domingo, 31 de julio de 2011

Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz - Julio de 1811





El diputado Antonio José Ruíz de Padrón




En este enlace de la página electrónica del Congreso de los Diputados de España pueden ustedes acceder al Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz correspondiente al mes de Julio de 1811. 


Los dos vídeos que acompaño a la entrada constituyen un interesantísimo reportaje sobre el sacerdote gomero Antonio José Ruíz de Padrón, un canario universal, de ideas liberales, cosmopolita como pocos de sus paisanos. diputado por Canarias en las Cortes de Cádiz, amigo personal de Benjamín Franklin y George Washington, y precoz defensor de los derechos humanos y las libertades y debelador incansable de la Inquisición.

Espero que tanto la lectura del Diario de Sesiones de las Cortes como los vídeos les resulten interesantes. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt

   



Portada de "La isla transparente"




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Entrada núm. 1394 -
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"Tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)

Ruíz de Padrón: Un canario en las Cortes de Cádiz (1)

Ruíz de Padrón: Un canario en las Cortes de Cádiz (2)

sábado, 30 de julio de 2011

Mi primera vez: El primer día de colegio. Un relato de Soledad Puértolas






Primer día de colegio (Dibujo de Fernando Vicente)




No recuerdo como fue mi primer día de colegio. Ni siquiera la fecha: supongo que entre 1951 y 1952. Sí, en cambio, y muy bien, el lugar: un viejo caserón, inmenso para mi tamaño de niño, en el número 32 de la calle Batalla del Salado, en Madrid, donde estaba ubicado el Primer Tercio Móvil de la Guardia Civil, en el que mi padre estaba destinado al mando de una de sus compañías. 

El pabellón donde vivían mis padres estaba en la tercera planta, y daba a una inmensa galería descubierta sobre un gran patio de armas de planta cuadrangular. El parvulario, pues no era otra cosa "mi primer colegio", estaba en la primera planta del edificio en cuestión, y en él aprendían sus primeras letras los hijos de los guardias civiles allí destinados..  

No recuerdo el nombre ni el aspecto de mi maestra, aunque sí que era una muchacha joven y cariñosa con nosotros. También recuerdo el penetrante olor de la tiza, que no he podido olvidar y que se reproduce en mi cerebro cada vez que entro en un aula escolar, aún hoy...

Recuerdo también muy bien el gravísimo problema que durante mucho tiempo tuve con el nombre de la penúltima letra del abecedario y como bajaba desde mi casa hasta el parvulario repitiendo en voz alta una y otra vez "i griega, i griega, i griega...",

La escritora Soledad Puértolas, académica de la Lengua, recordaba hace unos días en El País: "Ficciones. Mi primera vez: Primer día de colegio" (15/07/2011), como había sido para ella y como recordaba, esa "primera vez". El vídeo que acompaña a la entrada es una entrevista que la 2 de RTVE realizó a la escritora aragonea con motivo de su ingreso en la Real Academia Española. Disfruten de ambos. Y sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt




Ficciones: Primer día de colegio 
por Soledad Puértolas
EL PAÍS - 15-07-2011

Quizá para que yo no estuviera en casa mucho tiempo sola, ya que mi hermana, que me llevaba dos años, iba ya al colegio, mi madre decidió enviarme al jardín de infancia cuando yo apenas tenía cuatro años. Hoy día es más normal, pero en aquella época resultaba un poco prematuro y tengo la impresión de haber escuchado a mi alrededor, a lo largo del curso, algunos comentarios sobre el asunto.

El jardín de infancia se encontraba en el sótano del enorme edificio del colegio, pero no era un sótano lúgubre, sino luminoso. Cuando caía la tarde, se encendían las luces y el aula cobraba una vida distinta, casi agresiva. La luz eléctrica era mucho más invasora que la del sol. Y siempre era igual. La tarde se detenía. En lugar de avanzar, la hora de la salida parecía más y más lejana.

Me impresionó tanto ese día al que había llegado un poco engañada porque nadie me había explicado qué se hacía en el colegio ni cuánto tiempo debía permanecer en él, que cuando, ya en casa, oí decir que había que prepararlo todo para el día siguiente, me quedé paralizada. ¿Tenía que volver mañana?, pregunté, incrédula. Todos los días, me dijeron. Todos los días. ¡Qué tres palabras más terribles bajo su aparente inocencia! Resultaba incomprensible y abrumador. Me parece que fue en ese mismo momento cuando la conciencia del tiempo se instaló dentro de mí de una forma terrible y angustiosa, como si esas palabras -todos los días- hubieran sido una maldición. Y, a partir de ese momento, también, arraigó en mi interior una obsesión: huir de ese tiempo monótono y obstinado que se empeñaba a repetirse día a día, exacto, imperturbable, eliminando toda posibilidad de avanzar, de cambiar.

Ese es el recuerdo que todavía hoy puedo reproducir: echada en la cama, con los ojos abiertos, me estoy diciendo a mí misma que mañana volveré a pasar el día en el colegio, codo con codo con niñas de mi edad, y rodeada de monjas.

Mañana y al día siguiente y al otro. ¿No volvería a tener tiempo para mí?, ¿tendría que estar siempre ahí, observada, empujada, incluida en un grupo? No sé ahora para qué quería yo ese tiempo que me parecía me estaban hurtando. Quizá buena parte de la culpa la tenía la potente luz eléctrica que, después de comer, invadía el sótano. Puede que me asustara demasiado y creyese de verdad que la tarde nunca se iba a terminar.

Pero esa sensación se guardó tan celosamente en mi interior que aún concibo el futuro, ante todo, como una liberación. Las dificultades, penas e inconvenientes que, como es lógico, aguardan dentro de ese tiempo desconocido, aún empalidecen cuando considero su latido. En este mismo momento, el tiempo transcurre. Se oye llover, si llueve, y cada gota cae del cielo adonde vaya a caer, la tierra, un tejado, un paraguas. O hace calor, y son las gotas de sudor las que se deslizan por la piel. Ese caer, ese deslizar, ese avanzar, aún me parece extraordinario.




La escritora Soledad Puértolas




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La 2 de RTVE entrevista a Soledad Puértolas

miércoles, 27 de julio de 2011

La historia de todas las historias






Alfonso X y su corte (Miniatura medieval)




Si la "Biblia" es para judíos y cristianos el libro de los libros, la "Grande e General Estoria", de Alfonso X el Sabio, es la historia de todas las historias. Reinó en Castilla y León entre 1252 y 1284. Hijo de Fernando III de Castilla y Beatriz de Suabia, en 1257, alegando los derechos sucesorios de su madre, es elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico por una parte de los electores palatinos, con la oposición del papa Gregorio X. Nunca llegó a ser coronado, pues renunció más tarde a sus pretensiones imperiales a cambio de subsidios para continuar la guerra contra los musulmanes en la Península.

Dice el historiador José Luis Abellán de él en su "Historia Crítica del Pensamiento Español - Tomo 1" (Círculo de Lectores, Barcelona, 1992), que con su impulso decidido la Escuela de Traductores de Toledo vivió su segundo gran período de esplendor, y que fue allí, en Toledo, donde instaló un observatorio astronómico gracias al cual se elaboraron las famosísimas "Tablas alfonsíes" que tuvieron enorme difusión en toda Europa llegando a ser utilizadas por el mismo Copérnico. Tradujo personalmente la versión del "Libro de Calila e Dimna", colección de fábulas orientales. Como poeta escribió en gallego las "Cantigas a Nuestra Señora", en el que van letra y música conjuntamente. Como historiador mando componer la "Primera Crónica General o Estoria de España" y la "Grande e General Estoria", utlizando fuentes latinas,árabes, españolas y francesas. Y como jurista, continuando la labor codificadora de su padre, intentó la codificación general de todo el Derecho en el "Fuero Real", el "Espéculo" y sobre todo en el "Código de las Siete Partidas", conocido también como "Libro o Fuero de las Leyes"

Con motivo de la publicación por vez primera de una edición íntegra y completa en diez tomos de la "Grande e General Estoria" (Fundación José Antonio de Castro, Madrid, 2011), el profesor Francisco Bautista, investigador "Ramón y Cajal" en la Universidad de Salamanca, ha escrito en el último número de Revista de Libros (Julio-Agosto, 2011) un interesantísimo artículo titulado "La historia de todas las historias" que pueden leer en este enlace.

En la "La Grande e General Estoria", dice el profesor Bautista, se pensaba ofrecer un relato histórico desde la Creación hasta los tiempos de Alfonso X. Fue acometida hacia mediados de su reinado, en torno a 1270, después de haber reunido los muchos y muy diversos materiales empleados en la obra, por un grupo de colaboradores del rey que bajo sus directrices más o menos directas y detalladas acometió un plan enormemente ambicioso que se proponía compendiar y sintetizar todo el saber histórico de su época. El proyecto no se llegó a completar y lo que conocemos del mismo termina justamente al comienzo de nuestra era, cuando iba a narrarse la vida de Cristo.

La "Grande e General Estoria", dice Francisco Bautista en su artículo, es una historia universal, pero frente a otros ejemplos de esta tradición en la Edad Media en España y el resto de Europa, tiende a identificarse con ese pasado mismo al integrarlo de manera exhaustiva dentro de la propia obra, fluctuando entre la biblioteca y el códice y respondiendo cabalmente a la imagen que hace del libro un trasunto del mundo. En suma, la historia de todas las historias.

Espero que disfruten de su lectura. El vídeo que acompaña a esta entrada es una selección de miniaturas y música de las "Cantigas do Santa María", de Alfonso X el Sabio. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt





Página de la Grande e General Estoria (Códice de El Escorial)

                                  


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Música y miniaturas en las "Cantigas do Santa Maria", de Alfonso X El Sabio

martes, 26 de julio de 2011

Mi primera vez: En Venercia. Un relato de Esther Tusquets






En Venecia. Dibujo de Eva Vázquez




Con la escritora y editora Esther Tusquets, a la que no tengo el placer de conocer personalmente, y por la que siento una profunda admiración, me unen una serie de afinidades o coincidencias vitales de las que ya he dejado constancia en el blog en anteriores ocasiones. Que recuerde ahora, en mi entrada del 9 de diciembre de 2007, titulada "Memorias de juventud de Esther Tusquets" en la que comentaba la impresión que me había producido la lectura de su libro autobiográfico "Habíamos ganado la guerra" (Ediciones B, Barcelona, 2007) y el descubrimiento de algunas de esas "afinidades vitales" compartidas.

Hace unos días, leo de nuevo un artículo suyo para la serie "Ficciones. Mi primera vez" que viene publicando El País, titulada "En Venecia" (20/7/2011). No me resisto a compartirla con ustedes. En esta ocasión, esa "primera vez" de la que habla, escribe,  Esther Tusquets, es la impresión que le causó su primer encuentro con Venecia. 

No puedo compartir esa sensación porque nunca he estado en Venecia. Pero si he sentido algo muy parecido la primera vez que puse pie en Roma. Una sensación que no voy a olvidar nunca y que se repite en cada ocasión que vuelvo a esa ciudad mágica y eterna por tantas cosas. Disfruten de su lectura. Y sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt




Ficciones. Mi primera vez: En Venecia 
por Esther Tusquets
EL PAÍS - 20-07-2011

Ha habido en mi vida, ya tan larga, espacio para deleites exquisitos, experiencias inolvidables, instantes de tal felicidad que se diría puede uno tocar el cielo con las manos (expresión que Herralde, el editor, desaprueba con justo motivo, pero que yo utilizo a veces porque me encanta).

Sin embargo, muchas de las cosas que adoro no resisten la exigencia que impone la primera vez. He vivido momentos estelares en el amor, pero no ha sido nunca la primera vez, habrá sido la tercera, la octava, la última, pero no la primera. Me gusta con delirio el mar, sospecho que lejos de él mi vida estaría incompleta, creo que moriría de añoranza en una ciudad sin mar.

Pero ¿cuál fue la primera vez? ¿La primera vez que lo vi, que me sumergieron en él? Mis primeras veces estaba encerrada en la barriga de mi madre, y luego flotaba feliz en el agua, a su lado. Quizás podría hablar de la primera vez que mi tío favorito apareció en casa con un cachorro y mi padre no objetó nada a que nos lo quedáramos. Era una caniche de una bondad infinita (mi vida tampoco habría sido igual sin los perros, tan imprescindibles como la mar). Pero a Gabi me la asesinaron, supongo que envenenada, y me ha parecido incorrecto poner una primera vez feliz a algo que terminó tan mal. ¿Los hijos? Son una parte importante, muy importante de mi vida. Me han hecho sentir muchas veces enormemente feliz y algunas enormemente desdichada, seguro que me han permitido tocar, alcanzar el cielo con mis manos, pero sé con total certeza que en el momento en que me los puso la comadrona en los brazos -como el lejano día en que me habían puesto en la boca por primera vez la hostia consagrada- no sentí nada parecido a lo que de mí se esperaba, a lo que yo misma esperaba, al instinto maternal le llevó tiempo aparecer y manifestarse.

Tenía que ser algo importante para mí, y que pudiera centrarse en un momento determinado y que no terminara mal. He estado mucho rato dando vueltas a distintas posibilidades, y finalmente he pensado en Venecia. El tema de este artículo podía ser La primera vez que fui a Venecia, y centrarse en algo más concreto todavía: el momento en que el vaporetto, camino de nuestro hotel, desembocó en el Gran Canal. Yo tenía 18 años y no había visto nunca nada tan bello. Me habían hablado mucho de Venecia, había visto fotografías, había visto películas cuya historia transcurría allí, había consultado guías de viaje. Creía estar preparada para lo que me esperaba, y esperaba mucho. Pero no esperaba llevarme una sorpresa tan enorme, sentirme anonadada, conmovida hasta lo más profundo. Noté que, tras las gafas de sol, los ojos se me llenaban de lágrimas. Y me alegré de llevarlas puestas todavía, aunque estaba ya anocheciendo, porque a los 18 años uno no llora delante de los demás, y yo, a los 18 años, lloraba muy pocas veces, y no sabía que en la vejez lloraría a menudo, por todo, por cualquier motivo, por nada.
Todo lo que había leído y visto sobre Venecia quedaba muy lejos de la experiencia real de estar allí. El olor, el aire, el ruido de las embarcaciones, de la proa de las góndolas al golpear contra el muelle, justo al pie de mi ventana y delante de nuestro hotel. Y luego, en días sucesivos, las callejas y los puentes que los turistas ni pisan, apretujados todos en la plaza San Marcos. Y un montón de primeras veces. La primera vez que tomas un café en el Florian, escuchando a las orquestas que tocan en la plaza. La primera vez que callejeas por La Giudecca. La primera vez que ves una ópera en La Fenice. La primera vez que tomas una copa en Harry's Bar.

Pensé que siempre, siempre volvería allí. Y lo he cumplido. He recorrido Venecia con casi todas las personas a las que he amado. Con mis hijos varias veces y la primera (de ellos, claro, no la mía), Milena lloraba al emprender el regreso, como había llorado yo al llegar.





La escritora Esther Tusquets




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La escritora Esther Tusquets entrevistada en Canal Sur TV

jueves, 21 de julio de 2011

Mi primera vez: Ingles sudorosas. Un relato de Maruja Torres






Ingles sudorosas: Dibujo de Eva Vázquez




Ni siquiera la dimisión más o menos forzada (¿o quizá voluntaria?) de nuestro ínclito y nunca bastante bien ponderado don Francisco Camps, expresidente del gobierno de la Comunidad Autónoma de Valencia, son capaces de animarme. Será el tiempo frio, ventoso y con lluvia, o la "panza de burro", que desde hace varias semanas cubre la ciudad de Las Palmas sin dejarnos ver el sol apenas... No son tiempos propicios para la reflexión serena; más bien, la tentación es la de mandarlo todo a tomar por culo y mudarse a otra galaxia. Pero como eso resulta imposible, lo mejor es volver a los clásicos: Sófocles y Eurípides, que estoy releyendo, o tomar la vía contraria y disfrutar de la nueva serie de relatos cortos: "Ficciones. Mi primera vez", que el diario El País ha comenzado a publicar para animar el verano. Pienso que es una buena combinación. Les dejo con el titulado "Ingles sudorosas", de la escritora Maruja Torres, publicado el pasado día 18. Fue mi hija Ruth quien me lo recomendó, y yo se lo recomiendo encantado a ustedes. Leánlo despacito, sin saltarse los renglones... Disfruten del calorcillo que se les va a despertar entre los muslos... Y sean felices, por favor: a pesar de los pesares, merece la pena intentarlo. Tamaragua, amigos. HArendt




Ficciones. Mi primera vez: Ingles sudorosas 
Maruja Torres
EL PAÍS - 18-07-2011

Caminé por el pasillo. Cuando llegué al cuarto de baño de las chicas escuché sus voces aturulladas. Estaba segura de que a ellas les había ocurrido antes, por eso parecían tan tranquilas, incluso indiferentes. Charlando de sus trivialidades, como si nada.

Aspiré hondo, empujé la puerta y entré, toqueteándome la tripa. Cosa de disimular. Quería quedarme un buen rato encerrada en el WC, haciéndolo. "No me encuentro bien", expliqué, para redondear la coartada. Necesitaba que se marcharan, necesitaba quedarme sola. A solas conmigo.

"¿Has tomado Sal de Eva?". "Una ginebra con menta te aliviará". Callé. ¿Qué sabían aquellas estúpidas, aquellas tontas que venían haciéndolo con regularidad, que ni siquiera le daban importancia a lo que hacían? A mí me temblaban las piernas. Enferma, sí. Pero de emoción. Me dolían los pechos, mis pezones se disparaban contra la blusa de nylon barato, y el sudor manaba de mis ingles como si, verdaderamente, tuviera ese día la visita del mes, y fuera otro líquido lo que fluía.
Pero no, esta era una ocasión gozosa. Esta era la transpiración feliz que mi cuerpo entero enviaba al exterior. Allí, encerrada, sentada en la tapa del inodoro, emitiendo falsos gemidos, aguardé. Astuta, cautelosa. Y con las ingles empapadas. Para entretenerme, imaginé lo que iba a suceder después. ¿Se me notaría físicamente el cambio? ¿Alguien más que yo se percataría de que a partir de entonces iba a empezar a convertirme en una mujer independiente, una mujer que agarraría a cachitos su libertad hasta convertirla en una cerca, en una muralla, en una barricada de la que nadie podría arrancarme?

Poco a poco se marcharon las otras. Les escuché hacer planes, echar risas, criticar a las ausentes. Se habían olvidado de mí. Mejor. Ya en silencio -podía sentir que me había quedado sola en la planta- calculé el tiempo que me quedaba para hacerlo. Por entonces aún no tenía reloj de pulsera y me había acostumbrado a leer el paso del tiempo en los sonidos que escuchaba. No, no me iba a quedar encerrada en el edificio, haciéndolo. Entre otras razones, porque algo así sólo se hace una vez por primera vez.
Relajé mi cuerpo. Abrí las piernas, las extendí -chop, chop, musitaron mis ingles al despegarse-, puse los pies mirando al techo -recuerdo que los zapatos eran de suela dura, baratos- y con delicadeza tanteé la abertura.

No, no iba a comportarme con prisas. Levanté la cabeza y la luz del fluorescente -un único tubo para un aseo de seis servicios-, que me llegaba amortiguada, me pareció única, sensual.

Ensalivé con delectación mi dedo índice y lo pasé por la abertura, que simplemente se ablandó un poco, pero no cedió. Me metí el dedo medio en la boca y lo empapé. De nuevo froté el punto objeto de mis deseos. Se ablandó más, pero tampoco se abrió.
De pronto me puse frenética y utilicé todos los dedos de las dos manos.

Rasgué el sobre. Mi primera paga. Allí estaba. 535 pesetas, 1957.





La escritora Maruja Torres




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Entrevista a Maruja Torres desde la UIMP

jueves, 30 de junio de 2011

Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz (Junio de 1811)





Plaza España (Santo Domingo, República Dominicana)





En este enlace pueden ustedes acceder al Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz correspondiente al mes de junio de 1811. Respecto a las fotografías que se acompañan, dejar mención de que la actual Plaza España  de la ciudad de Santo Domingo. en la República Dominicana, fue la primera plaza mayor construida en territorio español (tanto europeo como americano) de acuerdo con las ordenanzas dictadas por los Reyes Católicos, y su catedral, la primera del territorio americano, razón por la cual se la considera Catedral Primada de América. En lo que se refiere a la plaza mayor de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, en las islas Canarias, la actual Plaza de Santa Ana, fue la primera plaza mayor construida en la España europea, contemporánea de la de Santo Domingo, gozando su catedral homónima de la consideración de Catedral Primada de África. Espero que les resulte interesante. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt






Plaza Mayor (Las Palmas, Canarias)






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San Agustín (Florida) homenajea a la Constitución española de 1812

lunes, 13 de junio de 2011

Carretera con curvas






Playa de La Laja, Las Palmas de Gran Canaria





De pequeña tenía dos sueños que siempre se repetían, pesadillas claro está; lo bueno no tiene tedencia a repetirse. Una de ellas era un pasillo oscuro donde me perseguían brazos y piernas, solo extremidades, de distintos colores con un halo fluorescente. Un ambiente muy ochentero propio de la época. El otro era ver, desde dentro y desde fuera, como derrapaba el ford granada de mis padres, en la curva de la playa de La Laja y se precipitaba al mar.

Estoy convencida que toda la gente de Las Palmas mayor de treinta años lo ha pensado alguna vez. Digo mayor de treinta porque la jodida curva desapareció con la nueva carretera, gracias a dios o a la propuesta de urbanismo y fomento. Aunque ya no exista la curva y sea una autovía de tres carriles perfectamente acondicionada, sigo conteniendo la respiración cada vez que paso por ahí y me consta que no soy la única. Trabajo en Telde y cosas de no tener todavía carnet de conducir, estoy en ello, voy todos los días en guagua, en el salcai para ser exactos o en los kamikazes para ser realistas. Hoy en el viaje de vuelta me he acordado del sueño, digamos que lo he imaginado pero esta vez con el autobús y me he puesto a pensar que sería lo que tendría que hacer si pasara: cruzar los brazos y pegar el pecho al cuerpo, tirarme al suelo, busqué las ventanillas de emergencia (total, ¿para qué? si ninguna de ellas tiene al lado el martillo que se usa para romperlas) que le gritaría al conductor que abriera la puerta mientras cae el bus al agua, y luego vi entrar el agua de sopetón y todos flotando. Cuando me pongo tétrica, me pongo. Así que me fui poniendo histérica, me entraron ganas de llamar a mi madre, preguntar por el niño, a mi marido, a mi padre...Cuando me di cuenta y mis pensamientos empezaron a pasar a velocidad normal ya había pasado la curva.

En estos casos en los que mi imaginación se deja llevar por la catástrofe intento recordar lo que me dijo una gitana que me leyó la mano cuando tenía 18 años, que viviría hasta los 96. Cojo aire, respiro tranquila y veo que tengo 32, todavía me quedan unos cuantos para dar la lata. También me dijo que tenía un gusto exquisito para los zapatos y que tendría dos grandes amores en muy poco tiempo. En los amores no acertó naíta; soy quisquillosa para los zapatos eso es verdad pero porque me hacen herida en la misma tienda, y lo de los 96, lo doy por muy acertado. Lo demás lo borré de la memoria. Un saludo, Nos vemos. Ruth






Cartel informativo de emergencias





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Aerosmith - I Don't Wanna Miss A Thing (Armageddon)

domingo, 12 de junio de 2011

Las Palmas de Gran Canaria: Una ciudad para el siglo XXI (I)




"Lady Harimaguada", de Martín Chirino (Las Palmas de GC)



La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria está de cumpleaños. El próximo día 24 de junio se cumplirán los 533 años de su fundación. Fue en la orilla derecha del, en aquel entonces, un fresco ríachuelo al que los aborígenes llamaban Guiniguada, por las tropas castellanas del capitán Juan Rejón: No mucho más que un campamento rodeado de una empalizada de madera al que dieron el pomposo nombre de El Real de Las Palmas. Las Palmas de hoy no se parece en nada a aquel Real de hace cinco siglos y medio. Es una ciudad moderna, alegre, dinámica, abierta al mar y cosmopolita casi por fuerza, que aspira a ser Capital Europea de la Cultura en 2016.

En los dos enlaces que siguen pueden ver sendos vídeos de RTVE, de la serie "Ciudades para el siglo XXI", que muestran las bellezas y singularidades de Las Palmas, una hermosa ciudad para vivir, sin duda alguna.

Pueden verlos en los siguientes enlaces:

1. Las Palmas de Gran Canaria. Una ciudad para el siglo XXi (II).

2. Las Palmas de Gran Canaria. Una ciudad para el siglo XXI (III).

Espero que les resulten interesantes. Y sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt




El Puerto de La Luz (Las Palmas GC)



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Las Palmas de Gran Canaria. Una ciudad para el siglo XXI (II)

Este vídeo es complemento de la entrada de esta misma fecha titulada "Las Palmas de Gran Canaria. Una ciudad para el siglo XXI (I)" y "Las Palmas de Gran Canaria. Una ciudad para el siglo XXI (III)". Espero que les resulten interesantes. Tamaragua, amigos. HArendt





Las Palmas de Gran Canaria. Una ciudad para el siglo XXI (III)

Este vídeo es complemento de la entrada de esta misma fecha titulada "Las Palmas de Gran Canaria. Una ciudad para el siglo XXI (I)" y "Las Palmas de Gran Canaria. Una ciudad para el siglo XXI (II). Espero que les resulten interesantes. Tamaragua, amigos. HArendt







sábado, 11 de junio de 2011

El fiasco de la Real Academia de la Historia





Cédula Real de creación de la Real Academia de la Historia







Cuando cursaba mis estudios de licenciatura en Geografía e Historia, a mediados de los años 80, solía utilizar como obra de referencia y consulta el Diccionario de Historia de España (Alianza, Madrid, 1981, 3 tomos) dirigido por German Bleiberg, cuya primera edición, en la Revista de Occidente, se remontaba al año 1952. La entrada "Franco Bahamonde, Francisco", ocupa una página escasa (de las 3749 del diccionario) y comienza con la siguiente frase: "Actual Jefe del Estado español, nació el 4 de diciembre de 1982 e hizo sus primeros estudios en el Colegio del Sagrado Corazón de su ciudad natal..." y se cierra con la siguiente mención: "El curso 1930-1931 fue el último de la Academia General; con la proclamación de la República se cierra dicho centro, el 14 de julio de 1931". La entrada está redactada por Gaspar Gómez de la Serna, abogado, y a la sazón, letrado de las Cortes Españolas. Aunque el Diccionario abarque únicamente hasta 1931 y fuera redactado en 1952, dedicarle una página escasa a la "biografía del actual Jefe del Estado español", dice mucho del rigor y seriedad con que los colaboradores del mismo se tomaron el encargo de la Revista de Occidente. Y yo añadiría del valor, pero en fin, dejémoslo estar... El tercer tomo de la edición se cierra con una Cronología que abarca hasta 1968, pero no incluye ninguna otra referencia explícita al general Franco.

La Real Academia de la Historia es una institución centenaria, creada por orden del rey Felipe V en 1738 con la finalidad de dar a conocer «la importante verdad de los sucesos, desterrando las fábulas introducidas por la ignorancia o por la malicia, conduciendo al conocimiento de muchas cosas que oscureció la antigüedad o tiene sepultado el descuido». Con tal fin, y ya desde el mismo momento de su fundación, la Academia se propuso la redacción de un Diccionario de "Varones Ilustres", pero no fue hasta 1999 que se toma la decisión de realizar un magno "Diccionario Biográfico Español", en 25 tomos, que incluiría la biografía de más de 40000 españoles destacados "en todos los ámbitos del desarrollo humano y en todas las épocas de la Historia".

Cuando a mediados del pasado mes de mayo se dieron a conocer los resultados de la edición y publicación del Diccionario, la polémica saltó de inmediato, centrada sobre todo en el contenido de varias de las notas biográficas del mismo, entre ellas, la del general Franco. 

Una síntesis bastante exacta de la polémica puede seguirse en este enlace, cuya lectura recomiendo encarecidamente. Una penosa entrevista: "No he leído la biografía de Franco", realizada por dos redactores de El País al actual director de la Academia, el historiador Gonzalo Anes, y publicada el pasado día 4, en la que el responsable de la institución respondía con altanería, cierta desfachatez y una buena dosis de machismo, despejando balones fuera como si la cuestión no fuera con él, a las críticas que el Diccionario estaba recibiendo por parte de amplios sectores sociales y de casi toda la profesión académica, acabó por encender la mecha.

De todo lo publicado hasta el momento sobre la pifia del Diccionario, quiero destacar únicamente dos artículos que, a mi entender, resumen bastante bien la opinión de los profesionales de la Historia al respecto. El primero de ellos está escrito por Antonio Elorza: "La RAH traiciona sus usos históricos", y se publicó el pasado día 5 en El País: el segundo es de la historiadora María Pilar Queralt: "El Diccionario Biográfico Hispánico, del orgullo a la vergüenza", y se público ayer en El Plural. 

Personalmente, como historiador que soy, pienso que la polémica está justificada y que la retirada de esta primera edición del Diccionario y su revisión es ineludible e insoslayable. Un valor añadido sería, por el bien de la Real Academia de la Historia, la dimisión voluntaria de su director, o su destitución inmediata por los propios miembros de la Academia. Cualquier otra solución parece un ejercicio de pasteleo que ni la Academía, ni la profesión, ni la Historia se merecen. Sean felices a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 






Gonzalo Anes, director de la Real Academia de la Historia









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¿Revisionismo en la Real Academia de la Historia?

miércoles, 8 de junio de 2011

Padres neohippies






Propuestas neohippies






Antes de ayer leí un artículo en El País: "La moda que disparó el sarampión", sobre como los padres modernos pasan de ponerles las vacunas a sus hijos porque las farmacéuticas se lucran y porque según ellos conlleva más peligros poner las vacunas que el niño coja el tifus. Me gustaría ver la cartilla de vacunación de los padres, seguro que en su época, la mía, iban a vacunarte al colegio para que estuviera todo en orden.

Estos padres neohippies, imbéciles perdidos, que van de rollo alternativo: soy super sano, super guay, antisistema, y todo lo rebelde que está tan de moda, deberían hacer una limpieza en casa y tirar los móviles 4G, la Play3 y la Wii a la basura. Si quieren pasar de los avances que lo hagan en lo demás no en la salud de sus hijos.

Además de las vacunas, seguro que son de los que dicen: que llore el niño, que más da.... Nada de chupetes, porque deforma la boca; y luego tendrán que llevar ortodoncia porque en lugar del chupete el niño se metía el dedo gordo o porque ha heredado la carga genética de tener falta de espacio, agenesia...

A la consulta nos vienen madres muy modernas que dejan a su hija de 6 meses en la sala de espera en el maxicosi a cargo del hermanito de cinco años, mientras ella está dentro haciéndose un empaste. ¿Quién terminó cuidando de la niña porque no paraba de llorar? Pues sí, yo. Porque lógicamente su hermano lo que quería era seguir con la consola, jugando o viendo los dibujos; su madre le dijo que si la niña lloraba que la meciera. Lo mejor de todo es que me llevé la bronca de la madre por ir cuando la niña estaba llorando: Si la niña llora ya se le quitará; (esta era del club antichupetes) ¿Y qué hago yo si hay un bebé solo y llorando en medio de la sala de espera en la que hay más pacientes? ¿Lo dejo tirada? En fin..., hay gente que no debería ser padre.

Los vegetarianos que no le dan un sandwich de jamón o leche al hijo porque ellos no la toman, bueno, ellos decidieron no tomar esos alimentos pero un niño en fase de crecimiento los necesita; si después ellos, ya mayores, deciden no comer manzanas o rabo de toro estará bien.

¡Oh!, y luego está la famosa frase: ¡no lo cojas mucho que se acostumbra a los brazos!. Pues que se acostumbre, que cuando tenga 15 años a ver si te deja que le des un solo beso....

En fin, que hay gente que no debería ser padre. Si quieren que adopten un perro o que se compren el juego del perro/gato mascota que anuncian en la tele Bustamente y su mujer. Los niños son para quererlos, cuidarlos y darles lo mejor para ellos, no lo mejor y lo más cómodo para nosotros.

Saludos. Nos vemos. Ruth







R. y S.






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Esos locos bajitos

jueves, 2 de junio de 2011

65804





La Tierra y sus Trópicos






A las 19:55 de hoy, 2 de junio de 2011, se han cumplido 365 días desde que se instaló el contador de visitas de Blogger en "Desde el trópico de Cáncer". Y este es el resultado de este año transcurrido:

-Entradas publicadas: 74 (sin contar los vídeos y las fotografías) 

-Comentarios realizados a las entradas: 322

-Páginas vistas del blog: 65804 

-Visitantes del blog, por países:

  -España   27433
  -México     9546
  -Argentina  4623
  -Colombia  4053
  -EE.UU.     2522
  -Seguidos en orden decreciente por Perú, Chile, Venezuela, Alemania, Francia... 

-Las 5 entradas más vistas del blog:

 -Dios somos nosotros: 1689 visitas
 -El Bosson de Higgs: 1491 visitas
 -Gran Canaria: 1232 visitas
 -El príncipe Segismundo y el castillo mágico: 1121 visitas
 -Wikileaks-El escándalo de las filtraciones: 1049 visitas


65804 razones para darles las gracias. Muchas gracias. Su amable compañía es un enorme acicate para seguir con el blog. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt







Torre de San Pedro Mártir (Las Palmas de Gran Canaria)




Notas:
La Torre de San Pedro Mártir (Vista desde la azotea de mi casa en Las Palmas). El trópico de Cáncer está 4º38'46" más al sur.




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La Eclíptica y las estaciones

miércoles, 1 de junio de 2011

De olores y sabores






Botella de La Casera





Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero; mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; mi historia, algunos casos que recordar no quiero. Así empieza el retrato que hace Antonio Machado de su vida, uno de mis poemas favoritos; y la poesía no es algo que me apasione. Si hablamos de infancia se me vienen muchas cosas a la cabeza; pero será por la ilusión del viajar, recuerdo sobre todo las vacaciones en Madrid.

Hoy en día, te encuentras las mismas cosas en Madrid, Las Palmas o Cuenca pero antes no. Para mí era toda una experiencia culinaria las visitas a casa de la abuela. Empezaba nada más abrir el portal de la calle Chile. Todo estaba impregnado de un intenso olor a cocido, que se te metía hasta los pulmones y para mi entender era el olor de la Península; eso y el olor a frío, porque sí, el frío huele para la gente cálida. Después estaba La Casera, que hasta hace poquito ni se encontraba en las islas, y sigue sin tener mucho éxito por aquí, y como no, las botellas de leche Clesa. Oh!! ¡Qué gran maravilla! Sólo por la leche me merecía la pena el viaje y encima en botella de cristal, para mí eso era mágico. Ahora pruebas la leche y no sabe a nada, como la mayoría de las cosas, ha ido perdiendo el sabor. El puesto de patatas fritas de la calle Príncipe de Vergara, ¡sólo de papas y frutos secos!, ¡qué ciudad tan rara! La hamburguesería Wendy con sus mesas pintadas con periódicos viejos, Rocas Blancas, y la juguetería Pumba. Esto último no tiene que ver con la comida pero estaba en la ruta de paseo diario.

Ya en el paseo al centro, toda una aventura coger el metro e ir diciendo todas las estaciones de memoria, incluyendo transbordos, y llegábamos al paraíso: a comer las tortillas, los mejillones y las bravas. Peculiar era mi cara de asco cuando veía los dibujos que tenían en las paredes de Las Bravas de los platos de oreja a la plancha y rabo de toro, todavía la cara sigue siendo la misma. Y me hacía mucha gracia oír a mi tía Mari pidiendo una clara. ¿Qué era eso de clara? Sonaba gracioso.

Y como casi siempre íbamos en Navidad, también está por medio el turrón de coco, que siempre estaba guardado por si venía la tía Alfonsi. Mi hermana y yo robando bombones de la despensa, y las lentejas que ponía la abuela, y yo odiaba, y que mi madre se comía a escondidas. Casi se me olvida, ¡las barras de pan! Suena raro, pero aquí las barras de pan empezaron a estar de moda cuando llegaron los grandes supermercados, aquí siempre hemos sido de pan pequeño. ¡Oh, esa barra de pan, como la colocaba el abuelo en el radiador para que estuviera calentita!....

En fin, que lo mío no es tan poético como lo de Machado pero seguro que era igual o más sentido. Nos vemos. Ruth






Barra de pan





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Anuncio antiguo de Nocilla

martes, 31 de mayo de 2011

Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz - Mayo de 1811






Los desastres de la guerra (Grabado n.º 36, Francisco de Goya)






En este enlace de la página electrónica del Congreso de los Diputados español pueden acceder al Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz correspondiente al mes de mayo de 1811, dos años después de iniciada la guerra de Independencia contra las tropas de Napoleón. Espero que les resulte interesante. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt








El dramaturgo, afrancesado, Leandro Fernández de Moratín (1760-1828)





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Independencia de Paraguay (Mayo, 1811)

sábado, 28 de mayo de 2011

30 de Mayo: Día de Canarias





"Dracaena draco": Símbolo natural de las Islas Canarias (Icod, Tenerife)




Mi definición de Canarias: Un estado de ánimo rodeado de agua por todas partes pero con los pies en África, la cabeza en Europa y el corazón en América. ¡Feliz día a todos los canarios de las islas y de la diáspora!. Tamaragua, amigos. HArendt






Escudo de Armas de Canarias







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30 de Mayo: Día de Canarias. Los Gofiones cantan el Himno de Canarias

jueves, 19 de mayo de 2011

¡Democracia real, ya!: Complicado, pero no imposible






Portada del "The Washington Post"






Que una manifestación pacífica de jóvenes españoles en la Puerta del Sol de Madrid sea foto de portada en el "The Washington Post· no es cosa baladí. Algo se está comenzando a mover en la política española: por encima, por debajo y al margen de la oxidada partitocracia nacional. Y ese es un hecho esperanzador, por incierto que sea su futuro y poliédrico su presente, pues como decía Hannah Arendt, todo nacimiento implica un futuro y una esperanza de cambio en el mundo.



¡Y nosotros que pensábamos que la juventud española estaba despolitizada, abúlica, inane, desintegrada y únicamente interesada en el macrobotellón del sábado noche!... Y ahora resulta que la "spanish revolution" es ejemplo a seguir y comienza a extenderse como la pólvora por toda Europa... ¡Qué cosas veredes, Sancho!...

La verdad es que nuestros políticos, todos los políticos, se lo han ganado a pulso. No se han enterado de nada. Y tengo la impresión de que el "tsunami" que se ha iniciado en la Puerta del Sol madrileña se va a llevar bastante podredumbre por delante.

Hace unas semanas, Stéphane Hessel, con su "Indignaos", a mi modesto juicio un fenómeno editorial bastante insustancial en el fondo, sonó como un aldabonazo en las adormecidas conciencias de los franceses (y por extensión, europeos), pero la verdad es que detrás del justificado llamamiento al cabreo de Hessel no hay más que nostalgia de un tiempo pasado que no va a volver.

Mucho mejor construido resulta el último libro del recientemente fallecido historiador británico Tony Judt titulado "Algo va mal" (Taurus,Madrid, 2010), otro fenómeno editorial, éste bastante más justificado, que se extiende por la izquierda democrática  europea y mundial con poco ruido mediático (no interesa a los poderes fácticos) y bastante mar de fondo.

Que la política no puede estar al servicio de los mercados; que la economía no es una entidad autónoma al margen de la sociedad. Son verdades evidentes que parece que habíamos olvidado.

No creo en la "democracia popular", como no creí nunca en el "socialismo real". La democracia es representativa o no es democracia. Pero la democracia necesita una puesta a punto ideológica, material y formal, inexcusable a estas alturas de la partida.

Otra verdad evidente es que la democracia no puede funcionar sin partidos, pero también que todos los partidos, sin excepción, son estructuras oligárquicas que funcionan al margen de aquellos a los que dicen representar.

Quizá una posibilidad de cambio pudiera ser la de abrir los partidos políticos, por imperativo legal, a toda la ciudadanía. No solo a sus afiliados, sino a sus simpatizantes, votantes y potenciales electores. ¿Cómo?  Con elecciones primarias para todos sus procesos electorales internos abiertas a todo el que desee participar, como elegible o como elector.

Y por supuesto, cambiar radicalmente el actual sistema representativo y electoral de manera que la elección y la responsabilidad del elegido ante sus electores sea personal y directa, sin el colchón protector del partido político que le hubiera promocionado.

Son cosas bastante elementales y sencillas por las que empezar. ¿Las acometerán ellos mismos, partidos y clase política, o habrá que esperar a que la "spanish revolution" se  convierta en revolución española a secas y se lleve todo el sistema por delante? Estas cosas se sabe como comienzan pero es difícil predecir como terminan.

Dos magníficos artículos, uno de Josep Ramoneda: "El testamento político de Tony Judt" en la revista Babelia del 23-10-2010, y otro más reciente de José Álvarez Junco, catedrático de Historia de las Ideas y de los Movimientos Sociales en la UCM: "Elegía por la socialdemocracia" en Revista de Libros nº 171, de marzo de este año, analizan pormenorizadamente las propuestas formuladas por Judt en su "Algo va mal". Propuestas que quizá, solo quizá, podrían servir de punto de referencia para todos aquellos que andamos ahora, con sinceridad, con el faro ideológico bastante descompuesto. Les dejo con su lectura. Y sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt









El historiador Tony Judt







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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)

¡Democracia real, ya! (Puerta del Sol, Madrid, España)

lunes, 9 de mayo de 2011

9 de Mayo: Día de Europa







Día de Europa, 2011





Mi querida Europa:

Te deseo de todo corazón que pases un estupendo día de cumpleaños en compañía de tus 501 millones de hijos.

Con todo mi cariño, tu hijo que te adora,

HArendt







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Himno de Europa: Beethoven, 9.ª Sinfonía

jueves, 5 de mayo de 2011

Determinismo






Un basural en la República Dominicana




Me gusta cultivar las relaciones con mis amigos, sobre todo -perdónenme los caballeros- con mis amigas. No creo que haya muchas personas tan sumamente orgullosas como yo de sus amigas, orgullo que me es deparado por el inmerecido aprecio que ellas me dispensan y no por mis propios méritos. Mis otras grandes pasiones son mi familia, la teoría política, la historia y la literatura. La mayor parte de las veces van entrelazadas tan estrechamente, que me resulta difícil separar unas de otras. 

Hoy vuelvo a referirme a una de esas amigas entrañables, y en esta ocasión la cito con nombre y apellidos: María Victoria Embid, que me honra con su amistad y su cariño desde hace muchos años. Madrileña, madre, trabajadora, que además escribe, y muy bien, relatos cortos de contenido social, con lo que ha ganado ya varios premios. Uno de ellos: "Desierto y mar"  me permitió publicarlo en el blog en Febrero del pasado año.

Hace unas semanas, ganó otro premio en el XI Certamen de Relatos Cortos "Únete", (en la foto, situada junto al Secretario General Confederal de UGT, Cándido Méndez) que convoca dicha central sindical, con un relato triste, intimista y desesperanzado. escrito en primera persona, por el protagonista del mismo, un muchacho dominicano que sobrevive a duras penas en uno de los innumerables basurales que rodean muchas ciudades de la América hispana y del tercer mundo. Se titula "Determinismo", un término que en la definición que da del mismo el Diccionario de la Real Academia, designa a la teoría que supone que la evolución de los fenómenos naturales está completamente determinada por las condiciones iniciales. 

Es un honor para mi blog y para mí publicarlo, con su consentimiento, y con la esperanza de que les resulte lectura interesante. Y espero que sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




DETERMINISMO 
María V. Embid

Desde que Enrique, el cooperante, no está, aquí todo nos va muy mal, como dice mi abuela, vamos “de mal en peor”. Hace unos meses mi padre murió. Mi madre también murió hace algunos años. Estábamos enterrando a mi padre y sus huesos aún no habían tocado tierra, cuando comenzó a hacer un viento de esos que nubla la visión y le dejamos allí con el cuerpo a medio enterrar.  Dicen que ese viento viene del Interior. Yo nunca he estado allí, bueno en realidad nunca he salido del batey. Sé que aquí vivo y aquí moriré, eso dice mi abuela. Ella vino a este país desde Haití y se quedó en la ribera del río, al resguardo de las basuras de República Dominicana. Las basuras nos dan para vivir, lo peor es la enfermedad. Yo tengo deformados los pies y apenas puedo caminar. A mi me gusta bailar y cuando lo hago otros chicos se ríen de mí. Yo lo sé, pero no me importa, me gusta hacer reír, al menos, Wilson, el niño bailón,  como me llaman, sirve para algo.  El viento del interior se convirtió en  huracán y éste atrajo a las  tormentas y se puso a llover como nunca había visto, y eso que yo no he visto mucho, pero mi abuela decía que nunca había visto llover así, decía que esos vientos calientes vienen de África, los mismos que había cuando sus antepasados esclavos estaban allí, y que ahora, sus almas contrariadas vienen en forma de viento atrayendo a los aguaceros. Yo no sé donde puede estar ese lugar, creo que está al sur del batey, pero son suposiciones mías porque, ni siquiera la abuela, sabe donde puede encontrarse. 

Dicen que en la ciudad, cuando el cielo se pone así de revoltoso,  sacan a las personas de sus casas para que nada malo les pase, pero a nosotros no nos dicen nada, quizás porque aquí somos tan pobres que ni el viento puede golpearnos. Mi abuela dice que para ellos no existimos porque las basuras nos hacen invisibles. Ella a veces nos habla así. Todos lo primos que vivimos con ella nos reímos cuando lo hace. La tía nos dice que no le hagamos mucho caso, que desde que le “pasó el agua” la santera, anda diciendo tonterías, pero a mi me parece que tiene razón.

Cuando empezó a llover las chabolas comenzaron a quebrarse. El aguacero llegó de repente, como grandes olas de agua, no tuvimos tiempo de esconder nada, lo único que pudimos hacer fue escondernos nosotros mismos, allí acurrucados entre las basuras. Estoy tan acostumbrado a las basuras que me encuentro a gusto entre ellas, forman parte de mí o yo formo parte de ellas. Mi abuela dice que estamos entre lo que somos y que, cuando alguien entra en el batey, no distingue cuando empieza la basura y cuando empezamos nosotros. Mi tía ríe cuando mi abuela habla así, pero yo creo que a veces la basura y nosotros somos como la misma cosa.

Cuando el río comenzó a crecer y rebosar los campos a eso de la media noche, yo estaba muy dormido y me despertó el estruendo y el agua que ya me calaba los huesos. La abuela comenzó a hablar al cielo. Mi tía chillaba y le decía que se dejara de llamamientos,  que había que despertar a los chicos, pero mis primos y yo ya estábamos despiertos, nos despertó el agua en las camisas ya caladas como cuando nos bañamos en el río. Me levanté y seguía lloviendo sin parar. El cielo estaba negro como un montón de basura quemada. Me asomé al río pero había perdido sus orillas y ya la basura flotaba en el agua. En la chabola, el agua sonaba a chorros como cuando nos cae un cubo para darnos de restregones. Entre mi primo el grande y yo, tratamos de parapetarla, pero para entonces, ya caía con tanta fuerza que “a pocas” no se nos lleva  también. Por él, por mi primo, supe que la riada se había llevado a Patosa, nuestra gallina, era ya vieja pero ponía huevos muy grandes, en más de una ocasión le había salvado de hacer puchero para varios días o meses. 

Las noticias nos llegaron días después, cuando nos dijeron a los que estamos abajo, que la riada se había llevado la nave central de nuestra escuela y que las cosechas del huerto fueron desperdiciadas a causa del gran chapoteo. Mi abuela decía que tal cantidad de lluvia nunca podría ser tragada por la tierra y parece ser que así fue, porque en los meses que siguieron, las montañas de basura se habían encogido como cuando se nos encoge el estómago de no comer.  La abuela nos decía que eso sería nuestro final. Y algo de razón llevaba porque al poco tiempo comenzamos a enfermar por beber de aquella agua parduzca. De “aquellas”, mi primo el chico se murió y la abuela lo enterró una mañana. 

Cuando los cielos se abrieron y  la lluvia pareció templarse, mis primos y yo intentamos ir a la escuela, lo hicimos cruzando el lodazal que cubría los caminos hacia la vereda. La nave central de la escuela estaba anegada, el huerto encharcado bajo el lodo y el invernadero, llenito de semillas, había corrido con la riada, como Patosa. 

Las semillas las había traído Enrique desde España. En el suelo solo quedaba una parte del papel del embalaje en el que se podía ver “ISCOD”. Yo no conozco muy bien las letras pero las recordaba porque mis primos y yo habíamos arrastrado los sacos desde la camioneta cuando Enrique las trajo de Almería. 

En la escuela nos daban los desayunos por las mañanas. Por eso íbamos. Y lo hacíamos limpitos y con nuestras camisetas blancas. Yo tardaba mucho en atravesar el huerto para llegar a la nave de la leche y, cuando llegaba, a veces se había acabado, pero el señor que manda, siempre tenía un poco más, para los que como yo, íbamos a empellones y algo trastabillados. Venían muchos señores por aquí, de España nos decían. Nos regalaban camisetas blancas que usábamos para venir a la escuela. Esos hombres nos cogían afectos y nosotros a ellos también, pero siempre se terminaban yendo. Yo, la última vez que vino Enrique, pensé en irme con él, al menos eso me dijo, que me llevaría con él a España, decía que allí me curaría pero eso fue antes de los aguaceros. La mañana que se iba, yo llegué con mi zurrón y fui a pedir a la abuela una zamarra pues me habían dicho que fuera del batey hacía frío. 

- Me voy a España abuela.  

- ¿Dónde está eso?

 - No lo sé abuela, supongo que está a la vuelta de África. 

- Está bien no te tardes. El cielo anda revuelto.

Aquella mañana me levanté temprano, el último tramo, lo hice casi volando. Jamás pensé que mis piernas pudieran correr tanto apenas sostenidas por un solo pie en el suelo. Cuando llegué, Don Rafael, estaba trabajando en el huerto y las escuelas estaban vacías. Era temprano, casi no había amanecido, lo supe porque el sol todavía no había echado sus rayos sobre el batey. Pensé que había llegado demasiado pronto y esperé hasta que Enrique llegara, y lo hice allí, sentado en el alféizar de la entrada.  No supe cuanto tiempo estuve allí, ni cuanto tiempo había pasado, no escuché el murmullo de los niños al entrar, ni el ruido de los peroles de leche chocando contra el suelo, porque cuando la nave central estuvo repleta, yo todavía seguía sentado en el poyete con mi zurrón y la zamarra colgados de mis piernas. A eso de la media tarde don Rafael me encontró. Sé que era media tarde porque el sol ya casi se había volteado del todo.   

  -¿Qué haces aquí todavía? - me preguntó -  Espero a Enrique. Me voy del batey. Me acarició con su mano blanca y pude adivinar que, Enrique, ya no vendría a buscarme. Me encontraron días más tarde al atardecer. Las sombras se inclinaban hacia el lado oeste de las basuras, por eso supe que el sol estaba cayendo. Yo estaba encogido de hambre y sería por lo de las basuras y eso de que te hacen invisible, como decía la abuela, porque tardaron varios días en encontrarme, eso me contaron cuando me llamaron  – Nos manda la tía a buscarte – me dijo mi primo el grande. Yo me quedé un poco más entre las basuras, en esos momentos y por primera vez, sentí el viento cálido y húmedo sobre mi cuerpo, ese mismo viento que, una vez estuvo todo encima de nosotros, no nos traería nada bueno. Cuando llegué a casa busqué los brazos de la abuela, ella miraba las nubes, decía que estaban preñadas de almas negras y que tarde o temprano el cielo las escupiría todas. Y no le faltó razón.

Después de la marcha de Enrique, seguí yendo a la escuela. Don Rafael me dijo que no me preocupara, que volvería en otra ocasión. Pero no lo hizo. Aún así yo le esperé a la mañana siguiente y a la otra también, hasta que no quise esperar más. Días más tarde, fue cuando el río comenzó a perder sus orillas y  las aguas a rebosar los campos.

Un día, por Don Rafael, me enteré que Enrique había desaparecido. Poco después nos llegaron noticias de que se le había llevado la riada en la capital. Se le llevó como a mi gallina. Yo pensé que eso solo nos pasaría a nosotros por eso de ser invisibles, quizás,   Enrique también lo era, un invisible de piel blanca. Y algo de eso tuvo que ser, porque un día alguien le trajo en un puchero repleto de cenizas. Le habían quemado como a un montón de basura y las arrojaron en un montículo que hay detrás de la escuela.  Allí, todos los niños rezamos al cielo, ese cielo que un día furioso se nos llevó lo que teníamos. En esos momentos me acordé de mi padre al que habíamos dejado con el cuerpo a medio enterrar, quizás su cuerpo también se lo llevó la riada, mejor que ya estuviera muerto y no penara esa travesía, porque como dice la abuela, la vida es un camino que nos adentra entre las basuras. 

A veces miro a la abuela. Ya no mira al cielo. Está triste. En realidad creo que siempre lo ha estado. Esta mañana, después de la escuela he ido a las basuras. Allí he vuelto a notar el viento, ese viento cálido y húmedo. Le he seguido. Me ha llevado hasta el mar. Allí he bailado entre las olas, he bailado hasta dejar de sentir el agua bajo mis pies. Entre todas las almas negras contrariadas. Entre la envoltura del viento y del mar. Allí me he fijado en ese trozo de cielo que ha vuelto a ser azul y, con la mano, he dicho adiós a ese viento cálido y húmedo que dicen viene de África.




Vicky Embid (centro de la foto) junto a Cándido Méndez





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