viernes, 23 de diciembre de 2022

[ARCHIVO DEL BLOG] No tengo enemigos, no conozco el odio. [Publicada el 23/12/2017]

 






Liu Xiaobo (1955-2017) fue un intelectual chino, crítico literario, escritor y activista en pro de los Derechos Humanos y las reformas en la República Popular China y del Centro Independendiente Chino desde 2003. Laureado con el Premio Nobel de la Paz, fue acusado de hacer campaña para derrocar el comunismo en su país. Detenido en 2008 por firmar una carta de protesta a las autoridades chinas, fue arrestado de nuevo en junio de 2009 acusado de incitar a la subversión contra el poder del Estado. El 25 de diciembre de ese mismo año fue condenado a once años de cárcel. El pasado 13 de julio moría en prisión en circunstancias no aclaradas por el gobierno chino. 
El 23 de diciembre de 2009, ante la corte que le juzgaba, leyó una declaración que la actriz sueca Liv Ullman volvió a pronunciar en su nombre en la ceremonia de entrega de los Premios Nobel 2010. No tengo enemigos, no conozco el odio (RBA, 2011) es también el título del libro que reúne los ensayos y poemas que escribió Xiaobo a lo largo de dos décadas. Les dejo con el alegato que Liu Xiabo pronunció ese día, ante el tribunal que le condenó. Dice así:
"El punto de inflexión en mi vida, que comenzó hace más de medio siglo, ocurrió en junio de 1989. Hasta ese momento, yo era miembro de la clase del ’77, el primer curso en ingresar a la universidad después de que los exámenes de ingreso universitarios fueron reintegrados tras la Revolución Cultural. De la licenciatura al máster y, luego el doctorado, mi carrera académica avanzaba viento en popa. Cuando recibí mis títulos, me quedé a dar clases en la Universidad Normal de Pekín. Como profesor, fui muy bien recibido por los alumnos. Al mismo tiempo, yo era un intelectual público, escribía artículos y libros que generaron revuelo durante la década de 1980, con frecuencia recibí invitaciones para dar charlas por todo el país, y en el extranjero fui invitado como profesor visitante en Europa y Estados Unidos. Lo que siempre me exigí a mí mismo fue que, como persona o como escritor, llevaría siempre una vida de honestidad, responsabilidad y dignidad. Después de esto, regresé de Estados Unidos para participar en el movimiento de 1989. Y por ese gesto fui enviado a prisión por “el delito de propaganda contrarrevolucionaria e incitación”. Así perdí también a mi amado atril y ya no pude publicar ensayos o dar charlas en China. Simplemente por publicar puntos de vista políticos distintos y participar en un movimiento democrático pacífico, un maestro perdió su atril, un escritor perdió su derecho a publicar y un intelectual público perdió la oportunidad de dar charlas en público. Esto es una tragedia, tanto para mí personalmente como para China, que ya ha visto treinta años de reforma y apertura.
Cuando pienso en ello, mis experiencias más dramáticas luego del 4 de junio están asociadas, sorprendentemente, a los tribunales: Mis dos oportunidades para dirigirme al público han sido proporcionadas por audiencias judiciales en el Tribunal Municipal Popular Intermedio de Pekín, la primera vez en enero de 1991, y nuevamente hoy. A pesar de que los crímenes de los que me han acusado en las dos ocasiones tienen diferente nombre, su sustancia verdadera es básicamente la misma: son crímenes contra la palabra.
Veinte años han pasado, pero los fantasmas del 4 de junio aún no descansan. Luego de mi liberación de la prisión de Qincheng en 1991, yo, que había sido llevado al camino de la disidencia política por las cadenas psicológicas del 4 de junio, perdí también el derecho a hablar en público en mi propio país y solo podía hablar a través de los medios de comunicación extranjeros. Debido a esto, fui sometido a un seguimiento permanente, mantenido bajo vigilancia domiciliaria (de mayo de 1995 a enero de 1996) y fui enviado al programa de reeducación a través del trabajo (de octubre de 1996 a octubre de 1999). Y ahora otra vez he sido empujado al banquillo de los acusados por un régimen con mentalidad de enemigos. Pero todavía quiero decirle a este régimen, que me priva de mi libertad, que me atengo a las convicciones que expresé hace 20 años en mi Declaración de huelga de hambre del 2 de junio: No tengo enemigos, no conozco el odio. Ninguno de los policías que me vigiló, me arrestó y me interrogó, ninguno de los fiscales que me acusó, y ninguno de los jueces que me juzgaron son mis enemigos. Aunque no hay manera de que pueda aceptar su vigilancia, detenciones, procesamientos y sentencias, yo respeto sus profesiones y su integridad, incluidos los dos fiscales, Zhang Rongge y Pan Xueqing, que ahora presentan los cargos en mi contra. Durante el interrogatorio del 3 de diciembre, pude sentir su respeto y su buena fe.
El odio puede erosionar la inteligencia de una persona y su conciencia. La mentalidad de enemigos va a envenenar el espíritu de una nación, incitar crueles luchas, destruir la tolerancia de la sociedad y la humanidad, y obstaculizar el progreso de una nación hacia la libertad y la democracia. Es por eso que espero ser capaz de trascender mis experiencias personales mientras analizo el desarrollo de nuestra nación y el cambio social; espero poder hacer frente a la hostilidad del régimen con mayor buena voluntad; y espero poder disipar el odio con el amor.
Todo el mundo sabe que fue la reforma y apertura que provocó el desarrollo de nuestro país y el cambio social. A mi juicio, la reforma y apertura comenzó con el abandono del “principio rector de la lucha de clases” que tenía la política pública desde la época de Mao, y con la instauración de un compromiso con el desarrollo económico y la armonía social. El proceso de abandono de la “filosofía de lucha”, fue también un proceso gradual de debilitamiento de la mentalidad de enemigos y la eliminación de la psicología del odio, y un proceso de extraer la “leche de lobo” que se había filtrado en la naturaleza humana. [Los escritores en China suelen referirse al adoctrinamiento de la ideología de lucha de clases como “beber leche de lobo”, y a la ideología de la época de la Revolución Cultural como la “cultura de la leche de lobo”, porque habían convertido a los seres humanos en bestias depredadoras como el lobo]. Fue este proceso el que proporcionó un clima de tranquilidad, en casa y en el extranjero, para la reforma y la apertura, con un gentil y muy humano terreno para la restauración de afectos mutuos entre las personas y la convivencia pacífica entre personas de diferentes intereses y valores, lo que estimula a la humanidad para que brote la creatividad y la restauración de la compasión entre nuestros compatriotas. Se podría decir que renunciar a la postura “antiimperialista y antirrevisionista” en las relaciones exteriores y el abandono en el ámbito doméstico de la “lucha de clases” ha sido la premisa básica que ha permitido que la reforma y la apertura continúen hasta este mismo día.
