un año antes, se había producido la Marcha sobre Roma y el ascenso de Mussolini al poder, designado por el real dedo de Víctor Manuel III. Pero la dictadura no se instaló inmediatamente; el juego parlamentario continuó hasta la aprobación de la llamada ley Acerbo, que modificaba la normativa electoral y permitía al Partido Fascista controlar a su antojo los resultados. El socialista Giacomo Matteotti, representante de la izquierda que intentó resistirse, fue asesinado unos meses más tarde, y Mussolini quedó sin oposición.

Como es bien conocido, Alemania fue la siguiente en la lista. Al contrario de la mentira que tantas veces suele repetirse, en enero de 1933 Adolf Hitler no disponía de mayoría en el Reichstag. De hecho, la suma de socialdemócratas y comunistas superaba ampliamente al partido nazi. Fue nuevamente la designación directa por parte de un jefe de Estado, el mariscal Hindenburg, la que lo convirtió en canciller. Tras el incendio del Reichstag, Hitler aprovechó la oportunidad para dar un golpe de mano y, en marzo de 1933, presentó la denominada Ley habilitante, aprobada por un Parlamento previamente depurado de diputados izquierdistas, que le otorgó todo el poder legislativo.

Francia, por su parte, no se quedó atrás. En julio de 1940, después de la capitulación frente a Alemania, pero sin que ningún nazi se lo exigiera, como clamaron más adelante, la Asamblea Nacional se reunió por iniciativa propia en el Gran Casino de Vichy. Allí aprobaron por aplastante mayoría la ley de plenos poderes constituyentes para el mariscal Philippe Pétain, que dio por liquidada la Tercera República para dar paso al Estado francés.

Ninguno de estos dictadores fue depuesto por la resistencia interior. Solo sucumbieron en el marco de una terrible guerra internacional. Franco murió en la cama, sí, pero porque fue el único dictador fascista que necesitó de una guerra civil para conquistar el poder y nadie ayudó después a ponerle remedio. En palabras del historiador Manuel Tuñón de Lara: “Jamás te avergüences de España: es el único país (…) que resistió tres años un golpe de Estado”. Un motivo de orgullo ahora que acaba de celebrarse la Fiesta Nacional.

Cien años después, Italia es, de nuevo, la primera en abrir la puerta a otro potencial haraquiri. El 13 de octubre de 2022, días antes del aniversario de la Marcha sobre Roma, Ignazio La Russa fue elegido presidente del Senado. Militante de Hermanos de Italia, La Russa se declara abiertamente fascista. Lo justifica haciendo uso del argumento francés, muy extendido en el país transalpino: Mussolini lo hizo todo bien; su único error fue pactar con los nazis, que lo obligaron a adoptar las leyes antisemitas de 1938 y a entrar en la II Guerra Mundial. En realidad, Mussolini fue una víctima más de Hitler. Que no fue exactamente así puede atestiguarlo Liliana Segre, la presidenta incidental del Senado, superviviente de Auschwitz. Convencer a tus compatriotas de que la culpa no solo la tienen los extranjeros puede ser, sin embargo, muy complicado. Segre también lo sabe bien: su propio marido, Alfredo Belli, igualmente contaminado de la tesis victimista, fue durante un tiempo candidato por el Movimiento Social Italiano, antecedente de Hermanos de Italia. La política siempre produce más paradojas de las que somos capaces de asimilar.

El victimismo es un arma poderosa. Puede terminar convirtiendo a los responsables de los desastres en mártires y allanar el camino de sus herederos al poder. A propósito de la Ley de Memoria Democrática, Santiago Abascal adoptaba recientemente sin complejos la vía italiana: “Quieren desenterrar el cuerpo de José Antonio Primo de Rivera, al que ellos fusilaron (…) un hombre que antes de ser fusilado dijo unas palabras que a nadie pueden ofender: ‘Ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles”.

Las palabras de José Antonio pueden ser loables, efectivamente. Pero habría sido mejor que todos sus actos anteriores no hubieran ido exactamente en dirección contraria. Cuando redactó su testamento, otro 18 de noviembre, en este caso de 1936, no le quedaba otra opción para intentar que le conmutaran la pena. Pero en plena libertad de movimientos, en su discurso de fundación de Falange Española, no sonaba tan conciliador al declarar que “ser rotas era el más noble destino de todas las urnas”. Palabras que a todos deben ofender.


















