domingo, 23 de abril de 2023

De cómo la familia, nada

 






Hola, buenas tardes de nuevo a todos y feliz domingo. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy, del escritor Manuel Jabois, va de cómo la familia, nada. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.
harendt.blogspot.com











Que no pase frío, que no pase hambre, que no se moje cuando llueve
MANUEL JABOIS
19 ABR 2023 - El País
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Este martes mi amigo Rafa Cabeleira estuvo en la SER contando cómo se ha adaptado a vivir tras un infarto. La noticia de ese infarto cayó en la pandilla como una bomba; por él, por supuesto, pero también por lo que suponía para el resto: desde entonces, cuando tenemos gases, nos encontramos todos en Urgencias. Nacho Carretero, presente en el programa, contó cómo nos lo comunicó: “Amigos, ya ocurrió”, que me recordó a cómo Eduardo Haro Tecglen recibió la noticia de la muerte de su hijo, Haro Ibars, de esta forma escueta: “Ya está”. Por supuesto, Cabeleira exageraba: nadie se esperaba su infarto. Pero al mismo tiempo, la forma de comunicarlo tranquilizaba: se entendía que estaba ya fuera de peligro.
“Amigos, ya ocurrió” es una frase fantástica, de la clase de frases que construyen mundos, o los describen, o los delatan. En Léxico Familiar, Natalia Ginzburg cuenta cómo su hermano fue detenido en la frontera italiana cargado de propaganda antifascista y, en un momento de despiste de los guardias, escapó de ellos, se tiró al río y nadó hacia la frontera suiza. Su madre, al enterarse de semejante aventura, juntó las manos “entre feliz, admirada y asustada”, y lo primero que hizo fue exclamar con asombro: “¡Al agua con el abrigo!”. A mí me parece que huir de los nazis tirándote a un río y que tu madre diga, pasando muchísimo de Hitler y Mussolini y llevándose la mano a la frente, “¡al agua con el abrigo!”, demuestra un amor más puro que la madre que elogia sólo la heroicidad: es una madre que está en todo porque no hay madre, aunque esté el Holocausto de por medio, que no esté en todo.
Cuando Amador, el protagonista de O que arde, sale de la cárcel después de varios años y llega a casa, se encuentra a su madre trabajando en la huerta y lo primero que ella dice al verlo es: “¿Tes fame?”.
A mi amigo Rafa Cabeleira, cuando lo subieron a planta, le tocó en la habitación a Claudio Jabois, un hombre de unos setentaypico años de una parroquia de Sanxenxo al que yo no conocía, primo o tío tercero mío, a saber (el apellido Jabois, Javois en el original francés, sufrió una mutación en el registro de la iglesia siglos atrás y el pueblo es cuna de cuanto Jabois haya repartido por el mundo, muchos de ellos emigrantes en América). Llamé a Rafa para ver cómo iba el corazón y me pasó el teléfono para ver cómo iba mi familia. Le pregunté a Claudio Jabois por su infarto y me lo describió de manera genial: “Un arrechucho, unha arritmia rara”. Luego me preguntó él a mí dónde estaba y le dije que en Madrid, y entonces preguntó por lo único que pregunta un viejo gallego cuando descubre que su interlocutor está fuera de Galicia: “¿E que tempo fai aí?”.
Pensé automáticamente en mi padre, en mi abuelo, y en los padres y en los abuelos de mis amigos que, si un día cualquier hijo les llama desde Estocolmo para decirles que ha recogido el Nobel, lo primero que harán será preguntar por el tiempo que hace allí, mientras se escucha a alguien al fondo: “Que se abrigue”. Y eso es lo único que le importa a una familia de una hija o un hijo, así escape de los nazis: que no pase frío, que no pase hambre, que no se moje cuando llueva. Y así tiene que ser siempre.






















[ARCHIVO DEL BLOG] "Think tank", a la española. [Publicada el 09/03/2009]