La tendencia del mercado en la economía, la diversificación de la cultura y el cambio gradual en el orden social hacia el Estado de derecho se han beneficiado del debilitamiento de la “mentalidad de enemigos”. Incluso en la arena política, donde el progreso es más lento, el debilitamiento de la mentalidad de enemigos ha llevado a una creciente tolerancia del pluralismo social por parte del régimen y a una sustancial disminución de la persecución de los disidentes políticos. La designación oficial del Movimiento de 1989 también ha cambiado de “caos y alborotos” por “disturbios políticos”. El debilitamiento de la mentalidad de enemigos ha allanado el camino para que el régimen acepte gradualmente la universalidad de los derechos humanos. En [1997 y] 1998, el Gobierno chino se comprometió a firmar los dos principales tratados internacionales de derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas, lo que indica la aceptación de China de los estándares universales de derechos humanos. En 2004, la Asamblea Nacional Popular (ANP) modificó la Constitución, estableciendo por primera vez que “el Estado respeta y garantiza los derechos humanos” y declarando que los derechos humanos se han convertido en uno de los principios fundamentales del Estado de derecho en China. Al mismo tiempo, el actual régimen jurídico propugna las ideas de “poner a la gente primero” y “crear una sociedad armoniosa”, señalando así un progreso en el concepto de derecho de la ANP. También he sido capaz de sentir este progreso a nivel macro a través de mi propia experiencia personal, desde mi arresto.
Aunque sigo manteniendo que soy inocente y que las acusaciones en mi contra son inconstitucionales, ha pasado más de un año desde que perdí mi libertad. Durante este tiempo me han encerrado en dos lugares diferentes, he sido sometido a cuatro interrogatorios de la policía, a tres de los fiscales, y a dos judiciales. Sin embargo, en el manejo de mi caso no me han faltado al respeto, no se han saltado los plazos, ni han intentado extraerme una confesión con violencia. Su estilo ha sido moderado y razonable, y a menudo han mostrado buena voluntad. El 23 de junio, fui trasladado de una residencia bajo vigilancia domiciliaria al Centro de Detención Nº 1 del Buró de Seguridad Pública Municipal de Pekín, conocido como Beikan. Durante mis seis meses en Beikan he visto mejoras en la gestión penitenciaria.
En 1996, pasé tiempo en el viejo Beikan (ubicado en Banbuqiao). En comparación con el antiguo Beikan de hace más de diez años, el actual Beikan presenta una gran mejora, tanto en su hardware (las instalaciones) como en su software (la gestión). En particular, la gestión humana promovida en el nuevo Beikan, basada en el respeto de los derechos y la integridad de los detenidos, ha llevado a una gestión flexible que influye en todos los aspectos de la conducta de los funcionarios de prisiones, y ha encontrado expresión en las “transmisiones televisivas reconfortantes”, la “revista de arrepentimiento”, y la música antes de las comidas, al despertar y antes de dormir. Este estilo de gestión permite a los detenidos experimentar un sentido de dignidad y calidez, y despierta su conciencia hacia el mantenimiento del orden en la prisión y hacia la oposición a los matones existentes entre los reclusos. No solo ha proporcionado un entorno de vida humana a los detenidos, sino que también ha mejorado el contexto de sus procesos judiciales respectivos y su estado de ánimo. He tenido contacto cercano con el funcionario del correccional Liu Zheng, quien ha estado a cargo de mi celda, y su respeto y cuidado hacia los detenidos podía verse en cada detalle de su trabajo, en cada una de sus palabras y acciones, que transmiten una sensación de calidez. Tal vez fue la buena fortuna que me permitió conocer a este sincero, honesto, concienzudo, y amable funcionario de prisiones, durante mi tiempo en Beikan.
Es precisamente a causa de tales convicciones y mi experiencia personal que creo firmemente que el progreso político de China no va a detenerse, y yo, lleno de optimismo, espero la llegada de una futura China libre. Porque no hay fuerza que pueda poner fin a la búsqueda humana de la libertad, y China al final se convertirá en una nación regida por la ley, donde reinan los derechos humanos. También espero que este tipo de progreso se pueda reflejar en este juicio mientras espero la decisión imparcial del tribunal, una decisión que resista la prueba de la historia.
Si se me permite decirlo, la experiencia más afortunada de estos últimos veinte años ha sido el amor desinteresado que he recibido de mi esposa, Liu Xia. Ella no ha podido estar hoy presente en la corte, pero todavía quiero decirte, querida mía, que creo firmemente en que tu amor por mí seguirá siendo el mismo que ha sido siempre. A lo largo de todos estos años que he vivido sin libertad, nuestro amor se ha llenado de amargura impuesta por circunstancias externas, pero cuando saboreo su recuerdo, sigue siendo infinito. Estoy cumpliendo mi condena en una prisión tangible, mientras tú esperas en la intangible cárcel del corazón. Tu amor es la luz del sol que salta por encima de estas altas paredes y penetra entre los barrotes de la ventana de mi celda, acariciando cada centímetro de mi piel, dando calor a cada célula de mi cuerpo, permitiéndome mantener siempre la paz, la apertura y la alegría en mi corazón, y llenando de significado cada minuto de mi tiempo en la cárcel. Mi amor por ti, por su parte, está tan lleno de remordimiento y pesar que a veces me hace tambalear bajo su peso. Soy una piedra insensata en el desierto, azotada por fuertes vientos y lluvias torrenciales, tan fría que nadie se atreve a tocarme. Pero mi amor es sólido y fuerte, capaz de perforar cualquier obstáculo. Incluso si me aplastaran hasta convertirme en polvo, usaría mis cenizas para abrazarte.
Querida mía, con tu amor puedo enfrentar mi juicio inminente con calma, sin remordimientos de las decisiones que he tomado y esperando el mañana con optimismo. Espero [el día] en que mi país sea una tierra con libertad de expresión, donde las expresiones de cada ciudadano sean tratadas con el mismo respeto, donde los diferentes valores, ideas, creencias y posiciones políticas […] puedan competir entre sí y coexistir pacíficamente; donde las opiniones de la mayoría y la minoría sean garantizadas por igual, y, en particular, donde las opiniones políticas que difieren de las que estén en el poder, sean plenamente respetadas y protegidas; donde todos los puntos de vista políticos se extiendan bajo el sol para que las personas elijan; donde cada ciudadano pueda afirmar, sin temor, sus opiniones políticas; y donde nadie pueda, bajo ninguna circunstancia, sufrir persecución política por expresar opiniones políticas divergentes. Espero ser la última víctima de la interminable inquisición literaria de China y que de ahora en adelante nadie sea incriminado por hablar.
La libertad de expresión es el fundamento de los derechos humanos, el origen de la humanidad, y la madre de la verdad. Estrangular la libertad de expresión significa pisotear los derechos humanos, reprimir la humanidad, y suprimir la verdad.
Con el ejercicio del derecho a la libertad de expresión que le confiere la Constitución, uno debería cumplir con la responsabilidad social de todo ciudadano chino. No hay nada delictivo en todo lo que he hecho. [Sin embargo], si se formulan cargos en mi contra por esto, no tengo ninguna queja. Gracias a todos".
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
















