miércoles, 5 de marzo de 2025

Del poema de cada día. Hoy, Elca, de Francisco Brines

 





ELCA


Ya todo es flor: las rosas

aroman el camino.

Y allí pasea el aire,

se estaciona la luz,

y roza mi mirada

la luz, la flor, el aire.


Porque todo va al mar:

y larga sombra cae

de los montes de plata,

pisa los breves huertos,

ciega los pozos, llega

con su frío hasta el mar.


Ya todo es paz: la yedra

desborda en el tejado

con rumor de jardín:

jazmines, alas. Suben,

por el azul del cielo,

las ramas del ciprés.


Porque todo va al mar:

y el oscuro naranjo

ha enviudado en su flor

para volar al viento,

cruzar hondas alcobas,

ir adentro del mar.


Ya todo es feliz vida:

y ante el verdor del pino,

los geranios. La casa,

la blanca y silenciosa,

tiene abiertos balcones.

Dentro, vivimos todos.


Porque todo va al mar:

y el hombre mira el cielo

que oscurece, la tierra

que su amor reconoce,

y siente el corazón

latir. Camina al mar,

porque todo va al mar.



Francisco Brines (1932-2021)

poeta español



















De las viñetas del blog de hoy miércoles, 5 de marzo de 2025

 



































martes, 4 de marzo de 2025

De las entradas del blog de hoy martes, 4 de marzo de 2025

 





Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz Martes de Carnaval, 4 de marzo de 2025. La lógica de Trump, se dice en la primera de las entradas del blog de hoy, es la del negocio, no la de la paz, y quiere forzar el acuerdo por los minerales de Ucrania sin dar garantías a Zelenski, y así, no se va a llegar a ningún acuerdo de paz. La segunda del día es un archivo del blog de tal día como hoy de 2018, en el que se hablaba de ‘trending topics’, chats y muros virtuales y de que había que irse de ellos, sino de ayudar a cambiarlos, pues para muchas personas en el mundo ese modo de comunicación representaba un paraguas para evitar la represión. El poema del día, en la tercera de ellas, comienza hoy con estos versos: Con el círculo ecuatorial/ceñido a la cintura como a un pequeño mundo/la negra, mujer nueva,/avanza en su ligera bata de serpiente. Y la cuarta y última, como siempre, son las viñetas de humor, pero ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν" (toca marchar); volveremos a vernos mañana si las Euménides y la diosa Fortuna lo permiten. Sean  felices, por favor. Tamaragua, amigos míos. HArendt










Del reino, el poder y la fuerza

 







La lógica de Trump es la del negocio, no la de la paz, quiere forzar el acuerdo por los minerales de Ucrania sin dar garantías a Zelenski, escribe el filólogo y crítico literario de El País, Jordi Amat [Del reino, el poder y la fuerza, 02/03/2025]. ”El presidente Trump, el negociador y el pacificador, se está exhibiendo”. Este fue el mensaje que el senador republicano Lindsay Graham quiso compartir a primera hora del viernes. Donald Trump lo había invitado a la Casa Blanca para asistir a la firma del acuerdo entre Estados Unidos y Ucrania porque Graham estaba comprometido para hacerlo posible desde hacía medio año. A Graham, agradecido y feliz, se le ve en alguno de los selfis que otros senadores, demócratas y republicanos, se hicieron con Volodímir Zelenski antes de la reunión entre los dos mandatarios en el Despacho Oval. Durante esos minutos previos, Graham, que ha viajado en diversas ocasiones a Kiev desde el inicio de la invasión rusa y que fue uno de los puntales del proyecto de ley Stand With Ukraine Act, le recomendó al presidente ucraniano que no presionase a Trump para obtener garantías de seguridad y que, sobre todo, se mostrase agradecido. Minutos después, tras ver en directo ese diálogo durísimo que revela la brutalidad del poder y cómo ha decidido ejercerlo de manera impúdica el comandante supremo del primer ejército del mundo, Graham, devastado, elogió a Trump y afirmó que no sabía si Estados Unidos podía hacer negocios con Zelenski.

A mediados del pasado mes de agosto, Graham y el demócrata Richard Blumenthal ―miembro del grupo de senadores que abordan las relaciones con Ucrania desde 2015― estuvieron en Kiev. En esos días la inesperada Operación Kursk había llevado a las tropas ucranias a ocupar territorio del enemigo. “La noticia más importante es que Ucrania está luchando contra Rusia en Rusia”, afirmó Blumenthal. Los senadores pidieron a la Casa Blanca de Biden que levantase las restricciones para que fuese posible el uso del armamento estadounidense sobre territorio ruso. Se reunieron con Zelenski y pusieron las bases de un futuro acuerdo sobre minerales de tierras raras, un acuerdo a través del cual Estados Unidos aumentaría su autonomía con respecto a sus rivales. “China controla el 70% de la capacidad mundial de extracción de tierras raras y el 90% de la capacidad de procesamiento”, leo en un reportaje del periodista económico Dominic Culverwell. Se utilizan para industrias de defensa y aeroespacial, para motores eléctricos o para los imanes de los generadores de turbinas eólicas. “Ahora es el momento de formar una asociación estratégica con Ucrania”, dijeron los senadores. “Puede tener enormes beneficios económicos para Estados Unidos y conducir a la estabilidad en Europa”.

