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lunes, 19 de octubre de 2015

[A vuelapluma] Libros, lecturas, memoria, y un poco de televisión...







A mi amiga Jesús Granado

Gracias a Movistar+ estoy reviviendo estos días una serie de televisión que me entusiasmó especialmente hace ya buen número de años. Todavía recuerdo con toda claridad el último capítulo de la última temporada. La serie de televisión más premiada de la historia; sin duda, con todo merecimiento. Me estoy refiriendo, como es lógico y sabido, a "El Ala Oeste", la serie creada por Aaron Sorkin en 1999, que durante siete temporadas consecutivas mantuvo en suspense a los telespectadores de medio mundo narrando los avatares del personal de la Casa Blanca al servicio del presidente Josiah Bartlet, (interpretado por Martin Sheen). Decir que me emocioné con ella es poco decir; sencillamente, magnífica; lo mejor de lo mejor. No soy el primero, ni seguramente el último que lo dice, pero debería ser de "obligado visionado" en las Facultades de Ciencias Políticas. Pura adicción, para mí, casi mayor que el café. Ahora sigo también otras como Homeland, Fargo, American Odissey, The Affair, Mad Men o The Good Wife, pero pocas tan gratificantes como la primera de las citadas.

Sobre libros, lecturas y memoria, recuerdo que por aquellos días, justamente a primeros de octubre de 2008, había leído tres interesantes artículo. El primero, en la revista Babelia, del premio nobel turco Orhan Pamuk, titulado "La memoria de Pamuk", un recorrido sentimental, en primera persona, sobre su pasión por los libros desde su más temprana juventud, que, salvando las distancias, me ha resultado muy "familiar".

El segundo, fue un reportaje firmado por el periodista Abel Grau, titulado "Internet cambia la forma de leer... ¿y de pensar?", publicado en El País, sobre la forma en que Internet está cambiando, a juicio de numerosos especialistas en comunicación, psicología y neurobiólogos, no sólo nuestra forma de leer, sino incluso nuestra forma de pensar, modificando los esquemas de funcionamiento del cerebro a la hora de procesar la información que recibe... ¿Ciencia ficción?, no lo se..., pero tengo que reconocer que no es lo mismo procesar la información obtenida a través de un libro determinado, la consulta de una bibliografía específica sobre un tema cualquiera en una biblioteca, la lectura detenida de un documento en un archivo, o lidiar con el caudal de información suministrada por la pantalla de un ordenador con solo teclear una determinada palabra en un buscador tipo como Google..., ¿verdad que no?

El último artículo había aparecido publicado en El País Semanal con el provocador título de "Sepa de libros sin leer ni una línea", escrito por Íker Seisdedos. Un jocoso comentario sobre un jocoso libro que publicaría poco después Anagrama: "Cómo hablar de los libros que no se han leído", del psicoanalista y profesor de literatura de la Universidad de París, Pierre Bayard, que también leí poco después. 

Tengo una buena amiga que tiene puesto en la pantalla de su "WhatsApp" que su idea del Paraíso es una biblioteca llena de libros; la mía también. A ella le he dedicado esta entrada. Permítanme una pregunta inoportuna ¿Cuántos de los libros que tienen en su casa han leído ustedes?, ¿pocos, verdad? A mí me pasa lo mismo, para desesperación de mi mujer, que me reitera de vez en cuando, cada vez menos, ¿para qué quieres tantos libros?, ¿a qué no los has leído todos? Es difícil de explicar... En el margen derecho del blog, en una columna que dice "Algunos de mis autores y libros favoritos", hay una serie de autores y de libros (sólo uno de cada autor), citados por orden alfabético; no están todos los leídos, pero si están leídos todos los citados. Y he dejado de incorporar títulos y autores para no pecar de presunción.  A pesar de ello, reconozco que ya no puedo mantener el ritmo de lectura ni de adquisiciones (que solvento gracias a mi inestimable Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas de Gran Canaria y su personal) de épocas pasadas. Y confieso, con pudor, mi enorme deuda con la gran y buena literatura que no he leído... 

Ohran Pamuk, en su artículo citado más arriba, recordaba el orgullo con que su padre veía como se llevaba "sus" libros a "su" biblioteca en ciernes... Yo lo hice con la de mi padre, un gran lector también hasta su ancianidad. Y veo con orgullo (sólo hasta cierto punto) que mis hijas arramblen con los libros de mi modesta biblioteca familiar para incrementar las suyas. Pero sobre todo espero, deseo y pido a Atenea, diosa pagana de la Sabiduría, que mis nietos descubran pronto por sí mismos el mundo maravilloso que se esconde en los libros. Que así sea y así se cumpla.

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 



Los protagonistas de "El Ala Oeste"






Entrada núm. 2477
elblogdeharendt@gmail.com
La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

sábado, 12 de enero de 2013

Sobre libros y bibliotecas, de nuevo...




Biblioteca Pública del Estado (Las Palmas de GC)



Siempre me he considerado un "ratoncillo de biblioteca". Pienso a menudo que hubiera sido feliz como bibliotecario, o como librero, quizá... Pero no, mejor como bibliotecario. A quien crea que comparte mi pasión por los libros le recomiendo la lectura de una preciosa obrita de apenas 150 páginas de la que he escrito anteriormente en el blog. Me refiero a Ex Libris. Confesiones de una lectora (Alba, Barcelona, 2000), de Anne Fadiman.

La primera biblioteca merecedora de tal nombre de la que tengo recuerdo es la de mi colegio, el "Infanta María Teresa", en Madrid. Un colegio centenario, para huérfanos de guardias civiles, que precisamente este año cierra sus puertas definitivamente por lo que parece como efecto colateral de la crisis. Entré en ella, en la biblioteca, con mis once años recién cumplidos (primer curso de bachillerato) buscando documentación para un trabajo sobre los "presocráticos" que me había encomendado mi profesor de Filosofía. Nunca olvidaré la impresión de enfrentarme por vez primera a aquellos grandes anaqueles repletos de libros... Supongo que alguien, no recuerdo si el bibliotecario o el propio profesor de Filosofía, me indicó que buscara en el Espasa, al que me enfrenté también por primera vez en aquel momento. Tuvo que salirme bastante bien el trabajo porque recibí las felicitaciones de mi profesor. Creo que fue en ese momento en el que nació, en parte, mi afición por los libros y las bibliotecas.

La segunda "gran" biblioteca de la que guardo un recuerdo especialísimo es la de la "Casa Americana". Estaba en una dependencia anexa a la Embajada de los Estados Unidos en Madrid, en la calle Serrano, muy cerca de mi casa y del colegio. La frecuentaba sobre todo para consultar los mapas de la Enciclopedia Americana, otra de mis pequeñas-grandes pasiones. Estaban en inglés, pero eso no me importaba gran cosa.

Y de allí, el salto... A la Biblioteca Nacional de España, en el paseo de la Castellana, de la que llegué a ser socio. Me gustaba rebuscar en las fichas bibliográficas referencias sobre libros antiguos, que tardaban en traerme bastante más tiempo del que me hubiera gustado, tiempo que entretenía observando a los otros lectores. No recuerdo ahora ningún libro en especial, aunque tengo memoria de uno impreso a principios del siglo XIX sobre la Guerra de Independencia y las Cortes de Cádiz que me interesaba por alguna razón que he olvidado.

Durante mis estudios universitarios en Madrid, hasta 1967 en que me vine a vivir a Canarias, frecuenté también las bibliotecas de la Escuela Social de Madrid, la del Ministerio de Trabajo y la del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (entonces Instituto de Estudios Políticos) en el hoy palacio del Senado, así como la del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, años más tarde asolada por un incendio que se llevó por delante la mayor parte de sus fondos.

Pasar de la Biblioteca Nacional de España, en Madrid, a la Biblioteca Pública del Estado, en su primitiva ubicación de la plaza de Tomás Morales,  en Las Palmas de Gran Canaria fue otro salto nada desdeñable, y traumático... Pero sin duda la biblioteca que durante más tiempo he frecuentado ha sido la del Centro de la UNED (la Universidad Nacional de Educación a Distancia) en Las Palmas, aunque más como lugar de estudio que de estricta consulta. En Las Palmas también he curioseado por las bibliotecas de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Las Palmas, la Insular del Cabildo de Gran Canaria (de la que soy socio) y la del Museo Canario, sin duda alguna la más importante del mundo en libros y documentos sobre la Historia de Canarias.

Pero también sin duda alguna "mi biblioteca" es, hoy por hoy, la Pública del Estado en Las Palmas, en el parque de San Telmo. Me encanta curiosear por sus estanterías, sobre todo las dedicadas a Historia, Filosofía o Ciencias Políticas. Alguna que otra vez coloco en su orden correcto (CDU) los tomos que encuentro mal puestos por descuido de algún descuidado lector... Espero que el amable personal de la sala de lectura de la biblioteca no se me moleste por ello. Y me parece de estricta justicia reconocer públicamente la deuda que tengo con los bibliotecarios encargados de las nuevas adquisiciones de libros pues nueve de cada diez desideratas que les solicito me las consiguen sin problema alguno con una rapidez asombrosa.

Me gustaría hace una mención final a lo que constituye nuestra "biblioteca familiar", levantada a lo largo de más de cincuenta años de afición lectora, y hoy repartida entre Las Palmas y Maspalomas, que comenzó con una humildísima ala de un ropero en la casa de mis padres en Madrid, llena de colecciones  de tebeos de Supermán, El guerrero del antifaz, El capitán Trueno o El jinete enmascarado, y por supuesto, La isla del tesoro, Robinson Crusoe, Los viajes de Gulliver o Tarzán de los monos. Al día de hoy permanece imposible de catalogar (por mi invencible pereza al respecto) después de haber fichado 2869 títulos, cuando a ojo de buen cubero pueden restar por censar otros 3000 como mínimo. Tarea imposible que dejo como legado a mis hijas, a las que tampoco veo por la labor, y a mis nietos.

El vídeo que acompaña la entrada es un homenaje a la Biblioteca Nacional de España y sus primeros 300 años de historia. Espero que lo disfruten.

Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates, "Ιωμεν". Tamaragua, amigos. HArendt












Entrada núm. 1777
http:/harendt.blogspot.com
"Tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)
"La historia del mundo no es un suelo en el que florezca la felicidad. Los tiempos felices son en ella páginas en blanco" (Hegel)
"Todas las penas pueden soportarse si las ponemos en una historia o contamos una historia sobre ellas" (Isak Dinesen)

martes, 28 de febrero de 2012

El libro como lenitivo





La casa de Marimar, tras el incendio



La tercera acepción de lenitivo en el Diccionario de la Real Academia Española es la de medio para mitigar los sufrimientos del ánimo. Soy de los que piensan que los libros en general, y la literatura en particular, cumplen sobradamente esa noble función de paliar en alguna forma los dolores del alma humana. Quizá sea por ellos que libros y literatura sean uno de los asuntos más recurrentes en Desde el trópico de Cáncer-

Una amiga catalana, de Tarragona por más señas, licenciada en Historia como yo, sufrió hace unos pocos meses el incendio fortuito de su vivienda familiar en dicha ciudad. Por suerte no tuvo que lamentar ninguna desgracia personal, salvo la muerte de su gato, por asfixia, pero la casa quedó muy dañada y en el incendio se perdió para siempre su más que notable y querida biblioteca personal.  

A un grupo de sus amigos se nos ha ocurrido resarcirla de esa perdida, más en lo  sentimental que en lo material, regalándole algunos de nuestros libros, y nos hemos confabulado para movilizar a nuestros amigos y conocidos, a través de las redes sociales, animándoles a enviarle al menos uno de los títulos de sus respectivas bibliotecas personales. Por deformación académica le encantan las novelas históricas, dicho sea de paso, y como pista...

Es la primera vez en los seis años de existencia del blog que formulo a su través una petición tan personal. Me mueven a ello sentimientos de amistad compartida y la confianza en la amable disposición de mis lectores. En cualquier caso, gracias anticipadas a todos, sea cual sea su respuesta. 

Si desean remitirle alguno de sus libros, les ruego lo hagan a la siguiente dirección:

Marimar Pérez
Pza. Imperial Tarraco, 2, Esc. B, 4.º, 2.ª
43001 - TARRAGONA

Y Sean felices, por favor; a pesar del Gobierno. Tamaragua, amigos. HArendt




Mis amigas Marimar y Françesca, en Roma



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Entrada núm. 1452
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martes, 29 de noviembre de 2011

Mis lecturas





Entre mayo de 2004 y noviembre de 2006 llevé un diario con anotaciones sobre las lecturas que iba realizando. Esta es una versión reducida de algunas de las anotaciones de ese diario literario, meros bosquejos de la reflexión que me había merecido el libro leído, sin que la extensión de la nota sea indicativa de preferencia alguna. Las lecturas están ordenadas cronológicamente. 

1.- “Del espíritu de las leyes”,  Montesquieu. Uno de los grandes clásicos de la teoría política de todos los tiempos. Imprescindible para comprender los principios que informaron las primeras experiencias democráticas en Occidente.

2.- “Mar de fondo”, Patricia Highsmith. Intrigante novela de suspense, magistralmente escrita, que nos envuelve en una atmósfera de misterio que sólo se aclara al final. Final, por cierto, que no me ha gustado, aunque resulte lógico.

3.- “La Eva fantástica”, Antonio Muñoz Molina (edt.). Veinte relatos cortos de fantasía, terror y misterio, escritos todos ellos por mujeres: desde Mary Shelley a Patricia Highsmith. Hay entre ellos dos escritos por españolas. Todos interesantísimos. El que más me ha gustado: “Portobello”.

4.- “La reforma del Senado”. Recoge las intervenciones habidas en el Centro de Estudios Constitucionales hace doce años. Todas muy interesantes. Pero todo sigue igual o peor en relación con dicha reforma, sin el menor avance significativo al respecto por falta de voluntad política por parte de los responsables.

5.- “Historia del rey Arturo y sus nobles caballeros”, John Steinbeck. Magnífica versión moderna realizada por el premio Nobel norteamericano a partir del texto del siglo XV escrito por Mallory, que a su vez lo tomó del francés Chretien de Troyes. Bellísima.

6.- “La monarquía de España”, Miguel Artola. Un texto imprescindible para conocer los entresijos y el funcionamiento de la institución monàrquica y sus órganos a lo largo de toda la historia española, desde los visigodos hasta la monarquía parlamentaria actual.

7.- “Las edades de Lulú”, Almudena Grandes. La leí por primera vez hace quince años. Es una nueva edición, corregida por la autora con motivo de dicho aniversario, con un prólogo que explica el origen de la novela y lo que significó para ella. Me ha gustado mucho más ahora que antes.

8.- “Amadís de Gaula”, Garci Rodríguez de Montalvo. Uno de los grandes clásicos de la “novela de caballería”, precursor de una relación que acaba y culmina con el Quijote. Muy entretenido.

9.- “El pensamiento francés en el siglo XVIII”, Daniel Mornet. Interesantísimo libro sobre los antecedentes filosóficos y científicos que van a dar origen a la Revolución francesa.