jueves, 22 de diciembre de 2022

De la reforma penal

 







Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz viernes. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy va de las medidas del gobierno sobre la reforma penal, pero es que, como dice en ella el escritor Jordi Amat,  es muy posible que sean chapuceras y se hayan aprobado por cálculo, pero nadie se pregunta cuáles serían las consecuencias de que cuarenta políticos catalanes actualmente encausados vayan a prisión. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Nada más por mi parte salvo desearles que sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.









Todos a la cárcel
JORDI AMAT
18 DIC 2022 - El País

¿Cuáles serían las consecuencias del encarcelamiento de varias decenas de políticos actualmente procesados por su participación en el procés y la organización del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017? En el contexto de degradación institucional de las últimas semanas, cuando según unos y otros han dado varios golpes de Estado los otros y los unos, esta pregunta no ha sido formulada.
Como mucho se ha hablado de si Oriol Junqueras dejaría de estar inhabilitado y podría presentarse a unas elecciones autonómicas o sobre cómo los vergonzosos atajos en el Código Penal podrían aclarar la laberíntica situación judicial del eurodiputado Carles Puigdemont. Pero más allá de la situación de los dos últimos líderes del procés, cuya rivalidad partidista radicalizó su nefasto y estéril desenlace, hay una extensa lista de altos cargos de la Generalitat, de ahora y de entonces, que esperan sentencia. Y podría llevarlos a la cárcel. No son uno ni dos. Podrían ser casi cuarenta. Cinco años después del estallido de una crisis larvada durante una década, y de la que no fue un actor menor un Tribunal Constitucional manipulado desde fuera, este escenario penal no debe descartarse a medio plazo y es ingenuo pensar que no tendría consecuencias. Por supuesto electorales. Sobre todo políticas. También sociales.
Si el Tribunal Supremo condenó por sedición a quienes impulsaron el referéndum, en poco tiempo se juzgará a quienes presuntamente lo hicieron posible desde distintas consejerías y distintos niveles de la administración autonómica. Los que podrían ser condenados a penas de cárcel son los acusados de malversación de caudales públicos. Hay de todo. Desde quien creó las herramientas informáticas para reclutar a voluntarios hasta quien impulsó viajes de observadores internacionales para legitimar el proceso electoral. Desde los responsables de los medios de comunicación de la Generalitat, a los que se acusa por haber autorizado la difusión de campañas para promover el referéndum, hasta quien encargó a empresas privadas el material para votar más allá de las urnas. A esas causas se suman otras en las que, en algunos casos, están implicadas las mismas personas. Por ejemplo, la que juzga la acción exterior desarrollada entre los años 2010 y 2017. Podría afectar a algunos de los políticos nacionalistas más destacados de las dos primeras décadas del siglo. No todos pueden ser condenados con penas de cárcel, pero la mayoría, en teoría, sí deberá pagar considerables multas impuestas por el Tribunal de Cuentas para devolver el dinero malversado con el propósito de difundir por el mundo el argumentario del procés en conferencias, cenas con periodistas, contratando lobistas...
Este nudo penal, con ramificaciones europeas, constituye el auténtico conflicto en Cataluña. No es el referéndum de autodeterminación. No hay mayorías internas, no hay marco legal y tardará mucho en haber confianza. Estamos donde estamos y se esperaría que Esquerra fuese leal a lo real. No es momento para volver a un proyecto derrotado e ilusorio, condicionado por los intereses de las elites independentistas, pero sí es real otra expectativa latente desde la concesión de los indultos: la posibilidad de desmontar desde la política la respuesta penal que se dio al procés. Nadie a quien no ciegue el más ofuscado partidismo defenderá el carácter impoluto de las medidas aprobadas por la mayoría parlamentaria que sostiene a Pedro Sánchez. Sí es sí: son medidas chapuceras que podrían sacar de la cárcel a corruptos de tomo y lomo. Se han aprobado por cálculo, sin duda, pero también pensando que las consecuencias podrían ser peores. Porque lo que se discute de fondo, además de los casos individuales, es la posibilidad de proseguir en la normalización institucional en Cataluña después de su colapso. Y también hay a quien le interesa que esto no suceda.
Si cuarenta políticos van a la cárcel, las consecuencias políticas y sociales más plausibles podrían ser estas: instalarnos en la histérica espiral de polarización en clave nacionalista, radicalizar aún más las posiciones en un año electoral que pinta cainita y regresar a la dinámica de acción-reacción que es la condición necesaria para desestabilizar de nuevo al Estado.























