Hola, buenas tardes de nuevo a todos y feliz miércoles. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy, de la filóloga Lola Pons, va de las ciencias y las letras. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.
Ciencias y letras: unidad de plan
LOLA PONS RODRÍGUEZ
10 JUN 2023 - El País
harendt.blogspot.com
Veo cómo se mueve la mandíbula mientras que digo: “unidad de plan”. Lo hago al empezar a escribir este texto que ahora ustedes leen: unidad de plan. Dichas así, estas tres palabras podrían haber encajado en los últimos días en la boca de los directores de la campaña electoral, en los alcaldes entrantes o en las familias que acaban de saber a qué colegio van a ir sus críos el curso próximo y están planificando desplazamientos y recogidas. Pero yo digo “unidad de plan” y estoy pensando en novela romántica alemana, en teatro y en biología.
“Unidad de plan” es el término con que se conoce la teoría biológica que defendía que las especies animales son modificaciones surgidas a partir de un mismo esquema primigenio de organización corporal que subyace a todos los los grandes grupos de animales. La configuración de los tejidos, órganos, sistemas, la simetría o el número de extremidades estaría controlada por esa unidad de plan corporal. Para defender tal unidad, era clave poder encontrar, en dos especies diferentes, órganos que deriven de un antepasado común y que remonten a un mismo origen evolutivo.
Por ejemplo, que los vertebrados surgimos de un plan estructural común se mostraría, entre otras razones, en el hecho de que compartimos el hueso intermaxilar. Como muchos animales tienen visible ese hueso en la parte anterior, media e interna de su mandíbula y los humanos no, los antiguos naturalistas defendían que los seres humanos teníamos un origen distinto y propio, no animal sino quizá divino. Descubrir que los humanos sí contamos con tal hueso en estado fetal, aunque en nuestro nacimiento esté ya fundido con la mandíbula superior, soldado a ella, fue un gran argumento a favor de la defensa de esa unidad de plan en los mamíferos.
El descubrimiento se hizo en el último cuarto del siglo XVIII y su responsable fue el escritor Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832). El nombre del hueso intermaxilar es también, en homenaje a su descubridor, el hueso de Goethe. Los varios volúmenes en que Goethe recogió su obra científica (Zur Naturwissenschaft uberhaupt, besonders zur Morphologie) muestran su cultivo paralelo de la escritura literaria y la investigación en óptica, botánica o morfología animal. En la Feria del Libro de Madrid que mañana se clausura han estado a la venta las grandes obras de Goethe: la novela del atormentado Werther, el gran drama Fausto..., pero seguramente no hayan estado esos volúmenes científicos, menos atractivos para el lector paseante. Sirva la gigante figura de Goethe, escritor de ficciones y científico, como ejemplo de la idea que esta fiesta de los libros ha buscado simbolizar este año: la imposible separación de ciencias y letras. La Feria del Libro de Madrid 2023 pensó felizmente que en lugar de tener un país invitado tendrían a un concepto invitado: la ciencia.
Ciencia y libros: unidad de plan. Aprieto la mandíbula. Yerran quienes creen que los médicos, farmacéuticos o biólogos solo leen libros técnicos de sus disciplinas y los filósofos, historiadores o filólogos son los únicos que compran poemarios o libros de divulgación de humanidades. Se equivocan quienes desproveen a los científicos de capacidad literaria o ven como un diletante al investigador que es, además, autor de libros generalistas. Lo mismo ocurre con los lectores: quienes escogimos las letras en aquel menú trascendente de nuestra juventud tenemos, claro está, afinidades electivas al leer, pero la ciencia no está excluida de nuestro gusto lector.
Los que enfrentan las ciencias y las letras piensan que unas son disciplinas técnicas y asépticas y las otras creativas, poéticas e indisciplinadas. Se equivocan. Quienes razonan de esta manera simplista clasifican el mundo de una forma tan cuadriculada que son felices y temiblemente audaces: les es fácil emprender esas reformas educativas que deciden que los itinerarios de ciencias no merecen saber cultura clásica o viceversa.
Análogamente a esa unidad de plan que parece que compartimos los grupos de animales entre nosotros, las distintas áreas del conocimiento comparten estructuras y métodos cuando se comienza a investigar: es el mismo método científico el que, por ejemplo, valida a la Biología y a la Lingüística. De hecho, la terminología incluso se presta de una disciplina a otra: esa Morphologie en alemán del título de Goethe entra años más tarde en la Gramática como Morfología, el área que estudia la formación de palabras. Prefijos, sufijos o compuestos son maneras de armar una palabra; huesos y órganos construyen a los humanos de forma similar a otros animales; ciencias y letras construyen a los lectores. Yo veo una misma unidad de plan, me toco la mandíbula y abro el libro que tengo entre manos. Lola Pons Rodríguez es filóloga e historiadora de la lengua; trabaja como catedrática en la Universidad de Sevilla. Dirige proyectos de investigación sobre paisaje lingüístico y sobre castellano antiguo; es autora de 'Una lengua muy muy larga', 'El árbol de la lengua' y 'El español es un mundo'. Colabora en La SER y Canal Sur Radio.