Hace unos días mi amiga Ana me envió desde Ámsterdam un artículo sobre los "Think tank" españoles más influyentes según una encuesta realizada en febrero pasado por Iberglobal, un portal de internet especializado en estudios sobre la internacionalización de la empresa y la economía. Tenía una cierta idea de lo que era un "Think tank", pero la verdad es que he tenido que dedicarle un tiempo al asunto para hacerme una comprensión más exacta de su finalidad. De entrada, he buscado una expresión en español que lo definiera y no la he encontrado: Ni el Diccionario de la Real Academia Española ni el Panhispánico de Dudas hacen referencia a ese término. De momento, siguiendo la norma culta, pondré su nombre entre comillas. Personalmente, creo que "Grupos de Pensamiento" o "Grupos de Reflexión", cuadrarían mejor como versión en español de la expresión inglesa, y así voy a nombrarlos a partir de ahora.
La enciclopedia electrónica Wikipedia define un "think tank" como una institución investigadora que ofrece consejos e ideas sobre asuntos de política, comercio e intereses militares, estando relacionados a menudo con laboratorios militares, empresas privadas, instituciones académicas o de otro tipo, en las que trabajan teóricos e intelectuales multidisciplinares que elaboran análisis o recomendaciones políticas. Son instituciónes privadas (normalmente fundaciones sin ánimo de lucro) que defienden diversas ideas. Sus trabajos tienen habitualmente un peso importante en la política, particularmente en Estados Unidos. En Europa tienen un peso mucho menor pero están comenzando a ganar influencia. A mi, por deformación académica, su papel social me ha recordado (salvando las distancias) a los "arbitristas" que pululaban por las cortes europeas, y en especial por la española, durante los siglos XVI y XVII. Está claro que unos y otros están a distancias siderales, no sólo en el tiempo, pero no he podido evitar la asociación de ideas. Perdónenme la licencia.
La encuesta de Iberglobal a que me refería al comienzo, elaborada entre sus asociados, colaboradores y lectores, establece la relación de los 10 "Think thank" más influyentes de España. Pueden ustedes verla en el enlace de más arriba. Los tres primeros puestos de la lista, a bastante distancia de los demás, lo ocupan el Real Instituto Elcano, la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior-FRIDE, y el Centro de Información y Documentación Internacionales en Barcelona-FUNDACIÓN CIDOB.
El Real Instituto Elcano es una fundación privada, independiente de la administración pública y de las empresas que mayoritariamente la financian. Se constituyó, bajo la Presidencia de Honor de S.A.R. el Príncipe de Asturias, el 27 de diciembre 2001, con una tarea fundamental: realizar un estudio exhaustivo de los intereses de España y de los españoles en la sociedad internacional, para ponerlo al servicio de la comunidad. Desde su nacimiento, el Instituto se define como una institución apartidista aunque no neutral, ya que busca hacer posible los valores que la inspiran; que mediante métodos y aproximaciones científicas multidisciplinares trata de desarrollar una perspectiva estratégica y global, con vocación prospectiva, con el fin de generar propuestas políticas y sociales que puedan ser aplicadas en la práctica. La misión esencial del Real Instituto Elcano es servir de foco de pensamiento y de generación de ideas que resulten útiles para los responsables políticos, los dirigentes de las instituciones públicas y privadas interesadas y la formación de la opinión pública. Esta tarea se basa en un compromiso de sus miembros con unos valores compartidos: La consecución de la paz en las relaciones internacionales, la cooperación económica y la solidaridad entre los Estados y los pueblos, el respeto a los derechos humanos, la promoción de procesos de transición y consolidación de las democracias y de los valores democráticos, y la concordia y tolerancia, entre Estados, pueblos y, eventualmente, civilizaciones. Entre sus objetivos preferentes de estudio está el escenario internacional, a fin de elaborar y producir análisis, documentos de trabajo e informes con los que contribuir a la toma de decisiones; la difusión de los mismos para conformar y participar en el debate público y social, tanto nacional como global; servir de foro de encuentro y debate, garantizando así una mayor y mejor comunicación entre agentes públicos y privados en el ámbito de las relaciones internacionales y de seguridad; y tratar de aglutinar a su alrededor los programas, proyectos e ideas de la comunidad estratégica española y, en la medida de la posible, de la internacional.
La Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE) es un "think tank" europeo, con sede en Madrid, que busca influir en las políticas y prácticas de actores estatales y no estatales en Europa y otros ámbitos internacionales sobre paz y seguridad, democratización y derechos humanos, desarrollo y acción humanitaria, mediante la investigación aplicada y la promoción de un debate informado y basado en valores de justicia e igualdad. FRIDE aspira a proporcionar, como actor políticamente independiente, ideas innovadoras que contribuyan a reforzar y mejorar el papel de Europa en la escena internacional. Para ello, cuenta con un equipo internacional cuya diversidad multidisciplinar es un valor añadido, y concentra sus actividades en áreas como democratización; paz, seguridad y derechos humanos; y acción humanitaria y desarrollo. FRIDE es también la editora española de la prestigiosa revista de ámbito internacional "Foreing Policy".
La Fundación CIDOB fue creada en su origen como Centro de Información y Documentación Internacionales en Barcelona, y tiene por vocación ser un marco de referencia, en el ámbito de los estudios internacionales y del desarrollo, para generar ideas y realizar actividades que concurran a consolidar la conciencia de pertenencia a una comunidad global y a fomentar un mejor entendimiento de y entre las sociedades. El trabajo de la Fundación CIDOB se articula a través de varios programas -temáticos y geográficos- que se enriquecen de las aportaciones sistemáticas de distintos sectores sociales (académico, político, empresarial, sindical, etc.) y de diversos socios internacionales y pretende contribuir también a la proyección internacional de Barcelona, de Cataluña y de España. Sus áreas geográficas prioritárias de estudio son América Latina, Mediterráneo y Mundo Árabe, Europa y Asia, y sus campos temáticos la política internacional y la seguridad, la cooperación y el desarrollo, las dinámicas interculturales y las migraciones. Los usuarios de la Fundación son principalmente organismos públicos nacionales e internacionales, ONG de cooperación al desarrollo, empresas exportadoras, financieras y editoriales, medios de comunicacion, expertos y profesionales y estudiantes universitarios.
Dado mi interés académico por la "teoría política" me he suscrito a los boletines electrónicos (gratuitos) de las tres Fundaciones citadas. Les recomiendo que visiten los enlaces respectivos y "ojeen" los mismos; seguro que encuentran algo de su particular interés. Por mi parte, me han llamado especialmente cuatro artículos, de los que les dejo los enlaces a continuación. El primero de Iberglobal, con un mapa exhaustivo de datos estadísticos sobre los países del continente africano, uno de mis campos de interés preferente; el segundo, del Real Instituo Elcano, titulado "Una herramienta para la crisis: El Tesoro Único Europeo", del profesor Juan Ignacio Crespo; el tercero, de la Fundación Fride, titulado "Los derechos humanos y la lucha contra el terrorismo en España", de la profesora Luisa Barrenechea; y el cuarto, de la Fundación CIDOB, con el título de "La cruzada de "il cavalieri" contra la inmigración ilegal", de la también profesora Pamela Urrutia. Espero que les resulten interesantes. Sean felices. Tamaragua, amigos. HArendt