miércoles, 21 de diciembre de 2022

De la fragilidad de las democracias





Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz jueves. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy va de la fragilidad de las democracias, que como dice en  ella el analista político Andrea Rizzi, un catarata de episodios a escala comunitaria y nacionales nos recuerda cada día. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Nada más por mi parte salvo desearles que sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.









Vergüenzas democráticas
ANDREA RIZZI
17 DIC 2022 - El País

El año que se aproxima a su fin ha registrado varias buenas noticias para las democracias occidentales. En América, los dos gigantes —EE UU y Brasil— han sorteado bien los riesgos de elecciones que conllevaban aspectos tóxicos; en Europa, han mantenido una notable unidad frente a la brutalidad rusa. En conjunto, han capeado razonablemente bien aguas revueltas, demostrando su superioridad militar y tecnológica, mientras regímenes autoritarios como China, Rusia e Irán sufren en medio de gravísimos problemas y gran malestar ciudadano. Ello no impide que las democracias, y entre ellas las europeas, afronten desafíos formidables y episodios vergonzantes. La lista es nutrida, como evidencia la actualidad.
Los elementos que afloran en Bruselas relacionados con el presunto caso de sobornos de Qatar son, cómo no, sumamente inquietantes. Tendrá que pronunciarse la justicia, pero lo que se entrevé tiene potencial de crear un enorme boquete en la credibilidad del proyecto europeo común. El riesgo de erosión de la confianza es enorme, sus detractores no tardarán en usar la munición. Es esencial que la reacción democrática sea correcta, sin eludir responsabilidades desviando la atención hacia enemigos exteriores, sin empeorar el incendio por intereses partidistas, y concentrándose en cómo mejorar el entorno para evitar casos como el que se perfila. Evitar por completo desviaciones humanas es imposible. Pero en calles bien iluminadas, controladas, pulcras, se delinque o ensucia menos que en las abandonadas y oscuras.
La democracia española prosigue en su descenso hacia el Averno. La derecha tiene la culpa original y trascendental de un bloqueo del Poder Judicial y de otros órganos clave que es un torpedo contra la arquitectura institucional y que obviamente se explica por un descarado interés partidista. De ese enroque provienen grandes lodos. Además, tiene la responsabilidad de una injustificada erosión de la legitimidad de la acción política basada en el resultado de las urnas. La coalición gubernamental procede de forma equivocada para sortear aquel bloqueo, mientras su gestión de la cuestión catalana, formalmente justificada con el ideal de desinflamar el conflicto, también deja entrever el triste perfil del cálculo partidista —acertado o no, se verá—. La nocturnidad de votaciones y comparecencias y la urgencia inaudita de ciertas acciones dejan la sensación de que, al margen de la defensa retórica de las medidas, los propios impulsores de las mismas no están muy orgullosos de ellas.
Hay muchos elementos para considerar que las responsabilidades de los primeros tienen una envergadura claramente mayor que las de los segundos. Es por supuesto legítimo que otros consideren lo contrario. Lo que es inadmisible y peligrosa es la propensión de tantos a agigantar los errores del bando adversario y obviar por completo o minimizar hasta la insignificancia los del propio. Precisamente, complica el pronóstico español la abundancia de cíclopes político-mediáticos, gigantescos no por su altura moral o intelectual sino por el tamaño grueso de las palabras, refractarias a cualquier anhelo honrado de comprender. Dotados de un solo ojo, siempre lo dirigen hacia la parte al otro lado de la trinchera que desgarra España. “Justos son dos, y son ignorados” (Inf. VI), clamó Dante en un celebre verso dedicado a la escasez de espíritus independientes y constructivos en una Florencia desgarrada por la lucha de facciones. Versos muy apropiados para la España del siglo XXI.
Hay mucho más. Indicios de racismo y discriminación en la diplomacia holandesa —después del terrible escándalo de los miles de familias acusadas erróneamente de percibir ayudas sociales con una lupa investigativa claramente racista—; las amenazas del Partido Conservador británico de dificultar aún más el derecho a la huelga en medio de una oleada de protestas por la subida del coste de la vida; una trama golpista descabezada en Alemania; turbios indicios de espionaje ilegítimo a opositores y periodistas en Grecia…
Conviene no dar por descontada la solidez democrática. Todos sus partidarios tenemos la responsabilidad de ponderar bien las consecuencias de nuestras acciones y omisiones, máxime en medio de espirales perversas. Lógicas de rebaño, equidistancias perezosas o interesadas, simple desinterés son parte del problema, no de la solución.


















