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sábado, 3 de febrero de 2018

[GALDÓS EN SU SALSA] Hoy, con "La incógnita"



Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que van a cumplirse 175 años, he ido subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa, que comencé con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que la vivió. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

Subo hoy al blog su novela La incógnita en la edición electrónica de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante, basada en la edición original publicada por Imprenta La Guirnalda, de Madrid, en 1889.

La incógnita cierra el ciclo de las "Novelas españolas contemporáneas" junto con Realidad, con la que guarda una estrecha relación argumental e ideológica. Presentada en forma epistolar, se metamorfosea con Realidad en una novela dialogada que desemboca a su vez en una versión teatral. 

La incógnita, compartiendo escenarios inventados con un Madrid galdosiano más contado que vivido, viene planteada a lo largo de la correspondencia que Manuel Infante envía a un ignoto (entre apócrifo y misterioso) "Equis X", vecino de Orbajosa —una de las tres ciudades imaginarias de la cosmogonía galdosiana—.​

El fondo argumental dramático lo construye el personaje de Manolito Infante, llegado a Madrid para estrenarse como diputado, y la relación que vive con Francisco Viera, Tomás Orozco y Augusta, su esposa. El folletín galdosiano básico: el narrador-protagonista se ha enamorado de una mujer casada, y al ser rechazado duda en aceptar si fue por honestidad o porque hay otro hombre. La duda (y la incógnita) florece también cuando muere uno de sus amigos, y no acierta a considerar si fue suicidio o asesinato. ​

Otros personajes de la particular comedia humana reunida por Galdós, y convocados en las páginas de La incógnita, son Jacinto María Villalonga (el "pillo simpático" que ya aparecía en Lo prohibido y repetirá presencia en Torquemada en el Purgatorio y en Halma) o el disoluto Joaquín Pez, habitante también en las páginas de Tormento, La de Bringas y la referida novela de la tetralogía de Torquemada.


Presentada como escrita en tiempo real, entre noviembre de 1888 y febrero de 1889, Galdós la rubricó en Madrid con una posdata, que pone telón a la novela y la correspondencia entre Manolito Infante y un Equis X, del que únicamente aparece esta última carta, que rompe la incógnita del juego literario tramado por Galdós. 






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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miércoles, 24 de enero de 2018

[DE LIBROS Y LECTURAS] Hoy, con "Isbrük", de David Vicente





El escritor David Vicente (1974) ha ganado el XLVIII Premio Internacional de Novela Corta “Ciudad de Barbastro” con su obra titulada Isbrük, que acaba de publicar la editorial Pre-Textos. Isbrük, en palabras de Carmen Valcárcel –presidenta del jurado–, se nutre de la mejor tradición del relato breve, pero con un largo recorrido narrativo. Cada uno de los diferentes puntos de vista que compone esta historia se convierte en una punzada que permanece en el corazón del lector.

Anja y Andreas se trasladan a Isbrük, un pueblo de pescadores, con la esperanza de reencontrarse el uno al otro y cada uno a sí mismo. Pero Isbrük no es un lugar para reencuentros, sino más bien un decorado, que se nutre de hombres pez y mujeres de hombres pez que han sido ya tragados por las aguas de su propia desesperación.

David Vicente construye a través de un estilo conciso, casi minimalista, dominado por una prosa poética, cargada de metáforas e imágenes simbólicas, una especie de tragedia moderna en la que la soledad acaba siendo un viaje de ida y vuelta para sus protagonistas: «Todas las mujeres de la familia desde hace generaciones han acabado locas. Locas y solas. O solas y locas. No estoy segura. Quizá todas deshidrataron tomates como punto de partida».

Mi amigo Alberto Atienza, periodista y escritor mendozino que habita al pie del Aconcagua, muy lejos de estas queridas islas atlánticas que me acogen, ha escrito una hermosa reseña de Isbrük que no me resisto a subir al blog. Espero que su lectura les lleve hasta la de Isbrük sin solución de continuidad. Conmigo lo ha hecho, y estoy seguro que merecerá la pena. 

El mar es otro universo, comienza diciendo Alberto Atienza. Días y noches de horizontes en olas. Navegar, desde el mágico instante en que el barco nace de nuevo. Cuando de a poco despega de la posesiva tierra. Es el momento en que el marino, comienza a transmutar su alma. Ese camino de profundidades. Días que parecen todos iguales y son siempre distintos. Las mil caras del mar. El viento que moja y canta “soy tu hogar…soy toda tu vida” Es imposible ante la cercanía del  mar,  no sentir su milenario influjo. Al montañés, al urbano, le dice “soy la puerta al mundo”. Y al pescador, al capitán de ultramar no les habla. Ellos ya son el mar. Para siempre. Un destino inexorable que nada puede deshilar.

Isbrük, un pequeño puerto pesquero es la breve escenografía en la que se mueven los personajes, de intensas vidas, silenciosas vidas, que invocaron al escritor David Vicente para corporizarse en su sorprendente novela. Obra que ingresa casi con un lenguaje propio, en el mundo de las letras. Claro que el idioma empleado es el español. Tratado con cuidado. Pero, manejado de modo sucinto. El idioma le obedece a Vicente. Alumbra los sentimientos. El planeta interno de los humanos de la obra es condensado, doliente, con el tenue brillo de pocos buenos recuerdos. Por momentos envuelve al lector un clima carente de adjetivación. Anja, la mujer casi no descripta, sin afeites ni atuendos. Ella, con hielo en su alma, solo equivalente al blanco corazón de los témpanos, con una ronda de muerte abierta por su madre. Y nunca cerrada. Ella, se ve a través de las parcas letras como una mujer de rara belleza. Aparece, sin metáforas ni retratos, como una fémina atractiva, de rostro un tanto tosco, pero que se espeja, sugestiva, por el deseo sexual.  Una sola vez elige una prenda especial y un poco se maquilla. Es una ocasión que, como contrapartida,  la encuentra enflaquecida en extremo.

El concierto de instrumentos disonantes en su interior, lo fatídico, la soledad, la fuga de la alegría, la distancia y el acercamiento con Andreas, su esposo, hombre con más de mar que humano. Anja, un personaje muy logrado. Más que eso, aparece como una persona. Inevitablemente, genera en el lector, un abrigo piadoso.  Uno, página a página, desea lo mejor para ella. Cautiva, en un telar enredado, mujer sensible, directa.

Andreas, apenas esbozado por los sentimientos de Anja, por su pensar, por el extrañamiento, de pronto adquiere voz propia. Sorprende lo profundo de su frustrado contacto, difícil de sobrellevar, con Luissa, hija de ambos. Y también conmueve en un rol de padre real, verídico,  con afectos muy fuertes, pero inmóviles. El mar se adueña cada vez más de él. Y Andreas, como si navegara al garete, se aleja de Anja, que lo reclama.

Vicente plantea una dura economía en el uso del idioma. Esa exigente selección le sirve para trasladar, por momentos toda la fuerza de la acción, al alma de sus criaturas.

Sin buscar analogías, Isbrük,  es un pueblo nunca descripto, con paisajes borrosos y el gran ciclorama del mar que, como a Andreas, lo contiene. El caserío, en un recurso que apenas se advierte como animismo, formula su alegato. Surge la visión de una suerte de purgatorio. Distinto al bíblico. Atípico. En la tierra. Adosado al océano. Ahí, tarde o temprano, todos descubren sus destinos.

Tobias,  hombre joven, sin ataduras con el mar, despierta, de pronto, al  inefable amor de pareja. Detrás de ese cielo aparecen nubes. Tobías descree de ellas hasta que el aguacero del dolor lo inunda.