sábado, 22 de abril de 2023

De la necesidad de una nueva política para la UE

 







Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz domingo. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy, del economista Thomas Piketty, va de la necesidad de una nueva política para la UE. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.
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Del cerrojo a la palanca
THOMAS PIKETTY 
18 ABR 2023 - El País
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El proyecto de reforma de pensiones y las fuertes movilizaciones en su contra que han surgido desde hace varios meses han aparecido, para muchos, como un nuevo episodio de la eterna “excepción francesa”. Error: confirman, por el contrario, que la batalla política y social para salir de la crisis pandémica y volver a la “normalidad austera” está en marcha en Europa. Al volver a la obsesión paramétrica de un aplazamiento de la edad de jubilación y a la única antífona financiera de equilibrar el presupuesto del sistema, en realidad, la inmensidad de las necesidades colectivas insatisfechas y la urgencia de un nuevo pacto social y ecológico es lo que se está ocultando por completo. Las crisis de la última década han demostrado que las mismas políticas aplicadas por los gobiernos nacionales y la propia Unión Europea han contribuido al desmantelamiento de los sistemas sanitarios, de los servicios públicos, del Estado social, del medio ambiente y de la soberanía en toda Europa.
Sin embargo, estas crisis europeas están creando una situación sin precedentes, un impulso político crucial, del que las elecciones europeas del próximo año serán un resultado esencial. En efecto, la sociedad civil y las fuerzas políticas progresistas conseguirán aprovechar las lagunas abiertas en el “consenso de Maastricht” para reorientar a la Unión Europea hacia una transición climática justa y democrática o, por el contrario, las fuerzas conservadoras lograrán reanudar las políticas desreguladoras y de austeridad y agravarán las actuales desigualdades ecológicas y sociales y las tensiones democráticas. A pesar de la comunicación, la tecnocracia europea, aliada, ahora, con las consultoras y que toma prestadas las herramientas de gestión cortoplacista, no está a la altura de este impulso. Las promesas de una nueva planificación, preconizadas por una Administración proempresarial, no iniciarán el giro de 180 grados que exige la crisis climática. Por lo tanto, es hora de recuperar la mano democrática sobre este “consenso de Maastricht”.
Al abogar por un presupuesto europeo real y sostenible para la transición climática y social, un impuesto europeo sobre la riqueza, un impuesto sobre los beneficios de las multinacionales y una democratización de la Unión, este manifiesto pretende federar las fuerzas del progreso en torno a una perspectiva política transnacional e imponer una agenda ecológica, social y democrática en la próxima legislatura europea (2024-2029).
La acumulación de crisis sanitarias, climáticas y geopolíticas ha obligado a la Unión Europea, en los últimos tres años, a desarrollar medidas anticrisis urgentes y sin precedentes para abrir brechas en el “consenso de Maastricht”:
Un préstamo común ha demostrado, por primera vez en la historia, lo que puede prometer la solidaridad europea. Un plan de recuperación de 750.000 millones de euros (NextGenerationEU) le ha devuelto la capacidad de acción a una Europa que llevaba demasiado tiempo encerrada en la austeridad; debemos luchar para que sea permanente, para que aumente su cuantía, para que se reoriente de forma seria y sistemática hacia la lucha contra el cambio climático y para que todo este gasto se someta a un control democrático mediante una transparencia radical.
El Pacto de Estabilidad, ley neoliberal europea que pesaba sobre las políticas presupuestarias de los Estados miembros, ha quedado en suspenso y se abrió un debate sobre su revisión con el objetivo de devolverles margen de maniobra a los Estados e integrar en él objetivos medioambientales y sociales; las inversiones sociales y medioambientales europeas deben salir de los balances presupuestarios contables.
El Semestre Europeo, dispositivo central del Pacto que, desde hace 10 años, les impone una “condicionalidad” a los Estados miembros y limita su margen de maniobra política, también fue objeto de debate: los eurodiputados defendieron una cuantificación diferente del gasto europeo en materia de salud, educativa, social y cultural. El Semestre Europeo podría convertirse, así, en un instrumento social de pleno derecho, con indicadores relacionados con la aplicación de los principios de la base europea de derechos sociales, con la calidad del empleo, con la convergencia social, con la igualdad de oportunidades, con la protección social, con la educación y con la inversión en la infancia y la juventud.
La sacrosanta y destructiva política de competencia europea fue descartada y cuestionada por primera vez en 40 años. La crisis ha demostrado que las ayudas estatales y el dinero público son necesarios para la supervivencia del tejido económico. Los nuevos “proyectos importantes de interés común europeo”, que, ahora, permiten subvencionar todo tipo de grandes proyectos innovadores, validan un punto de inflexión. Cuando los “fallos del mercado” y los retos sociales requieren financiación pública, una nueva capacidad de intervención debe satisfacer la exigencia. Hay que sistematizarlos e imponer opciones audaces, cosa que sólo los poderes públicos pueden asumir.
