La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial.
Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos.
Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación?
Continúo hoy la serie de retazos literarios con el relato titulado El pozo, de Luis Mateo Díaz (1942), escritor y académico español. Entre 1963 y 1968, participó en la redacción de la revista poética Claraboya junto a Agustín Delgado, Antonio Llamas y Ángel Fierro. Por ese entonces aparecieron sus primeros poemas, que fueron reunidos en 1972 en Señales de humo. Sin embargo, su creación lírica fue efímera y dejó paso definitivamente a la ficción narrativa. Su primer libro de cuentos, Memorial de hierbas, apareció en 1973 y su primera novela, Las estaciones provinciales, en 1982. A estas le han seguido muchas otras, algunas de las cuales han obtenido prestigiosos premios, como el nacional de Narrativa y el de la Crítica, y otras llevadas al cine. En junio del 2000 fue elegido miembro de la Real Academia Española. Les dejo con su relato.
EL POZO
por
Luis Mateo Díaz
Mi hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años.
Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo
y la circunstancia de la familia numerosa. Veinte años después
mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al
que nadie jamás había vuelto a asomarse. En el caldero
descubrió una pequeña botella con un papel en
el interior. "Este es un mundo como otro cualquiera",
decía el mensaje.
Patio interior de la Casa de Colón, Las Palmas de Gran Canaria
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt
Entrada núm. 4575
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"Atrévete a saber" (Kant); "La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire); "Estoy cansado de que me habléis del bien y la justicia; por favor, enseñadme de una vez para siempre a realizarlos" (Hegel)