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domingo, 30 de noviembre de 2008

Yoani Sánchez

Lo sigo diariamente desde hace muchos meses... Me refiero al blog (bitácora, en castellano) que la filóloga habanera Yoani Sánchez, escribe desde Cuba. Yoani escribe sobre el día a día de sus conciudadanos, de ella misma, de lo que ve y lo que hace, y de lo que anhela y sueña: la libertad de poder expresarse, ella y el resto de los cubanos, sin miedo a las represalias; el derecho a ejercer sus derechos de ciudadanos de un país libre... No busquen proclamas políticas en él: es el sencillo relato de una vida, de unas vidas, limitadas por la opresión omnímoda de un estado totalitario. Y todo, sin perder la pizca de ironía que delata el talante de esta luchadora que nunca pretendió serlo y se ha convertido para medio mundo en el símbolo de la libertad. Su blog, "Generación Y", que pueden leer aquí, obtuvo el Premio Ortega y Gasset de Periodismo Digital 2008 hace unos meses; más tarde, recibió el Premio del Jurado en Bitácoras.com 2008, y ahora, hace unos días, acaba de recibir el Premio The BOBs al mejor weblog del mundo. No ha podido recoger ninguno de ellos porque las autoridades cubanas le han denegado el permiso de salida. Vaya este comentario como mi humildo y sincero mensaje de admiración para ella y para todos aquellos cubanos anónimos que no salen en la prensa ni reciben premios pero esperan con ansia una libertad que no llega. Disfrútenlo. Y sean felices. Tamaragua. (HArendt)




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La filóloga cubana Yoani Sánchez





Fernando Pastor

"Todo esto algún día acabará, aunque tengamos que ir al Tribunal Constitucional y hasta al Tribunal de Estrasburgo, si es necesario, para que no se salgan con la suya quienes se sienten el ombligo del mundo sin ninguna razón, y piensan que lo suyo va a misa y que los demás somos basura. Los que estamos metidos en esto somos ciudadanos, no feligreses, que no hay que serlo para disfrutar de los derechos". Lo dice con decisión, amargura y sin ira, Fernando Pastor, el profesor vallisoletano que ha conseguido por vez primera en España que un tribunal considere que la presencia de símbolos religiosos en un colegio público atenta contra los valores de la Constitución y los derechos fundamentales de los españoles. Es todo un logro, no un éxito, porque ésta no es una guerra contra nadie. Lo curioso es que los que insultan, amenazan y ofenden son los hipotéticos defensores y seguidores del hombre que hizo de la caridad, el respeto y el amor al prójimo la razón de su existencia. ¿Dónde quedan las enseñanzas de aquel al que llaman Maestro?: "Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no sereis juzgados, no condenéis y no sereis condenados; perdonad y sereis perdonados" (Luc. 6, 36-37. Biblia de Jerusalén, Desclée de Brouwer, Bilbao, 1998)... Les dejo la entrevista que el corresponsal de El País en Valladolid, Francisco Cantalapiedra, hace al profesor Pastor en el diario de hoy. Sean felices. Tamaragua. (HArendt)





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El profesor Fernando Pastor




"Ahora insultan a mi hija en clase. No sé si aguantaré"

Este hombre menudo, enjuto, tímido, con gafas de miope y pinta de no haber roto un plato en su vida ha sido capaz de desatar en pocas horas todas las furias y pasiones imaginables después de que un juzgado declarara que mantener el crucifijo en una escuela pública vulnera los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución. Tanto él como el colegio que ha recibido esta sentencia han saltado de repente a una fama que, muy probablemente, no beneficia a ninguno de los dos. Pero, lo quieran o no, los jueces de lo Contencioso han unido para siempre los nombres de Fernando Pastor y Macías Picavea.

El primero era hasta la semana pasada un anónimo profesor de Contabilidad y portavoz de la Asociación Cultural Escuela Laica de Valladolid. El segundo, uno de los colegios públicos más antiguos de la ciudad, bautizado con el nombre de un republicano progresista que fue profesor de latín de varias generaciones de estudiantes.

Todo comenzó en septiembre de 2005, cuando Fernando Pastor Valdeolmillo (Palencia, 1961) acompañó al colegio a su hija, que entonces tenía 6 años, y al entrar en clase observó que por encima del encerado un crucifijo presidía el aula. En otras clases se repetía el escenario. A partir de ese momento, la asociación cultural inició un proceso administrativo, primero, y judicial, después, que ha durado más de tres años para descolgar de las paredes los crucifijos de las aulas de primaria. Seguramente continuarán en su sitio hasta que se resuelva el recurso que el Gobierno de Castilla y León (del PP) anunció el pasado jueves, para decepción de quienes esperaban el final y alegría de los que se oponen a que tal cosa suceda.

La entrevista se desarrolla en el más que austero despacho de Fernando Pastor, entre llamada y llamada de medios informativos que quieren conocer su opinión sobre el recurso que está anunciando en ese momento el portavoz del Gobierno regional. Filosofa sobre la diferencia entre el crucifijo que cuelga de la pared en una escuela pública y el que preside "la mesa en la que juran o prometen su cargo los ministros y el presidente del Gobierno". Pastor, que contesta pacientemente a todo el que llama, recuerda la razón principal por la que decidió llevar a su hija al Macías Picavea: "Es el centro público que está más cerca de mi casa". Y repite la palabra "público", porque hay otros que no lo son "y están más próximos todavía".

Pregunta. Parece usted desbordado.

Respuesta. Lo estoy. No me esperaba tantas reacciones y la repercusión que ha merecido la sentencia tanto dentro como fuera de España.

P. ¿Quién está detrás de la asociación en la que milita?

R. Al principio éramos solo profesores o padres de alumnos, aunque luego llegaron otras personas al margen de esos grupos. Pero el ideario es común para todos aquellos que están a favor del laicismo, de la igualdad y el pluralismo. Es toda esa gente que lucha porque nadie se imponga a nadie.

P. ¿Tanto le sorprendió encontrar un crucifijo en ese colegio?

R. Lo que me causó estupor no fue que estuviera clavado en una pared, sino que presidiera una actividad educativa impartida en un colegio público, y por tanto no confesional. Me pareció una situación impropia que posiblemente estaba vulnerando la Constitución.

P. Peticiones, negativas, recursos, juicios y al final, de momento, una victoria sonada. ¿Cómo se siente escuchando al consejero portavoz la decisión de recurrir la sentencia?

