viernes, 29 de mayo de 2020

[MIS MUSAS] Hoy, con el poeta Antonio Aparicio, el compositor Georges Bizet, y el pintor Pedro Pablo Rubens




Las Musas, de Thorsvalden


Decía Walt Whitman que la poesía es el instrumento por medio del cual la voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz; Gabriel Celaya, que era un arma cargada de futuro; Harold Bloom,  que si la poesía no podía sanar la violencia organizada de la sociedad, al menos podía realizar la tarea de sanar al yo; y George Steiner añadía que el canto y la música son simultáneamente, la más carnal y la más espiritual de las realidades porque aúnan alma y diafragma y pueden, desde sus primeras notas, sumir al oyente en la desolación o transportarlo hasta el éxtasis, ya que la voz que canta es capaz de destruir o de curar la psique con su cadencia. Por su parte, Johann Wolfgang von Goethe afirmaba que cada día un hombre debe oír un poco de música, leer una buena poesía, contemplar un cuadro hermoso y si es posible, decir algunas palabras sensatas, a fin de que los cuidados mundanos no puedan borrar el sentido de la belleza que Dios ha implantado en el alma humana. 

Subo hoy al blog al poeta Antonio Aparicio y su poema "Las tardes", al compositor Georges Bizet y el aria "La fleur que tu m'avais jetée", de su ópera Carmen, y al pintor Peter Paul Rubens y su cuadro "La muerte de Adonis". Disfruten de ellos.



***




El poeta Antonio Aparicio


Antonio Aparicio (1916-2000). Nacido en Sevilla se da a conocer como poeta en las celebraciones del centenario de Gustavo Adolfo Becker. Lucha del lado de la República durante la guerra civil escribiendo en numerosas revistas y plublicaciones de la época. En 1938 publica su "Elegía a la muerte de Federico García Lorca. Al final de la guerra se refugia en la embajada de Chile en Madrid con la ayuda de Pablo Neruda, de donde se exilia a Chile, con estancias breves en Argentina, Brasil, México y Europa. En 1954 se afinca definitivamente en Caracas (Venezuela), donde muere. Les dejo con su poema: "Las tardes".



LAS TARDES

¿Vislumbras en la noche
todavía tu alma
aquel sol que abría
las tardes de España?
Un oro perdido
doraba el camino.

¿Tendrá hoy la cal
de las altas tapias
aquel resplandor
fiero que cegaba?
Y álamo de plata
iban en el agua.

Mirando a ambos lados
del campo dormido,
la melancolía
gris de los olivos.
De pronto, la tarde
se tornaba grave.

¿Nunca ya más, nunca, 
verde, gris y plata, 
tocarán tus manos
la tierra de España?
¿Recuerdas, amigo,
las tardes que digo?

Un oro perdido
doraba el camino.


***



El compositor Georges Bizet


Alexandre-César-Léopold Bizet, conocido como Georges Bizet (París, 25 de octubre de 1838-Bougival, 3 de junio de 1875), fue un compositor francés, principalmente de óperas. En una carrera cortada por su muerte prematura, alcanzó escasos éxitos hasta su última obra, Carmen, que se convirtió en una de las obras más populares e interpretadas de todo el repertorio operístico.

Bizet ganó varios premios a lo largo de su brillante carrera como estudiante en el Conservatorio de París, incluyendo el prestigioso Premio de Roma en 1857. Fue reconocido como un pianista excepcional, aunque prefirió no aprovechar su habilidad y en raras ocasiones tocó en público. Tras regresar a París después de pasar casi tres años en Italia, se dio cuenta de que en los principales teatros de ópera parisinos se prefería interpretar el repertorio clásico más arraigado antes que las obras de nuevos compositores. Sus composiciones orquestales y para teclado fueron asimismo ignoradas en su gran mayoría, lo que estancó su carrera por lo que tuvo que ganarse la vida principalmente mediante arreglos y transcripciones de la música de otros. En su busca del ansiado éxito, comenzó varios proyectos teatrales durante la década de 1860, muchos de los cuales abandonó. Ninguna de las dos óperas que se llegaron a escenificar —Los pescadores de perlas y La bella muchacha de Perth— tuvieron éxito de inmediato.

Carmen es una ópera dramática en tres actos con música de Georges Bizet y libreto en francés de Ludovic Halévy y Henri Meilhac, basado en la novela Carmen de Prosper Mérimée, publicada por vez primera en 1845,​ la cual a su vez posiblemente estuviera influida por el poema narrativo Los gitanos (1824) de Aleksandr Pushkin.​ Mérimée había leído el poema en ruso en 1840 y lo tradujo al francés en 1852.