Se creó un mecanismo de seguro de desempleo (SURE), en forma de préstamo social europeo garantizado por todos los Estados miembros, que sienta las bases de un sistema europeo de Seguridad Social y muestra el camino hacia políticas sociales ambiciosas, cuando los Estados son los únicos que se empeñan en desbaratarlas a nivel interno. También, en este caso, han surgido, a raíz de la crisis, soluciones inéditas, antes condenadas por la TINA (siglas en inglés de There is no alternative, no hay alternativa, como expresión del liberalismo de Margaret Thatcher): estas medidas abren la brecha hacia una Europa social protectora y ambiciosa y hacia el establecimiento de una auténtica “garantía europea de empleo”.
La guerra en Ucrania ha evidenciado lo absurdo de nuestras redes de suministro energético y el plan europeo Repower EU trata de reconducirlas urgentemente. Hay unanimidad en cuanto a que, ahora, hay margen para financiar masivamente energías limpias y renovables, por razones medioambientales, por supuesto, pero también para recuperar nuestra soberanía y sacarnos de la dependencia estratégica de Rusia y de todas las autocracias productoras de combustibles fósiles.
Hay que volver a poner en la agenda el Nuevo Pacto Verde que se lanzó en 2019, aunque se haya visto socavado por la crisis de la covid y por la guerra en Ucrania: en la agricultura, en la industria europea, en el transporte… En manos de la agroindustria, de las multinacionales y de las finanzas greenbash (negacionistas climáticos) no será posible alcanzar el objetivo de neutralidad en carbono en 2050. La Agencia Europea de Medio Ambiente ya advierte que la Unión tendrá dificultades para cumplir sus compromisos de reducción del 55% de gases de efecto invernadero para 2030.
Estas medidas anticrisis, por muy interesantes que sean, no son permanentes ni sistemáticas ni están asociadas con un control democrático a profundidad. Se las han arrancado a los gobiernos de los Estados miembros en medio de tormentas y temores, pero con la condición de que sean unos one shot, respuestas puntuales y temporales ante la crisis. Sin duda, sientan precedentes al abrir el abanico de posibilidades, pero están lejos de estar a la altura del desafío. Su volumen no deja de ser limitado. El plan de recuperación estadounidense incluía 1,9 billones de dólares: el 10% del PIB estadounidense. Para Francia, las ayudas europeas sólo representan el 1,6% de su PIB en cuatro o cinco años; para Alemania, el 0,8%; para España e Italia, los mayores beneficiarios, alcanzan el 5,6% y el 3,8% del PIB en cinco años.
Para salir de este excepcionalismo y de las puertas cerradas de las burocracias europeas, la Unión Europea debe dotarse de un presupuesto real. Para ello, debe renovar sus instituciones democráticas. No taxation without representation (no a los impuestos sin representación).
A la par del Parlamento Europeo, debe crearse una Asamblea Europea de Parlamentos nacionales. Pues solo la alianza de los parlamentarios europeos y nacionales puede arrancar la solidaridad europea de los caprichos de las poderosas burocracias nacionales. Solo esta alianza parlamentaria puede anclar la democracia europea en todas las fuerzas sociales y políticas, partidos políticos, sindicatos, autoridades locales y regionales, ONG y asociaciones, nacionales y europeas, que componen la sociedad europea. El Parlamento Europeo ha demostrado, en múltiples ocasiones, que no es capaz de hacerlo frente a la legitimidad del Ejecutivo, ¡como tampoco lo son los Parlamentos nacionales, confinados en sus espacios políticos nacionales!
Solo esta alianza entre el Parlamento Europeo y los Parlamentos nacionales será capaz de establecer nuevos recursos propios. Debe establecer un impuesto serio sobre los beneficios de las multinacionales, basado en los trabajos de la OCDE. También, debe establecer un impuesto europeo progresivo sobre las grandes fortunas, es decir, los patrimonios superiores a dos millones de euros, lo que aportaría entre el 1% y el 1,5% del PIB europeo (con tipos marginales relativamente modestos, que oscilarían entre el 0,5% y el 3% del patrimonio neto de las personas físicas). Ello permitiría financiar un plan permanente de transición ecológica y social.
Se necesita un nuevo método para seguir este camino. Por un lado, dicha reforma debe contar con el apoyo de una corriente democrática de los propios ciudadanos. Por ello, paralelamente a la alianza transparlamentaria, debe reforzarse considerablemente el acceso directo de los ciudadanos a las decisiones europeas. Esto incluirá la obligación de los Estados miembros de publicar la lista de beneficiarios de los fondos europeos. También, será necesario reforzar la viabilidad de las Iniciativas Ciudadanas Europeas, establecer una Carta de Ciudadanía Europea y otorgar un estatus europeo a las organizaciones de la sociedad civil. Será necesario crear un ecosistema deliberativo a nivel europeo tras la conferencia sobre el futuro de Europa y el panel establecido por la Comisión Europea mediante la creación de una asamblea ciudadana permanente a nivel europeo, interconectada con las asambleas nacionales y locales.
Por otra parte, las normas habituales de unanimidad no deberían ser un obstáculo. La cooperación reforzada podría comenzar inmediatamente entre los Estados interesados, a los que podrían sumarse, después, los demás Estados miembros. Estos Estados pioneros podrían firmar, a corto plazo, un tratado para crear un presupuesto real para la transición climática y social, que se financiaría con un impuesto europeo sobre el patrimonio y un impuesto sobre los beneficios de las multinacionales, y una asamblea europea de parlamentos nacionales para debatirlos, elaborarlos y votarlos. Avanzar con los países que lo deseen: éste es el principio que le permitirá a la Unión Europea realizar sus mayores avances y que les dará a los Estados miembros la posibilidad de estar a la altura del periodo histórico en el que estamos viviendo.
























[ARCHIVO DEL BLOG] Morir con dignidad. [Publicada el 11/12/2010]












Permítanme abrir esta entrada del blog con una nueva cita de Michel de Montaigne sobre la vida y la muerte: "A mi parecer, es el vivir con acierto, y no como decía Antístenes, el morir con acierto, aquello en lo que consiste la humana felicidad (Ensayos. III: Cátedra, Madrid, 1987)". No es mi intención perorar sobre el derecho a una muerte digna ante la enfermedad, un derecho que comparto personalmente, pero me produce una profunda desazón cada vez que me entero de alguien que lo ha llevado a cabo a través de un suicidio asistido porque me sigue costando trabajo reconocerle dignidad a ayudar en un suicidio...
¿Es el suicidio una salida digna ante una enfermedad incurable y dolorosa? Pienso que sí, pero yo no estoy hablando de la dignidad o indignidad que hay en el hecho de decidir sobre nuestra propia muerte. Como Montaigne, pienso que la dignidad se reconoce en la vida de cada persona, no en su muerte; que ésta, la muerte, es un hecho que sólo a él incumbe, mientras que la vida es algo que si ha de merecer tal nombre, es porque se ha compartido con otros. 
El pasado 5 de diciembre el escritor Juan José Millás publicaba en El País Semanal un estremecedor reportaje titulado "Son 15 minutos. Dejas de respirar. Y fuera", en el que relataba la entrevista que unas semanas antes, el 9 de noviembre, mantuvo con Carlos Santos, un malagueño de 66 años, antiguo guía turístico, que padecía un quiste radicular incurable e inoperable, y que al día siguiente pondría fin a su vida en un hotel madrileño mediante un suicidio asistido gracias a la ayuda de la Asociación "Derecho a morir dignamente".
Tampoco quiero entrar en la moralidad o inmoralidad, algo estrictamente personal, de literaturizar un hecho real como el relatado por Millás. En algunas ocasiones literaturizar la eutanasia queda excesivamente lírico como para resultar creíble, por ejemplo, la muerte de Donald, el protagonista de la novela Regreso a la tierra (RBA, Barcelona, 2010), del escritor norteamericano Jim Harrison, pero comprendo, como dice el escritor, que la muerte de Carlos Santos Velicia de no ser porque él quiso que quedara testimonio de ella, sólo habría servido para engordar el cajón de sastre de las estadísticas sobre el suicidio. Pero saber eso tampoco sosiega mi ánimo. 
Ni la idea de la muerte, ni la de mi muerte en sí, me afectan gravemente. Pienso, como mi siempre admirada Hannah Arendt, que la muerte es el precio que pagamos por la vida, por el hecho de haber vivido (Diario filosófico, 1950-1973: Herder, Barcelona, 2006), y que es un precio pequeño por la satisfacción de haber compartido nuestra vida con los seres amados. Aunque, de nuevo citando a Montaigne (ibídem), la muerte nos pesa a menudo más porque pesa a los demás, y nos importa por ellos casi tanto como por nosotros mismos, y a veces más y sólo por ellos. Sean felices, et Fortunae caetera mando... Tamaragua, amigos. HArendt











viernes, 21 de abril de 2023

De lo que no solemos hablar

 







Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz sábado. Mi propuesta de lectura de prensa para hoy, del politólogo Fernando Vallespín, va de lo que no solemos hablar. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos.
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De lo que no hablamos
FERNANDO VALLESPÍN
16 ABR 2023 - El País
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Han tenido que venir las elecciones para que por fin se pusiera el ojo público sobre Doñana; ha tenido que acentuarse la sequía para que por fin cayéramos en la cuenta de las deficiencias de nuestra gestión del agua; han tenido que devorarse cientos de miles de hectáreas para que por fin despertáramos a la imperativa necesidad de cuidar nuestros bosques; ha tenido que ocurrir una degradación bestial del mar Menor, ya casi un mar Muerto, para que por fin empezáramos a tomar conciencia de las consecuencias ecológicas de determinadas prácticas agrícolas. Son breves despertares, pequeños fogonazos en un espacio público devorado por el politiqueo y huérfano de atención a lo que de verdad importa. Cuando al fin aparecen estas cuestiones en la agenda de la discusión pública ya es (casi) demasiado tarde. Estábamos advertidos de que España iba a ser el país europeo más afectado por el cambio climático, que la desertificación era una amenaza real. ¿Qué hemos venido haciendo para evitarlo?
Sí, es cierto, se ha avanzado mucho en la generación de energías renovables o la disminución en las emisiones de CO2. Pero esto tiene menos mérito, es conocida nuestra vergüenza pública cuando nos miran desde Europa. E incluso ahora, con lo de Doñana, esperamos que la solución al desastre que se avecina venga desde allí. La mirada europea pone las pilas a los políticos; o la aparición de una pandemia, que ha suscitado un imprescindible debate sobre la sanidad; o, y esto es decisivo, la atención mediática a demandas sociales insatisfechas. Un ejemplo de esto último puede ser la cuestión de la España vacía ―¡bendito Sergio del Molino por suscitarla!―, que se resiste a salir de la agenda de la discusión. Lo fácil es trasladar la responsabilidad a los medios y a los políticos, cuando a estos solo les mueve aquello que de verdad interesa y/o preocupa. Me temo que los responsables últimos somos ustedes y yo. Yo, por no tocar aquí estos temas, y ustedes ―o yo mismo― por no estar promoviendo manifestaciones en defensa de los bosques o similares o incorporarnos a algún grupo ecologista, aunque sea de barrio. Hacer ruido, que se vea que hay una “demanda social insatisfecha” en este campo.
No se habla de lo que no interesa. Ahora bien ¿hay alguien a quien pueda no inquietarle el cambio climático y su efecto sobre nuestro país, el cómo va a transformar nuestras vidas? Se discute mucho, es verdad, en términos generales, casi como una abstracción apocalíptica, pero no se entra en la letra pequeña. Por ejemplo, en las renuncias a efectos económicos o de consumo o los cambios de hábitos que lleva aparejados o las compensaciones debidas a quienes más vayan a sufrirlo. Un buen liderazgo no temería guiarnos en este debate; es más, lo promovería a fondo. Pero el cortoplacismo electoral se lleva mal con las noticias que pueden ser impopulares. Siempre se percibe algún riesgo en hablar demasiado claro, y la oposición puede utilizarlo para hacer demagogia. Por eso mismo es tan necesario discutirlo, para que quienes estén en contra acaben siendo una minoría. Porque ese sería el resultado, la evidencia es aplastante (relean el primer párrafo).
Les propongo un ejercicio: ¿cuáles son las cuestiones de las que no hablamos lo suficiente, las que merecen mucha más atención? A esta ecológica asociada a nuestro país sumaría, así a bote pronto, la fealdad de nuestras ciudades, la ausencia de debate público sobre cuestiones estéticas. Y, claro, la educación. Siempre tenemos que discutir sobre ella. Una buena educación es lo único que al final nos garantiza que nuestra conversación pública sea racional, esa cualidad tan escasa.

































