domingo, 31 de diciembre de 2023

De los hermanos pequeños y la Navidad

 






Hola, buenos días de nuevo a todos, feliz domingo y feliz fin de año. Quizá por ser el pequeño de los hermanos, comenta en El País de hoy el escritor Ignacio Peyró, uno pensaba en la Navidad como un calor seguro, que no iba a cambiar nunca, pero con la lentitud del tiempo sabemos que también es un abandono, que la belleza y el drama de la Navidad es que tenemos las Navidades contadas. Les recomiendo encarecidamente la lectura de su artículo y espero que junto con las viñetas que lo acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Y nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. HArendt. harendt.blogspot.com







Y nosotros nos iremos, y no volveremos más
IGNACIO PEYRÓ
23 DIC 2023 - El País - harendt.blogspot.com

Todos los hermanos mayores se parecen, pero los hermanos pequeños lo son cada uno a su manera. Ocurre desde el propio nacimiento: a veces los pequeños llegamos al mundo como una sorpresa, otras veces llegamos como una preocupación y tampoco es infrecuente ser ese hermano que buscaban los padres para completar el pack. Aparecidos en la familia como estrambote feliz o alegría decreciente, la encrucijada ontológica, en todo caso, no nos va a abandonar ya nunca. Puede ocurrir que seamos los mimados, pero también podemos ser los olvidados: cosas de aparecer en la función cuando los papeles ya se han repartido. Quizá por eso hay hermanos pequeños que van por la vida como si el planeta no hubiera hecho otra cosa que esperarlos, mientras que otros tuvieron que ser algo zorros porque si no los mayores le dejaban sin tarta. De igual modo, es posible que de los pequeños no se espere lo mismo que de los mayores, pero si no se espera mucho tal vez sea porque de ellos no se acuerdan tanto. Entre las desventajas, hay hermanos pequeños que no han estrenado ropa hasta el día de su boda. Entre las ventajas, los hermanos mayores ya han negociado las horas de llegada antes de que tú empezaras a salir. Como sea, uno puede pensar que los pequeños se han ganado su mala fama a pulso, pero —­en términos contemporáneos— cabe decir que no han controlado nunca la narrativa: baste pensar que Caín era un hermano mayor. Por supuesto, hablamos de pequeños y mayores cuando Freud ya sabía que lo importante es ser el favorito de mamá.
Lo interesante del hermano pequeño, sin embargo, es una soledad muy propia, que va más allá de no tener a quien cuidar o no tener —a veces— quien nos cuide. Los mayores van estrenando y asentando las tradiciones familiares, mientras que los pequeños llegamos a un mundo ya ordenado, con sus ritos ya hechos, los padres ya muy padres y los abuelos muy abuelos. Durante años, uno no tiene edad para comer no sé qué o para jugar a no sé cuántos. El rezagado tiene por tanto el privilegio poético de ver el mundo desde abajo, de contemplar una vida que funciona sin uno: le toca más estar que hacer, acompañar una realidad que ya está resuelta. La del hijo pequeño es la última mano que se desprende de la mano de los padres: si de acompañar hablamos, es otro privilegio.
Esa inmovilidad ilusoria del mundo nunca es más fuerte que en Navidad, quizá porque el recuerdo de la Navidad llega al hondón de lo que somos: el tacto primero de la infancia, el recuerdo de la maravilla, la inocencia como sabiduría deseable, el corazón como raíz de la mirada. Es, más prosaicamente, el gran tiempo de las liturgias familiares. Aquella tía que siempre trae el foie. Elegir el vino. Un asado triunfante. Esa cristalería buena que —quizá por ser el último en llegar— piensas que ha estado ahí eternamente. Con los años, vivimos la Navidad como un anclaje contra el tiempo, desde aquella mañana de aguanieve en que alguien nos llevó a coger musgo a la constatación de que cenamos con aquellos que se asomaron a nuestra cuna y se asomarán a nuestra tumba.
A algunos les sonará naíf, pero cada casa tiene sus costumbres: nosotros oímos el discurso del Rey con una copa y, ya sentados, antes de cenar, se bendice la mesa. No todos creen, pero todos tenemos ahí un instante para meditar y quizá conjurarnos —el año termina— contra “el bien no hecho, el amor no dado, el tiempo desperdiciado”. Pero la mirada suele volverse además sobre esos otros que de alguna manera también nos han dado forma. La novia alemana que nos acompañó un año, dónde estará. Los maridos convertidos en exmaridos y que ya no han de volver nunca. Los abuelos que faltan, y cuánto faltan. Los sobrinos y los hijos que se han incorporado y que luego te preguntarán por tu modelo de iPhone sin que les sepas decir bien. Quizá por ser el pequeño, uno pensaba en la Navidad como un calor seguro, que no iba a cambiar nunca. Solo con la lentitud del tiempo sabemos que también es un abandono, que la belleza y el drama de la Navidad es que tenemos las Navidades contadas, que la cena de la Nochebuena tiene algo de mesa caliente de la que unos entran y otros salen, y que a su tiempo cada uno será nada más que el recuerdo que dejamos en los otros. Porque, como dice el villancico más triste del mundo, también nosotros nos iremos, y no volveremos más. Ignacio Peyró es escritor y director del Instituto Cervantes en Roma.






