R. Tengo sensaciones contradictorias, que van desde la alegría por el resultado hasta el cansancio que me ha provocado todo este proceso y el coste que está teniendo, que se acrecienta cuando la Junta de Castilla y León hace ese anuncio. Soy un ingenuo, porque pensaba que por el mero hecho de no haber lanzando improperios a nadie durante todo este proceso, tampoco los iba a recibir. Y no está siendo así.

P. ¿Quién se los lanza?

R. Otros padres de alumnos embarcados en una campaña de acoso verbal alentada por la dirección del colegio, que empieza a tener consecuencias sobre mi hija. Y ahora, sus compañeros la insultan en clase.

(Sin perder la calma ni un instante, Fernando Pastor oculta a duras penas las lágrimas cuando recuerda la presión que otros niños hacen sobre su hija a quien reprochan quedarse sin fiestas de Reyes, Navidad o Semana Santa por culpa de su padre).

P. ¿Qué le cuenta la niña sobre el ambiente que se ha creado en el colegio?

R. Cosas que me duelen mucho más que a ella, como por ejemplo que por culpa de su padre no habrá fiestas navideñas o que un niño se pone a cantar delante de ella: "Crucifijos sí, gilipollas, no". Cuando lo cuenta, su madre y yo tratamos de explicarle cómo son las cosas, aunque no sé si aguantaré mucho más esta presión. Si al menos la ejercieran solamente contra mí, sería todo más llevadero.

P. ¿Se arrepiente de haber iniciado todo esto?

R. No, para nada. Entre otras razones porque noto el apoyo de mucha gente, incluso de creencias católicas, que nos animan a seguir hasta donde sea necesario. Pero los apoyos no evitan que algunos estemos pasando unos días muy duros. Fíjese, he tenido hasta que soportar que digan que mi hija salía vestida de virgencita en la representación teatral de las fiestas del colegio del año pasado, cosa que es mentira, y aunque fuera verdad sería irrelevante. No debería ser necesario explicar que el mendigo que sale en la cabalgata no es mendigo, ni el rey es rey en su vida privada. Me conformo con que todo esto que estamos haciendo sirva para que otras personas no tengan que pasar este calvario.

P. ¿No teme que el calvario se prolongue ahora que la Junta ha anunciado que recurrirá la sentencia?

R. Yo dije que si la Junta de Castilla y León lo hacía me parecería una indecencia, y lo ha hecho; pero todo esto algún día acabará, aunque tengamos que ir al Tribunal Constitucional y hasta al Tribunal de Estrasburgo, si es necesario, para que no se salgan con la suya quienes se sienten el ombligo del mundo sin ninguna razón, y piensan que lo suyo va a misa y que los demás somos basura. Los que estamos metidos en esto somos ciudadanos, no feligreses, que no hay que serlo para disfrutar de los derechos. (Francisco Cantalapiedra, El País, Valladolid. 30/11/08)





martes, 25 de noviembre de 2008

Escuchar a los filósfos

Siempre he dicho que a los filósofos hay que escucharlos con atención: para elogiarlos o detestarlos; nunca para ignorarlos. Son una raza especial. Y a veces, hasta atinan. Pienso que Eugenio Trías lo hace, atinar, en su análisis sobre la personalidad y las esperanzas que medio mundo ha puesto en la presidencia de Barack Obama. Lo hace en un soberbio artículo en el diario ABC, al que llego de rebote, pues no es periódico que levante mi admiración, pero al que reconozco la solvencia de contar con una pléyade de colaboradores de primera magnitud. Y además, era el diario preferido de mi padre. Se títula su artículo "Donde arrecia el peligro". Y es magnífico. Disfrútenlo. Y sean felices, aunque cueste... Tamaragua. (HArendt)





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El presidente electo, Barack Obama





"Donde arrecia el peligro", por Eugenio Trías

1. La naturaleza escribe en caracteres matemáticos (Galileo). El mundo humano en jeroglíficos que parecen indescifrables. Alguien, de pronto, consigue dar con la clave de la piedra de Rosetta del Zeitgeist (espíritu del tiempo). Eso sucede rara vez, pero sucede. A ese personaje le llamaba Hegel individuo universal.

La historia no se mueve únicamente por ciegas fuerzas colectivas, como algunos pretenden. También las personas son actores responsables, capaces de modificar el relato histórico. Pocos filósofos ha habido con mayor atención y sensibilidad para todo lo singular como este filósofo alemán tan difamado y mal comprendido en ambientes neoliberales.
Hegel se refiere a Julio César, capaz de tener intuición de la forma imperial adecuada a las grandes conquistas romanas (militares y jurídicas). Pensaba sobre todo en su contemporáneo Napoleón, que tuvo la intuición de que los logros de la revolución francesa debían imponerse en toda Europa.

Hegel no tuvo ocasión ni circunstancia de reflexionar sobre el doble siniestro de su individuo universal. Si éste es, para decirlo en forma platónica, el verdadero pretendiente a la materialización de la Idea, el otro constituye su sombra deformada. Así, en los desdichados años treinta del pasado siglo, Stalin y Hitler. En lugar de intuir las coordenadas del nuevo mundo que se abre camino después del gran derrumbe económico-social de 1929, lo interpretan de forma particular (e imponen de modo atroz esa parcialidad afirmada): la raza aria, la clase proletaria.

El verdadero individuo universal capaz de comprender esa convulsión y crisis y de darle la medicina adecuada fue Roosevelt. Él fue el descifrador del idioma jeroglífico de su mundo y de su época. Esa intuición admitió refundaciones, como la de John F. Kennedy. Mostró la vitalidad de un estado-nación con voluntad imperial. Pero con fuerzas centrípetas en su seno que le podían sumir en un aislamiento auto-destructivo.

La experiencia del «cuerpo despedazado» (Jacques Lacan) la vivió Norteamérica el día del derribo de las torres gemelas. Coincidió con un país dividido y un presidente de escasas luces. En lugar de mantener la cabeza fría se lanzó a ciegas a guerras de venganza y destrucción. Las desigualdades sociales se agudizaron. Las clases medias se volvieron frágiles. El paradigma neoliberal se extremó hasta el paroxismo.

El dogma de un mercado que se regula por sí mismo, la fábula de Mandeville, la teoría de la mano invisible, esas ironías anglosajonas que pretendían adelgazar el estado para los negocios y engrosarlo en los despliegues militares, alcanzó en estos últimos ocho años su forma extremada. En su voluntad y porfía por actuar sin ningún control Norteamérica experimentó declive en su hegemonía imperial.

