martes, 30 de septiembre de 2025

DE LAS ENTRADAS DEL BLOG DE HOY MARTES, 30 DE SEPTIEMBRE DE 2025

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz martes, 30 de septiembre de 2025. El exilio es dramático, pero no entiendo a quienes lo sufren y aun así se suman a discursos excluyentes y xenófobos, comenta en la primera de las entradas del blog de hoy el escritor cubano Leonardo Padura. En la segunda, un archivo del blog de septiembre de 2014, HArendt comentaba que una de las razones de que los títulos de muchas entradas del blog fueran "entrecomillados" no era solo la falta de respuesta clara del autor, es decir, de él, a lo que se planteaba en el titulo; sino que tampoco tenía clara cual debería ser la pregunta; será por eso que decía Dante de que "tanto como saber le agradaba dudar", o el más cercano en el tiempo, Voltaire, de que "la verdad era una fruta que convenía cogerse muy madura". El poema del día se titula Agua y polvo, es de la poetisa española Kiku Adatto, y comienza con estos versos: Tengo una pequeña disputa con Dios/una más grande con los hombres./Se trata de la historia bíblica/de la creación,/que no es una historia/sino dos, una tras otra. Y la cuarta y última, como siempre, son las viñetas de humor, pero ahora, como decía Sócrates, "ἡμεῖς ἀπιοῦμεν" (nos vamos); volveremos a vernos mañana si las Euménides y la diosa Fortuna lo permiten. Sean  felices, por favor. Tamaragua, amigos míos. HArendt















DEL EXILIO

 







El exilio es dramático, pero no entiendo a quienes lo sufren y aun así se suman a discursos excluyentes y xenófobos, comenta en El País [Ángeles caídos, 28/09/2025] el escritor cubano Leonardo Padura.

1. Unos meses después de establecerse en Madrid, Irving fundó una costumbre. La practicaría cada domingo, con sol o lluvia, frío o calor, con algún o casi ningún dinero en los bolsillos. Saldría de su minúsculo piso rentado en Chueca, bajaría hasta la plaza de Vázquez de Mella, donde desayunaría con un cruasán y unos churros mojados en café cortado. Luego compraría la edición dominical de EL PAÍS y buscaría la calle de Alcalá para cruzar la Cibeles. Ya con la puerta de Carlos III a la vista, siempre cantaría en voz baja los versos más pegajosos de aquella canción que desde hacía mucho lo perseguía: “Mírala, mírala, mírala, la puerta de Alcalá…” y, dejando a su izquierda el monumento, penetraría en el parque del Buen Retiro.

Irving nunca privilegió uno de los posibles senderos hacia su meta en el parque. Tomaba uno u otro según su ánimo. Si estaba muy nostálgico, buscaba la plaza de Cuba, si estaba muy cabrón, pues el monumento a Valeriano Weyler, el genocida de la guerra de Cuba, y aliviaba la tensión cagándose en su puta madre. Entonces enrumbaba y no paraba hasta llegar a su destino manifiesto: la fuente del Ángel Caído.

Allí se acomodaba en alguno de los bancos cercanos y volvía a contemplar la extraña representación diabólica, una de las pocas estatuas erigidas al demonio y colocadas en un sitio público. La obra, creada por el escultor Ricardo Bellver en 1885, había sido montada sobre un pedestal, diseñado por el arquitecto Francisco Jareño, que no demeritaba la calidad de la pieza que sostenía. Al paseante dominical le atraía el dramatismo y movimiento del conjunto, el rostro aterrorizado del ángel condenado por su vanidad a convertirse en morador de las tinieblas y también admiraba las caras luciferinas de los monstruos que rodean el octágono del pedestal y alimentan el estanque por las comisuras de sus fauces.

Entonces Irving abría el periódico, leía algunos de los artículos e informaciones del día y solía sentir que los embates de su desarraigo se tranquilizaban, le daban un respiro para seguir, avanzar, procurar el complicado trámite de intentar pertenecer a un sitio ajeno.

Irving, es hora de decirlo, era cubano, diseñador de profesión, gay de nacimiento, y ahora exiliado o migrante por necesidad. Y, también debo recordarlo, Irving es un personaje de ficción, pero pudo haber sido una persona real.