[ARCHIVO DEL BLOG] Otoño del 17. [Publicada el 26/11/2017]

 




En marcha ya sin demasiadas complicaciones la aplicación del 155 de la Constitución y confirmado que todos los partidos políticos catalanes se van a presentar las elecciones en Cataluña el 21 de diciembre (lo que supone, en la práctica, un 155 de mínimos y una salida política más que digna al embrollo catalán) podemos extraer algunas lecciones de los sucesos vividos en España en el agitado otoño de 2017 que entrará a formar parte de la Historia de nuestro país aunque ciertamente no del modo previsto por sus instigadores, comenta en El Mundo Elisa de la Nuez, abogada del Estado, coeditora de ¿Hay Derecho? y miembro del consejo editorial de ese diario.
El famoso principio -recogido por Karl Marx en su ensayo sobre el 18 de Brumario de Luis Napoleón Bonaparte-, comienza diciendo Elisa de la Nuez, según el cual la historia se repite siempre dos veces, primero como tragedia y después como farsa, se ha cumplido religiosamente en el caso del independentismo catalán del siglo XXI. Afortunadamente. La razón es que el momento histórico de este tipo de nacionalismos (en base a los cuales se construyeron muchos Estados-nación durante los siglos XIX y XX) ha pasado hace mucho tiempo al menos en los países desarrollados. De ahí el carácter inevitablemente retro y nostálgico de un independentismo que necesita para sobrevivir revivir clichés de siglos anteriores magnificando la importancia de "las estructuras de Estado" y negando la profunda transformación que ha experimentado la sociedad española en las últimas décadas. Una transformación que es mucho mayor que la del propio Estado dicho sea de paso. Nuestras instituciones necesitan una renovación urgente que deberíamos acometer en un plazo perentorio para adaptarlas a las necesidades y a las exigencias de una sociedad española muy distinta a la que vivió el franquismo y la Transición y no solo por obvios motivos generacionales. Es también la sociedad que acaba de vivir la gran recesión, lo que la ha convertido en una sociedad más resistente, más crítica, más consciente y más segura de sí misma. Baste recordar que durante los últimos meses ha sido básicamente la ciudadanía y la sociedad civil y no las instituciones la que ha protagonizado la defensa intelectual, mediática y social de los valores democráticos y constitucionales. La cantidad de análisis, reflexiones, manifiestos, concentraciones y manifestaciones propiciadas al margen o incluso en contra de los cauces oficiales en un cortísimo periodo de tiempo ha sido realmente espectacular, lo mismo que la decidida voluntad de suplir las deficiencias de la estrategia de comunicación oficial particularmente en relación con los medios extranjeros. Lo que demuestra la enorme vitalidad y recursos de los que disponemos como sociedad y, lo que es más importante, la convicción de que podemos y debemos usarlos sin esperar a que una mediocre clase política claramente sobrepasada por los acontecimientos nos saque las castañas del fuego. En definitiva, hemos vivido un proceso de maduración acelerada que nos ha permitido tomar la delantera a nuestros políticos e instituciones, lo que también nos permite ser mucho más críticos y exigentes con unos y con otras. Quizás el caso catalán siga siendo la excepción más notable frente a este cambio aunque hay que destacar la comparecencia in extremis de la mayoría silenciosa y algunas iniciativas de personas y colectivos que empiezan a romper la omertá nacionalista. Pero sin duda una de las características más llamativas del independentismo es que ha impedido que una parte significativa de sus electores haya experimentado el mismo proceso de maduración ciudadana al recurrir a un relato político infantilizado de malos y buenos sólo apto para consumidores acríticos.