La historia es más irónica que las teorías neoliberales. La historia se rige, según Hegel, discípulo aventajado de Adam Smith, por la astucia de la razón: hace del vicio privado -la ambición- el anzuelo para la materialización de la Idea que informe al espíritu del tiempo.

2. Barack H. Obama ha sabido descifrar el código genético de nuestro tiempo, su piedra de Rosetta. Nadie hasta él había conseguido hacerlo con una maestría tan deslumbrante. Cuanto más se conocen los detalles del equipo que supo «leer por dentro» (intus-legere) las posibilidades que el gran hallazgo tecnológico de la era global encerraba, la Red, mayor asombro produce su extraordinaria victoria. De un plumazo consiguió que le apoyase un colectivo invencible: visitantes de Internet capaces de movilización voluntaria prestos a recaudar pequeños fondos en cantidades inverosímiles.

Toda una época política quedó pulverizada. Quizás no se vuelva a hablar en bastante tiempo de lobbies. Todos los protagonistas del proceso quedaron retratados como fotografías con pátina de antigüedad, desde Hillary Clinton hasta Mac Cain y Sarah Pallin. Sumó además una capacidad de predicación política de fluidez onírica: infinito discurso siempre bien modulado, de talante apolíneo. No se oía nada semejante en ningún rincón de nuestro mundo.

Conociendo el patriotismo profundo de todos sus compatriotas removió las viejas aguas, y hasta arrancó la voz más lírica a su contrincante en su espléndida y nobilísima felicitación al vencedor. El propio George Bush parece también tocado por este nuevo modo de obviar todas las dificultades.

El genio hace fácil lo difícil. También en política. Consigue que parezca espontáneo y natural lo que se supone fruto de esfuerzos titánicos. Decía Kant que la naturaleza es bella cuando parece obra de arte, y que el arte es bello cuando parece naturaleza. El genio en arte y el individuo universal en política son capaces de volver fácil y natural lo que parece imposible. De ahí el carácter onírico -de hermano de otro planeta- que a veces se asocia a Obama.

Lo que parece irreal se vuelve de pronto evidencia: ¡Que los jóvenes vayan a las urnas, que los afroamericanos aparquen sus legítimos resentimientos y hagan colas para votar (y le voten en proporciones búlgaras), que los latinos y demás minorías étnicas se vuelquen sobre el personaje! Y que los blancos, en pirámide invertida por edades, le den también su apoyo.

La costra de escepticismo político que a todos nos ha invadido desde la caída del muro de Berlín, agudizada por los desmanes bélicos de la única potencia vencedora de la guerra fría, parece caerse a pedazos. La política, cual Ave Fénix, renace de sus cenizas. No vivirá Baudrillard para darse cuenta de que la reducción de todo a simulacro ha terminado. O para constatar la falacia de toda precipitada ontología de lo virtual. Ya no podrán seguirse entonando esos trenos a los que el pensamiento europeo nos tiene acostumbrados, donde la filosofía oficia siempre tétricas ceremonias de enterramiento: muerte del Arte, muerte de Dios, muerte del Hombre, descalabro de todo criterio ético, fin de la pasión política.

Se siente la necesidad y exigencia de lo Ideal. Al final Schiller el idealista estaba en lo cierto. O el Kant de los Ideales de la Razón práctica. El viejo sueño de una Edad del Espíritu que sirve de idea regulativa resplandece en el horizonte.

3. Llegarán días para pasar del sueño a la realidad. Pero hemos estado tan golpeados por oleadas de escepticismo, realismo de vuelo gallináceo y deprimente nihilismo, que la aparición de este personaje en el escenario político parece revalidar el Principio Esperanza. Es una muestra de la vitalidad de Estados Unidos, capaz de lo peor y de lo mejor. Hoy por hoy es el país que mejor sabe leer el idioma jeroglífico del Zeitgeist.

Fue el país más capaz de dar con la traducción equivocada. George Bush fue, en este sentido, el doble siniestro anticipado del nuevo presidente: siempre antepuso lo particular sobre lo universal; los delirios de su pequeño equipo ultramontano sobre las verdaderas necesidades y exigencias del papel de Estados Unidos dentro del nuevo mundo global. George Bush ha dado pie a que se pensara en el declive del Imperio. Barack H. Obama, en cambio, sabe que Estados Unidos requiere una adaptación al nuevo mundo global. Éste no admite hegemonías que no sean compartidas.

Puede decirse, con Hölderlin, que justamente «donde hay peligro / crece lo salvador». El peligro ha arreciado. El abismo sube, se alza, se desborda. La quiebra financiera ha sido un verdadero terremoto.

Barack H. Obama, ese medicine man, como lo llama Moisés NaÏm en un artículo en el que habla de la necesidad que el mundo tiene, de vez en cuando, de un auténtico chamán, dispone de tiempo y apoyos para poder descifrar la piedra de Rosetta del mundo de hoy, y escribir en prosa lo que predicó en campaña con auténtico vuelo mágico chamánico, y en bella y apolínea versificación. (ABC, 23/11/08)







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El filósofo Eugenio Trías





lunes, 24 de noviembre de 2008

Vanidad de la banalidad

Llevo varios días dándole vueltas a un cambio de la filosofía que inspiró el nacimiento de este blog. Incluso me he planteado seriamente la posibilidad de abandonarlo a su suerte en las etéreas regiones del espacio internáutico. En esta indecisión me encuentro ahora mismo, sin vislumbre de solución, leyendo mi prensa electrónica favorita: El País, La Vanguardia, La Provincia-Diario de Las Palmas, Canarias Ahora; revistas como el Boomerang o Revista de Libros, y "mis blogs amigos", a cuyos enlaces pueden acceder desde el mio. Al final, como siempre, acabo recalando en los libros en papel como último refugio de mi anticuada postmodernidad...

Ayer, domingo, me he levantado como todos los días hacia las seis de la mañana, procurando no despertar a mi mujer. Enciendo el portatil y ojeo por internet la prensa del día. Veo por encima las noticias y leo algunos de los artículos de opinión que aparecen en ella y que me resultan interesantes, grabándolos en el "borrador" de Gmail, por un "si acaso", en espera de la resurrección de los justos...