2. En 1836, sabiéndose enfermo de muerte, el poeta desterrado cubano José María Heredia le envió una carta al capitán general español de la isla de Cuba pidiéndole una dispensa para poder volver por unas semanas a su patria, donde pretendía despedirse de su madre y hermanas. Heredia había salido al exilio en 1824 y, por sus actividades independentistas, condenado al destierro eterno que lo había llevado a Estados Unidos y luego a México, donde moriría en 1839 y sería sepultado en una fosa común.

Cuando a fines de 1836 Heredia pudo regresar a la isla, varios de sus compatriotas, escritores como él, criticaron lo que ellos consideraron una claudicación del poeta. Alguno, incluso, lo calificó de “ángel caído” por haber solicitado un permiso para el breve regreso. Heredia perdía su estatura moral con semejante decisión, adujeron esos compatriotas suyos, escritores como él que nunca asumieron los riesgos que él corrió ni recibieron los castigos que él sufrió.

Un siglo y medio después, otros exiliados cubanos se vieron imposibilitados de volver a la tierra natal cuando en ella enfermaron o murieron algunos de sus afectos. La condena al destierro eterno por sus actitudes o pensamientos disidentes fue incluso más compacta que la sufrida por Heredia en tiempos de la colonia. Todavía hoy existen cubanos sin posibilidad de retorno.

3. El exilio es dramático, desgarrador. Entraña muchos extravíos culturales y casi siempre exige la práctica de estrategias de asimilación a otras costumbres y modos de entender la vida, en un proceso que quizás llegue a compensar a la persona desarraigada con diversas ganancias: económicas, políticas, incluso intelectuales. Pero el dolor por lo amputado puede ser incurable. Y es comprensible. El exiliado debe armarse de escudos protectores para seguir adelante.

En Cuba, mi país, vimos a muchos españoles pasar por esos trances. Porque este es un drama universal. Inmersos en esos conflictos han estado desde los emigrantes que se han propuesto sellar el pasado para concentrarse en el presente y diseñar un futuro, hasta los que, aun llevando años lejos, viven como si jamás se hubieran marchado. Los que acarician su nostalgia y los que se alimentan del rencor. Y todos pueden ser comprendidos, pues la intensidad de su drama suele provocar reacciones viscerales.

Lo que, en cambio, soy incapaz de entender —y, quizás debo advertirlo: aquí no me refiero solo a mis compatriotas— es que algunos exiliados o migrantes, ya establecidos y más o menos asimilados a un nuevo contexto cultural, sean capaces de repudiar a otros que aspiran a lo que ellos buscaron y han logrado. Que acaten discursos excluyentes, incluso xenofóbicos, que rechazan a los nuevos aspirantes a las condiciones que ellos han alcanzado.

Mucho más doloroso me parece el caso de esos hijos de migrantes que, para más ardor, militan en facciones, partidos, tendencias que rechazan o hasta criminalizan la migración —y debo advertir ahora que no solo me refiero a lo que hoy puede ocurrir en Estados Unidos—. Es como si hubieran olvidado quiénes son, de dónde vienen, por qué están ahí y no en otro sitio, como si consideraran a los recién llegados miembros de una especie diferente, inferior, peligrosa incluso. Y aunque bien sabemos que la condición humana entraña la existencia de actitudes altruistas, también conocemos que es capaz de albergar posturas perversas, pero aun así cuesta entender semejante mezquindad.

4. Hace unos días ocurrió algo casi milagroso, y es que tuve una mañana dominical madrileña vacía de compromisos. Entonces, como si respondiera a un llamado del más persistente subconsciente, hice algo así como una peregrinación para llegar hasta la fuente del Ángel Caído.

Allí recordé la costumbre del emigrante Irving, su lucha por asimilarse al país de acogida, y también la condena a la que fue sometido el desterrado José María Heredia, eternamente enfermo de nostalgia por la patria lejana. Dos exiliados, dos apátridas que nunca se curaron de las heridas del desarraigo mientras trataban de recomponer sus existencias en otras geografías y culturas. Mirando la escultura del Ángel Caído, en medio de una ciudad que me acoge con frecuencia pero que no es la mía, intenté verme a mí mismo como migrante y no lo conseguí. Mi destino no ha sido el de Irving y otros cientos de miles de mis compatriotas. Tampoco, afortunadamente, el de Heredia, pues todavía puedo regresar a mi lugar en el mundo, a mi casa. Pero aun así intento valorar lo que humanamente entrañan los exilios o destierros, entender el dolor de los desarraigos y quizás poder solidarizarme con quienes lo sufren, pues la mayoría de ellos han tenido que escapar más por necesidad que por elección, viven lejos porque no les es posible ya vivir cerca. Y recordé a Milán Kundera, también exiliado, que alguna vez escribió: “Nadie se va del sitio en que es feliz. Leonardo de la Caridad Padura Fuentes es un escritor, periodista y guionista cubano, conocido por sus novelas policiacas del detective Mario Conde y por la novela El hombre que amaba a los perros.

