 



[ARCHIVO DEL BLOG] Eisenhower en Madrid. [Publicada el 22/12/2009]

 




A finales de los años 50 circulaba en Madrid una especie de chiste-adivinanza que decía así: "Franco lo tiene corto, Eisenhower lo tiene largo, y el Papa lo tiene, pero no lo usa. ¿Qué es?"... ¿Lo saben ustedes?... Al final de mi entrada de hoy tienen la solución.
Interesantísimo, al menos para mi que me pierde mi deformación profesional por la historia, el artículo de ayer en El País: "Cuando Eisenhower visitó a Franco", escrito por el profesor de Historia de la Universidad Complutense de Madrid, Nigel Townson, relatando el día que el presidente de los Estados Unidos, Dwight David Eisenhower, visitó España y fue recibido en Madrid por Franco en olor de multitudes. Eso fue tal día como ayer de hace 50 años. El 21 de diciembre de 1959.
Yo estuve allí, en la Plaza de España, con mis 13 años, acompañando a mi padre. No recuerdo gran cosa del hecho en sí. Hubo dos momentos que sí se me quedaron grabados en la mente: uno, cuando pasaron en coche descubierto -con un frío que pelaba- por la plaza, y fue el de que mi padre me puso a horcajadas sobre sus hombros para que los viera. Me llamó la atención la gran diferencia de talla entre ambos. Y no estoy haciendo un chiste ni un juicio de valor porque a esa edad se me escapaban esas matizaciones. Hablo sólo de talla física... El otro, cuando apagaron todas las luces de los edificios de la plaza y sólo quedaron encendidas las de algunas ventanas del edificio de la Torre de Madrid que conformaban sobre su fachada la palabra "IKE", el diminutivo con el que era conocido el presidente Eisenhower desde los tiempos en que comandaba las fuerzas aliadas en la II Guerra Mundial.
Espero que les resulte interesante el artículo. Tiene enjundia, porque aquella visita visualizaba a los ojos del mundo y de los españoles el final del aislamiento internacional del régimen franquista. Cosas de la "guerra fria"...
¿Adivinaron ya que lo Franco tenía cortito, Eisenhower largo y el Papa no usaba?... ¿No? ¿De verdad?... ¡No me lo creo!, ¡pero si es la mar de sencillo!... Se trata del apellido, no me sean mal pensados... HArendt












martes, 20 de diciembre de 2022

De los jueces y la separación de poderes

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz miércoles. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy va de como entienden algunos jueces eso de la separación de poderes, porque como dice en ella el exmagistrado del Tribunal Supremo, José Antonio Martín Pallín, el Gobierno no debe renunciar a renunciar a sus competencias, y tiene que publicar los nombramientos de sus dos magistrados en el Tribunal Constitucional y evitar una crisis institucional, que solo sería atribuible al desprecio de la legalidad por una mayoría de jueces del alto tribunal. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Nada más por mi parte salvo desearles que sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.








Al Tribunal Constitucional lo renueva la ley, no las matemáticas
JOSÉ ANTONIO MARTÍN PALLÍN
16 DIC 2022 - El País