Uno de esos artículos, en su blog de El País, es de mi paisano el escritor y periodista Juan Cruz. Me llama la atención porque habla en él de la enorme e informe cantidad de banalidad que uno se encuentra en internet a poco que se maneje por el ciberespacio. Era, la verdad, la puntilla que me faltaba para la desmoralización absoluta.

A medio día, sentado bajo el porche de mi casa, disfruto de esta mañana espléndida, luminosa y azul que sólo ofrece el cielo de Maspalomas. Y decido tomarme un poco tiempo más de reflexión. Y como casi siempre, cuando no se muy bien donde acudir para serenar mi espíritu (a falta de un "Jack Daniels" con hielo, que se han bebido los últimos amigos que estuvieron en casa) me refugio en la poesía. Sin intencionalidad alguna: el primer libro que me encuentro es "Las flores del mal" (Alianza, Madrid, 1984) de Charles Baudelaire, en traducción de Antonio Martínez Sarrión. Aunque soy de los que piensan que la poesía es intraducible, les dejo la versión castellana reseñada y la original en francés del tercer poema del libro, el titulado "Elevación", que me ha parecido muy ilustrativo de mi estado anímico. Disfrútenlo.

De momento, en un alarde de imaginación, he cambiado el nombre del blog por el que tuvo originariamente: "Desde el Trópico de Cáncer", ahora con el añadido "(II)", y a este comentario, después de mucho pensarlo le he puesto el título de "Vanidad de la banalidad", tomado sin duda por mi subconsciente de la afamada polémica que en 1847 sostuvieron Jean-Pierre Proudhon y Karl Marx sobre la "Filosofía de la miseria" (Proudhon) o la "Miseria de la filosofía" (Marx). Y mañana será otro día... O eso espero... Sean felices. Tamaragua. (HArendt)




"Élévation"

Au-dessus des étangs, au-dessus des vallées,
Des montagnes, des bois, des nuages, des mers,
Par delà le soleil, par delà les éthers,
Par delà les confins des sphères étoilées,

Mon esprit, tu te meus avec agilité,
Et, comme un bon nageur qui se pâme dans l'onde,
Tu sillonnes gaiement l'immensité profonde
Avec une indicible et mâle volupté.

Envole-toi bien loin de ces miasmes morbides;
Va te purifier dans l'air supérieur,
Et bois, comme une pure et divine liqueur,
Le feu clair qui remplit les espaces limpides.

Derrière les ennuis et les vastes chagrins
Qui chargent de leur poids l'existence brumeuse,
Heureux celui qui peut d'une aile vigoureuse
S'élancer vers les champs lumineux et sereins;

Celui dont les pensers, comme des alouettes,
Vers les cieux le matin prennent un libre essor,
— Qui plane sur la vie, et comprend sans effort
Le langage des fleurs et des choses muettes!

Charles Baudelaire ("Les fleurs du mal")




"Elevación"

Por encima de estanques, por encima de valles,
De montañas y bosques, de mares y de nubes,
Más allá de los soles, más allá de los éteres,
Más allá del confín de estrelladas esferas,

Te desplazas, mi espíritu, con toda agilidad
Y como un nadador que se extasía en las olas,
Alegremente surcas la inmensidad profunda
Con voluptuosidad indecible y viril.

Escápate muy lejos de estos mórbidos miasmas,
Sube a purificarte al aire superior
Y apura, como un noble y divino licor,
La luz clara que inunda los límpidos espacios.

Detrás de los hastíos y los hondos pesares
Que abruman con su peso la neblinosa vida,
¡Feliz aquel que puede con brioso aleteo
Lanzarse hacia los campos luminosos y calmos!

Aquel cuyas ideas, cual si fueran alondras,
Levantan hacia el cielo matutino su vuelo
-¡Que planea sobre todo, y sabe sin esfuerzo,
La lengua de las flores y de las cosas mudas!

Charles Baudelaire ("Las flores del mal")





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El poeta francés Charles Baudelaire (1821-1867)





jueves, 6 de noviembre de 2008

"Sí, podemos"

Las imágenes de este 4 de noviembre se me van a quedar en la retina por mucho tiempo. Mis 62 años de vida me han hecho pasivo protagonista de algunos avatares históricos. El primero (los cito por estricto orden cronológico), al que no pude asistir ni puedo recordar, el de mi concepción, pues si la Madre Naturaleza fue exacta en sus previsiones, lo fui el 8 de mayo de 1945: exactamente el día que terminaba la II Guerra Mundial en Europa. El segundo, la toma de posesión de John F. Kennedy como presidente de los Estados Unidos de América, el 20 de enero de 1961. El tercero, su asesinato en Dallas, va a hacer 45 años dentro de unos días. El cuarto, la llegada del hombre a la Luna, el 20 de julio de 1969. El quinto, el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001. El sexto, los atentados en Madrid del 11 de marzo de 2004. Y algunos más, evidentemente, que no cito aunque los recuerdo. El último, la alegría desbordada de buena parte de la población del mundo por la victoria de Barack Obama en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de América de 2008.

Su discurso es una magnífica pieza de oratoria política, dicho sin papeles, con serenidad contenida. A mi me ha recordado enormemente el de toma de posesión de John F. Kennedy como presidente. Lo he buscado en Google, y aquí pueden leerlo y compararlo con el de Barack Obama de antesdeayer noche en Chicago. Habrá que esperar al de su toma de posesión, que, evidentemente, será mucho más elaborado. Estoy deseando escucharlo... En todo caso, agradezco a la diosa Fortuna que me haya proporcionado la oportunidad de ver y disfrutar de este 4 de noviembre de 2008. Sean felices a pesar de la que está cayendo... Nos merecemos la esperanza. Tamaragua. (HArendt)





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El presidente John F. Kennedy (1961-1963)




"Sí, podemos", por Barack Hussein Obama

¡Hola, Chicago!

Si todavía queda alguien por ahí que dude de que Estados Unidos es un lugar donde todo es posible, que se pregunte si el sueño de nuestros fundadores sigue vivo en nuestros tiempos, que cuestione la fuerza de nuestra democracia, esta noche es su respuesta.

Es la respuesta que dieron las colas que se extendieron alrededor de escuelas e iglesias en un número como esta nación jamás ha visto, por las personas que esperaron tres y cuatro horas, muchas de ellas por primera vez en sus vidas, porque creían que esta vez tenía que ser distinta y que sus voces podrían suponer esa diferencia.

