domingo, 15 de octubre de 2023

De la piedra de la locura

 







Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz domingo. Mi propuesta de lectura para hoy, del escritor y premio Cervantes, Sergio Ramírez, va de la piedra de la locura. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com










La piedra de la locura
SERGIO RAMÍREZ - El País
11 OCT 2023 - harendt.blogspot.com

Esta historia puede comenzar con una escena de esas de folletín patético donde el padre desobligado, ausente siempre de la vida familiar, un rudo chófer de autobuses, maltrata al hijo al punto de levantarlo a golpes del sillón donde ve la televisión, y la madre, en lugar de ponerse del lado de su vástago humillado, se convierte en cómplice de esos maltratos.
Ya adulto, el personaje se ha convertido en un solitario empedernido. Llega a tener su primera novia a los 47 años, una cantante de cumbia algo avejentada a la que conoce por Instagram, Daniela Mori, cinco años mayor, y cuyo tema Endúlzame que soy café había sonado tiempo atrás en la radio. Pero ella lo deja a los seis meses.
Cuando se le muere de cáncer su mastín inglés Conan, su único amigo, y su hijo, descubre que a través de una médium puede comunicarse con el espíritu del perro, y traspasar así la puerta iluminada hacia la otra dimensión, donde dialoga también con otros muertos ilustres, Murray Rothbard, por ejemplo, fundador del anarcocapitalismo, o la filósofa Ayn Rand, autora de La virtud del egoísmo. Y hasta con Dios mismo habla. Ya antes había visto a Dios, pero aún no entraban en conversación. “Yo vi tres veces la resurrección de Cristo, pero no lo puedo contar, dirían que estoy loco”, declaró una vez.
La médium clarividente es su propia hermana, Karina, solterona como él, dotada de poderes esotéricos. No cualquiera puede convencer a Dios para que acepte ser parte de un chat a través de los planos astrales. Y Dios le comunica a su elegido, como un día lo hizo con Moisés, que tiene que ponerse a la cabeza de su pueblo para llevarlo a la tierra prometida. No debe detenerse hasta alcanzar la presidencia de Argentina.
Y está a punto de conseguirlo. Es Javier Milei, ojos centelleantes de furia y abundante cabello despeinado como una estrella caduca de rock, lo que le ha ganado el apodo de El Peluca. En lugar de las tablas de la ley, lleva en las manos una motosierra encendida, para cortar y recortar todo hasta arrasar el bosque, tumbar el Banco Central, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Cultura, y sobre esa tierra yerma construir el paraíso, o importarlo: “Si me dan 20 años, podemos ser como Alemania y si me dan 35, como Estados Unidos”, grita en los mítines y en los platós de televisión, con lo cual nos avisa de que sus planes de quedarse en el poder son muy a largo plazo, como ocurre en nuestros pagos latinoamericanos con los caudillos que se suben a las tribunas para no volver a bajarse, lleven peluca o no.
Subió de joven a los escenarios de barrio como cantante de la banda de rock que él mismo creó, cuando interpretaba sus propios temas, pero, sobre todo, hacía covers de los Rolling Stones. Y en 2019, ya aspirante presidencial, actuó en la pieza escrita por él mismo El consultorio de Milei: Sucalesca, el personaje, tiene problemas con sus finanzas y acude a un consultorio de economía atendido por el propio Milei, quien le explica que la razón de sus males son los economistas fracasados y los políticos corruptos; y la obra arranca con un tema punk rock: “A la mierda los malditos empresarios / A la mierda sodomitas del capital / basta de basura keynesiana / ha llegado el momento liberal...”.
Proclama su adhesión sin condiciones a la venta libre de armas y al tráfico de órganos, solo un mercado más, y sobre la venta de niños opina que “quizás de acá a 200 años se podría debatir”. El Estado no es sino un pedófilo suelto en un jardín de infantes, los impuestos son una rémora de la esclavitud, y entre el Estado y la mafia prefiere la mafia porque tiene reglas y cumple. Y una empresa que contamina un río, ¿dónde está el daño?, reza su credo libertario. En su partido La Libertad Avanza, figurar en las listas de diputados tiene un precio en dólares.
¿Cuándo se volvió Argentina un país de los trópicos bananeros, donde hablar con los muertos, o resucitarlos, es un lugar común, porque lo asombroso no causa asombro, la brujería reina en los palacios presidenciales donde se incuban las más tenebrosas quimeras, y la piedra de la locura brilla incrustada en la frente de los tiranos delirantes?
Habría que irse a los tiempos de José López Rega, el oscuro cabo de policía que se convirtió en consejero áulico de la presidenta Isabel Perón, todopoderoso ministro de Bienestar Social que era a la vez jefe de la banda secreta la Triple A, responsable de decenas de muertes y desapariciones, y experto en la macumba, la umbanda y el candomblé, que leía los arcanos en el zodíaco y percibía la Luz Divina en las radiaciones de los planetas, como se muestra en su obra maestra Astrología esotérica (secretos develados), de 1962.
Frustración, desesperación, lo que sea, ganas vengativas de arrasar el bosque, pero los votantes se disponen a elegir a Milei, motosierra en mano. Y por lo que se ve, el espíritu de Conan correteará libremente por la Casa Rosada.






