DEL ARCHIVO DEL BLOG. "REALPOLITIK". PUBLICADO EL 30/09/2014

 







Una de las razones de que los títulos de muchas entradas del blog vayan "entrecomillados" no es solo la falta de respuesta clara del autor, es decir, de mí, a lo que se plantea en el titulo; es que tampoco tiene clara cual debería ser la pregunta. Será por eso que decía Dante de que tanto como saber le agradaba dudar, o el más cercano en el tiempo, Voltaire, de que la verdad era una fruta que convenía cogerse muy madura.

Recurro a la Wikipedia para precisar el concepto del término "Realpolitik" (política de la realidad, en alemán) acuñado según se dice en ella por el canciller alemán Otto von Bismarck a finales del siglo XIX para encontrar un método de equilibrar las influencias de poder de los imperios europeos, que tuviera su base en intereses prácticos y acciones concretas sin atender a la filosofía o teoría política como elementos formadores de la misma (de la política). Más o menos lo mismo que ya había dicho Nicolás Maquiavelo a principios del siglo XVI en su obra "El Príncipe", cuya edición, comentada, en Temas de Hoy (Madrid, 1994) les recomiendo encarecidamente. 

Se ha dicho, pienso que con razón, que la lectura y comprensión del libro "El Federalista" (FCE, México, 1994), escrito a finales del siglo XVIII por los "ilustrados" norteamericanos Hamilton, Jay y Madison, equivale a todo un máster en Derecho Constitucional y Teoría Política. Creo que lo mismo, pero ahora referido a esa "política de la realidad" a la que aludía Bismarck de este movido comienzo del siglo XXI, podría aplicarse a dos libros que estoy releyendo al unísono en estos momentos: "Diplomacia" (Ediciones B, Barcelona, 2010), de Henry Kissinger, y "Querido Mr. Stalin" (Paidós, Barcelona, 2007), de Susan Butler.

El primero nos da una interpretación personal, pero no por ello menos fascinante, de la historia reciente del mundo, tanto por el retrato que el autor hace de los líderes mundiales de su época como secretario de Estado estadounidense: Nixon, Gorbachov, De Gaulle..., como por la explicación -no por subjetiva, falta de rigor- de los entresijos y acontecimientos más importantes de la política internacional del último tercio del siglo XX, de los cuales el autor fue coprotagonista indiscutible.

El libro de Susan Butler es la primera publicación rigurosa y exacta que se realiza (y se comenta por la recopiladora) de la correspondencia completa entre el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt y el líder soviético Josef V. Stalin, entre 1941, a raíz del ataque por sorpresa de Alemania a la Unión Soviética, y 1945, con el último mensaje del mandatario norteamericano a su homólogo soviético, unos minutos antes de su repentina muerte. Una recopilación de trescientos cuatro mensajes intercambiados entre ambos estadistas a lo largo de cuatro años, que reflejan la sintonía de los mismos en la resolución de los problemas comunes en la guerra contra Alemania y Japón, sin menoscabo de la apreciación personal que cada uno tenía del otro, que como dice el historiador Arthur M. Schlesinger, Jr., en el prólogo del libro implicaba que a pesar de la opinión de Roosevelt, en 1940, de que "la Unión Soviética es una dictadura tan absoluta como cualquier otra del mundo", Roosevelt y Churchill reconocieran sin paliativos lo que las democracias debían al Ejército Rojo en la derrota de Hitler, y que el "Día D" no hubiera sido posible si Stalin no hubiera retenido a la mayor parte del ejército nazi en el frente oriental de Alemania.

