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viernes, 13 de marzo de 2020

[A VUELAPLUMA] Miedo



Maniquíes en una tienda de Gaza (Palestina)


"Las verdaderas pandemias mortales de este planeta -comenta en el A vuelapluma de hoy ["Miedo al otro". El País, 8/3/2020] el escritor Manuel Vicent- son el hambre, la violencia, las guerras, la emigración masiva, la fosa del Mediterráneo y las enfermedades confinadas al Tercer Mundo, pero estos males endémicos no causan miedo ni pánico porque no se transmiten a través del aliento y la saliva de los otros. En la historia de este planeta ha habido sucesivas extinciones de especies a causa de meteoritos gigantes, de volcanes y terremotos devastadores, pero la humanidad sigue bailando sobre las deslizantes placas tectónicas porque acepta que son fuerzas telúricas fuera de su alcance. Las epidemias bíblicas como la lepra y la peste bubónica se atribuían a un castigo de Dios, y para aplacar su ira se montaban procesiones de disciplinantes y se quemaba en la hoguera a brujas y herejes. En el Apocalipsis se dice que al abrirse el Séptimo Sello se hará un silencio en el cielo y siete ángeles tocarán sus trompetas de plata para anunciar el fin del mundo. No se necesita un lujo semejante. Hoy se sabe que la vida es un episodio contingente, una aventura bioquímica sin sentido en la historia de este planeta, que anteayer no existía y pasado mañana, cuando desaparezca, en la Tierra se instalará un silencio de piedra pómez y no habrá sido necesario que ningún ángel tocara la trompeta, bastó con un virus en forma de muñeco diabólico que la humanidad se fue pasando de unos a otros hasta quedar por completo exterminada. El infierno son los otros, dijo Jean Paul Sartre. Se refería a la mirada de los demás que nos penetra y nos delata. En este caso, la mirada será un virus y el terror vendrá porque quien te mate será quien más te quiera, quien te bese, quien te abrace, quien te dé la mano, quien te ceda el asiento en el metro, quien te ayude a cruzar la calle. El miedo al otro, en eso consiste el infierno que se acaba de instalar como un avance entre nosotros".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 





La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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martes, 25 de febrero de 2020

[A VUELAPLUMA] Cuatro reglas





"Por lo que pueda pasar -afirma en el A vuelapluma de hoy martes el escritor Manuel Vicent-, no te olvides de los cuatro puntos cardinales que aprendiste en la escuela, norte, sur, este y oeste, porque, tal como vienen los telediarios, algún día no lejano, los podrías necesitar. Bastará con que se produzca una tormenta solar más bestia de lo normal para que todas las ondas de orientación electro-magnética queden anuladas. En ese caso, perdidos en la tierra o en el mar, para orientarse habría que volver a mirar el sol y las estrellas, como hacían los antiguos hace miles de años. A fin de cuentas, lo sustancial en esta vida consiste en no meterse en más charcos de los necesarios, en no ir pisando mierdas por doquier y en corregir el camino de perdición por el que nos lleva alguna vez el azar de los zapatos. Y para eso no se necesita el GPS ni ninguna nueva aplicación del 5G. Por otra parte, tampoco conviene olvidar las cuatro reglas de las matemáticas, sumar, restar, dividir y multiplicar, porque si la economía del mercado global se viene abajo, como anuncian los profetas, habrá que volver al mercado de la esquina y allí ningún logaritmo, cálculo diferencial, mecánica cuántica nos servirá para discutir con el tendero el precio de la fruta, de la carne o del pescado. Bastará con saber los números de la balanza. Tampoco los políticos deberían desconocer las cuatro reglas esenciales del buen gobierno. De hecho, por 40 euros tienen a su alcance el conocimiento necesario. Para que su ignorancia no nos humille deberían leer El arte de la guerra, de Sun Tzu, El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo, El arte de la prudencia, de Baltasar Gracián, y añadir como aderezo a Karl Marx, Adam Smith y Karl Popper, si quieren sacar nota. Encontrar el norte de la vida sin GPS, contar con los dedos de las manos, saber el valor del dinero de bolsillo, y no votar a ningún político idiota, con eso basta para ir tirando si vienen mal dadas".