10.- “La cultura de la conversación”, Benedetta Craveri. Uno de los más bellos e interesantes libros que he leído nunca, en el que se da cuenta de la febril actividad cultural y social llevada a cabo por los “Clubs” parísinos, la mayoría de ellos impulsados por mujeres de la nobleza francesa, a lo largo de los siglos XVII y XVIII.

11.- “Los versos satánicos”, Salman Rusdhie. Lo adquirí en octubre de 1989 en solidaridad con el autor, condenado a muerte por las autoridades religiosas iraníes. No lo había leido aún. Me ha parecido una sensacional novela de humor y fantasía, con escenas de una gran comicidad, no exenta de ironía y sarcasmo. Y desde luego, en nada irreverente con el Profeta.

12.- “Hay algo que no es como me dicen. El caso de Nevenka Fernández contra la realidad”, Juan José Millás. Impresionante recreación de los hechos que dieron lugar a la defenestración política del que fuera alcalde de Ponferrada por acoso sexual a una de las concejalas de dicho municipio leonés. Durísimo alegato en defensa de la capacidad de decidir de la mujer.

13.- “La República mundial de las Letras”, Pascale Casanova. Ensayo sobre la influencia literaria francesa sobre el resto de la literatura europea. Excesivamente “ombliguista”, pero interesante.

14.- “El futuro de la libertad. Las democracias *iliberales* en el mundo”, Fareed Zakaria. Fascinante texto sobre la historia de la libertad y su enfrentamiento, a veces inevitable, con la idea de democracia. La tesis del libro es que no siempre una mayor democracia significa mayor libertad, tesis que comparto.

15.- “El Federalista”, A. Hamilton, J. Madison y J. Jay. Otro de los grandes clásicos de la literatura política de todos los tiempos. Escrito a finales del siglo XVIII, en defensa y explicación, a través de artículos de prensa del proyecto que acabaría convirtiéndose en la Constutición de los Estados Unidos de América. Imprescindible.

16.- “El mundo de Sofía. Novela sobre la historia de la filosofía”, Jostein Garder. Interesantísima y bellísima obra en la cual, a través de una trama de acción, misterio y fantasía juvenil, se nos ofrece una historia de la filosofía y de la ciencia que en nada desmerece de cualquier libro de texto de nivel universitario, de una forma amena y entretenida. Magnífica.

17.- “Don Quijote de La Mancha”, Miguel de Cervantes. Releida con motivo del quinto centenario de su publicación. Lo mejor de lo mejor.

18.- “Libertad conquistada. Memorias”, Hans Küng. Para un descreido como yo, sin remordimiento ni sentimiento alguno de culpa por ello, ni miedo a una eternidad sin Dios, el mensaje cristiano me sigue resultando fascinante. Y que haya hombres como Küng, que hacen del respeto a ese mensaje una cuestión vital, me llena de esperanza. Como dijo otro gran ”herético” (Teilhard de Chardin): “Si llego a perder la fe en Dios, al menos me queda la fe en el hombre”. Impresionante testomio de libertad y de fe.

19.- “Los símbolos del alma”, Emilio Lledó. Discurso pronunciado en la Real Academìa Española por el considerado como el mayor filósofo español vivo. Un pequeño y bellísimo texto. Fue mi profesor de Historia de la Filosofía en mi paso por la universidad. Haberle conocido y escuchar sus lecciones es el mejor recuerdo que tengo de la universidad. 

20.- “Obras Completas”, Esquilo, Sofocles y Eurípides. Todo el pensamiento originario de Occidente está aquí. Bellísimo.

21.- “Alegato de los gatos”, Antonio Burgos. Sentimental texto sobre el mundo gatuno y su relación con los humanos. Tierno y sensible hasta la risa y el llanto. Sólo lo entenderán los afortunados mortales que han convivido con los más fantásticos seres del mundo animal.

22.- “La sombra del viento”, Carlos Ruíz Zafón. La obra más vendida del panorama literario español. Para llorar: no pasa de ser un folletín decimonónico, mal escrito, plagado de incongruencias, contradicciones y expresiones fuera de contexto. Apto para lectores sin mayores pretensiones. Así anda la literatura patria…

23.- “Buenos días, pereza. Estrategias para sobrevivir en el trabajo”, Corinne Maier. Un divertido alegato contra la deshumanización del trabajo en la sociedad actual, escrito por una psicóloga francesa de reputado e incómodo inconformismo social. Muy interesante.

24.- “Nubes. Las ranas. Pluto”, Aristófanes. Sarcásticas comedias del más ácido y crítico contemporáneo de la democracia ateniense. Desvergozadas y divertidas. No deja títere con cabeza.

25.- “Buenos días, tristeza”, Francoise Sagan. La primera novela de esta afamada escritora francesa, escrita cuando tenía 18 años. Magistral en su sensualidad y cinismo, prototipo de una forma de vida que se conoció como ”dolce vita”. La leí, en francés, cuando aún estaba en el instituto, y luego, mucho más adelante, en español. La vuelvo a releer con motivo de la muerte de la autora, en homenaje a una mujer y un libro que rompieron todos los esquemas de una sociedad bienpensante.

26.- “El Cristianismo. Esencia e historia”, Hans Küng. El teólogo más importante del catolicismo romano se enfrenta a una tarea fundamental de explicación del origen, historia y sentido final del cristianismo. Lo releeo con motivo del Cónclave que elegirá a Benedicto XVI como nuevo papa.

27.- “La esencia del cristianismo”, Ludwig Feuerbach. Al igual que el libro anterior, comienzo a leerlo con motivo del Cónclave de sucesión de Juan Pablo II. Libro de difícil lectura escrito por uno de los más enfervorazados enemigos de la iglesia y durísimo crítico del catolicismo.

28.- “¿Dónde se encuentra la sabiduría?”, Harold Bloom. El más importante crítico literario del mundo analiza las principales obras literarias de la historia y su influencia sobre el pensamiento occidental, con protagonismo especial del “Don Quijote” cervantino. Bellísimo.

29.- “Ulises”, James Joyce. La última versión en español de la novela que reformó los esquemas literarios en lengua inglesa. Un libro sorprendente, en que no pasa nada fuera de la vida cotidiana de sus protagonistas, a lo largo de un solo día en el Dublín de principios del siglo XX. Inmensa, difícil y gratificante. La tenía sin leer desde 1989.

30.- “La sociedad dividida”, José Félix Tezanos. Un certero análisis sociológico de la estructura social actual y sus enfrentamientos larvados entre clases y grupos, con predicciones de futuro. Interesante.

31.- “Soy Charlotte Simmons”, Tom Wolfe. Descarnada crítica del mundo universitario norteamericano llevada a cabo por uno de ´los más lúcidos novelistas contemporáneos. La escena de la violación pseudo-consentida de la protagonista es realmente magistral. Quizá la novela sea demasiado extensa y excesivamente sarcástica, motivo por el cual pierde verosimilitud.

32.- “El banquete”, Platón. Uno de los más bellos diálogos platónicos sobre la naturaleza profunda del amor, protagonizado por una mujer, Diotima, que por esta vez roba el papel principal a Sócrates. Espléndido y reconfortante.

33.- “Las voces de la libertad. Intelectuales y compromiso en la Francia del XIX”, Michel Winock. Magnífico ensayo sobre el caldo de cultivo intelectual que sacudió los comportamientos políticos de la Europa del siglo XIX, a partir de la lucha por la libertad de los escritores, filósofos, periodistas e intelectuales franceses, desde la caida de Napoléon hasta la I Guerra Mundial.

34.- “La mesa limón”, Julian Barnes. Colección de relatos cortos de este escritor británico en los que con ácido humor, pone delante de nuestros ojos la vida, los amores y la presencia latente de la muerte de las personas englobadas en ese grupo que hemos dados en llamar “tercera edad”. Deliciosos a pesar del previsible fin trágico de todos ellos.

35.- “Ángeles y demonios”, Dan Brown. La primera novela del autor de “El Código Da Vinci”. Disparatada, absurda, en algunos momentos divertida y con un final, sobre la cúpula de San Pedro, absolutamente delirante. Resulta difícil imaginar como “algo” así puede ser llamado literatura. Para olvidar.

36.- “Assassini”, Thomas Gilford. Otra novela de intriga en el seno de la iglesia católica, esta vez más creible y dentro de lo admisible como novela de entretenimiento. Y lo consigue. Merece la pena siempre que no se busque nada trascendente. Muy interesante.

37.- “La isla y los demonios”, Carmen Laforet. La segunda novela de la autora, cuya acción transcurre en la isla de Gran Canaria en el último año de la guerra civil. La visión de una sociedad cerrada como era la de la burguesía isleña desde la óptica de una joven que despierta a la vida llena de ansias de libertad. El retrato de los paisajes isleños de la época, por ejemplo, la aventura que suponía ir de Las Palmas hasta Maspalomas, en el sur de la isla, conmueve todas las fibras sentimentales de los que vivimos actualmente en ella. La recomiendo fervientemente.

38.- “El libro de los pequeños placeres”, Luis Racionero. Un canto a la vida y a esos “pequeños placeres” que ella nos depara si la afrontamos con los ojos y el corazón dispuestos.

39.- “Breve historia del saber”, Charles Van Doreen. Magistral síntesis de la historia de la cultura, la ciencia y el progreso humano desde los albores de la vida hasta el futuro más inmediatamente predecible. Imprescindible.

40.- ”El viaje a la felicidad. Las nuevas claves científicas”, Eduardo Punset. De nuevo un interesantísimo ensayo sobre las enormes posiilidades que los descubrimientos científicos abren para la humanidad en su eterna e infatigable búsqueda de la felicidad. Muy interesante, ameno e instructivo. Una magnífica obra de divulgación científica.

41.- “Jesús y Jahvé. Los nombres divinos”, Harold Bloom. Interesante libro que indaga sobre la veracidad de la existencia humana del Jesús de Nazareth de los evangelios, contraponiendo los relatos del Antiguo y el Nuevo Testamento, y los mensajes salvíficos de ambos. No es un libro de fácil lectura, ni tampoco ún  relato religioso, sino más bien una exégesis crítico-literaria sobre el Jesús de los evangelios y ese mismo Jesús histórico que se reconstruye a partir de ellos.

42.- “Comedia. Paraiso”, Dante Alighieri. Versión bilingüe italiano-española del libro que funda la lengua italiana. Un poema eterno, aunque quizá este libro III (Paraiso) sea el menos poético de los tres que consituyen la Comedia. Bello.

43.- “Extrañas estrellas. Wedding-Pankow, 1976/1977″, Emine Sergi Ózdamar. El intimista Diario de la escritora y dramaturga turco-alemana, que relata su llegada a Alemania desde Turquía, para trabajar en la mítica compañía de teatro que fundara Bertol Brecht en Berlín Oriental. Muy interesante.

44.- “4 Relatos”, Arturo Pérez-Reverte. Cuatro deliciosos relatos cortos de la más variada temática: sobre la bienpensante colonia española en la Guinea Ecuatorial de los años 40; la derrota de Pavía contada por el rey Francisco I de Francia a su amante parisina; la “Noche Triste” de la conquista de México, desde los ojos de un soldado de Cortés; y un excurso sobre los más afamados personajes de los libros de aventuras de la literatuta universal. Entrañables.

45.- “Mitológicas. Lo crudo y lo cocido”, Claude Levy-Strauss. El libro más importante y famoso de la antropología de los pueblos indígenas sudamericanos, escrito por la mayor eminencia científica en este campo. Impresionante.

46.- “Helena, Helena, amor mio”, Luciano de Crescenzo. Divertida recreación de la guerra de Troya como excusa para contarnos los más entrañables mitos de la Grecia clásica. Muy entretenido.

47.- “Entrevista con la historia”, Oriana Fallaci. La gran sacerdotisa del periodismo europeo entrevista a corazón abierto a los grandes líderes mundiales de los años 70. Entre ellos, a Santiago Carrillo, un año antes de la muerte de Franco. Esclarecedor y emotivo.

48.- “El fenómeno humano”, Teilhard de Chardin. El gran teólogo y antropólogo belga intenta dar su visión de la aventura humana desde la aparición de la vida sobre la tierra hasta el fin del mundo, compaginando ciencia y fe como nadie hasta él lo había intentado jamás, y granjeándose por ello la expulsión de la iglesia católica y la injusta condena de sus libros.  

49.- “Constitucionalismo en la historia”, Miguel Artola. Una historia comparada del imparable avance del constitucionalismo como base del nuevo “contrato social” de las sociedades modernas, pormenorizados exhaustivamente en todos sus elementos constitutivos. Clarificador.

50.- “Las nieblas de Avalón”, Marion Zimmer Bradley. Una de las mejores recreaciones literarias de los mitos artúricos, contada desde el protagonismo de Morgana y las restantes mujeres de la leyenda. Muy bueno y sumamente entretenido.

51.- “Paz. Aves. Lisístrata.  Nubes”, Aristófanes. Cuatro comedias del mordaz, sarcástico y desvergonzado autor contemporáneo de Sócrates y Platón, que nos incitan a aceptar que después de lo dicho por los griegos pocas cosas nuevas hay bajo el sol. Divertidísimas y procaces.

52.- “Los Masones”, César Vidal. Otro libro más, los escribe como el que hace churros, de este joven historiador perteneciente a la “nueva ola revisionista”, al lado de Pio Moa y otros, cuya pretendida ingente documentación no esconde ni por asomo la parcialidad de sus conclusiones. Con justificada razón, y aunque gocen de un amplio crédito mediático, no merecen la consideración ni el respeto de la mayoría de los historiadores españoles.

53.- “Cien poemas de amor”, Amaru. Deliciosos y sensuales poemas, a modo de epigramas, escritos por el más famoso poeta erótico de la India a mediados del siglo VIII d.C. Bellísimos.

54.- “La Eneida”, Virgilio. Las andanzas de Eneas, tras su huida de la Troya arrasada, hasta arribar a lo que más tarde será la ciudad de Roma. Una de las grandes epopeyas de la literatura universal. No tiene la garra de la Odisea, pero es también un bellísimo poema. Lo tenía en casa, sin leer, desde hace más de treinta años.

55.- “El Aleph”, Jorge Luis Borges. Colección de relatos cortos de temática varia, pero todos de carácter fantástico, con el lenguaje y el ritmo característicos de su autor. Brillantes y cautivadores.

56.- “Las ciudades. César o Nada”, Pío Baroja. Releo esta novela después de muchos años de haber hecho sobre ella un trabajo de curso universitario sobre los antecedentes del fascismo en la literatura española. Publicada en 1910, relata las aventuras de un joven español, cínico y descreido, que nos revela el “hombre nuevo” que estaba emergiendo en Europa. Me ha gustado más que cuando la lei por vez primera.

57.- “Vida amorosa de los pueblos naturales. Comportamiento sexual de las comunidades primitivas”, Adolf Tüllman. Estudio etnológico sobre la sexualidad de los pueblos primitivos de América, África y Oceanía, principalmente.  No alcanza la altura de otras obras, como las de Levy-Strauss, pero su lectura ma ha resultado muy interesante. Lo tenía sin leer desde hace casi veinte años o más.