[ARCHVO DEL BLOG] Balance personal de lecturas a fin de año. [Publicada el 31/12/2016]










A finales del pasado mes de junio subí al blog el balance de mis lecturas de ese primer semestre del año. Como dije entonces, era una entrada bastante intrascendente que suponía no iba a despertar excesivo interés entre los lectores, pero que me apetecía hacer. También afirmaba con humildad y conocimiento de causa que esas lecturas no eran, ni por asomo, las sugeridas en el Canon literario occidental, pero que quizá pudieran interesar a algunos lectores y que por eso me atrevía a traerlas hasta aquí. Hoy, seis meses después, hago balance de nuevo y dejo constancia de lo leído (y releído) a lo largo de este año que se nos va definitivamente. Los libros están numerados por relativo orden cronológico de lectura sin jerarquización de ningún otro tipo ni valoración personal. Todos me han gustado e interesado por unas u otras razones: placer, diversión, consulta, deformación profesional... Por obligación, ninguno.

1.- Pagden, Anthony: 
La Ilustración y por qué sigue siendo importante.
2.- Montaigne, Michel de: Essais/Ensayos.
3.- Hume, David: Historia natural de la religión. 
4.- Esquilo: Prometeo encadenado. 
5.- Arendt, Hannah: Entre el pasado y el futuro. 
6.- Hume, David: Diálogos sobre la religión natural. 
7.- Bauman, Zygmund y Bordoni, Carlo: Estado de crisis.
8.- Eurípides: Electra. 
9.- Savater, Fernando: Aquí viven leones.
10.- Fuentes, Carlos: La región más transparente.
11.- Gray, John: El silencio de los animales.
12.- Castells, Manuel: Redes de indignación y esperanza.
13.- Sánchez Ferlosio, Rafael: Campo de retamas.
14.- Innerarity, Daniel: La política en tiempos de indignación.
15.- Miquel, Jaime: La perestroika de Felipe VI.
16.- Nietzsche, Friedrich: Sobre verdad y mentira en sentido extramoral.
17.- Nietzsche, Friedrich: De la utilidad y los inconvenientes de la historia.
18.- Davis, Angela Y.: Democracia de la abolición.
19.- Nietzsche, Friedrich: Schopenhauer como educador.
20.- Franzen, Jonathan: Pureza.
21.- Cervantes, Miguel de: Don Quijote de La Mancha.
22.- Nietzsche, Friedrich: Genealogía de la moral.
23.- Sófocles: Edipo rey.
24.- Bloom, Harold: ¿Dónde está la sabiduría?
25.- Anónimo: Eclesiastés. Biblia de Jerusalén.
26.- Bolaños, Roberto: 2666.
27.- Huici, Germán: Entre miradas.
28.- Lindo, Elvira: Noches sin dormir.
29.- Anónimo: Evangelio de Tomás. Evangelios Apócrifos. 
30.- Romero, Juan y Furió, Antoni (eds.): Historia de las Españas. 
31.- Marías, Javier: Corazón tan blanco.
32.- Penadés, Alberto y Pavía, José Manuel: La reforma electoral perfecta.
33.- Bourdieu, Pierre: Sobre el Estado. 
34.- Gilbert, Michael: La ruta M.
35.- Hammett, Dashiell: El halcón maltés.
36.- Greene, Graham: El tercer hombre.
37.- Michels, Robert: Los partidos políticos. 
38.- Graves, Robert: Yo, Claudio.
39.- Maurier, Daphne du: Mi prima Rachel.
40.- Irish, William: La ventana indiscreta.
41.- Remarque, Erich M.: Sin novedad en el frente.
42.- Alighieri, Dante: Comedia. Paraíso.
43.- Mair, Peter: Gobernando el vacío. 
44.- Smolan, Rick y Cohen, David: Un día en la vida de España.
45.- Nicholi, Armand: La cuestión de Dios.
46.- Goytisolo, Luis: Antagonía.
47.- Arendt, Hannah: El concepto de amor en San Agustín.
48.- VV. AA.: Comentarios a la Constitución española (1996).
49.- Ruiz Soroa, José María: El esencialismo democrático.
50.- Montero, José Ramón: Informe sobre la reforma electoral.
51.- Informe del Consejo de Estado sobre la modificación del régimen electoral. 
52.- Vallespín, Fernando: Historia de la teoría política.
53.- Touchard, Jean: Historia de las ideas políticas. 
54.- Castro, Américo: España en su historia. Cristianos, moros y judíos.
55.- Barrera Tyszka, Alberto: La enfermedad.
56.- Stewart, Ian: Cartas a una joven matemática.
57.- Hölderlin, Friedrich: Cantos.
58.- Sófocles: Edipo en Colono.
59.- Jay, J.; Hamilton, A.; y Madison, J.: El Federalista.
60.- Esquilo: Los siete contra Tebas.
61.- Ceram, C.W.: Dioses, tumbas y sabios.
62.- Eurípides: Las fenicias.
63.- Goethe, J.W.: Las penas del joven Werther.
64.- Artola, Miguel: Textos fundamentales para la historia. 
65.- Gullón, Ricardo: Diccionario de literatura española e hispanoamericana. 
66.- Fernández-Miranda, Pilar y Alfonso: Lo que el Rey me ha pedido.
67.- Lorenz, Konrad: Hablaba con las bestias, los peces y los pájaros.
68.- Wences, Isabel: Tomando en serio la teoría política.
69.- Durrell, Gerald: Bichos y demás parientes. 
70.- Guldi, Jo y Armitage, David: Manifiesto por la historia.
71.- Galfard, Christophe: El universo en tu mano.
72.- RAE: Manual de la nueva gramática de la lengua española.
73.- Oz, Amos y Oz-Salzberger, Fania: Los judíos y las palabras.
74.- Freixes, Teresa y Gavara, Juan Carlos: Repensar la constitución de 1978. 
75.- Álvarez Junco, José: Dioses útiles. Naciones y nacionalismos.
76.- Villacañas, José Luis: Populismo.
77.- Dumas, Alejandro: La dama de las camelias.
78.- Vargas Llosa, Mario: Cinco esquinas.
79.- Grueso, Natalio: Woody Allen. El último genio.
80.- Pardo, José Luis: Estudios del malestar.
81.- Tocqueville, Alexis de: La democracia en América.
82.- López Varas, María Luisa: Cartografía de la memoria de infancia.
83.- Ferry, Luc: Aprender a vivir.
84.- Lemaitre, Pierre: Tres días y una vida.
85.- Eurípides: Alcestis.
86.- Milena Busquets: También esto pasará.