La conclusión parece clara: no necesitamos ni queremos rebeliones institucionales y saltos en el vacío para mejorar nuestro entramado político e institucional. En el selecto club de las democracias liberales occidentales de la Unión Europea, al que afortunadamente pertenecemos, las cosas no se hacen así. Claro que hay muchas reformas que siguen pendientes, especialmente, las políticas e institucionales que son además las que permitirían abordar todas las demás en mejores condiciones. Pero mantener desde un poderoso Gobierno regional con cargo al erario público que la única posibilidad de mejora pasa por la independencia (incluso cuando la desidia y la incompetencia del Gobierno central vienen en tu ayuda) y que además una parte de la ciudadanía -precisamente la más privilegiada en términos sociales y económicos- está oprimida es bastante más complicado que sostenerlo desde el exilio, la cárcel, la guerrilla o las huelgas de hambre, por mencionar algunos de los instrumentos tradicionales a los que los realmente oprimidos no tienen más remedio que recurrir. Ni siquiera la prisión preventiva de Junqueras y otros consejeros o el autoimpuesto exilio de Puigdemont son suficientes para demostrar la existencia de ese Estado opresor que el separatismo necesita para justificar la vulneración de los principios y valores de nuestro pacto de convivencia nacional y europeo. En ese sentido, es muy comprensible el desprecio que suscitan los que denuncian injusticias y agravios imaginarios a los que han luchado y todavía luchan por combatir las injusticias y agravios reales como se ha puesto de manifiesto en las declaraciones de algunos representantes de la izquierda histórica española que saben de lo que hablan.
También se ha puesto de manifiesto el enorme valor del Estado de derecho en nuestras sociedades. La previsibilidad y la certeza que proporciona a ciudadanos y empresas en un momento dado no puede arrojarse por la borda a cambio de vagas promesas. Las leyes se pueden y se deben mejorar siempre, pero a través de los procedimientos establecidos. Sin duda nuestro Estado de derecho tiene imperfecciones pero el peor de los ordenamientos jurídicos democráticos es mejor que ninguno o que la pura y simple arbitrariedad de los gobernantes. Para un jurista no deja de ser una satisfacción comprobar cómo un concepto tan abstracto y tan complejo ha sido interiorizado por los españoles con ocasión de esta crisis. Y es que -como ocurre con tantas otras cosas importantes en la vida- sólo apreciamos su valor cuando corremos el riesgo de perderlo.
Por tanto, como sociedad madura que ya somos conviene desconfiar de los gobernantes que nos prometen alcanzar la tierra prometida (la famosa Dinamarca del sur) de un día para otro y a coste cero adulando nuestras más bajas pasiones. Hay que ser conscientes de que las grandes transformaciones jurídicas e institucionales pueden ocurrir, pero requieren de debate, de tiempo y de esfuerzo. Tratar a los ciudadanos con respeto supone reconocerlo así. Ocultar los costes y el esfuerzo de cualquier promesa que se haga a los votantes de saltos económicos, institucionales, jurídicos o incluso sociales para ponernos a la altura de los países más avanzados del mundo por arte de magia es pura y simple demagogia, y deberíamos empezar a denunciarlo. En este sentido, hay que hablar no sólo de la irresponsabilidad de los líderes políticos (sin duda clamorosa y que debería propiciar en algún momento su sustitución por otros que, aun manteniendo la misma ideología, sean más honestos con sus votantes) sino también de la de muchos brillantes académicos, economistas y expertos de toda índole cuya frivolidad (no siempre desinteresada) ha sido pavorosa. Estamos ante una versión moderna de la traición de los intelectuales criticada por Julian Benda en su famoso libro de 1927 La trahison des clercs. Efectivamente, se trata de una traición en toda regla a la principal misión de un intelectual: el compromiso con la verdad. Como siempre, el problema es que los platos rotos económicos e institucionales no los pagarán los más responsables porque suelen ser los que tienen el poder y los medios para evitarlo. Los pagarán los más débiles y los menos organizados. Más allá del recorrido judicial que tengan los procesos judiciales ya estamos viendo que la mayoría de los políticos responsables del destrozo repiten en las listas electorales. También los empresarios consentidores seguirán con sus negocios y los prestigiosos profesores en sus cátedras. La vida sigue pero los que perderán o verán amenazados sus puestos de trabajo serán otros desde los pequeños empresarios que quebrarán por el boicot a sus productos hasta los empleados de los negocios dependientes del turismo y en general todos aquellos trabajadores y empresarios a los que les irá un poco peor. Si algo podemos aprender como sociedad de esta gran crisis del otoño de 2017 es que la ineludible renovación de nuestro pacto de convivencia representado por la Constitución de 1978 exige tiempo, dedicación, esfuerzo y la participación de todos.  