58.- “Vida amorosa en el Lejano Oriente. Comportamiento sexual de los pueblos orientales”, Adolf Tüllman. Estudio similar al comentado anteriormente, pero esta vez centrado en los pueblos primitivos de China , Indochina y las islas del Pacífico. Interesante también.

59.- “El Digesto de Justiniano. Tomo I: Constituciones preliminares y Libros I-XIX”, A´Dors (et ál.). Después de una temporada de ficción, nada como la base del Derecho para volver al mundo real. Siempre es una gozada releer una obra cumbre del espíritu humano como esta en la que precisión conceptual, rigor terminológico y concisión estilística se aunan para fundar una ciencia. 

60.- “Single & Single”, John Le Carré. Interesante novela del afamado autor británico, especialista del género policiaco. Este vez, centrada en los paraisos fiscales, los negocios turbios, las mafias financieras y los asesorías legales que asesoran y protegen a los delincuentes. Interesante.

61.- “Ramses. La batalla de Kadesh”, Christian Jacq. Tercera novela de la serie sobre la mítica figura de Ramses II, ahora centrada en la famosa batalla de Kadesh, que enfrentò en tierras de la actual Siria, a las tropas del faraón con el ejército hitita por el dominio de la región. Y además, las intrigas en la corte egipcia tejidas por los sacerdotes rebeldes al rey en torno a la figura de su esposa, Nefertari. Muy bien escrita y sumamente entretenida.

62.- “Guerras justas a injustas. Un razonamiento moral con ejemplos históricos”, Michael Walzer. Un magistral ensayo sobre la guerra y su justificación moral, escrito por este profesor de Princenton, justamente alabado por su espíritu crítico.

63.- “Escalera hacia el cielo”, Luis Goytisolo. Una divertida y desvergonzada novela, ambientada en la España de ahora mismo, sobre el amor y sus indeseables consecuencias, con escenas amorosas de alto contenido erótico, que la hacen más atractiva aun si ello es posible. Muy buena, como todos los textos de este autor.

64.- “Favoritos de la Fortuna”, Colleen McCullough. De nuevo una magistral novela histórica, también tercera de la seria escrita por esta autora australiana sobre la figura de Julio César. Centrada en esta ocasión en la adolescencia del joven Julio y las vicisitudes e intrigas de la Roma de su tiempo. Magistral.

65.- “Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexión política”, Hannah Arendt. Releo esta magnífica obra sobre teoría política  conmemorando a mi manera el centenario del nacimiento de la autora. La tesis del libro es que las palabras que reflejan nuestra percepción actual de la política han perdido sentido: justicia, democracia, razón, participación, responsabilidad, virtud…, parecen no significar apenas nada o son tergiversadas con oportunismo por los populismos de izquierda y derecha. Y lo que Hanna Arendt viene a decirnos es que es preciso recuperarlas, siguiendo la trayectoria de esos conceptos a lo largo de la Historia, para así proyectarlos desde el pasado hasta el futuro. Fundamental para encontrar un poco de luz en la inhospita obscuridad de ideas en que andamos sumidos. Lo he disfrutado más ahora que en su primera lectura.

66.- “El guardian entre el centeno”, J.D. Salinger. Novela de culto, donde las haya, en los institutos y universidades norteamericanas, donde es lectura obligatoria para los alumnos, como en España lo son Don Quijote, la Celestina o el Lazarillo. Salvando las distancias, claro está, porque se trata de lecturas muy distintas. La lástima es no poder leerla en su idioma original. Escrita por Salinger el año 1945, y reescrita de nuevo en 1973, la novela describe el relato en primerísima persona de la peripecia de su joven protagonista, un joven de dieciseis años, de familia “bien”, que acaba de ser expulsado del elitista colegio en el que estudia y vuelve a su casa de Nueva York en las navidades de un año indeterminado a finales de la década de los cuarenta. Temeroso de la reacción familiar, deámbula durante dos días por hoteles y casas de conocidos en la ciudad mientras nos cuenta como ha sido su vida en el colegio, las relaciones con sus compañeros y profesores. con las mujeres y con su familia. ¿Novela de iniciación, y de ahí su importancia en la literatura juvenil y académica norteamericana? Pudiera ser. En todo caso. lectura agradable y gratificante, con cierto tufillo moralizante, como no podría ser de otro modo. El extraño título de la novela está sacado de un poema de Robert Burns que el protagonista rememora de una conversación con su hermana pequeña.

67.- “El origen del mundo”, Jorge Edwards. Deliciosa novela de amores, celos y pasiones entre chilenos exiliados de la dictadura pinochetista en el París de mediados de los noventa. Relato que se inicia con el descubrimiento por los protagonistas en el Museo de Orsay parisino del famoso cuadro hómónimo (“El origen del mundo”, de Gustave Courbet) tildado de obsceno por buena parte de sus contemporáneos, razón por la cual permaneció durante casi cien años en la clandestinidad más absoluta. Divertida a veces y entretenida en todo momento, resulta de muy agradable lectura, a lo que ayuda la magnifica impresión y tipo de letra habitual en los libros de la editorial Tusquets.

68.- “La dama de Urtubi”, Pío Baroja. Relato corto ambientado en el País Vasco de inicios del siglo XVII. Una peripecia romántica que nos narra los amores de Leonor de Alzate, sobrina del Señor de Urtubi y de Miguel Machain, joven hidalgo sin fortuna, en un marco rural de gran belleza, a caballo entre el Labourd y el Bearn francés y la Navarra española y plagado de magia, brujas (las “sorguiñas”), aquelarres e inquisidores, con especial protagonismo de la famosa cueva de Zugarramurdi. Un precioso cuento de final feliz, como todos los cuentos que se precien. 

69.- “El Horla”, Guy de Maupassant. Novela de misterio y terror psicológico ambientada en la campiña de la Isla de Francia a mediados del siglo XIX.  A través de las anotaciones del Diario del protagonista. un burgués de Ruán que vive apaciblemente en su cara rural a orillas del Sena, y en el transcurso de cinco meses de anotaciones, vamos asistiendo gradualmente a la aparición y posterior posesión personal del protagonista por medio de un ser inmaterial, el Horla, que acabará por dominarlo física y psicológicamente hasta el fatídico desenlace final con trágicas consecuencias no esperadas ni deseadas. Muy interesante y de fácil lectura por su brevedad.

70.- “El Informe Pelícano”, John Grisham. Entretenida novela judicial de este prolífico autor norteamericano, repetidamente llevado al cine. Dos jueces del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de América son asesinados en una misma noche de forma violenta. A dos mil kilómetros de allí, una joven universitaria de Nueva Orleans, liada con su profesor de Derecho Constitucional, ferviente admirador de uno de los jueces asesinados, no sabemos muy bien cómo ni porqué, se encierra durante varios días en la biblioteca de la universidad y a base de de repasar libros y casos judiciales llega a la conclusión de que ha averiguado quién y porqué ha asesinado, o mandado asesinar, a los dos jueces del Supremo. Su amante y profesor lleva el informe redactado por la protagonista a un amigo del FBI y dos días después muere al explotar su coche a la salida de un  restaurante. Comienza una huida frenética de nuestra heroina, perseguida por “los malos”; el informe llega a manos de la Casa Blanca que intuye que van a tambalearse todas sus estructuras si se hace público. La “buena” (Julia Roberts en la película) se pone en contacto con un periodista del “Washington Post”, y ambos comienzan una aventura conjunta para poner a los malos ante el paredón (es una metáfora) mientras intervienen la CIA y el FBI… Es la primera novela que leo de Grisham, y probablemente, la última.