Dos semanas después de la victoria de Trump, Graham fue entrevistado por la Fox. “Esta guerra es sobre el dinero”, recordó. La parte ucrania entendió que podía ser una buena táctica posponer la firma del acuerdo a la investidura para que el nuevo presidente pudiese venderlo como una victoria. El 3 de febrero ya se refirió a las negociaciones. El día 12, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, entregó a Zelenski una primera propuesta de acuerdo sobre la minería ucrania. Durante los días posteriores las negociaciones, tensas, continuaron. Las reuniones han sido privadas, la información no es clara. La clave era la creación de un Fondo de Inversión para la Reconstrucción de propiedad estadounidense que Ucrania cofinanciaría a través de sus recursos (los minerales de tierras raras, los puertos…). “El acuerdo debe firmarse”, afirmó el expremier Johnson en Kiev el 24. El día después Ucrania dijo sí. La condición de Zelenski para firmarlo había sido lo que Graham le pidió que no reclamase, lo que planteó en la rueda de prensa en el Despacho Oval: garantías de seguridad. Trump no está dispuesto a darlas. ¿Por qué? Su lógica nacionalista es la del mundo posliberal: el reino oscuro del poder y la fuerza.








[ARCHIVO DEL BLOG] De carnes rojas y redes sociales. Publicado el 04/03/2018]

 








De ‘trending topics’, chats y muros virtuales no hay que irse, sino ayudar a cambiarlos. Para muchas personas en el mundo, ese modo de comunicación representa un paraguas para evitar la represión, escribe en El País [De carnes rojas y redes sociales, 04/03/2018] la filóloga cubana Yoani Sánchez, galardonada con el premio al mejor blog en español del mundo.

La primera vez que vi a un vegano explicar a un cubano por qué no comía carne la situación no podía ser más absurda. Aunque el turista insistía en los efectos negativos de ciertos alimentos, mi compatriota no entendía el rechazo a lo que consideraba un añorado manjar en medio de la crisis económica de la isla.

La escena ha vuelto a mi mente por estos días, cuando leo la embestida contra las redes sociales hechas, fundamentalmente, por usuarios que viven en sociedades hiperconectadas. Facebook se ha convertido en la nueva carne roja de los que se declaran preocupados por la adicción de estar pendiente del muro, los “me gusta” y las publicaciones de otros.

Es una postura respetable, pero que pasa por encima de cuestiones que van más allá del quedarse pegado a una pantalla a la espera de un like. Los promotores de esta actitud obvian la importancia de estas plataformas para la denuncia, difusión y protección de innumerables movimientos y personas en este planeta.

Escapar de las redes sociales porque en ellas se comparten noticias falsas, abunda la frivolidad, los mensajes de odio y hasta peligros más graves como el acoso sexual, es una forma de dejarle el terreno libre a quienes promueven esas prácticas y hacen de Internet un lugar cada día menos seguro. Es una actitud similar a la del ciudadano que no va a votar.

Las redes sociales son un territorio virtual del que surgen muchas de las matrices de opinión que después influyen en las urnas, como se ha visto en varios procesos electorales de los últimos años. No participar en sus debates, sus interacciones y hasta en peleas es perder una parte de nuestro espacio cívico.

Como toda plaza pública las redes sociales son también un campo de batalla. Uno de los fundadores de Facebook, Sean Parker, que fue el primer presidente de la empresa, ha mostrado públicamente su preocupación por cómo puede afectarnos el permanecer demasiado tiempo en esa sopa de emoticones, selfies y mensajes.

Cabe preguntarse si quienes hoy critican las redes intentaron antes influir en sus tendencias

Parker señala que la red social explota algunas vulnerabilidades psicológicas humanas, especialmente esas que marcan nuestra necesidad de aprobación y atención. El creador de Napster se considera a sí mismo como un “objetor de las redes sociales”, y apenas se le ve en alguna de ellas. Vale la pena aclarar que su evaluación del fenómeno está cimentada en una experiencia muy estadounidense e influida por el trasiego de Silicon Valley. Para muchos suena como ese vegano que intentaba convencer a un famélico habanero de que el alimento con el que soñaba no era una buena idea para su salud ni para el medio ambiente.

Cabe preguntarse si quienes hoy lanzan críticas contra estos servicios intentaron en un momento influir en sus tendencias y derroteros. La mayoría de los internautas pocas veces denuncia una noticia como falsa o le cuesta escribir a los servicios técnicos para proponer mejoras o alertar de malas prácticas. A las redes se ha trasladado parte de esa pasividad de la que adolecen las sociedades modernas, donde la gente acepta las cosas tal y como están o se refugia en su vida personal, mientras asegura que “la política es cosa sucia” y es mejor permanecer al margen de ella.

La llamada a cancelar las cuentas de Twitter, Facebook o Instagram como estrategia para salvarse de la marea de injerencias en la vida privada, o del poderoso ojo de las empresas que recopilan información personal, es un camino que lleva irremediablemente a abandonar a quienes más necesitan ser leídos y escuchados en esos espacios. En América Latina las redes sociales han plantado cara en más de un caso a las ansias de los gobiernos autoritarios de la región. Sin esos canales, las imágenes de la represión contra las revueltas populares en Venezuela se hubieran quedado atascadas en el férreo muro de control que Nicolás Maduro ha levantado en los medios nacionales. Con la expulsión de cadenas informativas, el cierre de canales de televisión o la abducción oficialista de otros, el Palacio de Miraflores cerró la mayoría de las posibilidades de narrar un país que ahora se narra tuit a tuit o a través de las cuentas de Facebook de quienes se mantienen reportando desde adentro. Otro tanto ocurre en Cuba, donde la gran telaraña mundial ha marcado un antes y un después en temas como la censura, el alcance de las denuncias sobre violaciones de derechos humanos y la difusión de plataformas opositoras.

¿Vamos a tirar la puerta de las redes sociales dejándolos solos? ¿Por qué, en lugar de una estampida, no se propone una actitud más cívica de los usuarios de estos servicios? Una mayor implicación para denunciar las fake news o esas cadenas basura que ahora inundan el ciberespacio.

Los argumentos de quienes promueven el ascetismo digital incluyen el evitar que los grandes consorcios al estilo de Google o de la criatura creada por Mark Zuckerberg se adueñen de información personal para vendernos productos. Una especie de comercio teledirigido donde el usuario es visto como un conglomerado de fobias que evitar y filias que satisfacer.

Sin esos canales, las imágenes de la represión en Venezuela se hubieran quedado atascadas

Pero ese motivo solo le sirve a cierto número de personas en este mundo, donde también hay una gran parte de habitantes que jamás han comprado algo online y a quienes no les sirve de mucho hacer un clic sobre un anuncio publicitario creado a partir de sus intereses, porque ni siquiera tienen tarjeta de crédito.

Pensar que es universal el temor a que las empresas husmeen las fotos que publicamos o los contactos que tenemos es un error que peca de “ombligo del mundo”. Una porción significativa de la población del planeta tiene más miedo de que la policía política, los cuerpos parapoliciales o la dictadura de turno lo vigile en el mundo real.

Hay que advertir también que otras fobias circunstanciales, hijas de la sobresaturación, ya aparecieron cuando el teléfono permitió conversar sin visitarnos y se pronosticó el fin de la amistad o de las relaciones personales.

Coincidentemente, son esas personas para quienes las redes sociales constituyen no solo el camino para contar lo que les ocurre sino una especie de paraguas protector para guarecerse de la represión.

Como en tantas cosas nos hemos ido a los extremos. Desde la ilusión de creer que a través de las plataformas digitales se iba a lograr derrocar regímenes, reconstruir países y alcanzar la democracia, a esta promoción de un idílico estado de desconexión, donde en teoría somos más felices, menos controlados y estamos más atentos a nuestros hijos.

Creer que podemos refugiarnos en una burbuja sin trending topics es una fantasía. Incluso aunque no nos asomemos a esa intrincada cosmogonía que forman foros, chats y muros virtuales, nuestra vida está determinada en gran medida por lo que ahí se publica. Alejarse solo hace que estemos al margen, pero no nos protege de lo que se cocine en el ágora digital. De las redes sociales no hay que salirse, sino ayudar a cambiarlas. Yoani Sánchez es periodista cubana y directora del diario digital 14ymedio.









Del poema de cada día. Hoy, Mujer nueva, de Nicolás Guillén








MUJER NUEVA


Con el círculo ecuatorial

ceñido a la cintura como a un pequeño mundo

la negra, mujer nueva,

avanza en su ligera bata de serpiente.


Coronada de palmas,

como una diosa recién llegada,

ella trae la palabra inédita,

el anca fuerte,

la voz, el diente, la mañana y el salto.


Chorro de sangre joven

bajo un pedazo de piel fresca,

y el pie incansable

para la pista profunda del tambor.



Nicolás Guillén (1902-1989)

poeta cubano












De las viñetas de humor de hoy martes, 4 de marzo de 2025