Es la respuesta pronunciada por los jóvenes y los ancianos, ricos y pobres, demócratas y republicanos, negros, blancos, hispanos, indígenas, homosexuales, heterosexuales, discapacitados o no discapacitados. Estadounidenses que transmitieron al mundo el mensaje de que nunca hemos sido simplemente una colección de individuos ni una colección de Estados rojos y azules. Somos, y siempre seremos, los Estados Unidos de América.

Es la respuesta que condujo a aquellos que durante tanto tiempo han sido escépticos, temerosos y dudosos sobre lo que podemos lograr a poner manos al arco de la historia y torcerlo una vez más hacia la esperanza en un día mejor.

Ha tardado tiempo en llegar, pero esta noche, debido a lo que hhemos hecho en estas elecciones, en este momento decisivo, el cambio ha llegado a América.

Esta noche recibí una llamada extraordinariamente cortés del senador McCain.

El senador McCain ha luchado duramente en esta campaña. Y ha luchado aún más larga y duramente por el país que ama. Ha aguantado sacrificios por Estados Unidos que no podemos ni imaginar. Todos nos hemos beneficiado del servicio prestado por este líder valiente y abnegado.

Le felicito. Felicito a la gobernadora Palin por todo lo que han logrado. Y estoy deseando colaborar con ellos para renovar la promesa de esa nación durante los próximos meses.

Quiero dar las gracias a mi compañero en este viaje, un hombre que hizo la campaña desde el corazón y actuó como portavoz de los hombres y las mujeres con quienes se crió en las calles de Scranton y con quienes viajaba en un tren de vuelta a su casa en Delaware: el vicepresidente electo de Estados Unidos, Joe Biden.

Y no estaría aquí esta noche sin el respaldo infatigable de mi mejor amiga durante los últimos 16 años, el pilar de nuestra familia, el amor de mi vida, la próxima primera dama de la nación, Michelle Obama.

Sasha y Malia [sus hijas], os quiero a las dos más de lo que podéis imaginar. Y os habéis ganado el nuevo cachorro que nos acompañará a la nueva Casa Blanca. Y aunque ya no está con nosotros, sé que mi abuela nos está viendo, junto con la familia que hizo de mí lo que soy. Les echo en falta esta noche. Sé que mi deuda con ellos es incalculable.

A mi hermana Maya, mi hermana Alma, al resto de mis hermanos y hermanas, muchísimas gracias por todo el respaldo que me habéis dado. Estoy agradecido a todos vosotros. Y a mi director de campaña, David Plouffe, el héroe no reconocido, quien diseñó la mejor estrategia, creo, en la historia de Estados Unidos.

A mi estratega jefe, David Axelrod, que me ha acompañado en cada paso del camino. Al mejor equipo de campaña que en la historia de la política. Vosotros hicisteis realidad esto, y estoy agradecido para siempre por lo que habéis sacrificado para lograrlo.

Pero, sobre todo, no olvidaré a quien pertenece de verdad esta victoria. Os pertenece a vosotros. Os pertenece a vosotros.

Nunca di la impresión de ser el aspirante a este cargo con más posibilidades. No comenzamos con mucho dinero ni con muchos avales. Nuestra campaña no fue ideada en los pasillos de Washington. Se inició en los jardines traseros de Des Moines y en los cuartos de estar de Concord y en los porches de Charleston. Fue construida por los trabajadores y las trabajadoras que recurrieron a los pocos ahorros que tenían para donar a la causa cinco, diez dólares y veinte dólares.

Adquirió la fuerza de los jóvenes que rechazaron el mito ser una generación apática, que dejaron atrás sus casas y sus familiares para trabajar por poco dinero y sacrificando horas de sueño.

Adquirió la fuerza de las personas no tan jóvenes que hicieron frente al gélido frío y el ardiente calor para llamar a las puertas de desconocidos, de los millones de estadounidenses que se ofrecieron voluntarios y organizaron y demostraron que, más de dos siglos después, un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo es posible en la Tierra.

Ésta es vuestra victoria.

Y sé que no lo hicisteis sólo para ganar unas elecciones. Y sé que no lo hicisteis por mí. Lo hicisteis porque entendéis la magnitud de la tarea que queda por delante. Mientras disfrutamos esta noche, sabemos que los retos que nos traerá el día de mañana son los mayores de nuestras vidas: dos guerras, un planeta en peligro, la peor crisis financiera desde hace un siglo.

Mientras estamos aquí esta noche, sabemos que hay estadounidenses valientes que se despiertan en los desiertos de Irak y las montañas de Afganistán para jugarse la vida por nosotros.

Hay madres y padres que se desvelarán en la cama después de que los niños se hayan dormido y se preguntarán cómo pagar la hipoteca o las facturas médicas o cómo ahorrar lo suficiente para la educación universitaria de sus hijos.

Hay nueva energía que aprovechar, nuevos puestos de trabajo que crear, nuevas escuelas que construir y amenazas que afrontar, alianzas que reparar.

El camino por delante será largo. La cuesta será pronunciada. Puede que no lleguemos en un año ni en un mandato. Sin embargo, Estados Unidos, nunca he estado tan esperanzado como esta noche de que llegaremos.

Os prometo que, nosotros, como pueblo, llegaremos.

Habrá percances y pasos en falso. Muchos no estarán de acuerdo con cada decisión mía cuando sea presidente. Y sabemos que el gobierno no puede solucionar todos los problemas.

Pero siempre seré sincero con vosotros sobre los retos que nos espera. Os escucharé, sobre todo cuando discrepemos. Y sobre todo, os pediré que participéis en la labor de reconstruir esta nación, de la única forma en que se ha hecho durante 221 años: bloque por bloque, ladrillo por ladrillo, mano encallecida sobre mano encallecida.

Lo que comenzó hace 21 meses en pleno invierno no puede terminar en esta noche otoñal. Esta victoria en sí misma no es el cambio que buscamos. Es sólo la oportunidad para que hagamos ese cambio. Y eso no puede suceder si volvemos a lo de antes. No puede suceder sin vosotros, sin un nuevo espíritu de sacrificio. Así que hagamos un llamamiento a un nuevo espíritu patriótico, responsable, en que cada uno eche una mano y trabaje más y se preocupe no sólo de uno mismo sino también del otro. Recordemos que si esta crisis financiera nos ha enseñado algo es que no puede haber un Wall Street [el sector financiero] próspero mientras Main Street [la economía real] sufre.

