domingo, 1 de mayo de 2016

Humor en domingo] Hoy, sin palabras por descanso del personal. Con viñetas de Ros





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




HArendt




Entrada núm. 2704
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

[Reedición] El placer de la conversación



El Salón de Madame de Rambouillet


"Reedición" es una nueva sección del blog dedicada a reproducir antiguas entradas que tuvieron cierto predicamento en su momento entre los lectores de Desde el trópico de Cáncer. Estas entradas se publican diariamente, conservan su título, fecha y numeración original, y no cuentan en el cómputo general de entradas del blog. Disfrútenla de nuevo si lo desean. 

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"Reivindico la pausa, el silencio y la soledad. Necesitamos más pensamiento, sostiene la profesora Victoria Camps en una entrevista que publica hoy domingo el diario El País. Vamos tan acelerados en todo, dice, que lo difícil es tomarnos un tiempo para reflexionar, discutir, escuchar a los demás y contrastar las opiniones antes de tomar una decisión". Gracias, amiga Ana, por sugerirme su lectura.

Creo que tiene razón la profesora Camps: hemos olvidado el placer de conversar. Preferimos discutir a hablar; insultamos, en vez de discrepar; le damos más valor a las opiniones que a las personas. Y sobre todo: no es lo mismo conversar mirando a los ojos de nuestro interlocutor, o vernos reflejados en su mirada, que hacerlo frente a un teclado o la pantalla de nuestro ordenador. ¡Hemos llegado al extremo de comunicarnos por "watsapps" con la persona que tenemos justamente al lado! ¡El colmo del ridículo! 

Hace justamente diez años este mes de agosto, en el verano de 2004, a raíz de una reseña aparecida en mi entrañable e imprescindible Revista de Libros, saqué de la Biblioteca Insular de Gran Canaria el libro titulado La cultura de la conversación (Siruela, Madrid, 2003), escrito por la profesora italiana Benedetta Craveri. Es uno de los ensayos más hermosos que he leído nunca. De él, dice el autor de la reseña, que es el libro de una vida: la autobiografía encubierta de una civilización -la de las afinidades electivas, la del ingenio y el inconformismo, la del amor a la lectura- acaso irremediablemente perdida.

El libro es un recorrido apasionante sobre el siglo XVII francés, centrado en las actividades de los "salones literarios", salones organizados por algunas damas de la aristocracia parisina, y más en concreto, las de la llamada "Estancia Azul", auspiciado, dirigido y mantenido por Madame de Rambouillet (1588-1665) en su casa junto al Louvre, que propiciando el intercambio de ideas y la mezcla de personas de diversos estratos sociales, mediante el filtro del espíritu, el ingenio y el brillo mundano, dieron origen a un amplio movimiento de oposición al absolutismo, como hizo, por otros cauces, el mundo de Port Royal, con el que el salón de Madame de Rambouillet mantuvo siempre estrecho contacto.  Espero que se animen a buscar y leer el libro de la profesora Craveri, y por supuesto, los enlaces que he dejado más arriba. Creo sinceramente que disfrutarán de los mismos.

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt



Benedetta Craveri


Entrada núm. 2137
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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri
Publicada originariamente con fecha 10 de agosto de 2014

sábado, 30 de abril de 2016

[Reedición] Populismo



Pablo Iglesias ¿populismo de izquierdas?



"Reedición" es una nueva sección del blog dedicada a reproducir antiguas entradas que tuvieron cierto predicamento en su momento entre los lectores de Desde el trópico de Cáncer. Estas entradas se publican diariamente, conservan su título, fecha y numeración original, y no cuentan en el cómputo general de entradas del blog. Disfrútenla de nuevo si lo desean. 

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El "Diccionario de Política" (Siglo XXI, Madrid, 1994) dirigido por Norberto Bobbio le dedica nada menos que once páginas de apretado texto a dos columnas a la voz "populismo", que define como aquella fórmula política por la cual el pueblo, considerado como conjunto social "homogéneo" y como depositario "exclusivo" de valores positivos "específicos" y "permanentes", es fuente principal de inspiración y objeto constante de referencias. Para el populismo, dice más adelante, el pueblo es asumido como mito más allá de una definición terminológica, a nivel lírico y emotivo. El llamado a la fuerza regenerante del mito, y el mito del pueblo es el más fascinante y el más oscuro y al mismo tiempo el más funcional en la lucha por el poder político, concluye la entrada, está latente aun en la sociedad más "articulada" y "compleja", más allá del orden pluralista, listo para materializarse en los momentos de "crisis". Los entrecomillados son míos. 

Así pues, los populismos de derecha y los populismos de izquierda, apelan ambos al pueblo como algo homogéneo y sin fisuras ideológicas. El primero, apelando a una superioridad moral de valores del conjunto de ese pueblo personificado en una nación real o imaginaria. El segundo, apelando a esa misma superioridad moral, real o supuesta, en esta caso de una clase, la trabajadora, que por el mero hecho de serlo asume todo el protagonismo político. 

En las entradas que dediqué hace unos días al pensamiento del filósofo italiano Norberto Bobbio, reproducía su argumentación de que las posiciones políticas de extrema derecha empujan a la derecha política clásica hacia el centro político. Y que por la misma razón, las posiciones políticas de extrema izquierda, empujan hacia el centro político a la izquierda clásica, resultando pues, para Bobbio, que es en el centro político (de izquierdas o de derechas), donde se hace posible el ejercicio de la política democrática.

En España, ahora mismo, el problema de la derecha, representada por el partido popular, es que no tiene a nadie más a su derecha que le empuje hacia el centro; a su derecha solo se abre el abismo de grupúsculos políticos sin la menor relevancia social o política. El problema de la izquierda española, representada por el partido socialista e izquierda unida, es que a su izquierda sí existe una izquierda populista y una izquierda nacionalista que, exacerbando el mito de la clase o el mito de la nación (supuesta, inventada o real) empuja a la izquierda posible hacia el lado contrario al de su ubicación natural, el centro-izquierda político, en la creencia de que es ahí donde se encuentra su electorado potencial. Creo que se equivoca. Y esa es la ecuación que la izquierda española tiene que resolver si quiere volver a ser opción de gobierno: decidir si están por el populismo, es decir, por el mito de la clase o el mito de la nación como algo homogéneo, o por el pueblo real como conjunto de ciudadanos, que conforman una sociedad plural con legítimas opciones diversas e ideologías diferentes que buscan vivir y crecer unidos en paz y armonía, incluso con lo que no piensan, también legítimamente, como ellos. 

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt




Esperanza Aguirre, ¿populismo de derechas?


Entrada núm. 2149
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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri
Publicada originariamente el 28 de agosto de 2014

viernes, 29 de abril de 2016

[A vuelapluma] Una nueva Justicia para la sociedad española



La Justicia vista por Forges


El presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo de Justicia, Carlos Lesmes, ha defendido este viernes durante su intervención ante la Comisión de Justicia del Congreso "que solo un nuevo modelo de organización permitirá que la Justicia sea más eficiente" y ha invitado a los grupos parlamentarios a abrir un debate que aborde las reformas estructurales pendientes. 

De auténtico cáncer de la democracia ha definido "Desde el trópico de Cáncer" desde sus primeras bocanadas a la Justicia, o para ser precisos, a la organización de justicia española. Si se permite opinar a un lego en la materia, que quizá precisamente por eso, por ser lego, ve el asunto sin excesivas anteojeras corporativas, me permito sugerir al presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo de Justicia y a los legisladores, sintetizadas, la adopción de algunas de las propuestas expresadas con anterioridad por quien esto suscribe:

1. Suprimir los juzgados de instrucción a todos los niveles. La instrucción de los procesos corresponde a los fiscales, no a los jueces. A los jueces les corresponde aplicar la ley y defender los derechos de las partes, de todas, no de una de ellas, por cualificada que esta sea.

2. Suprimir todos los tribunales colegiados, a todos los niveles y convertirlos en tribunales unipersonales. En primera instancia todos los procesos se dilucidan ante el juez ordinario unipersonal que corresponda. Esta medida se aplicaría igualmente a las Audiencias Provinciales, que desaparecerían, y a la Audiencia Nacional, que pasaría a estar conformada, como tribunal especializado, por tribunales unipersonales. 

3. Establecer en la ley las condiciones taxativas en que, en función del propio hecho o de la cuantía económica del mismo, una sentencia se puede recurrir ante la instancia judicial superior. Estas solo serían dos: el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Autónoma, y en su caso, el Tribunal Supremo de Justicia.

4. Establecer el juicio por jurado (puro, sin intervención del juez) de manera generalizada para todos los procesos penales y aquellos civiles que por su cuantía económica determine la ley.

5. El Tribunal Superior de Justicia de cada comunidad autónoma actuaría como última instancia judicial ante cuestiones de Derecho emanadas de su propio ordenamiento jurídico, sin posibilidad alguna de recurso posterior.

6. El Tribunal Supremo de Justicia solo vería los recursos de casación determinados por la ley,  de forma restrictiva, y aquellos otros que decida asumir como propios a efectos de unificación de criterios jurisprudenciales una vez agotadas todas las instancias judiciales previas. La decisión de admitir el recurso, a petición de las partes, correspondería a una sala especial del Supremo distinta de aquella que hubiera de resolverlo. 

7. Centralizar la administración de justicia y sus tribunales ordinarios en las capitales de provincia y en las aquellas ciudades que la ley determine.

8. Tanto los Tribunales Superiores de Justicia de las Comunidades Autónomas como el Tribunal Supremo de Justicia funcionarían mediante salas de tribunales colegiados de tres jueces.

9. En cualquier caso todos los procesos serían gratuitos para las partes, a salvo lo que determinen las sentencias sobre el pago de las costas cuando observen mala fe por parte de los litigantes.

Respecto a las otras cuestiones relevantes del asunto que plantea el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo de Justicia, como las de elección, permanencia y formación de los jueces, no tengo criterio formado, así que, de momento, opto por el silencio.



Tribunal Superior de Justicia de Canarias, Las Palmas G.C.


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




HArendt




Entrada núm. 2703
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

[Reedición] Gran Canaria, la triple vergüenza y el 29 de abril



Real Sitio de Ansite (Gran Canaria)


"Reedición" es una nueva sección del blog dedicada a reproducir antiguas entradas que tuvieron cierto predicamento en su momento entre los lectores de Desde el trópico de Cáncer. Estas entradas se publican diariamente, conservan su título, fecha y numeración original, y no cuentan en el cómputo general de entradas del blog. Disfrútenla de nuevo si lo desean. 

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Con la rendición del último reducto de resistencia indígena que se había hecho fuerte en el Sitio de Ansite, y la entrega a los castellanos de las princesas Abenohara, Matsequera y Tenesoya, el 29 de abril de 1483 se daba por concluida en el Real de Las Palmas la conquista y pacificación de Gran Canaria por la Corona castellana. Era una derrota en toda regla de la población aborigen, que desde 1478 había defendido con valentía e indomable coraje la independencia de su isla.

Durante 500 años el 29 de abril y el 8 de septiembre (Festividad de Nuestra Señora del Pino, patrona de la isla) fueron las festividades mayores de la isla de Gran Canaria. Civil y patriótica, la primera; religiosa y popular, la segunda. Restaurada la democracia, la primera dejó de celebrarse con la complicidad de una derecha oligárquica a la que le recordaba su vinculación con los fastos del franquismo, de una izquierda que se avergonzaba de "celebrar" una derrota, y de un nacionalismo bananero que repudiaba, y sigue repudiando, todo aquello que le relacione con España.

Allá ellos. Me da igual que me consideren un reaccionario o un pseudoprogre. Será por la condición natural de mi familia, formada por descendientes de judíos conversos, castellanos viejos, canarios de origen e italianos de la diáspora, que la pureza de sangre me la refanfinfla. Para mi, el 29 de abril seguirá siendo la fecha en que Gran Canaria entró por la puerta grande en la Historia. Sean felices. Tamaragua, amigos. HArendt



Bandera de Gran Canaria, Las Palmas G.C.



Entrada núm. 1140
Publicada originariamente con fecha 29 de abril de 2009

[Reedición] Mitos y falsedades. 75 años del inicio de la II Guerra Mundial



1 de septiembre de 1939. Soldados alemanes entran en Polonia


"Reedición" es una nueva sección del blog dedicada a reproducir antiguas entradas que tuvieron cierto predicamento en su momento entre los lectores de Desde el trópico de Cáncer. Estas entradas se publican diariamente, conservan su título, fecha y numeración original, y no cuentan en el cómputo general de entradas del blog. Disfrútenla de nuevo si lo desean. 

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Acabo de terminar la lectura de una magnífica novela que me recomendó mi hija Ruth sobre la Gran Guerra, la de 1914, de la que se cumple este año el centenario. Se trata de Nos vemos allá arriba (Salamandra, Barcelona, 2014), del escritor francés Pierre Lemaitre, que ha ganado, entre otros, el Premio Goncourt 2013 por este libro. No es una novela sobre la guerra, pero sin el trasfondo bélico de la misma sería imposible de entender. Pero no quería hablar de ella, aunque se la recomiendo encarecidamente, sino sobre la otra "gran guerra", esa de cuyo inicio se cumplieron ayer 75 años con la invasión de Polonia por las tropas alemanas. Es decir, de la II Guerra Mundial. 

Hay mitos y mitos. Destruir los falsos mitos, los que se construyen sobre datos erróneos, tergiversados, mal interpretados o lisa y llanamente inventados o prefabricados con alevosía y premeditación es labor primordial de los historiadores.

Entre mis libros de cabecera hay uno, Lecciones sobre la filosofía de la historia universal, de G.W.F. Hegel (1770-1831), al que le profeso especial estima. Lo tengo en dos ediciones, una de la Biblioteca Universal-Círculo de Lectores (Barcelona, 1996) y otra de Alianza Universidad (Madrid, 1980).

Es en esta última en la que figura un extenso y clarificador prólogo del filósofo José Ortega y Gasset (1883-1955) en el que hay una frase que contrapone la labor del "filósofo" a la del "historiador". No me me resisto a reseñarla: "Tener 'ideas' es cosa para los filósofos. El historiador debe huir de ellas. La idea histórica es la certificación de un hecho o la comprensión de su influjo sobre otros hechos. Nada más, nada menos".

Hace justamente cinco años el historiador Ángel Viñas dedicó en El País a la efeméride un documentado artículo titulado "Un tiempo de sangre y fuego", en el que desmontaba algunos falsos mitos, entre ellos, el existente sobre el pacto Stalin-Hitler que para algunos fue el paso previo necesario para la invasión, pero también sobre otros antecedentes que tuvieron como escenario la guerra civil española de 1936-1939. Les recomiendo su lectura, y por supuesto, la de la intersantísima novela de Pierre Lemaitre citada al comienzo.

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt



Caricatura de la época sobre el pacto Hitler-Stalin




Entrada núm. 2154
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Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri
Publicada originariamente con fecha 2 de septiembre de 2014

jueves, 28 de abril de 2016

[Poesía y humor] Hoy, con "Goza tu primavera, Lesbia mía", de Luis Martín de la Plaza. Con las viñetas de Montecruz



Isla de Lesbos, Grecia


Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos?  Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado. 

El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.

Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el de Luis Martín de la Plaza que lleva por título Goza de tu primavera, Lesbia mía. Luis Martín de la Plaza(1577-1625) fue un sacerdote y poeta español, quizá el más elegante de los poetas del llamado “Grupo Antequerano”, que floreció entre las últimas décadas del siglo XVI y la primera mitad del XVII. Se conservan de él 104 sonetos de autoría segura, 27 composiciones de arte mayor y 6 poesías de arte menor. En prosa conocemos la traducción hecha por él de una "lettera" de T. Tasso titulada Comparación de la Italia con la Francia

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GOZA DE TU PRIMAVERA, LESBIA MÍA

Goza tu primavera, Lesbia mía,
y el murmurar de los cansados viejos
encomiéndalo al viento y los consejos
de su trémula voz y lengua fría.

Que aunque al ponerse el sol se apaga el día,
vuelve a encenderse, y con divinos lejos
pinta en los cielos de carmín bosquejos,
oro en los montes con sus rayos cría.

Mas el sol que en tus ojos amanece
y en tus labios purpúrea competencia
agora al alba y al clavel ofrece,

la edad, con invisible diligencia,
en el común ocaso lo oscurece;
¿cuándo tendrá para volver licencia?

Luis Martín de la Plaza 

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Las viñetas que acompañan el poema son todas del dibujante canario Montecruz, que las publica en el diario La Provincia. Disfrútenlas.






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HArendt




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[Reedición] Yourcenar, Cortázar y su "Memorias de Adriano"




Villa Adriana, Tívoli, Italia


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Salvo excepciones, que haberlas, haylas, no me gusta prestar mis libros. Soy de los que piensan que es tristemente real ese pareado que reza: "libro prestado, libro amortizado" así que prefiero regalarlos, en su caso, sin desprenderme del mío. Hace un tiempo me llegó por correo un libro que había prestado a un antiguo compañero de trabajo jubilado hacía ya muchos años. Me lo devolvía con una nota pidiéndome disculpas por su tardanza en hacerlo. Confieso que sabía que lo había prestado, pero ni recordaba a quién. Lo había vuelto a comprar, y no una, sino varias veces. 

Ese libro, uno de los más hermosos que he leído nunca es Memorias de Adriano (Edhasa, Barcelona, 1983), de la novelista franco-belga Marguerite Yourcenar. Un texto bellísimo, al menos en el castellano de la traducción de Julio Cortázar, que es la que yo conozco, y por eso, porque me parece justo, cito juntos a su autora y su traductor. Es también uno de los libros que más veces he regalado a aquellos que considero mis amigos en la confianza de que sabrían apreciarlo. No siempre ha sido así, pues no es un libro que atraiga de entrada. ¿A quién puede interesar la reflexión que al final de su vida, un emperador envejecido, Adriano (76-138 d.C.), hace por carta a quién años después le sucederá al frente de Roma, Marco Aurelio (sí, ese, el de la película "Gladiator"), aunque yo prefiero recordarlo por sus espléndidas Meditaciones, sobre lo que ha sido su vida y su reinado?... A mucha gente, se lo aseguro, que conserve intacta la ilusión por la buena literatura.

De Yourcenar he leído también Opus Nigrum, Alexis o el tratado del inútil combate y Como el agua que fluye; y la biografía, excelente, que sobre ella escribió Josyane Savigneau: Marguerite Yourcenar: La invención de una vida. Pero ni punto de comparación con Memorias de Adriano. De Cortázar, como no, su Rayuela, que me desconcertó, y muchos de sus cuentos.

José Manuel Fajardo firmó en su día un bello artículo sobre la tierra flamenca, a caballo entre Francia y Bélgica, que vio nacer y crecer a la autora de Memorias de Adriano. Se titulaba "A la sombra de Yourcenar". Releyéndolo ahora me dio por recordar la anécdota de la recuperación de ese libro suyo que ya creía perdido, pero también me vinieron al recuerdo los largos paseos que en mi último viaje a Roma, hace ya ocho años, diera por la que fuera la última residencia del emperador Adriano, "su casa": Villa Adriana, en la actual Tívoli, a una veintena de kilómetros al nordeste de la capital italiana, tan retratada en la novela que comento. Anímense a leerla; seguro que les encantará. O vayan a Roma; Roma siempre merece la pena.

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt


Marguerite Yourcenar



Entrada núm. 2155
elblogdeharendt@gmail.com
Pues tanto como saber me agrada dudar (Dante Alighieri)
Publicada originariamente con fecha 3 de septiembre de 2014