jueves, 31 de diciembre de 2015

[De libros y lecturas] Balance de un año que se va





Como bien dice el refrán, en cuestión de gustos no hay nada escrito... El final del año es casi siempre momento propicio para hacer balance sobre todo lo habido y por haber, lo iniciado y lo concluido, lo abandonado para siempre y lo que queda pendiente... Los libros y lecturas abarcados en ese lapso temporal no pueden escapar a ese deseo de hacer balance. 

Revista de Libros, la más prestigiosa revista de crítica literaria en español, ha pedido con tal motivo a varios de sus colaboradores que escojan los que son para ellos los títulos más interesantes del año, y que expliquen su elección. Pueden leer aquí el resultado de la encuesta con sus comentarios críticos pertinentes. En cualquier caso, esta es la lista de los libros recomendados y de sus autores. 

1. Lipovetsky, Gilles y Serroy, Jean: La estetización del mundo. Vivir en la época del capitalismo artístico.  
2. Stanley, Bob: Yeah! Yeah! Yeah! La historia del pop moderno. 
3. Fradera, Josep M.: La nación imperial (1750-1918). Derechos, representación y ciudadanía en los imperios de Gran Bretaña, Francia, España y Estados Unidos.
4. Pamuk, Orhan: Una sensación extraña. 
5. Mulet, José Miguel: Medicina sin engaños. 
6. Ramón y Cajal, Santiago: Los tónicos de la voluntad. Reglas y consejos sobre investigación científica.
7. Carrère, Emmanuel: El Reino. 
8. Houellebecq, Michel: Sumisión. 
9. Gil de Biedma, Jaime: Diarios, 1956-1985. 
10. McEwan, Ian: La ley del menor.  
11. Knausgård, Karl Ove: La isla de la infancia (Mi lucha: 3). 
12. Amis, Martin: La Zona de Interés. 
13. Pagden, Anthony: La Ilustración y por qué sigue siendo importante para nosotros.
14. Roudinesco, Elisabeth: Freud en su tiempo y en el nuestro. 
15. Sanz, Marta: Farándula. 
16. García, Rodrigo: Barullo. 
17. Gógol, Nikolái:  Cuentos completos. 
18. McGuire, Richard: Aquí.  

Por su parte, la revista Babelia, editada por el diario El País, ha preguntado a una cincuentena de críticos y colaboradores cuáles son los veinte mejores libros de 2015. La lista refleja un escenario variado de autores de distintos orígenes y de géneros. Destaca el reconocimiento de las memorias y diarios, así como del ensayo, un papel menor que otros años para la narrativa, y un espacio para la poesía. Siete de ellos coinciden con la de Revista de Libros. Esta es su lista. Y en el enlace de más arriba, pueden leer las reseñas críticas de sus comentaristas. 

1. Piglia, Ricardo: Los diarios de Emilio Renzi. Años de formación. 
2. Sanz, Marta: Farándula
3. Gil de Biedma, Jaime: Diarios (1956-1985).  
4. Alexiévich, Svetlana: La guerra no tiene rostro de mujer. 
5. Houellebecq, Michel: Sumisión. 
6. Christensen, Inger: Eso. 
7. McEwan, Ian: La ley del menor. 
8. Roudinesco, Elisabeth: Freud en su tiempo y en el nuestro. 
9. Mesa, Sara: Cicatriz. 
10. Maillard, Chantal: La mujer de pie.
11. Ferrante, Elena: La niña perdida. 
12. Fernández Cubas, Cristina: La habitación de Nona. 
13. SingerIsrael Y.: La familia Karnowsky. 
14. Sacks, Oliver: En movimiento. Una vida. 
15. Cynthia Ozick. Cuentos reunidos.
16. Obligado, Clara: La muerte juega a los dados. 
17. Snyder, Timothy: Tierra negra. El Holocausto como historia y advertencia. 
18. Monmany, Mercedes: Por las fronteras de Europa. Un viaje por la narrativa de los siglos XX y XXI.
19. McGuire, Richard: Aquí.
20. Chikiar, Irena: Virginia Woolf. La vida por escrito. 

Y por si alguien tuviera interés en ello, aquí les dejo mi lista de algunos de los libros leídos en este año que se acaba que mayor placer me han deparado. No incluyo las relecturas de libros ya leídos con anterioridad, y de los que cito a continuación, lo son sin orden de preferencia alguno. Y una confesión personal: solo he leído dos de todos los mencionados en las listas de Revista de Libros y Babelia, lo que indica que no soy lector tan acrisolado como yo me pienso, o lo dicho, que en cuestión de gustos no hay nada escrito...

1. Arendt, Hannah: Más allá de la filosofía. Escritos sobre cultura, arte y literatura.
2. Gomá, Javier: Aquiles en el gineceo o aprender a ser mortal. 
3. Gomá, Javier: Ejemplaridad pública. 
4. Hunt, Lynn: La invención de los derechos humanos. 
5. Jones, Steve: Ciencia y creencia. La promesa de la serpiente.  
6. Magrinyá, Luis: Estilo rico, estilo pobre. Todas las dudas: Guía para expresarse y escribir mejor.  
7. Padgen, Anthony: La Ilustración. Y por qué sigue siendo importante para nosotros.  
8. Schopenhauer, Arthur: El mundo como voluntad y representación. 
9. Fernández-Viagas, Plácido: Inquisidores 2.0. El sueño del robot o el fraude de la libertad de información. 
10. Giesbert, Franz-Olivier: La cocinera de Himmler.
11. Kafka, Franz y Montellier, Chantal: El proceso. Una novela gráfica.
12. Rojas, Fernando de: La Celestina (Edición de Soledad Puértolas). 
13. Savater, Fernando: Voltaire contra los fanáticos. 
14. Arendt, Hannah: Crisis de la república. 
15. Hirsi Ali, Ayaam: Reformemos el Islam. 
16. Piketty, Thomas: El capital en el siglo XXI.
17. Pinker, Steven: Los ángeles que llevamo dentro. El declive de la violencia y sus implicaciones.  
18. Popper, Karl R.: La sociedad abierta y sus enemigos. Con una addenda del autor.  
19. Houellebecq, Michel: Sumisión.  
20. Gomá, Javier: Necesario pero imposible o ¿qué podemos esperar?
21. Gomá, Javier: Imitación y experiencia.
22. Littell, Jonathan: Las benévolas. 
23. Pessoa, Fernando: Libro del desasosiego.
24. Küng, Hans: Humanidad vivida. Memorias. III.
25. Teilhard de Chardin, Pierre: El fenómeno humano.

Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. Y ¡Feliz Año Nuevo! HArendt



Biblioteca de la UNED, Madrid



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miércoles, 30 de diciembre de 2015

[Cuentos para la edad adulta] Hoy, "La dama del perrito", de Antón Chéjov





El cuento, como género literario, se define por ser una narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos. Durante los próximo meses voy a traer hasta el blog algunos de los relatos cortos más famosos de la historia de la literatura universal. Obras de autores como Philip K. Dick, Franz Kafka, Herman Melville, Guy de Maupassant, Julio Cortázar, Alberto Moravia, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Edgar Allan Poe, Oscar Wilde, Lovecraft, Jack London, Anton Chejov, y otros. 

Continúo hoy la serie de Cuentos para la edad adulta con el titulado La dama del perrito, de Antón Pávlovich Chéjov (1860-1904), médico, escritor y dramaturgo ruso. Encuadrable en la corriente "realista psicológica", Chéjov fue maestro del relato corto, siendo considerado como uno de los más importantes escritores de cuentos de la historia de la literatura. Sus relatos han sido aclamados por escritores y crítica. Compaginó su carrera literaria con la medicina llegando a decir en una de sus cartas: "La medicina es mi esposa legal; la literatura, solo mi amante". Al principio escribía simplemente por razones económicas, pero su ambición artística creció, introduciendo innovaciones que han influido en la evolución de los relatos cortos. Su originalidad consiste en el uso de la técnica del monólogo, adoptada más tarde por James Joyce y otros escritores del modernismo anglosajón, además del rechazo de la finalidad moral presente en la estructura de las obras tradicionales. No le preocupaban las dificultades que esto planteaba al lector, porque consideraba que el papel del artista es realizar preguntas, no responderlas. Para muchos críticos Chéjov posee la voz más natural de la ficción, sus cuentos parecen esparcirse sobre la página sin arte, sin ninguna intención estética detrás de ellos, y así uno ve la vida a través de sus frases. Chéjov no se hizo internacionalmente famoso hasta los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, cuando las traducciones al inglés ayudaron a popularizar sus obras, obras que se hicieron famosas en la Inglaterra de los años 1920 convirtiéndose en auténticos clásicos de la escena británica. En Estados Unidos, autores como Tennessee Williams, Raymond Carver o Arthur Miller utilizaron técnicas de Chéjov para escribir algunas de sus obras. 

La dama del perrito se publicó por vez primera en diciembre de 1899. Narra la relación amorosa y adúltera entre un banquero ruso y una dama a quien conoce en Yalta. Dmitri Gúrov, banquero moscovita, casado, padre de tres hijos e infeliz en su matrimonio, conoce durante unas vacaciones en Yalta a Anna Serguéyevna, que se encuentra allí de vacaciones sin su esposo, y a la que ha observado paseando con su perro junto a la costa. Tras seducirla comienza una aventura amorosa con ella. Finalmente, cada uno parte a su hogar. De regreso a su vida diaria, Gúrov espera olvidar pronto a Anna, pero se da cuenta que no puede hacerlo. Aprovechando un viaje de negocios a San Petersburgo, decide visitar el pueblo de Anna y reencontrarse con ella. Intenta ir a buscarla, pero pensando que ella ya lo habrá olvidado, desiste. Por la tarde, decide ir al teatro con la esperanza de verla, lo que así ocurre. En un momento en que el esposo de Anna se aleja para fumar un cigarro, Gúrov se acerca a ella, y Anna, aunque en un primer momento se resiste acaba por por confesarle que no ha podido olvidarle, rogándole que se marche con la promesa de que irá a visitarle a Moscú. Para hacer el viaje, Anna explica a su esposo que marcha para ver a un médico. Gúrov, por su parte,  cae en la cuenta de que por primera vez en su vida se ha enamorado, y reflexiona en cómo continuar su relación con Anna. La historia termina con ambos juntos en Moscú haciendo planes para un futuro en común que reconocen incierto. 

Espero que disfruten del relato. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. Y ¡Feliz Año Nuevo! HArendt



Antón Chéjov



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martes, 29 de diciembre de 2015

[A vuelapluma] Cosas que uno siente por Navidad



Belén navideño tradicional


Si hay algo que me pone de los nervios es la ignorancia pedante trufada de fanatismo. Reconozco que hay mucho gilipollas suelto (lo digo sin ánimo injurioso alguno, sino en el coloquial sentido que da al adjetivo la Real Academia Española) que piensa que los no creyentes en dioses trinos y unos somos seres arreligiosos, carentes de espiritualidad y personas de moral relajada, por no decir amorales absolutos... La verdad es que me da igual lo que piensen los susodichos, pero se equivocan.

Por citar un ejemplo de espiritualidad profunda entre los no creyentes, mencionaría a Simone Weil, la joven filósofa francesa, muerta en 1943 a los 34 años de edad. Quizá la pensadora europea que mejor ha sabido entender la esencia del cristianismo en el siglo XX; un cristianismo que no necesita la existencia de un Dios para convertirse en el centro de la existencia humana, y cuyas raíces se hunden en los mitos más antiguos de la humanidad y del pensamiento filósofico y teológico de la antigua Grecia. O si prefieren otro, quizá más accesible, el del también francés Albert Camus y su humanismo cristiano sin Dios.

A mi el mito cristiano de la Navidad me parece bellísimo, y lo sigo celebrando cada año con mi familia, con mis hijas y mis nietos, y perdónenme la irreverencia si alguien se siente ofendido, con mis gatos, que también son animalitos de Dios. Y todo ello, con independencia de que el mito no se sostenga en realidad alguna, y que tenga precedentes claros en otros mitos mucho más antiguos como los de Isis, en el antiguo Egipto, o el del dios Mitra (también nacido en una cueva, de madre virgen, un 25 de diciembre, y adorado por magos y pastores que le traen regalos un 6 de enero). Líquido, blanco y en botella... Vale: pues sí, leche.

Los mitos son una forma de pensar el mundo. Lo dijo el antropólogo francés, (¡vaya por Dios, hoy va todo de franceses!) Claude Lévi-Strauss en un erudito y bellísimo libro del que ya he hablado en ocasiones anteriores en el blog: Mitológicas. Lo crudo y lo cocido, mitos que construyen una explicación total del mundo en toda su riqueza, y en los que toda realidad -física, biológica y espiritual- está determinada por ellos y en ellos.

El escritor castellano-leonés Gustavo Martín Garzo publicaba hace unos años en El País por estas mismas fechas un entrañable artículo titulado El buey y los ángeles, rememorando las navidades de su infancia. Como a él, a mí también me resulta imposible desprenderme de esas figuras maltrechas por los años, los hijos, los nietos y los gatos, que configuran nuestro Belén en el mejor rincón de nuestro hogar; celebración anual de la Navidad, tan Navidad como la de los creyentes, y con la misma fe y esperanza en un mundo, aquí, ahora y en el futuro, mucho mejor que el que nosotros heredamos de nuestros padres. Y todo sin dejar de reconocer que no es más que un mito, pero un mito central, junto a la herencia cultural greco-latina, para poder comprender lo que es y significa Occidente y su forma de pensar. 

Y no sé si fiel a una tradición que desconozco o simple fruto del azar, me encuentro de nuevo hace unos días, en el mismo periódico, otro hermoso artículo de Gustavo Martín Garzo titulado El papagayo verde, que habla de compasión, silencios, bondad con los desconocidos, y el peso del mundo y la realidad, quizá influido una vez más por los sentimientos a que nos hace proclives la Navidad. Lo hace tomando como excusa el proceso de redacción de la novela Un corazón simple, de Gustave Flaubert. Una novela corta, nos cuenta Martín Garzo, para escribir la cual Flaubert necesitó cinco meses intensivos de trabajo. "¿No le parece que nuestros amigos se preocupan poco de la Belleza. Y sin embargo es en el mundo lo único importante?", le cuenta Flaubert por carta a su amigo Turguéniev sobre sus dificultades para terminarla. Y es que, como bien dice Martín Garzo en su artículo citado "el arte no habla de lo que tenemos sino de lo que nos falta, ofreciéndonos una segunda vida". 

Un corazón simple, nos cuenta Martín Garzo, habla de ese mundo de la pequeña burguesía rural que Flaubert conocía como la palma de su mano y que ya había retratado magistralmente en Madame Bovary. Su protagonista, sigue contándonos, es Félicité, una abnegada mujer que vive a la sombra de su señora, cuidando a sus hijos y ocupándose de las tareas de la casa. Flaubert se detiene con puntilloso realismo en los pormenores de esa vida insignificante y nos habla de sus pesares y pequeñas alegrías, y de los seres que van pasando por su vida: un novio poco delicado, los hijos de su ama, un sobrino, un anciano al que cuida en su enfermedad. Unos mueren, otros se van de su lado o sencillamente la olvidan, y Félicité se queda sola. Casi es una anciana cuando una familia de indianos se muda a la casa vecina. Ella vive pendiente de sus conversaciones animadas, de su afición a la música, de sus vestidos alegres. Tienen un loro, que se llama Loulou. Lo han traído de sus lejanas tierras y a Félicité le fascinan sus colores tan vivos, su voracidad, sus gritos desdeñosos, su mirada desafiante. Pero los indianos no se adaptan bien ni a los inviernos ni al rigor de las costumbres de la comarca, y deciden regresar a sus tierras. Y como el loro es un estorbo para ese viaje se lo regalan a Félicité. Su vida cambia desde entonces, ya que el loro se transforma en su única compañía. A tal punto se obsesiona con él que, cuando muere, Félicité manda disecarle y le construye en su propio cuarto un pequeño altar que se convierte en el centro más secreto de sus fantasías.

Y para colmar el vaso de las cosas que uno siente por Navidad, hoy mismo, una buena amiga a la que no veo hace muchos años pero con la que guardo una entrañable complicidad epistolar, me pregunta con íntimo desasosiego como es posible celebrar en paz con uno mismo estas fiestas entrañables cuando miles de seres humanos, refugiados de las crisis humanitarias que asolan Oriente Medio y África del Norte, caminan sin rumbo ni futuro por estas cristianas tierras de Europa, que les rechaza y les teme a la vez. "Es necesario algo más que buenos pensamientos por esta gente...", me dice al final de su carta. Y no sé qué contestarle, porque no tengo respuesta alguna.

Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. Y ¡Feliz Año Nuevo! HArendt



Isla de Lesbos, Grecia (U.E.), Diciembre de 2015



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lunes, 28 de diciembre de 2015

[Píldoras literarias] Hoy, "A primera vista", de Poli Délano





David Lagmanovich, profesor de la Universidad Nacional de Tucumán, Argentina, dice sobre los microrrelatos que la noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, sigue diciendo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar, se pregunta,  una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? Ustedes deciden. 

Continúo hoy la serie Píldoras literarias con el relato titulado A primera vista, incluido en el cuento Sin morir del todo (1975), del escritor chileno Enrique (Poli) Délano Falcón (1936). El mundo de sus relatos está poblado de personajes, escenarios y situaciones que se vinculan con los lugares donde transcurrió su infancia y juventud. Escritor multifacético, además de sus propios libros, ha escrito otros por encargo, dirige talleres literarios, escribe guiones y publica artículos en la prensa. Desde sus comienzos como escritor, Poli Délano siempre manifestó predilección por la narrativa: "me sale con mayor fluidez el cuento, pero me siento más feliz en la novela", adherido a la propuesta literaria de la Generación de escritores de 1960, ese grupo que emergió en un contexto de profundas transformaciones políticas y sociales. Al igual que muchos escritores de esa generación, Délano mostró interés por las temáticas urbanas, el mundo de la periferia y de la realidad social. Poli Délano pasó la mayor parte de su infancia y juventud en España, México y Estados Unidos. No es extraño, entonces, que su obra haga referencia constante a dicha experiencia: el mundo de sus relatos está poblado de personajes, escenarios, situaciones y encuentros que se vinculan con aquellos lugares. Admirador confeso de Ernest Hemingway, William Faulkner, John Steinbeck y Charles Bukowski, Délano dirigió la cátedra de literatura estadounidense en la Universidad de Chile desde 1962 hasta 1973. Tras el golpe militar, partió al exilio. Regresó a Chile en 1984 y desde esa fecha ha publicado alrededor de veinte libros, entre cuentos y novelas. Incluso escribió una novela para jóvenes que tituló Humo de trenes. En sus relatos las historias marginales y el retrato de lo cotidiano sirven para dar cuenta, a veces con humor y otras con un agudo realismo, de una realidad social más profunda.

El microrrelato de Poli Délano tiene veintinueve palabras y dice así:


A PRIMERA VISTA

Verse y amarse locamente 
fue una sola cosa. 
Ella tenía los colmillos largos y afilados. 
Él tenía la piel blanda y suave: 
estaban hechos el uno para el otro.


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. Y ¡Feliz Año Nuevo! HArendt



Poli Délano



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"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)