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viernes, 5 de abril de 2013

Sobre el arte de escribir





El placer de escribir



Una de las últimas entradas de mi hija Ruth en su blog "Pensando en la estación", la titulada "Entre páginas", confieso que me cogió con las defensas bajas y no la entendí hasta que ella me la explicó; mis neuronas ya no son lo que eran ni por asomo...

Esa entrada, la última mia en la que hacía referencia a un artículo del escritor Andrés Ibáñez sobre el arte de la escritura, y otro del crítico literario Martín Schifino en el último número de "Revista de Libros" (marzo-abril 2013), titulado "Las correcciones", en el que hace una exhaustiva crítica de "El libro del español correcto" (Instituto Cervantes/Espasa, Madrid, 2012), de Florentino Paredes García, me han hecho recordar un pasaje del bellísimo diálogo platónico del "Fedro" (Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1970. Edición de Luis Gil Fernández) que pone en boca de Sócrates la siguiente frase: "Decir las palabras precisas no es fácil. Pero como se deba escribir, si ha de quedar el escrito en lo que es posible a la altura del arte, eso sí que estoy dispuesto a decirlo".

El artículo de Schifino trata aspectos del idioma muy controvertidos, no solo entre lingüistas. Por ejemplo, las diferencias de tratamiento y uso entre la lengua oral y la escrita, o entre la vulgar y la culta, entre las normas prescriptivas o descriptivas de un idioma, entre la denominación "castellano" o "español" de nuestra lengua, o sobre quién o quiénes hacen los idiomas. Y sobre bastante más cosas que hacen sugetiva su lectura. Seguro que les resulta tan interesante como a mí.

Y sobre el "Fedro" de Platón, el bellísimo diálogo sobre, precisamente, la verdadera naturaleza de la "belleza" y del "amor", tan relacionado con su otra obra maestra, "El banquete", ¿qué puedo decirles, salvo invitarles a su lectura en los enlaces de más arriba?

Como complemento de la entrada he encontrado el vídeo titulado "Viaje al interior de la cultura: la Real Academia Española", que espero también les resulte interesante.

Y sean felices, por favor, a pesar del gobierno. Y como decía Sócrates, "Ιωμεν". Tamaragua, amigos. HArendt 





Calíope, Musa de la escritura






Entrada núm. 1833
http:/harendt.blogspot.com
"Tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)
"La historia del mundo no es un suelo en el que florezca la felicidad. Los tiempos felices son en ella páginas en blanco" (Hegel)
"Todas las penas pueden soportarse si las ponemos en una historia o contamos una historia sobre ellas" (Isak Dinesen

lunes, 9 de enero de 2012

El "Banquete" de Platón como regalo de Reyes








Con unos días de retraso a causa de fallos de funcionamiento del portátil entrego con verdadero placer a los amables lectores de "Desde el trópico de Cáncer" mi personal regalo de Reyes. Desde este enlace (pinchen sobre él y dejen que el ordenador les lleve hasta el libro) pueden acceder a unos de los textos más hermosos de los escritos por Platón: "Banquete", en griego antiguo Συμπόσιον (Simposio). Un diálogo sobre la naturaleza del amor, escrito hacia el año 380 a.C., en el que uno de los personaje más significativos del mismo va a ser una mujer, Diotima de Mantinea, una filósofa cuya existencia histórica real no está confirmada, de la que el mismo Sócrates dice en el diálogo que fue la persona que le instruyó sobre la verdadera naturaleza del amor.

La narración se sitúa en el banquete organizado por el poeta Agatón para celebrar su victoria en las fiestas Leneas del 416 a. C. Tras la comida, los asistentes proponen pasar el tiempo debatiendo sobre el Amor, el dios Eros, considerado como uno de los más antiguos y admirables de los dioses, su doble naturaleza (la vulgar y la que aspira a lo bello y lo bueno) y también sobre el amor entendido como el principio fundamental que junto al odio domina a la naturaleza y al hombre.


Uno de los asistentes, el comediógrafo Aristófanes, cuenta entonces el famoso mito según el cual hubo un tiempo en que la tierra estaba habitada por personas esféricas con dos caras, cuatro piernas y cuatro brazos. Tres sexos existían entonces: el masculino, descendiente del sol; el femenino, descendiente de la tierra y el andrógino, descendiente de la luna, que participaba en ambos. La arrogancia de estos seres provocó la ira de Zeus que para someterlos los dividió con su rayo, convirtiéndolos en seres incompletos y condenándolos a anhelar siempre la unión con su mitad perdida.

Cuando le llega su turno, Sócrates explica que fue instruido en asuntos amorosos por Diotima, una sabia mujer de Mantinea que le enseñó en que consistía la sublimación del amor, un proceso por el cual el amor a un cuerpo bello nos conduce a amar todos los cuerpos bellos, a todas las cosas bellas y a la Belleza en sí, que para Sócrates, resulta idéntica a lo Bueno.

Al final del diálogo un ebrio Alcibíades, el personaje central del diálogo, elogia la figura misma de Sócrates, alabando su templanza y su apego a la verdad, a cuya búsqueda vive consagrado, poniéndolo como ejemplo de virtud al narrar como a pesar de las alabanzas que toda Atenas rendía a su belleza física, Sócrates había rehusado trato sexual con él.

Por una sola vez les ruego que confíen en mí. Léanlo y disfrútenlo. Desde luego exige un pequeño mayor esfuerzo que la lectura de algunos de los miles de libros que llenan las estanterías de las grandes superficies comerciales y de los que dentro de dos o tres años nadie se acordará. Pero de lo que estoy seguro es de que dentro de otros 2500 años, con 50 siglos a cuestas,  el "Banquete" de Platón, seguirá deleitando por su belleza a todos aquellos que se acerquen a él.


En cuanto a su interpretación más genuinamente filosófica, les recomiendo la lectura del capítulo VI de "La fragilidad del bien. Fortuna y ética en la tragedia y la filosofía griega" (Antonio Machado, Madrid, 2004) de la historiadora norteamericana, y Premio Príncipe de Asturias de Humanidades, Martha C. Nussbaum.

En este vídeo con el que acompaño a la entrada pueden ver una escena de la representación del "Banquete" platónico realizada por alumnos de la Facultad de Filosofía y Estética de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

Y sean felices, por favor, que no corren buenos tiempos para la lírica. Tamaragua, amigos. HArendt











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Entrada núm. 1448


"Tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)
"La historia del mundo no es un suelo en el que florezca la felicidad.
Los tiempos felices son en ella páginas en blanco" (Hegel)

viernes, 7 de octubre de 2011

En defensa de lo público: Emilio Lledó





Emilio Lledó






La filosofía no suscita excesivo interés en la sociedad española. El pensar por el pensar, sin finalidad económica o de prestigio inmediatos, no vende. Expulsada en la práctica del currículo de los estudios de secundaria y del bachillerato, no atrae como disciplina académica sino a unas docenas de estudiantes "rara avis", o que la escogen como una asignatura "maría" que no les va a exigir excesivo esfuerzo. Y fuera de esos ámbitos, el vacío más absoluto. Lamentable, pero cierto. Así nos va...

El escritor y cineasta David Trueba aludía a ello, a esa absoluta falta de interés social por dicha materia en el diario El País del pasado miércoles, en un artículo titulado, precisa y escuetamente, así; "Filosofía". Situación esta que nos convierte, a su juicio, en una excepción dentro del mundo civilizado. Trueba se refiere en concreto al tratamiento de la Filosofía en el medio televisivo, con programas que divulguen su contenido bien temáticamente o mediante el concurso de entrevistas a lo más destacado de nuestros pensadores. La filosofía, que nos acompaña desde siglos, -dice-, debería dar una pista a la televisión sobre lo que es permanente, pero ella se pliega sumisa a lo provisional.

Y sin embargo, los filósofos, han sido generalmente, y casi siempre, gente comprometida con su tiempo y con sus contemporáneos. La nómina es impresionante, desde Sócrates y Platón, hasta Savater. No suelen caer en la tentación de la política como actividad pública,  quizá curados en salud por la experiencia de Platón, que acabó vendido como esclavo por meterse en ella, pero sí que denuncian con convicción los males de su tiempo. Por ceñirnos a España, lo hicieron en tiempos recientes Ortega, D'Ors, Zubiri, Marías, Aranguren...

Emilio Lledó es hoy, con toda seguridad, a sus 84 años, el más importante e influyente de los filósofos españoles vivos. Y es el único de los filósofos citados anteriormente que he conocido y tratado en persona, como alumno suyo que fui, durante su etapa de profesor en la UNED entre 1978 y 1987. Él me abrió las puertas al conocimiento de Platón, Aristóteles y San Agustín durante un Seminario que impartió en el Centro Asociado de la UNED en Las Palmas a mediados de los años 80.  No puedo saber la impresión que ese Seminario causó entre mis otros compañeros, pero para mí, y lo he comentado en alguna otra ocasión en el blog, supuso un punto de inflexión en la forma de acercarme a la Historia de la Filosofía y al pensamiento filosófico en general, algo que no domino pero me cautiva, y que lo convirtió en la experiencia más gratificante de mi vida como universitario, una relación con la universidad que se ha prolongado, con altibajos, desde 1964 hasta 2006. 

No ha sido el profesor Lledó, contrariamente a los citados anteriormente, un filósofo dado a las declaraciones o manifestaciones de carácter político, y mucho menos, partidistas, aunque siempre ha hecho gala de un talante claramente democrático y de carácter progresista, si es que este término aun designa algo reconocible en el panorama político español. 

Muy harto tiene que estar de la situación de torpeza, inoperancia y desvergüenza de nuestra clase política cuando a unas semanas del inicio de una campaña electoral como la que se avecina y adivina, a cara de perro, y en la que parece que todo va a valer con tal de destruir al adversario, se lanza a la palestra de la opinión públicada con un artículo (El País, 4.10.2011), que titula, nada menos: "¿Quién privatiza a los políticos?", en busca, dice, de las razones de la degeneración intelectual de parte de la clase política, y para descubrir las razones ocultas de ese "tsunami" privatizador que asola la  democracia española. 

La defensa de lo público hace vivir la democracia, dice, Y añade poco más adelante: el verdadero sustento de la sociedad, de la vida colectiva tan importante como la vida de la naturaleza, es la educación, la cultura, la ética. Ellas son las verdaderas generadoras de riqueza ideal, moral y material.

Parece que la raíz de todas esas razones ocultas privatizadoras, sigue diciendo, con independencia de determinadas claves genéticas, brota también de la educación, de los ideales que, al abrirnos al mundo del saber y la cultura, hayan acertado a enseñarnos aquellos en cuyas manos está alumbrar la inteligencia y la sensibilidad. Las opiniones que se clavan en las neuronas y que determinan la forma de actuar sobre las palabras y sobre aquello a que esas palabras nos empujan, proviene de esos reflejos condicionados que, desde la infancia, han aprisionado nuestra manera de ver e interpretar el mundo.

Podemos intuir, concluye, que la degeneración intelectual de buena parte de la clase política, y de los llamados emprendedores -los que, por ejemplo, emprendieron la destrucción de nuestras costas-, procede de esos conglomerados ideológicos en los que se mezclan, con la indecencia, alguno de los males a que se ha aludido. ¿Quién privatiza a los políticos? ¿Quién nos devolverá, en el futuro, la vida pública, los bienes públicos, que nos están robando? Eso me pregunto yo también, mi admirado y querido profesor Lledó.. 

Como anexo a la entrada he incorporado el vídeo que recoge la entrevista que en mayo del pasado año el periodista David Cantero realizó al profesor Lledó para la 2 de TVE. De nuevo el editor del vídeo ha equivocado la fecha situándola en el mes de julio de ese mismo año. No tiene mayor importancia el dato pero lo aclaro por si acaso.

Espero que tanto mi entrada como el artículo del profesor Lledó y el vídeo les resulten interesantes. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt 





Viñeta de Forges




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Entrada núm. 1410 -
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"Tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)
"La historia del mundo no es un suelo en el que florezca la felicidad. Los tiempos felices son ella páginas en blanco" (Hegel)