viernes, 26 de diciembre de 2025

EL POEMA DE CADA DÍA. HOY: HIPIQUIENNE, DE BEN CLARK

 







HIPIQUIENNE



Al escultor y ceramista Gerry Clark


Sospecho de las piezas más grandes que su puño.

El puño de mi padre que, sin amenazar,

representa volúmenes, fronteras,

las masas que no deben, que no pueden ser sólidas.


Cualquier cosa más grande ha de ser hueca,

y cualquier cosa hueca tiene que respirar.


Es lo único que sé, lo único que aprendí

de su oficio: que hay pocas cosas sólidas,

que es rara la escultura

que no contenga el eco del secreto,

que no existe cerámica en el mundo

que no respete el puño de mi padre.


Y a mil doscientos grados los ollares

de sus caballos eran de verdad,

en el infierno, vivos, respiraban

exhalando el vacío de sus cuerpos,

los secretos que habían compartido

con mi padre y que sólo

podría revelar la destrucción.


Cualquier cosa más grande que su puño

me conduce a la idea de la muerte,

al presagio ominoso de un error

de cálculo, a caballos reventando

en trincheras de fuego de Verdún:

montañas de animales que se ahogan

o que vagan igual que pensamientos

al final de un poema. Pero el puño

de mi padre, cerrado

sobre las verdes sábanas no estima

los límites de nada, si pudiéramos

hacer un molde, hacer un vaciado,

que él lo supervisara —ocho millones

de caballos murieron en la Gran Guerra casi

todos de agotamiento—.


Mi padre abre la mano y los planetas

se avergüenzan un poco de sus núcleos,

hacen fiestas los potros de Altamira,

y retumban los cráneos vacíos

de todos los guerreros de Xian,

abre la mano y vuelan

murciélagos albinos en las cuevas

del Cáucaso, chillando como alarmas

que alertan del final de la alegría.


Llega el frío, los cuerpos se contraen,

y migran los caballos hacia el sur.

El tiempo acumulado se hace sólido

y algo, en alguna parte, se fractura

porque no puede ser de otra manera,

porque es la ley del puño de mi padre.



BEN CLARK (1984)

poeta español






















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