[ARCHIVO DELBLOG] Nuestra Europa: Una conferencia. [Publicada el 02/03/2020]










Desde su inicio en 1950, -escribe el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del País Vasco, Igor Filibi ("Una Conferencia sobre el futuro de Europa". Deia, 28/2/2020)-, la integración europea ha ido avanzando mediante tratados firmados entre los gobiernos de los Estados miembros: desde el primero que creó la Comunidad Europea del Carbón y del Acero en 1951, y luego los tratados de Roma que crearon en 1957 la Comunidad Económica Europea y el Euratom, hasta el tratado de la Unión Europea en 1992. Luego vendrían los tratados de Niza, Ámsterdam y finalmente el de Lisboa.
En todos estos casos, el mecanismo era el mismo: los gobiernos se reunían en una Conferencia Inter-Gubernamental (CIG) para acordar el diseño y poderes de las instituciones europeas, sus nuevas políticas, etc.
En 1999-2000 se produjo una innovación ya que se convocó una Convención Europea, abierta a la participación de la sociedad, para redactar la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. La Convención realizó un magnífico trabajo, siendo capaz de poner de acuerdo tanto a los representantes políticos como a los numerosos expertos que la asesoraron.
Aquel inesperado éxito se produjo en un momento en el que los gobiernos no eran capaces de alcanzar la unanimidad para reformar los tratados de la Unión. Por ese motivo, en 2001, el Consejo Europeo de Laeken convocó una Convención para el Futuro de Europa que debería elaborar unos materiales para que los gobiernos tomasen la última decisión en una Conferencia Inter-Gubernamental clásica. Los gobiernos que querían impulsar la integración no estaban muy seguros de que el nuevo formato pudiese ser eficaz y por ese mismo motivo los gobiernos que no deseaban más integración aceptaron la fórmula.
De nuevo en contra de todo pronóstico, en parte gracias a las argucias y experiencia de su presidente, Valèry Giscard d'Estaing, la Convención fue capaz de redactar por consenso un audaz texto constitucional para reformar la Unión Europea. Formalmente, los gobiernos tenían la potestad de modificar el texto, pero en términos prácticos ello supondría abrir de nuevo un debate que se había completado con éxito al alcanzar un consenso. Ningún gobierno quiso pagar ese coste y los jefes de gobierno lo firmaron en Roma el 29 de octubre de 2004. Sin embargo, el tratado constitucional, tras ser aprobado por el Parlamento Europeo y la gran mayoría de Estados, fue rechazado en los referéndums celebrados en los Países Bajos y Francia.
Faltó muy poco para que un tratado que no había sido redactado por los gobiernos fuese aprobado, pero finalmente no pudo ser. Tras un periodo de reflexión ante el bloqueo, los gobiernos se juntaron de nuevo en una Conferencia Inter-Gubernamental clásica y acordaron redactar un nuevo tratado basado en lo sustancial en el texto elaborado por la Convención. Este texto, conocido como Tratado de Lisboa, fue firmado el 13 de diciembre de 2007 y entró en vigor el 1 de diciembre de 2009. Esta reforma ha sido la última y los dos textos aprobados regulan en la actualidad el funcionamiento de la Unión Europea. Es muy interesante que en estos documentos se recoge que a partir de ahora las nuevas reformas de los tratados deberán comenzar con la celebración de una Convención Europea que proponga a los jefes de gobierno un texto para reformar la Unión, si bien los gobiernos tendrán la última palabra.
Cuando parecía que, al fin, la UE comenzaba a salir de la parálisis, sufrió la peor crisis de su historia. A la crisis económica se sumó un creciente descontento popular, derivado de las malas condiciones económicas, el elevado desempleo y una creciente desigualdad que generó mucha frustración y desafección hacia las instituciones. Fueron los peores momentos en la historia de la integración. Surgieron diversos partidos que la cuestionaban abiertamente, exigiendo que sus países abandonaran el euro y la Unión Europea. El referéndum por el que los británicos decidieron salir de la UE agravó aún más la crisis.
