jueves, 31 de diciembre de 2015

[De libros y lecturas] Balance de un año que se va





Como bien dice el refrán, en cuestión de gustos no hay nada escrito... El final del año es casi siempre momento propicio para hacer balance sobre todo lo habido y por haber, lo iniciado y lo concluido, lo abandonado para siempre y lo que queda pendiente... Los libros y lecturas abarcados en ese lapso temporal no pueden escapar a ese deseo de hacer balance. 

Revista de Libros, la más prestigiosa revista de crítica literaria en español, ha pedido con tal motivo a varios de sus colaboradores que escojan los que son para ellos los títulos más interesantes del año, y que expliquen su elección. Pueden leer aquí el resultado de la encuesta con sus comentarios críticos pertinentes. En cualquier caso, esta es la lista de los libros recomendados y de sus autores. 

1. Lipovetsky, Gilles y Serroy, Jean: La estetización del mundo. Vivir en la época del capitalismo artístico.  
2. Stanley, Bob: Yeah! Yeah! Yeah! La historia del pop moderno. 
3. Fradera, Josep M.: La nación imperial (1750-1918). Derechos, representación y ciudadanía en los imperios de Gran Bretaña, Francia, España y Estados Unidos.
4. Pamuk, Orhan: Una sensación extraña. 
5. Mulet, José Miguel: Medicina sin engaños. 
6. Ramón y Cajal, Santiago: Los tónicos de la voluntad. Reglas y consejos sobre investigación científica.
7. Carrère, Emmanuel: El Reino. 
8. Houellebecq, Michel: Sumisión. 
9. Gil de Biedma, Jaime: Diarios, 1956-1985. 
10. McEwan, Ian: La ley del menor.  
11. Knausgård, Karl Ove: La isla de la infancia (Mi lucha: 3). 
12. Amis, Martin: La Zona de Interés. 
13. Pagden, Anthony: La Ilustración y por qué sigue siendo importante para nosotros.
14. Roudinesco, Elisabeth: Freud en su tiempo y en el nuestro. 
15. Sanz, Marta: Farándula. 
16. García, Rodrigo: Barullo. 
17. Gógol, Nikolái:  Cuentos completos. 
18. McGuire, Richard: Aquí.  

Por su parte, la revista Babelia, editada por el diario El País, ha preguntado a una cincuentena de críticos y colaboradores cuáles son los veinte mejores libros de 2015. La lista refleja un escenario variado de autores de distintos orígenes y de géneros. Destaca el reconocimiento de las memorias y diarios, así como del ensayo, un papel menor que otros años para la narrativa, y un espacio para la poesía. Siete de ellos coinciden con la de Revista de Libros. Esta es su lista. Y en el enlace de más arriba, pueden leer las reseñas críticas de sus comentaristas. 

1. Piglia, Ricardo: Los diarios de Emilio Renzi. Años de formación. 
2. Sanz, Marta: Farándula
3. Gil de Biedma, Jaime: Diarios (1956-1985).  
4. Alexiévich, Svetlana: La guerra no tiene rostro de mujer. 
5. Houellebecq, Michel: Sumisión. 
6. Christensen, Inger: Eso. 
7. McEwan, Ian: La ley del menor. 
8. Roudinesco, Elisabeth: Freud en su tiempo y en el nuestro. 
9. Mesa, Sara: Cicatriz. 
10. Maillard, Chantal: La mujer de pie.
11. Ferrante, Elena: La niña perdida. 
12. Fernández Cubas, Cristina: La habitación de Nona. 
13. SingerIsrael Y.: La familia Karnowsky. 
14. Sacks, Oliver: En movimiento. Una vida. 
15. Cynthia Ozick. Cuentos reunidos.
16. Obligado, Clara: La muerte juega a los dados. 
17. Snyder, Timothy: Tierra negra. El Holocausto como historia y advertencia. 
18. Monmany, Mercedes: Por las fronteras de Europa. Un viaje por la narrativa de los siglos XX y XXI.
19. McGuire, Richard: Aquí.
20. Chikiar, Irena: Virginia Woolf. La vida por escrito. 

Y por si alguien tuviera interés en ello, aquí les dejo mi lista de algunos de los libros leídos en este año que se acaba que mayor placer me han deparado. No incluyo las relecturas de libros ya leídos con anterioridad, y de los que cito a continuación, lo son sin orden de preferencia alguno. Y una confesión personal: solo he leído dos de todos los mencionados en las listas de Revista de Libros y Babelia, lo que indica que no soy lector tan acrisolado como yo me pienso, o lo dicho, que en cuestión de gustos no hay nada escrito...

1. Arendt, Hannah: Más allá de la filosofía. Escritos sobre cultura, arte y literatura.
2. Gomá, Javier: Aquiles en el gineceo o aprender a ser mortal. 
3. Gomá, Javier: Ejemplaridad pública. 
4. Hunt, Lynn: La invención de los derechos humanos. 
5. Jones, Steve: Ciencia y creencia. La promesa de la serpiente.  
6. Magrinyá, Luis: Estilo rico, estilo pobre. Todas las dudas: Guía para expresarse y escribir mejor.  
7. Padgen, Anthony: La Ilustración. Y por qué sigue siendo importante para nosotros.  
8. Schopenhauer, Arthur: El mundo como voluntad y representación. 
9. Fernández-Viagas, Plácido: Inquisidores 2.0. El sueño del robot o el fraude de la libertad de información. 
10. Giesbert, Franz-Olivier: La cocinera de Himmler.
11. Kafka, Franz y Montellier, Chantal: El proceso. Una novela gráfica.
12. Rojas, Fernando de: La Celestina (Edición de Soledad Puértolas). 
13. Savater, Fernando: Voltaire contra los fanáticos. 
14. Arendt, Hannah: Crisis de la república. 
15. Hirsi Ali, Ayaam: Reformemos el Islam. 
16. Piketty, Thomas: El capital en el siglo XXI.
17. Pinker, Steven: Los ángeles que llevamo dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones.  
18. Popper, Karl R.: La sociedad abierta y sus enemigos. Con una addenda del autor.  
19. Houellebecq, Michel: Sumisión.  
20. Gomá, Javier: Necesario pero imposible o ¿qué podemos esperar?
21. Gomá, Javier: Imitación y experiencia.
22. Littell, Jonathan: Las benévolas. 
23. Pessoa, Fernando: Libro del desasosiego.
24. Küng, Hans: Humanidad vivida. Memorias. III.
25. Teilhard de Chardin, Pierre: El fenómeno humano.

Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. Y ¡Feliz Año Nuevo! HArendt



Biblioteca de la UNED, Madrid



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miércoles, 30 de diciembre de 2015

[Cuentos para la edad adulta] Hoy, "La dama del perrito", de Antón Chéjov





El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros. 

Continúo hoy la serie de Cuentos para la edad adulta con el titulado La dama del perrito, de Antón Pávlovich Chéjov (1860-1904), médico, escritor y dramaturgo ruso. Encuadrable en la corriente "realista psicológica", Chéjov fue maestro del relato corto, siendo considerado como uno de los más importantes escritores de cuentos de la historia de la literatura. Sus relatos han sido aclamados por escritores y crítica. Compaginó su carrera literaria con la medicina llegando a decir en una de sus cartas: "La medicina es mi esposa legal; la literatura, solo mi amante". Al principio escribía simplemente por razones económicas, pero su ambición artística creció, introduciendo innovaciones que han influido en la evolución de los relatos cortos. Su originalidad consiste en el uso de la técnica del monólogo, adoptada más tarde por James Joyce y otros escritores del modernismo anglosajón, además del rechazo de la finalidad moral presente en la estructura de las obras tradicionales. No le preocupaban las dificultades que esto planteaba al lector, porque consideraba que el papel del artista es realizar preguntas, no responderlas. Para muchos críticos Chéjov posee la voz más natural de la ficción, sus cuentos parecen esparcirse sobre la página sin arte, sin ninguna intención estética detrás de ellos, y así uno ve la vida a través de sus frases. Chéjov no se hizo internacionalmente famoso hasta los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, cuando las traducciones al inglés ayudaron a popularizar sus obras, obras que se hicieron famosas en la Inglaterra de los años 1920 convirtiéndose en auténticos clásicos de la escena británica. En Estados Unidos, autores como Tennessee Williams, Raymond Carver o Arthur Miller utilizaron técnicas de Chéjov para escribir algunas de sus obras. 

La dama del perrito se publicó por vez primera en diciembre de 1899. Narra la relación amorosa y adúltera entre un banquero ruso y una dama a quien conoce en Yalta. Dmitri Gúrov, banquero moscovita, casado, padre de tres hijos e infeliz en su matrimonio, conoce durante unas vacaciones en Yalta a Anna Serguéyevna, que se encuentra allí de vacaciones sin su esposo, y a la que ha observado paseando con su perro junto a la costa. Tras seducirla comienza una aventura amorosa con ella. Finalmente, cada uno parte a su hogar. De regreso a su vida diaria, Gúrov espera olvidar pronto a Anna, pero se da cuenta que no puede hacerlo. Aprovechando un viaje de negocios a San Petersburgo, decide visitar el pueblo de Anna y reencontrarse con ella. Intenta ir a buscarla, pero pensando que ella ya lo habrá olvidado, desiste. Por la tarde, decide ir al teatro con la esperanza de verla, lo que así ocurre. En un momento en que el esposo de Anna se aleja para fumar un cigarro, Gúrov se acerca a ella, y Anna, aunque en un primer momento se resiste acaba por por confesarle que no ha podido olvidarle, rogándole que se marche con la promesa de que irá a visitarle a Moscú. Para hacer el viaje, Anna explica a su esposo que marcha para ver a un médico. Gúrov, por su parte,  cae en la cuenta de que por primera vez en su vida se ha enamorado, y reflexiona en cómo continuar su relación con Anna. La historia termina con ambos juntos en Moscú haciendo planes para un futuro en común que reconocen incierto. 

Espero que disfruten del relato. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. Y ¡Feliz Año Nuevo! HArendt



Antón Chéjov



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martes, 29 de diciembre de 2015

[A vuelapluma] Cosas que uno siente por Navidad



Belén navideño tradicional


Si hay algo que me pone de los nervios es la ignorancia pedante trufada de fanatismo. Reconozco que hay mucho gilipollas suelto (lo digo sin ánimo injurioso alguno, sino en el coloquial sentido que da al adjetivo la Real Academia Española) que piensa que los no creyentes en dioses trinos y unos somos seres arreligiosos, carentes de espiritualidad y personas de moral relajada, por no decir amorales absolutos... La verdad es que me da igual lo que piensen los susodichos, pero se equivocan.

Por citar un ejemplo de espiritualidad profunda entre los no creyentes, mencionaría a Simone Weil, la joven filósofa francesa, muerta en 1943 a los 34 años de edad. Quizá la pensadora europea que mejor ha sabido entender la esencia del cristianismo en el siglo XX; un cristianismo que no necesita la existencia de un Dios para convertirse en el centro de la existencia humana, y cuyas raíces se hunden en los mitos más antiguos de la humanidad y del pensamiento filósofico y teológico de la antigua Grecia. O si prefieren otro, quizá más accesible, el del también francés Albert Camus y su humanismo cristiano sin Dios.

A mi el mito cristiano de la Navidad me parece bellísimo, y lo sigo celebrando cada año con mi familia, con mis hijas y mis nietos, y perdónenme la irreverencia si alguien se siente ofendido, con mis gatos, que también son animalitos de Dios. Y todo ello, con independencia de que el mito no se sostenga en realidad alguna, y que tenga precedentes claros en otros mitos mucho más antiguos como los de Isis, en el antiguo Egipto, o el del dios Mitra (también nacido en una cueva, de madre virgen, un 25 de diciembre, y adorado por magos y pastores que le traen regalos un 6 de enero). Líquido, blanco y en botella... Vale: pues sí, leche.

Los mitos son una forma de pensar el mundo. Lo dijo el antropólogo francés, (¡vaya por Dios, hoy va todo de franceses!) Claude Lévi-Strauss en un erudito y bellísimo libro del que ya he hablado en ocasiones anteriores en el blog: Mitológicas. Lo crudo y lo cocido, mitos que construyen una explicación total del mundo en toda su riqueza, y en los que toda realidad -física, biológica y espiritual- está determinada por ellos y en ellos.

El escritor castellano-leonés Gustavo Martín Garzo publicaba hace unos años en El País por estas mismas fechas un entrañable artículo titulado El buey y los ángeles, rememorando las navidades de su infancia. Como a él, a mí también me resulta imposible desprenderme de esas figuras maltrechas por los años, los hijos, los nietos y los gatos, que configuran nuestro Belén en el mejor rincón de nuestro hogar; celebración anual de la Navidad, tan Navidad como la de los creyentes, y con la misma fe y esperanza en un mundo, aquí, ahora y en el futuro, mucho mejor que el que nosotros heredamos de nuestros padres. Y todo sin dejar de reconocer que no es más que un mito, pero un mito central, junto a la herencia cultural greco-latina, para poder comprender lo que es y significa Occidente y su forma de pensar. 

Y no sé si fiel a una tradición que desconozco o simple fruto del azar, me encuentro de nuevo hace unos días, en el mismo periódico, otro hermoso artículo de Gustavo Martín Garzo titulado El papagayo verde, que habla de compasión, silencios, bondad con los desconocidos, y el peso del mundo y la realidad, quizá influido una vez más por los sentimientos a que nos hace proclives la Navidad. Lo hace tomando como excusa el proceso de redacción de la novela Un corazón simple, de Gustave Flaubert. Una novela corta, nos cuenta Martín Garzo, para escribir la cual Flaubert necesitó cinco meses intensivos de trabajo. "¿No le parece que nuestros amigos se preocupan poco de la Belleza. Y sin embargo es en el mundo lo único importante?", le cuenta Flaubert por carta a su amigo Turguéniev sobre sus dificultades para terminarla. Y es que, como bien dice Martín Garzo en su artículo citado "el arte no habla de lo que tenemos sino de lo que nos falta, ofreciéndonos una segunda vida". 

Un corazón simple, nos cuenta Martín Garzo, habla de ese mundo de la pequeña burguesía rural que Flaubert conocía como la palma de su mano y que ya había retratado magistralmente en Madame Bovary. Su protagonista, sigue contándonos, es Félicité, una abnegada mujer que vive a la sombra de su señora, cuidando a sus hijos y ocupándose de las tareas de la casa. Flaubert se detiene con puntilloso realismo en los pormenores de esa vida insignificante y nos habla de sus pesares y pequeñas alegrías, y de los seres que van pasando por su vida: un novio poco delicado, los hijos de su ama, un sobrino, un anciano al que cuida en su enfermedad. Unos mueren, otros se van de su lado o sencillamente la olvidan, y Félicité se queda sola. Casi es una anciana cuando una familia de indianos se muda a la casa vecina. Ella vive pendiente de sus conversaciones animadas, de su afición a la música, de sus vestidos alegres. Tienen un loro, que se llama Loulou. Lo han traído de sus lejanas tierras y a Félicité le fascinan sus colores tan vivos, su voracidad, sus gritos desdeñosos, su mirada desafiante. Pero los indianos no se adaptan bien ni a los inviernos ni al rigor de las costumbres de la comarca, y deciden regresar a sus tierras. Y como el loro es un estorbo para ese viaje se lo regalan a Félicité. Su vida cambia desde entonces, ya que el loro se transforma en su única compañía. A tal punto se obsesiona con él que, cuando muere, Félicité manda disecarle y le construye en su propio cuarto un pequeño altar que se convierte en el centro más secreto de sus fantasías.

Y para colmar el vaso de las cosas que uno siente por Navidad, hoy mismo, una buena amiga a la que no veo hace muchos años pero con la que guardo una entrañable complicidad epistolar, me pregunta con íntimo desasosiego como es posible celebrar en paz con uno mismo estas fiestas entrañables cuando miles de seres humanos, refugiados de las crisis humanitarias que asolan Oriente Medio y África del Norte, caminan sin rumbo ni futuro por estas cristianas tierras de Europa, que les rechaza y les teme a la vez. "Es necesario algo más que buenos pensamientos por esta gente...", me dice al final de su carta. Y no sé qué contestarle, porque no tengo respuesta alguna.

Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. Y ¡Feliz Año Nuevo! HArendt



Isla de Lesbos, Grecia (U.E.), Diciembre de 2015



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lunes, 28 de diciembre de 2015

[Píldoras literarias] Hoy, "A primera vista", de Poli Délano





David Lagmanovich, profesor de la Universidad Nacional de Tucumán, Argentina, dice sobre los microrrelatos que la noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, sigue diciendo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar, se pregunta,  una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? Ustedes deciden. 

Continúo hoy la serie Píldoras literarias con el relato titulado A primera vista, incluido en el cuento Sin morir del todo (1975), del escritor chileno Enrique (Poli) Délano Falcón (1936). El mundo de sus relatos está poblado de personajes, escenarios y situaciones que se vinculan con los lugares donde transcurrió su infancia y juventud. Escritor multifacético, además de sus propios libros, ha escrito otros por encargo, dirige talleres literarios, escribe guiones y publica artículos en la prensa. Desde sus comienzos como escritor, Poli Délano siempre manifestó predilección por la narrativa: "me sale con mayor fluidez el cuento, pero me siento más feliz en la novela", adherido a la propuesta literaria de la Generación de escritores de 1960, ese grupo que emergió en un contexto de profundas transformaciones políticas y sociales. Al igual que muchos escritores de esa generación, Délano mostró interés por las temáticas urbanas, el mundo de la periferia y de la realidad social. Poli Délano pasó la mayor parte de su infancia y juventud en España, México y Estados Unidos. No es extraño, entonces, que su obra haga referencia constante a dicha experiencia: el mundo de sus relatos está poblado de personajes, escenarios, situaciones y encuentros que se vinculan con aquellos lugares. Admirador confeso de Ernest Hemingway, William Faulkner, John Steinbeck y Charles Bukowski, Délano dirigió la cátedra de literatura estadounidense en la Universidad de Chile desde 1962 hasta 1973. Tras el golpe militar, partió al exilio. Regresó a Chile en 1984 y desde esa fecha ha publicado alrededor de veinte libros, entre cuentos y novelas. Incluso escribió una novela para jóvenes que tituló Humo de trenes. En sus relatos las historias marginales y el retrato de lo cotidiano sirven para dar cuenta, a veces con humor y otras con un agudo realismo, de una realidad social más profunda.

El microrrelato de Poli Délano tiene veintinueve palabras y dice así:


A PRIMERA VISTA

Verse y amarse locamente 
fue una sola cosa. 
Ella tenía los colmillos largos y afilados. 
Él tenía la piel blanda y suave: 
estaban hechos el uno para el otro.


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. Y ¡Feliz Año Nuevo! HArendt



Poli Délano



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domingo, 27 de diciembre de 2015

[Humor en domingo] Hoy, sin palabras, por descanso del personal. Monográfico elecciones (IV)





Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. Y ¡Feliz Año Nuevo! HArendt



HArendt



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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire) 

sábado, 26 de diciembre de 2015

[Pensamiento] Homenaje a la UNED







A la memoria de mis amigas 
y compañeras de la UNED
Carmen Llopis y María Rosa Casanovas.
Estén donde estén, que la tierra les sea leve.

Esta entrada es mi homenaje personal a la UNED, la Universidad Nacional de Educación a Distancia, reelaboración de otras anteriores, que en esta ocasión deseo dedicar especialmente a la memoria de dos grandes amigas y compañeras de estudio en la Facultad de Geografía e Historia, fallecidas prematuramente, de las que guardo un imborrable y emocionado recuerdo: Carmen Llopis y María Rosa Casanovas.

La UNED, para los lectores que la desconozcan, es en la actualidad la única universidad pública española de ámbito estatal, bajo la dependencia directa del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes y la tutela de las Cortes Generales. Creada en el año 1972, tiene en este curso 2015-2016, un total de 260.079 alumnos, siendo con mucho la universidad con mayor número de alumnos de España, que se reparten entre 27 títulos de grados, 65 másteres, 18 programas de doctorado y más de 600 cursos de formación permanente, impartidos en 11 Facultades y 2 Escuelas Técnicas Superiores por 1496 profesores universitarios y 7154 profesores-tutores que ejercen sus funciones en la sede central de la universidad, en Madrid, y más de 80 Centros Asociados en España y doce países de Europa, América y África. Y todo, con un exiguo presupuesto, para este curso 2015-2016, de tan solo 227.843.630 euros. Si los milagros existen, la UNED, sin duda, es uno de ellos.

Mi vinculación con la UNED abarca un período de más de 30 años. Entre 1973 y 1984, en la Facultad de Derecho; entre 1978 y 1989 en la Facultad de Geografía e Historia; y entre 1994 y 2005, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. A comienzo de los años 80 participé como representante de los alumnos en el Claustro Constituyente de la UNED, que elaboró y aprobó sus primeros Estatutos, y formé parte de su Junta de Gobierno y de su Consejo Social en calidad de Delegado Nacional y presidente del Consejo General de Alumnos de la Universidad. Durante 8 años fui también Delegado Nacional y presidente del Consejo de Alumnos de la Facultad de Geografía e Historia y miembro de su Junta de Facultad, así como representante de los alumnos en varios Consejos de Departamento de las Facultades de Geografía e Historia y de Ciencias Políticas y Sociología. También, durante un tiempo, impartí clases particulares de Historia a alumnos del Curso de Acceso a la UNED para mayores de 25 años, que todos aprobaron; no gracias a mí, por supuesto, sino a su esfuerzo. Podría decirse sin faltar a la verdad que en ella, en "mi" UNED, he sido pinche, cocinero y fraile.

¿Qué puedo decir yo de la UNED que no sea elogioso? La UNED es mi "alma máter". Mi madre nutricia cultural, académica y personal. De ella, de sus profesores y mis compañeros de estudio y de la delegación de alumnos, guardo los mejores y más imborrables recuerdos de mi vida. 

De entre los primeros, no quisiera parecer descortés, por omisión con ninguno de ellos, así que los personalizo a todos en los nombres de "mi" rectora, Elisa Pérez Vera, catedrática de Derecho Internacional Privado y magistrada del Tribunal Constitucional; y de los profesores Emilio Lledó, miembro de la Real Academia Española; Antonio de Bethencourt, Antonio Antelo, Javier Tusell, Ana Vázquez, Alicia Alted, Santos Juliá, Faustino Fernández-Miranda y María Luz Gutiérrez Araus. Desde este otro enlace pueden ustedes acceder si lo desean a los vídeos que recogen las ceremonias de concesión de Doctorados Honoris Causa, desde 1997 hasta la fecha, a prestigiosos profesores como Francisco Ayala, Emilio Alarcos, Carlos Fuentes, Rafael Canogar, José Manuel Caballero Bonald o Hans Küng, entre muchos otros.

¿Y de mis compañeros de fatigas académicas qué podría decir que no fuera elogioso para ellos? Solo que fueron y siguen siendo mis mejores amigos a pesar del tiempo y la distancia que nos separa: Jesús Granado, Sensa González, Lourdes Pulet y Lino Chaparro, de Las Palmas; María Luisa Martínez, de Cartagena; Araceli Olmedo, de Ciudad Real; y Andrés Vázquez, de La Coruña, en la Facultad de Derecho; Luisa María Martínez, de La Coruña; Inmaculada Recio, de Mérida; Isabel García, Encarna Galván, Esther Suárez, Carmen Llopis, Germana Roy, Josefa Santana y Nani Morán, de Las Palmas; Rosa Casanovas, de Barcelona; María Françesca Fernández, de Reus;  Ana María Olivo, de Lanzarote; Carmen Rojas, de Elche; Agustina Peralta, de Zamora; María Dolores Ferrete, de Sevilla; Gabriel Bassa, de Palma de Mallorca; Antonio García, de Algeciras; Juan Carlos Morate, de Palencia; Mercedes Rodríguez, de La Palma; José Antonio Morato, de Segovia; y Bernabé Borja, de Ceuta, en la Facultad de Geografía e Historia; Teresa Barreda, de Benalmádena; María Jesús Hierro, de Bilbao; Salma Tabraue, de Las Palmas; Raquel Martí, de Denia; Maribel Amaya, de Madrid; y Rafael Rodríguez, de Elche, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología; Nidia Afonso, de Las Palmas, en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales; Ana María Gallardo, de Las Palmas, y Milagros Ezquerro, de La Coruña, en la Facultad de Psicología; Turía Abdelkader, de Melilla, y Antonio M. Díaz de La Coruña, en la E.T.S. de Ingeniería Industrial; Ernesto Puertas, de Logroño, y Óscar Vizcaíno, de Las Palmas, en la Facultad de Filosofía. Espero que me perdonen todos aquellos que se me han quedado en el tintero. Mi cariño y mi recuerdo son para ellos también. 

Y también para los profesores-tutores de los Centros Asociados de las UNED, que personalizo en Leopoldo Santana, en la Facultad de Derecho; y Rosa Schlueter y Agustín Millares, en la Facultad de Geografía e Historia, todos ellos de Las Palmas.

De las carencias y dificultades del aprendizaje universitario a distancia, los alumnos de la UNED lo saben casi todo. Lo más doloroso, la inexistencia casi hasta ahora mismo, y no del todo culminada aún, de una metodología específica de enseñanza a distancia, con utilización preferente de Internet. Precisamente en una universidad pionera, junto a la Open University británica, en ese tipo de enseñanza universitaria, siempre ha constituido un déficit difícil de soslayar por muy buena voluntad que pongan profesores y alumnos. Y sobre la evaluación final del curso, que aún sigue jugándose a una sola carta, la del examen presencial y único, ¿qué decir? O sobre la deficiente infraestructura de algunos de sus Centros Asociados y las carencias formativas de muchos de sus profesores-tutores, que su buen hacer profesional y mejor voluntad no acaban de soslayar. O la tardanza, inexplicable, en conocer los resultados de los exámenes.... En compensación, sus alumnos son los que obtienen mejor puntuación en todos los procesos de oposiciones a los que se presentan.

Durante algunos años, los delegados de alumnos de las distintas carreras que se impartían en el Centro Asociado de Las Palmas, visitamos regularmente a los alumnos de C.O.U. de los Institutos de Enseñanza Media de la isla para explicarles que era la UNED y como funcionaba, que se podía estudiar en ella y como se estudiaba en una universidad a distancia. Siempre fuimos bien recibidos. Y bastantes de ellos acabaron matriculados y graduados por la UNED. Recuerdo que al final de nuestras charlas siempre les decíamos dos cosas a modo de colofón: una, que en la UNED el truco estaba en aguantar el chaparrón del primer año; que si tenían constancia y no abandonaban los estudios a la primera decepción, podían estar seguros de terminar la carrera. La segunda, que la UNED creaba adicción, en este caso positiva, que era como nicotina o cafeína inyectada en vena. En mi caso, y el de muchos de mis compañeros, ha sido una absoluta verdad.

En una fecha que me resulta imposible de precisar de comienzos de 1987, el Consejo General de Alumnos de la UNED, compuesto por los sesenta representantes del alumnado de las distintas facultades y escuelas en el Claustro General de la universidad, se reunió durante dos días en el Pazo de Mariñán, en Galicia. De allí salió un borrador de lo que unos meses más tarde se convertiría en la famosa Tabla Reivindicativa de los alumnos de la UNED, como "programa que de forma permanente recogía sus aspiraciones en orden a la adecuación del mandato del artículo tercero de los Estatutos de la universidad a la realidad social, económica, cultural y académica de su entorno". La reunión de Mariñán la organizaron con singular eficiencia varios alumnos gallegos de la UNED, miembros de su Consejo General, entre los que creo recordar estaban Antonio M. Díaz, Andrés Vázquez, Milagros Ezquerro y Luisa María Martínez, todos ellos de La Coruña. 

Los estudiantes universitarios de 1987 ya no eran los alborotadores que entre los 60 y 70 del pasado siglo pusieron en jaque al régimen franquista y fueron perseguidos en los campus por la policía montada de los "grises". Eran ya por fortuna otros tiempos, de democracia incipiente pero consolidada, aunque las carencias de la vida universitaria eran prácticamente las mismas, carencias que en la UNED su suplían como se podía gracias al entusiasmo de sus profesores, tutores y alumnos. Alumnos la mayor de los cuales eran cuarentañeros que no habían podido acceder en su momento a los estudios universitarios; aunque también los había mucho más jóvenes, jóvenes que por razones varias: trabajo, domicilio, familia... habían optado por los estudios a distancia para poder acceder a la universidad. A pesar de sus muchas carencias en aquellos años nos dió la oportunidad a miles de españoles que en su momento no pudimos hacerlo, por las circunstancias que fueran, de acceder a los estudios superiores. ¿En qué medida las reivindicaciones de sus alumnos de hace treinta años influyeron en el desarrollo posterior de la UNED?. No tengo manera de saberlo, pero en todo caso me satisface enormemente poder haber participado junto a otros muchos alumnos pasados, presentes y futuros en el ilusionante proyecto de desarrollo y consolidación de la UNED.

Y dos anécdotas finales que ya he relatado en alguna ocasión anterior: la primera, que cuando comencé a estudiar en la UNED aún eran asignaturas obligatorias Religión y Formación del Espíritu Nacional; yo tuve que cursarlas..., ¡y aprobarlas! La segunda, que en 1985, en la primera sesión del Claustro Constituyente que debatiría y aprobaría finalmente los Estatutos de la UNED, la primera enmienda que se discutió fue una de los representantes de los alumnos, que tuve el inmenso honor de presentar y defender en su nombre en la que pedíamos que nuestra universidad tuviera un nombre propio, personal, no genérico, que la reconociera y en el que alumnos, profesores y personal administrativo nos reconociésemos como tales, y por ello, proponíamos que la UNED pasase a denominarse "Universidad Nacional Miguel de Cervantes". Perdimos, por poco, esa primera votación, pero luego ganamos muchas otras... Por eso, la UNED de hoy es nuestra indiscutible alma mater, pero también, en gran manera, nuestra hija.  

Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. Y ¡Feliz Navidad! HArendt



Los Reyes en la UNED (Octubre, 2013)



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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)  

viernes, 25 de diciembre de 2015

[Política] Mensaje de Navidad de Su Majestad el Rey (2015)





Desde este enlace, o desde el vídeo de más abajo, pueden ustedes acceder al Mensaje Navideño de S.M. el Rey.

Como saben bien los lectores de Desde el trópico de Cáncer hay dos cosas que nunca comento públicamente: Una, los resultados electorales, por respeto a mis conciudadanos; otra, los mensajes del Rey, por respeto a la Institución que representa.

Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. Y ¡Feliz Navidad! HArendt







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[Cuentos para la edad adulta] Hoy, "Cuento de Navidad", de Charles Dickens







El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros. 


Continúo hoy la serie de Cuentos para la edad adulta con el titulado Cuento de Navidad, también conocido como Un Cuento de Navidad o Canción de Navidad, de Charles Dickens, es un relato de fantasmas que ha gozado del general favor del público desde el mismo momento de su publicación. El libro narra la inquietante noche que en la víspera de Navidad pasa el personaje principal de la historia, Ebenezer Scrooge, un anciano miserable y tacaño, y una de las más acabadas representaciones del avaro en la historia de la literatura. Con este relato, el autor se propuso remover las conciencias de sus lectores y convencerlos de la necesidad de ser bondadosos y de practicar la caridad en un mundo injusto. La caricatura, la inquietud social y el sentimiento conseguidos por Charles Dickens en esta narración, hacen que mantenga intacta aún hoy su capacidad para conmover y hacer disfrutar.

Charles Dickens (1812-1870) fue un destacado escritor y novelista inglés, uno de los más conocidos de la literatura universal, y el más sobresaliente de la era victoriana. Fue maestro del género narrativo, al que imprimió ciertas dosis de humor e ironía, practicando a la vez una aguda crítica social. En su obra destacan las descripciones de gente y lugares, tanto reales como imaginarios. Sus novelas y relatos cortos gozaron de gran popularidad durante su vida, y aún hoy se editan y adaptan para el cine habitualmente. Dickens escribió novelas por entregas, el formato que usó en aquella época fue la ficción, por la sencilla razón de que no todo el mundo poseía los recursos económicos necesarios para comprar un libro. Cada nueva entrega de sus historias era esperada con gran entusiasmo por sus lectores, nacionales e internacionales. Fue y sigue siendo admirado como uno de los más influyentes literatos de la historia por escritores y lectores de todo el mundo.

Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. Y ¡Feliz Navidad! HArendt



Charles Dickens




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[Pensamiento] ¡Feliz Navidad!





PAZ 
EN 
LA
TIERRA
A
TODOS
LOS
HOMBRES 
DE
BUENA
VOLUNTAD

¡FELIZ NAVIDAD!

Que la paz y la felicidad reine en sus corazones; que no pierdan la esperanza en un mundo más justo y mejor; y que a pesar del cansancio, las zancadillas y las burlas de la vida, luchen sin descanso por él porque merece la pena. Un abrazo enorme de grande para todos ustedes. 

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt







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jueves, 24 de diciembre de 2015

[Píldoras literarias] Hoy, "El dinosaurio", de Augusto Monterroso







El profesor de la argentina Universidad Nacional de Tucumán, David Lagmanovich, dice sobre los microrrelatos que la noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, sigue diciendo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar, se pregunta,  una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? Ustedes deciden. 

Continúo hoy la serie Cápsulas literarias con el cuento titulado El dinosaurio, de Augusto Monterroso (1921-2003), quizá el microrrelato más famoso de la historia de la literatura. Augusto Monterroso fue un escritor guatemalteco, de origen hondureño, conocido por sus relatos breves. El medio y la época en que se formó, la Guatemala de los últimos treinta y los primeros cuarenta, del dictador Jorge Ubico y de la Segunda Guerra Mundial, contribuyeron sin duda a su pensamiento. Al estallar en 1944 las revueltas contra el dictador, desempeñó un activo papel que le llevó a la cárcel, pero logró escapar y pedir asilo en la embajada de México. Tras la revolución de octubre de ese año encabezada por Jacobo Arbenz, Monterroso fue designado para un cargo en el consulado de Guatemala en México, donde permaneció hasta 1953. Tras la caída de Arbenz se exilió en Chile, donde trabajó como secretario de Pablo Neruda, para retornar a México en 1956, país en el que se estableció definitivamente hasta su muerte. Narrador y ensayista, empezó a publicar sus textos a partir de 1959, año en que se publicó la primera edición de Obras completas y otros cuentos, conjunto de incisivas narraciones donde comienzan a notarse los rasgos fundamentales de su narrativa: una prosa concisa, breve, aparentemente sencilla que sin embargo está llena de referencias cultas, así como un magistral manejo de la parodia, la caricatura, y el humor negro. Es considerado como uno de los maestros de la mini-ficción, en la que aborda temáticas complejas y fascinantes, con una provocadora visión del mundo y una narrativa que deleita a los lectores más exigentes. El año 2000 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. 

El relato de Monterroso tiene siete palabras, y dice así:


EL DINOSAURIO

Cuando despertó, 

el dinosaurio todavía 

estaba allí.


Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



Augusto Monterroso



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