Retomo, o lo intento al menos, el hilo argumental de esta entrada, para volver la vista a la convulsa situación político-constitucional interna que estamos viviendo los españoles a causa del enfrentamiento político directo entre la mayoría del parlamento catalán y el gobierno de Cataluña con el gobierno y el resto del Estado español. Sentadas las bases jurídicas de ese enfrentamiento, y admitido que no cabe más recurso democrático para resolverlo que el acatamiento a la resolución que en su momento adopte el Tribunal Constitucional, ¿no estamos a tiempo de admitir la necesidad de una pequeña dosis de "realpolitik" por ambas partes que evite el fraccionamiento de la sociedad española y catalana en dos entidades irreductibles enfrentadas?

No quiero recurrir a los argumentos, muchas veces falaces y la mayor parte de las ocasiones idiotas, de los protagonistas del enfrentamiento. Prefiero atender con preferencia a las opiniones de los expertos y del mundo académico, aunque tampoco estas estén a priori a salvo de personalismos. Entre ellas, dos que se publican en el número de septiembre de Revista de Libros:  "La configuración del Estado español", de Gaspar Ariño Ortiz, catedrático de Derecho Administrativo en la Universidad Autónoma de Madrid, comentando el libro Estado autonómico y reforma federal (Alianza, Madrid, 2014) del profesor Eliséo Aja, y "Como salvar a España de su pasado", por Julio Carabaña, catedrático de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid, reseñando el libro El dilema de España (Península, Barcelona, 2014) del profesor Luis Garicano. Son dos artículos muy interesantes, el primero de argumentos más estrictamente políticos, y el segundo económicos, pero sin obviar los elementos políticos y territoriales.

Pero a mí, de todo lo más reciente leído al respecto, lo que más me ha gustado por su brevedad, sencillez y claridad expositiva es lo que escribe en el diario El País de hoy el catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Montreal, Canadá, el profesor Jean Leclair, en un artículo titulado "De clavos y martillos en Escocia y Cataluña", en el que analizando las semejanzas y disimilitudes de los procesos soberanistas en Quebec, Escocia y Cataluña, llega a la conclusión -que comparto- de que adentrarse por la vía de los referéndums para resolver los problemas territoriales de los Estados es un error de incalculable consecuencias cuando aun están sin explorar y afirmar las posibilidades de las vías que ofrecen los estados federales.

En fín, como ven los amables lectores de Desde el trópico de Cáncer, planteo más dudas que respuestas. Respuestas que solo podremos encontrar desde el diálogo y no desde la confrontación. Así pues, señores políticos, ¿sería posible un poco más de "realpolitik", por favor? Al menos, inténtenlo. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt














DEL POEMA DE CADA DÍA. HOY, AGUA Y POLVO, DE KIKU ADATTO

 








AGUA Y POLVO




Tengo una pequeña disputa con Dios

una más grande con los hombres.


Se trata de la historia bíblica

de la creación,

que no es una historia

sino dos, una tras otra.


A la primera la llamo

la historia del agua

a la segunda

la historia del polvo.


La historia del agua

es la eterna savia

de la creación.


La historia del polvo

es un cuento

seco y domesticado

que no termina bien.


I.


La primera comienza

con Dios moviéndose

sobre la faz de las aguas

hacia la oscuridad profunda

creando la luz.


Parte las aguas

de arriba hacia abajo

surge una gran bóveda

que nombra el Cielo.


Reúne las aguas

bajo los cielos

emergen los mares y la tierra.


Manda que las aguas

pululen con nueva vida

abundantes criaturas

de los mares.


La historia del agua

trae luz

día y noche

cielo y tierra

sol y luna

la aleluya de semillas

la profusión de criaturas

la mujer y el hombre

creados juntos

a imagen de Dios

con el dominio

sobre la creación.


Dios contempla y bendice

el nacimiento ilimitado

y dijo, que era bueno.


Era bueno,

el resonante sí

de la creación.


Después Dios descansa

y santifica el descanso.


No hemos descansado

con esta historia.


II.


La segunda historia ganó;

la historia del polvo,

con su elenco de personajes

y castigos.


Todavía sigue ganando.


Dios crea sólo un hombre

del polvo

en una tierra seca

lejos del cosmos


Está colocado en un jardín

que no plantó, con un árbol

de cuyo fruto no puede comer.


Vive en un mundo

ya mapeado

con grandes ríos

que emanan del Edén

Tigris, Éufrates

fluyendo a países

más allá del Edén

Asiria, Cus, Havila.


Las fronteras porosas

de las civilizaciones

rodean al paraíso.