Las lecturas más disfrutadas, sin duda, los Ensayos de Montaigne y el Don Quijote de La Mancha de Cervantes, releída por enésima vez con ocasión del cuarto centenario de la muerte de su autor. Ambos son libros de cabecera para mí.
Supongo que para los amables seguidores de "Desde el trópico de Cáncer" resultará mucho más interesante saber cuales han sido las lecturas realizadas este año por notables escritores como Javier Marías, Eduardo Mendoza, Isabel Burdiel o Elvira Lindo, entre otros. Pueden conocerlas en este enlace; en este otro, la lista de las diez lecturas más interesantes de 2016 sugeridas por la revista literaria Babelia; en este de aquí las recomendados por el New York Times en español; y por último, los cien libros que Librotea sugiere para escoger como regalo de estas Navidades.
Como podrán observar, apenas coinciden unas con otras. Lo que confirma el dicho ese de que para gustos se hicieron colores. Lean lo que quieran, pero lean, y disfruten de ello. ¡Y Feliz Año Nuevo a todos! Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt















sábado, 30 de diciembre de 2023

Del elogio español de lo grotesco

 







Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz sábado. España es tan divertida, comenta en El País de hoy el catedrático de Ciencia Política Ignacio Sánchez-Cuenca, porque tiene muchos ejemplos del género extravagante, como las manifestaciones en Ferraz, los monólogos de Jiménez Losantos, las no explicaciones de Juan Carlos I o las entrevistas de Alfonso Guerra. Parafraseando al gran Ricardo Costa, concluye diciendo, en España la fiesta no se acaba nunca. Les recomiendo encarecidamente la lectura de su artículo y espero que junto con las viñetas que lo acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Y nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. HArendt. harendt.blogspot.com










Elogio de lo grotesco
IGNACIO SÁNCHEZ-CUENCA
27 DIC 2023 - El País - harendt.blogspot.com

