domingo, 15 de mayo de 2016

[A vuelapluma] Redes sociales. ¿Riesgo de implosión?






Los amables lectores de Desde el trópico de Cáncer me habrán leído numerosas veces eso de que desde los clásicos griegos para acá, todo es paráfrasis. Como podrán comprobar si leen el artículo que este domingo publica en El País el escritor Manuel Vicent, parece que no ando muy descaminado en mi apreciación. Ni tampoco en esa otra, bastante subjetiva también por mi parte, de que las redes sociales acabarán colapsando de pura estulticia. Que es la misma opinión que reiteradamente vienen expresando públicamente personas tan solventes como los filósofos Fernando Savater o Emilio Lledó. Espero no verlo pero me temo que vamos camino de ello.

Dice Vicent en su artículo que si Borges colgara hoy un cuento en la Red e hiciera lo mismo Ortega con un ensayo y Machado con un poema, sin duda, se producirían múltiples comentarios y entre ellos habría elogios, opiniones explosivas, insultos e incluso algunos rebuznos y que la Red mandaría este estúpido guirigay sin distinción al universo en un mismo e indestructible paquete. 

Podemos enviar un cacharro a Marte, sigue diciendo, pero no hemos alcanzado todavía la altura de algunos poetas del siglo VI antes de Cristo, como Safo y Anacreonte, cuya sensibilidad no ha sido superada. La filosofía actual, añade, en el fondo no consiste sino en comentarios a los textos de Platón. Todo el catálogo de pasiones humanas, continúa, ya fue convertido en teatro en la Grecia clásica. Y tampoco el estoicismo de Séneca y de Marco Aurelio ni el talento político de Cicerón, concluye, encuentran un equivalente en la cultura contemporánea. 

En cambio cualquier idiota tiene a su disposición un micrófono, una cámara, una pantalla a través de la cual puede emitir esféricamente cualquier idiotez hasta más allá de la Andrómeda, dice. El ángulo entre la moral y la técnica se está separando cada día más; una y otra tiran de nuestro espíritu en sentido contrario, y mientras este ángulo se abre hasta el infinito, otro mucho más diabólico se cierra. Cada día, añade, el ángulo que forman el fanatismo y la tecnología va camino de pegar ambos lados hasta formar una sola línea y el odio y la desesperación están a punto de hacer una síntesis mortal con algún preparado explosivo que puede adquirirse en cualquier droguería. A este paso, sigue diciendo, pronto llegará el día en que cualquier sujeto, al que ha dejado la novia, podrá destruir toda una manzana solo por despecho. La técnica ha hecho posible que estemos todos a merced de los rebuznos que nos deparan las ondas y también de la destrucción que cualquier fanático decida simplemente para pasar el rato. Feliz domingo, concluye deseándonos. Comparto su deseo.




Manuel Vicent


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




HArendt




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