"Post scriptum", a 29/11/2011: En noviembre de 2006, hace justamente cinco años, dejé de anotar y comentar las lecturas que iba realizando. No recuerdo muy bien que me impulsó a dejar de hacerlo; probablemente, el hecho de comenzar la aventura de "Desde el trópico de Cáncer". De todas formas, esporádicamente, voy dejando en el blog desde esa fecha comentarios sobre las nuevas lecturas que realizó, al menos, de las que me parecen más interesantes. En la columna de la derecha del mismo pueden acceder a la sección denominada "Bibliografía", que abarca desde enero de 2008 hasta la fecha de hoy, en la que se citan por autor, título, editorial y año de publicación, pero ya sin comentario alguno por mi parte, los libros que voy leyendo o que me parecen interesantes para leer en un futuro. En la sección siguiente a la de "Bibliografía", titulada "Algunos de mis autores y libros favoritos" he puesto una lista, incompleta, de aquellos libros cuya lectura me ha producido mayor impresión y satisfacción. Lo de incompleta por doble motivo: primero, porque hace mucho tiempo que no la actualizo, y con toda probabilidad, así va a seguir; y segundo, por que no quise poner nada más que un título por cada uno de los autores que cito. No están todos los que son, pero si son todos los que están.

Como complemento de la entrada les recomiendo vean el vídeo que la acompaña sobre la historia de la Biblioteca Nacional de España. Espero que les resulte interesante. Y sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt 



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Entrada núm. 1431 -
Reedición de la publicada en el blog el 20/11/2006
http://harendt.blogspot.com
"Tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)
"La historia del mundo no es un suelo en el que florezca la felicidad. Los tiempos felices son en ella páginas en blanco" (Hegel)

domingo, 10 de agosto de 2008

*Lecturas: elegir es descartar...




Elegir es descartar, dice Benjamín Prado, co-autor del artículo que comento en El País Semanal de hoy domingo. Un año más El País Semanal ha realizado una encuesta entre cien escritores de habla española para preguntarles sobre los diez libros que han cambiado sus vidas; no, que quedé claro, los que más les han gustado, ni los mejor escritos, ni los que más les han influido... Y las respuestas resultan sorprendentes. No dejen de leer el texto de Prado y Cristóbal Ramírez; lo reproduzco más adelante.

Propongo a los amables lectores de este blog que se sumen al juego. Comienzo yo, si me lo permiten. He elegido cinco obras de no-ficción y otras cinco de ficción, que admito han cambiado mi forma de ver la vida, pero también reconozco pueden no ser las mejores ni las que más me han gustado. Las cito sin orden de preferencia alguna y sin una excesiva meditación, pues desde luego la lista se me queda corta:

1.- "España en su Historia", de Américo Castro.
2.- "La Biblia".
3.- "La República", de Platón
4.- "Ser cristiano", de Hans Küng
5.- "El fenómeno humano", de Teilhard de Chardin
6.- "Don Quijote de la Mancha", de Miguel de Cervantes
7.- "La isla del tesoro", de Robert Louis Stevensón
8.- "Leyendas", de Gustavo Adolfo Becquer
9.- "La Ilíada", de Homero
10.- "La muerte tenía dos hijos". de Yael Dayan

Espero sus listas. Buen domingo. Y sean felices, por favor. O al menos, inténtenlo... HArendt




http://lh4.ggpht.com/kutnahora2004/R4JGKAvBtCI/AAAAAAAAAsk/SFhb6jQ7dPY/DSCN5016.JPG?imgmax=512

La Biblioteca del Congreso. La mayor del mundo (Washington, USA)






"Cien escritores en español eligen los 100 libros que cambiaron su vida", por Benjamín Prado y Cristóbal Ramírez.

El ser humano es un animal que nace, crece, se reproduce y hace listas. Será porque no podemos resistirnos a transformarlo todo en una competición o porque el mundo necesita ganadores a los que admirar, envidiar o discutir, según la naturaleza de cada uno, y perdedores a los que compadecer, en el mejor de los casos; pero lo cierto es que no hay nadie que esté a salvo de las comparaciones ni oficio que no tenga su olimpiada, y por ese motivo, sin querer oír al escritor Mark Twain, que ya nos avisó de que en este mundo hay tres tipos de mentiras que son los embustes, las patrañas y las encuestas, nos pasamos la vida haciendo precisamente eso, encuestas y sondeos: quién es el político más influyente del país, el más fiable, el que merece menos crédito; quienes son las 10 personas más poderosas, las más admiradas, las más guapas; quiénes son los más ricos, los menos amables, los más deseados, los peor vestidos... El proceso es siempre igual, aunque cambie el nombre que se le da al escrutinio: cuando se habla de banqueros o empresarios, se llama ranking; cuando se habla de deportistas, se llama clasificación, y cuando se trata de literatura, se llama canon, una palabra con muchas esquinas que puede tener un sentido artístico, económico y hasta religioso, pues define desde las reglas que marcaban las proporciones ideales de la figura humana en las culturas clásicas hasta el impuesto que grava los CD vírgenes, pasando por la parte de la misa que empieza con el te ígitur y acaba con el paternóster. Aunque, eso sí, sus primeras acepciones dobles en el Diccionario de la Real Academia Española son: regla o precepto, catálogo o lista.

Los críticos, a veces, son los cítricos con una letra cambiada, y a veces no, pero siempre son muy partidarios de inventar generaciones, hacer antologías y, de vez en cuando, listas de discos, cuadros o libros que por una parte nos proporcionen un modelo y por otra nos den una orden: el resto podréis elegirlo vosotros mismos, pero estos 10, o estos 100, hay que leerlos obligatoriamente. Sin embargo, todo es relativo en lo que respecta a las verdades absolutas, y los cánones siempre son polémicos, discutibles, subjetivos, versátiles y, a menudo, y como consecuencia de todo lo anterior, efímeros. Y, sobre todo, están al alcance de cualquiera, hasta de los propios escritores, como ocurre en este caso, en el que 100 autores hemos respondido a la pregunta de EL PAÍS: ¿qué 10 libros han cambiado tu vida? Me pregunto cuántos habrán dicho toda la verdad y cuántos habrán respondido a la defensiva, pensando en el proverbio chino que dice que las palabras sinceras no son siempre elegantes y las elegantes no son casi nunca sinceras. ¿Qué habrán preferido algunos de ellos: ser francos o quedar bien? Habrá de todo, porque ya se sabe que, tal y como dijo el ganador inapelable y destacado de este concurso, Miguel de Cervantes, en esta vida "cada uno es como Dios lo hizo, y aún peor muchas veces".