El Parlamento Europeo reaccionó con una profunda reflexión sobre la situación y elaboró un documento que diagnosticaba los problemas de la Unión Europea y señalaba un rumbo para salir de la policrisis que atravesaba Europa. El Parlamento lideró la defensa de la Unión y defendió el valor del proyecto europeo, proponiendo una estrategia política para dotar a la UE de los mecanismos y recursos que necesitaba para cumplir su función y responder a las demandas de la ciudadanía. En particular, con carácter inmediato, el Parlamento instó a la Comisión para que iniciase un proceso de reflexión amplio en el que participase la sociedad y todas las instituciones, para definir qué Europa queremos construir.
La Comisión comenzó este proceso en marzo de 2017 y lo impulsó con su Libro Blanco sobre el futuro de Europa, así como con diversos documentos de reflexión sectoriales (políticas sociales, Unión Económica y Monetaria, Defensa, etc.). Después de este largo proceso de reflexión, los europeos elegimos a nuestros representantes en el Parlamento Europeo el último mayo. Hubo una participación mayor que en ocasiones anteriores y el resultado fue un claro respaldo a los partidos que defienden una mayor integración política de Europa, dejando en posición muy minoritaria a quienes cuestionan el euro o la Unión. Y en base a esta clara mayoría se ha elegido a la nueva Comisión Europea, presidida por primera vez por una mujer: Ursula von der Leyen. Cuando defendió en el Parlamento Europeo su candidatura para presidir la Comisión, presentó un documento con su agenda política en base a seis prioridades, una de las cuales era impulsar la democracia europea. Entre diversas medidas, propuso organizar una Conferencia sobre el futuro de Europa, abierta a la participación de toda la sociedad, y en particular los jóvenes, y que duraría dos años. Y el 25 de noviembre de 2019, los gobiernos francés y alemán hicieron público un documento en el que defendían la necesidad urgente de convocar una Conferencia sobre el Futuro de Europa a comienzos de 2020 y que terminase en 2022. Además, desarrollaban la idea sugiriendo algunos principios que deberían regir esta iniciativa.
Por un lado, la Conferencia debe involucrar a las tres principales instituciones de la UE, actuando con un mandato común, a los Estados y realizar un amplio proceso de consultas con la sociedad. La Conferencia debe estar presidida por una personalidad europea, asesorada por un grupo de representantes de las instituciones de la UE, Estados, expertos y sociedad civil. Abordaría todos aquellos aspectos que se consideren necesarios para el futuro de Europa, sin límites ni sesgos previos. En particular se trataría la forma de hacer una Europa más unida y más soberana, con capacidad real de resolver los principales problemas a los que nos enfrentamos.
Recientemente, el 22 de enero, la Comisión precisó más su plan al proponer que la Conferencia podría iniciarse el 9 de mayo de este 2020 y duraría dos años. También se propone que haya dos grupos de trabajo en paralelo. Un grupo debatirá las prioridades de la Unión y lo que esta debería tratar de conseguir: lucha contra el cambio climático, desafíos medioambientales, una economía más justa y con mayor igualdad, transformación digital de Europa, promoción de los valores europeos, reforzar la voz de Europa en los asuntos mundiales y reforzar los fundamentos democráticos de la Unión. El segundo grupo se centrará en los asuntos relacionados con los procesos democráticos e institucionales, incluyendo el sistema de candidaturas y las listas transnacionales en el Parlamento Europeo.
Comienza la fase decisiva del debate sobre el futuro de Europa, en el que se discutirá el diseño de la Unión que es, probablemente, nuestra única esperanza de mantener nuestro estilo de vida y valores en un mundo de gigantes que no los comparten. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt












sábado, 14 de octubre de 2023

De un Sabbat negro

 





Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz sábado. Mi propuesta de lectura para hoy, del escritor David Grossman, va de un Sabbat negro. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com










‘Sabbat’ negro
DAVID GROSSMAN - El País
13 OCT 2023 - harendt.blogspot.com

Más de 1.300 muertos en Israel, más de 3.200 heridos, centenares de rehenes y prisioneros. Cada superviviente es la historia de un milagro. De presencia de ánimo y de valor.
Milagros incalculables, innumerables actos de valor y sacrificio por parte de soldados y ciudadanos corrientes. Y cada uno de ellos representa un recordatorio de la negligencia criminal de los responsables de los servicios de seguridad que, durante años, se han convencido a sí mismos —y a nosotros con ellos— hasta creer que no había nadie más poderoso o más experimentado que nosotros en la región, ni más perspicaz para la doctrina de guerra.
Observo los rostros de la gente. Trauma. Conmoción. Un gran peso en el corazón. Nos repetimos sin cesar unos a otros: una pesadilla, una pesadilla diferente a todas. Indecible. Que las palabras no pueden expresar.
Con una profunda sensación de traición. Traición del Gobierno hacia sus ciudadanos. Traición hacia todo lo que es valioso para nosotros como ciudadanos, como ciudadanos de determinado Estado. Traición a su significado particular y exigente. Traición a nuestro bien más preciado —el hogar nacional del pueblo judío—, confiado al cuidado de nuestros gobernantes. Que debían protegerlo con sagrada reverencia, como mínimo. En lugar de eso ¿qué hemos comprobado? ¿Qué nos hemos acostumbrado a ver como si fuera el funcionamiento normal del mundo, sin otra opción? Hemos visto el abandono de este Estado en beneficio de intereses mezquinos, de una política cínica, estrecha de miras, delirante.
Lo que ocurre en este momento materializa el precio que Israel paga por haberse dejado seducir, durante años, por una dirección corrupta, que lo ha precipitado por una pendiente peligrosa, que ha desmembrado las instituciones del derecho y la justicia, los sistemas militares y educativos, que se ha mostrado dispuesta a poner en peligro su existencia para evitar que el primer ministro acabe en prisión.
Vale la pena reflexionar sobre aquello a lo que hemos contribuido durante años. Pensemos en la cantidad de energía, de reflexión y de dinero que hemos desperdiciado ante el espectáculo de la familia Netanyahu, con todo su drama a lo Ceausescu. En los grotescos trucos de prestidigitación que esta familia ha realizado ante nuestra mirada atónita.
En los últimos nueve meses, como sabemos, millones de israelíes se han manifestado cada semana contra el Gobierno y su jefe. Un proceso de una importancia incomparable que pretendía devolver a Israel a sí mismo, a la idea grandiosa y sublime, a su ideal inicial: fundar un Estado, hogar nacional del pueblo judío. Y no solo un hogar: millones de israelíes deseaban crear un Estado liberal, democrático, amante de la paz, pluralista, respetuoso de las creencias de cada individuo. En lugar de escuchar lo que el movimiento de protesta insinuaba, Netanyahu ha preferido descalificarlo, tacharlo de traidor, incitar al odio contra él, atizar el odio entre los bandos. Pero todo el tiempo, en cualquier ocasión, proclamaba lo poderoso y decidido que era Israel, y, sobre todo, preparado, preparado para detener cualquier amenaza.
Que se lo digan ahora a los padres rotos de dolor y al bebé arrojado a una cuneta. Que se lo digan a los rehenes, a quienes reparten como golosinas humanas entre las diferentes facciones. Que se lo digan a sus votantes. Que se lo digan a las 80 brechas en el muro más perfeccionado del mundo. Pero tenemos prohibido cometer errores y sembrar la confusión; a pesar de toda la ira contra Netanyahu, sus secuaces y su comportamiento, el horror de estos días no lo ha perpetrado Israel. Hamás es el autor. Desde luego, la ocupación constituye un crimen, pero maniatar a centenares de civiles, niños y padres, ancianos y enfermos, y pasar de uno a otro para dispararles a sangre fría es un crimen más atroz. Incluso en la jerarquía del mal hay una especie de “escala”. Hay grados de severidad del mal que el sentido común y el sentimiento natural saben distinguir. Y cuando observamos la masacre de la rave Tribe of Nova, cuando vemos a los terroristas de Hamás salir a toda velocidad en sus motocicletas persiguiendo a jóvenes, algunos de los cuales siguen bailando sin darse cuenta de lo que sucede, cuando vemos cómo los abaten, los persiguen como a animales salvajes y los ejecutan con aullidos de alegría... No sé si deberíamos llamarlos “bestias salvajes”, pero, sin ninguna duda, han perdido el lado humano.