Grotesco: aquello que llama nuestra atención por resultar ridículo, exagerado, extravagante, inverosímil, irreal, contrahecho, deforme. Las reacciones que provoca lo grotesco son muy variadas, pueden ir del horror y la repugnancia a la carcajada, pasando por el asombro de que cosas así existan.
España es país sobresaliente en aspectos grotescos. Muchos de nuestros grandes artistas (pintores, escritores, cineastas) han construido algunas de sus mejores obras explotando el carácter grotesco de nuestra vida pública. Si España resulta tan divertida es porque ofrece abundante material grotesco. En mi caso, soy amante incondicional de este género. No sé si me siento español porque adoro lo grotesco o adoro lo grotesco porque he nacido en España.
Me interesa lo grotesco en todas sus dimensiones, desde la física hasta la intelectual. En la televisión norteamericana, a la que nada humano le es ajeno, hay multitud de programas sobre cuerpos grotescos (el más espectacular es Embarrasing Bodies, un compendio de las peores deformidades que puede sufrir el ser humano). Hoy, aprovechando el relajo navideño y que nos encontramos en los últimos días del año, quisiera traerles una lista, personal y caprichosa, de 10 momentos indiscutiblemente grotescos en la vida pública española de 2023. Espero que los hayan disfrutado tanto como yo.
Primero. Manifestaciones en la calle Ferraz de Madrid. Las escenas que hemos visto van más allá de lo que Luis García Berlanga o José Luis García Sánchez podrían haber imaginado nunca. El pijo agitado que, con el tono irrepetible de su condición social, dice aquello de “nos tira gases lacrimógenos la policía por ‘putodefender’ España”; un señor mayor, exaltado y bien vestido, que, altavoz en mano, grita a ritmo de rap “hay que echar a las ratas de Ferraz” y le dedica a Pedro Sánchez este bonito verso: “Hijo de puta, tienes que morir”; otro señor, con una bandera enorme, se queja de la incultura de los ministros de izquierdas, a quienes atribuye la creencia de que “los pollos violan a las gallinas”; el rezo del rosario entre banderas nacionales y carlistas, pidiendo la salvación mariana de España mientras se oyen de fondo cantos de “¡Puigdemont, a prisión!”; el desfile de muñecas hinchables a las puertas de la sede del PSOE, con las masas insurgentes motejando a dicho edificio de “puticlub”. Sencillamente insuperable.
Segundo. Chema de la Cierva (hijo del historiador franquista y ministro de UCD, Ricardo de la Cierva), que, cuando iba a ser entrevistado a propósito de un radar de carretera en un programa de RTVE, se saltó el guion y dijo estas inmortales palabras con voz de pito: “Que te vote Txapote, Sánchez, que te vote Txapote, socialista, hijo de puta, genocida, que te den por culo Sánchez, hijo de la gran puta, socialista, rojo de mierda…”. Era enero de 2023. El eslogan, como ustedes sabrán, hizo fortuna. El diario El Mundo, siempre atento a la novedad, le hizo una entrevista y De la Cierva dejó esta declaración que da para pensar mucho: “Con Franco no había IVA. Con Franco no había libertad para pensar en marxismo, pero una persona de bien, honrada, podía pagarse una segunda residencia en 15 años”. Qué lío, ¿paga IVA el Manifiesto Comunista?
Tercero. Las entrevistas a Alfonso Guerra y, en especial, la que le realizó Pablo Motos en El Hormiguero. Recuerden sus palabras solidarias con los humoristas reprimidos y represaliados por el régimen bolivariano que preside Pedro Sánchez: “Me dan mucha pena los humoristas, ya no pueden hablar de nada. Antes había [chistes] de homosexuales, de enanos, de todo. Ahora no, ahora es: ¡Esto no! ¡Esto no!”.