Sin duda, las votaciones han dado resultados curiosos, o en algunos casos increíbles: ¿qué hace el Manifiesto comunista, por ejemplo, en el puesto 82, por delante de los sonetos de Quevedo y de El gran Gatsby, de Scott Fitzgerald? Claro que peor les ha ido a la Divina comedia y a la Iliada, que están en el 60 y en el 77, respectivamente, con lo cual se ve que Dante no ha cuajado por aquí; no como Homero, que ha ganado la medalla de bronce porque tiene la Odisea en el tercer lugar de la clasificación. Eso sí, Dante está al fondo de la lista, pero bien acompañado, porque tiene justo por arriba Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, y justo por debajo La regenta, de Clarín. La verdad es que, en el ámbito de la literatura latinoamericana, Jorge Luis Borges les da una paliza a todos, de Gabo a Vargas Llosa, pasando por Rulfo, Cortázar y Onetti: Ficciones es el número 10 del escalafón; El Aleph, el 26; El hacedor, el 58, y hasta hay 23 autores que, haciendo trampas, han colado la obra completa de Borges como el libro que les cambió la vida, con lo cual habrá que pensar que su vida cambió muy lentamente ?aunque no tanto como la de Carlos Fuentes, que coloca La comedia humana, de Balzac, entera, con sus veintitantas novelas y sus dieciocho mil páginas, en quinta posición?, y tanto en prosa como en verso, con ensayos, novelas policiacas y obras hechas en colaboración con otros escritores, ya que todo eso publicó Borges, quien, por cierto, también reunió sus historias fantásticas predilectas en su Biblioteca de Babel, por donde pasaron muchos de los autores que salen en nuestra lista, como Melville, Poe, Robert Louis Stevenson, Henry James y, por supuesto, Kafka, aunque no Shakespeare, que aquí tampoco está entre los escapados, en cabeza de la carrera, sino con el pelotón, porque no aparece hasta los puestos 48 y 49 con El rey Lear y Hamlet, 34 posiciones detrás de la Biblia, por ejemplo. Bueno, tal vez vendría bien recordar lo que le contestó el propio Borges a una alumna de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires que le dijo que Shakespeare la aburría y le preguntó qué podría hacer para remediarlo: "No hagas nada; simplemente no lo leas y espera un poco. Lo que pasa es que Shakespeare todavía no escribió para vos; a lo mejor dentro de cinco años lo hace".

No hay que olvidar que la lista que tenemos entre manos no pretende hacer el inventario de los mejores libros de la historia, sino de los que se supone que han cambiado la vida de los autores que los leyeron, suponiendo que tal cosa sea posible. Pero, sea como sea, algunos de los resultados de la encuesta son llamativos. Por ejemplo, sorprende que, aparte de Federico García Lorca, que ocupa el número 11 con su Poeta en Nueva York, no haya ningún otro miembro de la Generación del 27, ni Luis Cernuda, ni Alberti, ni siquiera Aleixandre, que tuvo tantos discípulos mientras vivía. Aunque aún sea más notable la ausencia de Antonio Machado, al que sólo han votado cinco escritores, y entre ellos sólo un poeta, Luis García Montero, porque los otros cuatro son novelistas: Antonio Muñoz Molina, José María Guelbenzu, Álvaro Pombo y Manuel de Lope. Juan Ramón Jiménez, al menos, salva de la quema Espacio, aunque sea en el vagón de cola de la lista. Quizá todo ello, incluido lo del 27, se explique porque se ha preguntado a muchos menos poetas que narradores -lo cual no impide, sin embargo, que Harri eta herri (Piedra y pueblo), de Gabriel Aresti, cruce la meta con el dorsal 98 a la espalda-, pero ese mismo desequilibrio hace aún más impactante la desaparición absoluta de otro autor que fue muy célebre mientras estuvo a este lado del más allá, recibió elogios a granel, ocupó todas las portadas, recibio todos los premios, desde el Planeta hasta el Nobel, y que ahora, a los seis años de su muerte, no ha recibido ni un solo voto: Camilo José Cela. A nadie nos han cambiado la vida La familia de Pascual Duarte ni La colmena.

Cela escribió mucho, pero lo que escribió pesa poco, por lo visto, incluidas sus obras de mejor reputación. Otros autores, como León Tolstói, no escribieron tanto, pero sus creaciones más importantes se mantienen a flote. Eduardo Mendoza, que por cierto no ha participado en la encuesta, decía hace poco, en una entrevista publicada en Cuadernos Hispanoamericanos, que Tolstói sólo tiene dos obras que merezcan realmente la pena, Ana Karenina y Guerra y paz, y aquí están las dos, la primera en la casilla número 6 y la segunda en la número 9. Tampoco le va mal a su compatriota Dostoievski, que logra un hat trick, en las posiciones 12, 13 y 55, con Los hermanos Karamazov, Crimen y castigo y El idiota.

Pero no hay duda de que los grandes triunfadores entre los escritores modernos son Marcel Proust y Kafka, lo cual debe de querer decir que los escritores españoles quizá andan algo bajos de moral. El autor de A la sombra de las muchachas en flor es el único que le hace sombra a Cervantes y logra el segundo lugar con En busca del tiempo perdido. El de El proceso y La metamorfosis alcanza con ellas, respectivamente, los números 4 y 5; coloca sus Diarios en el 64, y también logran varias menciones otros libros suyos como El castillo o La muralla china, aunque no, sorprendentemente, La condena. Eso sí, resulta obvio que la pervivencia de Kafka tiene mucho más mérito que la de Proust, teniendo en cuenta que si una de las frases más célebres del segundo es que "los seres humanos no deberíamos cometer el error de pensar que el presente es el único tiempo posible", la más conocida del primero es: "Max, quémalo todo".

Las 10 primeras plazas las completan Herman Melville, con Moby Dick, y Antón Chéjov, con sus cuentos. No está mal esto último, si tenemos en cuenta la forma en que se burlaba de la fama el creador de Tío Vania, La gaviota y El jardín de los cerezos: uno de sus cuentos es la historia de un hombre que llega una noche a su casa lleno de heridas, pero feliz porque le acaba de atropellar un coche de caballos en una plaza de Moscú. Su familia, estupefacta ante la alegría que parece sentir mientras la sangre le corre por la piel y empapa sus ropas destrozadas, le pregunta cómo es posible que esté tan contento, y él responde: "Pero ¿es que no os dais cuenta? ¡Mañana mi nombre saldrá en todos los periódicos de la ciudad!".

Para los amantes de los análisis de género resultará aparatosa la proporción de mujeres que ha dado la lista de los 100 escogidos, en la que sólo hay cinco escritoras: Carson McCullers, Emily Dickinson, Virginia Woolf, Jane Austen y Simone de Beauvoir; la primera, en el puesto 28, y la compañera de Sartre, en el último, el 100. Claro que entre los encuestados hay 23 mujeres y 77 hombres, pero eso, naturalmente, no tiene ninguna influencia. Almudena Grandes, por ejemplo, sólo pone a tres mujeres en su lista: Louise May Alcott, la autora de Mujercitas; Ana María Matute, con Los hijos muertos, y Carmen Martín Gaite, con Usos amorosos de la posguerra española. Rosa Montero, a otras tres: Mercè Rodoreda, George Elliot y Selma Lagerloff. Y la propia Ana María Matute, sólo a una: Emily Brontë. Por cierto, que como la autora de El corazón helado reserva un puesto en su clasificación para Habitaciones separadas, un libro de su marido, Luis García Montero, y éste, a su vez, le hace hueco a Las edades de Lulú, que tal vez cambiaron sus vidas porque los llevaron al uno hacia el otro, me pregunto a cuántos de los autores seleccionados les hubiesen gustado sus seleccionadores. Apostar siempre es ponerse en peligro, pero me juego algo a que a Kafka le habría caído bien Juan José Millás; Proust pudiera haber congeniado con Javier Marías; a Balzac y Thomas Mann no les habría importado tratarse con Mario Vargas Llosa; Dostoievski se habría encontrado en su salsa con Juan Gelman, y es posible que a Samuel Beckett le causase buena impresión Justo Navarro, aunque quizá lo encontrara un poco raro. Otras relaciones me parecen más que improbables, pero prefiero reservarme mi opinión. Además, sólo era un juego. Eso sí, hay quienes en ese juego se lo habrían puesto difícil a sí mismos, como Ray Loriga: J. D. Salinger, Joseph Conrad, Cormac McCarthy, Vladimir Nabokov. Vamos, unas peritas en dulce.

Elegir es descartar, y uno observa divertido el sufrimiento de algunos colegas a la hora de dejar fuera de su lista a algunos de sus autores predilectos. Hay quien intenta salvarlo con el ardid de meter las obras completas de alguno, para matar así todos sus pájaros de un tiro, como hacen Gustavo Martín Garzo con las de Kafka; Marta Pesarrodona con las de Federico García Lorca; Julián Rodríguez con las de Onetti; Agustín Fernández Mayo con las de José Ángel Valente; Clara Janés con las de Shakespeare; Soledad Puértolas con las de Baroja; Carlos Monsiváis, Nuria Amat y Horacio Vázquez Rial con las de Borges, o Isaac Rosa con el teatro de Bertolt Brecht.

Otros entregan los libros atados por parejas, como José Manuel Caballero Bonald, que le da el 2, el 3 y el 4 de su selección a las Soledades y la Fábula de Polifemo y Galatea, de Luis de Góngora; el Quijote y el Persiles, de Cervantes, y las Iluminaciones y Una temporada en el infierno, de Arthur Rimbaud. O como Javier Marías, que junta Ricardo III y Macbeth en el primer puesto de su lista, y El corazón de las tinieblas y El espejo del mar, de Joseph Conrad, en el tercero.

Santiago Gamboa y José Carlos Llop cuelan todo El cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrell, igual que otros empujan para que les quepa todo Balzac o todo Proust. Y Juan Marsé avisa de que aquí y ahora se decide por esos 10 títulos de Stendhal, Robert Louis Stevenson, Flaubert, Kafka, Juan Rulfo, William Faulkner, Scott Fitzgerald, Luis Cernuda, Pío Baroja y Albert Camus, pero que también podrían haber sido otros, y de esa forma, a base de hacerse el enfadado, gana a estas páginas sitio para otros cuantos libros. En resumen, que el problema no es con qué te quedas, sino a qué renuncias. Igual que en el resto de la vida.

La pregunta de EL PAÍS parece sencilla, pero tenía trampa. ¿Qué 10 libros han cambiado tu vida? Eso quiere decir que lo que se trataba de saber era, entre otras cosas, qué obras y autores nos habían abierto la puerta de la literatura o metido en la sangre la vocación de escribir. No se trataba de saber cuáles nos gustan más, nos han influido más profundamente o consideramos más importantes. Por eso es rara la poca presencia de libros infantiles o juveniles, que son los primeros que suelen llamar la atención y marcar la línea de salida del futuro.

Si miro mi propia lista, me doy cuenta de que no dice toda la verdad, porque empieza muy tarde, con los autores y las obras que leí cuando ya sospechaba que iba a intentar ser escritor. Pero, ¿y antes de eso? ¿Dónde están los libros de Los Cinco, de Enid Blyton, o los de Walter Scott, como Ivanhoe y La flecha negra? ¿Y Robin Hood? ¿Y las novelas de Salgari, y las de Julio Verne? ¿Y la poesía de Garcilaso de la Vega, un poco más adelante?

A los demás les habrá pasado algo parecido, pero tampoco tiene mucha trascendencia, porque puede haber por ahí alguno más pretencioso, pero estoy seguro de que todos ellos pasaron más tiempo del que pueda creerse pensando su lista; todos miraron sus bibliotecas con cuidado para asegurarse de que no cometían un olvido que luego iban a lamentar, y ninguno de ellos se tomó a broma el encargo. Y todos van a leer estas páginas con lupa por dos razones: para ver qué han dicho sus colegas y para comprobar qué suerte han corrido sus escritores, esa gente que tal vez haya cambiado su vida y tal vez no, pero que, en cualquier caso, los ha acompañado desde el principio, ha ido con ellos a todas partes, porque un escritor no tiene una sombra, sino muchas: sombras escritas que se llaman Kafka, o Cervantes, o Proust, y sin las que el cuerpo que las proyecta no sería nada. Sé que les habrá costado elegir, pero eso sólo demuestra que, además de buenos escritores, son buenos lectores. Más triste hubiera sido no tener dudas, porque el que no duda es que no tiene dónde elegir.

Hasta las cosas más sencillas dan quebraderos de cabeza. Veamos. El verano es tiempo de lecturas. ¿Pero qué elegir entre clásicos, novedades y títulos que crían polvo en las estanterías de casa? Gran pregunta. El País Semanal se lo cuestionó hace poco más de un mes. Y se puso manos a la obra: recabar la opinión de 100 escritores de habla hispana para que recomendaran los 10 títulos que más huella les han dejado. Y además, ordenados como en un ranking: 10 puntos para el primero hasta llegar a un punto para el último. El remate. Puso en el disparadero a más de uno.

Una tarea como otra cualquiera, podría parecer. Incorrecto. Ir detrás de 100 autores en julio es más difícil de lo que parece. La mayoría aceptó el reto encantados de la vida; otros, a regañadientes, porque el miedo a no ser precisos les atenazaba. Un porcentaje muy bajo se negó en rotundo: que no, porque la literatura no entiende de cánones ni modas. Vale, sólo era una propuesta.

¿Y qué criterio para todo esto? Ninguno. O todos. O los propios de cada uno. La idea era que cada escritor se sintiera libre para seleccionar los 10 volúmenes que le han amasado el cerebro.

He aquí una muestra de criterios. Antonio Gamoneda eligió los textos que rondaban por su casa cuando la guerra. Ana Rossetti se decidió por los que le descubrieron "el placer de la lectura". Y subrayó: "Todo lo demás es presunción". A Félix de Azúa le calaron de pequeño la guía de teléfonos de Barcelona y el Diccionario Espasa-Calpe. La cubana Wendy Guerra aporta las "cosas prohibidas" que le prestaba "una mano amiga". Javier Cercas es irrebatible: "Libros leídos en torno a los 20 años, que es cuando con más ímpetu te cambian la vida".

Hay más de lo que podrá caber en esta página. Alejandro Zambra se permite una rebeldía: todos los textos que vota son de Georges Perec. Es que le descubrió una nueva sensibilidad, arguye. Y está el gran Francisco Ayala, que opta por una sola obra. Le da 10 puntos al Quijote. Los únicos puntos. Como si el resto de la literatura no tuviera sentido: "Lo leí de niño, lo leí de adulto, lo leí de viejo, lo leo de centenario. Es un libro perpetuo para mí, renovado siempre. Y he tratado de encajar mi obra literaria con el Quijote, no sé si usted se ha dado cuenta".

También hubo espera. Esto había que meditarlo, escoger, anotar, repensar, descartar, borrar... Todos los autores se tomaron su tiempo. Unos más que otros. Santiago Roncagliolo y Ray Loriga los tenían en la mente, en reposo. Sólo hizo falta vomitarlos. Venga, ya, en un minuto, de un tirón. Kirmen Uribe se reía con la ocurrencia de El País Semanal. Y contestaba a toro pasado: "Yo lo he hecho intuitivamente, como un entrenador que elige a los cinco que van a tirar los penaltis". No fue lo normal. Algún que otro indeciso, víctima de temor súbito, se arrepintió en el último momento y quiso cambiar algún libro. Demasiado tarde.

Con los 1.000 títulos en la mano, tocaba el recuento. Ordenar, sumar, repasar. Pero había obras que empataban. Ante eso, la pauta es la siguiente: gana el que haya obtenido más dieces, o en su defecto, más nueves. O más ochos... Y si hay coincidencia absoluta de puntuación, la pauta es el orden alfabético del autor escogido. Entre tanta letra impresa, tantas páginas evocadas y tantos universos mezclados, hasta las operaciones aritméticas mutan.

La lista completa de libros elegidos por cada uno de los cien escritores que han participado en la encuesta puede ver aquí, o en:

http://www.elpais.com/elpaismedia/eps/media/200808/10/portada/20080810elpepspor_1_Pes_PDF.pdf