[ARCHIVO DEL BLOG] Los genes de los españoles. [Publicada el 11/12/2015]











El 3 de mayo de 1985 el diario El País publicó un artículo sin firma titulado Un debate histórico, que recordaba uno de los desencuentros intelectuales más relevantes de la posguerra española. Un debate que enfrentó en posturas irreconciliables a dos conocidas figuras del exilio, Claudio Sánchez Albornoz y Américo Castro. Ambos con planteamientos y conceptos distintos de la historia y de la esencia de lo español. La polémica, se dice en el artículo mencionado, se inició en 1948 con la publicación del libro de Castro España en su historia, obra en la que acuñaba dos nuevos términos: la morada vital -el horizonte de posibilidades de un pueblo- y la vividura -cómo viven los hombres estas posibilidades-. Américo Castro, basándose fundamentalmente en fuentes literarias, llegaba a la conclusión de que era la singularidad de la Edad Media española, y en concreto las vivencias de los cristianos como casta frente a otras castas (moros y judíos), lo que había configurado el carácter diferenciador de lo español, su esencia, "la vividura hispánica". Estas tesis se vieron reforzadas con la publicación, en 1954, de La realidad histórica de España, (uno de los libros de historia más fascinantes que yo he leído nunca) revisión y ampliación de la anterior, que incorporaba nuevos capítulos, entre ellos, el polémico Los visigodos no eran españoles.
La respuesta de Claudio Sánchez Albornoz al libro de Castro fue España, un enigma histórico, publicada en 1956. En ella rechazaba el concepto de la historia de Castro, a quien acusaba de caer en generalizaciones fáciles, y mantenía que había que partir de un conocimiento de los hechos y de la utilización de todo tipo de fuentes.
Sánchez Albornoz defendía en ese libro que la esencia de España y de lo español estaba ya latente en los pueblos prerromanos que se asentaron en la Península, y que fueron los romanos y los visigodos quienes la configuraron al construir la unificación política y cultural de Hispania. Respecto a la Edad Media, no consideraba decisiva la aportación del judaísmo ni de la islamización: España es ante todo cristiana y occidental, es más, España se contempla desde Castilla. 
La publicación en 1971 de la obra de Pedro Laín Entralgo A qué llamamos España, en la que suscribía las tesis de Américo Castro y que obtuvo respuesta de Sánchez Albornoz en El drama de la formación de España y los españoles (1973), ha mantenido la polémica hasta nuestros días. Las obras citadas tuvieron una rápida difusión tanto en los círculos universitarios españoles como en Latinoamérica, y la polémica se extendió a la Prensa y a sus discípulos, mientras los dos profesores seguían cruzando réplicas. Un servidor, modesto discípulo de la diosa Clío, se pone de parte de Américo Castro por razones muy personales que desvelo más adelante.
El territorio que conforma la península ibérica, en el extremo sudoeste de Europa, ha sido colonizado y habitado por pueblos diversos a lo largo de los siglos, pueblos que han dado a su nueva patria nombres también diversos. Tras sus primeros pobladores conocidos, los iberos y los celtas, fenicios y cartaginenses la conocieron como Ispani; los griegos la dieron el nombre de Iberia; romanos y visigodos el de Hispania; los judíos, que llegaron a ella en el siglo III a.C., el de Sefarad; y por último, los musulmanes, el de Al-Ándalus. A partir del siglo XIII d.C. los reinos cristianos del norte de la península, en contraposición a los musulmanes del sur, considerándose herederos directos del reino visigodo, le dan ya el nombre de España.
Todos ellos se fueron asentando e integrando en el territorio peninsular y mezclándose con la poblaciones anteriores. Así ocurrió entre romanos e iberos, y entre visigodos e hispanorromanos. La invasión musulmana propicia una conversión masiva de la población aborigen al islam, quedando como únicos reductos cristianos la cornisa cantábrica y los pirineos.
Aunque los historiadores no se han puesto de acuerdo en el número de los judíos españoles, se supone que a finales del siglo XV podían ser unos 400.000. Es el momento en que los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, decretan la conversión forzosa de los judíos al catolicismo, y la expulsión inmediata para los que no lo hagan, con confiscación de todos sus bienes y propiedades. Aproximadamente la mitad del total de los judíos españoles optan por el exilio.