Cuarto. El magistrado Manuel García-Castellón. Un juez conservador a punto de jubilarse, obsesionado con Podemos y los independentistas, dispuesto a poner el país patas arriba y a explotar la muerte por infarto de un ciudadano francés en el aeropuerto de Barcelona durante los disturbios de 2019 para acusar de terrorismo a Carles Puigdemont y Marta Rovira cuatro años después e impedir de este modo que puedan beneficiarse de la ley de amnistía. Si el derecho puede volverse grotesco, no hay mejor ilustración que esta.
Quinto. La conversión de Macarena Olona, hoy la política más iluminada y visionaria de España. Afirma que la vida es como un gran botellón, tiene a Julio Anguita como uno de sus referentes y, tras su paso por Vox, ha desarrollado una aguda sensibilidad social.
Sexto. Jaime del Burgo, el excuñado impredecible que quiere vengarse de Letizia y Felipe VI por haber permitido que Pedro Sánchez gobierne con el apoyo de Bildu. Ha llamado al nuevo Ejecutivo “el Gobierno de las balas”. Entrevera sus amenazas con recomendaciones bibliográficas propias de Babelia, como un libro sobre hermenéutica, semántica y política. Dice que solo reconoce a un rey, Jesús de Nazaret, que al parecer le juzgará en el cielo. Quedamos a la espera.
Séptimo. Los monólogos de Federico Jiménez Losantos. No es que en 2023 hayan destacado especialmente, es que deberían estar en la lista de todos los años. Se trata de nuestro mejor comediante, superior incluso a Los Morancos, nadie le iguala en el género del absurdo político. Sus accesos de ira son tan tronchantes como los motes que pone a unos y otros. Los motes se han recogido para la posteridad en la Federicopedia. Él se cree una luminaria, lo que no sorprende a la vista de los colaboradores que le acompañan en sus tertulias. Una de las bromas más conseguidas es cuando se define como liberal (carcajada del público). Últimamente, afirma que Pedro Sánchez hará un referéndum, Cataluña se independizará y el presidente nos sacará de la Unión Europea para poder gobernar a sus anchas como un bolivariano (gran carcajada del público).
Octavo. La respuesta de Alberto Núñez Feijóo cuando, en una entrevista en plena campaña electoral, le preguntaron por su pasada amistad con el narcotraficante Marcial Dorado. Estas fueron sus palabras: “En aquel momento era contrabandista, cuando yo le conocí. Contrabandista, nunca narcotraficante.” Y aquí seguimos, como si nada.
Noveno. El excomisario Villarejo, perejil de todas las salsas nacionales. Todas las tramas pasan por él, todos confiaban en él mientras él les grababa a todos. Su oratoria es inigualable y será estudiada en los tiempos venideros. Aquí va una frase antológica, que alude al misterio mayor del reino, la cuenta de nombre Soleado de Suiza: “con todo el chocho que tienen de Cataluña y tal y cual, prefirieron preservar la cuenta de Soleado a seguir una línea de investigación…”.
Décimo. Y de la cuenta Soleado al rey emérito, Juan Carlos I, quien, en Sanxenxo, ante las preguntas de una periodista sobre si dará o no explicaciones, se encoge de hombros, se pregunta con fingida extrañeza “¿explicaciones de qué?”, se echa unas risas burlonas y sale pitando con su vehículo. Ya, ya sé que esta respuesta grotesca tuvo lugar en mayo de 2022, pero algunos episodios se vuelven intemporales.
Han salido 10 elementos para la lista sin recurrir al pequeño Nicolás. ¿Hay acaso algún otro país de nuestro entorno en el que puedan encontrarse muestras tan abundantes de lo grotesco? Estoy seguro de que en otros lugares habrá personajes no menos estrafalarios que muchos de los que aquí han sido citados. Ahora bien, sospecho que ni reciben tanta atención, ni están tan bien integrados en el sistema. Parafraseando al gran Ricardo Costa, en España la fiesta no se acaba nunca. Muera el aburrimiento. Ignacio Sánchez-Cuenca es catedrático de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid.

































[ARCHIVO DEL BLOG] Analfabetos. [Publicada el 05/01/2016]









El escritor Javier Cercas escribía hace unos días un rabioso artículo en El País, titulado ¡Visca Cataluña, viva Espanya!, en el que ponía literalmente a caldo a los que destrozan los idiomas, en este caso el español y el catalán a partes iguales, en base a una supuesta corrección política que nada en absoluto tiene que ver con la idiomática. Objeto preferente de sus puyas, los políticos, por un lado, y los periodistas y locutores televisivos y radiofónicos, por otro. 
El Diccionario de la Lengua Española define "analfabeto" como aquella persona que no sabe leer ni escribir, como sustantivo; y como persona ignorante, sin cultura, o profano en alguna disciplina, como adjetivo.
A mi entender hay un analfabetismo excusable que es de las personas que por su edad o situación social nunca pudieron acceder a la escuela y no tuvieron ocasión de aprender a leer y escribir. Es ese un analfabetismo residual, prácticamente extinguido en nuestro país y en todo Occidente. Luego, existe por desgracia un analfabetismo funcional bastante extendido, producto de una enseñanza mal entendida y peor aplicada centrada en el desarrollo de las capacidades personales propias, obviando que el dominio correcto del idioma hablado y escrito de cada uno es nuestra mejor herramienta de comunicación con los otros y de desarrollo de nuestras capacidades. Analfabetismo funcional del cual somos responsables todos, comenzando por las autoridades académicas, los profesores a todos los niveles de la enseñanza, los padres, y por supuesto, los propios alumnos. Y por último nos encontramos con el analfabetismo que yo denomino obtuso, y que podríamos asimilar a los que usan el idioma  como instrumento de corrección política, propaganda o simple ejercicio de petulancia ignorante. Es decir, políticos en activo y líderes de opinión y audiencia mediática.
Javier Cercas, como señalé más arriba, centra sus diatribas en la clase política y las personifica en la frase que da título a su artículo: ese "Visca Cataluña, viva Espanya", que ofende a ambos idiomas, catalán y castellano, por igual. Pero las extiende a los que cuando se expresan en castellano dicen y escriben, por ejemplo, Lleida o Girona, algo que no hacen cuando se refieren a Nueva York o Londres, por citar dos ciudades emblemáticas. Pone bastante más ejemplos de los que yo acabo de mencionar. Y las críticas no son unidireccionales, así que merece la pena leerlo.
Curiosamente, se olvida de esas palabras, tan políticamente correctas como infames desde el punto de vista lingüístico, de periodistas y locutores castellano parlantes (o escribientes), empecinados en decir y escribir "parlament", o "president" o "Generalitat" cuando, en perfecto (más o menos) castellano, pretenden referirse al parlamento, el presidente o la Generalidad (Gobierno) de Cataluña. Hagan ustedes el esfuerzo de leer sin mofarse una frase imaginaria como esta: "El president de los United States of América, la queen del United Kingdom, y el presidente del gobierno español han entrado juntos a la House of Commons durante su visita a la ciudad de London". Patético, ¿no creen? Pues vamos camino de eso.
Sobre los presuntos creadores de opinión periodísticos, televisivos y radiofónicos, preferible no hablar; ya lo hacen ellos a destajo por nosotros, con alevosía, premeditación, nocturnidad y desprecio de sexo, todas ellas circunstancias agravantes del ilícito penal. Pero como si oyeran llover; les da lo mismo. Carezco de información veraz como para afirmar o negar si en las Facultades universitarias de periodismo o ciencias de la información enseñan a hablar y escribir a sus alumnos, pero si nos remitimos a las pruebas, da la impresión de que no lo hacen. O por lo menos, que no lo hacen bien, Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt











viernes, 29 de diciembre de 2023

Del discurso del rey visto por una exiliada

 






Hola de nuevo. Y de nuevo a todos feliz viernes. Como exiliada de mi propio país, veo al rey Felipe consciente del peligro de que los españoles, por muy unidos que estén  en su satisfacción por el camino recorrido desde el fin de una dictadura, se dividan por interpretaciones contrarias y desavenencias políticas, comenta hoy en El País la novelista nicaragüense Gioconda Belli. No veo yo ese peligro inminente, pero existir, existe. Y no sería la primera vez que ocurre. Por eso sería oportuno rebajar un poco la crispación, que por otro lado, solo es política y no social. Sean felices, por favor. O al menos no dejen de intentarlo. HArendt. harendt.blogspot.com









El discurso del Rey visto por una exiliada
GIOCONDA BELLI
29 DIC 2023 - El País - harendt.blogspot.com

Para una persona como yo, que proviene del universo alternativo de naciones como Nicaragua donde la democracia no pasa de ser una esperanza y que incluso cuando se realiza es tan frágil y efímera como una mariposa y deriva en tiranía, escuchar el mensaje navideño del Rey Felipe VI es entrar dentro de otra dimensión. El rey es un hombre sereno, bien parecido, dueño de una voz pausada propia de una autoridad familiar que le viene de siglos y que asume de manera natural. Es el hombre que hemos visto obedecer al amor al casarse y ser un padre afectuoso y cercano para sus hijas. Algo tiene la tradición que seduce, por mucho que uno comprenda las contradicciones de su procedencia. Ver al rey en este primer año en que escucho su mensaje como habitante de España, donde ahora vivo, me inspiró respeto por la institucionalidad que representa. Las diversas facetas de la democracia española me han parecido dignas y sobresalientes. El mensaje del rey, en un momento de tensiones como el que vivimos me pareció muy pertinente. Sentí que es consciente del peligro de que un país, por muy unido que esté en su satisfacción por el camino recorrido desde el fin de una dictadura, se divida por interpretaciones contrarias y desavenencias políticas. En los últimos años hemos sido testigos en el mundo del efecto trepidante que tienen las palabras en boca de personas públicas que no miden aquello de que “quien siembra vientos, cosecha tempestades”. Hemos visto discursos desmesurados sacar a flote las pasiones y frustraciones cotidianas de los oyentes y afilarlas con insidia para generar odio y enemistad donde antes sólo había diferencias de opinión. Los que desatan esas corrientes se fascinan con el poder de sus arengas. Quizás no se percaten, al inicio, de las tormentas que siembran, pero una vez desatado el vendaval no logran evitar la fascinación del empoderamiento que les causa el eco de sus rugidos.
Las desigualdades sociales, el creciente individualismo, las presiones del consumismo, el racismo, el sexismo y tantos más ismos; la retroalimentación del despecho que amplifican las redes sociales, ha creado un caldo de cultivo para las tormentas perfectas que sacrifican la madurez y la ecuanimidad en aras de agendas iracundas. Como hemos visto en Estados Unidos, un solo individuo, inescrupuloso con la verdad, ha logrado generar un fenómeno de masas que ha puesto en jaque el funcionamiento de una de las democracias más consolidadas de Occidente.
Entiendo y concuerdo con la percepción del rey de que la excepcionalidad de este país merece cuidarse, como un tesoro urdido tras mucho esfuerzo y dolor. Gioconda Belli es novelista y poeta.