En este país avanzamos o fracasamos como una sola nación, como un solo pueblo. Resistamos la tentación del partidismo, la mezquindad y la inmadurez que han intoxicado nuestra vida política desde hace tanto tiempo. Recordemos que fue un hombre de este Estado quien llevó por primera vez a la Casa Blanca la bandera del Partido Republicano, un partido fundado sobre los valores de la independencia y la libertad del individuo y la unidad nacional. Son valores que todos compartimos. Y si el Partido Demócrata ha logrado una gran victoria esta noche, lo hemos hecho con humildad y el empeño de curar las divisiones que han impedido nuestro progreso.

Como dijo Lincoln a una nación mucho más dividida que la nuestra, no somos enemigos, sino amigos. Aunque las pasiones hayan puesto bajo tensión nuestros lazos de afecto, éstos no deben romperse.

Y a aquellos estadounidenses cuyo respaldo me queda por ganar, puede que no haya obtenido vuestro voto esta noche, pero escucho vuestras voces. Necesito vuestra ayuda. Y seré vuestro presidente también.

Y a todos aquellos que nos ven esta noche desde más allá de nuestras costas, desde parlamentos y palacios, a aquellos que se reúnen alrededor de las radios en los rincones olvidados del mundo, nuestras historias son diferentes, pero nuestro destino es el mismo, y llega un nuevo amanecer de liderazgo estadounidense.

A aquellos que quieren derrumbar el mundo: os vamos a vencer. A aquellos que buscan la paz y la seguridad: os apoyamos. Y a aquellos que se preguntan si el faro de Estados Unidos todavía ilumina con fueerza: esta noche hemos demostrado una vez más que la fuerza auténtica de nuestra nación procede no del poderío de nuestras armas ni de la magnitud de nuestra riqueza, sino del poder duradero de nuestros ideales: la democracia, la libertad, la oportunidad y la esperanza firme.

Ahí está la verdadera genialidad de Estados Unidos: que puede cambiar. Nuestra unión se puede perfeccionar. Lo que ya hemos logrado nos da esperanza para lo que podemos y tenemos que lograr mañana.

Estas elecciones tuvieron muchas historias que se contarán durante siglos. Pero una que tengo en mente esta noche trata de una mujer que votó en Atlanta. Ella se parece mucho a otros que guardaron cola para hacer oír su voz en estas elecciones. Salvo por una cosa: Ann Nixon Cooper tiene 106 años.

Nació sólo una generación después de la esclavitud, en una era en la que no había automóviles por las carreteras ni aviones por los cielos, cuando alguien como ella no podía votar por dos razones: porque era mujer y por el color de su piel. Y esta noche pienso en todo lo que ella ha visto durante su siglo en Estados Unidos: la desolación y la esperanza, la lucha y el progreso; las veces que nos dijeron que no podíamos y la gente que se esforzó por continuar adelante con ese credo estadounidense: sí, podemos.

En tiempos en que las voces de las mujeres fueron acalladas y sus esperanzas descartadas, ella sobrevivió para verlas levantarse, expresarse y alargar la mano hacia la papeleta. Sí, podemos. Cuando la desesperación y la Gran Depresión se extendió a lo largo del país, ella vio cómo una nación superaba sus miedos con un New Deal (Nuevo Contrato), nuevos empleos y un nuevo propósitos comunes.

Sí, podemos.

Cuando las bombas cayeron sobre nuestro puerto y la tiranía amenazó al mundo, ella estaba allí para ser testigo de cómo una generación respondió con grandeza para salvar la democracia.

Sí, podemos.

Ella estaba allí con los autobuses de Montgomery, las mangas de riego en Birmingham, un puente en Selma y un predicador de Atlanta que dijo a un pueblo: "Lo superaremos".

Sí, podemos.

Un hombre llegó a la luna, un muro cayó en Berlín y un mundo se interconectó a través de nuestra ciencia e imaginación. Y este año, en estas elecciones, ella tocó una pantalla con el dedo y votó, porque después de 106 años en Estados Unidos, en los buenos tiempos y en las horas más negras, ella sabe cómo Estados Unidos puede cambiar.

Sí, podemos.

Hemos avanzado mucho. Hemos visto mucho. Pero queda mucho más por hacer. Así que, esta noche, preguntémonos ¿qué cambio verán, que progresos habremos conseguido si nuestros hijos viven hasta ver el próximo siglo, si mis hijas tienen la suerte de vivir tanto tiempo como Ann Nixon Cooper? Ésta es nuestra oportunidad de responder a ese desafío. Éste es nuestro momento. Éstos es nuestro tiempo, para dar empleo a nuestro pueblo y abrir las puertas de la oportunidad a nuestros pequeños; para restaurar la prosperidad y fomentar la causa de la paz; para recuperar el sueño americano y reafirmar esa verdad fundamental: que, aunque muchos, somos uno; que mientras respiremos, tenemos esperanza.

Y cuando tengamos dudas y oigamos a algunos decir que no podemos, contestaremos con ese credo eterno que resume el espíritu de un pueblo: sí, podemos.

Gracias. Que Dios os bendiga. Y que Dios bendiga a Estados Unidos de América.




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El presidente electo, B.H. Obama

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Y Dios se equivocó con Obama...

Hace bastante meses, cuando aún parecía cantado que el candidato del partido demócrata a la Casa Blanca iba a ser Hillary Clinton, conté en el blog el chiste que circulaba en los mentideros políticos de Washington sobre las posibilidades de cualquiera de los candidatos demócratas en liza, Hillary Clinton o Barac Obama, por alcanzar la presidencia. El chiste era una supuesta conversación entre el reverendo Jesse Jackson, uno de los pesos pesados del partido demócrata, negro, al que esta madrugada veíamos llorando de emoción entre la multitud de seguidores de Barack Obama, y el mismísimo Dios. La cuestión era que el reverendo Jackson preguntaba a Dios si podría ver a una mujer de presidenta de los Estados Unidos... La respuesta de Dios a la pregunta del reverendo era la de que "eso, una mujer presidenta, no lo verás tú"... Entonces, el reverendo Jackson preguntaba a Dios que si sería posible que llegara a haber un presidente negro... Y a eso, Dios le respondía: "Eso, no lo veré yo"... Por esta vez, Dios se ha equivocado... Sean felices. Tamaragua. (HArendt)




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El presidente electo de los Estados Unidos, Barack Obama




"Invitación a soñar". Editorial. (El País, 05/11/08)

La batalla de Obama representa la culminación de un sueño para alumbrar una nueva América.
Es difícil exagerar la importancia de que EE UU haya elegido por primera vez en su historia un presidente negro. Tiene tanto de sorprendente como de revolucionario, palabra ésta que no resulta excesiva si se considera que hace medio siglo que en el país de las oportunidades los negros tenían que ceder su asiento en el autobús a los blancos en algunos Estados y en otros el Ejército protegía su acceso a los institutos. El mismo camino de Barack Obama hacia la Casa Blanca, que durante las últimas semanas ha ido cobrando los perfiles de una nueva mística de cambio de época, ha resultado dentro de su propio partido todo lo complicado que cabía esperar, con la renuencia hasta el último minuto de Hillary Clinton, la otra aspirante demócrata, a tirar la toalla y ceder el paso a su correligionario.

La magnitud de su victoria esta madrugada frente al republicano John McCain, con una desbordada participación electoral, muestra que tras el candidato negro se han alineado en el momento decisivo no sólo sus votantes naturales, sino también un considerable caudal de estadounidenses blancos, independientes, conservadores, a los que difícilmente hace seis meses hubiera podido considerarse partidarios del Change we need. Porque si algo han puesto en evidencia los ocho años de calamitosa presidencia de George W. Bush es la necesidad imperiosa de que EE UU emprenda un camino de regeneración para el cual el presidente electo -por su origen, trayectoria y convicciones aparentes- parece el guía indiscutible. No le van a faltar las herramientas parlamentarias indispensables para acometer el cambio prometido, puesto que el Congreso, contrapoder indispensable y exigente, tendrá clara mayoría demócrata en ambas Cámaras.

La amarga herencia de Bush ha hecho tan formidables como poco envidiables los retos que esperan a Obama. El mundo se ha hecho multipolar, política y económicamente, y unos EE UU disminuidos en su crédito y su proyección deben contar inevitablemente con cada vez más interlocutores para obtener el visto bueno o el apoyo a sus políticas. Como demuestran empresas tan funestas como Irak o tan mal calibradas como Afganistán, Washington ya no puede mantener sus intereses contra viento y marea en el resto del planeta sin pagar por ello un precio inimaginable a finales del siglo pasado. Obama deberá cortar el nudo gordiano de la salida de sus tropas de Irak y liquidar Guantánamo. Tiene que atender urgentemente Afganistán y Pakistán y recomponer relaciones con el mundo islámico, que incluye Irán. Y la bomba de tiempo de Oriente Próximo, el resurgimiento imperial ruso, el desafío chino, la situación de una África crecientemente insurgente o la reparación de las averiadas relaciones transatlánticas.

Por encima de todo, el nuevo presidente tendrá que intentar poner orden en una crisis económica cuya envergadura nunca pudo sospechar. Las implicaciones de esta conmoción global representan hoy el punto de inflexión de una nueva época. Sus repercusiones sociales y políticas pueden dar al traste con los planes mejor trazados y con las prioridades convencionales que acompañan cada inauguración presidencial en Washington. Controlar sus efectos y tratar de embridar a un capitalismo desbocado, con la cooperación de sus socios, es la tarea más urgente para el próximo titular de la Casa Blanca. Obama tendrá que poner rápidamente mucha carne en el asador, concretar sus promesas de renovación y cambio, para no defraudar las desmesuradas esperanzas puestas en su victoria, no sólo por parte de sus compatriotas. En un mundo más peligroso y complejo, donde rara vez los logros satisfacen las expectativas, Obama ha situado el listón muy alto con su invitación a volver a soñar.

viernes, 11 de julio de 2008

*Reencuentro con Hannah Arendt




Caricatura de Hannah Arendt


Por fin, después de meses de búsqueda y espera recibo hoy, remitida por la Librería Beatriz de Madrid, la biografía de mi adorada Hannah Arendt escrita por Laure Adler ("Hannah Arendt". Destino, Barcelona, septiembre de 2006), traducida del francés por Isabel Margelí ("Dans les pas de Hannah Arendt". Éditions Gallimard, París, 2005). Ya había leído su otra gran biografía, magnífica, la de Elisabeth Young-Bruelh ("Hannah Arendt". Alfonso el Magnánimo, Valencia, 1993), pero tenía muchos deseos de leer la de Adler, más intimista, a juicio de los críticos, que la de Young-Bruelh. De mi admiración por Hannah Arendt deviene el seudónimo con el que se firma este blog. La voy a disfrutar... 
HArendt




http://www.bib.ub.edu/fileadmin/bibs/filosofia_geo_hist/img/arendt4.jpgHannah Arendt








sábado, 5 de julio de 2008

*Educación sentimental




Edith Piaf


No tengo la menor idea de quién es ese (o esa) C. Galilea que firma el reportaje titulado "Los elegidos. La memoria sentimental del siglo XX" en la revista Babelia, uno de los suplementos semanales de El País. Da lo mismo quién sea, me ha emocionado con ese recorrido sentimental por la canción francesa de la última mitad del pasado siglo: Brel, Gainsbourg, Brassens, Gréco, Ferré, Hardy (mi musa), Piaf, Nougaro..., siempre comprometida (con la vida, el amor, el arte...), y siempre hermosísima. Ante tantos hechos y tantas gentes que profanan diariamente la vida, nada como la música para reconciliarnos con nosotros mismos, con la existencia, con los demás y con cuanto nos une como humanos... Y gracias especialísimas a Francoise Hardy: ella, su voz y su "Tous les garçons et les filles" encandilaron y encendieron mi juventud... Nunca la olvidaré... HArendt



El cantautor belga Jacques Brel


"Los elegidos. La memoria sentimental del siglo XX", por C. Galilea

Jacques Brel: Viaje a la libertad. Era belga como Tintín. Se fue hace treinta años aunque ya había abandonado los escenarios en 1967. Compró un velero para surcar los mares cálidos con su última compañera, viaje iniciático de quien se sabía ya enfermo de cáncer. Y halló la libertad en las Marquesas, esas islas donde "el mar se rasga y el tiempo se inmoviliza", y donde él descansa cerca de la tumba de Gauguin. Contradictorio -"sólo los imbéciles no cambian nunca de opinión"-, Brel despreció a los burgueses, asustó a las beatas, lloró por sus amigos, se enfadó con los flamencos... Supo retratar las miserias, miedos y maldades del ser humano con una lucidez perturbadora y una delicada ternura: Ne me quitte pas -"un hombre no debería cantar esas cosas", llegó a decir Piaf-, La valse à mille temps, Quand on n'a que l'amour, Le plat pays...