Dibujo de LPO para El Mundo



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt






Entrada núm. 4047
elblogdeharendt@gmail.com
La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

jueves, 24 de noviembre de 2022

De democracias a la defensiva







Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz viernes. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy va de democracias a la defensiva, porque como dice en ella el politólogo Fernando Vallespín, puede que, desde un ángulo geopolítico, el conflicto de nuestros días sea el de democracia frente a autoritarismo, una especie de nueva Guerra Fría entre sistemas políticos. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Nada más por mi parte salvo desearles que sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.









Democracias a la defensiva
FERNANDO VALLESPÍN
20 NOV 2022 - El País
Grande fue el alivio cuando conocimos los resultados de las elecciones brasileñas y las estadounidenses de medio mandato. Antes ya nos ocurrió lo mismo con las presidenciales francesas. Los de las suecas e italianas, por el contrario, nos sumieron en la melancolía. Oscilamos, pues, del desánimo a la alegría sin casi solución de continuidad. En algunos casos, además, caemos en el autoengaño. Muchas de esas victorias son pírricas y nada nos asegura que no sean reversibles. Lo que es importante destacar es que, en mi caso al menos, estos vaivenes en el estado de ánimo no responden a una mera preferencia ideológica, sino a la preocupación por el devenir de la democracia. Puede que, desde un ángulo geopolítico, el conflicto político de nuestros días sea el de democracia frente a autoritarismo, una especie de nueva Guerra Fría entre sistemas políticos. Desde la perspectiva interna sigue bien viva, sin embargo, la disputa entre democracia liberal y democracia populista.
La situación es, pues, la contraria de la que caracterizó su expansión a lo largo de los años noventa, cuando la caída del socialismo de Estado le dejó el camino libre para su gran ofensiva internacional. Ahora estamos en una fase de contracción de todo ese impulso, la democracia ha pasado a la defensiva. No solo por el ya conocido giro hacia el autoritarismo que manifiestan muchos Estados que hasta ahora se hallaban en plena fase democratizadora; también, y sobre todo, por el aparente agotamiento de la cultura política liberal en el interior de un buen número de democracias occidentales. El enemigo está dentro. Lo solemos despachar con el término genérico de populismo, el gran culpable, pero con eso solo conseguimos tirar balones fuera; lo que de verdad importa son las razones que conducen a que casi la mitad de los ciudadanos de algunos países opten por candidatos o partidos de ese signo.
Desentrañar estas razones se ha convertido en un verdadero sudoku para los politólogos. Aquí solo puedo apuntar una posible. Paradójicamente, ese mismo éxito que exhibió la democracia durante su fase ofensiva. Libre de enemigos, parecía como si su mera implantación formal ya bastara para que floreciera por doquier. Fue también una etapa que coincidió con la globalización; es decir, nuevas interdependencias y limitaciones de la soberanía, migraciones masivas y aumento exponencial de la desigualdad. Todo un reto que exigía una nueva gobernanza y la audacia de salirse de los habituales canales en la relación entre gobernantes y gobernados. Una reinvención. Pero no. En gran medida seguimos con las habituales inercias, una clase política pacata y una ciudadanía autosatisfecha que subordina el valor de los procedimientos democráticos a la satisfacción de sus preferencias. Después de todo, quizá sea mejor que se vea amenazada. Así al menos nos veremos obligados a reaccionar. De nosotros depende.




3f21dec3-9d99-40fa-ab8f-ae3752d16911_16-9-aspect-ratio_default_0.jpg
24-morgan-kZ2H-U1808161381670sF-984x608@Canarias7.jpg
316407733_664071928624098_2212472690778347465_n.jpg
316410244_664072505290707_1574361180059645857_n.jpg
a126ac9e-2f57-49bc-996d-cf8f0be83e58_source-aspect-ratio_default_0.jpg
Anestesia-general-1068x1068.jpg
e8e3c23d-5139-4961-b618-aa7a3d6f5d64_source-aspect-ratio_default_0.jpg
futbol.webp
MRTTEXKEVJAG5INMAWIHN5PZOA.webp
MV5UAG7QENHTTJPSC5CZYWEJQM.jpg
UUD4ZBQJPFCRPE76DCCM7TH5WU.jpg
YS65VYDVOFDZXJGF4Y6IU7FOLY.webp