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jueves, 27 de septiembre de 2018

[DESDE LA RAE] Hoy, con el académico Luis Ángel Rojo





La Real Academia Española se creó en Madrid en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también su primer director. Tras algunas reuniones preparatorias realizadas en el mes de junio, el 6 de julio de ese mismo año se celebró, en la casa del fundador, la primera sesión oficial de la nueva corporación, tal como se recoge en el primer libro de actas, iniciado el 3 de agosto de 1713. En estas primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores. Más adelante, el 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución mediante una real cédula del rey Felipe V. 

La RAE ha tenido un total de 483 académicos de número desde su fundación. Las plazas académicas son vitalicias y solo ocho letras del alfabeto no están representadas —ni lo han estado en el pasado— en los sillones de la institución: v, w, x, y, z, Ñ, W, Y. 

En esta nueva sección del blog, que espero tengo un largo recorrido, voy a ir subiendo periódicamente una breve semblanza de algunos de esos cuatrocientos ochenta y tres académicos, comenzando por los más recientes, hasta llegar a la de su fundador, don Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga. Pero sobre todo, en la medida de lo posible, pues creo que será lo más interesante, sus discursos de toma de posesión como miembros de la Real Academia Española. 

Continúo hoy la semblanza de los actuales y pasados miembros de la RAE con la del académico Luis Ángel Rojo (1934-2011). Fue elegido académico el 18 de abril de 2002 y tomó posesión de su silla, la "f" minúscula, el 1 de junio de 2003 con el discurso titulado La sociedad madrileña en Galdós, al que respondió, en nombre de la corporación, el también académico Eduardo García de Enterría.

Licenciado en Derecho, doctor en Ciencias Económicas y catedrático emérito de Teoría Económica de la Universidad Complutense, Luis Ángel Rojo fue doctor honoris causa por las universidades de Alcalá de Henares y de Alicante y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Técnico Comercial del Estado en 1957, Rojo desempeñó los cargos de director general de estudios, subgobernador y gobernador del Banco de España; tesorero de la Asociación Internacional de Economía; vicepresidente del Instituto Monetario Europeo; miembro del Comité de Planificación para el Desarrollo de las Naciones Unidas, del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo y del Comité para la Interpretación de los mercados financieros de la Unión Europea; y primer presidente de la Fundación pro Real Academia Española (1993-2000).

Entre sus numerosas obras sobre diferentes campos de la economía y la historia destacan Keynes y el pensamiento  macroeconómico actual (1965), Teoría económica del crecimiento (1966), El nuevo monetarismo (1970), Renta, precios y balanza de pagos (1975), Inflación y crisis en la economía mundial (1976), El sistema monetario europeo (1989) y Ensayos de Economía y pensamiento económico (2004).




El académico Luis Ángel Rojo



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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"Atrévete a saber" (Kant); "La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire); "Estoy cansado de que me habléis del bien y la justicia; por favor, enseñadme de una vez para siempre a realizarlos" (Hegel)

jueves, 23 de agosto de 2018

[DESDE LA RAE] Hoy, con la académica Margarita Salas Falgueras





La Real Academia Española se creó en Madrid en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también su primer director. Tras algunas reuniones preparatorias realizadas en el mes de junio, el 6 de julio de ese mismo año se celebró, en la casa del fundador, la primera sesión oficial de la nueva corporación, tal como se recoge en el primer libro de actas, iniciado el 3 de agosto de 1713. En estas primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores. Más adelante, el 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución mediante una real cédula del rey Felipe V. 

La RAE ha tenido un total de 483 académicos de número desde su fundación. Las plazas académicas son vitalicias y solo ocho letras del alfabeto no están representadas —ni lo han estado en el pasado— en los sillones de la institución: v, w, x, y, z, Ñ, W, Y. 

En esta nueva sección del blog, que espero tengo un largo recorrido, voy a ir subiendo periódicamente una breve semblanza de algunos de esos cuatrocientos ochenta y tres académicos, comenzando por los más recientes, hasta llegar a la de su fundador, don Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga. Pero sobre todo, en la medida de lo posible, pues creo que será lo más interesante, sus discursos de toma de posesión como miembros de la Real Academia Española. 

Continúo hoy la semblanza de los actuales y pasados miembros de la RAE con la de la académica Margarita Salas Falgueras, nacida en Canero (Asturias) el 30 de enero de 1938. Fue elegida académica el 20 de diciembre de 2001, y tomó posesión de la silla "i" el 4 de junio de 2003 con el discurso titulado Genética y lenguaje, al que respondió en nombre de la corporación el también académico Gregorio Salvador.

Margarita Salas, marquesa de Canero, es doctora en Bioquímica por la Universidad Complutense; profesora ad honorem del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa del CSIC, del que fue directora (1992-1993) y profesora de investigación (1974-2008); doctora honoris causa por once universidades españolas y miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. 

Fue discípula de Alberto Sols en España y de Severo Ochoa en Estados Unidos, junto a su marido el también investigador Eladio Viñuela (1937-1999). Entre sus numerosos proyectos de investigación, el más conocido, y al que ha dedicado gran parte de su vida profesional, es el relacionado con el virus bacteriano phi29, en el que trabaja desde 1967.

Formó parte del Comité Científico Asesor del Max-Planck Institute für Molekulare Genetik de Berlín (1989-1996) y del Instituto Pasteur (2001). Fue también presidenta del Instituto de España (1995-2003) y de la Fundación para la Investigación Biomédica del Hospital Gregorio Marañón (2001-2004). Desde 1997 es presidenta de la Fundación Severo Ochoa  y  es vocal de la Fundación Carmen y Severo Ochoa.

En 2007 se convirtió en la primera mujer española que ingresó en la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. También pertenece a la European Molecular Biology Organization, a la Academia Europaea, a la American Academy of Microbiology y a la American Academy of Arts and Sciences.




Margarita Salas en su toma de posesión académica



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lunes, 23 de julio de 2018

[DESDE LA RAE] Hoy, con el académico Arturo Pérez-Reverte





La Real Academia Española se creó en Madrid en 1713, por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también su primer director. Tras algunas reuniones preparatorias realizadas en el mes de junio, el 6 de julio de ese mismo año se celebró, en la casa del fundador, la primera sesión oficial de la nueva corporación, tal como se recoge en el primer libro de actas, iniciado el 3 de agosto de 1713. En estas primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores. Más adelante, el 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución mediante una real cédula del rey Felipe V. La RAE ha tenido un total de 483 académicos de número desde su fundación. Las plazas académicas son vitalicias y solo ocho letras del alfabeto no están representadas —ni lo han estado en el pasado— en los sillones de la institución: v, w, x, y, z, Ñ, W, Y. En esta nueva sección del blog, que espero tengo un largo recorrido, voy a ir subiendo periódicamente una breve semblanza de algunos de esos cuatrocientos ochenta y tres académicos, comenzando por los más recientes, hasta llegar a la de su fundador, don Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga. Pero sobre todo, en la medida de lo posible, pues creo que será lo más interesante, sus discursos de toma de posesión como miembros de la Real Academia Española. 

Continúo hoy la semblanza de los actuales y pasados miembros de la Real Aademia con la del académico Arturo Pérez-Reverte. Pérez-Reverte nació en Cartagena (Murcia), el 25 de noviembre de 1951. El 23 de enero de 2003 fue elegido académico, y el 12 de junio de ese mismo año tomó posesión de la silla "T", con un discurso titulado El habla de un bravo del siglo XVII, al que respondió en nombre de la corporación el también académico Gregorio Salvador.

Licenciado en Periodismo, es doctor honoris causa por la Universidad Politécnica de Cartagena. Ha sido distinguido con la Medalla de la Academia de Marina Francesa y con la Gran Cruz del Mérito Naval de España; es caballero de la Orden de las Letras y las Artes de Francia, y de la Orden Nacional del Mérito del Gobierno francés. Es miembro correspondiente de la Academia Argentina del Lunfardo.