Olträf y Hakon, aunque no trascendentales en la historia, distan mucho de ser unos meros personajes episódicos. Sus espíritus forman indisoluble parte de ese pequeño y gran mundo que, ¡cuidado!, puede tener más vecinos. Como el autor dice en una suerte de anatema literario. O, acaso una verdad: “Puede que tú también habites en Isbrük y no lo sepas”

Difícil escribir una novela sin caer en la influencia de moldes, arquetipos o ciertas modas pasajeras. Cuesta romper los formatos que desde la Biblia, pasan por el “El Ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha” (esa  estructura, perenne, blindada por la genialidad). Ardua  tarea hacer que la prosa deambule entre la vida y la muerte sin evocar a Juan Rulfo, en “Pedro Páramo”. Vicente lo logra. El evanescente sendero que transitan sus seres es de ellos. Nació con ellos. Y con ellos se irá. 

Dueño de la novela, Vicente la califica al final como una “farsa”. Disiento con el autor, aunque eso acaso no sea importante. Pero permítaseme que inscriba que una novela es eso, lo que el nombre indica. Y una farsa, es otra cosa. Para empezar, la farsa, desde sus orígenes, anidó en el teatro. Hay que admitir que la escena, con sus tablas, con Moliere, con la Comedia del Arte al aire libre, con piezas anónimas pero bellísimas y muy cómicas, como “La farsa de Patelín” adquirió una entidad puramente teatral. Los especialistas exigentes no consideran a la farsa un género. Pero eso es harina de otro costal.

Lo de Vicente es una novela de búsqueda propia. Búsqueda y encuentro. Indiscutible obra de la novelística. De excelente calidad y clima. Sostiene la atención. Sorprende aunque sin el empleo de grandes prodigios. Excepto uno, el retorno de Andreas, en más alma que cuerpo. Otro ser Andreas y a la vez, el mismo de antes. Una conmovedora toma de conciencia, despedida unilateral y definitiva.

Vicente Invita al lector a mundos internos, atrapantes, ciertos y a la  vez fantásticos. Y que, él autor lo insinúa, están ahí no más. Acaso, esperándonos, a la vuelta de la esquina.





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt






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martes, 23 de enero de 2018

[GALDÓS EN SU SALSA] Hoy, con "Halma"



Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que van a cumplirse 175 años, he ido subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa, que comencé con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que la vivió. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

Subo hoy al blog su novela Halma, en la edición electrónica de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante, basada en la edición original publicada por Imprenta La Guirnalda, de Madrid, en 1895.

La novela se encuadra dentro del ciclo "espiritualista" de las "Novelas españolas contemporáneas". Fue concluida en su casa santanderina de "San Quintín", en octubre de ese mismo año, y en ella, recuperando el personaje de Nazarín, lo confronta y alía con Catalina de Halma, otro más en la galería de personajes-héroes movidos por un puro y elemental ideal cristiano, junto a la Benina de Misericordia o al de Ángel Guerra.

Haciendo una lectura muy personal de la socialización en el medio rural y el colectivismo agrario que conmovían el caciquismo finisecular español contemporáneo a Galdós, el escritor concibió el personaje de Catalina de Artal, condesa de Halma-Lautemberg, "ejemplo de piedad, rectitud y obediencia", como iconoclasta con su propia clase y descontenta ante el esquema social de su época, que concibe una especie de comunidad agrícola de organización monacal con el objetivo concreto de practicar la caridad a gran escala. Y para ponerla en marcha, resultando insuficientes los bienes de su herencia, recurre a la ayuda del Estado y de la Iglesia. El sistema ideado por Halma para hacerle frente a la miseria nacional es más sencillo que el que había puesto en juego Nazarín en la trama de la novela que lleva su nombre y que precede a Halma, cuya protagonista solo pretende "ofrecer una alternativa caritativa a la sociedad burguesa sin atacar sus bases".

El marco de la acción, sencillo y muy teatral, es el caseron familiar de Pedralba, lugar ficticio de la geografía literaria del novelista, escondido, como Orbajosa, en las entrañas de "la España profunda". También son escasos los personajes que sostienen la trama: la aristócrata Catalina, viuda de un diplomático alemán tras un breve matrimonio; Urrea, primo de Catalina; Nazarín y Beatriz (que casi en un traslado literario-espacial llegan desde la novela de Nazarín); el sacerdote Manuel Flórez, al servicio del Marqués de Feramor y digno representante del dogma y el tradicionalismo católicos. 






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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sábado, 6 de enero de 2018

[Galdós en su salsa] Hoy, con "Fortunata y Jacinta. Dos historias de casadas"



Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que van a cumplirse 174 años, he ido subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa, que comencé con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que la vivió. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

Subo hoy al blog su novela Fortunata y Jacinta. Una historia de casadaspublicada en 1887 en Madrid por la Imprenta La Guirnalda, cuya edición digital, basada en la edición citada de La Guirnalda, se encuentra en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes de la Universidad de Alicante.

Fortunata y Jacinta, publicada dentro del ciclo de las Novelas españolas contemporáneas, es para la mayoría de los críticos la mejor novela de Galdós, y junto a La Regenta de Leopoldo Alas "Clarín", una de las más populares y representativas del realismo literario español y de la novela española del siglo XIX. Situada en el Madrid de la segunda mitad de dicho siglo, relata las vidas cruzadas de dos mujeres de distinta extracción social unidas por un destino trágico.

Los críticos coinciden en reconocer que Galdós escribió Fortunata y Jacinta en la cima de su poder creador, y hasta el propio autor parecía consciente de ello.​ De ahí que emplease año y medio en concluir el manuscrito de la novela. No se sabe si en ese inusitado tesón por crear la obra perfecta pudo influir la reciente publicación de La Regenta, obra máxima de «Clarín», su colega, amigo.​

Más de un centenar de personajes secundarios con un perfil psicológico bien dibujado, dentro de un conjunto coral que se acerca al millar de tipos, forman 'la comedia humana' que Galdós, como Balzac y Dickens habían hecho años antes, hará girar en torno a un gran tiovivo alimentado por las emociones y los actos de los dos personajes protagonistas que "se odian y se aman al mismo tiempo": Fortunata, la mujer del pueblo, instintiva y víctima de su propia fortaleza, y Jacinta, la hembra estéril, sensible hasta la obsesión y finalmente salvada por su instinto maternal frente al acoso de su propia clase.




Imagen de la serie de RTVE "Fortunata y Jacinta" (1980)


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martes, 26 de diciembre de 2017

[Galdós en su salsa] Hoy, con "El doctor Centeno"



Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que van a cumplirse 174 años, he ido subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa, que comencé con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que la vivió. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

Subo hoy al blog su novela El doctor Centenopublicada en 1883, en Madrid, por la Imprenta y Litografía La Guirnalda. Es una de las que abren el ciclo de las "Novelas españolas contemporáneas", compartiendo personajes con las dos siguientes Tormento y La de Bringas, circunstancia que ha llevado a suponer que el autor tuviera intención de crear una trilogía. Las tres se desarrollan en lo que ha llegado a conocerse y estudiarse como el "Madrid de Galdós".

Esta novela es obra de encrucijada, donde confluyen viejos personajes de Galdós con otros nuevos que se ensancharán a lo largo de su obra futura, como el prestamista Francisco Torquemada, las hermanas Sánchez Emperador (Amparo, alias "Tormento", y Sagrario), el cura Pedro Polo —capellán y maestro— y, en especial, la familia de Ido del Sagrario.

Felipe Centeno —apodado "Felipín", "Aristóteles" y doctor Centeno— es un muchacho de un pueblo del norte de España (personaje que ya aparecía en Marianela y La familia de León Roch, novelas del ciclo anterior de Galdós); que viaja a Madrid para estudiar medicina. En la capital española es acogido por Alejandro Miquis, hidalgo engolfado en el arte y estudiante de Derecho, que instala al joven en casa de Pedro Polo, sacerdote sin vocación regente de una pequeña escuela, ayudado por José Ido del Sagrario (como Miquis y Polo, personajes recurrentes de Galdós, con presencia en varias de sus novelas). Felipe Centeno comienza sus estudios, que paulatinamente va dejando por su poca capacidad. Una noche descubre la relación que Pedro Polo está manteniendo con Amparo Sánchez Emperador, lo que le supondrá la expulsión de la casa del cura, aunque con la excusa de otro incidente. Felipe acude de nuevo a Alejandro Miquis, que le acepta como su ayudante. Al poco tiempo, Miquis recibe una herencia de su tía, que malgasta con rapidez, hasta que termina expulsado de la residencia en la que vivía. Miquis y Centeno se van a otro apartamento, donde Alejandro enferma de tuberculosis. De poco servirá la ayuda de José Ido (que también se encuentra en una situación precaria, pues la escuela de Pedro Polo ha cerrado). El previsible final de Miquis dejará solo a Felipe Centeno. 





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jueves, 14 de diciembre de 2017

[Galdós en su salsa] Hoy, con "La desheredada"



Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que van a cumplirse 174 años, he ido subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa, que comencé con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que la vivió. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

Subo hoy al blog su novela La desheradadapublicada en 1909, en Madrid, por la Librería de Perlado, Paéz y Cía. El original del texto que ha servido para esta edición electrónica de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante, se encuentra en la Biblioteca de Magisterio de esa universidad. Algunos estudiosos de su obra la han considerado una de sus narraciones más cervantinas, mientras otros la relacionan con Balzac, como un «étude des moeurs», propósito anunciado por el propio Galdós en "Observaciones sobre la novela contemporánea en España", en un artículo publicado en 1870.​ También se ha reseñado el paralelismo entre la Nana de Zola y la protagonista de La desheredada, ambas prostitutas.

La novela se desarrolla en lo que ha llegado a conocerse y estudiarse como el Madrid galdosiano, y narra las desventuras de Isidora —la supuesta desheredada—, una bonita muchacha que llega a la capital española "llena de ilusiones, cae en la prostitución y acaba en la cárcel". Una sensibilidad soñadora a la que han hecho creer heredera de un marquesado. A este respecto, Casalduero, leyendo con acierto a Galdós, anota que "una impostora como Isidora puede llegar a tener grandeza trágica, cuando ella misma es engañada; de lo contrario es una farsante vulgar". Entre los personajes secundarios de este intento naturalista de Galdós, sobresale el aquí joven médico Augusto Miquis, heroico en su humanidad y protagonista coral en otras novelas posteriores como El doctor Centeno, Torquemada y San Pedro o Tristana.






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jueves, 30 de noviembre de 2017

[Galdós en su salsa] Hoy, con "La de Bringas"




Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que van a cumplirse 174 años, he ido subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa, que comencé con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que la vivió. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

Subo hoy al blog su novela La de Bringaspublicada en 1884 por la Imprenta y Litografía La Guirnalda, en Madrid. Es una de las que componen su serie de Novelas españolas contemporáneas que, al desarrollarse casi en su totalidad en escenarios de la capital de España, han generado literariamente el "Madrid galdosiano", similar al Londres de Dickens o el París de Balzac.​ La novela, junto con El doctor Centeno (1883) y Tormento (1884), cierra una posible y discutida trilogía que transcurre en los años anteriores a la Revolución de 1868. Algunos críticos han señalado la posibilidad de que Galdós usase el conjunto para explicar la similitud entre esos años y los de la Restauración, período durante el cual escribió la novela.