El hombre está solo

Dios dice, no es bueno.


Crea abundantes criaturas

que le dan al hombre

el poder de nombrarlas

pero el nombramiento

no mitiga la soledad de Adán.


La solución es un parto seco

sin sangre, agua o luz,

un nacimiento

de la costilla de Adán.


Adán reclama a la mujer

que Dios le da como ofrenda.


Ésta es ahora carne de mi carne

y hueso de mis huesos;

será llamada “mujer”

porque fue sacada del hombre.


III.


No necesito contar

lo que viene después,

solo señalar cómo el polvo

teje la historia de la caída.


Enrollada en una rama

hay una serpiente.


Le habla a Eva

¿Así que Dios

les ha dicho a ustedes

que no coman

de ningún árbol del huerto?


Eva corrige a la serpiente:

Podemos comer del fruto

de los árboles del huerto,

pero Dios nos dijo:

No coman del fruto del árbol

que está en medio del huerto,

ni lo toquen.

De lo contrario, morirán.


Así comienza la charla fatídica.


¿Morir?

No morirán… se les abrirán los ojos,

y serán como Dios,

conocedores del bien y del mal.


Adán está al lado de Eva,

pero no dice ni pío.


La serpiente queda en silencio

no hablará nunca más.


Eva saborea el verdor del Edén

el aroma de la fruta

la curva del árbol.


¿Qué sabe ella de la muerte?


Prueba la dulzura

de la fruta sin nombre

y la comparte con Adán.


Acaba de suceder

una nueva revelación,

sus ojos se abren

ven que están desnudos.


Entra Dios paseando

a la hora buena de la tarde.


No tarda nada en descubrir

lo que sucedió.


Adán culpa a Eva,

Eva a la serpiente,

Dios pone el grito

en el cielo.


Por tentar a la mujer,

la serpiente será maldita

entre las bestias

polvo comerá

todos los días de su vida.


A la mujer dijo,

Aumentaré en gran manera

los dolores

cuando des a luz a tus hijos.


Tu deseo te llevará a tu marido,

y él te dominará.


En la historia del polvo

el hombre está en la cima

pero apenas se salva.


Adán tendrá que trabajar

con el sudor de su frente

todos los días de su vida.

Maldita será la tierra

por su causa surgirán

espinas y cardos

donde él debe plantar.


Dios proclama

polvo eres y al polvo volverás.


IV.


Olvidada es la gloria

de la historia del agua

el hombre y la mujer

creados sin pecado

a imagen de Dios.


Olvidadas son las bendiciones.


No hay bendiciones

para los desterrados.


La violencia les espera

si regresan al Edén.


La violencia les espera

lejos del Edén.


El sábado de Dios

será manchado de sangre.


La espada está lista

para herir el alma.


V.


¿Podemos reconciliar

la historia del agua

y la historia del polvo?


¿Nos creó Dios dos veces?

¿Una vez en gloria, otra vez en pecado?

¿Una vez bendecidos, otra vez castigados?


¿Fue un error divino

dar a los humanos dominio

en la historia del agua?


Llámenme blasfema,

pero creo que

la mano del hombre

está sobrescribiendo

la palabra de Dios.


Dentro de la historia

está la gran razón

la excusa perfecta

hecha santa

cuando las cosas van mal,

culpa a una mujer.


El insistente dedo apuntando

a la mujer.


Los anales de exaltar,

lapidar, deificar y degradar

a la mujer.


El deseo y el miedo del deseo

de la mujer.


El polvo se aferra a la piel

de la mujer,

se levanta en las cenizas

del sacrificio.


VI.


Es la hora de recuperar

la historia del agua

para lavar el polvo

de nuestras almas.


Nacemos en el agua

como el mundo nació.


Encontramos la gracia en las aguas

las aguas que se rompen cuando nacemos,

las aguas santas que nos lavan

cuando dejamos la tierra.


En el agua escuchamos

el anhelo de los ángeles

cantando a las semillas.


En el agua escuchamos

la voz de Abraham

saludando a los extraños

ofreciéndoles agua

para lavarse los pies.


En el agua el mundo es un jardín,

el mar se une con el cielo

pájaros vuelan bajo su bóveda.


En el agua vemos la gloria

la dignidad de la creación

y podemos decir con Dios

que es bueno.




KIKU ADATTO (1947)

poetisa española