jueves, 26 de junio de 2025

DE LAS VIÑETAS DE HUMOR DE HOY JUEVES, 26 DE JUNIO DE 2025

 





































miércoles, 25 de junio de 2025

DE LAS ENTRADAS DEL BLOG DE HOY MIÉRCOLES, 25 DE JUNIO DE 2025

 







Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz miércoles, 25 de junio de 2025. Ser consciente de la enorme quiebra que genera en la sociedad la corrupción exige asumir, primero, las responsabilidades políticas que tocan, contribuir a una cultura institucional y colectiva que destierre estos comportamientos y aplicar la lista de reformas pendientes, afirma en la primera de las entradas del blog de hoy el periodista Íñigo Alfonso Imízcoz. En la segunda, un archivo del blog de septiembre de 2017, eescritor Gustavo Martín Garzo hablaba de que el comportamiento de don Quijote recuerda al de los niños en sus juegos, pues él tampoco quiso elegir entre la justicia y el amor; deseaba las dos cosas, y de haber contemplado las filas de refugiados de hoy, habría arremetido contra los guardianes de las fronteras. El poema de hoy, en la tercera, es del poeta español Eugenio de Nora, se titula Honda es la herida, y comienza con estos versos: Honda es la herida del amor al verte/en mis ojos mortales reflejada;/pero la daga más apasionada,/la hunde el recuerdo, España: poseerte. Y la cuarta y última, como siempre, son las viñetas de humor, pero ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν" (toca marchar); volveremos a vernos mañana si las Euménides y la diosa Fortuna lo permiten. Sean  felices, por favor. Tamaragua, amigos míos. HArendt













DE LA CORRUPCIÓN EN ESPAÑA





 



Ser consciente de la enorme quiebra que genera en la sociedad la corrupción exige asumir, primero, las responsabilidades políticas que tocan, contribuir a una cultura institucional y colectiva que destierre estos comportamientos y aplicar la lista de reformas pendientes, afirma en la revista Ethic [Corrupción, la palabra que no conseguimos olvidar, 18/06/2025] el periodista radiofónico Íñigo Alfonso Imízcoz. En The Wire, comienza diciendo Alfonso, la célebre serie de David Simon que pasó a la historia en el inicio de este siglo por convertirse en un retrato descarnado del poderío de la corrupción en Baltimore (EEUU), todos saben que la información delictiva más sensible no se puede transmitir por teléfono. Y una vez que se cumple esta salvaguarda, asoma otro peligro para los implicados en el trapicheo, tráfico ilegal de sustancias o sobornos a políticos. Temen ser grabados en conversaciones que les incriminen ante el juez.

Las personas hoy involucradas en el caso Koldo, Ábalos, Cerdán, o como se denomine la trama –es solo cuestión de perspectiva– deberían haber tomado nota de The Wire. La puesta en escena, al menos, habría mejorado. Porque si la serie de Simon se eleva hasta constituirse como una obra de referencia entre los clásicos del audiovisual, el espectáculo con el que lidia la audiencia española hoy es cutre y desgraciadamente no es nuevo. Los tribunales y las fuerzas de seguridad siguen investigando y conviene recordar que, hasta que no haya una sentencia judicial sobre la mesa, opera el principio de presunción de inocencia. Pero sin quitar un gramo a los derechos constitucionales, el literal de esas comunicaciones difundidas a través de los medios abochornan por su apariencia delictiva, su ignorancia de los principios, de los códigos más elementales y por su bajo nivel. Recuerda en vocabulario, maneras y aspiraciones a la acumulación de casos de corrupción que afectaron a otro partido –como este entonces también en el Gobierno– y que motivaron una moción de censura que hoy tiembla a la luz de lo que vamos conociendo. Por tanto cabe preguntarse: ¿por qué? ¿Qué no se ha aprendido para que más de una década después regrese a primera plana la corrupción? ¿Cómo es posible?