De los monstruos sagrados

 







Hola de nuevo. Y de nuevo a todos feliz viernes. La veneración que suscitaban grandes artistas como Gérard Depardieu, escribe en El Pais de hoy la cineasta Isabel Coixet, les ha permitido no rendir cuentas nunca de sus conductas abusivas y sus admiradores hemos preferido a veces mirar hacia otro lado. ¿Cómo van a ser creídas sus víctimas si hasta el mismo presidente de Francia las niega? Sean felices, por favor. O al menos no dejen de intentarlo. HArendt. harendt.blogspot.com











Los monstruos sagrados no existen
ISABEL COIXET
29 DIC 2023 - El País

En el verano de 2015 recibí la llamada de un productor francés de televisión: me preguntaba si quería participar en un programa para Canal Plus Francia, como parte de una serie en la que Gérard Depardieu comía en diversas ciudades europeas con una personalidad de la ciudad. Habían grabado ya en Viena, Roma, Londres y ahora era el turno de Barcelona. Al parecer, Depardieu había visto mis películas (ambos habíamos participado en el proyecto “Paris je t’aime”) y me proponía la filmación de una comida entre ambos en un lugar de mi elección, dije que sí inmediatamente. Depardieu significaba para mi Marguerite Duras, Bárbara, Truffaut, Les valseuses, Vera Granger; un sinfín de referencias fascinantes que habían marcado mi vida .
Era junio, hacía calor. Llegué pronto al restaurante, saludé al equipo, las dos cámaras ya estaban preparadas, los técnicos de sonido me microfonaron, el actor estaba en el baño. El presentador del programa se me acercó hecho un manojo de nervios y me rogó que estuviera tranquila y que tuviera paciencia porque Gérard estaba cansado y no le gustaba el calor. Le dije que no se preocupara. Apareció en ese momento el actor quejándose efectivamente a grito pelado del calor. Lo primero que me dijo es porqué había escogido un lugar sin aire acondicionado. Lo segundo fue, mostrándome su flamante pasaporte ruso, preguntarme qué me parecía Putin. No esperó a que le respondiera y empezó a hablar maravillas de su colega Putin con interjeciones de “putain de chaleur espagnol”. Lo que siguió fue una de las comidas mas desquiciadas que recuerdo en mi vida. Recuerdo un desfile continuo de botellas de vino blanco, recuerdo boquerones, jamón, recuerdo camareros trayendo platos de bombas de la Barceloneta y sonsos fritos, gritos, muchos gritos, obscenidades (tenía que comentar el físico de todas las mujeres que pasaban por el restaurante, cosa que yo penosamente intentaba pasar por alto, ésta es la única cosa de la que me arrepiento) kleenex sudados por doquier, su camisa blanca empapada de sudor... Recuerdo al desesperado presentador intentando que habláramos de gastronomía y mis intentos no menos desesperados de hablar de los orígenes de aquel barrio y de aquel restaurante. Yo intentaba aferrarme en mi cabeza a Duras, Barbara, Truffaut etc, pero Depardieu solo quería hablar de los abusivos impuestos que se pagaban en Francia y de lo bien que le trataban en Rusia. Hubo un momento, cuando ya traían los postres, en que ya no pude mas y unas palabras fatídicas salieron de mi boca: “a mí tu amigo Putin me parece un dictador y un asesino”. Allí ya se descarriló definitivamente la cosa y Depardieu me acusó de formar parte de la izquierda idiota que no entendía, que el ejemplo a seguir era tratar a los millonarios con guante blanco, como hacía su colega Vladimir. Yo solo maldecía el momento en que comer con Gérard Depardieu y grabar un programa de televisión me habían parecido buenas ideas. Luego me enteré que en cada ciudad había pasado prácticamente lo mismo: aquellos programas afortunadamente nunca vieron la luz del día. Me fui del restaurante cuando empezó a beber orujo directamente de la botella: me daba pena ver a aquel inmenso actor comportarse como el ser patético y visiblemente alcoholizado con el que había comido. Pero que a alguien no le guste pagar impuestos en su país o que sea amigo de Putin o que beba tres botellas de vino seguidas como quien bebe agua con gas, no le convierte en un abusador ni en un criminal. Y sin embargo, cuando aparecieron las primeras acusaciones contra él, no puedo decir que me sorprendiera. La persona que había tenido delante durante tres horas eternas era claramente alguien quien creía que todo le estaba permitido, alguien acostumbrado a salirse con la suya siempre, en cualquier circunstancia. Alguien tan encastillado en su propio magnetismo y en su aura que parecía completamente ajeno a cualquier argumento exterior.