Cien años más tarde, Felipe III orden la expulsión tajante y definitiva de los moriscos de todo los territorios de la Corona. Los moriscos eran los cristianos de origen musulmán que se habían convertido al catolicismo durante el período de la reconquista. Aproximadamente otros 300.000 españoles son obligados a exiliarse sin opción contraria alguna.
Cientos de miles de españoles desarraigados, desterrados, exiliados por la voluntad de otros españoles... La historia se ha repetido después en numerosas ocasiones; la última hace apenas 80 años. Y la pregunta que surge de inmediato es: ¿Cuántos judíos conversos y moriscos quedaron en la península y cuantos son sus descendientes actuales en España? 
Hasta ahora no había forma de dar una respuesta concreta, pero el estudio genético de los españoles realizado por la American Journal of Human Genetics, que estos días presenta sus datos en Madrid, viene a confirmar que unos ocho millones de nuestros compatriotas son descendientes directos de judíos conversos (aproximadamente el 20 por ciento de la población total de España), y unos cuatro millones y medio lo son de moriscos (el 10 por ciento del total). Lo contaba el profesor Javier Sampedro en un interesante artículo titulado Sefardíes y moriscos siguen aquí, publicado en El País en diciembre de 2008.  
No deja de ser curioso en un país en el que el antisemitismo campa a sus anchas, que uno de cada cinco de sus pobladores sea descendiente directo de aquellos a los que detesta, es decir de sus antepasados, sus padres y sus abuelos judeo-conversos. Y uno de cada diez, descendiente de esos "moros" que le atemorizan, pero necesita.
Y ahora, una pequeña digresión muy personal al respecto. En el otoño de 1956 yo tenía 10 años y acababa de comenzar los estudios de bachillerato en el colegio "Infanta María Teresa" de Madrid. Era el primer día de clase de la asignatura de Historia de la Música, que impartía un joven profesor muy atildado, al que siempre recuerdo vestido de riguroso traje negro, con corbata de colores chillones y camisa blanca. Podría tener unos cuarenta y pocos años, y lamento no recordar su nombre. Lo que no voy a olvidar nunca fue ese primer día de clase, pues nada más comenzar la misma se dirigió a mí, me preguntó mi nombre y apellidos, y me soltó: "Usted es de origen judío, ¿verdad, señor Campos?". Me quedé tan sorprendido, -era la primera vez que alguien me mencionaba tal cosa-, que le respondí con sinceridad que no tenía la menor idea, pero que pensaba que no, puesto que yo, mis padres, mis hermanos y toda mi familia eran católicos. Me contestó que los rasgos de mi cara y mi apellido paterno decían que sí, y que se lo preguntara a mis padres. Nunca lo hice esa pregunta a mis padres, quizá avergonzado de que me confirmaran que "era distinto" a los otros niños de mi clase por razones que no alcanzaba a comprender en aquel momento. 
Mucho más tarde, libre ya de prejuicios infantiles, vine a confirmar que formo parte, lo digo con orgullo, de ese veinte por ciento de españoles de origen judeo-converso. Y que Américo Castro, y no Sánchez Albornoz, tenía razón en cuanto a la famosa polémica sobre el "Ser de España". 
En deuda con ellos, con los descendientes de los sefardíes (es decir, españoles) expulsados de su patria en 1492, la Ley 12/2015 les otorgó el derecho a obtener la nacionalidad de sus antepasados. Y el mismo rey de España, don Felipe VI, en un acto solemne en el Palacio Real de Madrid, reunido el pasado 30 de noviembre con representantes de las comunidades sefardíes, les dirigió palabras de afecto: "¡Cuánto os hemos echado de menos!", les dijo.
Orgulloso de mi ascendencia judeo-conversa, como lo fueron, quizá no tan orgullosos de ello por razones obvias, españoles tan ilustres como el propio rey Fernando el Católico; escritores como Juan de Mena, Fernando de Rojas, Mateo Alemán, Miguel de Cervantes, Jorge de Montemayor o Fray Luis de León; místicos como Teresa de Jesús o Juan de la Cruz; humanistas como Luis Vives, Hernando del Pulgar o Alfonso de Valdés; científicos como Miguel Servet, o el propio Inquisidor General, Juan de Torquemada, me gustaría concluir esta entrada de hoy manifestando mi deseo y esperanza de que pronto pueda España llamar de nuevo a su seno a los descendientes de los moriscos tan injustamente expulsados de su patria hace 400 años.
Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt