miércoles, 15 de abril de 2020

[A VUELAPLUMA] No vivíamos tan mal...



Hospital de campaña en Cataluña. Agencia EFE


¿Cambiarán los humanos sus vidas, como exigen los clérigos? Lo dudo, pues no vivíamos tan mal: el cambio más deseable es acabar con la epidemia, escribe en el A vuelapluma de hoy [Cúnico. El País, 28/3/2020] el filósofo Fernando Savater. 

"En cuestión de pánicos virales -comienza diciendo Savater-, las cosas no han cambiado tanto desde aquellos terrores del año mil a los que dedicó su tesis Ortega. Se supone siempre que se trata de castigos divinos, no meros accidentes. Antaño los merecimos por nuestra impiedad, por entregarnos a la blasfemia y a la lujuria, por no pagar el diezmo a la Iglesia, por la arrogancia del Rey frente al Papa. Ahora no es Dios propiamente quien nos castiga, sino las contradicciones del capitalismo, y los pecados se llaman consumismo, individualismo, heteropatriarcado, rechazo al diferente, ecocidio, afán de lucro... En cualquier caso, retornan los flagelantes: “¡Arrepentíos, el día se acerca...!”. Algunos escépticos señalan que, si se trata de castigos, Dios o sus franquicias no tienen buena puntería porque fulminan a quien menos lo merece. El gran terremoto de Lisboa (1755) ocurrió la mañana de un día festivo y los fieles que estaban en misa perecieron bajo los escombros de las iglesias. Según Voltaire, si se trataba de escarmentar a los ateos hubiera sido mejor un seísmo a la hora punta de tabernas y burdeles. Por cierto, también Voltaire lanzó un lema que animará a los que hoy lamentan su encierro: “Le paradis est où je suis”.

El terror viral se alimenta de conspiraciones. Antaño, los judíos envenenando las fuentes públicas, los curas repartiendo caramelos ponzoñosos a los niños... Hoy, los americanos difundiendo pandemias antichinas, la derecha recortando la sanidad pública para favorecer a la privada, etcétera... En la web inventan una nueva todas las semanas. ¿Cambiarán los humanos sus vidas, como exigen los clérigos? Afortunadamente, lo dudo, pues no vivíamos tan mal: el cambio más deseable es acabar con la epidemia. Por lo demás, como dice el viejo chiste, “¡tranquilos, que no panda el cúnico!”.

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 





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Entrada núm. 5926
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

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