En los últimos cinco años una serie de mujeres han acusado al actor de varios grados de abusos sexuales desde tocamientos en pleno rodaje hasta la violación ( en dos casos) . La fiscalía francesa ha admitido dos de estas denuncias y ahora una tercera por parte de una periodista española. Por otro lado France 2 la semana pasada emitió un programa Complément d’enquête en el que se ve y se escucha al actor hacer toda clase de comentarios asquerosos, incluidos los peores sexualizando a una niña de 11 años. Las imágenes han sido pasadas por un control judicial para demostrar que no ha habido ninguna manipulación en su montaje. Lo que resulta particularmente penoso es que desde el mismísimo presidente Macron hasta una serie de actores, directores y escritores que son sus colegas, defiendan en un manifiesto publicado por Le Figaro a Gérard Depardieu del “injusto y espantoso linchamiento “al que está siendo sometido con el argumento de que es “un tesoro nacional francés, un monstruo sagrado y el mejor actor de la historia”, además de equiparar las acusaciones contra él a “un ataque al arte”. Por supuesto ni una mención a las mujeres que se han atrevido a denunciarle, ni siquiera para otorgarles también el beneficio de la duda porque sus testimonios y el modus operandi del actor resulta sospechosamente familiar en todos los casos. Como si esa encarnación “del arte” le otorgara una inmunidad total para hacer lo que le diera la gana .
Nadie está poniendo en tela de juicio la calidad de Depardieu como actor o como patrimonio de la humanidad o como “gigante del cine”. Como nadie discute que Polanski es un director de talento o Plácido Domingo poseía una espléndida voz. Hablamos de como el estatus de monstruos sagrados y la veneración que suscitaban, han permitido a tantos y tantos artistas no rendir cuentas nunca de sus conductas abusivas. En ningún lugar del mundo. Nosotros los admiradores, hemos preferido en muchas ocasiones mirar para otro lado porque la idea que alguien a quien venerábamos y respetábamos fuera un ser deleznable no nos cabía en la cabeza, no encajaba con lo que queríamos creer. Yo misma ¿por qué no me levanté de esa mesa a la primera inconveniencia , al primer improperio, en vez de aguantar aquella cháchara insoportable? Porque en mi cabeza tenía fijada la escena del parking de La mujer de al lado , los diálogos con Duras en El camión, el dueto con Barbara en Lily passion. No quería ver que el hombre que tenía delante era alguien capaz de ser un monstruo sagrado y comportarse sencillamente como un monstruo. Ahora muchos de estos hombres dicen ser “víctimas de las víctimas” que recuerda en otra esfera, al concepto de “dictadura de las minorías”. Los que firman el manifiesto a favor de Depardieu afirman que el hombre al que conocen es incapaz de hacer las cosas de las que se le acusa: ésa es otra de las características de los depredadores. Depardieu nunca abusó de las consagradas actrices Carole Bouquet (con la que convivió durante años) de Natalie Baye, de Carla Bruni o de Catherine Deneuve. Sus víctimas han sido siempre jóvenes actrices, aspirantes a escritoras, periodistas: mujeres vulnerables, sin aura, sin estatus, sin inmunidad, que difícilmente van a ser escuchadas o creídas. ¿Cómo van a ser creídas si hasta el mismo presidente de Francia las niega? Una de las primeras en acusarle fue Emanuelle Deveber, una actriz que debutó con él en la película Danton en 1980 y que posteriormente abandonó el cine. El día después de la emisión del programa Complement d’enquete, se suicidó tirándose al Sena. Isabel Coixet es directora de cine.