Hace dos semanas, conocimos la decisión del Gobierno de nombrar a los dos magistrados del Tribunal Constitucional que, según la Constitución y su ley orgánica, le corresponden. A partir de este trámite no puede surgir ningún impedimento para que, una vez publicados sus nombramientos en el BOE, tomen posesión de sus cargos sustituyendo a los dos magistrados nombrados por el anterior Gobierno, Pedro González-Trevijano y Antonio Narváez. Pero lo que es legal, siguiendo una lectura, gramatical, lógica y racional del texto constitucional, su ley orgánica y antecedentes jurisprudenciales no se acepta por un sector del Tribunal Constitucional, que alega que la sustitución ha de hacerse por tercios completos. Esta posición se basa en una simple operación matemática al alcance de cualquier escolar.
El actual presidente del Tribunal, González-Trevijano (nombrado magistrado el 12 de junio de 2013) se resiste a ejar su cargo, esbozando la teoría de que las matemáticas, es decir, un tercio, son la ley y que, por tanto, los cuatro nuevos magistrados (dos del Gobierno y dos del Consejo General del Poder Judicial) deben tomar posesión al mismo tiempo. En ningún lugar de la Constitución ni de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional se dice que los nombramientos deben hacerse conjuntamente como si se tratase de un solo órgano constitucional. Tanto el Gobierno como el Consejo del Poder Judicial son órganos constitucionales autónomos, con sus respectivas responsabilidades.
El artículo 159.1 de la Constitución se limita a decir que el Tribunal Constitucional se compone de 12 miembros: cuatro a propuesta del Congreso, cuatro a propuesta del Senado, dos a propuesta del Gobierno y dos a propuesta del Consejo General del Poder Judicial. La redacción del artículo no deja margen para artificios interpretativos que obliguen al Gobierno y al Consejo a demorar la efectividad de sus nombramientos, a la espera de lo que decida cualquiera de ellos. Lo único que puede sostenerse, con arreglo a la lógica más elemental, es que los órganos constitucionales no pueden nombrar a cinco magistrados.
El Código Civil, en su artículo 3, establece las pautas interpretativas de todas las normas de nuestro ordenamiento jurídico. Se debe atender al sentido propio de sus palabras en relación con el contexto, con sus antecedentes históricos y legislativos y con la realidad social. En este debate no podemos acogernos a los antecedentes históricos y legislativos ni interviene la realidad social; simplemente disponemos de las normas y el sentido literal de sus palabras. Ya he comentado lo que, a mi juicio, da de sí la interpretación literal del artículo 159.1 de la Constitución. Para profundizar con mejor criterio sobre el tema debatido, juega un papel fundamental la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, de 3 de octubre de 1979. Carece de exposición de motivos, por lo que no disponemos como pauta interpretativa del pensamiento del legislador. Por ello tenemos que atenernos exclusivamente al contenido de su articulado.
Según el artículo 2 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, este órgano solo tiene la competencia para la simple verificación de los nombramientos de los magistrados del Tribunal Constitucional y juzgar “si los mismos reúnen los requisitos requeridos por la Constitución y la presente ley”. En síntesis, comprobar si son juristas de reconocida competencia con más de 15 años de ejercicio profesional. Esta función, según el artículo 10, la debe realizar el Tribunal en pleno.
El artículo 17 de la ley orgánica refuerza la autonomía de cada uno de los órganos constitucionales al establecer que antes de los cuatro meses previos a la fecha de expiración de los nombramientos, el presidente del tribunal solicitará de los presidentes de los órganos que han de hacer las propuestas para la designación de los nuevos magistrados que inicien el procedimiento para ello. Luego, el Gobierno y el Consejo, cada uno por su lado, tienen la obligación constitucional de proceder al nombramiento de los magistrados que les corresponden.
Por si existiesen dudas sobre su alcance, se puede acudir a la sentencia de 15 de noviembre de 2016, del pleno del Tribunal Constitucional, firmada por González-Trevijano, en la que se establece una doctrina que aclara perfectamente la posibilidad de nombramientos independientes, sin necesidad de esperar al otro órgano constitucional. Solventando un conflicto surgido por el nombramiento de los vocales del Consejo General del Poder Judicial, que otorga 10 al Congreso y 10 al Senado, declara que se puede constituir válidamente el Consejo con los 10 vocales nombrados por una de las dos Cámaras y determina los efectos que se derivan de la Cámara que haya incumplido el plazo de designación. Con mayor precisión, advierte de que en la interpretación de las normas no se puede ir más allá de donde la Constitución no lo haga de manera inequívoca. Rechaza la tesis de que todos los nombramientos se tengan que hacer en “unidad de acto” y admite que puede haber “renovaciones parciales”. Se trata con ello de eliminar “situaciones de bloqueo”.
El señor González-Trevijano, que yo recuerde, no ha expresado de forma pública y oficial su intención de denegar el nombramiento de los dos magistrados designados por el Gobierno hasta que no se proceda por el Consejo al nombramiento de los dos que le corresponden, pero ha transmitido a varios medios que esa es la interpretación que él hace del texto constitucional. Esta es la opinión que, al parecer, comparten varios magistrados pertenecientes a la línea más conservadora y que conforman la mayoría.
Si el Gobierno, de forma coherente y en virtud de un acuerdo del Consejo de Ministros, ha designado a un magistrado y a una magistrada, lo debe publicar en el Boletín Oficial del Estado y transmitirlo para que el pleno del Tribunal Constitucional verifique exclusivamente si reúnen los requisitos y condiciones establecidos por la Constitución y la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. En dicho pleno y por aplicación de las normas supletorias que regulan las abstenciones y recusaciones de los jueces, tanto González-Trevijano como Antonio Narváez deben abstenerse de intervenir, ya que tienen un claro conflicto de intereses. Su voto en el sentido negativo se debe interpretar como una decisión interesada en conservar a
ultranza sus propios cargos, que ya están caducados por el propio texto de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional. La decisión de participar en la votación sería un grave atentado a la independencia, imparcialidad y dignidad que la ley orgánica exige a todos los componentes del Tribunal Constitucional, con un grave deterioro de su prestigio.
Es cierto que las resoluciones del Tribunal Constitucional no pueden ser objeto de revisión por ningún otro poder o institución. Este choque institucional, al margen de la degradación del concepto de justicia que deben defender sus componentes, podría llevarnos a un conflicto institucional, en el que se puede comprometer a la persona del Rey, ya que, según el artículo 56 de la Constitución, se le concede la función de arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones del Estado.
Espero que el Gobierno no renuncie a sus competencias, que publique los nombramientos de sus dos magistrados en el BOE y se evite una crisis institucional, que solamente sería atribuible al desprecio de la legalidad constitucional, ni más ni menos que por una mayoría de magistrados del Tribunal Constitucional que, no en vano, es el máximo intérprete de la Constitución.





