Estos días y estas noches somos como sonámbulos. Esforzándonos para no dejarnos tentar y ver vídeos del horror, escuchar rumores; sintiendo cómo nos embarga el miedo de aquellos que, por primera vez desde hace 50 años —desde la guerra de Yom Kipur— toman conciencia del pánico de aquel para quien una posible derrota ya está marcada por un estigma inicial.
Qué seremos cuando resurjamos de las cenizas y volvamos a nuestra existencia y conozcamos en carne propia la tristeza de la sobria frase del poeta Haim Gouri tras la guerra de Independencia: “Qué numerosos son los que ya no están con nosotros”. Qué seremos, qué seres humanos, después de estos días, después de haber visto lo que hemos visto. ¿A partir de qué podremos empezar de nuevo después de esta catástrofe y de la pérdida de tantas cosas en las que creíamos, en las que confiábamos?
Una apuesta: después de la guerra, Israel estará mucho más a la derecha, agresivo, y también racista. La guerra que se nos ha impuesto graba en su conciencia los estereotipos y los prejuicios más extremistas y más odiosos que dictan —y que dictarán y profundizarán— las características de la identidad israelí. Identidad que en adelante abarcará a la vez el trauma de octubre de 2023, el contenido de la política y la gobernanza de Israel. La polarización, el desgarro interior.
El 7 de octubre de 2023, ¿se perdió para siempre, o congelada durante unos años, la remota posibilidad de un diálogo auténtico, de aceptación de la existencia de otro pueblo? ¿Y qué dicen los defensores de esa idea delirante de un “Estado binacional”? ¿Alguien cree aún que estos dos pueblos, Israel y los palestinos, dos pueblos a los que la guerra interminable ha pervertido, incapaces de ser siquiera primos uno del otro, podrían ser hermanos siameses? Se necesitarán muchos años, años sin guerras, para que sea posible pensar en la aceptación. Entretanto, solo podemos suponer la magnitud de los miedos y los odios derramados sobre el terreno de la realidad. Espero, ruego, que haya en Cisjordania palestinos que, a pesar de su odio hacia el Israel ocupante, se distancien, por sus actos o su condena, de lo que han cometido algunos miembros de su pueblo. Yo, como israelí, no tengo ningún derecho a predicar la moral ni a dictarles su comportamiento. Pero, como hombre, como ser humano, tengo todo el derecho —y el deber— de exigirles una actitud humana y ética.
Hace dos semanas, el presidente de Estados Unidos, el primer ministro de Israel y el príncipe heredero de Arabia Saudí evocaban con entusiasmo un acuerdo de paz entre Israel y Arabia Saudí. Se suponía que un acuerdo de este tipo reforzaría los pactos de normalización entre Israel, Marruecos y Emiratos. Los palestinos cuentan muy poco en estos acuerdos. Netanyahu, arrogante y rebosante de confianza en sí mismo, logró —según sus propias palabras— separar el problema palestino de las relaciones de Israel con los países árabes.
Este acuerdo también está ligado a lo que ocurrió durante el sabbat negro entre Gaza e Israel. La paz que él quería crear es una paz para ricos. Un intento de obviar el foco del conflicto. Los últimos días son la prueba de que es imposible empezar a remediar la tragedia de Oriente Próximo sin proponer una solución que alivie la carga de los palestinos.
¿Somos capaces de alejarnos de las fórmulas rutinarias y comprender que lo que ha ocurrido aquí es demasiado grande y temible para referirse a ello según paradigmas manidos? Ni siquiera la conducta y los crímenes de Israel en los territorios ocupados durante 56 años pueden justificar o atenuar lo que se ha revelado ante nuestros ojos. Hablo del odio abismal hacia Israel, de la dolorosa certeza de que nosotros, los israelíes, tenemos que vivir aquí con una vigilancia suprema y en permanente movilización para la guerra. A partir de un esfuerzo incesante por ser Atenas y Esparta a la vez, y a partir de una duda existencial respecto a la posibilidad de que algún día quizá podamos llevar una existencia normal, libre, sin amenazas ni miedos. Una vida estable y protegida. Una vida que podría tener un nombre: hogar.





























 

[ARCHIVO DEL BLOG] Hannah Arendt, en el recuerdo. [Publicada el 14/10/2012]










Hoy, 14 de octubre, se cumple el 106 aniversario del nacimiento de la pensadora norteamericana de origen judeo-alemán Hannah Arendt (1906-1975), sin duda alguna una de las filósofas (aunque ella detestaba que la definieran como tal y prefería el calificativo de teórica política) más importantes del siglo XX. 
No se me ocurre mejor homenaje a su memoria que esta recopilación de enlaces sobre su vida y su obra, de los que reseño especialmente aquellos que me han parecido más interesantes. Espero que sepan disculpar lo subjetivo de su elección.
De mi admiración por ella, aparte de lo que significa utilizar como seudónimo de mis publicaciones en Internet el anagrama "HArendt", da cuenta la veintena larga de entradas etiquetadas con la referencia "Hannah Arendt" solo en esta última etapa del blog, aunque estoy seguro que hay muchas más dispersas a lo largo del mismo. Les invito a visitarlas si lo desean.
Por su parte, en YouTube, existen más de un millar de vídeos sobre ella, muchos de ellos en español, de los cuales pueden verse algunos en el blog. 
Del centenar largo de referencias que "Revista de Libros", la más importante publicación de critica literaria en lengua española, le ha dedicado a lo largo de sus doce años de existencia, quisiera destacar especialmente dos de ellas.
La primera, aparecida en dicha publicación en febrero de 2008 con el título "Amistad y amor mundi: La vida de Hannah Arendt" y escrita por Jordi Ibáñez Fanés, es un documentado estudio crítico de las dos mejores biografías sobre ella, ambas con el escueto título Hannah Arendt. La primera, de la escritora norteamericana Elisabeth Young-Bruelh (Alfonso el Magnánimo, Valencia, 1997); la segunda, de la francesa Laure Adler (Destino, Barcelona, 2006). He leído ambas y les aseguro que son magníficas.
La otra referencia en "Revista de Libros" es de octubre de 1997, lleva el título de "Arendt y Heidegger: cuestiones privadas, consecuencias públicas", y está escrita por Cristina Sánchez Muñoz, comentando el libro Hannah Arendt y Martin Heidegger (Tusquets, Barcelona, 1996), de la escritora norteamericana de origen judeo-polaco Elzbieta Ettinger. Otro documentado estudio sobre la relación, íntima en sus inicios, pero sobre todo filósofica y personal, que a lo largo de toda su vida mantuvo Hannah Harendt con el controvertido (por su filonazismo) filósofo alemán Martín Heidegger, sin duda también, uno de los más influyentes y decisivos pensadores del pasado siglo.
Espero que todos los enlaces citados les resulten interesantes. Y sean felices, por favor, a pesar del gobierno. Tamaragua, amigos. HArendt










viernes, 13 de octubre de 2023

De la degradación de los servicios públicos

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz viernes. Mi propuesta de lectura para hoy, del escritor Jordi Amat, va de la degradación de los servicios públicos. Se la recomiendo encarecidamente y espero que junto con las viñetas que la acompañan, en palabras de Hannah Arendt, les ayude a pensar para comprender y a comprender para actuar. Sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com









