viernes, 21 de abril de 2017

[Humor en cápsulas] Para hoy viernes, 21 de abril de 2017





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy, con Morgan en Canarias7; Gallego y Rey y Ricardo en El Mundo; El Roto, Forges, Peridis, Ros y Sicammarella en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 




Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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jueves, 20 de abril de 2017

[Píldoras literarias] Hoy, con "Poema I", de Alba Omil





Continúo hoy la serie Píldoras literarias con el relato titulado Poema I,  de la escritora argentina Alba Omil. Nacida en Recreo, Catamarca. Maestra Normal Nacional, se graduó en Lengua y Literatura Española y Americana, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán. Fue diputada provincial por el partido Unión Cívica Radical Intransigente. Sigue escribiendo cuentos y ensayos.

La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. 

Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. 


Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? 

Les dejo con el relato Poema I, de Alba Omil, publicado en Con ritmo de jazz (1998). Tiene dieciocho palabras, y dice así: 


Poema I

De nuevo lo golpeó la realidad, 
con saña. 
Quiso aislarse del mundo. 
Borrarlo. Reconstruirlo. 
Y escribió el poema.








Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



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[Humor en cápsulas] Para hoy jueves, 20 de abril de 2017





El Diccionario de la lengua española define humorismo como el modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Pero también como la actividad profesional que busca la diversión del público mediante chistes, imitaciones, parodias u otros medios. Yo no soy humorista, así que me quedo con la primera acepción, y en la medida de lo posible iré subiendo al blog cada día las viñetas de mis dibujantes favoritos. Las de hoy, con Morgan en Canarias7; Gallego y Rey y Ricardo en El Mundo; El Roto, Forges, Peridis, Ros y Sicammarella en El País; y Montecruz y Padylla en La Provincia-Diario de Las Palmas. Disfruten de ellas. 




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miércoles, 19 de abril de 2017

[A vuelapluma] Digresiones sobre el alma





Un poco abrumado por la beligerancia, que no comparto, de la reciente lectura de Cosmos. Una ontología materialista (Paidós, Barcelona, 2016), del filósofo francés Michel Onfray, me encuentro con un artículo sobre la naturaleza del alma del también filósofo y profesor de mi universidad, Manuel Fraijó, que me gustaría comentar en el blog.

Yo no creo en la existencia del alma. Al menos entendida como un ente ajeno al cuerpo humano, preexistente a él e inmortal. Y aunque el artículo 16.2 de la Constitución española nos ampara en nuestro derecho a no declarar sobre nuestras creencias filosóficas, religiosas o políticas, no tengo ningún empacho en hacerlas públicas. En política me situo a caballo entre el liberalismo y la socialdemocracia, más escorado a la segunda que a la primera, pero sin renunciar a ambas. En religión me encuentro muy a gusto dentro de las coordenadas de eso que algunos llaman "humanismo cristiano", cuyo ejemplo señero sería Albert Camus, sin necesidad de creer en Dios alguno. Y en filosofía, hijo (o bisnieto) de la Ilustración como me gusta decir, pues me declaro panteísta, en línea con lo expresado mucho mejor que yo por Teilhard de Chardin: somos un producto de la evolución y no necesariamente el último de ella, en un todo con el cosmos, o por Jostein Gaarder: solo somos polvo de estrellas, y bastante antes por Giordano Bruno y Baruch Spinoza. Y desde luego en nada beligerante con los que piensen todo lo contrario que yo. 

Es un privilegio de la filosofía y de la teología plantear preguntas que carecen de respuesta empírica, dice en un reciente artículo el profesor Manuel Fraijó, catedrático emérito de la Facultad de Filosofía de la UNED. Sobre una de ellas, el alma, comenta, se está produciendo un cambio al principio imperceptible pero habitual ante cualquier creencia desfasada. 

Solemos identificar el término “alma”, señala Fraijó, con palabras como aliento, soplo, respiración, vida. A veces, el alma también es concebida como una especie de fuego, fuego que se apaga con la muerte. Por lo general, todas las culturas se han familiarizado con el concepto de alma. Se habla del alma de las personas, de los pueblos, de los animales, de los ríos, de las montañas, de las obras de arte. Todo lo que tiene vida tiene alma. Sin embargo, hay excepciones: en el pensamiento chino arcaico se partía de que no todos los individuos tienen alma: se pensaba que el alma era una especie de espíritu, de dios menor, que descendía del cielo, se instalaba en el interior de las personas y, si se sentía “a gusto”, se quedaba para siempre; pero también podía “emigrar”.

Se ha sido, pues, continúa diciendo, muy generoso con el término “alma” asignándole una amplia gama de significados. Henri Bergson murió clamando por un “suplemento de alma” que detuviese la Segunda Guerra Mundial. Estaba convencido de que, si la humanidad no da una oportunidad al alma, al espíritu, quedará aplastada por el peso de su propio progreso tecnológico. Tener alma significaba para él vivir en profundidad, no pasar de puntillas por la vida. Quien no tiene alma, sentenció Søren Kierkegaard, vive en “el sótano de su propio edificio”.

Es un privilegio de la filosofía y de la teología plantear preguntas que carecen de respuesta empírica, comenta. El alma es, sin duda, una de ellas. Su permanente presencia en la historia del pensamiento humano se debe, como sentenció Spinoza, al afán por “durar”. Ante la evidencia de que el cuerpo se descompone y desaparece, apelamos a un principio espiritual, no empírico, que nos garantice la duración eterna, la inmortalidad. Es el gran servicio que desde siempre nos viene prestando el alma. Ya Platón la declaró "inmortal". Solo el cuerpo, al constar de partes, se corrompe; pero el alma, al ser una realidad simple, es inmortal. Además, si las ideas que capta el alma son eternas, también esta lo será.

Salta a la vista que la teoría de Platón presupone la separación entre alma y cuerpo, es dualista, dice más adelante. Se suponía incluso que el cuerpo era la cárcel del alma; una convicción que fue llevada al extremo por Aristóteles en un diálogo de juventud, el Protréptico. Cuenta allí Aristóteles que los piratas marinos etruscos torturaban a sus prisioneros atándolos vivos a cadáveres, “rostro con rostro”, hasta que morían. Es, pensaba el Aristóteles joven, la situación del alma: está atada al cuerpo como los prisioneros a los cadáveres.

Es obvio que la antropología actual no acepta esta separación entre alma y cuerpo, sigue escribiendo. Tampoco la antropología bíblica conocía el binomio alma-cuerpo. El ser humano era concebido como una unidad psicosomática. En la actualidad, la posible vida más allá de la muerte no se expresa en forma de inmortalidad del alma. Y ello a pesar de que Karl Rahner reconocía que la separación alma-cuerpo se convirtió en la “clásica descripción teológica de la muerte”, es decir, la muerte acontecía cuando el alma abandonaba su pobre morada terrenal.

En nuestros días continúa siendo de especial trascendencia la impronta que Kant asignó a la inmortalidad del alma, comenta. La postuló desde el convencimiento de que los seres humanos, al actuar moralmente, se hacen dignos de una felicidad que este mundo nunca ofrece. Según Adorno, a Kant le movía “el ansia de salvar”; postuló la inmortalidad del alma para no tener que “pensar la desesperación”. Y, en la misma línea, tal vez proyectando su propia ansia de inmortalidad, escribió Unamuno: “El hombre Kant no se resignaba a morir del todo”. En realidad, la afirmación kantiana de Dios y la inmortalidad es indirecta: Kant pone el acento en el sombrío panorama que se seguiría si Dios y la inmortalidad fuesen una quimera. En ese caso, la esperanza en un final benévolo para el peregrinar humano quedaría muy ensombrecida, y las posibilidades de encontrar un sentido último a la vida se verían muy mermadas.

Hasta el siglo XVIII, señala, la inmortalidad del alma no pasó grandes apuros. Pero, por aquellas fechas, haciendo gala de un empirismo insobornable, David Hume vinculó indisolublemente el destino del alma con el del cuerpo. Observó que las peripecias del segundo afectan a la primera. Así, en la infancia, la debilidad del cuerpo y la del alma corren paralelas; de la misma forma, el vigor corporal de la edad adulta corre paralelo con el vigor del alma; y, cuando en la vejez declinan las fuerzas corporales, se debilita también el alma. Hume concluyó: cuando muere el cuerpo, muere también el alma.

La filosofía tradicional, dice, acusó el golpe. Veníamos de aceptar, con notable placidez que, tras la aniquilación de nuestro cuerpo, el alma corría mejor suerte y alcanzaba el estatuto de “forma separada” del cuerpo. En ese estado permanecía hasta que la resurrección le permitía volver a tomar las riendas del cuerpo resucitado. Pero hace tiempo que ni la filosofía ni la teología saben qué hacer con el “alma separada”. Xavier Zubiri afirma que “quien sobrevive y es inmortal no es el alma, sino el hombre entero”. Algo que recordó Ignacio Ellacuría en su presentación del libro póstumo de Zubiri, Sobre el hombre. Ellacuría dejó claro que, según Zubiri, “con la muerte acaba todo el hombre o acaba el hombre del todo”. Zubiri abandonó, pues, la hipótesis del “alma separada” y se adhirió a la solución de la “muerte total”. Es también la hipótesis aceptada por grandes exponentes de la teología cristiana más reciente. Moriremos, pues, por completo; y resucitará “la persona entera”. A la pregunta “¿cómo sucederá todo eso?”, la teología remite con humildad al insondable carácter misterioso del tema. Estaríamos, en feliz expresión de Laín Entralgo, ante “un saber de creencia, no de evidencia”.

La pregunta, entonces, es obligada: ¿qué hacer con la palabra “alma”? Reina bastante unanimidad, dice: el alma continuará siendo siempre el término de referencia de todo lo que somos y hacemos: sentir, pensar, querer, recordar, olvidar, crear, amar… Joseph Ratzinger lo expresa teológicamente: “alma es la capacidad de referencia del hombre a la verdad y al amor eterno”.

Toda nueva creencia, antes de ser generalmente aceptada, concluye diciendo, va conquistando su espacio de forma imperceptible. Podría ser el destino del binomio alma-cuerpo. Es posible que estemos ante una creencia desgastada. Ya se sabe que la variada plasmación de las ayudas filosóficas y teológicas es cambiante y suele tener fecha de caducidad. El tema alma-cuerpo no es una excepción. En todo caso, si el desgaste de los siglos se empeñase en jubilar tan ancestral creencia, habría que agradecerle los inmensos servicios prestados. Siglo tras siglo mantuvo la esperanza de que, a pesar de la evidente desaparición del cuerpo, permanecía lo más importante de nosotros, lo más nuestro, el núcleo de nuestra identidad, nuestra alma. Hay palabras “que tiemblan”, reconocía Antonio Machado. Tal vez el alma sea una de ellas. Pero el poeta le echó un conmovedor cable: “quisiera traerte muerta mi alma vieja”. 

Son hermosas estas últimas palabras del profesor Fraijó. Personalmente creo que la ciencia en general, y la neurobiología en concreto, van dando cuenta ya suficientemente, y cada vez más y mejor, de la "realidad espiritual" del hombre sin necesidad de recurrir a libros sagrados ni realidades supraterrenales, pero en cualquier caso bendito sea todo aquello que en alguna forma dé consuelo al hombre en su paso por este valle de lágrimas que suele ser la vida para la mayoría, aunque también sea una aventura formidable que no tiene repetición y merece la pena aprovechar. 



La creación de Adán, por Miguel Ángel (Capilla Sixtina, Vaticano)



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[Humor en cápsulas] Para hoy miércoles, 19 de abril de 2017





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martes, 18 de abril de 2017

[Política] XII Legislatura de las Cortes Generales. Abril, 2017 (III)







Las Cortes Generales representan al pueblo español y están conformadas por el Congreso de los Diputados y el Senadoejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus Presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias que les atribuye la Constitución (Art. 66).

En los Diarios de Sesiones de las Cámaras se reflejan literalmente los debates habidos en los plenos y las comisiones respectivas y las resoluciones adoptadas en cada una de ellas. Los demás documentos parlamentarios: proyectos de ley, proposiciones de ley, interpelaciones, mociones, preguntas, y el resto de la actividad parlamentaria, se recogen en los Boletines Oficiales del Congreso de los Diputados y del Senado. 

Desde este enlace pueden acceder a toda la información parlamentaria de la presente legislatura, actualizada diariamente. Y desde estos otros a las páginas oficiales de la

Casa de S.M. el Rey

Presidencia del Gobierno
Tribunal Constitucional
Tribunal Supremo/Consejo General del Poder Judicial
Consejo de Estado
Boletín Oficial del Estado
Parlamento europeo
Consejo Europeo/Consejo de la Unión Europea
Comisión Europea
Tribunal de Justicia de la Unión Europea
Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Diario Oficial de la Unión Europea

Entre la documentación de la pasada semana me permito recomendarles por su especial interés el Diario de Sesiones de la Comisión para la auditoría de la calidad democrática, la lucha contra la corrupción y las reformas institucionales y legales, celebrada el martes, 4 de abril de 2017, con intervención de expertos internacionales, y el de la Comisión de Justicia, con la comparecencia del ministro de Justicia para informar, entre otros asuntos, de las actuaciones previstas por el gobierno de la nación para abortar el proceso seccecionista del gobierno de la Comunidad Autónoma de Cataluña, y sobre la denunciada falta de independencia en sus actuaciones del ministerio fiscal, celebrada el jueves, 6 de abril. 





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[Humor en cápsulas] Para hoy martes, 18 de abril de 2017





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lunes, 17 de abril de 2017

[Tribuna de prensa] Lo mejor de la semana. Abril, 2017 (III)





Tras una semana de descanso internáutico que me ha venido pero que muy bien y en el que he leído El monarca de las sombras de Javier Cercas, Patria de Fernando Aramburu y Cosmos de Michel Onfray, retomo la actividad cotidiana en el blog. Y la reinicio con mis dibujantes de humor preferidos, en la entrada anterior, y los Tribuna de prensa, ocho en total, que durante esta semana pasada he ido subiendo a Desde el trópico de Cáncer. Espero que les resulten interesantes, y que como decía Hannah Arendt, les inviten a pensar para comprender y comprender para actuar. La vida, a fin de cuentas, no va de otra cosa que de eso. Se los recomiendo encarecidamente. Son estos: 


Desde los enlaces de más adelante pueden acceder a los artículos más relevantes de la semana seleccionados por Der Spiegel, El País, EsGlobal, Le MondePolítica Exterior, The New York Times, The Washington Post,  Revista de LibrosLetras LibresClaves de Razón PrácticaJot Down y Real Instituto Elcano. Y desde estos otros a los especiales de El País sobre Lo que pensamos de EuropaLas reformas que necesita España y 2016, resumen de un mal año, y al Informe España en el mundo, 2017, del Real Instituto Elcano.

Para terminar, les dejo con los reportajes de El País con las mejores imágenes del 2016, las treinta fotos más representativas de los 40 años de vida del periódico, y las fotos ganadoras del World Press Photo 2017. Y como siempre, las mejores fotos de la semana que termina. 


Naufragio de inmigrantes. Costa de Libia



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