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En este libro, Filosofía del Colapso (Guillermo Escolar Editor SL, 2025), de Alberto Fragio, comenta en Revista de Libros (09/12/2025, el historiador Alfonso Mendiola analiza, lo que se podría denominar una «corriente» más que una escuela, de origen, principalmente, francés, que se conoce como Colapsología (effondrement). Este grupo, formado, entre otros, por Pablo Servigne, Raphaël Stevens, Yves Cochet y Gauthier Chapelle, se enfoca en estudiar, interdisciplinariamente (climatología, energía y ecología), la crisis sistémica actual, con elementos filosóficos, sociológicos y psicológicos del colapso que se avecina en nuestra sociedad «termocapitalista».
La obra, que se compone de siete capítulos y un apéndice (Ecología del dinero), tiene su núcleo en los dos primeros capítulos. En estos desarrolla el autor su aproximación, con gran rigor y profundidad, a su tesis estructurante: la reflexión sobre los colapsólogos debe ser hecha desde el existencialismo clásico, Heidegger y Sartre. Por ello, el capítulo dos, se titula, Exis-colap-sismo. Exis juega con el concepto de exis-tencia. Este acercamiento, que el autor llama observación de segundo orden (filosófica), elabora un metalenguaje para iluminar la propuesta de los teóricos del colapso (effondrement). Destaco lo siguiente: los colapsólogos no estudian un concepto abstracto, sino un evento próximo. Para ellos, el colapso del sistema tierra es algo que está sucediendo ya. Por esto, elaboran una colapsosofía que contiene una ética de cómo enfrentar este tiempo del colapso entre el ya… pero aún no. Estamos ya en el tiempo del fin, pero no en el fin del tiempo.
Si Fragio elabora un metalenguaje para estudiar, o como dije iluminar, la colapsología y, este lenguaje es construido desde el pensamiento filosófico, ¿qué entiende, en este caso, por filosofía? La filosofía que utiliza es la que se construyó durante la década de los treinta y cuarenta del siglo XX. Aunque parte de Ser y tiempo que fue publicado en 1927, más adelante se verá porque prefiero situarla en los treinta y cuarenta. La filosofía que analiza, centralmente, es la elaborada por Heidegger y Sartre. Y, de ellos, se enfoca en sus filosofías de la existencia. Podríamos sostener que la elaboración del existencialismo es expresión de la posguerra (Primera Guerra Mundial), de la caída de la República de Weimar, de la subida al poder del nacionalsocialismo, de la Shoah y del fin de la segunda guerra mundial, aunque El ser y la nada se publica en 1943. Si algo se puede llamar colapso, en sentido estricto, es el tiempo de las dos guerras mundiales. Después de estas dos guerras se hace evidente que es insostenible seguir pensando en lo humano desde el «humanismo ilustrado». El humanismo, como herencia de la cultura helenística-judía-cristiana-ilustrada, se desploma y, con ello, surge, nuevamente, la pregunta sobre el Anthropos. El ser humano, en esas décadas del siglo XX, se convierte en in-humano. Por ello, la filosofía que ayuda a iluminar la corriente del colapsismo, como lo sostiene Fragio, es la del existencialismo. El existencialismo, tanto en su forma alemana (Heidegger) como en la francesa (Sartre), es un camino para abandonar toda comprensión del hombre como esencia. El hombre, si es que sigue existiendo una referencia empírica a la que pueda referirse, se convierte en existencia (variación) más que en esencia (fijeza). Considero que por esto resulta pertinente estudiar al hombre de la colapsología desde lo in-humano del anthropos del período de posguerras. Heidegger y, aún me atrevo a decir que también Sartre, anuncian la muerte del hombre, que constatará de manera contundente Foucault en Las palabras y las cosas (1966).
En el primer capítulo, Fragio analiza de manera rigurosa lo que designa como «existencialismo clásico», a Heidegger y Sartre. Destaco que en una reseña no se puede hacer justicia a la profundidad de este capítulo, por ello únicamente hablaré de la confrontación que se da entre estos dos existencialismos. Ambos, como herederos de Husserl, se interrogan por lo humano desde la noción de existencia. El debate entre Heidegger y Sartre se da en torno a dos textos breves: El existencialismo es un humanismo, Sartre (1946), y, la Carta sobre el humanismo, Heidegger (1947). La Carta de Heidegger es una respuesta a Sartre, enviada a Jean Beaufret (1907-1982). El texto de Sartre, que en su origen fue una conferencia de 1945, se escribió como respuesta, tanto a los comunistas como a los cristianos, porque estos afirmaban que el existencialismo sartreano no era un humanismo. Sartre defenderá su postura sosteniendo que es un humanismo ateo y por ello sin fundamento, sin algo que lo sostenga. Sartre, siguiendo la interpretación de Fragio, defiende un tipo de subjetividad. De esta subjetividad del humanismo sartreano se fundará su tesis central: el hombre está obligado a ser libre, esto es, obligado a elegir. Aun en los momentos en que el hombre esté más coaccionado debe elegir. Mientras que Heidegger, sostiene Fragio, está en contra de toda subjetividad. Esta interpretación de Heidegger se debe, según el libro reseñado, al «giro» (la Kehre) que se da en la filosofía de Heidegger a fines de los treinta. A partir de este «giro», Heidegger, al darse cuenta de que el Dasein (el ser-ahí) de Ser y tiempo fue interpretado como subjetividad, lo reformula en sus Contribuciones a la filosofía (Beiträge zur Philosophie 1936-38). De alguna manera, tratando de ser fiel a mi apropiación del libro, Heidegger abandona la noción de hombre. Sería interesante tomar en cuenta el «giro» que hace Sartre con respecto a su noción de subjetividad en su Crítica de la razón dialéctica (1960) y en su biografía sobre Flaubert, El idiota de la familia (1971-1972). Fragio aplica esta interpretación de la analítica de la existencia heideggeriana a la colapsología en el segundo capítulo.
De los capítulos tres al seis, el autor presenta diferentes representaciones de la colapsología. Figuraciones fílmicas, teológicas (el gnosticismo) y escatológicas (Blumenberg). La colapsología interpreta el tiempo, ya… pero aún no, desde la herencia teológica cristiana. Sin que lo afirme tajantemente, podemos sostener que, para Fragio, la corriente que anuncia el colapso es una forma de secularización de la escatología cristiana. Finalmente, en el capítulo siete, relaciona la colapsología con la llamada «adaptación profunda». Podríamos sostener que el colapso se puede frenar (Katechon) por medio de una existencia auténtica y no inauténtica (Heidegger).
Dado que la conceptualización que desarrolla el autor a lo largo del libro es compleja, se presenta un glosario al final. Es muy estimulante la lectura del libro de Alberto Fragio por la profundidad de su análisis. Para mí, profundidad es capacidad de hacer distinciones conceptuales y esta obra lo logra con creces. Por último, la cuestión central es la siguiente: ¿qué retos le plantea la era actual del Basuroceno o Colapsoceno (Antropoceno) a los saberes llamados sociales y filosóficos?
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