La ópera se estrenó en la Opéra-Comique de París el 3 de marzo de 1875, recibiendo valoraciones negativas de la mayoría de los críticos.​ Estuvo a punto de retirarse casi después de su cuarta o quinta representación, y aunque esto se evitó y al final llegó a las 48 representaciones en su primera temporada, hizo poco para subir los decaídos ingresos de la Opéra-Comique. Cerca del final de su temporada, el teatro regalaba entradas para incrementar la audiencia. Bizet murió de un ataque al corazón, a los 36 años de edad, el 3 de junio de 1875, sin llegar a saber nunca cuán popular iba a ser Carmen. En octubre de 1875 fue producida en Viena, con éxito de público y crítica, lo que marcó el inicio de su popularidad mundial.7 No se representó de nuevo en la Opéra-Comique hasta 1883.

Esta última ópera de Bizet no solo transformó el género de la opéra-comique, que había permanecido estático a lo largo de medio siglo, sino que virtualmente puso fin al mismo. En unos pocos años, desapareció la tradicional distinción entre la ópera (seria, heroica y declamatoria) y opéra-comique (ligera, burguesa y con diálogos hablados). Más aún, Carmen alimentó un movimiento que iba a ganar tanto celebridad como notoriedad, primero en Italia y luego en el resto del mundo: el culto por el realismo conocido como verismo.

La temprana muerte de Bizet, y la negligencia de sus herederos y editores llevó a grandes problemas sobre los textos para los estudiosos y los intérpretes, como ocurrió con el resto de sus óperas, y solo empezaron a encontrarse soluciones en los sesenta.

La historia de Carmen está ambientada en Sevilla alrededor de 1820, y la protagoniza una bella gitana de temperamento fiero. Carmen, libre con su amor, seduce al cabo don José, un soldado inexperto. La relación de Carmen con el cabo motiva que este rechace su anterior amor, se amotine contra su superior y como desertor se una a un grupo de contrabandistas. Finalmente, cuando ella vuelca su amor en el torero Escamillo, los celos impulsan a don José a asesinarla. Desde este enlace pueden disfrutar de su aria "La fleur que tu m'avais jetée", , interpretada por el tenor Roberto Alagna. 



Fotograma de una representación de la ópera Carmen


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El pintor Pedro Pablo Rubens


Peter Paul Rubens (1577-1640) fue un pintor barroco de la escuela flamenca. Su estilo exuberante enfatiza el dinamismo, el color y la sensualidad. Sus principales influencias procedieron del arte de la Antigua Grecia, de la Antigua Roma y de la pintura renacentista, en especial de Leonardo da Vinci, de Miguel Ángel, del que admiraba su representación de la anatomía,​ y sobre todo de Tiziano, al que siempre consideró su maestro y del que afirmó «con él, la pintura ha encontrado su esencia». Fue el pintor favorito del rey Felipe IV de España, su principal cliente, que le encargó decenas de obras para decorar sus palacios y fue el mayor comprador en la almoneda de los bienes del artista que se realizó tras su fallecimiento. Como consecuencia de esto, la mayor colección de obras de Rubens se conserva hoy en el Museo del Prado, con unos noventa cuadros, la gran mayoría procedentes de la Colección Real.

"La muerte de Adonis" fue realizado por Rubens después de la estancia del pintor en Italia,​ hacia 1614. Se encuentra en el Museo de Israel, en Jerusalén. Se trata de un oleo sobre lienzo de 325 x 212 cm. Representa el episodio mitológico de la muerte del dios Adonis por los colmillos de un jabalí enviado por Artemisa. Es uno de los momentos más representados en la historia del arte, por ejemplo por Juan Bautista Martínez del Mazo,​ Poussin o Ribera. En la escena se ve a Adonis ensangrentado, rodeado por Venus (equivalente romana de la diosa griega Afrodita), Cupido (dios romano correspondiente en parte al griego Eros) y las Tres Gracias (equivalentes romanas de las Cárites).




La muerte de Adonis (1614). Museo de Israel, Jerusalén


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La reproducción de artículos firmados por otras personas en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt






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[SONRÍA, POR FAVOR] Es viernes, 29 de mayo





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...



















La reproducción de artículos firmados por otras personas en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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jueves, 28 de mayo de 2020

[A VUELAPLUMA] Los europeos



La Acrópolis, Atenas


"Una de las salidas de la crisis después del paisaje devastado que dejará la pandemia -comenta en el A vuelapluma de hoy [Aquella idea de Europa. La Vanguardia, 20/5/2020] el escritor Lluís Foix- será regresar a aquella idea de Europa que George Steiner dejó escrita en un libro que se lee en media hora. Definía a Europa en cinco axiomas: los cafés; los paisajes que se pueden recorrer a escala humana; las calles y las plazas que llevan nombres de esta­distas, científicos, artistas y escritores del pasado; nuestra doble procedencia de Atenas y Jerusalén, y, por último, el temor de un capítulo final, de aquel famoso crepúsculo hegeliano, que oscurecía la idea y la sustancia de Europa, incluso en plena luz del día.