A vuelapluma es una locución adverbial que el Diccionario de la lengua española define como texto escrito "muy deprisa, a merced de la inspiración, sin detenerse a meditar, sin vacilación ni esfuerzo". No es del todo cierto, al menos en mi caso, y quiero suponer que tampoco en el de los autores cuyos textos subo al blog. Espero que los sigan disfrutando, como yo, por mucho tiempo. 





La reproducción de artículos firmados en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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domingo, 15 de mayo de 2016

[A vuelapluma] Redes sociales. ¿Riesgo de implosión?






Los amables lectores de Desde el trópico de Cáncer me habrán leído numerosas veces eso de que desde los clásicos griegos para acá, todo es paráfrasis. Como podrán comprobar si leen el artículo que este domingo publica en El País el escritor Manuel Vicent, parece que no ando muy descaminado en mi apreciación. Ni tampoco en esa otra, bastante subjetiva también por mi parte, de que las redes sociales acabarán colapsando de pura estulticia. Que es la misma opinión que reiteradamente vienen expresando públicamente personas tan solventes como los filósofos Fernando Savater o Emilio Lledó. Espero no verlo pero me temo que vamos camino de ello.

Dice Vicent en su artículo que si Borges colgara hoy un cuento en la Red e hiciera lo mismo Ortega con un ensayo y Machado con un poema, sin duda, se producirían múltiples comentarios y entre ellos habría elogios, opiniones explosivas, insultos e incluso algunos rebuznos y que la Red mandaría este estúpido guirigay sin distinción al universo en un mismo e indestructible paquete. 

Podemos enviar un cacharro a Marte, sigue diciendo, pero no hemos alcanzado todavía la altura de algunos poetas del siglo VI antes de Cristo, como Safo y Anacreonte, cuya sensibilidad no ha sido superada. La filosofía actual, añade, en el fondo no consiste sino en comentarios a los textos de Platón. Todo el catálogo de pasiones humanas, continúa, ya fue convertido en teatro en la Grecia clásica. Y tampoco el estoicismo de Séneca y de Marco Aurelio ni el talento político de Cicerón, concluye, encuentran un equivalente en la cultura contemporánea. 

En cambio cualquier idiota tiene a su disposición un micrófono, una cámara, una pantalla a través de la cual puede emitir esféricamente cualquier idiotez hasta más allá de la Andrómeda, dice. El ángulo entre la moral y la técnica se está separando cada día más; una y otra tiran de nuestro espíritu en sentido contrario, y mientras este ángulo se abre hasta el infinito, otro mucho más diabólico se cierra. Cada día, añade, el ángulo que forman el fanatismo y la tecnología va camino de pegar ambos lados hasta formar una sola línea y el odio y la desesperación están a punto de hacer una síntesis mortal con algún preparado explosivo que puede adquirirse en cualquier droguería. A este paso, sigue diciendo, pronto llegará el día en que cualquier sujeto, al que ha dejado la novia, podrá destruir toda una manzana solo por despecho. La técnica ha hecho posible que estemos todos a merced de los rebuznos que nos deparan las ondas y también de la destrucción que cualquier fanático decida simplemente para pasar el rato. Feliz domingo, concluye deseándonos. Comparto su deseo.




Manuel Vicent


Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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lunes, 21 de enero de 2013

La democracia, "resetada"




Viñeta de Forges en "El País"


Decía el sociológo aleman Max Weber (1864-1920) en El político y el científico (Alianza, Madrid, 1967) que hay dos formas de hacer política: una, la de los que viven para la política; otra, la de los que viven de la política. Paradójicamente, Weber piensa que son mucho más importantes los segundos que los primeros. Sobre todo en una democracia representativa como la nuestra, la de la tradición liberal occidental.

Y ahora, un repaso a los críticos. El escritor Javier Marías no se corta un pelo en su desprecio a la clase política. En "Más idiotas de lo que parecen" (El País Semanal, 20/1/2013) centra su crítica en la persona del presidente del gobierno, aunque también mete en la misma cesta al del Tribunal Supremo y a uno de los portavoces del PP. ¿Se pasa? No lo creo, aunque el artículo resulte más sarcástica de lo que es habitual en él.

Otro al que se le ve bastante harto es al también escritor Manuel Vicent en su artículo "Descarga" (El País, 20/1/2013). Pienso, como él, que el gobierno, el partido que lo sustenta, y la clase política en general, están jugando con fuego y que esto puede estallar en cualquier momento. El problema no es que se quemen ellos -la pandilla de sirvergüenzas que han engolfado el país, la democracia y la política- en la explosión, el problema es que podemos arder todos.

Mal, muy mal está la situación cuando un profesor tan prestigioso y siempre ponderado como Fernando Vallespín, en su "Sin palabras" (El País, 17/1/2013) se ve empujado a escribir tan durísimo alegato y solicitar el "reseteo" o reinicio de la democracia española y la necesidad imperiosa de un nuevo pacto constitucional.

Jesús Ferreiro, otro escritor, le canta las cuarenta en "¿Liberalismo o barbarie?" (El País, 18/01/2013) a la "casta financiera" y se pregunta que tiene o le queda de "liberal" y si veremos alguna vez a algún banquero en la cárcel. Tengo la impresión de que no. Y no me pregunten la razón de mi escepticismo; hoy no tengo excesiva predisposición al chiste fácil.

Y sobre el sentido de la palabra "liberal" en política y en economía, palabra -por cierto- de origen español, escribe también Álvaro Delgado-Gal. Lo hace en "Neoliberalismo y corrupción" (Revista de Libros, enero/febrero 2013) un documentado artículo que, dada la nula predisposición del autor hacia la "izquierda", resulta doblemente esclarecedor para comprender las falacias del neoliberalismo rampante que nos está asfixiando.

Termino haciendo mención, rápida, al vídeo con el que acompaño la entrada, un reportaje del grupo "Democracia 4.0" sobre las virtudes de la democracia participativa a través de las redes sociales e Internet.

Personalmente no tengo excesiva confianza en esas presuntas virtudes de la democracia en red como medio de participación política, si es que con ello se pretende sustituir la democracia representativa y parlamentaria. Hace ya un tiempo, en un libro que ha merecido la consideración de convertirse en un clásico de la ciencia política (La democracia y sus críticos, Paidós, Barcelona, 1993) el profesor Robert A. Dahl (1915), quizá el mayor estudioso de la democracia del siglo XX dedicó el último capítulo del mismo a formular un bosquejo de iniciativas sobre como podría ser la democracia del mañana en un país democráticamente avanzado.

En base a lo expuesto por Dahl en el libro citado, pienso que una fórmula mucho más factible de democracia participativa que la defendida por los partidarios de la democracia "directa" en red podría ser la de la constitución de "consejos populares" de entre cincuenta y cien personas, elegidos por sorteo entre los ciudadanos mediante un procedimiento similar al de los jurados,  a los que el gobierno debería someter obligatoriamente antes de su envío al parlamento las bases de cualquier proyecto legislativo, para que en audiencias públicas y con participación de representantes de todos los grupos políticos dichos consejos dictaminaran, aunque los dictámenes no fueran vinculantes para el parlamento, sobre su oportunidad y conveniencia.

Post scríptum 1: El País de hoy aporta al debate que nos ocupa un interesante artículo titulado "¿Qué hacer con la corrupción?" , escrito por los  los profesores  José Antonio Gómez y César Molinas, en el que se insta a la elaboración de una nueva ley de partidos políticos, similar a la alemana, que les obligue a la transparencia económica y la democracia interna, arrebantando el omnímodo poder de sus dirigentes y devolviéndolo a los militantes, simpatizantes y votantes de los mismos. ¿Necesario?, sí, por supuesto. ¿Difícil?, también; pero no imposible. Se lo recomiendo.

Post scríptum 2: "Resetear" no es palabra española aceptada, aún; de ahí el entrecomillado. Reiniciar sería el término más correcto en nuestro idioma, pero la he conservado en el título de la entrada porque es así como la cita el profesor Vallespín en su artículo.

Post scríptum 3: Termino por hoy con este artículo de la escritora Lucía Etxebarría titulado "¿Rajoy es tonto y analfabeto?" (Revista Digital AllegraMag, 20/1/2013) en el que la afamada novelista nos anima a difundir lo que a estas alturas es un secreto a voces, que el señor presidente del gobierno, don Mariano Rajoy, y el partido que lo sustenta son, además de unos incompetentes manifiestos, unos sinvergüenzas, cínicos e hipócritas sin remedio. Nada nuevo...

Y sean felices, por favor, a pesar de las dificultades y del gobierno que padecemos. Y como decía Sócrates, "Ιωμεν". Tamaragua, amigos. HArendt










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"Tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
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"La historia del mundo no es un suelo en el que florezca la felicidad. Los tiempos felices son en ella páginas en blanco" (Hegel)
"Todas las penas pueden soportarse si las ponemos en una historia o contamos una historia sobre ellas" (Isak Dinesen)

martes, 8 de diciembre de 2009

"Generación Y" (Desde Cuba): La fuerza de un Blog





La escritora cubana Yoani Sánchez




Ya he hablado en ocasiones anteriores sobre el Blog "Generación Y" (aquí) que desde La Habana (Cuba) escribe -como puede y cuando puede- la joven escritora y filóloga cubana Yoani Sánchez (aquí). Para muchos, el mejor blog en castellano del mundo. Y para la revista Time uno de los cien más influyentes. Visítenlo y leánlo y comprenderán porqué... Y eso, a pesar de que su autora no puede acceder a él ni escribirlo directamente desde su Cuba natal. Paradojas de un régimen que se reclama "libertador" de las Américas.

El País Semanal del pasado 29 de noviembre le dedicó un reportaje escrito por el periodista Mauricio Vicent, titulado "El blog que mueve la isla", que recoge muy bien lo que significan "Generación Y" y Yoani Sánchez en el mundo de Internet. Lo reproduzco más adelante, pero hoy no tengo ánimos para explayarme. Excúsenme, por favor: simplemente, les recomiendo que lo visiten. Y que lo disfruten. Para mi es un inmenso honor y un gran placer contar con la amistad personal de su autora. Y una gran envidia, sana, pero envidia... Sean felices, por favor.Tamaragua, amigos. (HArendt)






Una imagen del blog "Generación Y"





"EL BLOG QUE MUEVE LA ISLA"
, por Mauricio Vicent
EL PAIS SEMANAL - 29-11-2009

Hace seis años, la filóloga cubana Yoani Sánchez era sólo una emigrada más a la que le iba regular, tirando a mal. Vivía en Suiza, adonde había llegado "empujada por el desencanto y la asfixia económica", y allí criaba a su hijo, Teo. Yoani tenía entonces 28 años, y trabajaba en una librería y en todo lo que podía. Nunca había pensado en crear un blog, pero la vida resultó tan terca como ella. En 2004, debido a razones familiares, Yoani regresó a Cuba a la brava, saltándose todas las normas del Gobierno que impiden a los exiliados volver a su país si no es de turismo. Ya en La Habana, junto a su marido, el periodista Reinaldo Escobar, se metió de lleno al mundo de la informática y fundó la revista independiente de reflexión y debate Consenso. En abril de 2007, aburrida y hastiada, Yoani creó Generación Y simplemente como "un ejercicio de exorcismo personal".

Al principio, su bitácora fue sólo eso. No había pretensiones políticas en aquella "terapia", y mucho menos Yoani tenía conciencia de que las "desencantadas viñetas de la realidad" que colgaba en el ciberespacio podían llegar a convertirse en un emblema contestatario y de denuncia del régimen. A lo más, aspiraba a ser una voz de su generación: la de los nacidos en la Cuba de los años setenta y ochenta, jóvenes "marcados por el racionamiento, las escuelas en el campo, los muñequitos rusos, el paternalismo, las salidas ilegales, la doble moral y la frustración".

Un día Yoani hablaba en su blog del problema del transporte. Otro criticaba la discriminación de los cubanos en las instalaciones turísticas. Otro fustigaba el anacronismo del permiso de salida, o los muros impuestos a Internet en la isla, o el estado calamitoso de los hospitales, o el deterioro de los valores en su país… Todo en un país en el que no hay libre acceso a Internet y donde una tarjeta de una hora de conexión equivale a una semana de salario de un profesional de nivel.

El atrevimiento y el estilo retador de Yoani, así como la frescura de sus palabras, alejadas del mensaje de la vieja disidencia, llamaron la atención de internautas y periodistas. Y llegaron las primeras entrevistas… "La vida no está en otra parte, está en otra Cuba", dijo en la primera que realizó con este diario, allá por noviembre de 2007.

Generación Y despegó… y Yoani comenzó a recibir cientos de elogios y también críticas. Algunos de los que hoy la defienden la acusaron entonces de agente raulista. Ella se reía. Las autoridades, al principio, se limitaron a ignorarla; pero estaba claro que no hacía ninguna gracia aquella irreverencia en un área sensible y tan difícil de controlar como Internet.

Dos años después, la situación es radicalmente distinta. En abril de 2008, Yoani Sánchez obtuvo el Premio Ortega y Gasset de periodismo, concedido por EL PAÍS, en la categoría de trabajo digital. Fue seleccionada por la revista Time entre las 100 personas más influyentes del mundo, en el apartado de Héroes y Pioneros. Generación Y fue elegido en 2009 entre los 25 mejores blogs del mundo, una selección hecha por Time y la cadena norteamericana CNN. Además, en este tiempo Yoani fue distinguida con el máximo galardón de los Premios BOB, así como una mención especial en el prestigioso Premio de periodismo María Moors Cabt, de la Universidad de Columbia. Y múltiples honores más.

Otro dato confirma que Yoani dejó de ser una simple bloguera para convertirse en todo un fenómeno: en septiembre, Generación Y registró 14 millones de entradas, y eso sólo en español, ya que esta bitácora está traducida a 16 lenguas. A mediados de noviembre, las referencias a Sánchez en el buscador Google se acercaban al millón, y su biografía en Wikipedia era casi del mismo tamaño que la de Fidel Castro.

Paradójicamente, el fenómeno Yoani ha ocurrido de espaldas a la mayoría de los cubanos. Además de que el acceso a Internet en la isla es muy reducido, desde marzo de 2008 las autoridades utilizan un filtro informático ralentizador que bloquea la entrada a Generación Y. Sin embargo, algunos de sus escritos circulan en memorias flash o a través de cadenas de correos electrónicos, sobre todo en La Habana. Yoani no puede acceder directamente a su plataforma ni ver su blog, por eso dice que es una "bloguera ciega". Esto la ha hecho recurrir a la ayuda de amigos y colaboradores en el extranjero, a quienes envía sus correos por e-mail o incluso les dicta los textos por teléfono.

Varios son los factores que han contribuido a su éxito. Según Yoani, "había un fermento necesitado de una chispa y una generación que había callado durante mucho tiempo", lo que, sumado a la aparición de las nuevas tecnologías, la convirtió a ella en las "dos piedras que se frotan". "Yo camino sobre un terreno nuevo que permite que la voz se amplifique a unas dimensiones increíbles", dice, consciente de que hoy con un teléfono celular y una camarita se puede "hacer temblar al poder". "Todo lo que sucede en Internet es así, arrasador. Pero eso no significa que antes no se hicieran cosas valiosas, sino que no se disponía de esa herramienta".

Con independencia de ideologías y posiciones políticas, para muchos Yoani representa la reivindicación de dos ideas vitales, de ahí la formidable pegada de su propuesta. El académico exiliado Haroldo Dilla lo resume a la perfección: Yoani rescata "el derecho de ella, de sus amigos y amigas blogueros y de los varios millones de cubanos (exiliados incluidos) a vivir en su país, opinar libremente y obrar en consecuencia". Y en segundo lugar está "el deber que tienen los que detentan las posiciones de poder de abrir los espacios públicos a todas esas opiniones".

Muchos piensan que Yoani ha conectado con una realidad posrevolucionaria que cada vez gana más terreno… Si la vida en Cuba es cada vez más blogger, ella ha sabido ocupar un espacio que ni el Gobierno ni la disidencia tradicional parecen capaces de llenar… "Hoy no se puede vivir de espaldas a la información y a Internet. Y contra más el Gobierno se empecine y demore en reconocer el fenómeno, antes entraremos por la puerta de atrás", advierte Yoani.

¿Ciberdisidente? No. En todo caso, "ciberactivista", dice. Yoani rechaza ser opositora y tener programa político, ni siquiera un "color político". Hace dos años lo dijo claramente: la gente de su generación "no se define ni de izquierdas ni de derechas; éstos son conceptos cada vez más obsoletos". Estas palabras provocaron la reacción de Fidel Castro en junio de 2008. En un prólogo a un libro sobre Bolivia, el líder comunista lamentó que hubiera "jóvenes cubanos que piensen así" y criticó a aquellos que amplificaban su discurso y la premiaban.

Ella se lo tomó como "una condecoración". Pero también como el primer cruce de espadas. Poco a poco Yoani fue abandonando el ámbito privado de su blog. Y de las reflexiones en voz alta pasó a las acciones de calle. Un día desplegó una pancarta en un concierto para pedir la libertad del rockero Gorki Ávila. Otro tomó el micrófono durante una acción plástica en la décima Bienal de La Habana, donde realizó una encendida defensa de la libertad de expresión. "No sigamos esperando que nos autoricen entrar en Internet, a tener un blog o a escribir una opinión. Ya es hora de saltarnos el muro del control", dijo en aquella ocasión.

Simultáneamente, mientras su discurso tomaba cuerpo, Yoani empezó a acumular permisos denegados para salir del país a recoger sus premios. Sus detractores dijeron que cada galardón internacional y cada facilidad que recibía eran interesados y la fabricaban como opositora a la medida, en creciente sintonía con las posiciones de Washington y Miami.

A principios de año lanzó Voces Cubanas, una plataforma para que los blogueros de la isla tuvieran forma de expresar sus opiniones. Más recientemente se coló disfrazada con una peluca en un debate sobre Internet, organizado por la revista Temas, en el que se impidió la entrada de blogueros y disidentes. El último capítulo tuvo lugar el 6 de noviembre de 2009. Ese día, Yoani denunció que, junto a otros amigos, fue "secuestrada" durante 20 minutos y golpeada por presuntos agentes de la policía secreta para impedirle asistir a una manifestación en un céntrico barrio de La Habana.

Nos cuenta la agresión golpe a golpe, apoyada en una muleta, en el mismo apartamento donde la entrevistamos hace justo dos años. Hay una diferencia. En aquella ocasión, la sala estaba vacía. Hoy, unas 25 personas toman apuntes, pues desde finales de octubre aquí funciona una academia blogger. Se imparten clases de ética y derecho, cultura cubana, fotografía, técnicas periodísticas y herramientas para blogueros como Word Press, Blogspot o Twitter (por supuesto, la maestra de esta última asignatura ya saben quién es). Llama la atención que no se habla de política, aunque sin duda Yoani acaba de dar una vuelta de tuerca al pulso que sostiene con el Gobierno.

En la isla hoy existen unos 50 blogs. La idea, dice, es que dentro de unos años haya miles. "De jardinería, de cocina, de lo que sea… lo importante es que la gente pueda expresarse con libertad". Éste es su punto. Según Haroldo Dilla y otros analistas, Yoani, a sus 34 años, "es la figura emblemática de un nuevo tipo de oposición política que da aire a los agotados disidentes". Ella asegura que no pretende ocupar ningún espacio, aunque sí piensa que los blogs están llamados a ser un motor de cambio en Cuba, no en el sentido político, pero sí "ciudadano". En su opinión, el verdadero factor de cambio en su país "es que la realidad es cada vez más opositora".





El malecón de La Habana (Cuba)





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domingo, 18 de mayo de 2008

Ensoñaciones





Cartel electoral




Dice el escritor Manuel Vicent en la "Última" de El País de hoy que "muchos no comprenden todavía por qué vota a la derecha la gente de los suburbios de las grandes ciudades que se levanta a las seis de la mañana a trabajar hasta dejarse la piel sin más horizonte que seguir así hasta el final de sus días". Con sinceridad, yo tampoco. Puedo entender y me parece normal que vote por la derecha la buena clase dirigente de la industria o el comercio que vive en el barrio de Salamanca de Madrid. ¿Pero el obrero industrial o el empleado o administrativo residente en Delicias o el Puente de Vallecas? ¿O el estudiante universitario de familia humilde o clase media media de la complutense? No lo entiendo, pero esa es la realidad. Y debería tener una explicación racional. ¿La qué aduce Vicent? Pues no lo se... He citado a Madrid sin intención dolosa alguna. Podemos hacerlo con Italia... ¿Cómo puede ser que un mafioso declarado y confeso como Silvio Berlusconi, un Jesús Gil en guapo y con más dinero, obtenga de nuevo la mayoría absoluta en Italia? ¿A qué tipo de ensoñación somete la derecha a sus votantes para conseguir una obnubilación tan radical de sus mentes? Sean felices a pesar de todo. HArendt






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La modelo Alicia Silverstone



"Estafa", por Manuel Vicent

A la clase obrera hoy le basta con cerrar los ojos para soñar con el paraíso en la tierra. Al instante, en mitad de la frente comienzan a cimbrearse las palmeras de una playa de los mares del sur, la misma que aparece en un calendario editado por cualquier fábrica de embutidos. Muchos no comprenden todavía por qué vota a la derecha la gente de los suburbios de las grandes ciudades que se levanta a las seis de la mañana a trabajar hasta dejarse la piel sin más horizonte que seguir así hasta el final de sus días. Los autobuses, el metro y los cinco carriles de las autopistas vierten en el corazón de todas las urbes de Occidente un aluvión humano indefenso. A esa hora, recién salido del sueño, el cerebro se halla muy blando todavía y da entrada franca a todos los mensajes con los que es bombardeado de forma inmisericorde. Sobre la multitud de cabezas desamparadas en los andenes del suburbano resplandecen los paneles publicitarios. La marca de una crema se desliza por la piel de un cuerpo desnudo de belleza inaccesible que, no obstante, parece estar al alcance de la mano. Desde los vertederos industriales de las afueras se elevan sobre la extensión de coches atascados unas vallas con un rostro femenino en actitud de entrega cuyos labios entreabiertos ofrecen al automovilista la vaga promesa de huir con él un día al salir del trabajo. En la parada del autobús una chica de piernas largas o un joven de mandíbula cuadrada con los pectorales muy marcados se quedan siempre en tierra, pero desde el diorama acompañan al viajero con una mirada seductora hasta la primera curva y le mandan un mensaje a través de la ventanilla: si hoy trabajas muy duro, todo cambiará mañana. Esfumado el valor de la solidaridad, mucha gente, que se mata para salir adelante con una agonía tenaz, vota a la derecha porque espera ser como ella y su cerebro crea un horizonte de felicidad no muy distinto de las ofertas excitantes que emanan de los paneles publicitarios. En ellos cada promesa es un reto, una meta. Donde antes había ideas ahora sólo hay marcas. Donde antes había sentimientos ahora sólo hay sensaciones. La izquierda ha quedado en una difusa conciencia de rebelión colectiva frente a esa estafa. (El País, 18/05/08).







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 Manuel Vicent