Porque nunca se fue, claro. Porque está ahí. Para luchar contra ella con más eficacia es preciso primero que el sistema funcione bien. Que todas las piezas estén en su sitio y afinen el mecanismo. Es necesaria también una cultura pública en favor de la transparencia y constante exigencia de regeneración democrática. Y por último, lo que realmente es el inicio de todo, un compromiso activo y personal contra el fraude y el engaño. Una apuesta individual que siempre ha fracasado cuando se habla de corrupción pero que es imprescindible para evitarla. Ese valor cívico que significa hacer lo que debes. Pagar los impuestos que tocan y no burlar el IVA en los arreglos en casa, aceptar que tu hijo tiene las notas que se merece y no matricularlo en un colegio para que se las inflen, actuar correctamente independientemente de lo que hagan u opinen los demás. Si se fortalece desde la educación básica primero, si se aprende en casa y, como aporta el filósofo Javier Gomá, el deber de ejemplaridad al que podemos aspirar llega hasta la conversación pública, habremos contribuido a endurecer esa cultura cívica contra la corrupción. Y en paralelo a esos esfuerzos individuales emerge la hercúlea tarea de hacer que la estructura funcione y que el estado de derecho encuentre las herramientas para actuar contra el delito si ha llegado tarde para prevenirlo. 

España no ha desarrollado todavía la Estrategia Nacional Anticorrupción prevista en la ley 2/2023. La Comisión Europea y el Banco Mundial advierten de que, en el ámbito institucional, España aún tiene camino por recorrer. El último índice sobre percepción de la corrupción publicado este año por la ONG Transparencia Internacional coloca a España por debajo de la mitad de la tabla entre los países de la Unión Europea. Ocupa el puesto 16 de 27, siendo el 1 el que tiene una percepción más baja y el 27 la más alta. Por quinta edición consecutiva aumenta.

Esta organización apunta varias deficiencias que harían bien el Gobierno, el Congreso y las administraciones implicadas en tomarse en serio. Está pendiente la transposición de 87 directivas europeas, algunas de ellas fuera de plazo. España no ha desarrollado todavía la Estrategia Nacional Anticorrupción prevista en la ley 2/2023. Se encuentra todavía en el aire la reforma de la normativa acerca de grupos de interés y un registro central de lobbies. Únicamente cuatro comunidades y dos ciudades cuentan con agencias antifraude operativas y seis autonomías todavía no han desarrollado sus consejos de la transparencia. La falta de recursos impide al sistema judicial la agilidad necesaria en el enjuiciamiento de macrocausas y el código penal necesita cambios para adaptarse mejor a estos delitos. Y finalmente, señala Transparencia Internacional, los mecanismos de rendición de cuentas son insuficientes.

Ser consciente de la enorme quiebra que genera en la sociedad la corrupción exige asumir, primero, las responsabilidades políticas que tocan, contribuir a una cultura institucional y colectiva que destierre estos comportamientos y aplicar la lista de reformas pendientes. Y demostrar que no hay brecha entre lo que se dice y se hace. No es poco. De otra manera ¿cómo se puede pedir a los ciudadanos que confíen en sus representantes?