[ARCHIVO DEL BLOG] La urgencia del Otro. [Publicada el 21/12/2017]

 





En la todavía nebulosa herencia del proceso independentista, mezclada entre la fuga de empresas, la energía vital dilapidada y la inestabilidad general, destaca la pérdida decisiva que España y Cataluña tendrán que subsanar con mayor urgencia a partir de las elecciones de hoy: la pérdida del rostro del Otro, escribe en El Mundo el corresponsal en España de la Agencia Alemana de Prensa (DPA), Pablo Sanguinetti. 
El rostro del Otro no es una imagen más en la sociedad de la imagen, comienza diciendo Sanguinetti. El rostro del Otro es una presencia mágica que nos interpela y nos revela humanos, según el filósofo de la alteridad Emmanuel Lévinas. Es la marca de desnudez y vulnerabilidad que "abre el discurso original", el encuentro que funda toda ética y toda metafísica.
Puede parecer demasiado filosófico, pero también lo es el problema de fondo en la España de 2017,donde los soberanistas y sus detractores han quedado cegados al Otro y han abierto una "grieta" -en términos bien conocidos en Argentina- de consecuencias devastadoras para una democracia.
Encontrar al Otro no significa buscar la equidistancia o abrir una negociación política, muy cuestionable ya con las condiciones y los actores actuales, sino reactivar un diálogo social en sentido amplio y abandonar las prácticas políticas y mediáticas concretas que han venido erosionándolo.
El rostro del Otro se desvanece cuando los políticos apuestan por hablar al sector más radical de su electorado. Cuando un diputado subvierte el sentido del Congreso -la casa institucional del diálogo- montando un espectáculo personal de impresoras, esposas y amenazas. Cuando los canales públicos en Madrid o Barcelona programan horas de tertulia monocroma con invitados que representan sólo una de las partes.
El rostro del Otro recobra en cambio consistencia humana a través un debate sincero y plural en en el que representantes de los cinco grandes partidos en Cataluña mostraron su capacidad para llevarlo a cabo al discutir juntos en La Sexta un mes antes de las elecciones, en un encuentro inusual que dejó una escena clave para entender de qué sirve un diálogo y qué es el Otro.
Se produjo cuando el republicano Joan Tardà insistió en que el Gobierno había amenazado con "muertos en la calle" si continuaba el proceso independentista. Podía esperarse una réplica furibunda de Javier Maroto, un hombre que no es famoso por su prudencia, pero el popular respondió en 15 segundos explicando que eso era falso y ofreciendo a Tardà el argumento más fútil y al mismo tiempo más eficaz que puede usarse en cualquier discusión: "Estoy convencido de que tú lo sabes".
Es la diferencia entre una acusación estratégica lanzada a un enemigo abstracto en el vacío (que es a donde mira Tardà en su intervención) y una respuesta ofrecida de forma personal a un interlocutor que se reconoce humano y que tiene rostro y ojos (que es a donde mira Maroto en la suya). El cambio de código que debería comenzar a operarse con la campaña e intensificarse después de los comicios.
La cuestión esencial detrás de ese giro se reduce a una pregunta: ¿se puede hablar con quien defiende lo opuesto? Cualquiera que haya tenido un amigo, una familia, una pareja sabe por experiencia que sí. Y esto al menos por tres motivos.
El primero es que las diferencias suelen limitarse a un tema puntual, fuera del cual predominan las coincidencias. El segundo, que un debate político tan arduo como el catalán se articula desde hace ya tiempo fuera de lo racional, incluso en sus aspectos más prácticos. Como ocurre por antonomasia en cualquier nacionalismo, el debate es en realidad sentimental. Y los sentimientos, a diferencia de los números, tienen contornos lo suficientemente difusos como para encontrarse. El tercer motivo, el motivo definitivo, el que parece haberse silenciado hasta desatar la debacle social de la pérdida del rostro del Otro, es que un diálogo no se instaura para convencer, sino para entender y ser entendido. O incluso, en un estado previo, para comprobar que el otro tiene la voluntad de entender y ser entendido. En ese sentido, la mera existencia del diálogo constata ya su éxito. Nuestra realidad doméstica está recorrida por diálogos que destraban conflictos de forma imprevisible sin necesidad de que las partes abandonen sus posturas iniciales o cicatricen los rencores.
Un diálogo de ese tipo da lugar al episodio cumbre de la obra que funda buena parte de nuestra cultura. El anciano rey de Troya, Príamo, comete la insensatez de colarse en el campamento enemigo y presentarse ante el temible Aquiles. Acude a pedirle el cadáver de su hijo, Héctor, que el héroe griego mató por venganza y ahora profana. Le besa las manos "que tantos hijos le habían asesinado".
Cada uno acaba de perder a su ser más querido por culpa del bando que representa el otro. Cada uno está, a su modo, condenado. El encuentro no cambia el curso de la guerra, que Troya perderá poco después. Ninguno perdona al otro. No sienten menos dolor ni menos odio. Pero esa noche lloran juntos, porque entienden que su pena es la misma. "Los gemidos de ambos se elevaban por toda la estancia".
La imagen, por lo demás, no sorprende: hasta llegar a ese punto culminante, y sin dejar de regodearse en descripciones de miembros cercenados y ojos arrancados por picas, la mentalidad homérica diseminó por toda la Ilíada episodios de humanidad entre rivales. La guerra inicial, nuestra gran guerra, está narrada sin presentar un bando bueno y otro malo.
El ejemplo épico revela otro componente crucial del diálogo: su poder mágico es presencial. La misión suicida de Príamo no habría tenido éxito -ni sentido literario- a través de un emisor. No es solo que percibamos en los gestos del otro tanto o más que en sus palabras, sino que la mera comparecencia física despliega una serie de promesas: asume y fuerza una responsabilidad, ofrece el cuerpo como garantía, asegura algo tan básico como un mínimo de tiempo disponible para el otro. El último punto no es menor. Que algunas redes sociales dificulten el diálogo y amurallen las ideas propias se debe no solo a los diversos grados de anonimato que ofrecen, sino también a una simple cuestión de tiempo y concentración: el volumen de información a procesar en internet nos excede.
Cada titular, comentario y tuit exige ser juzgado del modo más rápido posible para poder pasar al siguiente. 
Ante esa presión, la única eficacia posible consiste en clasificar en categorías binarias (es de los míos/es enemigo) basándose en prejuicios (escribe para ese medio, usó esa palabra, tiene ese apellido). Con su apelación y su individualidad, la presencia del rostro del Otro impide esos procesos.
Es una de las conclusiones a las que llega el profesor estadounidense Alan Jacobs en un libro reciente titulado How to Think. En Estados Unidos, un país con otra grieta que escaló a catástrofe de dimensiones presidenciales, Jacobs sostiene que la tendencia natural a dividir el mundo entre "los que están conmigo" y "los que están contra mí" constituye "el primer impedimento para pensar". Cegarse al Otro es, en resumen, una forma de estupidez.
Para Lévinas entraña algo aun peor. El primer mensaje que envía el rostro desnudo del Otro, dice, es "No me mates". Una metáfora que las atrocidades del siglo XX volvieron muy literal, como aprendió en carne propia el filósofo judío en los campos de concentración. Dejar de dialogar despoja al Otro de humanidad, pero también a uno mismo.
Las agresiones ultras, los escraches a políticos y sedes, el discurso del rencor, los muñecos con siglas de partidos colgando de puentes no son irrupciones espontáneas. Aparecen como avisos de una tormenta alimentada de forma más o menos inconsciente por personas, actitudes y medios concretos. Frenarla se presenta como una urgencia histórica que deberían compartir todas las partes más allá de sus diferencias. El Otro es hoy nuestro mayor aliado.
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: vámonos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt











lunes, 19 de diciembre de 2022

[ARCHIVO DEL BLOG] El asesinato de Carrero Blanco, cuarenta años después. [Publicada el 20/12/2013]





Hoy hace 40 años. "En Madrid, el jueves día 20 de diciembre de 1973 amaneció nublado. El presidente del Gobierno español, don Luis Carrero Blanco, se disponía a iniciar una jornada más de trabajo". Así se iniciaba el libro que me ha servido para dar título a la entrada de hoy: "El día en que mataron a Carrero Blanco" (Planeta, Barcelona, 1974), escrito por Rafael Borràs, Carlos Pujol y Marcel Plans, apenas unos meses después del atentado de ETA que le costó la vida al presidente del gobierno. Una excelente y documentada fuente de información (más 400 páginas y numerosísimas fotografías) a pesar de las difíciles circunstancias del momento, que los autores definían como el suceso más importante desde el final de la guerra civil.

Dos recientes artículos en El País recrean el acontecimiento. El primero de ellos: "El cráter del Régimen", de Luis R. Aizpeloa, en el que entrevista simultáneamente al que fuera responsable de los servicios secretos españoles en el País Vasco, Ángel Huarte, y al exetarra Ángel Amigo, recreando paso a paso la preparación del atentado por parte de ETA; el segundo: "El guardian del orden de Franco", del historiador Julian Casanova, en que desmonta la leyenda creada en torno a la figura del almirante que se convirtió en "delfín" de Franco, en parte creada por el propio Carrero y por sus aliados del "Opus Dei", con López Rodó a la cabeza, mortalmente enfrentados al sector "azul" del Régimen, que representaban figuras como Fraga o Solís, por el control del aparato del poder a la hora de la muerte del dictador que se auguraba próxima. Y en el mismo diario, Josep Ramoneda, en un artículo titulado "Pequeñas historias con importancia", revela las confidencias que sobre el atentado le hicieron en su día el rey Juan Carlos y el que fuera ministro del Interior en el gobierno de Suárez, Rodolfo Martín Villa.

Los días que siguieron al magnicidio supusieron una involución en las escasas posibilidades de transformación pacífica del franquismo en una democracia que se atisbaban en aquellos momentos. El nombramiento de Carlos Arias como sucesor de Carrero, en lo que se conoce, a causa de las presiones en su favor del círculo familiar de Franco, y que era ministro de la Gobernación en el momento del atentado y por lo tanto responsable del aparato de seguridad del Régimen, no presagiaban nada en favor de ello.

¿Qué hubiera pasado si Franco hubiese designado presidente del gobierno a Fernández-Miranda, vicepresidente del gobierno con Carrero, y representante del ala "aperturista" del Régimen en lugar de a Arias Navarro? Eso es ya historia-ficción... Como lo es también, en este caso, la enigmática frase que Franco pronunciara, echando mano del refranero tradicional, tras la muerte de Carrero: "No hay mal que por bien no venga".

Al contrario de otros acontecimientos históricos vividos por mí, no guardo ningún recuerdo especial de aquellos días de zozobra: de alegría para algunos, los menos; de miedos, los más, para otros. Recuerdo que estaba de vacaciones pues siempre dejábamos mi mujer y yo dos semanas de las mismas para Navidades, y aquel día nos visitaba en nuestra casa en Las Palmas, un amigo de la infancia y su mujer, de vacaciones en Gran Canaria. Un dato curioso: ese amigo era -le he perdido la pista por completo- comisario de policía en Madrid. A mi mujer y a mí nos llamó la atención que no se reincorporara a su puesto inmediatamente y que no mostrara la menor preocupación por el atentado... ¿Teorías conspiratorias?, no seré yo quién juegue a eso, y menos a estas alturas de la historia. Tampoco los entrevistados en el reportaje citado más arriba creen en ella. 

Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates: "Ιωμεν", vámonos. Tamaragua, amigos. HArendt