Un tono de desconfianza o desafío a la actual Europa se detecta en la extrema derecha y en la extrema izquierda españolas. En el obituario de Julio Anguita publicado en este diario por Pablo Iglesias el pasado domingo, el líder de Podemos reivindicaba las críticas del que fue llamado el Califa Rojo “a las debilidades del modelo antisocial de construcción europea”.

No es que renieguen de Europa, sino que no les gusta la que han construido las dos grandes familias políticas europeas de los últimos setenta años: los democristianos y los socialdemócratas. La ultraderecha europea combate también esta idea de Europa por razones basadas, según Steiner, “en los odios étnicos, el nacionalismo chovinista y las reivindicaciones regionales que han sido la pesadilla de Europa”.

La figura de Jorge Semprún no es cómoda para esta izquierda que quisiera una Europa entregada a utopías, que cuando han querido ponerse en práctica se convirtieron en distopías que negaron el progreso y la libertad a quienes gobernaron. ­Decía Semprún que su caso era “el de un antiguo leninista, que era, por tanto, antieuropeo, que descubre que con el proyecto de Europa se abre un horizonte posible para practicar una democracia radical. La transformación se produce cuando me enfrento, siendo comunista, a la realidad española y descubro que es más importante la democracia, incluso con capitalismo y mercado, que los hipotéticos logros sociales de una dictadura del proletariado”.

Semprún fue ministro de Cultura con Felipe González y sabía que los dos monstruos goyescos, el fascismo y el comunismo, que recorrieron Europa el siglo pasado, fueron superados política, cultural y económicamente por la corriente principal, el mainstream de las democracias liberales, con todas sus imperfecciones, errores y fracasos.

Europa, ciertamente, atraviesa momentos de inquietud y zozobra. La ruptura provocada por el Brexit y por el nacionalismo romántico de los ingleses ha sido una herida que tardará tiempo en cicatrizarse. El distanciamiento, también nacionalista, de los Estados Unidos de Trump ha situado en la cuerda floja las alianzas trasatlánticas en la defensa, en el comercio y en las prioridades de protección de las minorías y de los más frágiles.

La irrupción de la pandemia de la Co­vid-19 ha hecho saltar todas las señales de alarma al comprobar que Europa no estaba preparada ni médicamente ni psicológicamente para hacer frente al miedo colectivo provocado por el virus. A los políticos les ha pillado con el pie cambiado y han em­pezado a improvisar cada uno por su cuenta. Han hablado mucho, eso sí, pero no entendieron la magnitud del problema ni qué medidas cabía adoptar. El número de muertos, en España en concreto, se puede calificar de un gran fiasco.

Es arriesgado predecir cómo quedará Europa después de esta sacudida vírica. Pero el anuncio de un plan de ayudas de 500.000 millones de euros para un fondo de recuperación de la economía maltrecha es una señal positiva. Angela Merkel y Emmanuel Macron se han puesto al frente de este proyecto y saben lo mucho que está en juego si se producen nuevas divisiones entre el norte y el sur, entre los más debilitados por la crisis y los que la han soportado mejor, entre los ricos y los pobres, entre los que apuestan por una idea de Europa basada en las libertades y la convivencia y los que quieren cambiarlo todo sin la amplitud de miras que caracteriza cualquier empresa ambiciosa.

Las amenazas que afronta Occidente en general y Europa en particular son graves y habrá que adaptar las instituciones a las nuevas realidades. Pero, como dice Shlomo Ben Ami, “los valores de la libertad y la dignidad humanas que impulsan la civilización occidental siguen siendo el sueño de la inmensa mayoría de la humanidad”. Saldremos de esta crisis, se inventará una vacuna, pasaremos por tensiones sociales duras, pero lo que nos va a mantener vivos es el cambio de las actitudes de los gobiernos hacia los ciudadanos y si se toman más en serio la necesidad de invertir en educación y reducir todo lo posible las desigualdades abismales que existen hoy en día.

Un sistema democrático no se sostiene si no está basado en una cierta equidad social y un acceso universal a la educación. Son recetas de probada eficacia, en tiempos de abundancia y en épocas de crisis".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 





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[ARCHIVO DEL BLOG] Bienvenidos al mundo real. Publicada el 22 de diciembre de 2009



Conferencia de Copenhague, Diciembre, 2009


¡Señoras y señores!..., ¡bienvenidos al mundo real!... La Conferencia sobre Cambio Climático de Copenhague, auspiciada y celebrada bajo el manto de Naciones Unidas, ha dejado entre otras muchas, dos lecciones reales: 1) El mundo es como es, y no como nos gustaría que fuera; y 2) En este mundo real sólo hay dos que corten "el bacalo", China y USA, y todos los demás vamos de comparsas. Y el que sean dos, se lo debemos a Obama, porque si no es por él, sólo hay "UNO": China.

No soy abogado, pero me muevo con bastante comodidad en el mundo del derecho y las leyes, y se por experiencia que cualquier mal acuerdo es preferible a un buen juicio. El que nadie haya salido contento de Copenhague es una buena señal, lo crean o no. Porque en Copenhague podía haber habido ganadores "absolutos: por poner un solo ejemplo, los que querían que fracasara la Conferencia; entre ellos, el "Quinteto de la Dignidad": Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Sudán, y por supuesto, China, y los "negacionistas" del occidente capitalista.

Como buen escéptico que soy, es decir, un optimista chamuscado por la realidad, también me parece positivo, y si lo calibran y piensan, creo que a ustedes también, el "papelón" que han hecho, individualmente, Merkel, Sarkozy y Brown: ninguno. Y eso es bueno, porque les obliga a replantearse que en este mundo "a dos", los 27 gobiernos de la Unión Europea, individualmente, no son nada, pero juntos, pueden, sólo pueden, quizá, ser los "terceros"... Ellos verán. Supongo que siempre quedarán estúpidos dispuestos a seguir siendo cabeza de ratón en su ratonera en lugar de cola de león al aire libre. Ese es su problema. No dejen que sea el nuestro.

Sobre la Conferencia en sí, y sobre la nueva gobernanza mundial "a dos" que se nos viene encima, comienzan a conocerse algunos entresijos que las apresuradas crónicas televisivas o periodísticas, algunas interesadas en un sentido o en otro, no han trasladado al público. Les sugiero la lectura de las entradas de ayer y hoy del Blog Del alfiler al elefante, que escribe el periodista Lluís Bassets: "Así se gobierna el planeta" (El País, 21/12/2009), y "Modestas victorias" (El País, 21/12/2009). Por supuesto, es sólo una opinión, pero resulta interesante... Bienvenidos al mundo real, señoras y señores. ¡Ah!, y felicidades a los que les haya tocado el Gordo de Navidad. A los demás, nos toca seguir barajando... Harendt




El periodista Lluís Bassets



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miércoles, 27 de mayo de 2020

[A VUELAPLUMA] Protestantes



Fotografía de un centro comercial en Estocolmo, Suecia. (Reuters)


La culpa del polémico desconfinamiento que estamos viviendo la tiene Lutero, escribe en el A vuelapluma de hoy [Confinar o confiar. El País, 18/7/2020] el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Gotemburgo, Víctor Lapuente.

"La culpa del polémico desconfinamiento que estamos viviendo la tiene Lutero -comienza diciendo Lapuente-, por no haber predicado aquí hace 500 años. Y es que, dentro de Europa, la filosofía de las políticas contra la pandemia obedece a la tradición religiosa de los países. En los protestantes, los Gobiernos confían en sus ciudadanos; en los católicos, los confinan.

Las naciones más protestantes recomiendan qué hacer (como en Suecia) o imponen restricciones, pero dejando un cierto margen de libertad a los individuos en la aplicación (como en Alemania). Confían en la autorregulación: que a los padres no se les ocurrirá sacar a sus hijos en hora punta por la calle más concurrida; y que los deportistas intentarán guardar distancia al correr.

Por el contrario, España sigue siendo el país más católico. El Gobierno cree poco en la autogestión social. Controla más que en otros lugares quién puede salir de casa, cómo y para qué. Los adultos son tratados como niños inconscientes y los niños, como adultos peligrosos, recluyéndolos severamente en casa.

Se han publicado más de 200 normas excepcionales, que desbordan a juristas y empresarios. Las regulaciones han sido redactadas sin apenas consultar a los agentes sociales y a otras Administraciones. Y, como son muy precisas, las normas requieren continuas rectificaciones, causando inseguridad jurídica y alimentando nuestro sempiterno problema político: la desconfianza en las instituciones.

La divergencia entre los países protestantes y los católicos no estriba en que allí la gente sea de fiar, como nos gusta autoflagelarnos. Justificamos nuestra hiperregulación con el tópico “ya, pero es que aquí, si dejaran libertad, no veas tú cómo se aprovecharía la gente”. No es verdad. Si estamos concienciados sobre un problema, los españoles actuamos con responsabilidad. Ve a una avenida, parque o supermercado del norte de Europa y no verás más disciplina que aquí. La diferencia es que sus Gobiernos tienen fe en sus ciudadanos. Porque confiar en una persona exige depositar fe en ella. Nunca tienes todas las certezas, pero, si eres valiente, confías.

El protestantismo tiene mala fama en España: la derecha católica recela del hereje Lutero, y la izquierda atea, de la austeridad luterana. Pero posee una característica —la fe en los demás— que no es divina, sino la más humana de las virtudes. En eso, todos podemos ser protestantes". 

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 






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