Lección del profesor pobre
JORDI AMAT - El País
08 OCT 2023 - harendt.blogspot.com

Dudo. Sobre el tema, sobre cómo estructurar esta columna. No sé si sería mejor empezar con la escena de Kenia buscando habitación en un portal o enfocar su coche entrando en el garaje del hospital Can Misses de Ibiza. Lo bueno de la primera opción: permitiría contemplar la angustia en el rostro de una joven profesora. Si no acepta la plaza estará dos años sin poder acceder a listas y verá interrumpida su trayectoria profesional, por eso está dispuesta a trabajar cobrando para malvivir porque tiene la esperanza del traslado definitivo cerca de casa. Pero desde un punto visual, para conmover al lector, hipócrita como yo, nada más intenso que seguirla durante su llegada a la plaza de aparcamiento. Momentazo. Desesperada, ha decidido que va a dormir, un día, dos, los que sean, pero por suerte allí descubrirá que no está sola. “Hola, me llamo Kenia”.
Otros trabajadores están en su misma situación. Un profesional de la hostelería. También un policía. Duermen en el coche porque no pueden pagarse ni remotamente un piso de alquiler ni una habitación. Hay centenares de testimonios relatando experiencias parecidas. La mayoría, docentes. Una buena lección. Y luego números que se dieron a conocer hace pocos días y que revelan un problema estructural en Baleares: faltaban profesores. Lo leo en el Diario de Ibiza: 22 en Mallorca, 20 en Menorca, 56 en Ibiza y 13 en Formentera. Al final Kenia encontró una solución. No pudo alquilar una habitación entera, de acuerdo, pero sí media por 490 euros mensuales (incluido el biombo para separarla del desconocido que dormía en el mismo cuarto por el mismo precio). Final feliz, aunque sin dejar de ser una trabajadora pobre.
Algo más de glamur tienen las peripecias que nos descubrió un reportaje de Lucía Bohórquez. Por ejemplo, Carla. La profesora que se despierta en Mallorca, cada mañana viaja en avión a Ibiza, llega en autobús al colegio, da sus clases, a las dos recoge sus cosas y realiza el viaje de vuelta para poder conciliar, tampoco podría pagar habitación y porque no quiere descolgarse de las listas. Si Carla fuese más joven a lo mejor estaría en la misma situación de Álex. Él está dispuesto a dormir en la playa, declaró a eldiario.es desde Formentera este inicio de curso, pero por ahora disfruta de la gran alternativa que ofrece el Govern: dormirá en un albergue. Podrá compartir experiencias. Se parecerán. La llegada para cubrir una baja en teoría de pocas semanas, luego la amenaza de la temporada de verano, el sueldo que ni de lejos permite sobrevivir y otra baja más. Alguno abandona. Otro Álex ahora trabaja de jardinero.
Aunque pocos casos como el de la enfermera que hace años trabajó precisamente en Can Misses y cambió de Pitiusa. Ahora, por fin, ella vive en un pequeño estudio que le consiguió una amiga en Formentera. Tal vez ya no tenga que comer cada día el menú del hospital donde trabaja —5,50 euros permiten ahorrar—, pero poco a poco podrá olvidar la situación límite a la que llegó durante un mes de agosto y parte de septiembre. No tenía donde vivir, no podía pagar habitación alguna porque llegaban los turistas. Al fin, aunque fuese ilegal, obtuvo permiso del vigilante: plantó su tienda de campaña en un terreno anexo al hospital y allí dormía antes de empezar la jornada laboral.
Y sigo dudando. Porque, ¿a quién le interesa leer una columna sobre la degradación laboral de los servicios públicos básicos —salud, educación— cuando lo que debe celebrarse son las inversiones extranjeras en nuestras ciudades globales o la suerte de tener centros turísticos de referencia que quieren visitar millones y millones de personas? Como mínimo, la ironía. La periodista Anna Pacheco se coló en el salón The District que reunió en Barcelona a directivos de los fondos de inversión de Real State. Se quedó sin tarjetas. Allí no parecía una distopía. Vendía un proyecto innovador: vivienda asequible usando la estructura de lavabos portátiles. Juntas dos y ya. Vaya mierda de columna.



