Rosalía Pipaón, esposa de Francisco de Bringas (alias Thiers) ha logrado su sueño y ahora vive en el Palacio Real de Madrid, al servicio de la reina Isabel II con la que tiene ciertas semejanzas tanto físicas como psicológicas (del mismo modo que su marido con don Francisco de Asís, consorte de la reina). Con sus aspiraciones sociales conseguidas, no puede evitar embarcarse en una serie de gastos para poder mantener el nivel de la clase que la rodea, excesos que va acumulando sin que se entere su marido, hasta que las deudas acumuladas la lleven a prostituirse.

De las tres novelas que componen la mencionada trilogía, La de Bringas es la más cercana al modelo francés del realismo literario, mostrando un ambiente burgués y noble con gran descripción de los espacios y las vestimentas (frente a la profundidad psicológica de Tormento). Estilísticamente se ha considerado durante mucho tiempo la más convencional de todas (al no poseer por ejemplo los habituales fragmentos teatrales u otros elementos innovadores como el estilo indirecto libre —tercera persona: voz del narrador— que sí se encontraba presente en Tormento).​

También se ha incluido a La de Bringas en el conjunto de novelas del realismo español que reflejan el periodo histórico denominado "de locura crematística" vivido por los representantes de la clase pequeñoburguesa del siglo XIX español que eligieron a la nobleza como referente, y sin reparar, para conseguirlo, en la ética o la moralidad de sus acciones y comportamiento. 






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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viernes, 17 de noviembre de 2017

[Galdós en su salsa] Hoy, con "Ángel Guerra"



Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que van a cumplirse 174 años, he ido subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa, que comencé con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que la vivió. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

Subo hoy al blog su novela Ángel Guerra, publicada en Madrid, en 1891, por la Librería Sucesores de Hernando y Administración de La Guirnalda y Episodios Nacionales. Esta edición de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante, es la conservada en la Biblioteca de Magisterio de esa misma universidad.

Ángel Guerra es la novela que abre el ciclo "espiritualista" de las "Novelas españolas contemporáneas" de Galdós. Desarrollada en su mayor parte en la ciudad de Toledo, Galdós presenta como protagonista al que da nombre al libro, uno de sus personajes-héroes movidos por un puro y elemental ideal cristiano, como el Nazario de Nazarín, o la Benina de Misericordia.

La novela construida en tres partes, fue publicada en dos tomos entre febrero de 1890 y el verano de 1891. En la primera parte, su protagonista, "Ángel Guerra" —síntesis nominal de lo angélico y lo belicoso—, hijo rebelde de la burguesía madrileña, se compromete en la revolución social (una versión literaria del pronunciamiento del general Villacampa en 1886); un crimen de guerra le llevará a huir aún más de su entorno social. Herido, viudo, con una hija enferma y enfrentado al despotismo materno, cuenta con la fiel compañía de Dulcenombre, una mujer de clase humilde. El siguiente paso argumental llegará con la muerte de su hija y el enamoramiento de la mujer que la cuidaba, Leré. La decisión de Leré de trasladarse a Toledo para iniciar su vida religiosa llevará al protagonista a un encadenamiento de crisis espirituales y físicas, meollo de la tercera parte de la novela.

Galdós desarrolló en esta novela un escenario que el autor siempre entendió como lugar mágico, la ciudad de Toledo, desde que dio sus primeros pasos por ella, aún joven y de la mano de Federico Balart, poeta y viejo amigo. Al final de su vida recordaría, en sus Memorias de un desmemoriado, que inició Ángel Guerra recién llegado de un viaje por Italia, y en especial sus paseos por la calle de Toledo en Nápoles. Quizá tirando de ese hilo y evocando aquella otra ciudad que dibujó siendo aún niño, el escritor canario elabora en la novela un Toledo monumental, bastión de la España vieja, ciudad de alto índice demográfico eclesiástico.​ Una nueva Orbajosa, escenario de personajes entrañables —entre ellos varios clérigos—, servirá de marco al amor imposible de Ángel Guerra y Leré.






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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