Ejerció el periodismo durante muchos años como enviado especial y reportero de guerra para el diario Pueblo y Televisión Española, entre otros medios. Desde 1994 se dedica por completo a la escritura de novelas y artículos. Su obra ha sido traducida a cuarenta y tres idiomas y algunos de sus títulos de más éxito, como la serie dedicada al capitán Alatriste han sido adaptados al cine y a la televisión.

Ha sido galardonado, entre otros, con el Premio Goya al mejor guion adaptado por El maestro de esgrima (1992), el Premio Ondas (1993) por el programa de radio La ley de la calle (RNE), el Premio Jean Monnet de literatura europea por La piel del tambor (1997) y el Premio González Ruano (2004) por el artículo Una ventana a la guerra. También ha recibido numerosos reconocimientos internacionales, como el Grand Prix de Literatura Policiaca de Francia por El club Dumas (1993), el Premio Von Rezzori, el Premio Mediterranée, el Premio Salgari y el Premio de la Academia Sueca de Novela Detectivesca a la mejor traducción extranjera por La tabla de Flandes (1994).

La Agencia EFE le otorgó el pasado año el Premio Don Quijote de Periodismo, galardón que recibió, de manos del rey Felipe VI. Y en julio de ese mismo año recibió el Premio Literario Jacques Audiberti.



Arturo Pérez-Reverte en su toma de posesión en la Academia



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Estoy cansado de que me habléis del bien y la justicia; por favor, enseñadme, de una vez para siempre, a realizarlos (G.W.F. Hegel)

jueves, 21 de junio de 2018

[DESDE LA RAE] Hoy, con el académico José Manuel Sánchez Ron





La Real Academia Española se creó en Madrid en 1713, por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también su primer director. Tras algunas reuniones preparatorias realizadas en el mes de junio, el 6 de julio de ese mismo año se celebró, en la casa del fundador, la primera sesión oficial de la nueva corporación, tal como se recoge en el primer libro de actas, iniciado el 3 de agosto de 1713. En estas primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores. Más adelante, el 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución mediante una real cédula del rey Felipe V. La RAE ha tenido un total de 483 académicos de número desde su fundación. Las plazas académicas son vitalicias y solo ocho letras del alfabeto no están representadas —ni lo han estado en el pasado— en los sillones de la institución: v, w, x, y, z, Ñ, W, Y. En esta nueva sección del blog, que espero tengo un largo recorrido, voy a ir subiendo periódicamente una breve semblanza de algunos de esos cuatrocientos ochenta y tres académicos, comenzando por los más recientes, hasta llegar a la de su fundador, don Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga. Pero sobre todo, en la medida de lo posible, pues creo que será lo más interesante, sus discursos de toma de posesión como miembros de la Real Academia Española. 

Continúo hoy la semblanza de los actuales y pasados miembros de la Real Aademia con la del académico José Manuel Sánchez Ron (1949): Elegido para ocupar la silla G, tomó posesión de la misma el 19 de octubre de 2003 con el discurso titulado Elogio del mestizaje: historia, lenguaje y ciencia, al que respondió en nombre de la corporación el académico Juan Luis Cebrián.

En diciembre de 2015 fue elegido vicedirector de la Junta de Gobierno de la RAE. Anteriormente, entre 2007 y 2014, fue bibliotecario de la Academia. Comisario, junto a Carmen Iglesias de la exposición «La lengua y la palabra: trescientos años de la Real Academia Española», conmemorativa del tricentenario de la RAE, fue también comisario de la exposición "Es Lope", enmarcada en los actos del III Centenario de la RAE.

Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad Complutense de Madrid y doctor en Física por la Universidad de Londres, es catedrático de Historia de la Ciencia de la Universidad Autónoma de Madrid, y antes, profesor titular de Física Teórica. Es académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y numerario de la Académie Internationale d’Histoire des Sciences y de la Academia Europea de Ciencias y Artes.

Desde hace más de una década dirige la colección de ensayo y divulgación científica Drakontos de la editorial Crítica, así como, en la misma editorial, Clásicos de la Ciencia y la Tecnología. Su preocupación por la recuperación de los libros clásicos de la ciencia se ha manifestado en la dirección de colecciones como Clásicos de la Ciencia (Círculo de Lectores) y Clásicos del Pensamiento (CSIC), así como en la edición, llevada a cabo por él mismo, de obras de científicos como Albert Einstein, Galileo Galilei, James Clerk Maxwell, Charles Darwin, David Hilbert, John von Neumann, Erwin Schrödinger, José Echegaray o Blas Cabrera.

Es autor de una extensa bibliografía recogida en más de cuatrocientas publicaciones, la mayoría en el campo de la historia de la ciencia (preferentemente de la física de los siglos xix y xx), pero también en la física teórica y la filosofía de la ciencia. Entre sus libros —más de una cuarentena de títulos— figuran El origen y desarrollo de la relatividad (1983), Ciencia y sociedad en España (1988), Miguel Catalán. Su obra y su mundo (1994), Diccionario de la ciencia (1996, 2006), Cincel, martillo y piedra (1999), El siglo de la ciencia —por el que recibió el Premio José Ortega y Gasset de Ensayo y Humanidades de la Villa de Madrid en 2001—, Cartas a Isaac Newton. El futuro es un país tranquilo (2001 y 2013), Historia de la física cuántica, I: El período fundacional (1860-1926) (2001), El canon científico (2005), ¡Viva la ciencia! (2008), El mundo de Ícaro (con Antonio Mingote, 2010), Una historia de la medicina (con Antonio Mingote, 2013), Marie Curie y su tiempo (2009), El poder de la ciencia (2011), Los mundos de la ciencia (2012), y Los pilares de la ciencia (con Miguel Artola, 2012).

Ha obtenido el Premio Jovellanos de Ensayo por La Nueva Ilustración: ciencia, tecnología y humanidades en un mundo interdisciplinar, considerada por el jurado como «excelente y rigurosa por su aportación al camino de la ciencia», y el Premio Nacional de Ensayo por su libro El mundo después de la revolución. La física de la segunda mitad del siglo xx. Entre sus más recientes publicaciones están Albert Einstein. Su vida, su obra y su mundo (2015), José Echegaray (1832-1916), El hombre polifacético. Técnica, ciencia, política y teatro en España (2016), y El sueño de Humboldt y Sagan (2018), colaborando como articulista habitual en el diario El País y en El Cultural.



José Manuel Sánchez Ron en su toma de posesión en la Academia



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jueves, 17 de mayo de 2018

[DESDE LA RAE] Hoy, con el académico Carlos Castilla del Pino





La Real Academia Española se creó en Madrid en 1713, por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también su primer director. Tras algunas reuniones preparatorias realizadas en el mes de junio, el 6 de julio de ese mismo año se celebró, en la casa del fundador, la primera sesión oficial de la nueva corporación, tal como se recoge en el primer libro de actas, iniciado el 3 de agosto de 1713. En estas primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores. Más adelante, el 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución mediante una real cédula del rey Felipe V. 

La RAE ha tenido un total de 483 académicos de número desde su fundación. Las plazas académicas son vitalicias y solo ocho letras del alfabeto no están representadas —ni lo han estado en el pasado— en los sillones de la institución: v, w, x, y, z, Ñ, W, Y.

En esta nueva sección del blog, que espero tengo un largo recorrido, voy a ir subiendo periódicamente una breve semblanza de algunos de esos cuatrocientos ochenta y tres académicos, comenzando por los más recientes, hasta llegar a la de su fundador, don Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga. Pero sobre todo, en la medida de lo posible, pues creo que será lo más interesante, sus discursos de toma de posesión como miembros de la Real Academia Española. 

Continúo hoy la semblanza de los actuales y pasados miembros de la Real Academia con la del académico Carlos Castilla del Pino (1922-2009). Elegido el 19 de junio de 2003, tomo posesión de la silla Q académica el 7 de marzo de 2004 con el discurso titulado Reflexión, reflexionar, reflexivo, al que respondió en nombre de la corporación, José Luis Pinillos.

El psiquiatra y ensayista Carlos Castilla del Pino, catedrático extraordinario de Psiquiatría Dinámica y Social de la Facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba (1983-1987), fue jefe de los Servicios Provinciales de Psiquiatría e Higiene Mental de esa ciudad desde 1949 hasta su jubilación, en 1987. Miembro  de la Asociación Española de Neuropsiquiatría; de la Sociedad Española de Psiquiatría; de la Sociedad Española de Psicología, y de la Sociedad Española de Neurología, Neurocirugía y Psiquiatría, perteneció también a las más importantes sociedades de profesionales de la salud mental de Argentina, Perú y Colombia, entre otros países. En 1981 fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de San Marcos de Lima, en 1999 por la Universidad Autónoma de Madrid y en 2004 por la Universidad de Cádiz.

Durante los últimos años, desarrolló su labor investigadora en la Fundación Castilla del Pino, creada en 1993 para «fomentar y promover todo tipo de estudios e investigaciones, así como cualesquiera otras actividades de carácter científico y cultural, relacionadas con el estudio, investigación y desarrollo teórico y práctico de la Psicopatología».

Colaborador habitual en el diario El País, Castilla del Pino fue autor de numerosos ensayos y monografías sobre psiquiatría, entre los que destacan Un estudio sobre la depresión. Fundamentos de antropología dialéctica (1966); La incomunicación (1970); Cuatro ensayos sobre la mujer y Sexualidad y represión, ambos publicados en 1971; Introducción a la hermenéutica del lenguaje y Patografías, los dos aparecidos en 1972; Introducción al masoquismo. La Venus de las pieles (1975); El delirio, un error necesario, Premio Internacional de Ensayo Jovellanos 1998, y Teoría de los sentimientos (2000). Asimismo, publicó las novelas Discurso de Onofre (1977) y La alacena tapiada (1991) y los libros de memorias Pretérito imperfecto. Autobiografía (1922-1949) (1997), galardonado con el IX Premio Comillas, y Casa del olivo. Autobiografía (1949-2003) (2004).

Desde 2010, la Fundación Carlos Castilla del Pino, junto con la Universidad de Córdoba y la Dirección General del Libro de la Junta de Andalucía, impulsa el proyecto de publicar la obra completa de este médico y escritor. La colección constará de catorce volúmenes y está previsto que se complete en 2015. La trayectoria de Carlos Castilla del Pino fue reconocida, entre otras distinciones, con el Premio María Zambrano (2000), la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid (2002) y la Medalla de Oro de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (2002). En 1985 fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía e Hijo Predilecto de San Roque; en 2002 Hijo Predilecto de Cádiz, y  en 2003 Profesor Emérito de la Escuela de Salud Pública Andaluza.




Carlos Castilla del Pino



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jueves, 12 de abril de 2018

[GALDÓS EN SU SALSA] Hoy, con "Nazarín"



Estatua de Galdós (Pablo Serrano, Las Palmas GC)


Si preguntan ustedes a cualquier canario sobre quien en es su paisano más universal no tengan duda alguna de cual será su respuesta: el escritor Benito Pérez Galdós. Para conmemorar su nacimiento, del que van a cumplirse 175 años, he ido subiendo al blog a lo largo de los últimos meses su copiosa obra narrativa, que comencé con el primero de sus Episodios Nacionales, colección de cuarenta y seis novelas históricas escritas entre 1872 y 1912 que tratan acontecimientos de la historia de España desde 1805 hasta 1880, aproximadamente. Sus argumentos insertan vivencias de personajes ficticios en los acontecimientos históricos de la España del XIX como, por ejemplo, la guerra de la Independencia Española, un periodo que Galdós, aún niño, conoció a través de las narraciones de su padre, que la vivió. 

Nacido en Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, el 10 de mayo de 1843 y fallecido en Madrid el 4 de enero de 1920, Benito Pérez Galdós fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español, uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX y un narrador esencial en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser considerado por especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Galdós transformó el panorama novelístico español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del realismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano y con su intuición serena, profunda y total de la realidad, se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, artísticamente transformado. De ahí, añade, que desde Lope, ningún escritor fue tan popular ni ninguno tan universal, desde Cervantes. Fue desde 1897 académico de la Real Academia Española y llegó a estar propuesto al Premio Nobel de Literatura en 1912. 

Subo hoy al blog su novela Nazarín, publicada por Imprenta La Guirnalda de Madrid el año 1895, en la versión electrónica de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes de la Universidad de Alicante.

La novela forma parte del denominado ciclo "espiritualista" del escritor canario. Se narra en ellas las aventuras y filosofía del sacerdote visionario Nazario Zaharín, el primero en la 'trilogía' de personajes-héroes movidos por un cristianismo elemental y utópico, junto a la Catalina de Halma y la Benina de Misericordia, galería que puede completarse —tras su conversión— con Ángel GuerraLa mayoría de los críticos coinciden en relacionar esta novela con la lectura que de la obra de Tolstoi hizo Galdós en la última década del siglo XIX. La interpretación que el escritor ruso hizo de los textos de los evangelistas Mateo y Lucas —y que le valieron ser excomulgado por el Santo Sínodo—, aparece asimilada ya en 1893-94 en dos de las novelas de Torquemada, aunque otros críticos opinan que por encima de Tolstoi y los Evangelios pesó sobre Galdós la tradición mística española, en especial de Juan de la Cruz y Teresa de Jesús, cuya vida y obra parecen el modelo de contemplación-acción que mueve los actos de Nazarín.

En Nazarín, su protagonista, el padre Nazario —un manchego oriundo de Miguelturra— abandona su cómoda vida sacerdotal en Madrid para echarse a los caminos. En su vagabundeo por los arrabales del sur de Madrid lo acompañan dos fieles discípulas, Ándara y Beatriz, personajes mezcla del Sancho Panza cervantino (son muy populares y malhabladas) con las Marta y María evangélicas. Nace así una mixtificación de Don Quijote y Jesús de Nazaret.​ Del primero conserva Nazarín su idealismo, su nomadismo y su incapacidad (o resistencia voluntaria) para adaptarse a la realidad; del segundo, su misticismo, su pacifismo, su entrega al prójimo e incluso un cierto mesianismo. Apóstol de la resignación, Nazarín —entre la santidad y la locura— se ofrece como ejemplo y precursor del nuevo sentimiento religioso que acabará desenmascarando el engaño oculto en el ideal del progreso.






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sábado, 7 de abril de 2018

[DESDE LA RAE] Hoy, con el académico Álvaro Pombo





La Real Academia Española (RAE) se creó en Madrid en 1713, por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también su primer director. Tras algunas reuniones preparatorias realizadas en el mes de junio, el 6 de julio de ese mismo año se celebró, en la casa del fundador, la primera sesión oficial de la nueva corporación, tal como se recoge en el primer libro de actas, iniciado el 3 de agosto de 1713. En estas primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores. Más adelante, el 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución mediante una real cédula del rey Felipe V. 

La RAE ha tenido un total de cuatrocientos ochenta y tres académicos de número desde su fundación. Las plazas académicas son vitalicias y solo ocho letras del alfabeto no están representadas —ni lo han estado en el pasado— en los sillones de la institución: v, w, x, y, z, Ñ, W, Y.

En esta nueva sección del blog, que espero tengo un largo recorrido, voy a ir subiendo periódicamente una breve semblanza de algunos de esos cuatrocientos ochenta y tres académicos, comenzando por los más recientes, hasta llegar a la de su fundador, don Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga. Pero sobre todo, en la medida de lo posible, pues creo que será lo más interesante, sus discursos de toma de posesión como miembros de la Real Academia Española. 

Continúo hoy la semblanza de los actuales y pasados miembros de la Real Academia con la del académico Álvaro Pombo (Santander, 23 de junio de 1939. Elegido el 19 de diciembre de 2002, tomó posesión de su silla, la "j", el 20 de junio de 2004 con el discurso titulado Verosimilitud y verdad, al que respondió en nombre de la corporación la académica Carmen Iglesias. 

El escritor Álvaro Pombo es licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid y bachelor of arts en la misma disciplina por el Birkbeck College de Londres, ciudad en la que residía cuando publicó su primer libro de poemas, Protocolos (1973), escrito en los años sesenta. Sus obras, traducidas a varios idiomas, incluyen tanto títulos de poesía, género que nunca ha abandonado, como de narrativa, dedicación fundamental que ha compartido con su interés por la historia y muy especialmente por la filosofía.



Álvaro Pombo, en su toma de posesión académica



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martes, 20 de marzo de 2018

[DESDE LA RAE] Hoy, con el académico Antonio Fernández de Alba





La Real Academia Española (RAE) se creó en Madrid en 1713, por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también su primer director. Tras algunas reuniones preparatorias realizadas en el mes de junio, el 6 de julio de ese mismo año se celebró, en la casa del fundador, la primera sesión oficial de la nueva corporación, tal como se recoge en el primer libro de actas, iniciado el 3 de agosto de 1713. En estas primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores. Más adelante, el 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución mediante una real cédula del rey Felipe V. 

La RAE ha tenido un total de cuatrocientos ochenta y tres académicos de número desde su fundación. Las plazas académicas son vitalicias y solo ocho letras del alfabeto no están representadas —ni lo han estado en el pasado— en los sillones de la institución: v, w, x, y, z, Ñ, W, Y.

En esta nueva sección del blog, que espero tengo un largo recorrido, voy a ir subiendo periódicamente una breve semblanza de algunos de esos cuatrocientos ochenta y tres académicos, comenzando por los más recientes, hasta llegar a la de su fundador, don Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga. Pero sobre todo, en la medida de lo posible, pues creo que será lo más interesante, sus discursos de toma de posesión como miembros de la Real Academia Española. 


Continúo hoy la semblanza de los actuales y pasados miembros de la Real Academia con la del académico Antonio Fernández de Alba (Salamanca, 17 de diciembre de 1927). Elegido el 16 de diciembre de 2004, tomó posesión de la silla "o" de la misma el 12 de marzo de 2006 con el discurso titulado Palabras sobre la ciudad que nace, al que respondió en nombre de la corporación Emilio Lledó.

Antonio Fernández de Alba es arquitecto, catedrático de Elementos de Composición de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, arquitecto honorario por los Colegios de Profesionales de Colombia,  y doctor honoris causa por las universidades de Valladolid, Alcalá de Henares y Politécnica de Cartagena.

En el conjunto de su obra arquitectónica destacan restauraciones como la del Convento del Rollo (1958-1962) de Salamanca, por la que recibió el Premio Nacional de Arquitectura en 1963; la del Observatorio Astronómico Nacional (1976-1978), trabajo que le hizo merecedor  del Premio Nacional de Restauración; la recuperación del antiguo Hospital San Carlos para su transformación en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (1980-1986), y la restauración de la plaza Mayor de Salamanca (1983). Entre sus libros figuran El diseño entre la teoría y la praxis (1971), Domus Aurea. Diálogos en la casa de Virgilio (1997), De varia restauratione: intervenciones en el patrimonio arquitectónico (1999), Espacios de la norma. Lugares de invención (2000), La ciudad herida (2001), El Escorial, metáfora en piedra (2004) y Las primaveras de Ilión (2010).

En junio de 2016, Antonio Fernández Alba publicó En el umbral de la palabra. Entorno urbano, espacios y lugares de la sede de la Real Academia Española, primera obra dedicada íntegramente al edificio institucional inaugurado en 1894.



Antonio Fernández de Alba, en su toma de posesión académica



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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