sábado, 7 de diciembre de 2019

[SONRÍA, POR FAVOR] Es sábado, 7 de diciembre





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...




















La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt






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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

viernes, 6 de diciembre de 2019

[A VUELAPLUMA] Infinitas puertas y ventanas





A mi mujer 


"Borges dijo una vez que siempre imaginó el paraíso como una biblioteca", comenta en el A vuelapluma de hoy el escritor nicaragüense y Premio Cervantes 2017, Sergio Ramírez, cuyas sentidas palabras hago mías, por razones muy personales.

"Tengo un amigo en Mallorca que sostiene una relación clandestina con los libros -comienza diciendo Ramírez-. Su mujer, irritada de verlo aparecer cada día con nuevas adquisiciones, le prohibió llevar uno más a casa. Los incómodos huéspedes habían desbordado los estantes y se habían instalado en el comedor, en los pasillos y la cocina, para no hablar del dormitorio y el retrete, y estorbaban cada movimiento.

Entonces, lo que hizo fue alquilar de manera clandestina una buhardilla en el mismo edificio, armar allí unos estantes, y cuidando el ruido de sus pasos, pues para subir al escondite debía pasar frente a la puerta de su propio apartamento, tras de la cual acechaba la celosa mujer, empezó a subir con las bolsas de nuevos libros por la estrecha escalera, para meter con todo sigilo la llave en la cerradura y entrar al escondite. Era como si ahora tuviera una amante. Y estará ahora buscando un nuevo escondite, para ejercer su poligamia con los libros.

Y tengo otro amigo en Buenos Aires, cuyos libros, de igual manera, ya no cabían en su apartamento, pero, en cambio, aquella no era una relación clandestina, sino compartida con su mujer. Así que empezaron a discutir lo que podían hacer frente a aquella presencia cada vez más creciente. ¿Más estantes? Ya no había espacio para más estantes. ¿Donar una parte? Tal vez, pero cuando se pusieron a hacer una selección, los libros terminaron por volver a sus sitios de siempre, viejos conocidos a los que no podía negarse asilo.

Entonces se les ocurrió que no había mejor remedio que dejar el apartamento a disposición de los libros, y buscarse ellos otro sitio donde vivir. Ahora los visitan todos los días, ven cómo están, los acomodan un poco, les sacuden el polvo, y luego se sientan a leer. Cumplida la visita, se despiden, apagan la luz, y hasta mañana.

Cuando los libros ya no caben en los pasillos, ni en la cocina, y llegan a los baños, no hay más que rendirse. Si desbordan la casa, desbordan la vida. Imponen su abundancia, y con su abundancia, su tiranía. Si intentaras deshacerte de ellos, más bien te cerrarían el paso y no te dejarían trasponer la puerta.

Y un libro, a su vez, es como una casa de múltiples habitaciones, puertas, escaleras, pasillos, sótanos, galerías, ventanas. En ese piso al que ahora ascendemos vamos a descubrir cosas que no habíamos visto en el piso anterior. Las habitaciones están amobladas de manera distinta, las ventanas dan a paisajes que no sospechábamos.

La lectura es un asunto de libertad de escogencia. “Si el relato no los lleva al deseo de saber qué ocurrió después, el autor no ha escrito para ustedes”, dice el doctor Johnson. “Déjenlo de lado, que la literatura es bastante rica para ofrecerles algún autor digno de su atención, o indigno hoy de su atención y que leerán mañana”.

Un libro se convierte en un clásico cuando tiene siempre algo nuevo que enseñarnos, dice Ítalo Calvino. Tiene la virtud de abrirse a nosotros de una manera novedosa cada vez que lo buscamos, aunque viva en nuestra cabeza, y al mismo tiempo en los estantes de la biblioteca. Un amigo verdadero, recordemos, es aquel capaz de confiarnos sus secretos, sus intimidades. Y es lo que ocurre con los libros, que se abren sin condiciones para nosotros.

Un libro que pretende ser pedagógico, y que entre las descripciones de la acción va intercalando lecciones morales o filosóficas, o prevenciones, o advertencias, o máximas, es un libro muerto de antemano porque le va metiendo palos a la rueda de la vida que en las páginas de una novela debe girar sin tropiezos.

La consabida frase final “y vivieron felices para siempre…” indica el cierre de una historia llena de peripecias que hemos seguido con desazón, y a la vez la apertura de otra que ya a nadie interesa, y que ocurre fuera de las páginas del libro. Se trata de lo que pasa después del drama, y no vale la pena contarlo porque la felicidad siempre es monótona. Y lo que como lectores nos apasiona son los obstáculos, la interrupción constante de la felicidad.

Me hago estas reflexiones en ocasión de que el Instituto Cervantes de Hamburgo es bautizado con mi nombre, lo que significa darme una biblioteca por casa. Borges dijo una vez que siempre imaginó el paraíso como una biblioteca. Ahora yo viviré aquí entre libros, en este paraíso de infinitas puertas y ventanas".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 






La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt






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[DESDE LA RAE] Hoy, con el académico Juan Luis Cebrián Echarri




Juan Luis Cebrián el su toma de posesión académica


La Real Academia Española se creó en Madrid en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga (1650-1725), octavo marqués de Villena, quien fue también su primer director. En sus primeras semanas de andadura, la RAE estaba formada por once miembros de número, algunos de ellos vinculados al movimiento de los novatores. El 3 de octubre de 1714, quedó aprobada oficialmente su constitución mediante una real cédula del rey Felipe V. La RAE ha tenido un total de 483 académicos de número desde su fundación. 

A esta sección del blog iré subiendo periódicamente una breve semblanza de esos cuatrocientos ochenta y tres académicos, comenzando por los más recientes. Pero sobre todo, en la medida de lo posible, pues creo que será lo más interesante, sus discursos de toma de posesión como miembros de la Real Academia Española. 

Continúo hoy la semblanza de los actuales y pasados miembros de la RAE con la del académico Juan Luis Cebrián Echarri (1944). Elegido el 19 de diciembre de 1996, tomó posesión de la silla "V" el 18 de mayo de 1997 con el discurso titulado Memoria sobre algunos ejemplos para la transición política en la obra de Gaspar Melchor de Jovellanos, al que respondió, en nombre de la corporación, Luis Goytisolo.

Estudió Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, por la que es licenciado en Ciencias de la Información, tras graduarse, en 1963, en la Escuela Oficial de Periodismo. Es, desde mayo de 2018, presidente de honor del diario El País, del que fue su primer director hasta 1988, año en que pasó a ser editor del periódico. Ha ocupado los cargos de presidente y consejero delegado del grupo PRISA. 

Antes de sacar a la calle El País, fue miembro del equipo fundacional de la revista Cuadernos para el Diálogo (1963). Entre 1963 y 1975 trabajó como redactor jefe y subdirector de los diarios Pueblo e Informaciones de Madrid y en 1974 accedió a la dirección de los Servicios Informativos de Televisión Española, en donde permaneció ocho meses. De 1986 a 1988 desempeñó el cargo de presidente del Instituto Internacional de Prensa y en 2004 ocupó la presidencia de la Asociación de Editores de Diarios Españoles.

Caballero de las Letras y las Artes de Francia desde 1989, ha recibido numerosos reconocimientos a la labor profesional que ejerce desde hace medio siglo: Director Internacional del Año, concedido por World Press Review (1980); Medalla a la Libertad de Expresión de la Fundación Roosevelt, y Medalla de Honor de la Universidad de Missouri (1986). Galardonado con el Premio Internacional Trento de Periodismo y Comunicación (1987), Juan Luis Cebrián fue el impulsor de los Premios Ortega y Gasset de periodismo, concedidos por El País. En 1986 fue distinguido por la Universidad de Missouri (Estados Unidos) con el Premio por Servicios Distinguidos en el Periodismo y en 1988 recibió el nombramiento de profesor honorario de la Universidad Iberoamericana de Santo Domingo (República Dominicana). En 2003 fue visitante de honor en la Universidad de La Plata (Argentina) y recibió la Medalla al Mérito de la Universidad Veracruzana (México) por su aportación al pensamiento crítico; es patrono de la Cátedra Alfonso Reyes del Instituto Tecnológico de Monterrey (México) y está en posesión de la Medalla Rectoral de la Universidad de Chile (2001). Es miembro del Consejo Asesor del Departamento de Lenguas y Culturas Española y Portuguesa de la Universidad de Princeton (Estados Unidos) y del Consejo Consultivo de la licenciatura en Periodismo de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Coimbra (Portugal).

Es autor de libros de ensayo sobre periodismo y sociología política, entre ellos La prensa y la calle (1980), La España que bosteza (1980), El tamaño del elefante (1987), Retrato de Gabriel García Márquez (1989), El siglo de las sombras (1994), Cartas a un joven periodista (1997), La Red (1998), El futuro no es lo que era (2001), escrito con el expresidente Felipe González, El fundamentalismo democrático (2004) y El pianista en el burdel (2009). Como novelista ha publicado La rusa (1986), La isla del viento (1990), La agonía del dragón (2000) y Francomoribundia (2004). Estas dos últimas obras forman parte de la trilogía El miedo y la fuerza.




Real Academia Española, Madrid



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[SONRÍA, POR FAVOR] Es viernes, 6 de diciembre




El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Tengo un peculiar sentido del humor que aprecia la sonrisa ajena más que la propia, por lo que, identificado con la definición de la Real Academia antes citada iré subiendo cada día al blog las viñetas de mis dibujantes favoritos en la prensa española. Y si repito alguna por despiste, mis disculpas sinceras, pero pueden sonreír igual...


















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jueves, 5 de diciembre de 2019

[A VUELAPLUMA] Una dosis de jabón





"A veces, cuando en la vida no se consigue el producto ­adecuado para lavar según qué, una ­drástica opción es echarlo al fuego y renovarse", comenta en el A vuelapluma de hoy la escritora Flavia Company. 

"En el hotel hay lavadora y secadora -comienza diciendo Flavia Company-. Es una de las máximas felicidades para quienes viajamos con mochila. Aprovecho que hoy llueve para quedarme a trabajar en la habitación y, al mediodía, bajo a recepción a preguntar por los detalles. Escollo: no hay jabón. ¿Cómo que no? Se nos ha acabado. Puedes ir a comprar al Fiesta –el gran supermercado de nombre prometedor que hay cruzada la carretera–.

Llueve, como he dicho, pero la colada se lo merece. Me meto en el chubasquero y, para empezar, siento que arriesgo la vida cuando me veo en la necesidad de cruzar la ruta de doble sentido sin aceras ni pasos de peatones. Llego a las inmediaciones de la gran superficie y recuerdo la novela de A.M. Homes Este libro te salvará la vida y a su protagonista, atropellado en una de esas zonas de aparcamiento, quien, tras el accidente, recibe una sarta de insultos de quien conducía, porque a quién se le ocurre caminar, a estos sitios se llega en coche.

No tienen en el Fiesta dosis de deter­gente individuales o al menos pequeñas. Aprovecho para cambiar la pantalla protectora del móvil, que se me quebró hace unos días, y, en el camino de regreso, paro a comer en un restaurante típico de Texas en el que se ofrece la habitual barbacoa, que no elijo pero que me lleva hasta otra novela de A.M. Homes que me entusiasma. Se trata de Música para corazones incendiados , con uno de los mejores pri­meros capítulos que le conozco a la lite­ratura, en el que un matrimonio de hombre y mujer, mediana edad, dos hijos, acaban de despedir a los invitados de ese domingo y se dirigen a la cocina a lavar los platos. Rascando la grasa que ha quedado en cubiertos y vajilla, se dan cuenta de que no pueden más con esa vida de tedio, ­deudas, incomunicación y mediocridad. Un pacto silencioso los lleva de nuevo al jardín. Acercan la barbacoa a la pared de la casa y le prenden fuego, tanto fuego como pueden. Es de noche. Sacan a los hijos de sus camas, los suben al coche y empiezan a alejarse. La casa está ardiendo, la ven por el retrovisor. Van a un hotel. Y regresando yo al mío he pensado que a veces, cuando en la vida no se consigue el producto ­adecuado para lavar según qué, una ­drástica opción es echarlo al fuego y renovarse. Pero entonces he llegado y en re­cepción me ­esperaban con un regalo: una dosis de ­jabón".


A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 






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[ARCHIVO DEL BLOG] 23-f: Anatomía forense. (Publicada el 23 de abril de 2009)



El escritor Javier Cercas


Hace unos días polemizaba a través del correo electrónico con mi amigo, el periodista argentino Alberto Atienza, sobre el diferente criterio que debemos asumir ante el contenido de una obra pretendídamente histórica, y por tanto construida con rigor académico y objetividad, y el de otra obra construida como una historia novelada o una novela con ínfulas históricas.

Alberto vive en la ciudad de Mendoza, en el centro-oeste argentino y con el Aconcagua a la vista, y escribe en un interesante blog colectivo que lleva el nombre de "La Quinta Pata", cuya lectura les recomiendo. La discusión, amigable como no podía ser menos, surgió con motivo del cabreo de mi corresponsal con el contenido de una novela del escritor escocés, Phillip Kerr, titulada Una llama misteriosa (RBA, Barcelona, 2009), relativamente publicitada en España, sobre el desembarco en la Argentina peronista de los años 50 de numerosos jerarcas nazis huidos de Europa tras el fin de la II Guerra Mundial, en la que se mezclan sucesos históricos con embarazos de Eva Perón por ex-generales nazis...

He recordado esta discusión a causa de la reciente publicación de una nueva novela del escritor catalán, y profesor de Literatura española en la Universidad de Gerona, Javier Cercas, sobre los sucesos del 23-F, que lleva el titulo de Anatomía de un instante (Mondadori, Barcelona, 2009). ¿Novela histórica o historia novelada? No la he leído, pero pienso hacerlo. De momento, he recogido dos comentarios recientes sobre ella, ambos elogiosos pero, como no podía ser menos, desde ópticas diferentes: la del historiador y profesor de la UNED, Santos Juliá, titulado "Mientras zumbaban las balas" (El País, 22/04/09), y la del escritor y periodista Jesús Ruiz Mantilla, con el título "23-F. El juicio de los hijos" (El País Semanal, 12/04/09). Los reproduzco en los enlaces inmediatamente anteriores para que ustedes se formen su propia opinión. Sean felices. Tamaragua, amigos. HArendt

P.S.: Hoy, Día del Libro, me he comprado "Anatomía de un instante", y ya lo estoy leyendo... HArendt







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