miércoles, 16 de diciembre de 2015

[Poesía y humor] Hoy, "Garcilaso y Boscán siendo llegados", de Cristóbal de Castillejo



Portada de Diálogo de mujeres, de Cristóbal de Castillejo


Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos?  Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado. 

El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.

Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado Garcilaso y Boscán siendo llegados, de Cristóbal de Castillejo (1490-1550). Poeta español, representante máximo en la primera fase del Renacimiento de la reacción tradicionalista frente a la adaptación de los metros italianos que llevaron a cabo Garcilaso de la Vega, Juan Boscán y Diego Hurtado de Mendoza. A los quince años fue llevado a la Corte de Fernando el Católico, donde sirvió como paje al archiduque Fernando de Habsburgo, nieto segundo del rey y hermano del emperador. Profesó como monje cisterciense pero en 1525 dejó su retiro para encargarse de la secretaría de su antiguo señor, quien en 1526 se convertiría en rey de Hungría, al año siguiente en rey de Bohemia, y quien en 1531 accedería a la corona alemana con el título de rey de romanos como lugarteniente de su hermano imperial. Viajó por toda Europa. En Viena, aunque monje, llevó una vida disoluta y tuvo amoríos y un hijo natural, y pasó por dificultades económicas, ya que malgastó todos los beneficios y prebendas que sus cargos le proporcionaban. Su poesía pertenece a la lírica cancioneril del siglo XV y escribe predominantemente en versos de arte menor. Su espíritu y temática y géneros son plenamente renacentistas. 


Acompañan la entrada una selección de viñetas de los dibujantes habituales en el blog.

Espero que disfruten de poema y viñetas. Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



***

GARCILASO Y BOSCÁN SIENDO LLEGADOS

Garcilaso y Boscán siendo llegados
al lugar donde estan los trovadores
que en esta nuestra lengua y sus primores
fueron en este siglo señalados,

los unos a los otros alterados
se miran con mudanza de colores,
temiéndose que fueran corredores
espías o enemigos desmandados.

Y juzgando primero por el traje
paresciéronles ser, como debía,
gentiles españoles caballeros;

y oyéndoles hablar nuevo lenguaje,
mezclado de extranjera poesía,
con ojos les miraron de extranjeros.

Cristóbal de Castillejo


***


VIÑETAS






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martes, 15 de diciembre de 2015

[Un clásico de vez en cuando] Hoy, "Las Bacantes", de Eurípides



Cerámica griega con una escena de Las Bacantes 



Les pido disculpas por mi insistencia en mencionar de nuevo a los clásicos, de manera especial, a los griegos. Me gusta decir que casi todo lo importante que se ha escrito o dicho después de ellos es una mera paráfrasis de lo que ellos dijeron mucho mejor. Con toda seguridad es exagerado por mi parte, pero es así como lo siento. Deformación profesional como estudioso de la Historia y amante apasionado de una época y unos hombres que pusieron los cimientos de eso que llamamos Occidente.

Hoy traigo hasta el blog, en el apartado de Un clásico de vez en cuando, el texto de Las Bacantes, del gran trágico griego Eurípides, que también pueden ver representada en este enlace o en el vídeo de más abajo, en una producción del Teatro Circo de Murcia-La Nave Argo. 

Eurípides (480-406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Nació en Salamina, Ática central, de donde pronto tuvieron que emigrar a Atenas a causa de la Segunda Guerra Médica siendo él aún un niño. Fue alumno de Anaxágoras, Protágoras, Arquelao, Pródico y Diógenes de Apolonia. Odiaba la política y era amante del estudio. Su biblioteca privada fue una de las más completas de toda Grecia. Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable Guerra del Peloponeso, se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después. Se cree que escribió 92 tragedias, conocidas por los títulos o por fragmentos, pero se conservan sólo 19 de ellas. Su concepción trágica está muy alejada de la de Esquilo y Sófocles. Sus obras tratan de leyendas y eventos de la mitología de un tiempo lejano, muy anterior al siglo V a. C. de Atenas, pero aplicables al tiempo en que escribió, sobre todo a las crueldades de la guerra. Eurípides reformó la estructura formal de la tragedia ática tradicional mostrando mujeres fuertes y esclavos inteligentes, y satirizando a los héroes de la mitología griega. Sus obras parecen modernas en comparación con los de sus contemporáneos, centrándose en la vida interna y las motivaciones de sus personajes de una forma antes desconocida para el público griego. La sociedad ateniense de la época se debatía entre dos opciones: la estabilidad de los valores conservadores, representada por Esquilo y Aristófanes, y el revisionismo racionalista, representado por Eurípides, Sócrates y los sofistas. La larga Guerra del Peloponeso contribuyó a la derrota de la primera opción, al comprobar que las viejas recetas de antaño no servían ya para el futuro. Fue notoria la animadversión de Aristófanes contra Eurípides, al que ataca en sus comedias con chistes y alusiones de intención malévola. Las razones de esta animadversión podrían ser su antagonismo ideológico con el pensamiento avanzado de Eurípides y el retrato que hace Eurípides de las mujeres en sus tragedias, muy alejado del modelo tradicional estereotipado de la comedia antigua helena.

Las Bacantes pone en escena las dificultades del dios Dioniso para que su culto fuera aceptado en su ciudad natal, Tebas, gobernada por su primo Penteo, y la intención del dios de castigarle a él y su familia por poner en duda su divinidad. Dioniso hace salir de sus casas a las mujeres tebanas y las conduce en pleno delirio hasta el Citerión. Penteo se enfada por ello, a pesar de que los ancianos Tiresias y Cadmo le invitan a sumarse a las alegres prácticas del culto dionisíaco, y manda detener a Dioniso, que se ha presentado en Tebas con forma humana como profeta extranjero del dios, pero este logra convencerle para que asista al desenfreno orgiástico de las tebanas en el bosque, vestido de mujer y subido a un árbol. Pero al ser descubierto por estas, en su frenesí orgiástico, enajenadas, le despedazan. La propia madre del rey Penteo, Ágave, vuelve a Tebas con la cabeza de su hijo en las manos, inconsciente de lo que acaba de hacer. 

Se ha dicho que obcecación, resentimiento y envidia son los sentimientos que protagonizan Las Bacantes, materializando un conflicto entre la religión tradicional, representada por Penteo, Cadmo y Tiresias, con una concepción del mundo como algo reglamentado, y el nuevo culto de Dioniso, en el que lo mágico y lo irracional son elementos fundamentales. 

Espero que disfruten de esta gran obra clásica, una de las últimas de su autor, representada en Atenas poco después de su muerte. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt







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lunes, 14 de diciembre de 2015

[Cuentos para la edad adulta] Hoy, "Mecánica popular", de Raymond Carver





El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros. 

Continúo hoy la serie de Cuentos para la edad adulta con el titulado Mecánica popular, de Raymond Clevie Carver, Jr. (1938-1988), escritor estadounidense adscrito al llamado realismo sucio. Su padre trabajaba en un aserradero y su madre como camarera. Estudió bajo la tutela del escritor John Gardner y publicó un sinnúmero de relatos en revistas y periódicos, incluyendo el New Yorker y Esquire, que en su mayoría narran la vida de obreros y gente de las clases desfavorecidas de la sociedad estadounidense y que han sido incluidas en las más prestigiosas compilaciones estadounidenses. Alcohólico, cuyos efectos se manifiestan en algunos de sus personajes, permaneció sobrio los últimos diez años de su vida. Era un gran amigo de Tobias Wolff y de Richard Ford, escritores también del realismo sucio. En 1988, fue investido como miembro de la Academia Americana de Artes y Letras. Los críticos asocian los escritos de Carver al minimalismo y le consideran el padre de la citada corriente del realismo sucio. En la época de su muerte Carver era considerado un escritor de moda, un icono que América "no podría darse el lujo de perder", según Richard Gottlieb, entonces editor de New Yorker. Sin duda era su mejor cuentista, quizá el mejor del siglo junto a Chéjov, en palabras del escritor chileno Roberto Bolaño. Su editor en Esquire, Gordon Lish, desempeñó un papel decisivo en concebir el estilo de la prosa de Carver. Diez años después de su muerte un artículo en la revista New York Times Magazine suscitó polémica al alegar que su editor, Gordon Lish, no sólo dio consejos a Carver, sino que reescribió párrafos enteros de sus cuentos, hasta el punto de cambiar el final innumerables veces. 

Espero que disfruten del relato. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





Raymond Carver




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domingo, 13 de diciembre de 2015

[Humor en domingo] Hoy, sin palabras, por descanso del personal. Monográfico elecciones (II)

























Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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sábado, 12 de diciembre de 2015

[A vuelapluma] Cien años con Frank Sinatra




Frank Sinatra


Hoy, 12 de diciembre, se cumplen cien años del nacimiento de Francis Albert Sinatra, más conocido como Frank Sinatra (1915-1998), cantante y actor estadounidense, apodado «La Voz», y una de las figuras más importantes de la música popular del siglo XX. Dejó a través de sus discos y actuaciones en directo un legado canónico en lo que respecta a la interpretación vocal masculina de esa música. Su popularidad llegó a ser inmensa y prácticamente constante a lo largo de toda su vida, aunque fueron especialmente exitosos los años cuarenta y cincuenta, siendo esta última década, con su producción discográfica para la compañía Capitol, la considerada como su etapa de mayor calidad como cantante.

Su repertorio se basó en la obra de los más importantes compositores populares estadounidenses, como Jimmy Van Heusen, Cole Porter, Sammy Cahn o George Gershwin, y su estilo sintetizó, ya en sus orígenes, quince años de influencias mutuas entre la música de inspiración jazzística y la música pop que empezaba a difundirse a través de la radio.

Sinatra construyó su estilo sobre la base de una comprensión natural de la música popular, tal como la habían entendido Bing Crosby, Fred Astaire, Benny Goodman y Louis Armstrong, explotando la idea de que esta, en todas sus vertientes, debería ser una extensión de la conversación.

Técnicamente se caracterizó por su cuidada precisión en el fraseo y su dominio del control de la respiración, pues el rango de su voz estaba próximo al de bajo-barítono. En cuanto a su categoría artística, radicó en su capacidad interpretativa para transmitir las emociones y sentimientos implícitos en las letras de las canciones.

En Sinatra, cualquier tipo de consideración vocal e, incluso, musical, resulta secundaria respecto de la que es su misión principal: contar una historia de la forma más expresiva posible.

A Sinatra se le reconoce el haber sido el primer cantante que hace un uso consciente de los medios de amplificación del sonido con el objeto de situar su voz por encima del sonido de la orquesta (dominadora de la música popular estadounidense de principios del siglo XX) y para aproximarla a la intimidad del oído del oyente.

Como actor, Sinatra fue un artista de tipo intuitivo, reacio a someterse a los ensayos y repeticiones habituales en una grabación, por lo que sus interpretaciones fueron emocionalmente intensas al tiempo que irregulares. La importancia en su vida de su trabajo como actor fue capital; por ejemplo fue precisamente a través de su papel en De aquí a la eternidad como logró salir de un bache personal y artístico en el tránsito de los años cuarenta a los cincuenta para encumbrarse en lo más alto de la popularidad, además de ganar por su interpretación el Óscar al mejor actor secundario.

A lo largo de su carrera profesional, Sinatra grabó más de 1300 canciones y participó en más de cincuenta películas. Recibió multitud de premios y homenajes, entre los que se cuentan diez premios Grammy, otorgados por la Academia de Artes y Ciencias de la Grabación, y la Medalla de la Libertad del gobierno estadounidense.

Como no podía ser menos, les dejo con su mítica e icónica My way (A mi manera). Disfrútenla, que se lo merece. 


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt









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[Píldoras literarias] Hoy, "69", de Ana María Shua






El profesor de la Universidad Nacional de Tucumán, Argentina, David Lagmanovich, dice sobre los microrrelatos que la noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, sigue diciendo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar “breve” un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente -y con mayor razón- algún texto de extensión aun menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar, se pregunta,  una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? Ustedes deciden. 


Continúo hoy esta sección del blog dedicada a microrrelatos literarios con el titulado 69, de Ana María Shua (1951). Escritora argentina. Comenzó a publicar a los 16 años. Primero, su libro de poemas El sol y yo, por el que recibió un pequeño premio del Fondo Nacional de las Artes. Al año siguiente terminó la secundaria en el Colegio Nacional de Buenos Aires e ingresó en la Universidad de Buenos Aires, donde en 1973 obtuvo el título de Profesora en Letras. En París trabajó para la revista española Almanaque de la editorial Cambio 16. En 1980 ganó el premio de la editorial Losada con su primera novela Soy Paciente. Al año siguiente apareció su primer libro de cuentos Los días de pesca. En 1984 tuvo su primer éxito de venta con Los amores de Laurita, y en ese mismo año pudo publicar La sueñera (microrrelatos), que había empezado a escribir diez años antes. En 1994 obtuvo una beca Guggenheim para escribir su novela El libro de los recuerdos, que trata acerca de una familia judía en la Argentina. Ha trabajado como periodista, publicista y guionista de cine, adaptando algunas de sus novelas. Su novela La muerte como efecto secundario (1997) integró la lista de las cien mejores novelas publicadas en lengua española en los últimos veinticinco años, definida en el Congreso de la Lengua Española en Cartagena en 2007. Escribe también literatura infantil, publicada en todo el ámbito de la lengua española. Por sus obras dedicadas a los niños ha recibido varios galardones internacionales.

El cuento de Ana María Shua tiene 29 palabras. Y dice así:



69

Despiértese, que es tarde, 
me grita desde la puerta un hombre extraño. 
Despiértese usted, que buena falta le hace, 
le contesto yo. 
Pero el muy obstinado me sigue soñando.



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




Ana María Shua



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jueves, 10 de diciembre de 2015

[A vuelapluma] La ausencia del presidente: "Honi soit qui mal y pense"




Caricatura de Mariano Rajoy


Que se avergüence quien haya pensado mal... La frase que da título a esta entrada de hoy fue pronunciada por el rey Eduardo III de Inglaterra a mediados del siglo XIV con ocasión de un lance cortesano que se hizo célebre. Y no creo que nuestro ínclito presidente del gobierno, don Mariano Rajoy, tenga la menor idea de su origen; o quizá sí, pero tengo dudas razonables sobre ello. 

La verdad es que por esas asociaciones de ideas de las que escribo a menudo, pensé en ella a raíz de la clamorosa y vergonzante estampida de nuestro presidente en todos los debates electorales a cuatro que se están dando en esta campaña electoral y de los sesudos análisis que, unos y otros, están haciendo sobre las razones profundas de su inexplicable y antidemocrática actitud. En todo caso, y perdónenme lo soez de la expresión, me la trae floja lo que haga o deje de hacer en la campaña electoral don Mariano Rajoy, así que aclarado el asunto, y ya que la frase original fue pronunciada en el antiguo dialecto normando-francés, voy a referirme a la destacada influencia francesa (pues fueron normandos, no los autóctonos sajones, los fundadores del Reino de Inglaterra) en algunas tradiciones británicas.

Tres ejemplos. ¿Sabían ustedes que el lema del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, que figura en su escudo de armas nacional dice Dieu et mon droit (Dios y mi derecho), así, escrito en francés? El nuestro, el de España, está en latín, y ya saben, dice eso de: Plus Ultra, es decir, Más allá, que fue el lema personal del rey Carlos I. 

¿Sabían ustedes que también se escribe en francés la fórmula mediante la cual los reyes de Gran Bretaña e Irlanda del Norte sancionan y promulgan las leyes: La Reine le veult, la Reina lo quiere? En nuestro país la fórmula de sanción legal es un poco más larga y formal: Yo, Felipe VI, Rey de España, a todos los que la presente vieren y entendieren. Sabed: que las Cortes Generales han aprobado y Yo vengo en sancionar la siguiente Ley. 

Y tercero, ¿sabían ustedes que el panteón real inglés en el que descansan Enrique II, Ricardo Corazón de León o Leonor de Aquitania, y algunos otros reyes ingleses está en suelo francés; concretamente en la Abadía de Fontevrault, cerca de Chinon, en Anjou?, ¿no?, bueno, pues ya saben otra cosa más.

Pero me he ido por las ramas, como siempre, porque lo que yo quería, aprovechando la excusa de la tocata y fuga de nuestro presidente de los debates electorales, era contar la historia del lance que que dio origen a la frase Honi soit qui mal y pense, y con ella al nacimiento de la Orden de la Jarretera, una de las más preciadas condecoraciones de la monarquía británica. Aunque la del Toisón de Oro de la monarquía española la gane por goleada. Dicho sin animus iniuriandi, que conste.

Cuenta la leyenda que una noche en que el rey Eduardo III de Inglaterra estaba bailando con la condesa de Salisbury en una gran fiesta de la corte, hacia el año 1344, la dama perdió su jarretera (liga), y aunque nunca se ha sabido si la caída de la liga fue voluntaria o accidental, el rey, apercibido del incidente, acudió presuroso y galante a recogerla y devolvérsela a su propietaria. Fue entonces que Eduardo se dio cuenta de que la gente de su alrededor estaba sonriendo y murmurando, así que, con toda la razón del mundo, parece que exclamó airado en normando-francés: Honi soit qui mal y pense, que en román paladino quiere decir: Que se avergüence quien haya pensado mal, y colocándose la media sobre su propio muslo, añadió que haría la pequeña jarretera azul tan gloriosa que todos querrían poseerla. Y con tal fin creó el rey la Orden de la Jarretera, cuyo símbolo es una jarretera azul oscuro, de borde dorado en la que aparecen las palabras pronunciadas por el rey. Hermosa historia, ¿no les parece?

Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




El lema de la Orden de la Jarretera en el castillo de Windsor




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miércoles, 9 de diciembre de 2015

[Píldoras literarias] Hoy, "Ardiente", de José de la Colina






El profesor de la Universidad Nacional de Tucumán, Argentina, David Lagmanovich, dice sobre los microrrelatos que la noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, sigue diciendo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar “breve” un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente -y con mayor razón- algún texto de extensión aun menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar, se pregunta,  una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? Ustedes deciden. 

Continúo hoy esta sección del blog dedicada a microrrelatos literarios con el titulado Ardiente, de José de la Colina (1934), escritor, periodista, ensayista y crítico literario español residente en México desde 1940.  Al finalizar la guerra civil española toda la familia marchó al exilio, primero a la República Dominicana y Cuba, y un años después a México donde se radicaron definitivamente. Con 13 años ya trabajaba como guionista de una emisora de radio y a los 18 como periodista y crítico de cine. En 1955 publica su primer libro: Cuentos para vencer a la muerteTemas presentes en su obra son el exilio, la evocación personal, el poder de la palabra, los viajes, el cine y el periodismo cultural.

El cuento de José de la Colina tiene 34 palabras. Y dice así:



ARDIENTE

¿Quieres soplarme en este ojo? -me dijo ella-. 
Algo se me metió en él que me molesta. 
Le soplé en el ojo y vi su pupila encenderse 
como una brasa que acechara entre cenizas.


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




José de la Colina



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martes, 8 de diciembre de 2015

[Literatura] Hoy, "Oda a la Inmaculada", de José María Blanco White





La Inmaculada de Soult (1678), por Murillo (M.del Prado)


No soy creyente, pero comparto y celebro muchas de las tradiciones culturales de mi país, y las religiosas forman parte de esa cultura. Hoy celebra el mundo católico, y España en particular, la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, la patrona de España. Y también de los Estados Unidos de América... ¿No lo sabían, verdad? Pues es así, supongo que herencia de las raíces hispanas de los estadounidenses, que tenerlas, las tienen, y muchas.

Para celebrar este día y esta festividad traigo hasta el blog la Oda a la Inmaculada de José María Blanco White (1775-1841), uno de los grandes heterodoxos que, desde Prisciliano (340-385 d.C.) para acá, ha dado España al mundo cristiano. 

De nombre real José María Blanco Crespo, fue un escritor, pensador, teólogo y periodista español. Tenía ascendencia irlandesa: era hijo de los comerciantes Guillermo Blanco, alias White (vicecónsul del Reino Unido que se instaló en Sevilla durante el reinado de Fernando VI), y de María Gertrudis Crespo y Neve. Estudió con los dominicos y luego en la Universidad de Sevilla, donde se relacionó, entre otros, con Manuel María de Arjona, José María Tenorio Herrera, Félix José Reinoso y Alberto Lista, con quienes formó la Academia de Letras Humanas de Sevilla. El 21 de diciembre de 1799 se ordenó sacerdote, pese a sus dudas al respecto. Ingresó después en el colegio de Santa María y previa oposición, fue nombrado el 15 de agosto de 1801 capellán magistral de la Real Capilla de San Fernando. Sufrió una crisis religiosa entre 1802 y 1803 y desde este año deja de considerarse católico. En 1805 fue a Madrid, en donde obtuvo una colocación sin retribución en la Comisión de Literatos del Real Instituto Militar Pestalozziano. Fue preceptor del infante Francisco de Paula por un corto periodo de tiempo. Frecuentó la tertulia de Manuel José Quintana. Al estallar la Guerra de la Independencia, en 1808, se declara como "patriota" y colabora en la redacción del Semanario Patriótico (1808-1809). Sus críticas hicieron considerarle persona "non grata" por la Junta Suprema de España. En 1809 nació su hijo Fernando, habido ilegítimamente con Magdalena Eguaya. El 29 de enero de 1810 se trasladó a Cádiz y el 23 de febrero marcha a Inglaterra, de la que ya no volverá a España. 

En Londres publica entre 1810 y 1814 la revista "El Español", en la que se mostraba muy crítico con las autoridades españolas y muy comprensivo con los revolucionarios hispanoamericanos que empezaban a levantarse contra España, si bien su posición era la de la autonomía, no la de la independencia absoluta. Sus opiniones políticas fueron pasando de un inicial jacobinismo a un liberalismo más que moderado. En ingresa en la Iglesia de Inglaterra. En 1814 se hace ministro de su nueva confesión. Revisa las traducciones de la Biblia al español para la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, tanto el texto del Nuevo Testamento Reina-Valera (1817), como el de la Biblia traducida por Felipe Scío de San Miguel (1821), contando en este último caso con la colaboración de Andrés Bello. Revisa y traduce también la Evidencia de la Religión Cristiana de G. Paley y la Liturgia Anglicana.

La revolución liberal española de 1820 le hace nuevamente interesarse por su país y, por encargo de Thomas Campbell, director de The New Monthly Magazine, redacta las Letters from Spain o Cartas desde España, que fueron apareciendo en 1821 con el seudónimo Leucadio Doblado y llegaron a recogerse en un volumen en 1822. En ellas, al lado de páginas costumbristas como las descripciones de la Semana Santa, de las corridas de toros y de los espectáculos teatrales, critica acerbamente la intolerancia y atraso de España. Además hace una crítica en profundidad del catolicismo, lo que lo convierte, junto con Luis Gutiérrez en uno de los pioneros del anticlericalismo contemporáneo español, al dar un paso adelante respecto de los ilustrados españoles que se habían limitado a la crítica al clero, abriendo así un nuevo camino hacia la secularización al valorar la conciencia personal y al afirmar el individualismo tan característico del liberalismo del siglo XIX.

Repugnaba a Blanco White el fanatismo de la Iglesia católica. Nunca perdonó a esta confesión, instituciones como las que veían legítima la reclusión monacal de sus dos hermanas, que lamentó en su autobiografía. En Inglaterra llegó a dominar perfectamente la lengua inglesa, que ya conocía desde pequeño a través de sus tratos comerciales, como cuenta en su Vida del reverendo J. M.ª Blanco White (1845). Llegó incluso a destacar como escritor en ese idioma con poemas como el soneto Night and Death (1828), que impresionó a Samuel Taylor Coleridge y que ha pasado a las antologías de la literatura inglesa. Como crítico reprochaba a la poesía en español cierto anquilosamiento clasicista en forma, estilo y temática. Su lírica en castellano puede clasificarse dentro del Prerromanticismo. La Oda a la Inmaculada fue leída por él por vez primera tal día como hoy de 1794 en la Academia de Letras Humanas de Sevilla. 

Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt


***


ODA A LA INMACULADA

De nueva luz brillante resplandece
Claro, sereno y delicioso día, 
Que al mundo anuncia cerca su ventura.
Himnos canta al Señor, oh tú, alma mía:
Su nombre y gloria ensalza y esclarece,
Pues que a la tierra llena de dulzura, 
y a la vil criatura 
En maldad sumergida 
Le anuncia nueva vida. 
Canta, oh alma, al Señor Omnipotente,
Pues ya a salud convida, 
¡Día feliz!, a la afligida gente. 

Alzad, hijos de Adán, el angustiado
Rostro y mirad la reluciente Aurora 
Que sobre el mundo nace, conduciendo
El Sol de eterna luz; y cuál colora 
Libre de oscuridad el dilatado 
Reino de la tiniebla; cuál rompiendo 
Sus nubes, esparciendo 
Va luces y esplendores 
Arda el mundo de amores: 
Tú pueblo venturoso, al sacrosanto
Señor canta loores, 
y alaba a la que enjuga ya tu llanto. 

Y canta dulcemente la victoria 
En que al Dragón antiguo pisa osada 
La cabeza infernal y venenosa. 
Canta también y di cuál libertada 
Fue del común contagio; di la gloria
Con que el Rey soberano, como a Esposa,
La adornó; di que, hermosa 
Sobre toda belleza, 
Corona su cabeza 
De estrellas; y di, en fin, que el soberano
Honor de tanta alteza 
No es dado que lo cante labio humano. 

Pero es dado, Señora, que levante 
Mi voz, y que yo alabe agradecido 
En cántico sagrado al que os liberta. 
Oh, ya se acerca el día apetecido 
Y aquel alegre y venturoso instante 
De la salud del mundo. No es incierta 
Mi esperanza, que abierta 
La celeste morada 
Por ti, oh Inmaculada 
Virgen, veo venir nuestro consuelo, 
Y miro ya mudada 
Nuestra tierra infeliz en dulce cielo.

José María Blanco White


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José María Blanco White



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lunes, 7 de diciembre de 2015

[Cuentos para la edad adulta] Hoy, "Misa de Gallo", de Joaquim Maria Machado de Assis






El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros... Espero que los disfruten. 

Continúo hoy la serie con el cuento titulado Misa de Gallo, de Joaquim Maria Machado de Assis (1839-1908). Escritor brasileño, y uno de los grandes narradores del siglo XIX. Escribió también poesía y fue un activo crítico literario, además de ser uno de los creadores de la crónica en Brasil. Fundó la Academia Brasileña de Letras. Considerado el padre del realismo en Brasil, si bien de un realismo muy especial, con ecos de Sterne. Hijo del mulato Francisco José de Assis y de Maria Leopoldina Machado, una lavandera portuguesa de las islas Azores, Machado de Assis pasó su infancia en la casa de campo de la viuda de un senador del Imperio, en la Ladeira Nova do Livramento, donde su familia vivía a jornal. De salud frágil, epiléptico y tartamudo, se sabe poco de su infancia y su primera juventud. Quedó muy pronto huérfano de madre. No frecuentó la escuela regular, pero se empeñó en aprender y, todavía muy joven, se convirtió en uno de los mayores intelectuales del país. Inició su carrera trabajando en periódicos y en la imprenta oficial de Río de Janeiro, donde entabló contacto con el conocido escritor Joaquim Manuel de Macedo. En 1855, a los quince años, se estrenó en la literatura, con la publicación del poema Ela en la revista Marmota Fluminense. Continuó colaborando intensamente en periódicos, como cronista, cuentista y crítico literario, alcanzando respeto como intelectual incluso antes de convertirse en un gran novelista. Machado conquistó la admiración y amistad del novelista José de Alencar, principal escritor de la época. En 1864 publicó su primer libro, la colección de poemas Crisálidas. En 1873 ingresó en el Ministerio de Agricultura, Comercio y Obras Públicas, como primer oficial. Posteriormente ascendería en la carrera funcionarial y se jubilaría en el cargo de director del Ministerio de Transportes y Obras Públicas. Pudiendo dedicarse con mayor comodidad a la carrera literaria, escribió una serie de libros de carácter romántico. En 1881 abandona el romanticismo de la primera fase de su obra y publicó Memorias póstumas de Blas Cubas, que marca el inicio del realismo en Brasil. El libro, extremadamente atrevido, está narrado por un difunto, y comienza con una dedicatoria inusitada: «Al gusano que primero royó las frías carnes de mi cadáver dedico con sentido recuerdo estas memorias póstumas». Tanto Memorias póstumas de Blas Cubas como las demás obras de su segunda fase van mucho más allá de los límites del realismo, a pesar de ser normalmente clasificadas en dicho movimiento. Machado, como todos los autores de genio, escapa a los límites de todas las escuelas, creando una obra única.

Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




Joaquim M. Machado de Assis



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