jueves, 11 de julio de 2024

Las viñetas de hoy

 



























miércoles, 10 de julio de 2024

De la ira mejor que el amor

 






Hola. Buenos días de nuevo a todos y feliz miércoles. Hemos normalizado que el mundo pueda entenderse si se habla del odio y del resentimiento, pero otras emociones positivas parecen proscritas de la crónica política, dice en la primera de las entradas del blog el periodista José Luis Sastre. El archivo del blog de hoy de octubre de 2013, iba de la iglesia católica española y de sus reticencias a la hora de disculparse de su decidido apoyo al régimen franquista. Y el poema de cada día es hoy, titulado Nosotros tenemos todo lo que necesitamos, del poeta croata Ernest Fiser (1943). Y para terminar, como todos los días, las viñetas de humor. Espero que resulten de su agrado. Y sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico, al menos inténtenlo. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com











Qué importa el amor si está la ira
JOSÉ LUIS SASTRE
03 JUL 2024 - El País - harendt.blogspot.com

Algunas palabras parecen proscritas de las crónicas más serias, como si con ellas solo pudieran contarse lo banal y lo accesorio; o sea, lo que de verdad importa. Sucede con el amor, por ejemplo, que no suele citarse en las páginas de información política o económica porque qué va a decirnos el amor sobre la vida si tenemos a mano el PIB o la cotización del Ibex-35.
Hemos normalizado que el mundo pueda entenderse si se habla del odio y de la ira y del resentimiento y de un reguero de emociones siempre que sean emociones negativas, pero si probáramos a preguntarnos por el amor o la empatía nos llamarían cursis y cosas peores, como ñoños, que suena mal pese a llevar dos eñes.
Lo mismo le pasa a la solidaridad, que se ha vuelto sospechosa y, a este ritmo, quién sabe lo que acabará ocurriendo con el amor. A nadie le extraña, en cambio, que los análisis más finos y rigurosos se refieran a la ira o a la venganza porque esas son las fuerzas que mueven el mundo si no lo moviera el dinero. Así nos hemos quedado: sin romanticismos ni metáforas, todo es tal cual como parece.
De ahí que fuera tan raro que, el domingo pasado, la palabra en cuestión apareciera en dos artículos que publicó este periódico en sus secciones de Internacional y de Opinión con apenas unas páginas de diferencia. Al tratar la memoria histórica, la escritora Aroa Moreno calificó las exhumaciones de las víctimas de la Guerra Civil como “un acto de amor”, recuperando la expresión de Esther López Barceló. Un poco antes, Thomas L. Friedman aconsejaba al equipo político de Joe Biden que tuviera con el actual presidente “la más dura de las conversaciones; una conversación de amor, claridad y determinación” para pedirle su retirada. Me llamó la atención, porque casi nadie habla del amor o la amistad como elementos que influyan en el debate público ni, menos aún, que propicien la retirada en una carrera presidencial.
El amor sigue explicando la condición humana y todavía es, junto al misterio, el material literario más valioso para las novelas; pero su desaparición de las crónicas políticas —tan entregadas al lenguaje emocional— quizá no se deba tanto a que los ciudadanos seamos más descreídos y menos ingenuos, sino a que está a punto de culminarse la sustitución de las ideas por el interés. Y claro: quién va a querer Shakespeare si tiene al Ibex-35.
Hasta la extraña coincidencia en el periódico de este domingo, la última vez que el tema se había colado con éxito en las portadas fue aquel día en que preguntaron a Corinna Larssen por los 65 millones de euros que le había transferido a su cuenta Juan Carlos I. Ella alegó que había sido un regalo “por gratitud y por amor”. Se olvida a veces lo cerca que quedan el amor y la venganza. José Luis Sastre es periodista.












[ARCHIVO DEL BLOG] Un evidente desasosiego y cansancio... [Publicada el 07/10/2013]










Los lectores asiduos de este blog me han oído hablar otras veces de un evidente desasosiego y cansancio que me invade y se repite cíclicamente y que se manifiesta en un agostamiento de ideas, reiteración de temas y repeticiones voluntarias. Estoy cansado... Son siete años seguidos rellenando líneas en el procesador de textos, apostillando con mejor o peor arte y fortuna comentarios y visiones del mundo y de su acontecer desde la atalaya de esta pequeña islita en medio del Atlántico, a cuatro grados del trópico de Cáncer.
Pero de vez en cuando se produce una convergencia de noticias y sucesos que me animan a ponerme ante la pantalla de mi portátil dejando de lado ese hastío del que hablaba al comienzo. Hace unos instantes he firmado una petición que está circulando hoy por las redes sociales solicitando a la conferencia episcopal, a través del papa Francisco, que la iglesia española pida perdón públicamente por el apoyo dado al régimen franquista y a la represión que siguió a la guerra civil. La he firmado porque me parece un acto de justicia.
Sobre la curia episcopal española habría que hablar largo y tendido. Desde luego, la palabra perdón no la pronuncian con excesiva frecuencia. Más bien todo lo contrario: se pasan el día largando andanadas y condenando al fuego eterno a quienes no comulgan con sus doctrinas. Afortunadamente, ese fuego ya no quema, pero no deja de ser molesta tanta desfachatez. No es extraño que de vez en cuando salga alguien con autoridad moral suficiente que les responde con claridad y pone las cosas en su sitio. Fue el caso del editor romano y profesor de filosofía Paolo Flores D'Arcais que en un artículo titulado A Su Eminencia el Cardenal Rouco Varela, en octubre de 2008, rebatía a monseñor unas declaraciones suyas ante el Sínodo de los Obispos reunido en Roma, en las que volvía a acusar al laicismo de querer hacer realidad la dictadura del relativismo ético a cuenta de propuestas como la regulación de la eutanasia. Lo irónico de todo este asunto, decía Flores D'Arcais, es que se hable de un Dios que es amor para obligar a los condenados a muerte por una enfermedad terminal a sufrir horas, días, semanas e incluso meses una tortura a la que su libertad desearía poner fin. Es un amor verdaderamente extraño éste que se atribuye a Dios, concluye, si no fuera porque al atribuir a Dios una crueldad semejante, demuestran ser los herederos -claramente no arrepentidos-, no de Francisco de Asís, sino del inquisidor Torquemada. ¿Pedirá alguna vez la Iglesia paz, piedad y perdón, como Manuel Azaña, por los sufrimientos que ha infligido a tantos inocentes durante dos mil años de existencia? Tengo mis dudas... 
Por esas mismas fechas publicaba el escritor y diplomático José María Ridao un brillante artículo El silencio de Azaña, glosando las emotivas palabras que el presidente de la República española, Manuel Azaña, pronunciara en Barcelona en plena guerra civil pidiendo a los españoles "paz, piedad, perdón". Pero no pudo ser: fue su último mensaje a un pueblo en plena vorágine fratricida. Y se preguntaba Ridao, con cierta angustia, que fue lo que el presidente de la República quiso decir a los españoles con su invocación, y si la invocación al "perdón" no pretendía hacer justicia a las víctimas inocentes de los desmanes de los tribunales populares republicanos. Ahora que unos hablan de "revancha" y otros de "procesos inquisitoriales" a cuenta de la Memoria Histórica, pienso que conviene mirar lo que está ocurriendo como simple afán de hacer justicia y no venganza. Y el emotivo artículo de Ridao creo que pone perspectiva y mesura en su tratamiento. Es lo que personalmente vengo defendiendo desde siempre: todos fueron víctimas y todos fueron responsables, aunque cueste admitirlo.
Y unos días antes el filósofo y profesor de la Universidad de Zaragoza Daniel Innerarity, había escrito también un artículo titulado El retorno de la incertidumbre, en el que desde un punto de vista más filosófico que político o económico, examinaba la crisis financiera internacional que nos asola. ¡Y ya va para cinco años!... Decía Innerarity que mientras estuvo vigente el modelo de la certeza, el mundo estaba configurado por decisiones soberanas que se adoptaban sobre la base de un saber asegurado. Que ahora tocaba acostumbrarnos a la inestabilidad y la incertidumbre, tanto en lo que hace referencia a las predicciones de los economistas, el comportamiento del mercado o el ejercicio de los liderazgos políticos. Nuestro principal desafío, decía, es la gobernanza del riesgo, que no es la renuncia a regularlo ni la ilusión de que pudiéramos eliminarlo completamente, y se preguntaba si los gobiernos del mundo podrían decidir bajo condiciones de incertidumbre, incertidumbre que había venido para quedarse y para convertirse en regla y no excepción... ¿Sabrían hacerlo? Esperábamos que sí pero da la impresión de que no. Y a mí, de momento, y siento confesarlo, me pueden el cansancio y el desasosiego. Sean felices, por favor, y como decía Sócrates: "Ιωμεν", vámonos. Tamaragua, amigos. HArendt
 










El poema de cada día. Hoy, Nosotros tenemos todo lo que necesitamos, de Ernest Fiser (1943)

 







NOSOTROS TENEMOS TODO LO QUE NECESITAMOS

Nosotros tenemos todo lo que necesitamos, corazón mío
para poder oscurecer en la paz angustiosa
y dictar órdenes a nuestros estériles dedos
llenos de algunas huellas silenciosas y fuertes de la tierra temblorosa
la que cuando desaparece reconoce sus verdaderos apoyos.
Nosotros tenemos todo lo que necesitamos, aquí y siempre
¿pero es posible que el cuerpo traidoramente niegue el cuerpo
cuando como floración se enciende en él
fertilizándolo con la miel del amor?
Nosotros tenemos todo lo que necesitamos, mí eternidad,
nuestro horror solemne, nuestra pista de despegue, todas nuestras caídas
nuestras sordas vivencias bajo estrellas profanadas
y aquellos que fervorosamente nos dirigen la cuerda:
Sólo a nosotros, corazón, nunca nos tenemos suficiente.

Ernest Fiser (1943)
Poeta croata













Las viñetas de hoy

 
























martes, 9 de julio de 2024

De los enemigos de mis enemigos

 







Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz martes. Tres experimentos en redes sociales muestran cómo la polarización actúa como catalizador de alianzas y cambios sorprendentes, afirma en la primera de las entradas del blog de hoy la escritora Natalia Junquera. En la segunda, un archivo del blog de julio de 2019, el escritor nicaragüense Sergio Ramírez relata lo que vivió y sintió un lejano ya, y no solo en el tiempo, 19 de julio de 1979. El poema de hoy, El lugar que tú ocupas, de la poetisa Elvira Sastre, va en la tercera entrada. Y la última, como todos los días, con las viñetas de humor. Espero que les resulten de interés. Y sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico, al menos inténtenlo. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com














Los enemigos de mis enemigos son mis amigos
NATALIA JUNQUERA
03 JUL 2024 - El País - harendt.blogspot.com

Las redes sociales han dejado variedad de ejemplos en los últimos días de cómo no hay pegamento más potente que el enemigo común. En el amor, los polos opuestos se atraen. En la política, la falta de química entre elementos aparentemente semejantes, incluso de la misma fila de la tabla, diluida en el caldo catalizador de la polarización, provoca reacciones llamativas, alianzas sorprendentes, odios repentinos. Pisamos tierras raras.
Experimento 1. Dos tribunales se pronuncian, con apenas unos días de diferencia, sobre unos hechos similares. Lo hacen en sentido contrario. La Sala Civil del Tribunal Supremo condena a Alvise Pérez al pago de 7.000 euros a Ana Pastor por publicar en sus redes unas imágenes de la periodista con su marido y otras personas. Según la sentencia, aceptar esa actitud “llevaría al absurdo de considerar de interés general la presencia de los integrantes de un matrimonio en cualquier contexto por el simple hecho de que ambos puedan ser considerados personajes públicos, lo que supondría en la práctica la privación de sus derechos a la intimidad familiar y a la propia imagen”. La titular del juzgado de lo penal 14 de Madrid, Belén Pérez Fuentes, absuelve a Miguel Frontera, quien acosó durante meses a Pablo Iglesias e Irene Montero en su casa, al entender que, siendo “altamente molesto” y capaz de alterar “la vida familiar y personal de cualquiera”, aquello no dejaban de ser “concentraciones políticas” que no se pueden desligar de “las decisiones del Gobierno”. Partidarios de Vox, que solía calentar sus mítines proyectando imágenes de Ana Pastor para abuchearla, airean en sus cuentas de X la condena a Alvise —ahora un competidor que, según la encuesta de 40dB., se lleva al 12% de sus votantes—, para, unos días después, festejar la absolución de Frontera. Los enemigos de mis enemigos son mis amigos.
Experimento 2. “Nunca pensé que diría esto”, admite en su cuenta de X Francisco Bernabé, miembro del consejo de dirección del PP en el Senado, antes de recomendar la lectura de la entrevista a Felipe González en Abc, donde el expresidente se despachaba contra Zapatero, Pedro Sánchez y la amnistía. No fue el único parlamentario popular que lo hizo, como subrayaban, escandalizados, otros diputados socialistas en la red —”Al suelo que vienen los nuestros”, decía Pío Cabanillas—. Varios tuiteros tiraron de hemeroteca para mostrar antiguas portadas del diario, cuando González era su enemigo público número 1: “El voto subsidiario y cautivo en Andalucía y Extremadura dio la victoria al PSOE” (junio de 1993, con una gran foto del socialista); “Los españoles, avergonzados de que González presida en nombre de España la Unión Europea (julio de 1995); Otra: “González se humilla ante Pujol y compromete los intereses generales de España para continuar en el poder” —esta, de agosto del mismo año, se contraponía con otra de 1996: “Aznar y Pujol: pacto para la gobernabilidad de España en los próximos cuatro años”—. Cuando las críticas se hacen en privado tienen una intención, y cuando se hacen en público, otra.
Experimento 3. Quizá el salto más llamativo, por haberse realizado este desde más altura, sea el del revisionista Pío Moa. En la misma cuenta de X donde ha justificado el golpe de Estado de 1936 y alabado lo que vino después, ahora defiende la democracia, la libertad de expresión y la de prensa (todas ellas eliminadas durante la dictadura). “Ilegalizar la fundación Franco es un delito contra la democracia y vulnera los artículos de la Constitución”, tuitea. La conversión es de aquella manera, porque mientras, le pide al Rey que “intervenga” y se rebele contra el Gobierno, pero también ha sido provocada por otro enemigo común, aunque lo llame de la misma manera: “Frente Popular”. Natalia Junquera es escritora.














[ARCHIVO DEL BLOG] Y última vez y nunca más y olvido. [Publicada el 28/07/2019]











Aquel otro 19 de julio, el día del triunfo de la revolución sandinista, cayó un jueves de hace 40 años, comenta e escritor nicaragüense y Premio Cervantes 2017 Sergio Ramírez. 
Viernes 19 de julio estoy volando desde Medellín, comienza diciendo Ramírez, donde he presidido un jurado literario, hacia Lima, donde voy a la Feria Internacional del Libro. Oficios de la vida de escritor que dejan en suspenso la novela en el que está trabajando allá en Managua, para comparecer en los obligados escenarios literarios. De otros, me he alejado para siempre.
En mi memoria tengo el poema Límites de Jorge Luis Borges, que habla de lo irrecuperable y de lo perdido, de la disolución del pasado, de última vez y nunca más y olvido, de las sombras, los sueños y las formas que destejen y tejen esta vida. De lo que pudo una vez ser, fue de alguna manera, y ya no lo será nunca más. Aquella revolución.
Aquel otro 19 de julio, el de 1979, el día del triunfo, hace 40 años, tocó en jueves, y entonces, lejos del desencanto y de la nostalgia, me hallaba en la ciudad de León, liberada por las columnas guerrilleras al mando de la comandante Dora María Téllez, una estudiante de medicina de 24 años de edad.
Doña Violeta de Chamorro, Alfonso Robelo, y yo, miembros de la Junta de Gobierno constituida en el exilio, habíamos llegado cerca de la medianoche del martes 17, repartidos en dos avionetas desde San José, Costa Rica, en compañía de otros futuros funcionarios, entre ellos Ernesto Cardenal, el ministro de Cultura. Aterrizamos en una pista de tierra para aparatos de fumigación de algodonales, alumbrada por dos ristras de candiles de kerosín.
Ernesto recuerda en un poema aquel momento: El avión bajando. Un olor a insecticida / Y me dice Sergio: “¡El olor de Nicaragua!”. Era el lejano y persistente olor de los campos sembrados de algodón que se esparcía en la medianoche llevado por los soplos de aire que eran siempre de lluvia en el invierno de Nicaragua. Invierno cuando llueve, verano cuando no llueve.
Y la mañana del 19 de julio en la casa donde acampábamos, antes del desayuno de arroz y frijoles. El general Sandino estaba en la pantalla del televisor, la estación propiedad de la familia Somoza ahora en manos de los guerrilleros.
De la imagen de Sandino sólo existían unos pocos metros de película en un viejo noticiero Movietone, una filmación hecha seguramente en la ciudad de México en 1930: es un close up. Se quita y se pone el sombrero. Eso era todo. No tenía voces, ni sonido, o quizás tuvo detrás las marchas militares o festivas que solían poner a los noticieros de cine. Pero ahora, esa imagen silente que se repetía, como si se fuera a quedar para siempre en la pantalla, tenía de fondo La tumba del guerrillero, la canción de Carlos Mejía Godoy, el inagotable compositor que le puso música a la revolución.
Las columnas de combatientes estaban entrando a Managua por todas las carreteras, arracimados en camiones de carga, a bordo de autobuses, las avanzadas habían tomado el aeropuerto internacional, también la loma de Tiscapa, asiento del poder de la familia Somoza, los soldados de la Guardia Nacional habían huido dejando un reguero de uniformes, salbeques, cananas, botas, fusiles; unos muchachos barbados se jabonaban en la tina del baño de la residencia del dictador y su amante, las oficinas del búnker donde dirigía las operaciones de guerra también habían sido ocupadas. El hotel Intercontinental, al lado del búnker, hervía de corresponsales de guerra.
Y el 20 de julio, que fue viernes, viajamos en una caravana de vehículos desde León a Managua, y abordamos un camión de bomberos para entrar en la Plaza de la República, en adelante la Plaza de la Revolución, frente a la Catedral Metropolitana descalabrada por el terremoto de 1972, la plaza colmada de pueblo, la gente apretujada en las cornisas de la catedral, encaramada en las torres, un mar de banderas, un solo clamor.
Repaso mi libro de memorias sobre aquellos años, Adiós Muchachos, publicado hace 20 años, y leo los epígrafes: la canción de gesta fue un periódico que se llevó el viento, dice Ernesto Cardenal. Todo se quedó en el tiempo, todo se quemó allá lejos, dice la voz de Joaquín Pasos, perdida en la distancia. La plaza en fiesta se vacía de gente y Borges vuelve a mi memoria para recordarme ese atareado rumor de multitudes que se alejan.
Y también me susurra: para siempre cerraste alguna puerta. Y hay un fulgor que se filtra por las rendijas de esa puerta. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt












El poema de cada día. Hoy, El lugar que tú ocupas, de Elvira Sastre (1992)

 







EL LUGAR QUE TÚ OCUPAS 


Por suerte,

existes.

Y por suerte, también,

no solo existes,

sino que te colocas aquí,

justo al lado de todo lo que está lejos,

para estar cerca.

Y por suerte, aún más,

no solo existes

y te colocas aquí,

sino que es en ese exacto lugar

en el que me haces creer

que merezco habitarlo,

conocer los rincones que lo atajan

y saber mirarte también

cuando cierro los ojos.

Como un sueño.

Como el sueño que aparece

en el momento preciso

en el lugar que tú ocupas.


Elvira Sastre, 1992

Poetisa española













Las viñetas de hoy

 


















lunes, 8 de julio de 2024

Sobre las hostias electorales. Especial 1 de hoy lunes, 8 de juli

 






Hostia electoral
JUAN TALLÓN
08 JUL 2024 - El Periódico - harendt.blogspot.com

Pasa una cosa un poco curiosa con las elecciones: es fácil perderlas. Cuando estás a punto de ganarlas, también es posible que se las lleve otro. La derrota es un acontecimiento que llega por sorpresa y sin sorpresa. En política no existe una sola trayectoria que no esté decorada con algunas victorias clarísimas, que, en cambio, no se alcanzaron, como le ha ocurrido a la ultraderecha en Francia. Esas inesperadas, sonoras catástrofes, tan morrocotudas, deberían poder incluirse en un currículo y lucir con toda su espectacularidad. Por ejemplo: fulanito de tal, graduado en no sé qué; máster en una cosa; experiencia laboral en esto, en lo otro; dominio de cuatro idiomas; y treinta y siete victorias que iban a ser clarísimas y que al final no lo fueron. Nunca se sabe a ciencia cierta cuál es la aportación más relevante a un currículum, la que habla sin género de dudas de tu valía. «Lo mejor de mi currículo es la grapa», decía José Luis Alvite.
Las altas expectativas, que al cabo se desinflan estrepitosamente, sin darte tiempo a estar un poco triste, pasando de la euforia directamente a la ruina absoluta, forman parte de la vida. Cómo existir sin albergar grandes ilusiones, aunque solo sea una vez. Pero qué vez. Personalmente, entiendo bastante bien a la gente que prefiere ganar a perder. De hecho, yo me incluyo también en ese grupo. De entrada, la derrota es siempre una malísima noticia, y de una fealdad notable, que no se caracteriza por ponerte contento.
Pero ganar, ay, ganar. Ganar es otra cosa. Ganar, reconozcámoslo, es maravilloso. Puestos a elegir, quisiéramos ganar a lo que sea, y todo el tiempo. Pero contar con ello, creer que resulta un plan realizable, es de idiotas. Por eso entrenamos la frustración a diario, para aprender a perder, a levantarnos al día siguiente como si tal cosa, y no tener que cortar carreteras, o asaltar edificios, cuando la realidad no se comporta como tú desearías. Ciertamente, es una putada no ser dios para salirte siempre con la tuya. Hay pocas cosas tan seguras, sin embargo, como que sufrirás un chasco, recibirás una hostia; y al día siguiente, más. Con un poco de fatalismo por tu parte, casi puedes adivinar los reveses diarios sin margen para el error, como aquella conocida de Iñaki Uriarte que se puso a llamar a sus amigos a principios de semana para decirles: «Me muero el jueves», y el viernes, en efecto, se vieron todos en el funeral.
Se necesita mucha sangre fría para pensar que una terrible e inopinada derrota solo será una anécdota al cabo del tiempo. Pero es la verdad. Quizá al cabo de mucho tiempo. Para cuando eso ocurre, y queda atrás la fecha y su abatimiento, la derrota ya se convirtió en algo que contar. Tener algo que contar es en muchas circunstancias a lo que aspiramos. No menos cierto es que tu derrota equivale a la victoria de otros. Se trata de una dialéctica un poco perversa. Pero no es hoy el día de lamentarla, porque justamente algunos estamos muy contentos, inmersos en la ficción de que también nosotros ganamos, aunque no seamos franceses. Juan Tallón es escritor.












De la Francia resentida

 






Hola, buenos días de nuevo a todos y feliz lunes. El lepenismo lleva 30 años dirigiendo el odio hacia las élites políticas, sociales y culturales del país, dice en la primera de las entradas de hoy del blog el escritor Sergio del Molino, porque el resentimiento es una fuerza tan poderosa que se impone a las razones y a los datos. Uno solo tiene lo que da, escribía el cantautor gallego Amancio Prada en el archivo del blog de agosto de 2019, todavía impresionado por haber cantado con  Joan Baez en su concierto de despedida en el Teatro Real de Madrid. En la tercera, reproduzco el poema Campos invernales, del poeta albanés Ismail Kadare, recientemente fallecido. Y para terminar, como siempre, las viñetas de humor de hoy. Espero que les resulten de interés. Y sean felices, por favor, aun contra todo pronóstico, al menos inténtenlo. Nos vemos mañana si la diosa Fortuna lo permite. Tamaragua, amigos míos. harendt.blogspot.com










La tragedia de la Francia resentida
SERGIO DEL MOLINO
03 JUL 2024 - El País - harendt.blogspot.com

Merece mucho la pena perder un rato estudiando los mapas electorales del domingo en Francia: la izquierda ha ganado en París y su Pequeña Corona (los distritos colindantes), pero Reagrupamiento Nacional reina en la Gran Corona, esto es, la periferia urbana y periurbana. Los ultras dominan también las ciudades mediterráneas (Marsella, Montpellier y Niza), mientras la izquierda destaca en Lyon, Toulouse, Estrasburgo y Burdeos, esto es, las ciudades prósperas de bicicleta y café latte para llevar. Las antiguas regiones industriales del norte, el centro rural y la costa sur se han entregado a un partido que merece llamarse Resentimiento Nacional.
El resentimiento es una fuerza tan poderosa que se impone a las razones y a los datos. El lepenismo lleva 30 años dirigiendo el odio hacia las élites políticas, sociales y culturales del país, que el domingo se vieron atrincheradas en sus restaurantes cuquis, que la mayoría de los vecinos de la Francia resentida no puede pagar.
Contra la parodia que muchas veces las retrata, esas élites no viven en la inopia. Quien siga un poco los debates franceses sabe que no se habla de otra cosa en el periodismo, en la literatura, en el cine y en el pensamiento. A nadie le ha cogido por sorpresa una tragedia que lleva anunciándose décadas sin que ninguna lumbrera acierte a prevenirla. Es lo propio de las tragedias: sus protagonistas conocen el destino desde el principio, pero no pueden evitarlo. Las brujas le cuentan a Macbeth en el primer acto todo lo que le va a pasar en los siguientes, y ese conocimiento no le salva.
Es fácil ver lo que se ha hecho mal. Lo difícil era hacerlo bien. El fracaso de la política y de un sistema de élites percibidas como soberbias e insensibles a los dramas cotidianos del tantas veces invocado pueblo francés es palmario. Han fracasado, entre otras muchas cosas, en desmentir la propaganda del Resentimiento Nacional, a la que han dado la razón demasiadas veces, olvidando subrayar que la Francia europeísta, laica y republicana es, con todos sus males y defectos, el mejor de los mundos posibles, y que cualquier paraíso soñado es un infierno en potencia. Han fracasado en convencer a los resentidos de que podían vivir mejor en una república abierta y compleja. Perdieron la batalla hace tiempo. La pregunta es si alguna vez tuvieron opción de ganarla. A lo mejor, lo único que podían hacer era sentarse en la terraza de un café, encender un Gaulois y esperar con dignidad coqueta que el incendio les prenda. Como hacen los héroes de las tragedias. Sergio del Molino es escritor.