[ARCHIVO DEL BLOG] Corrupción, mentiras y política. ¿A quién creer ya?. [Publicada el 27/10/2014]












Esto más que un goteo es ya un chorro abierto sin control y una alcantarilla que revienta porque no da más de sí: solo en el día de hoy un exvicepresidente de la comunidad autónoma de Madrid y exsecretario general de su partido en esa comunidad, el presidente de la diputación provincial de León, un grupo de alcaldes en ejercicio y hasta una cincuentena de empresarios repartidos por toda España, detenidos por presunta corrupción... Es para no creer en nada ni nadie, pero el caso es que yo si creo que la inmensa mayoría de los políticos españoles son honrados, pero también creo, como dice el aforismo romano, que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. ¿Entonces, qué hacer? 
No soy dado a las grandes admiraciones. Por cumplir con mi personal ley de igualdad de género cito entre esas grandes admiraciones a dos mujeres, Hannah Arendt, teórica política estadounidense de origen judeo-alemán y a Simone Weil, filósofa francesa de origen judío, y a dos hombres, Emilio Lledó, filósofo y filólogo español y a Hans Küng, teólogo católico suizo. Por los cuatro siento una profunda admiración y respeto, tanto por la importancia de su obra intelectual como por el ejemplo de sus vidas. Y uno de ellos fue profesor mío en la Facultad de Geografía e Historia de la UNED; sólo por el privilegio de haberle conocido y tenido como profesor merecieron la pena todos los años de estudio.
Pero hoy sólo quiero traer a colación a Hans Küng, teólogo católico de renombre universal, consultor especial del Concilio Vaticano II por decisión expresa del papa Juan XXIII, y apartado fulminantemente de su cátedra de Teología en la Universidad alemana de Tubinga por el papa Juan Pablo II por oponerse públicamente al dogma de la infalibilidad pontificia.
No soy creyente. No lo era ya cuando leí durante unas vacaciones en Mallorca hace al menos cuarenta años la primera de sus grandes obras teológicas: "Ser cristiano". Seguí sin serlo después de leer con sincera admiración al menos una docena sus títulos posteriores. Y al día de hoy sigo ateo-no beligerante, a Dios gracias, diría yo. Pero no, desde luego, por culpa suya, porque reconozco que pocos libros existen con la profunda religiosidad y el rigor teológico de los escritos por Hans Küng. A sus casi 90 años, sigue empeñado en la elaboración de una ética de validez universal y del diálogo sin condiciones entre todas las iglesias. Y yo, sigo esperando con ilusión la publicación en español de la tercera parte de sus memorias. 
Hace unos años el diario El País publicó un interesantísima artículo suyo, hoy más que nunca de plena actualidad, titulado "¿Está justificada la mentira en política?" por el que desfilan George W. Bush, Henry Kissinger, Richelieu, Metternich, Bismarck, Theodore Roosevelt, Maquiavelo, Thomas Jefferson, Martín Lutero, Helmut Schmidt, Jimmy Carter, Bill Clinton y Monica Lewinsky..., entre otros. Hoy, oyendo justificarse ante sus electores a la presidenta del partido popular de Madrid y expresidenta de dicha comunidad autónoma, expresidenta del Senado y exministra, Esperanza Aguirre, y soplar plumas hacia arriba a la secretaria general del partido popular español, Dolores de Cospedal, o mirar hacia otro lado como si la cosa no fuera con él y con todos nosotros al presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, creo que merece la pena releer lo que en su día dijera un teólogo tan solvente como Hans Küng sobre la mentira y la política. Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt