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domingo, 27 de noviembre de 2016

[A vuelapluma] Fidel





Los medios de prensa y televisión andan atareados a estas horas con la noticia del fallecimiento de Fidel Castro, a los 90 años de edad. Guste o no guste, es un nombre sin el que no puede entenderse la historia del mundo actual, y sobre todo la de la América Latina de la segunda mitad del pasado siglo. 

Desde niño me interesó la política internacional. Más que la española, que no dejaba muchas opciones en los años de mi infancia. Mis primeros recuerdos se enmarcan en el apasionado interés que despertaron en mí las guerras de esa época: Indochina (1945-1954), Corea (1951-1953), y Argelia (1954-1962). Mi idealismo se puso de manifiesto con la Revolución cubana (1953-1959) y la guerra de los "Seis días" árabe-israelí (Junio, 1967), y cayó por los suelos con la guerra de Vietnam (1958-1973), ya superada con creces la adolescencia. Tardé en caerme del guindo, pero me caí con estrépito.

Sobre Cuba recuerdo haber vivido apasionadamente la entrada de Castro en La Habana. Sí, fue el primero de enero de 1959 y lo vimos por televisión en nuestra casa de Madrid, toda la familia, reunida para celebrar la comida de Año Nuevo. Recuerdo perfectamente que mis hermanos y yo, que solo tenía 13 años en esos momentos, hicimos apuestas sobre si aquella explosión de felicidad iba a durar o no. Yo apostaba por el sí y el resto de mi familia por el no. Para mí, la felicidad duró muy poco, justo el tiempo de saber que la revolución imponía sus criterios a sangre y fuego, con fusilamientos masivos de los disconformes. El segundo acontecimiento relacionado con la revolución cubana que me impactó fue el de la denominada "Crisis de los misiles" (octubre, 1962), provocando uno de los momentos más álgidos de la "guerra fría" soviético-americana. El último hecho, revelador del auténtico rostro de la dictadura castrista, fue justamente hace veintisiete años, el fusilamiento del general Arnaldo Ochoa, el militar más prestigioso del ejército cubano, tras una farsa de juicio sumarísimo, orquestada como respuesta a su "traición" a la revolución y el pueblo cubano.

Nunca he entendido muy bien la fervorosa y acrítica adhesión de buena parte de la intelectualidad de izquierdas española y europea a la revolución cubana. Lo curioso del caso es que todavía hay multitud de ingenuos que creen en el mito de la misma, cuyos desmanes justifican, aún hoy, con el recurrente discurso al intolerable bloqueo de la isla mártir por parte de los Estados Unidos.

Un profesor-tutor de la Facultad de Geografía e Historia en el centro asociado de la UNED en Las Palmas, un excelente profesor de Historia por otra parte, desbarraba a finales de los 80 ante nosotros, sus alumnos, en elogios a la "revolución" con lucubraciones tales como que Cuba era una auténtica democracia, donde el pueblo intervenía y decidía en los todos los aspectos de la vida política, y su Constitución, un ejemplo de libertades y democracia para todo Occidente...

No ha habido "isla mártir", nunca. Los únicos responsables de la situación de Cuba han sido los hermanos Castro y su régimen. Quien desee conocer la realidad del día a día de los cubanos solo tiene que darse una vuelta a diario por blogs como el de Yoani Sánchez, "Generación Y", o el de Claudia Cadelo, "Octavo Cerco", (ya desaparecido), ambos escritos desde Cuba, por dos jóvenes que no hablan de política más que indirectamente, ¿podía ser de otra manera?, pero con valor y deseos de libertad. Por cierto, el Blog de Yoani Sánchez ha recibido en varias ocasiones el premio al mejor blog de habla española. 

En julio de 2009 el que fuera corresponsal de televisión española y escritor Vicente Botín, publicaba un artículo sobre la ejecución del general Ochoa, veinte años antes, y la situación en Cuba en aquel momento. El artículo se titulaba "Cuba: el sable del general Ochoa"Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, decía al inicio del mismo, nunca han utilizado sus fusiles para reprimir a la población. El eficaz aparato policial de la dictadura ha hecho hasta ahora innecesaria su intervención. Pero el grado de insatisfacción de los cubanos es cada vez mayor. El Gobierno teme que se produzca una revuelta popular como el maleconazo de 1994, sólo que esta vez no sería para pedir democracia y libertad, sino el final del permanente periodo especial en que vive la isla desde el hundimiento de la Unión Soviética, y que se ha agravado en los últimos meses por la escasez de alimentos y los cortes de luz. En las calles de La Habana han comenzado a aparecer carteles con la leyenda "Abajo Raúl".

El dilema es cómo van a responder las FAR en el caso de que miles de personas se lancen a la calle para pedir alimentos, añadía. Salvo la cúpula militar que goza de las mismas prebendas que la nomenclatura, los oficiales del Ejército cubano y sus familias sufren las mismas penalidades de la población civil. Por si fuera poco, no se han recuperado todavía del malestar que les produjo el fusilamiento del general Arnaldo Ochoa, el militar más popular, el más condecorado, el vencedor de la guerra de Angola, distinguido con el galardón de Héroe de la República de Cuba, que fue ejecutado como un delincuente hace 20 años, el 13 de julio de 1989.

El general Ochoa y tres altos oficiales, seguía diciendo Botín, continuaba, el coronel Antonio de la Guardia, el mayor Amado Padrón y el capitán Jorge Martínez Valdés, fueron procesados en un juicio sumarísimo por el delito de alta traición a la patria y a la revolución y ajusticiados. La conmoción que produjeron aquellas ejecuciones y las subsiguientes purgas que se llevaron por delante, entre otros, al poderoso ministro del Interior, el general José Abrantes, permanece en el inconsciente colectivo. Con aquellas muertes, los hermanos Castro reforzaron su poder al matar dos pájaros de un tiro: por un lado, borraron las huellas que implicaban al Gobierno cubano en el narcotráfico; y por otro, se deshicieron de un rival en un momento muy peligroso para la revolución, tres meses después de la visita a la isla de Mijaíl Gorbachov, cuando la perestroika se discutía abiertamente en los cuarteles.

En 1975, Cuba desplegó el primer contingente de los más de 40.000 soldados que fueron enviados a luchar a la lejana Angola, añadía más adelante. La muerte del Che Guevara en Bolivia y el fracaso de la insurgencia apoyada por Cuba en América Latina llevaron a Fidel Castro a dirigir a otras tierras el concurso de sus "modestos esfuerzos". Las legiones cubanas se desplegaron en el Congo, Eritrea y sobre todo en Angola. Pero el Gobierno cubano, a pesar de la ayuda soviética, no contaba con los recursos necesarios para financiar esas guerras. El coronel Antonio de la Guardia dirigía entonces el Departamento MC (Moneda Convertible) del Ministerio del Interior. Desde Panamá, donde operaba, había tejido una compleja trama de sociedades comerciales para aprovisionar a Cuba de equipos y tecnología, difíciles de conseguir debido al bloqueo estadounidense. Todo ese entramado sirvió de sostén a las tropas expedicionarias en Angola, que se autofinanciaron con el contrabando de oro, diamantes, marfil y también con droga, algo común en las guerrillas de América Latina.

En su libro Dulces guerreros cubanos, sigue contando Botín, Norberto Fuentes asegura que Fidel Castro estaba al tanto de las operaciones de narcotráfico y pone en boca de su hermano Raúl estas palabras: "Fidel dice que en definitiva todas las guerras coloniales en Asia se hicieron con opio. Entonces nada más justo que los pueblos devolvamos la acción, como venganza histórica".

En 1983, continuaba más adelante, el presidente de Estados Unidos Ronald Reagan afirmó que funcionarios cubanos de alto rango estaban involucrados en el narcotráfico. Fidel Castro dio la callada por respuesta. Pero seis años después, a comienzos de 1989, la DEA, la agencia antidroga del Gobierno estadounidense, descubrió que el departamento MC del Ministerio del Interior cubano estaba implicado en una operación del cartel colombiano de Medellín, dirigido por Pablo Escobar, para enviar un cargamento de cocaína a Estados Unidos. La bomba tanto tiempo oculta podía estallar de un momento a otro. Fidel Castro podía ser acusado de complicidad en el tráfico de drogas. El comandante tenía que hacer algo sonado para despejar cualquier duda sobre su honorabilidad.

El 12 de junio de 1989, sigue diciendo, el general Arnaldo Ochoa y sus más próximos colaboradores fueron detenidos y acusados de narcotráfico. La sorpresa, sobre todo en los cuarteles, fue general. Sólo unos pocos enterados estaban al tanto de los hechos y se imaginaron que era una maniobra de distracción. Dariel Alarcón Ramírez, alias Benigno, superviviente de la guerrilla del Che en Bolivia, entonces muy cercano al poder, escribió en su libro Memorias de un soldado cubano. Vida y muerte de la Revolución que "corría el rumor por todo el Palacio de que iban a juzgar a Arnaldo (Ochoa), Tony (Antonio de la Guardia) y los demás para aplacar a los norteamericanos y, sobre todo, para sacar a Fidel del atolladero. Después los escondería en algún sitio, bien protegidos. Se habló mucho de Cayo Largo para Ochoa. La verdad es que no estábamos preocupados".

Durante el juicio, añade, retransmitido por televisión, el propio Ochoa se mostró despreocupado al principio y luego arrepentido. "Creo que traicioné a la patria y, se lo digo con toda honradez, la traición se paga con la vida", le dijo a su conmilitón, el general Juan Escalona Reguera, fiscal de la causa.

La autoconfesión del general Ochoa, señala, algo común en todos los procesos estalinistas, como ha ocurrido recientemente con Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, formaba parte de la farsa. Pero contra todo pronóstico, Arnaldo Ochoa y sus compañeros de armas fueron condenados a muerte y fusilados. La sorpresa fue mayúscula. Brian Latell, analista de la CIA en temas cubanos, escribió en su libro Después de Fidel. La historia secreta del régimen cubano y quién lo sucederá que Fidel Castro urdió la crisis. "El único crimen de Ochoa -escribe Latell- fue cuestionar la autoridad de Castro (...) Fidel pensó que Ochoa debía ser condenado por crímenes realmente horribles (...) para así excluir toda posibilidad de alguna reacción violenta de los militares (...). Los cargos de narcotráfico eran una cortina de humo".

Durante los 20 años que han transcurrido desde aquellas ejecuciones, añade, los oficiales del Ejército cubano, principalmente los capitanes y comandantes educados en los ideales que encarnó el general Ochoa, han visto cómo los hermanos Castro y los altos oficiales de las FAR han seguido celebrando el banquete de la victoria, mientras el pueblo cubano iba de peor en peor. Ahora que la fiesta toca a su fin, los oficiales jóvenes temen perder su derecho de primogenitura sin la esperanza de poder ocupar las vacantes que inexorablemente van a dejar los viejos generales. Asisten, como el resto de la población, a los funerales de una revolución que les ha condenado a vivir miserablemente en casas ruinosas, castigados por los apagones y la falta de agua; padecen las deficiencias de un sistema de salud seriamente enfermo, y hacen largas colas en las bodegas para comprar los productos cada vez más escasos de la libreta de racionamiento. Y tienen también que resolver, es decir tienen que robar como los civiles para poder sobrevivir. En medio de esa debacle crece cada vez más la posibilidad de un estallido social o de un nuevo éxodo hacia Estados Unidos, y con ello la probabilidad de que les ordenen salir a la calle para "defender" a la revolución de las víctimas que ha creado la propia revolución.

El general Arnaldo Ochoa, concluía diciendo, murió fusilado hace 20 años, sin que su sable hubiera sido utilizado nunca contra la población civil. Los que llegado el caso se vean obligados a empuñarlo tendrán que decidir en qué dirección van a dirigir el mandoble.

Sobre el mismo asunto, y citando el artículo de Botín, escribía también ese día en su blog "Mira que te lo tengo dicho" el escritor y periodista canario Juan Cruz un post titulado "Cubana", en el que se mencionaba al también periodista y escritor canario Diego Talavera. 

Mi amigo Diego Talavera, cuenta Juan Cruz, uno de los grandes periodistas que ha dado Canarias, se empeñó en 1990 que fuéramos a Cuba, y fui con él. Era un tiempo complicado, como lo ha sido siempre, de la isla, pero nosotros aún disfrutábamos de ciertos arrestos juveniles y al menos yo quise reconstruir en mi memoria, viéndola, la fascinación que a muchos niños canarios nos había causado la Cuba que nos contaban durante nuestra infancia. Paseamos por la isla, conocimos a mucha gente, vivimos algunos incidentes, muchos parecidos a los que nos hubieran pasado en Canarias, cuya idiosincrasia tanto se parece a la cubana, y nos marchamos. Diego ha vuelto muchas veces, y ya había ido antes, pero yo decidí no volver más, hasta que no se acabara una lacra que a mi me pareció apestosa: que los cubanos no pudieran entrar a los sitios donde entrábamos los turistas. Había muchos más problemas, como todo el mundo sabe, pero ese me pareció simbólico de una discriminación que mucha gente explica pero que yo sigo sintiendo como inexplicable. Pero se quedó en mi memoria, sobre todo, un incidente que ahora nos da risa pero que entonces fue escalofriante, y que me ha venido a la memoria esta mañana cuando he leído en El País el artículo de Vicente Botín (ex corresponsal de TVE en Cuba, y autor de un estupendo libro sobre Castro y su sucesión) acerca del veinte aniversario de la ejecución de Ochoa, en un cuartel cerca de La Habana. La historia es muy conocida, y además Botín la cuenta muy bien, así que déjenme contarles por qué me ha venido a la memoria ahora este otro incidente. Estábamos Diego y yo admirando algunos paisajes cubanos, y concreto quisimos pararnos en un pequeño pueblo con muelle, cerca de la playa del Salado. Nos bajamos del coche, y uno de nosotros tomó fotografías; en seguida nos metimos de nuevo en el coche y uno de los dos comentó que no se percibía tanta seguridad en los sitios como algunos de nuestros amigos nos habían predicho. En ese mismo instante, por la ventanilla del conductor se metió un mosquetón, y la voz de un soldado muy joven nos mandó a salir otra vez del vehículo. Salimos. No se podían tomar fotografías en ese lugar, era un sitio militar, o militarizado. ¿Y dónde dice que está prohibido? La respuesta del soldado fue rápida, y en ese momento movía a risa, aunque luego se nos congeló la mueca. El soldado dijo: "Ahí hay un cartel, pero lo tapó la hierba". De inmediato, el soldado nos condujo, detenidos, a un cuartel, donde hubo todo tipo de escenas: yo traté de rebuscar en mi memoria números de teléfonos de amigos cubanos, Diego quiso que le prendieran si estábamos presos, cosa que no estaba muy clara, y el soldado se paseaba tan nervioso como nosotros, hasta que pasó alguien de una graduación mayor, hizo un gesto con la cabeza y facilitó nuestra marcha. Dos horas duró el cautiverio, pero en la memoria ha vivido mucho más el escalofrío que nos dio cuando supimos que aquel era el cuartel donde habían ajusticiado a Ochoa. Y hoy Botín me ha llevado a ese momento, casi veinte años después.

Querido Juan, respondía Diego Talavera a Juan Cruz: Tu blog de hoy me trae bellos recuerdos y han pasado ya 19 años. Tu no has querido volver a Cuba a pesar de mi insistencia. Yo he vuelto muchas veces y creo que me quedan muchas más en el futuro. Soy consciente de que el pueblo cubano padece una dictadura pura y dura, pero opino que nuestra presencia allí para compartir experiencias con tantos amigos cubanos que han escogido el exilio interior, igual que ocurrió con muchos intelectuales en la España franquista, es una bocanada de aire fresco. Para ellos y para los que seguimos viajando a la Isla. Un ejemplo: acompañé al Aeropuerto José Martí al poeta Manuel Díaz Martínez y a su esposa Ofelia Gronlier cuando abandonaron para siempre Cuba en medio de una situación muy tensa. Lo que para mí era un gesto de cortesía, para él fue algo más y así lo escribió en su excelente libro de memorias Solo un leve rasguño en la solapa. Y te podría contar muchas más anécdotas parecidas a ésta, pero la brevedad del comentario no lo aconseja. Lo hablaremos en tu próximo viaje a la otra Isla. Con el cariño de siempre, Diego. 

En fin, concluyo por hoy. Un tirano más que desaparece muerto por el simple paso de los años. ¿A cuántos más habrá que soportar? En cualquier caso, descanse en paz. Dejemos a los muertos que entierren a sus muertos (Lucas, 9, 60), y a los vivos con la esperanza de una pronta y definitiva libertad para Cuba y los cubanos.




Fidel Castro entra en La Habana (1 de enero de 1959)



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




HArendt




Entrada núm. 3057
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

sábado, 10 de abril de 2010

A vuela pluma

 La escritora cubana Yoani Sánchez




Una de mis ineludibles lecturas diarias es el blog de la cubana Yoani Sánchez, "Generación Y". A mi, que, que soy locuaz por naturaleza y que asumo como propia la frase atribuida al escritor Mark Twain que citaba en mi entrada de ayer, la concisión y precisión de los textos de Yoani en su blog me llenan de admiración. Será por su condición de filóloga...

En su último comentario, que reproduzco más adelante, relata con sorna la confiscación de varios ejemplares de su libro "Cuba Libre" por, cito textualmente, "atentar contra los intereses generales de la nación". Entre los más de 2300 comentarios a su entrada que iban registrados hace unos momentos está el mio. No es que resulte excesivamente original, pero les animo a sumarse a él. Dice así:

Mi querida Yoani: En las democráticas sociedades europeas, España sobre incluida, una buena parte de sus gentes todavía siguen creyendo que la revolución cubana es un paradigma de libertad y que la culpa de todos sus males la tienen Estados Unidos y la Unión Europea. Eso ya no es ignorancia, ni buenismo, ni ansias libertarias, es lisa y llanamente estulticia, estupidez o en lenguaje más coloquial, que tú que eres filóloga comprenderás en sus justos términos, gilipollez. Uno de los políticos españoles que más admiro por su sensatez, Santiago Carrillo, ex-secretario general del PCE, se sumaba hace unos días en una entrevista televisiva a esa falaz teoría de la conspiración universal contra el régimen cubano. Me gustaría suponer que a sus 95 años de edad y de experiencia uno puede tener fallos de percepción; espero que fuera eso. Pero así están las cosas en esta vieja Europa. No desfallezcas, por favor. No dejes de denunciar la realidad de Cuba. Muchos de nosotros, desde nuestra cómoda posición de ciudadanos libres de un país libre, lo hacemos y te apoyamos. Un saludo muy cariñoso desde la isla de Gran Canaria, querida Yoani.


Les dejo ahora con la lectura del texto de Yoani Sánchez. Y por favor, no dejen de leer su magnífico blog, sin duda, y merecidamente, el mejor y más premiado en lengua española. En la sección de vídeos de este blog pueden ver uno de apoyo a Yoaní Sánchez por parte de Amnistía Internacional. Y sean felices, por favor. A pesar de los hermanos Castro. Tamaragua, amigos. HArendt





  Los hermanos Fidel y Raul Castro




Generación Y
 "Cuba Libre" preso en La Habana


Justamente ayer, la víspera de presentarse en Chile una compilación de mis textos con el título Cuba Libre, me llegó una   información de la Aduana General de la República. En ella me confirmaban la confiscación de diez ejemplares de mi libro enviados a través de DHL. En las rancias y breves palabras de la burocracia, me explicaban:

    Al realizar la inspección física del envío se detectó documentación cuyo contenido atenta contra los intereses generales de la nación, por lo que se procede a su decomiso en correspondencia a lo establecido en la legislación vigente.

Trato de reproducir la escena de “los especialistas” dilucidando si permitían o no que el libro traspasara las fronteras de esta Isla y llegara hasta mis manos. ¿Buscarían en sus páginas alguna imagen obscena que pudiera ofender la moral? De seguro no la encontraron entre las fotos de vallas inflamadas de consignas políticas, las desvencijadas entrañas de un automóvil abandonado y las banderas cubanas exhibidas en un mercado donde no vale la moneda nacional. Esto último puede parecer obsceno, pero no es mi culpa.

¿Serían celosos doctores de la gramática esos que manosearon las frases de Cuba Libre buscando quizás una errata  o un tiempo verbal mal usado?  ¿Se trataba acaso de analistas militares, indagando entre los párrafos de mis crónicas por códigos ocultos, revelaciones sobre la economía o documentos secretos de la Seguridad del Estado? Nada de eso hallaron, ni siquiera la receta de cómo fabricar guarapo, esa casi extinta bebida nacional que se logra exprimiendo la caña de azúcar.

Me conformo con fantasear que quienes impidieron a la versión española de mis textos llegar hasta cientos de amigos entre los que circularía eran unos uniformados con más disciplina que lecturas. Probablemente ya estaban avisados por los escuchas que monitorean constantemente mi teléfono; pueden haberles advertido incluso que no fueran a leer el contenido. Si tres años de publicar en el ciberespacio hubieran servido solamente para hacer llegar mi voz hasta estos torvos censores, sería suficiente motivo para sentirme satisfecha. Algo de mí quedará en ellos, como mismo su represiva presencia ha marcado mis crónicas, las ha empujado a saltar hacia la libertad.






Monumento a José Martí en La Habana




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Entrada núm. 1293 -
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"Pues, tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)

jueves, 8 de mayo de 2008

Desde Cuba





Fidel y Raúl Castro (Cuba)



Yoani Sánchez es la joven filóloga cubana de 32 años ganadora del Ortega y Gasset de periodismo, a la que las autoridades cubanas denegaron el permiso para venir a España a recoger su premio. Autora de un blog titulado "Generación Y", en el que cuenta el día a día de la realidad cubana burlando la censura del régimen, ha merecido el derecho a ser portada de la prestigiosa revista Time y pasar a ser considerada como una de las 100 personas más influyentes del mundo. Algo que ella no se toma muy en serio... El País de hoy (8/5/2008) publica la entrevista que su corresponsal, Mauricio Vicent, la realizó en La Habana. Y no dejen de visitar su blog; les aseguro que merece la pena. Por cierto, ya ha comenzado a ser objeto de ataques informáticos... 

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





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Yoani Sánchez (La Habana, Cuba)



"Los cambios llegarán a Cuba, pero no a través del guión del Gobierno", por Mauricio Vicent

El último año de Yoani Sánchez ha sido vertiginoso. En marzo de 2007, después de una espontánea protesta intelectual conocida como la guerra de los email, esta filóloga habanera de 32 años decidió comenzar con Generación Y, un blog que concibió como un ejercicio de "terapia personal" después de que "el silencio y la evasión" no le resultaran. Poco a poco, colgar en la Red sus "desencantadas viñetas" de la realidad cubana se convirtió en razón de ser, y ese exorcismo, que ella define como "periodismo ciudadano", despertó la atención de numerosos medios de prensa extranjeros.

En los últimos meses, la página de Generación Y recibió millones de entradas, y el pasado 4 de abril Sánchez fue merecedora del Premio Ortega y Gasset en la categoría de periodismo digital. Hace sólo unos días la revista Time la incluyó en su lista de los 100 personajes más influyentes del planeta en la categoría de Héroes y pioneros. La espiral de acontecimientos continuó hasta el martes, cuando finalmente supo que no podría viajar a Madrid a recibir el premio de EL PAÍS.

Pregunta. ¿Qué piensa de lo ocurrido?

Respuesta. Todo ha sido vertiginoso. Nunca calculé que iba a ser así. En mi vida real poco ha cambiado, a no ser porque ahora me llaman más periodistas. Sigo siendo una ciudadana y continúo con las mismas inquietudes que cuando comencé, aunque sí me he vuelto más aguda al observar. Lo que más me alegra es desde donde he llegado. No ha sido por linda, ni por dar discursos desde una tribuna, ni por tener un ascendente religioso sobre una multitud. He llegado de la manera más simple y más anónima, como una ciudadana que escribe de lo que ve y que reflexiona de su realidad. El hecho de que el Premio Ortega y Gasset y Time hayan reparado en una persona como yo y hayan reconocido esa pequeña cosa me sorprende gratamente. Uno está acostumbrado a que sean siempre los famosos los que recogen los lauros.

P. ¿Qué razones le han dado para no permitirle viajar a España?

R. Realmente no me han dado razones. Tampoco me han dicho que me prohibían la salida. Todo este tiempo la única respuesta ha sido: "No hay respuesta, su caso se está analizando". Pero sin dar la cara. El martes, que era el último día para poder coger el avión, fui a las oficinas de inmigración y me dijeron que todavía no había "nada". Así que he cambiado la fecha del viaje para junio, a ver si entonces ya se ha eliminado el famoso "permiso de salida", como todo el mundo espera.

P. ¿Desde que comenzó con Generación Y ha sufrido represalias?

R. Nadie ha tocado en mi puerta, lo cual no significa que no pasen cosas. Podría decir que me vigilan, que intervienen mi teléfono, que asustan a mis amigos, pero no tengo pruebas. Son especulaciones a partir de cosas que pasan. Quizás la única represalia concreta ha sido no permitirme viajar a España a recoger el premio.

P. Hasta ahora no se consideraba disidente, sino un "electrón suelto".

R. Sigo sin considerarme disidente.

P. Pero por diferentes motivos su caso se ha politizado. ¿No teme dejar de ser la bloguera fresca Yoani Sánchez para convertirse en una opositora más?

R. No tengo ese temor. Todo fenómeno que nace nuevo es susceptible de ser manipulado e interpretado, es la ley de la vida. Yo sigo escribiendo mis textos, pienso cada vez desde una óptica más honesta. No me preocupa que pueda ser usada por un bando o por otro. Si mi discurso es elástico, si sirve para muchos, pues perfecto para ellos y para el discurso. Pero no quiero estar aclarando a cada rato que no pertenezco a una determinada línea política. Lo que hizo el martes el Gobierno al no dejarme salir tenía una dosis alta de riesgo. En el cálculo que hizo sopesó que todo el escándalo posterior era preferible a dejarme salir. Bueno, pues entonces se soltaron los demonios, pero yo no soy la responsable de los demonios. Creo que la mejor respuesta a las manipulaciones es lo que yo hago cada día: decir no a la violencia verbal, no a la desacreditación, no a los extremos. Y seguir con mi visión ciudadana. Son mis textos los que dicen de mí misma, no las declaraciones e interpretaciones que hagan otros.

P. ¿Cómo calificaría su blog?

R. Mi blog es un exorcismo personal que de pronto se ha encontrado con otros que también tienen sus demonios, y se ha convertido en una confluencia de demonios e historias similares. Sobre todo se ha convertido en un foro de discusión: ahora mismo lo más importante de Generación Y no son mis textos, sino los comentaristas.

P. ¿Cree que hay un nuevo momento político en Cuba?

R. Hay el intento de hacer creer que hay un nuevo momento. Pero a mi vida real todavía no llegan las evidencias de ese nuevo momento. Sí creo que hay una nueva actitud en los ciudadanos, una actitud más crítica. Y noto en los oportunistas cierta tendencia a no salir al paso, algo que es un buen termómetro en estas situaciones. Pero la intolerancia política, me parece, ha cedido poco.

P. Mucha gente en Cuba cree que lo mejor es que el sistema evolucione, que las transformaciones provengan de dentro, aunque sean lentas. ¿Qué piensa?

R. Que las transformaciones tienen que ser lentas está claro, pero tengo mis dudas sobre si provienen del sistema. No se puede transformar y mejorar lo que está enfermo en su esencia. Este sistema ha probado que es incapaz de proveer a sus ciudadanos de bienestar material y de lograr que realicen muchas de las cosas con las que sueñan. Es deber del Gobierno implantar las nuevas medidas, pero creo que también deberían empezar a pensar en desmontar el sistema.

P. ¿Cambio de sistema o cambios en el sistema?

R. De sistema

P. ¿Y hacia qué modelo?

R. Uno de los grandes argumentos que se utiliza para defender la revolución cubana es que hemos logrado hacer un socialismo sui géneris. ¿Por qué no podríamos hacer un capitalismo sui géneris? Lo que necesita este país es una inyección de creatividad y de libertad para producir, y el socialismo es una camisa de fuerza a todo eso.

P. ¿Los pequeños cambios que se han visto hasta ahora anuncian otros de mayor calado?

R. Todos estos cambios tienen un objetivo claro: conservar el poder. Pienso que la idea es proporcionar cierto bienestar a la población, relajar un poco las tensiones acumuladas. ¿Hasta dónde lo pueden llevar? Justo hasta donde empiece a peligrar el control que tienen sobre la sociedad. Allí lo van a dejar. Hoy no hay presión popular para empujar en la dirección de los cambios, pero son las condiciones materiales lo que más presiona. Necesariamente se tendrá que dar mayor autonomía económica a las personas y eso traerá autonomía política. Los cambios llegarán, pero no creo que a través del guión del Gobierno. Su guión dará algo de sí, pero la gente tomará el resto. (El País, 08/05/08).




Obama y Raúl Castro (Panamá, abril de 2015)



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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)