[ARCHIVO DEL BLOG] VIVIR ILUSIONADOS. PUBLICADO EL 18/09/2017













El comportamiento de don Quijote recuerda al de los niños en sus juegos, dice el escritor Gustavo Martín Garzo. Tampoco él quiso elegir entre la justicia y el amor; deseaba las dos cosas. Y de haber contemplado las filas de refugiados, habría arremetido contra los guardianes de las fronteras. Ahora que han concluido los actos que conmemoraron el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte de El Quijote, comienza diciendo, puede que no esté de más preguntarse, ya en silencio de la lectura, por el misterioso encanto de un libro que no ha dejado de maravillar al mundo desde que se publicó. Hace unos meses, en un artículo publicado en El País, Francisco Rico se preguntaba por la razón de ese éxito sin desfallecimiento. Un éxito al que no sólo han contribuido sus lectores, puede que hoy más escasos que nunca, sino las gentes de toda condición, ya que sus personajes han abandonado las páginas del libro en que nacieron para aparecer en el mundo real y así, las carreteras están llenas de mesones con sus siluetas, sus figuras se han reproducido en mil lugares, se han hecho sobre ellos películas y series de televisión y no hay escolar que no conozca la historia del caballero que perdió la cabeza por leer libros de caballerías y que decidió irse por el mundo para emular las hazañas de los caballeros que admiraba.
Francisco Rico afirma que, más allá de su poderoso sentido simbólico, la razón de ese éxito radica en que El Quijote es una obra divertida, sin aparentes complicaciones, que entretiene y da felicidad a quien la lea. Y ciertamente el comportamiento de don Quijote recuerda mucho al de los niños en sus juegos. Torrente Ballester, en su libro El Quijote como juego, abunda en esta tesis al afirmar que lo que hace Alonso Quijano cuando sale al mundo vestido de caballero andante es ponerse a jugar con las cosas. Y así, por ejemplo, cuando dice que los molinos son gigantes no es tanto que confunda a éstos, los gigantes, con aquellos, los molinos, como que juega a que es así, como haría cualquier niño cuando afirma que una silla es su caballo. Y jugar para los niños no es otra cosa que dar cuenta en el mundo de la vida de sus deseos, llevar su verdad a la vida real.
Las extravagancias que tanto abundan en este divertido y hondo libro tienen que ver con la incapacidad de don Quijote, y en esto también se parece a los niños, para aceptar una vida no marcada por lo excepcional. En la mística iraní se piensa que el nacimiento de cada hombre está presidido por un ángel llamado Daena, que tiene la forma de una niña bellísima. El rostro de ese ángel no permanece inalterable a lo largo de la vida sino que se va transformando imperceptiblemente con cada uno de nuestros gestos, palabras o pensamientos. Al final de la vida, cuando nos encontramos por fin con él, se ha transformado en un ser bellísimo o en una criatura monstruosa según han sido nuestros actos. En El Quijote es Dulcinea quien representa a ese ángel secreto y es a ella a quien nuestro caballero dedica sus aventuras, pues un caballero no es nada sin una dama a quien amar. Llevar a la realidad la vida de sus sueños más secretos, tal es la búsqueda esencial de los caballeros enamorados.
Nos dan a elegir entre la justicia y el amor, escribe Elías Canetti. Yo no quiero, yo quiero las dos cosas. Es justo eso lo que hace don Quijote. Por eso libera a los galeotes, da la razón a la pastora Marcela, defiende a un pobre criado de la brutalidad de su dueño y devuelve con sus palabras la dignidad a venteros, prostitutas y pastores. Y no me cabe duda de que de haber contemplado este invierno las filas de refugiados sirios bajo la nieve, don Quijote habría arremetido sin dudarlo contra los guardianes de las fronteras de Europa, porque ¿acaso la ley que se ha invocado como justificación de esas fronteras es algo sin el amor que permite ver en el desamparo de tantos una muestra más de nuestra propia humanidad herida? El corazón de una sociedad es la ley, dijo Roberto Rossellini, el de una comunidad es el amor.
En uno de sus breves apólogos, Kafka nos habla de un hombre que manda a sus criados que dispongan su caballo para su salida inmediata. Cuando éstos, extrañados por sus prisas, le preguntan que adónde va, él les contesta que eso qué importa. Salir de aquí, esa es mi meta, exclama. También a don Quijote le mueve el mismo deseo de escapar, de abandonar cuanto antes la triste casa donde pasa sus días para vivir sus aventuras. Porque ¿qué es la aventura sino el deseo de tener un corazón? Todos los personajes que lo intentan deben pasar por pruebas dolorosas y noches oscuras. Tener un corazón nos hace enfermar porque el corazón es el lugar del extrañamiento, de la apertura hacia lo Otro. Alonso Quijano ha perdido el suyo, y malvive aburrido en su pobre hacienda hasta que vuelve a escuchar sus latidos en las páginas de los libros de caballerías. Leer es apostar por los latidos de ese corazón hipotecado, entrar en el mundo de la ilusión.
En su libro Breve tratado de la ilusión, Julián Marías nos recuerda que la palabra ilusión procede del verbo latino illudere, que significa jugar. Aparece en todas las lenguas románicas con un significado negativo relacionado con la ficción y el engaño. Lo ilusorio es lo que no existe en la realidad; el ilusionista es un vendedor de humo; el iluso, alguien que tiene esperanzas infundadas. Pero esta palabra ha adquirido en nuestro idioma un valor muy diferente. Ese cambio, continua diciéndonos Julián Marías, es parecido a lo que sucedió con la palabra sueño. Cuando Calderón afirma que la vida no es más que sueño, lo que quiere decirnos es que no es verdadera realidad. “Pero en el siglo XVII se opera en Europa, en los filósofos y en los poetas, el descubrimiento del sentido positivo del sueño y la ficción, no como opuestos a la realidad, sino como formas de realidad, y precisamente aquellas que reflejan la condición de hombre”. Tener ilusiones, para nosotros, no será ya refugiarse en quimeras, sino vivir queriendo otras cosas. La ilusión tiene que ver con lo que Marías llama la condición indigente o menesterosa del ser humano; es decir, con el hecho de que nuestra vida sea un proceso lleno de necesidades que tenemos que satisfacer. Y la ilusión es la expectativa de que lo podemos conseguir. Vivir en mundo sin cosas, como les pasa a los niños, esa es la búsqueda de la ilusión.
Ese vivir ilusionado es el que encarna don Quijote, y lo que tanto necesitamos nosotros. Harold Bloom dice que leemos movidos por una necesidad de belleza, de verdad y de discernimiento. Es decir, buscando el esplendor estético, la fuerza intelectual y la sabiduría. Añadiría un cuarto motivo: buscando un poco de locura, pues ¿qué es la vida sin locura? Hacer posible lo que no lo parece, restablecer el reino de la posibilidad, es lo que entiendo por locura. Lo que más sorprende de don Quijote es su candor, su maravillosa disponibilidad, pero también que, a pesar de los líos en que se mete, raras veces pierda la cabeza. Tal es la paradoja de las bellas historias, que cuanto más maravillosas y locas son más discretos y razonables vuelven a quienes las escuchan. Esta alianza entre fantasía y razón es la que da al libro de Cervantes su encanto imperecedero. Goya lo explicó en su famosa glosa al Capricho 43, El sueño de la razón: “La fantasía, abandonada de la razón, produce monstruos imposibles: unida con ella, es madre de las artes y origen de sus maravillas”. Rindamos pleitesía una vez más al valeroso Caballero de la Fantasía, concluye diciendo Martín Garzo. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos.  HArendt




















