Bartolomé Leonardo de Argensola
Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos? Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado.
El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.
Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el de Bartolomé Leonardo de Argensola (1562-1631) que comienza con el verso "Yo os quiero confesar, don Juan, primero". Poeta e historiador español del Siglo de Oro, cursó en Huesca estudios de Filosofía y Jurisprudencia, y más tarde de Griego, Retórica e Historia Antigua en Zaragoza bajo la dirección de Andrés Scoto. Posteriormente, en la Universidad de Salamanca, estudia Derecho Canónico y Teología. Y allí conoce a Fray Luis de León con quien comparte la afición por los clásicos y es ordenado sacerdote con veintidós años. Tanto él como su hermano Lupercio fueron protegidos de Fernando de Aragón y Gurrea, duque de Villahermosa. Fue nombrado capellán de la emperatriz María de Austria. Conoce a Cervantes y a Lope de Vega, y en 1613 acompaña en el séquito de literatos al Conde de Lemos a tomar posesión del Virreinato de Nápoles, donde participaría de las actividades de la Academia de los Ociosos. Fue Cronista Mayor de la Corona de Aragón. Miguel de Cervantes le elogia en el «Canto de Calíope» de La Galatea. En su obra poética destaca por su clasicismo, que entronca con la poesía latina Su modelos más imitado son Horacio y Marcial.
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YO OS QUIERO CONFESAR, DON JUAN, PRIMERO
Yo os quiero confesar, don Juan, primero,
que ese blanco y carmín de doña Elvira
no tiene de ella más, si bien se mira,
que el haberle costado su dinero.
Pero también que confeséis yo quiero
que es tanta la beldad de su mentira,
que en vano a competir con ella aspira
belleza igual en rostro verdadero.
¿Qué, pues, que yo mucho perdido ande
por un engaño tal, ya que sabemos
que nos engaña igual Naturaleza?
Porque ese cielo azul que todos vemos
ni es cielo ni es azul; ¿y es menos grande,
por no ser realidad, tanta belleza?
Bartolomé Leonardo de Argensola
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Las viñetas que acompañan la entrada son todas del dibujante canario Padylla, que las publica en el diario La Provincia de Las Palmas de Gran Canaria, y que suele satirizar con buen humor la política local canaria. Disfrutenlas.
VIÑETAS DE PADYLLA