Serge Gainsbourg: El feo más 'sexy'. Decía: con mi careto no voy a hacer de crooner así que voy a provocar. Solitario y misógino, de su brazo andaban las mujeres más deseadas de París, y sus canciones -un patchwork de sonidos inteligentemente reciclados- las grabaron desde Brigitte Bardot, Isabelle Adjani o Catherine Deneuve hasta Vanessa Paradis, France Gall (la eurovisiva -1965- Poupée de cire, poupée de son) o Françoise Hardy. Envuelto en el humo de sus Gitanes, Gainsbourg era el personaje seductor, dandi cínico y desengañado, que fue creando Lucien Ginzburg, hijo de rusos judíos. Recibió amenazas de militares cuando puso ritmo de reggae a La Marsellesa y levantó ampollas al grabar Lemon incest con su hija Charlotte. Antes ya había escandalizado con Je t'aime, moi non plus a dúo con Jane Birkin. Murió con 62 años en su piso de la calle de Verneuil.

Georges Brassens: Un hombre libre. En su pasaporte, como profesión, ponía "hombre de letras". Sólo voz, guitarra y contrabajo: para no distraer de la palabra. Decía mierda o puta, con crudeza y ternura, porque la obra del autor de La mauvaise réputation o Chanson pour l'Auvergnat es un canto contra la autoridad, una denuncia del puritanismo y la falsedad. Hace dos años, a los 25 de su muerte, se editaron Elle est à toi cette chanson -su obra de estudio en 15 discos- y Oeuvres complètes -las letras de todas sus canciones-. Ya hay más de 50 libros sobre Brassens, que da nombre a calles, parques, escuelas o bibliotecas de más de 500 poblaciones de Francia. Hombre libre, no le importaron dinero ni honores: quiso ser invisible para los poderosos. Está enterrado en Sète, su ciudad natal, en el cementerio conocido como "de los pobres".

Juliette Gréco: La musa existencialista. Uno de los grandes mitos de la canción francesa: musa del Saint-Germain-des-Près de los existencialistas, en el que ella cantaba Si tu t'imagines o Je hais les dimanches. Aquella joven delgada, de ojos oscuros y profundos, y rostro muy pálido, cuyos largos jerséis y pantalones negros inspiraron entonces a tantas chicas, representaba el personaje de la mujer que asume su libertad, distante, provocadora, misteriosa... Juliette Gréco (Montpellier, 1927), que a mediados de los años sesenta aterrorizó a los telespectadores franceses paseando de noche como un fantasma por los pasillos del Museo del Louvre, logró ser popular a través de un repertorio refinado escrito por Prévert y Kosma, Vian, Ferré, Brel, Sagan, Gainsbourg, Desnos, Queneau. La Gréco actuó también en obras de teatro y películas de Jean Renoir, Otto Preminger o John Huston.

Léo Ferré: Corazon anarquista. El autor de canciones tan hermosas e intensas como Avec le temps musicó a Rimbaud y Baudelaire, dirigió obras de Ravel o Beethoven, deseó a los hombres no tener dios ni amo y cantó Franco, la muerte. Manuel Vázquez Montalbán escribió que fue uno de los cantautores que han contribuido a hacer de la canción popular la huella moral y sentimental del siglo XX. Verbo ácido y ojos bondadosos, la anarquía era una forma de vida y él la hacía rimar con amor. "No llegan al uno por ciento y sin embargo existen / la mayoría, españoles, vaya usted a saber por qué" (Les anarchistes). El viejo luchador se había refugiado desde los años setenta en las colinas de la Toscana, en las que hacía su vino y su aceite de oliva, hasta su muerte, en julio de 1993.



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La cantante francesa Francoise Hardy (en 1962)


Françoise Hardy: Cantante modelo. Tenía 18 años cuando grabó Tous les garçons et les filles. Era el verano de 1962 y miles de adolescentes europeas se identificaban con la belleza tímida de Françoise y aquellas suaves canciones sentimentales, algunas de las cuales había escrito ella misma. Muchos la consideran hoy la figura femenina del pop francés. Su rostro delicado y su figura delgada ocupaban las principales revistas y llevó las creaciones de los más famosos diseñadores franceses: Courrèges, Paco Rabanne o Yves Saint Laurent. El año pasado se publicó la caja 100 chansons, resumen de más de cuarenta años de carrera y cinco millones de discos vendidos. En los 12 dúos de su compacto Parenthèses, esta mujer que se deja ver más bien poco -desde que existe, aspira a desaparecer, escribieron en Le Monde- ha grabado con Jacques y Thomas Dutronc, marido e hijo.

Edith Piaf: La Môme. La actriz Marion Cotillard se llevó el oscar por su interpretación de Piaf en La vida en rosa. El guión tenía los ingredientes que interesan a Hollywood: honores y fastos, decadencia y resurrección, amores desgraciados, muertes violentas... La vida de una pequeña mujer que nació el 19 de diciembre de 1915, según la leyenda, en una acera de París, y que pasó hambre y sufrió miserias antes de convertirse en un mito de la canción. El alma de la calle. "No sería Edith Piaf si no hubiera vivido todo eso", llegó a decir. Difícil no emocionarse cuando canta con su voz única Hymne à l'amour o Non, je ne regrette rien. Lo escribió Jean Cocteau: "Cada vez que canta, parece que se arranca su alma por última vez". El 14 de octubre de 1963 fue enterrada en el Père Lachaise.

Claude Nougaro: Alma de 'swing'. Unía la canción francesa al jazz (Le jazz et la java, Nougayork...), que descubrió con 12 años en la radio tras haberse educado con Puccini, Massenet y Fauré. Hombre de escenario, era capaz de hacer que el francés tuviera swing. Amaba las palabras y su ritmo: se definía como "motsicien". Jazz, Brasil y África, ya fuese acompañado por metales de Nueva Orleans, músicos de Nueva York, el piano de Maurice Vander o el acordeón de Richard Galliano. Hijo de un cantante de ópera y de una profesora de piano, Nougaro era del sur -había nacido en Toulouse en 1929- y nunca renegó de sus raíces. Cantaba C'est une Garonne evocando las aguas que cruzan su ciudad: "Mi mar Egeo / es este río liso / del que soy el Ulises / sin exagerar". Falleció en marzo de 2004, con 74 años. (Babelia, 05/07/08)



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Francoise Hardy, ahora ( ¡sigue bellísima!...)