EL POEMA DE CADA DÍA. HOY, HONDA ES LA HERIDA, DEL POETA ESPAÑOL EUGENIO DE NORA

 






HONDA ES LA HERIDA



Honda es la herida del amor al verte
en mis ojos mortales reflejada;
pero la daga más apasionada, 
la hunde el recuerdo, España: poseerte

es mirarte en el alma, hecha ya suerte
entrañada y total frente a la nada;
pues en ti está mi vida sustentada,
y en ti mi sangre ha de vencer la muerte.

En el recuerdo y en el pensamiento
cumpliendo voy mi vida y tu memoria.
¡Roca inmortal, límite al mar y al viento:

hecha mi sangre verbo de tu gloria,
arrástreme tu cauce violento
hasta fundir mi sino con tu historia.





EUGENIO DE NORA (1923-2018)
poeta español





















DE LAS VIÑETAS DEL BLOG DE HOY MIÉRCOLES, 25 DE JUNIO DE 2025

 









































martes, 24 de junio de 2025

DE LAS ENTRADAS DEL BLOG DE HOY MARTES, 24 DE JUNIO DE 2025. CUMPLEAÑOS DE LA CIUDAD DE LAS PALMAS

 





Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz martes, 24 de junio de 2025. Hoy martes, 24 de junio de 2025, El Real de Las Palmas, la actual ciudad de Las Palmas de Gran Canaria (Islas Canarias, España, UE), la ciudad en la que vivo, cumple 547 años de edad. Cierto, todos cumplimos años, también las ciudades, y quizá no sea para tanto, pero no es muy habitual que una ciudad sepa la fecha exacta de su fundación, de su nacimiento y mucho menos de las circunstancias y hechos que dieron lugar a ello; no, al menos, en esta vieja tierra que es España, escribe HArendt en la primera de las entradas del blog de hoy. En la segunda, un archivo del blog de junio de 2019, la historiadora Edurne Portela escribía: Domingo por la mañana. Último día de la Feria del Libro de Madrid. Estoy sentada en una caseta, mirando a la gente pasar. Auguro una mañana tranquila, a pesar del río humano que atraviesa la feria. Me pregunto si quedará alguien ahí fuera que todavía quiera un ejemplar dedicado. Se acerca una mujer sonriente. Me dice que no puede llevarse ningún libro porque ya ha leído todos. Me confiesa bajito que lo que escribo le ayuda. Es tímida. Yo también, y por eso me da apuro preguntarle en qué sentido. No es desinterés, es pudor. El poema del día, en la tercera, es del poeta español Juan Ramón Jiménez, se titula Dentro, y comienza con estos versos: ¡Patria y alma!/Y el alma también es como la patria,/perdidas, dentro, sus orillas dobles/en el oro infinito de lo eterno. Y la cuarta y última, como siempre, son las viñetas de humor, pero ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν" (toca marchar); volveremos a vernos mañana si las Euménides y la diosa Fortuna lo permiten. Sean  felices, por favor. Tamaragua, amigos míos. HArendt